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Julio Chevalier crea en 1861 una vidriera donde aparece María y Jesús de pies, el
niño toca con la mano izquierda su corazón y con la derecha señala a su madre en
alto enviando el mensaje que por medio de María los fieles pueden llegar al
corazón de Jesús. En 1868 el Papa bendice un par de coronas las cuales se
colocan en la vidriera de Nuestra Señora del Sagrado Corazón y la Congregación
se convierte en una Archicofradía. A finales del Siglo XIX se propaga esta
devoción por América y Europa por lo que El Vaticano decide hacer cambios en la
imagen, e inicia la representación del Sagrado Corazón de Jesús siendo todavía
un niño y en brazos de su madre, mientras María muestra el corazón de su hijo.3
Historia y contexto:
Esta advocación nació en el siglo XIX, un siglo caracterizado por las
devociones dulzonas, el auge de la religiosidad sensiblera y el desfavorable
arte de las “estampitas”. Fue un siglo adverso para la fe, con respecto a la
política y la sociedad, que avanzaban hacia el progreso y veían la religión
como un lastre. Ante esto, junto a un sincero deseo de evangelizar, mediante
la prolífica fundación de congregaciones caritativas, orantes o educativas, se
dio el fenómeno que dicha evangelización puso acento en nuevas devociones,
actos litúrgicos pomposos y exteriores y la reafirmación a toda ultranza de
valores católicos frente al mundo. También es cierta una cosa, todo sea
dicho: Es el siglo de la era moderna en que más santos y santas ha habido,
fundadores, místicas, misioneros, que vivieron esta espiritualidad. Y también
es el siglo en que más colegios y hospitales fueron fundados, inauguradas
muchas misiones en Asia y África que duran hasta hoy.
La advocación y su sentido:
La devoción realmente la ideó en 1846 el jesuita P. Saint Angelo, que tuvo la
inspiración y comenzó a peregrinar por Francia extendiendo su idea y
obteniendo recursos para llevar a cabo su plan. Expulsados los jesuitas de
Francia y al emigrar este padre a Holanda, continuó allí su idea, que no
cuajó, puesto que ni la devoción se extendió ni el templo que había
proyectado se construyó. Es tenido por verdad que la ideó el Padre Luis
Chevalier, fundador de los Misioneros del Sagrado Corazón, que desde joven
tuvo la idea de honrar a María, unida al Sagrado Corazón de Jesús. Sus
seguidores sustentan que ni conoció al iniciador de la devoción ni oyó nunca
nada sobre la advocación, mientras que los jesuitas afirmaban que sí, que se
había basado en la idea original de su compañero de Orden. Se también se
basan en que el título jesuítico era “Nuestra Señora del Corazón de Jesús” y
el del P. Chevalier era y es “Nuestra Señora del Sagrado Corazón”, pero eso
no prueba nada. Pero ni es comprobable una cosa ni otra.
Y fue este cuarto punto el “gancho” que atrajo a miles de devotos, a que
muchísimas iglesias dedicaran altares a la imagen, no a la original que quedó
desconocida por causas que más adelante aclararé. En parte, esta advocación
se propagó rápidamente por los jesuitas (como la Virgen de la Luz o Nuestra
Señora de Belén), que la llevaban consigo en sus misiones, siendo así que en
ocasiones precedía a los mismos misioneros del Sagrado Corazón. Algún
conflicto menor y local hubo por ello, porque estos pretendían el monopolio
de la advocación. Incluso al principio se negaron a que cualquiera, incluido
los jesuitas, predicara o publicara sobre la nueva advocación, pero nada
lograron.
La imagen original:
Así, en 1861, surgió la imagen, que no es como muchos dicen, una estatua,
sino una vidriera. La compuso el mismo P. Chevalier basándose en la imagen
de la Medalla Milagrosa, ya muy conocida por entonces, y poniéndole un
Jesús casi jovencito delante, de pie. El niño señalaba con la mano izquierda a
su propio corazón, mientras que la derecha la tenía en alto, señalando a la
Madre. El mensaje: “Por el Corazón de mi Madre, llegaréis a mi Corazón”,
mostrando el poder intercesor casi sin límites de la Madre de Dios, llamada
la Omnipotencia Suplicante. El medio para dar a conocerla fue el de siempre,
fundando una cofradía, que pronto se extendió y tuvo muchísimos
miembros, atraídos por la novedad de aquella devoción y su mensaje de
protectora y abogada de las causas imposibles. También tuvo muchos
detractores que veían una innovación innecesaria, pero que, en todo caso,
solo sirvieron para hacerla más conocida y amada.
Hitos de la devoción:
1. El primer obispo en autorizarla y recomendarla fue Monseñor de la Tour
d’Auvergne.
2. Pío IX autorizó y bendijo la cofradía otorgándole varias indulgencias.
3. El 2 de julio de 1864 el arzobispo de Tours consagró la iglesia del Sagrado
Corazón de Issoudun.
4. En 1864 entra en la Congregación el definitivo apóstol de N. S. del
Sagrado Corazón: P. Víctor Jouët, quien escribió los conocidísimos “Mes de
mayo en honor de Nuestra Señora del Sagrado Corazón” y el “Acuérdate”,
que no es más que una paráfrasis de la popular oración atribuida a San
Bernardo, en este caso, intercalando el título de Nuestra Señora del Sagrado
Corazón.
5. En 1865 se celebra por primera vez la fiesta litúrgica, el 31 de mayo. Pasó
luego al último sábado del mes de mayo, por ocupar este día 31 la Fiesta de la
Visitación de María, de mayor rango litúrgico (antiguamente era el 2 de
julio).
