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IRE TE LAURA BENITEZ GROBET SENINARIO DE FILOSOFIA EN MEXICO La idea de Historia en Carlos de Sigiienza y Géngora same we Pemodtay rene UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE M&XICO SEMINARIO: INVESTIGACIONES México 1982 1, PReroao. Este estudio no pretende ser sino una contribucién a la ‘comprensién del pensamiento mexicano y particularmente, a un andlisis de los aspectos mis sobresalientes de la obra del eminente criollo del siglo xvi, don Carlos de Sigiienza y Géngora. La preocupacién por determinar 1a idea de historia, en Ja obra de don Carlos nos ha levado a penetrar en sus ideas cientificas, historicas, polfticas y religiosas y a caracterizarle como un autor moderno. Por otra parte, al tratar de comprender y exponer su crio- : Itismo, hemos encontrado a partir de su obra algunas ideas ' fandamentales acerca de los origenes de la formacién de la conciencia nacional en nuestro pais. Finalmente, queremos advertir que Sigiienza es un erudi- to, y su quehacer intelectual se ditige a innumerables cam- | pos: es ademds, un hombre inquieto, buscador infatigable | y un pensador de valor indiscutible. Sin embargo, no es | propiamente hablando un filoséfo, por lo que este andlisis muestra ante todo la integracién de diversos hitos de pensa- miento, de conceptes cientificos, histéricos, ideoldgicos, pocas veces explicitados 0 comentados, las mas de las veces sobren- tendidos. La labor, pues, resulta compleja, en cuanto no se trata winicamente de comentar, sino de reconstruir, sin violencias, ni invenciones, los fundamentos de un pens: micnto a la par variado y dificil de caracterizar en sus matices y contradicciones. rimera ediidn: 1982 Mis que la letra muerta, se trata entonces de presentar © a Sigtienza desde una perspectiva filiséfica y mostrar la con- DR © 1982, Uniersidad Nacional Auténoma de México gruencia entre el hombre del siglo xvit y sus ideas de donde Ciudad Universitaria, O4510 México, D. F derivarin su proyeccin y dimensiones reales. Duerceaiy Grsrast De PU autor dificultan la labor de andlisis. Su estilo, barroco las mas de las veces y en ocasiones manierista, es sin duda uno ISHN 968:58-0960-3 de los problemas més serios para su interpretacién, Aun 6 Prologo citarle constituye un reto por la complejidad de Ia construc- cidn gramatical que exhibe en In mayor parte de sus obras. EI programa adoptado para realizar esta investigacién fue elandlisis critico, que no se reduce ala mera explicitacién de tuna teoria dada, puesto que en Sigiienza no existe ninguna teorfa formulada acerca de la historia, sino que pretende ser la elaboracién sistematica, a partir de diversas ideas toma- das de una gran variedad de textos, de su concepto de Ja historia. Tal concepto nos Ilevé, primero, al planteamiento de sus fundamentos y, posteriormente, al de sus consecuen- cias mAs importantes; al mismo tiempo se reveld, a la par que interesante, fecundo, para penetrar parcialmente en la ideologia del barroco siglo xv en México. En cuanto al método, adoptamos el histérico, que nos permitié explicar los fenémenos y dar cuenta de los proce- sos en que se insertan, Tal andlisis se limité al siglo xvur en México, en que se dan Sigienza y su obra, buscando integrar algunas condiciones concretas para una mejor explicacién. Por otra parte, recurrimos a la exégesis de textos para fundar con mayor rigor, hasta donde nos fue posible, el pensamiento de un autor valioso, hombre de ciencia mexica~ no, critico y tradicionalista, esto ¢s, contradictorio y com- plejo y por ello de alguna manera moderno. La rica problemitica, que exhibe Carlos de Sigtienza_y ‘que tratamos en este trabajo, se puede resumir, en el empeiio de demostrar cémo Sigiienza es un autor moderno y en exhibir, ademas, las ideas mis importantes de don Carlos en torno al conocimiento cientifico, a la historia y al que- hacer historiografico. La temética antes mencionada nos ha conducido a pro- blemas fundamentales en el estudio histérico del pensamien- to mexicano, Asi se suceden en estas paginas el problema de la critica, punto de partida del modemo método cienti- fico y categoria central en la concepcién del conocimiento del erudito barroco, que permite calificarlo como un autor moderno. Su concepcién renacentista en tomo al devenit his- térico, contradictoria con su providencialismo dogmético que revela el mundo en crisis heredado por el hombre moder- no. No menos importantes se muestran los aspectos ideolé: sgicos en que se asienta el quehacer historiografico del criollo Prblogo 1 mexicano, asi como la proyeccién de los mismos en su nacio- nalismo, el cual crea el precedente para la concepcién de un México autonomo. ‘Asomarse al pensamiento de Carlos de Sigtienza es con- templar la perspectiva consciente y, por ende racionalizada, del proceso de trasculruracitin en nuestro pais. Es encontrar. se con Ia ideologia criolla en el origen de México concebido como nueva nacién. Es, finalmente, entender un poco més y mejor nuestra propia cultura y la raiz de nuestro hacer intelectual. nom Dede el punto de vista formal, hemos organizado mucstros cap tos de” manera cisca, prcsentacién del problema, dewarrollo y_sistesis anelusiva. Se ptopone’addemés el epllogo ‘como concluién general, con ‘Sajeto Ge destaear los problemas fundamentales de nuestra test, Xl trabajo utee sustentaree cn citas divectat yon nolas fuera de texto, las cuales omplementan en alguna forma ls ideas expuestas 1, INTRODUCCION CARLOS DE SIGUENZA Y GONGORA, UN HOMBRE ¥ SU £POCA Cuando deseamos analizar un autor enjuiciando su obra y desentrafiando los elementos propios para su correcta inter pretacién, no podemos soslayar la necesidad de ubicarle den- tro de su contexto histérico. Tal ungencia se debe a que la explicacién interna de las categorias centrales que animan el discurso de un pensador no se basta a s{ misma, so pena de trocarse en una presentacidn de ideas mutilada ¢ irrelevante. Han de traerse pues, a primer plano, aquellos hechos 0 fe- némenos que aciaren el desarrollo, prelacién o génesis de Jas ideas de un autor. . La tarea concieta en este priiner capitulo ser entonees Ja de ubicar a Carlos de Sigiienza y Géngora en su contexio histérico, con lo cual no pretendemos abarcar la historia integra del siglo xvi, o hacer en un pequefio capitulo la relacién pormenerizada de la vida de don Carlos; se trata de una semblama general para presentar al hombre con creto en relacién con situaciones igualmente definidas, para posteriormente, proceder al andlisis y explicacién de todos los conceptos que se aglutinan en torno a su idea de historia. EI siglo xvt se inicia en el mundo entero bajo signos inguietantes. La economia mundial organizada, al menos en lo teferente a Europa y América, se ve seriamente trastor- nada en vista de la relativa retraccién de la produccién de metales preciosos; y aunque la circulacién de hecho no dis- minuyé sensiblemente, el crecimiento econdmico de Europa exigia un aumento en la produccién, por lo que puede hablarse con diversos historiadores, de una cierta carencia monetaria.? “Entre 1620 y 1680, la coyuntura internacional se toma francamente mala, Europa y el mundo entran en 1 pitlonget, Swanne, “Apogie et déclin des socités ordre", Hivtre Universite Larousse. Paris, Librairie Larousse, 1969, p. 12. 