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Apnea de sueño

Se define como la interrupción intermitente del flujo de aire en la nariz y boca durante el sueño.
Las apneas de 10 segundos de duración como mínimo se consideran importantes aunque suelen
durar 30 seg y pueden durar hasta 3 minutos.
El síndrome de apnea del sueño señala un trastorno de apneas recurrentes durante el sueño. Su
prevalencia es del 2% en las mujeres y 4% en los hombres.
Las apneas del sueño pueden ser de tipo central (SAC: se anula el impulso nervioso a todos los
músculos respiratorios) u obstructivo (el flujo de aire se interrumpe a pesar de que se mantiene
el impulso, debido a oclusión de las vías respiratorias orofaríngeas).

Apnea del sueño obstructiva (OSA): el acontecimiento definitivo es la oclusión de las vías
respiratorias altas, normalmente la orofarínge. La apnea resultante lleva a asfixia, lo que genera
despertar breve, con lo que se reestablece la permeabilidad de las vías respiratorias y el paciente
vuelve a dormirse, repitiéndose 300-400 veces durante la noche dando lugar a fragmentación
del sueño. El alcohol es un factor coadyuvante debido a que deprime selectivamente los
músculos de las vías respiratorias altas. En una minoría de los pacientes el compromiso
estructural se debe a alteraciones anatómicas obvias como macroglosia, hipertrofia
adenoamigdalina y retrognatia. En la mayoría el defecto estructural es una sutil reducción del
tamaño de las vías respiratorias que puede demostrarse clínicamente como una “aglomeración
faríngea”. La obesidad suele contribuir a reducir el tamaño de las vías respiratorias altas. El
estrechamiento produce inevitablemente ronquidos, que en general preceden al desarrollo de
OSA. Pero la mayoría de las personas que ronca no padece OSA.
La asfixia nocturna y los microdespertares conducen a sucesos fisiológicos secundarios y
complicaciones. La manifestación más frecuente es la somnolencia diurna y estos pacientes
presentan 2 a 7 veces más accidentes de tránsito. Otros síntomas relacionados incluyen la
disfunción intelectual, la pérdida de memoria y las alteraciones de la personalidad. Más del 50%
presenta HTA. Son propensos a episodios arrítmicos durante el sueño (taquicardia, bradiacardia
y taquiarritmias peligrosas). La OSA puede desencadenar isquemia miocárdica (en pacientes
con enfermedad de las arterias coronarias) y disfunción cardíaca (la que puede mejorar
espectacularmente con el tratamiento). El paciente típico es un hombre entre 30-60 años con
antecedentes de ronquidos, obesidad moderada, HTA, somnolencia diurna y jadeos nocturnos o
episodios de apneas. En las mujeres los ronquidos son menos habituales y es frecuente la fatiga
más que la somnolencia.
Para la confirmación se utiliza la polisomnografía dónde se registran durante el sueño nocturno:
ECG, electrooculograma, electromiograma submentoniano, variables de la ventilación,
saturometría de pulso y frecuencia cardíaca. La medida de la pCO 2 transcutánea es útil
particularmente en SAC. El hallazgo diagnóstico son los episodios de interrupción del flujo de
aire en nariz y boca a pesar de evidencia de esfuerzo respiratorio continuado. El estudio es
costoso y complejo por lo cual se recomienda realizar saturometría nocturna únicamente en el
domicilio en los pacientes con probabilidad baja para excluir el diagnóstico (esta medida
elimina la necesidad de polisomnografía en 1/3 de los pacientes).
TTO: El tratamiento preferido es el uso de presión positiva contínua en la vías respiratorias
(CPAP) por vía nasal, se tolera bien y es eficaz en más del 80% de los pacientes. En los
pacientes con un trastorno severo que no toleran la CPAP debe plantearse cirugía
(uvulopalatofaringoplastia). Otras medidas consisten en evitar el alcohol, disminución del peso
corporal, suprimir el tabaquismo, evitar dormir en posición supina. Existen dispositivos para
modificar la posición del maxilar inferior y la lengua que pueden tener cierta eficacia. La única
medicación de utilidad es el uso de floxetina en pacientes con trastorno relacionado con la fase
REM.

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