6. En 1867, se comienza una reforma del templo, para construir una capilla
propia y suntuosa para la imagen.
7. Se realiza una magnífica diadema con vistas a pedir la coronación
canónica.
Oración .
Acuérdate, Nuestra Señora del Sagrado Corazón, de las maravillas que el Señor hizo en
Ti:
Te eligió por Madre y te quiso junto a su Cruz.
Hoy te hace compartir su gloria y escucha tu súplica.
Ofrécele nuestras alabanzas y nuestra acción de gracias.
Preséntale nuestras peticiones (…).
Haznos vivir, como Tú, en el amor de tu Hijo, para que venga a nosotros su reino.
Conduce a todos los hombres a la fuente de agua viva que brota de su Corazón,
derramando sobre el mundo la esperanza y la salvación, la justicia y la paz.
Mira nuestra confianza, atiende nuestra súplica y muéstrate siempre Madre nuestra.
Amén.
¡Ntra. Señora del Sagrado Corazón, Ruega por nosotros!
Acto de Consagración
¡Oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, Madre de la divina misericordia, puerta del
Cielo,
dispensadora de los dones de Dios.
Vedme aquí postrado a vuestros pies.
Puesto que Vos sois la consoladora de los afligidos, la salud de todos,
sed también mi consuelo, mi refugio y mi salud.
A Vos se os invoca como la confianza de los justos, la esperanza de los desesperados,
la fuerza de los débiles y la paz de los corazones agitados.
A Vos dirijo, ioh tierna Madre mía!, mis suplicantes miradas,
y me pongo desde ahora y para siempre jamás bajo vuestra poderosa y maternal
protección.
A Vos consagro mi espíritu con todos sus pensamientos, mi corazón con todos sus
afectos;
en una palabra, mi ser todo entero.
¡Oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, venid en socorro mío.
Alejad de mí al demonio con sus asechanzas; haced que yo ame a Dios sobre todas las
cosas,
que le sirva fielmente y que tenga la dicha de morir en su santo amor para reinar
eternamente con Vos en su gloria. Amén.
¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros!4
Primer día
Por eso, nos dirigimos a ti, Madre, con una confianza total: escucha
nuestra oración, ruega por nosotros ante tu Hijo, pero sobre todo, ayú-
danos a compartir los sentimientos de su corazón y guárdanos en su
Amor,
Por amor fuiste fiel hasta el final, Tú quisiste seguir a Jesús por el camino
del Calvario, para estar junto a El mientras, clavado sobre la cruz, ofrecía
su vida para salvación del mundo.
¿Quién podría expresar las angustias de tu corazón maternal en aquel
momento trágico? Sin embargo, cuando todo parecía derrumbarse a tu
alrededor, permaneciste de pie. Madre Admirable, en ti el amor es más
fuerte que la muerte: en la noche de la prueba tu amor no vaciló. Ante el
corazón herido de tu Hijo te conviertes plenamente en "Nuestra Señora
del Sagrado Corazón".
Fue también por amor que Dios quiso tu presencia al pie de la cruz. Al
escogerte como Madre, te invitó igualmente a participar en su obra de
salvación. Es verdad que Cristo es e] único Salvador y Mediador, y sólo
El reconcilia al hombre con Dios.
Tú que nos amas, tú que estás tan íntimamente unida a Jesús, nuestro
Único Mediador, intercede por nosotros! Que, como acogió tu oración en
Caná, atienda ahora las peticiones que tú le presentes en nuestro
nombre. (Silencio),
Comunícale nuestro gozo por haber sido Salvados por El, por ser en El
hijos del Padre y templos del Espíritu Santo.
Para que nuestra caridad sea auténtica debemos, pues, amarnos los
unos a los otros como Jesús nos amó. El nos invitó a imitar de esta
manera, "en todas partes" y en todo tiempo, el amor mismo de su
Corazón por todos los hombres.
Por eso nos pide, ese mismo Jueves Santo: "permanezcan en mi amor;
si ustedes guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como
yo permanezco en el Amor del Padre guardando sus mandamientos" Un,
15, 10).
Tenemos muchas cosas que pedirte durante esta novena, Madre buena.
Pero ésta es la más importante: convierte nuestro corazón, ayúdanos a
vivir en el amor de tu Hijo como tú supiste hacerlo, pon en nosotros los
sentimientos del Corazón de Jesús, para gloria del Padre y servicio de
nuestros hermanos. (Silencio).
Haznos testigos del amor, para que venga por fin el Reino de Cristo:
"Reino de vida y verdad, reino de gracia y santidad, reino de justicia, de
amor y de paz". Amén,
Más allá de la muerte, tu Hijo quiso abrir su Corazón para saciar nuestra
sed para siempre. Según su promesa, nos da su Espíritu, la gracia, los
sacramentos, la vida de Dios!
Sin embargo, estamos seguros de esto: de una manera u otra, Tú, ya,
nos has escuchado, pues una Madre no puede permanecer insensible a
la llamada de sus hijos, aunque pecadores e indignos ....
Desde ahora, Te damos las gracias, Madre Buena, Nuestra Señora del
Sagrado Corazón.
Como ves, nuestra confianza descansa en Ti. Mira a tus hijos; ellos
elevan sus manos hacia Ti: escucha sus ruegos, sobre todo de los que
sufren y de los que lloran.,. Danos la esperanza, danos la paz, danos el
amor de tu Hijo, y entonces podremos hacer plenamente la voluntad del
Padre.