10 Introduccion tun largo periodo de recesién, cortado por breves respiros y mareada por penosos accidentes." * Esta situaci6n duraré aproximadamente un siglo y mejora- ‘ré tinicamente con el aumento de la produccién de metales preciosos en el siglo xvii ‘Sin embargo, el problema econémico no es el tinico que caracteriza a este siglo, ni la tinica fuente de catdstrofes gra- ves y numerosas. El factor meteorol6gico jugé un papel fun- damental. Un periodo de enfriamiento terrestre provocd argos inviernos, con nieves cada afio mis tempranas y des- hielos mds tardios y tuvo terribles consecuencias sobre la agricultura de Ia cual vivia en aquella época la mayoria de Ta humanidad, por lo que en gran parte del mundo el ham- bre se hizo endémica. * LLas fechas de las grandes hambrunas han tenido més importan- ia para el historiador que aquellas de las grandes batallas. De 1390 a 1608, el étigo del hambre golped sobre todo a la Euro- pa del Este, en particular a Rusia. De 1606 a 1609 y de 1628 ‘2 1681 se vieron en Ia misma situacién gran cantidad de paises sobre todo mediterrineos, De 1689 a 1644 padecen a la par el Continente Europeo y China en el Asiitico. De 1648 a 1651 es nuevamente el occidente el que padece la enfermedad y Ja hambruna. * La situacién de peligro permanente por la falta de cerea- les, la escasee de toca clase de productos agricolas y las condi- ciones extremosas del clima, frio constante, luvias continuas, cicézera, marcé la mentalidad de las gentes de este siglo. quienes vivieron con la zozobra del hambre, la muerte y el miedo al mafana.* ‘Se suma por necesidad a este estado de hambre ¢ inseguri dad, Ia epidemia, pues los hombres del siglo xvi son hom- bres en general mal nutridos, de salud mediocre y de vida 2 pillorget, Swanne, op. ct, p. 18. 2 Ibid. sid, P ‘Parioue les vendements sont bate, les conditions paysanne kn particulier dane les pays topicaue de culture aur Bruls:_peninsule de Yuchuan, Afrique noite, browse indcchineises. Meme en Europe, le bétait Be duigue, peu nombecus, et le fumier rare” Zhid, p. 16. aby pe 19. Introduccion n realmente muy corta. La duracién promedio de la vida en el siglo xvi era de mds © menos 25 afios, base objetiva de un sentimiento de brevedad de la vida que se volvié una cons: tante en los medios intelectuales de la época. © ‘Al hambre siguieron toda clase de epidemias: tifo, peste, la, célera, Kstas epidemias se conservan en la historia clasificadas por afios, de 1602 a 1631; Rusia, Africa, Italia, Francia, la Peninsula Ibérica, Londres, sufrieron bajas con- siderables en su poblacién. ‘Todas estas calamidades Hevaron a despertar una serie de sentimientos particulares en el dmbito psicolégico: “La pers: pectiva de la muerte préxima exaltaba la vida religiosa, EL sentimiento de brevedad de la vida empujaba a acciones que se percibian como sublimes. La lucha contra Ia adversidad daba a las amistades un carécter clevado.”* Sin embargo, ‘estos sentimientos estaban acompafiados por la ambicion ¥ los intereses de familia y una cierta forma de honor aris tocratico, de necesidad de grandeza personal, tipica de la psicologia de los hombres del siglo xvir y explicable a partir Ge Ia consolidacién de la monarquia absoluta y del modo de produccién capitalista, ‘Al restringir la mira en nuestra perspectiva historica a la situacién de América en el siglo xvu, nos encontramos dos hhechos capitales que pusieron en crisis el poder ibérico en América; uno de orden econémico, a saber, la produccién de platade México y de las minas peruanas del Potosi comien za a descender; y otro, de orden politico y estratégico, el artibo de franceses, ingleses y holandeses a los territorios del norte de América, que creé una situacién compleja y desem- ocd en la Tucha colonialista en tierras americanas. Independientemente de que hoy dia pueda hablarse desde 1 punto de vista juridico con toda propicdad de las colo- nias espafiolas en América en el siglo xvu, desde el punto de vista politico es un hecho que las instituciones, copia de las del reino de Castilla, eran una mera prolongacién de un érgano de gobierno espafiol. Junto al rey, el Consejo de Indias y la delegacién del poder real en dos virreyes, el de la Nueva Castilla, en Lima y el de la Nueva Espafia, en México, anid, p. 2. Ibid, p. BB 12 Introduccién ‘quienes disponian del poder civil y militar en sus respectivos territorios, aunque sc hallaban limitados por las decisiones| del Consejo de Indias. Por otro lado, para la mejor marcha de la administracién se descentralizaron las capitanias yenerales que eran directa ‘mente gobernadas por el Gonsejo de Indias, como la de Nueva Granada, en Colombia o la de Guatemala. El poder vitreinal encuentra otra limitaci6n, Ia Audien- cia, cuyos componentes, espaiioles todos y nombrados por el rey, formaban un tribunal supremo que podia pedir cuentas al virrey. Desde el punto de vista de la division politica, las colonias estaban di en ocho territorios: México, Panama, San- to Domingo, Lima, Charcas, Quito, Buenos Aires y Cuzco. * La red administrativa s6lo es el marco general en que ubicamos el territorio de la Nueva Espafia. Su organizacién, produccién e instituciones, limitadas al siglo xvu, son nuestro objetivo inmediato. La vida colonial del siglo xvi esté compuesta por varios aspectos, entre los que sobresale, en el ambito econdmico la Encomienda, que subsistié durante todo este siglo. A pesar que desde el siglo anterior habia surgido el peonaje como forma de trabajo remunerado que se reforzs con el trabajo asalariado de las minas.® La Encomienda fue abolida en 1720. ‘Ademés, presenciamos en ¢l siglo xvir el incremento de Ia propiedad privada del espafiol, creacién de latifundios a cesta de la propiedad comunal o de la pequefia propiedad individual de los indigenas, so pretexto de deudas heredita- rias, incumplimiento en el pago de tributo u obvenciones perroquiales. # ‘A pesar de ello es necesario comprender la importancia que tuvo la propiedad privada en el desarrollo politico y econdmico de México. Al respecto, Enrique Semo nos ofrece un andlisis dindmico del proceso en su Historia del capita: lésmo en Mexico. Distingue tres etapas en la formacin de Sid, p. 9. Cab Canovas, Agustin, Historia social y econdmica de Mésico. México, Bet Trilla, 1968, pp. 6066. ia Cue Canovas, Agustin, op. city p. 65 Introduccion 13 Jo que denomina “Repitblica de los espafioles”, que refiere al xégimen colonial. “En la primera mitad del siglo xvi Ja poblacién blanca y mestiza es muy reducida. La principal fuente de ingreso de los espafioles es el pillaje que acompafia ala conquista y el sistema tributario.” En un segundo momento se da el auge minero; la plata sale de Ia Colonia sin una auténtica