Está en la página 1de 198
8 ™~ ° 7 Leonardo Benevolo VW2ed Elarte y la ciudad medieval Ediciones G. Gili, S! A. México, D. F., 1979 Britnér volume 7 © Le dscripion del ambiente Segundo’ vohimen’ =! PPE die la dad nig Tercts volun: BL ant ya Gide moioal © Cuatro’ voluimen: El ant je sided maderea gle XE xl, XVID, < Remeneicgs es ig args oe Val ee e “Sevliatt “Madre Aafols, 47. Tel. 85 10.901" ‘oe Bien Aires’ Cochatamty tee ae Tk Bogoté Diagonal 45 No. 168-11; ‘Santiago de Chile Santa 8 “S80 Paulo Rua Augusta, 974. Uhpresisynecho' en Manied fo lees de Cathy ‘hile 3 nam. 8 Nauealpan Esc Mani | 12 ein canes de 490 jmp | La formacién af - tos tersitovos noroccientales del imperio romasi (It 1igs'Galia, Alemania y Bretafa, que a partir del siglo V son ocu- $tdos por reinos bérbaros y,que desde el siglo VII resisten el “empuje de los érabes, pero que se encuentran aislados del anci- 210, mundo civiizado) la vida de las ciudades dsminuye y en smithos casos se intesrumpe), Mis tarde, con posteroridad al +» (50/1000, surge én esta regi6j—que se conver en la Europa modei“ina nueva vida econémica y civil, y las ciudades vuelven 2 esarollarse) pero aqut, a diferencia de las otras zonas del Mediterraneo, la criss origina wna fractura entre los dos periodos de desarrollo. - muchos casos la sueva ciudad erece sobre los vestigios de If Gitigua, pero. con un caréeter social y una organizacién constructiva diferentes que, en cambio, se relacionan sin inte srupcién con el cardctery el escenario de la ciudad contemporé- nea} Lo que ha quedado de las ciudades antiguas son una setie de ruinas que se estudian y se vidtan, pero que ya 0 funcionan como parte intégrante de la ciudad actual. En cambio las ciuda- ides medievales —incluso las que se han mantenido sustancial- mente intactas, como Viterbo, Siena, Gubbio o Chartres y Bru- jas todavia estin habitadas y conservan muchas de sus tradi ciones originales. Algunas han eregido y se han convertido en grandes meteSpolis modeynas Paris y Londees—, y el asenta- mento medieval apenas’ cs un pequefio niicleo central; sin embargo, fGlgunas de las caracteristieas establecidas. durante, la Edad Media de manera sorprendence atin siguen ejerciendo su influencia en el organismo mucho mayor de la ciudad contem- Tntroduccién del ambiente medieval XN sinel)’Basta con considerar la divisiOn de Parls en. tres pate ‘es: la Gidé en la isla, la ville en la orilla derecha del Sena, la umi- sersié en la orilla izquierda; y la divisién de Londres en dos: la tity, sede del poder econémico, y Westminster, sede del poder politico. : “A causa de su relacin con el presente nace el interés y bign la dificultad del estudio de la ciudad medieval, Lo que se “viene que esti no es una ciudad muerta, sioo una ciudad que cn parte todavia esté viva en el interior de la actual. .Atlemés, una ciudad muerta, como Priene, la antigua Ostia, Pompeys, Timgad (de las que se ha hablado en el segundo volumen), pue- “descr excavada y reconstruida con gran precisién: una ciencia especial, la arqueologia} trabaja desde hace dos sigios con este fin, Pero una ciudad viva, como Signa o San Gimignino, no puede ser desalojada para dejar el campo libre a los estudiosos Jas casas hain sido modificadss cientos de_veces.con el fin de adapiarlas alos habitantes de las distintas épocas, y jams se ha pensado —0 s6lo se.comicnza ahora—en estudiar y dibujar con _precisiGn sus calles y edificios, En muchos casos tan slo se est dian y conocen los emonumentos»: las catedrales, los palacio. En los tltimos cien afios han sido demotidos barrios medievales cnteros, sin que ni siquiera se hayan conservado dibujos 0 foro- rales Por lo tanto debemos utilizar una documentacién més inse- gua y limitada, pero.estas deficiencias se pueden subsanar con 1a experiencia direcedes posible pasear por la plaza del Campo de Siena, en tomo @ la catedral de Chartres, por las calles de

También podría gustarte