retribucién. # “...a partir de 1620, la economia En un tercer momento, *. platera se estanca o retrocede; el comercio exterior se contrae. La escasez de mano de obra indigena se agudiza”. # Esto trae como consecuencia inevitable el que la agricul- tora y la propiedad de Ja tierra sean ahora el centro de la vida econémica de la Colonia, cuya expresién ms impor- tante es la hacienda. “El surgimiento y difusién de la ha- Gienda en el siglo xvnt coinciden con dos fenémenos contra- dictorios: a) el eclipse del complejo minero, y b) a crisis de Ja economia indigena comunitaria.” # Al paso que algunos ven en Ia hacienda un retroceso con respecto a la economia minera y la mercantil ligada a ella, otros, por Io contrario ven en Ja hacienda un signo del pro- {greso por cuanto permite estabilizar el abastecimiento de las, ciudades y eleva la produccién. Dejando a un lado la polémica, Semo pone al descubicrto Ja funcién de la hacienda y el secreto de su supervivencia. La hacienda “.,.tiene una doble funcién: la de servir al- ternativamente como unidad autirquica y productora mer- cantil” 3 Tal flexibilidad le permite ser predominantemente mer- cantil en los momentos en que el mercado se expande y, cuando éste se contrae, Ia hacienda se cierra sobre si misma en un sistema autarquico. * No cabe duda que este fenémeno de la transformacién econémica de la Nueva Espaiia en el siglo xvit jugé un 141 Semo, Enrique, Historia det copitaismo en México. México, Bd ERA, 1973, p. 25. 42 Cj. Semo, Enrique, op. eit, p- 286. hid, p. 257 Mid, p. 258 whan et hor. dt Loe, et. “ Introducciin papel fundamental en la concientizacién de los criollos, que Ja para In séptima década del siguiente siglo son los auténti- Ye dhacendados, y quienes se enfrentan a los dignatarios ecle- Shisticos y a la burocracia virreinal; todo lo cual dard lugar SI nacinviento de la criolla nacién, la patria propia, que Sigiienza avisora, En cuanto al condicionamiento juridico vive Sigiienza 1 periodo que José Miranda ha denominado austriaco. En los siglos xvr y xvit en Espafia, siguen en pie fundamental: mente las ideas politicas de la baja Edad Media. Pero estas ideas se transforman paulatinamente para amoldarse @ las nuevas circunstancias: la formacién de los Estados modernos y el establecimiento del absolutismo. La creacion del Estado moderno afecta sustancialmente a las ideas politicas; asf, 1a naturaleza moderada que sc asigna al potler real es sin duda un claro antecedente del pensamiento liberal. ** Dos tendencias marcan claramente 1a modemidad en las ideas ‘politicas. Por un lado la descentralizacién del poder (que justifia el desarrollo de los nuevos Estados, negando i Papa la supremacia politica de orden temporal sobre los Estados europeos; por otro la necesidad de consolidar 1a siuuacion de los reyes como cabeza de los nacientes Estados. ‘Las nuevas teorias politicas ofrecen una amplia gama desde Maquiavelo hasta Sudrez. Este altimo habla de 1a soberanta absoluta y de origen divino de los reyes pero no ilimitado, puesto que la salud espiritual del pueblo y el bien comin han de prevalecer sobre el poder real. * Paralela a las grandes teorias politicas, la literatura sobre 18 Miranda, José, Lar ideas y las instituiones polities mexicanas. Psi sep periods 1221-1890, México, UNAM, Hnatituto de derecho comparado, 182, p. Bl. ‘Reker ‘Miranda como se puede leer en Vlaques Menchaca que: “*--- tw leyer de un reno, atm las posithas no extn sometidas a la voluntad MB iielpe, y por tanto no tended poder para cambiarlas sin el consent- seehie da puctlo, porque. no cs el principe sefior absoluto de Tas leyes, Tae iguandidn, scrvidor 7 ejeeutor de ellas, ¥ como tal se le considera, weeaEe Las’ Cans asevera: “A. nlogia rey © principe (por mis soberano fibe te) es Hicto establecer y mandar en el Telno ninguna cima concer eet Gomin ctado, en detrimento del pucblo, sin haber obtenido fies el consentimiento de los asbdites”” ‘9 Miranda, Jost, op. cit, pp. 2-8. Introduccion 6 eLarte de gobear, que recibe el nombre genérico de casuis- tica, es de singular importancia en el desarrollo de las ideas politicas no sélo de Espafia sino de las tierras americanas, ‘pues muestra, en suma, bajo diversas formas lo que debe Ser el oficio del gobernante, cuiles deben ser sus virtudes y cules los ejemplos que ha de seguir en el ejercicio de su gobierno. Por lo que toca concretamente a México en los siglos xviy xvit puede decirse que: En este perfodo la literatura politica de la Nueva Espafia fue reflejo de la espafiola, Pero no dejan de percibirse en ella algunos rasgos distintivos como por ejemplo, el de la prioridad y peculiaridad de la rama arbitrarista, el del arribo de los eclesidstices al Evangelio mas que a la teologia y cl de la presencia de 14 historia indigena en In rama. casuis ica, _De las tres anotaciones de Miranda, 1a que més interés tiene para nosotros es Ia de la rama casuistica, ya que en este dmbito se inscriben las ideas politicas de Carlos de Sigiienza. [Las obras de los autores que mis influyeron sobre los expaio- Ia _Maqulavelo y Botiwo-- no debieron ser muy conocidas direcamente en In Nueva Espaiia, Las de Maquiavelo por- que fueron prokibidas in totum por la Comision del tndice TNjediados del siglo x01 y, Losses libros de la Repibice, je 'Badine, por gue is Iaquiscén espatola considerando tue habia en ellos “algunas cosas digas de correccién y en senda’ mand que se reogieran y probibié sa Teecura hasta {que no fugen convenientemente expurgados. ‘Tenemos la certeza de que don Carlos conocié de primera mano la obra de Maquiavelo, ya que la cita directamente en Ia Libra, desde luego atacando su doctrina, lo cual no resta un cierto influjo que analizaremos mis adelante. La rama teolégica de Ia literatura politica tuvo en Nueva 40 Tid, p. 34. 21 Tbid, p52 2 Ibid, pe 6. ic Introduccién Espaiia prominentes representantes, como el padre Mendieta, {quien siguiendo la corriente tradicional, subordina el orden temporal al espiritual, Por su parte el historiador Torque- mada sostiene que la justicia legal estd en relacién directa con el bien puiblico de la repiblica,® y que el monarca es tun ministro de Dios a través de cuyas manos se distribuye Ia justicia, Sin embargo, la rama casuistica se vio particular- mente favorecida en la Nueva Espafia.® Asi, desde Palafox y Mendoza cuya Historia real y sagrada, luz de principes y Jubdites, circulé durante todo el siglo xvm, y La perjecta ‘razén de estado, aparecida a mediados de ese mismo siglo, Ge Juan Blézquez Mayoralgo, que constituyen las obras de mis peso dentro de este género, hasta el Teatro de virtudes politicas de Carlos de Sigiienza, se registra Ia especial preocu- ppacién de los novohispanos por establecer, desde Ia perspec- fiva prictica, tanto la virtud y fines del gobierno, como Ia cjemplaridad para el gobernante. ‘Al parecer esta actitud practica frente a Jos asuntos politi- cos es una constante en los novohispanos, pero particular- mente en los criollos. El texto de don Carlos revela un fuerte interés nacionalista y una cierta minusvaloracién de la teoria frente a la prictica politica. El trasfondo ideolégico en el interior de esta actitud seri analizada en los capitulos siguientes. El ambiente cultural de Nueva Espafia en Ja segunda mi- tad del siglo xvm seria ininteligible, si no se vinculara con Sor Juana Inés de la Cruz y con Carlos de Sigiienza y Gén- gora In the intellectual sphere the two distinguished creoles men: tioned, Sister Juana Inés de la Gruz and don Carlos de Si giienza y Géngora, exemplify the incipient decline of the 2 Ibid, pp. 6268. 2 Ibid, p. 6 2 Ibidy . OT. Tparls News Fspafia, donde tan desmedrado fue cualquier oto género de ta Inesuura, polite, durante Ia. época colonial, dejé este (et género cx atc heredea bastante opulent; por un lado obres especiales y por otro Panvenes eseritos, cast todos de ocasién, como los mexicansimos que ora Peeecplicaben los arcon, y lon sermoncs y picasa oratoriay de divers fio" Introduccién 1 scholasticism and the beginings of the critical ticism critical spirit so much more discernible in the Europe of their time. * Esto no significa sin embargo, que el siglo xvi careciera de un auténtico clima cultural y que sdlo estuviera circuns erito a estas dos personalidades. De hecho la comunidad de Nueva Espaiia(espafioles criollos) posey6 una anim vida cultural. = ‘ mimade Cultural life in this animated community, at Teast for the privileged few was rich. ‘The abundance of the realm permit- ted ample leisure for the arts and letters, a fact, as already evident, which attracted writers from abroad and stimulated local talent. Indeed, seventeenth century Mexico City was ‘he Athens of America” and, as a distinguished Spanish cite wrote, it "..continued being the literary metro ofthe New Worl, med for the Tenino ty schol the cultivation of its citizens, and for the care and distinction with which our Spanish was spoken. *? Existié un gran interés en la literatura de todo tipo y hay clara constancia de que en México, en el siglo xvu no falta- ron numerosos libres, incluso provenientes de imprentas cstablecidas fuera de Espafia como las de Holanda, Francia, Bruselas, etcétera. ® Si en el Viejo Mundo la muerte de Calderén de la Barca (1681) marca el fin dela Eéad de Ovo de las letras espafiolas, en Nueva Espatia esta época coincidié con una de las més importantes en cuanto a la creacién artistica en general y literaria en particular; el siglo xvit mexica : No, gora, a. pest Gases de on genera ol sigh de Ia depresioa, de cir pro. peridad. Nueva Espatia fue objeto de importantes vist: a jsitas por parte de intelectuales de gran altura como fray Garcia Guerra Matco Alemn, Belmonte, Bermidez 0 Mateo Rosas de peti 8 om, nane Tne Ol Noe Sot tay rons, fics ond! rctces hm Art, ‘The, Unineoey of Mihi Press, 1959, p. x. r wn ee Sining X, Leonard, op i, p. 1 ea rbd, p. 165. ae 1B Introduccién Oquendo. ® No es por casualidad que en este siglo surgiera en tierras americanas Ja figura de Juan Ruiz de Alarcén, Cuyo retorno al Nuevo Mundo coincidié con la Hegada de Garcia Guerra y Mateo Aleméin en 1608. En cuanto al aspecto cientifico, Nueva Espafia conté con Ja presencia de Enrico Martinez (Heinrich Martin) durante cl final del siglo xvr y el inicio del xv, cuya importante obra: ... marea un hito en Ia historia de Ia ciencia en México, ya que en ella empiezan a ser conocidas las teorfas astroné- Jnicas mas en boga en esta época, Asi a partir de 1680 es ‘posible detectar los primeros s{ntomas de Ia penetracién en Nueva Fspafia de las nuevas teorias astronémicas tan revolu- ‘Gonarias como heterodoxas. Se conocian las obras de Copér- nico, pesea la condenacién que le habia lanzado la Inquisicién en cl afio 1616, de Tycho Brahe, de Kepler, de Galileo, y de muchos otros autores de menor importancia. * En esta misma época se da la figura de fray Diego Ro: riguez, de la orden de Ia Merced quien vee conocfa con amplitud Ia teorfa de los logaritmos de Neper ... conocia los trabajos de Kepler ...y usd de las tablas de Copémico, aunque aparentemente prefiere inclinarse por las hipétesis de Tycho Brahe com quien ademés compartia ‘al igual, que todos los astrénomes contempordneos suyos, Tas teorias astrolégicas, Sus sucesores en la cétedra, principal mente el eruditisimo don Carlos de Sigitenza y Géngora, le son deudores en muchos aspectos. Bajo estas particulares condiciones econémicas, politicas y culturales se desarrolla Carlos de Sigtienza y Géngora, quien hhacié en agosto de 1645. AL respecto todos sus bidgrafos ‘concuerdan, no sélo por la fecha de su bautizo, que ocurrié ‘el 20 de agosto del mismo afio y del cual se guarda constancia 2 1bid, pp. 61. To Trabuke, Elias, “La cienda en México en tos siglos xr y xvi" en Historia de Mésio, México, Salvat Mexicana de Ediciones, 1978, 6p. 1898. 21 Trabulte, Elias, op. cit, p- 18%. Iniroduccién 19 en €l libro de bautizos del Sagrario Metropolitano de Mé xico, ® sino por la fecha de sus primeros votos simples el 15 de agosto de 1662 en el Colegio de Tepozotldn de los jesuitas, en la que hay constancia de que contaba con 15 afios. Del Colegio de Tepozotlin donde, supone Rojas Garci- duefias, debié aprender las lenguas ind{genas, puesto que la accién evangelizadora fue una de las précticas més impor tantes de los jesuitas cn el siglo xvur, Sigitenza pasé al del Espiritu Santo en Puebla, del que salié el 9 de agosto de 1667 en vista de sus escapatorias noctumas segtin Jo atesti- guan las cartas del general de la Compafita al provincial de ‘Nueva Espafia, En relacién a su ingreso en el seminario, la afirmacién de Leonard Irving s muy pertinente: la Iglesia ofrecia a las sonas con inquietudes intelectuales una carrera distin- guida, y 4] prestigio de la orden de los jesuitas seguramente Te decidiéa la eleccién. ® Asimismo —afiade Irving—, que los efectos de haber sido depuesto de la orden fueron realmente: traumdticos e influyeron directamente en la personalidad de don Carlos, un tanto melancélica ¢ irascible. * ‘No obstante tal acontecimiento, no cejé en su empefio clerical, y teniendo como finalidad el sacerdocio, en 1667 comenz6 los cursos de tcologia en la Real y Pontificia Uni- 12 Rojas Garcidvefias, José, Don Carlos de Sigiensa y Géngora. Bradito Borroro! Mexico, Editorial X6chil, Col, Vidas Mexicanas, 1945, p. 18. Ton velnte de agosto de 1615 con licencia del cura semanario Baptsé & Garkes hijo de Dn, Crrloy de Sigiensa 1 de Dia. Dionisia de Figueroa fue fr madrina Dofia Inés de Medina y Pantoja su agucla” si Rojas Garciduedias, Jou, op. cit, p» 20, Poa fecha te corrobova con usa, aGmacion de Pérer de Salazar: “Adn no camplia quince aon, el diedsiete de mayo de 1660 cuando fue retbidor pos al P slvnm Bonifacio gin lo acredita Feraindo Ramirez que two Per Sista lor bos de profeiones de la orden)” Pérer de Salazar Francico, ‘Bingapia de Dn. Gores de Sighense y Géngora seguida de varios documentos Pica: Mexico, Antigua Imprenta, Murguis, 1928, p. Xv ‘Don Carlo de Sigienea padre legé a Veracruz el 24 de junio de 1640, segin Pere de Salazar, Francie, op. ci p. X: y fue preceptor del pencipe See lltsea aloe, hijo de Felipe IV, Off. en Rojas Garciduetias, Jou, op. city pS. ‘sRojs Garciduetiag, Jost, op. it, pp. 21-22. Se Cpe ining A. Leonard, Barague Times in Old Mexico, ps 194. eteving A. Lecinard, op. it, p. 195 20 Introduccion Versidad de México, que cul 1673, Su inquieto espiritu le Hevé al mismo tiempo al estudio de las mateméticas a partir del propio afio 67, y en el 72 cobtuvo la citedra de mateméticas y astrologia: “... la vida intelectual de Dn. Carlos de Sigilenza y Géngora se inicia cn el afio 1672 en que obtuvo por oposicién y gran mayoria Ja citedra de Matematicas y Astronomia en la Real y Ponti- Universidad de México." * ‘Comenz6 asi don Carlos su productiva carrera de mate- mitico, astrénomo, astrélogo, literato, historiador, que le hha valido los titulos de erudito, poligrafo, y el merecido elogio que Marcelino Menéndez y Pelayo hace de su persona: “la aparicién de tal hombre en los dias de Carlos I basta para honrar a una universidad y aun pais.” Losescritos, de toda indole, de Carlos de Sigiienza, revelan iversos aspectos historicos fundamentales que nos permiten no s6lo ubicar al autor en su tiempo y penetrar su personal perspectiva, sino descubrir algunos datos importantes para Ja explicacién de los procesos histéricos de México. ‘Su mundo estd ubicado en Ia segunda mitad del siglo xvn, ¢poca de intensa actividad cultural en Nueva Espafia, carac- terizada por la expansién colonial de los dominios espaiioles en América. Sigienza vivié el periodo barroco del México colonial, que s¢ caracteriza no s6lo por las manifestaciones artisticas, yon con su ordenacién en 37 Sigienza y Gongora, Carlos de, Relaciones histrices.Selecci6n, prblogo ¥ nowasde Manuel Romero de Terietes. México, UNAM, 190, p. vt. 138 Rejas Garciduetias, Joa, Don Carfor de Sigienta y Gingora. Erudito Berroco, p- 3. Reso de Terreros apunta que tunf6 don Carlos por sesenta y cuatro votos conta catorce y ste de los otros contrincanten. Chr. Sighenza Géngora, Calls de, Relaciones histéicay,p. 1% Pere de Salazar Francisco cn Obras de Corlor de Sigienss, con une bio- raffa, tice que don Caries ligié: entre los tres puntos del Libro de Spheera de Juan Sacrobosco la parce denominada “De Ortu et ocassi signe rum", in lal deberia exponer" al dfasiguicnte 30 Pier de Salazar, Francisco, Obvas de Carlos de Sigtensa y Géngore, con une biografiay XX ‘co'seore In produceidn histérica, clentiica y literaria de dou Carls, remitinos al magnifico: Bruayo bibliogafico dé don Carls de Sigdensa Géngor, que ha hecho Leonard Irving en Monografias Biblograficas Mex cana, Mésico, Secretaria de Relaciones Exteones, 192, alma. 15, Introduccién aL arquitectonicas, y literarias, fundamentalmente, sino por una peculiar forma de vida en la que sobresalen aspectos espect- ficos de trasculturacién y nacionalismo, que s¢ intensifican a partir del reforzamiento de la personalidad criolla en Nue- va Espafia. (Of even more significance is the fact that this figures reveal that, cover the decades of the century the creol was identifying himself more and more with the land of his birth, and increasingly he ‘was aware of his separate and unique personality. This dawning nationalism, discreatly obscure at first, assents more bodly in ‘writings of the late seventeenth century. Bajo esta perspectiva puede sefialarse Ia importancia his- térica del Teatro de virtudes politicas,*® obra ocasional, que pertenece al género casuistico y revela el interés del criollo por la politica practica, pero, ademas, sizve al autor para mostrar sus conocimientos de la historia indigena, asi como para parangonar conscientemente la cultura indigena con la europea, lo cual revela, sin duda, Ia raiz, profunda de su nacionalismo. EL interés por la criolla nacién, por las rafces propias, por los cjemplos y las virtudes indfgenas, se exaltan bartoca- mente en consonancia con el gusto de la época que desborda en la arquitectura, la pintura y las letras, exigiendo arcos triunfales y versos culteranos. En Sigiienza cl contenido ¢s ‘México; Ia forma, el barroco. Es, pues, el México barroco, el momento en que la nacién empieza a identificarse a través de los criollos nacionalistas que la muestran, exaltan, y ‘comparan como una entidad peculiar con un significado pro: pio. 1 teving A, Leonard, Baroque Times in Old Mexico, p. x. "Prom 1600" 10 1700 the Creole acquired a pereepibic ‘consciousness of his individuality and’ faith Jn ls latent, 1 foe setual, pasity with his Kinsmen in the old country. "SEI Teatro de virtudes follies, obra que no fe sino consecuencia de otro encargo con que se honr6 al joren hstonigato cuando cl Cabildo de fa Ciudad ie encargo.dsponer un eo tsunfal en la. sclempe. entrada ‘Gal nucto viney: Don Toms Antonio Mantique dela Serda, Conde de Pa eden y Marqués de 1a Laguna, que llega. México en noviembre de Ts0 para llevar ls rendlas de un gobiemo al que tenuiciaba tray Payo Enriguer de Rivers” Rojas Garciduelas, Jose, Don Cerlas de Sigienza Géngora, Erudito Barro, p. 6 2 Introduccién ‘A partir de 1680 los cargos y honores se suceden en la vida de don Carlos: ‘A tos 35 aiios de edad Dn. Carlos principiaba ya a ser en cierto ‘modo un personaje |en| la capital de Nueva Espafia; a publica- ‘ién de sus Tunatios, su cétedra en la Universidad y, sobre todo, su fama de poeta y hombre de pluma tan en consonancia con ¢€1 gustodel tiempo, le habian hecho ya persona conocida y ami- 4g de los prohombres de entonces. El afio de 1680 marca un momento crucial en a obra de don Carlos y en el desarrollo cultural de la Colonia, pues a raiz de la aparicién de un famoso cometa, la disputa sobre el mismo intensificé la busqueda de una explicacién sobre tales fenémenos, lo cual dio oportunidad a Sigiienza para exhibir su modema perspectiva en relacién a Ia ciencia astronémica. Aporté dos obras fundamentales que nos per- miten aclarar la explicacién histérica de la modernidad cientifica en el siglo xvm mexicano: El manifiesto filosdfico contra los cometas y la Libra astronémica y filesdfica, Ambas obras ofrecen una perspectiva bastante clara de Ja calidad cientifica de Sigiienza, aunque por desgracia el cuadro no es ‘completo, pues no contamos con el Belerofonte matematico, en el que segtin diversos testimonios historicos se revelaba el matemitico moderno, conocedor de la deduccién cartesia- na y seguidor de la teoria de las vortices, que fue pauta comtin para los cientificos del Continente Europeo, puesto que la mecdnica celeste de Newton no se difundié sino hasta principios del siglo xvu El clima de interés general en el Ambito de la astronomia, ‘que cobré nueva fuerza a partir de los fenémenos cometarios, dio oportunidad a don Carlos de entrar en contacto con diversos astrénomos y matemiticos de la época, con quienes sostuvo, a propésito de sus observaciones y célculos, nutrida correspondencia: “Todos estos sujetos tan condecorados y otros que no quiero referir, como constard por sus cartas, me han estimado mis observaciones y con especialidad las, del Gometa del afio 1681, por haber igualado en su precision a las mds exactas y primorosas de Ia Europa.” # “4: Rojas Garciduein, Jost, of. cit, p42 Ibid, p56. Introduccién 2 La década de los 80 en el siglo xvi mexicano es sin duda ‘una de las mds fructiferas en el orden intelectual: Despite the alarming threats to the security of the realm fon the coasts and on the Indian frontiers, cultural life in the capital was vigorous in 1683. Ib was the year of one of the ‘most elaborate poetic tournaments at the University of Me- xxico, with its attendand processions, pageantry, oratory, fire works, and theatrical performances. Plays were written and performed, Sister Juana Inés de la Cruz was composing the best poetry of her time in Castilian, and quantities of books were imported, bought, and read, Indeed, Mexico Gity was more important than ever as a center of book collections. Religious orders had assembled large libraries, rich in trea- sures of rare editions and manuscripts. The College of Discal- ced Carmelites in outtlying San Angel, where the famous Spanish novelist, Mateo Alemén, had lived in the days of Fray Garcia Guerra, could boast of “.. .one of the best Tibra- ries in America, containing twelve thousand volumes’, and other seminaries and schools were close rivals in this respect. Many collections were semipublic and accessible to interested Citizens and scholarly visitors from abroad. La figura de don Carlos se hace presente en estos momentos de intensa actividad intelectual, no s6lo pot el testimonio que de la misma recoge a través de sus obras histéricas, par- ticularmente, en este caso, de su Triunfo parténico, sino por su propia participacién y aportacién en el certamen de 1862. En cuanto a la resefia del evento literario, el Triunfo prar- ténico es un testimonio fundamental para la comprensién del clima intelectual, y constituye una prueba fiel del nacio- nalismo de Sigiienza. ‘También ctado por Francisco Pérez de Salazar en Obrar de Carlos de Sigdensa y Géagore, con une biografia, p. XXXVI Si tiving Aw Leouard, Baroque Times tn Old Mexico, p. 102 4e'Sighensa mereeio un primer premio en el certamen de 1682, sobre el tema del eoncurso que exigia parangooar a la mitoldyica Delos, impoluta “ps de Aol cu le arian Cmcesn d Mass” Rae, Cac fnefas, Jose Don Carlos de Sigienze 9 Gongora. Erudito barroco, p. 67. TA este Tepecto en el Triunfo fartdnico, Sigienza dice: “Por lsonja uve la obediencia que se impaio ptra formar este libro, reconociendo el 2 Introduccién La cercania intelectual de Carlos de Sigiienza y Sor Juana Inés de 1a Cruz se hace patente a través de los testinionios de amistad mutua con Jos que contamos, de los cuales es sin duda el més importante el soneto que Sor Juana escribié en clogio de Sigiienza y Géngora por la descripcién que éste hivo del Arco Triunfal cuando Ilegé el Virrey, Marqués de 1a Laguna: Dulce, canoro cisne mexicano. Pues por no profanar tanto lecoro mi entendimiento admira lo que entiendo ¥ mi fe reverencia lo que ignoro. * A su vez Sigiienza no eset Musa cuando afirma: a su admiracién a la Décima Quanto en el antecedente Preludio se a discurride, mas tiene Por objeto dar razin de lo que dispuse en el Arco, que per- judicar lo que en el que erigié la Santa Iglesia Metropolitana de México al mismo intento ideé la Madre Juana Inés de la Cruz Religiosa del Convento de S. Hieronymo de esta Ciudad, Y dicho se estava, quando no hay pluma que pueda elevarse la eminencia donde 1a suya descuella, quanto, y mas atre- verse & profanar la sublimidad de la erudicion que la adoma, Prescindir quisiera el aprecio con que la mio, de la veneracion que con sus obras grangea, para manifestar al mundo quanto 3 lo que atesora su capacidad en la Encyclopedia, y vniver- ‘salidad de sus letras, para que se supicra el que en vn solo individu goza Mexico Io que en los siglos anteriores repar- tieron las Gracias 4 quantas doctas Mugeres son el asombro ‘venerable de las Historias. + ‘que con eta ocaslin se me podria saciax el vehemente deseo que de clogiar & los mios me pul siempre.” En Férez de Salazar, Francisco, Obrat de Carlos de Siguensa y Gongora, com sna biografe, p. XLN. #8 Rojas Garcidveias, Jond, Carles de Siguenat y Gongors. Erudivo Berroco, p. 89 Sigiema y Géngora, Carles de, “Teatro de virtudes politcar”, em Pérez de Salazar, Francis, Obras de Cari de Sigiense'y Géngore, con una biograsi, p. Introduceién % 'Y mis adelante: Bastante juzgo que se 4 comprobado lo que propuse en el titulo, por los motivos de Ia cortesania, & que me obligé la no vulgaridad de mi Assumpto, y por Ia reverencia, conque devemos aplaudir las excelentes obtas del pergrino ingenio de la Madre Juana Ines de la Cruz, cuya fama, y cuyo nombre se acabari con el mundo. ® El barroquismo de Carlos de Sigiienza no es un epiteto fécil para ubicar a este autor en un determinado momento de Ia historia colonial, sino la sintesis de sus actitudes, accio: nes y obras. El barroco no se puede reducir a un puro estilo; constituye un clima cultural en Nueva Espaiia que afecta Ja manera de vivir y pensar. EI barroco ha sido explicitado por 1os historiadores del arte como un estilo que surge al romperse el clasicismo renacentista, Se trata de un arte directo cuya exuberancia formal evita los presupuestos 0 conceptos sobrentendidos; acorde con la nueva visién del mundo, que se funda en la ruptura de Ja unidad medieval, el barroco ¢s un intento por salvar el equilibrio en un mundo en cambio, y repre- senta una lucha tenaz contra el escepticismo y el subjetivismo que se revelé en otro movimiento artistico: el manierismo. EI barroco no es por tanto un arte de interpretacién; el alambicamiento de las formas, la profusién de las mismas, busca el no dejar resquicios a una hermenetitica individual. ‘Todo elemento tiene una referencia, toda sefial lo es de algo. Es por esta razdn que frente al manierismo, como lo indica Hauser, el Concilio de Trento hizo portavor de las doctrinas catélicas al barroco; arte elocuente, que habla por s{ mismo y garantiza Ia unidad del dogma. El estilo no es sélo la referencia obligada para caracteri- zar una época; expresa en el caso concreto del barroco y de Sigiienza una relacién intima en que se da la vivencia de formas y contenidos; el estilo se torna asi_ modo de vida. Sigiienza es barroco porque vive la complejidad, la diversi- dad, la disparidad y se ve obligado a buscar en todas las dis wasigiema y Géngora, Carlos de, “Teatro de virtudes politicas’, en op. its pe 88 26 Introduccién yuntivas una solucién armoniosa, En él cabe hablar de armo- nia de tensiones, de contrapumto. Gana la cétedra de matemiticas y astronom{a, pero no es tun cumplido profesor por la diversidad de sus intereses. Es eritico en el terreno de la ciencia, pero también muestra su lado agnéstico. Exhibe el método critico de los historiadores modernos, pero estin presentes en sus obras histéricas su providencia- lismo y su repertorio de milagros. Contrasta con su natural sosegado y melancélico, su capa- cidad para la accién y para la investigacién que se traduce en numerosas obras. Curiosamente don Carlos criticé con vehemencia el exceso de retdrica y las formulaciones com- plejas; no obstante, “... él mismo incurrié en defectos que Juego criticd, en el prélogo del Paraiso Occidental dice: +, “que escribir con largos circunloquios y eufemismos, equ valia a condenar el autor y su libro a que jamés se Tea’ ...” La muestra mds relevante de sus excesos barrocos se da sin duda en la Primavera indiana, su primera produccién literaria, en torno a la cual se han suscitado, como dice Rojas Garciduefias, “... las més enconadas criticas, asi a Francisco Pimentel le parece ininteligible, a Menéndez Pelayo, ilegi- ble, a Gonzilez Pefia, calamitoso....” Barroco resulta su estilo poético-literario, por el uso de metéforas atrevidas, sus excesos cruditos y de formas rebus- cadas; pero también su criollismo, su nacionalismo y su reli- giosidad, cuyo contenido problematico parece encontrar. en sa forma la via de expresién mds adecuada, y que explicare- mos més adelante. Sigiienza no se contents con tomar parte en Ia polémica cometaria y en las contiendas literarias, sino que, atento a todos los acontecimientos de su tiempo, testigo y juez de importantes sucesos, ve en las incursiones extranjeras en América, e] debilitamiento de la corona espafiola y previene al rey sobre 1a necesidad imperiosa de proteger estratégic ‘mente las tierras mexicanas. Se revela aqui no sélo el historia: dor, sino el sujeto que toma parte efectiva y concreta en el 1 ptres de Salazar, Francisco, Obres de Carlos de Sigiensa y Géngore, oj Gniducts, Jot Carlos de Siena y Gdngrs rato brroe, pp. 3738. be Introduccién a proceso histérico. Ubicado en, “....los ultimos dias de la Casa de Austria en Espafia, las actividades hostiles de otras naciones europeas aumentaban constantemente y ponfan as{ en grave peligro la supremacta espafiola en el Nuevo Mundo, sostenida por espacio de dos siglos”. El informe al rey lleva por titulo Memorial y esté fechado el 2 de junio de 1689; fue el resultado de una expedicién para el reconocimiento de la bahia de Panzacola (Santa Ma- ria de Galve) , de Ia que Sigiienza formé parte. “'... impor- tante episodio en la vida de Dn. Carlos y en la historia dela expansién de la Nueva Espafia a fines del siglo xv”. * 'No obstante a objetividad del informe y la accién ur- gente que se desprendia de su planteamiento, la monarquia espafiola no tomé las medidas inmediatas necesarias para evitar el paso de otras naciones europeas a las tierras ameri- canas. Don Carlos asenté en el Memorial la necesidad de ocupar y poblar la bahia de Panzacola, haciendo una relacién deta~ ada desde diversos angulos —estratégico, militar, econémico y politico— de su status y significacién, y ponicndo de ma- nifiesto, como dice Leonard Irving, sus dotes de observador cientifico, Desafortunadamente fue desoido. Entre Jos sucesos importantes de Nueva Espafia en los que particips don Carlos, sobresale el motin del dia 8 de junio de 1692. Como apunta Rojas Garciduetias: ‘Giertamente la Nueva Espafia vivié casi tes siglos sin que para mantener el orden piblieo fuese preciso un ¢jército o una Ssving A. Leonard, Documentos indditos de don Carls de Sigiensa 3 Ging Mix, Cairo ico Joan Jou Rear Egoen, 1, pa Swing A, Leonard, op. city p. 48. selving A. Leonard, op. et, p. 4. SePara que no se poreionaran lot franceses de algunos puerios del ‘eno mexican’, ordené el Rey por conducto del Consejo de Indias, que se siguieran Tas indicaciones de Sigiensa y se poblara la bahia de Panzavola para lo cual se comisionaba al almirante Arriola. Pero al volver @te de un. Eorto viaje de inpeccion dediaré que lo aentado por don Carlsen su informe fea inexaclo y etiled Tas medidas que el cosinégrafe habia. aconsejado:” (fr en Siglenza y Géngora, Carlos de, Relaciones histércas. Seleccién, prologo y nots de! Manuel Romero de ‘Terneros. México, UNAM, 190, p xm = s Introduecién policia numerosa, pero eso no quiere decir que tal orden fuese Ebsolutamente inalterable; sélo indica que por diversas razones Ia poblacién del reino no queria o no podia alterar el orden establecido. ‘Tal exposicién de motivos no aclara la significaci Jas reales causas del hecho; lo cierto es que esta paz rela- tiva conocié rebeliones y conjuras més 0 menos frecuentes. ‘De las rebeliones indigenas ocurridas durante 1a segunda mitad del siglo xv1r, fueron las mds connotadas la de Guadal- cizar en la region de Tehuantepec, la de los tarahumaras en el aio 84, y una famosa conjura indigena ocurrida en 1 90 en Ja regidn norte de Ia Nueva Espafia; pero sin duda la que mds golped el 4nimo de Sigienza, por darse en la propia capital del reino, fue la del d/a 8 de ju “Amanecié finalmente (que no debiera) el fatalisimo dia 8 de junio, domingo infraoctava de la solemnisima fiesta de Corpus Christi, que ni en la Alhéndiga, ni en parte alguna de la ciudad se reconocié en toda su mafiana accidente alguno que motivase cuidado...” ‘Sigiienza relata pleno de consternacién los tristes sucesos en el “Alboroto y motin del dia 8”, En la transcripcién objetiva de los acontecimientos, hasta donde ello es posible, se va revelando la figura del criollo defensor de las antori- dades espafiolas, critico corrosivo de la sublevacién indigena y que pone de manifiesto la escisién comtin a todos los historiégrafos criollos entre la revaloracién del indigena noble del pasado y la devaluacién del innoble indigena del presente. Generoso y enconado, don Carlos participé activamente en el rescate del Archivo de la Ciudad a punto de ser con- sumido por las Hamas. ‘Mientras tanto don Carlos no permanecié como simple expecta. dor como pareceria por 1a minuciosidad con que relata los sucess; desde el momento en que dejé sus libros y se lanzé 4 la calle al saber la noticia del tumulto no tuvo reposo y ahi desplego, en esa tarde y parte de la noche, més actividad y 1 Rojas Gareiduetas, Jou, Don Carlos de Sigiensa y Gongore, Erudivo barvoco, p. 10 ‘38 Rojas Garciduetiag, Jos, op. pelo, Introduccién 29 ‘xtucrzo cortiendo serios peligros, que nunca se hubferan su- a fatibesen persona de naturaleza y profesion tan sose Ninguna semblanza de don Carlos podria quedar completa sino se menciona su piadosa rcligiosidad, Hombre de fe sin cera, busea sin embargo deslindar los problemas. cientificos de los religiosos. Don Carlos had succeded in divorcing secular concerns from. the tradition of authority, thus enabling his thoughts to soar unhampered in such matters. Though a lay priest, he had. no solemn pledge of submission to monastic superiors to respect, and he was freer to separate his rationalism in natural philo- sophy from the inmutable dogma of theology. ® La religiosidad de Sigtienza no puede menos que estar en consonancia con las formas especificas que en la época ad- quiere. En efecto, sostenemos que don Carlos es absoluta- mente congruente con la modernidad ya que, por un Iado, vive el nacionalismo religioso y él mismo lo fomenta, fené- meno tipico de los tiempos modemnos; por otro lado, siguien- do de cerca las pautas contrarreformistas, expresa barroca- mente su religiosidad, Su gusdalupanismo fue sincero y fervoroso; probablemente tes factores concurren a desarrollarlo; en primer lugar el firme catolicismo de Sigienza, en segundo témino su intimo y arraigado sentimiento de lo mexicano... y por sltimo el haber vivido en una época de intenso fervor guadalupano. Elias Trabulse sefiala también la paradoja del excepticis- ‘mo filoséfico de Sigiienza frente a su religiosidad y nosotros analizaremos mds adelante la naturaleza de tal paradoja, que no era por cierto tan comnin en el siglo xv mexicano, aunque sin duda formé parte del clima cientifico de ese siglo. Tid, p. 16, @ ting A. Leonard, Borogue Times in Old Mexico, p. 208. 1 Rojas Garciduetas, Jose, Cartes de Sigdensa y Gingors. Brudito baroco, wee I igdensa y Géngors. Erudito baroco, ‘Como apunta Rojas Garciduefas, en el siglo xt se pidié a la Sagrada 30 Introduccion Los titimos afios de la vida de Sigitenza transcurren al finalizar el siglo xv, época en que los Habsburgo ocupan todavia el trono de Espafia. ® En estos afios don Carlos habia acumulado una gran cantidad de cargos més ilustres que remunerativos, pero en cuyo conjunto se puede percibir la diversidad de sus intere: ses y su concepcién renacentista de la sabiduria como eru- dicién, Sin duda alguna, ligado directamente con el humanismo renacentista, se halla un concepto de sabiduria que alude a la comprensién y conocimiento de toda la realidad bésica- mente a través de las razones 0 proporciones mateméticas La misma concepcién del alma humana como foco de actividad, y de la esencia del hombre como libertad, desbor- daron en un concepto optimista en cuanto a la posibilidad del desarrollo humano y de su capacidad de conocimiento. De ahi que el ideal erndito no se vincule tinicamente con la necesidad de satisfacer los requisitos de un estilo, sino que se desprenda de la concepeién del hombre y su capacidad de conocimiento. Por otra parte Ia erudicién se constituyé en programa metédico en la historiografia moderma, en tanto hacia més intensa y profunda la seleccién y critica de fuentes. Sigiienza es erudito, no s6lo porque responde a los intere- ses y formas de ser de una época, sino por una inclinacién particular de su carécter que le leva a la investigacién en todos los planos y a la creacién en los mas diversos campos del conocitniento, Don Carlos alude a Ia erudicién como conocimiento, cuando establece a propésito de las escuelas politicas, entre Jos antiguos mexicanos: ". .. erudicién que ignoran cuantos no leyesen con cuidado las mexicanas historias". © CCongregacin de Ritoy que se declarase festa de precepto el 12 de diciembre, {a cual redundé en Ia-intensficadén del culto guadalupano. e2"The closing years of Sigienss's fe coincided with thowe of the seventeenth century and of the Hapsburg dinasty on the Spanish throne, fed the cancerous ils of the Empire had their counter pers in the body (of the mexican humanist” Ofr. Living A. Leonard, Baroque Times in Old Mexico, p. 211. (2 Pérer de Salazar, Francisco, Obras de Carls de Sigtenza } Géngore, con tune biogrofie, México, Sociedad de Biblitles Mexicanos, 1998. Introduccion 31 Asimismo establece cual ¢s el cardcter propio de la erudi- cién, cuando refiere: “Sélo con las luzes apacibles de la verdad, se hermosea la Encyclopedia noble de la erudicién elegante, pero como pudiera serlo esta si faltasse aquella circunstancia precisa: Veritas.” La erudicién es conocimiento, conocimiento fundado, por ende verdadero. Lo cual esta en plena consonancia con la idea de sabiduria renacentista, En las Obras de Carlos de Sigiienza y Géngora, con una biografia, de Francisco Pérez de Salazar, se encuentra un facs{mil que sirve para ilustrar nuestra idea, Piedad Heroyca de d* Fernando Cortes Marques del Valle. Ext obra cs Escta p' don Carlos de sigienza y GGongora Gosmograto del Rey Nico. don Catedraca Jubilado dela Ciendi Matematica, Examinader Gen! de Aviles, y gente de mar. Caplan propieta Tio del Hospital de Amor de Dios, Ministo del Tribu. Mal del Sto, Ofieio y x1 Corrector Gent de Libror Re Quien murié de edad de 55 sos, el asio de 1700 lo @ te deduce de Is obra imprea en ee afte, Onlentl Pls neta Evangelia, Epopeya SucroPanegitica al. Apostl grande de las Indias * Frane Xavier, qr la dié a la Exampa d& Gabriel de Siguena, su sobriao, y Impre so en Mex con lia de los Superines pr a? Maca Ae Benavides ato de 1700, en cuto prologo se da ra zon de muchas de ls ora de Siguenm, dtu muerte y Aisposiciones pr despues de ella. La impresion de era de piedades Heroyes de de Fernando Cones; se dei ce de ela minms, fue impresaen el ao de 1658 del Caps 11 y fin del n° 121, en qe tratando de un Sum nio de Indulgencat die que se imprimio cl so pass de 1662. © = a ms ead Una penosa enfermedad puso fin a la vida de tan ilustre mexicano el dia 22 de agosto del afio 1700. “Esta piedra Pérez de Salata, Franca, ep. et, p. voce. 8 Loc. cit. . * 32 Introduccion (en la vejiga) que en vida ya no le permitia dar paso... existia efectivamente habiéndose comprobado que era tan grande como un hueso de durazno.” J Don Carlos dispuso en su testamento que se le hiciese 1a autopsia, con objeto que los médicos pudieran estudiar la indole de su enfermedad. Este hecho no hace sino remarcar Ja naturaleza de su espirita cientifico, su interés por la verdad yy su confianza en la evidencia empirica. © Después cortejado por el claustro universitario, por el Santo Oficio, del cual a tltimas fechas habia sido nombrado correc- tor general de libros, y por los congregantes de Sn, Pedro, le dieron los padres de la compafia, cristiana sepultura en Ix capilla de Ia Purisima, del lado de la epistola y al_ampsro de la virgen Dolorosa que segin sus propios términos fue su consuelo y el refugio a que se acogié en su larga y penosisi- ma enfermedad. * 5 Los. it or Thum, in an age when among bis dass human remains were deemed saced Bnd iection was sll counted a desecration, ths consecrated 3¥2N¢ BwSictcenth century Mexico, demonstrated, ia his last act, a eure (0 SEa"Thim and to sere mankind even beyond the boundary of life, His ite deasiy foreshadowed the end of the Age the Baroque and the bepin- ‘Bigot tie Age of Resson in Hispanic America." "Bening S. Ueonard, Barogue Times in Old Mesico, p. 214 ibe de Salam, Franco, Obrar de Corlos de Sigiensa y Gingoro, on una biogrfla, Pp. ESRIVADN. . LA IDEA DE CIENCIA Las paginas siguientes son el resultado de un andlisis inter- pretativo de cardcter epistemolégico, aplicado a las ideas que acerca de la ciencia maneja Carlos de Sigtienza y Géngora, tanto en ¢l Manifiesto contra los cometas como en su Libra astrondmica y filosdfica y ocasionalmente en sus obras his- tericas. EI objeto del andlisis es caracterizar a Sigiienza como un autor modemo a partir de su concepcién de la ciencia —la cual esta estrechamente ligada a su concepcién de la histo- tia, haciendo la salvedad de que no se trata de un creador de nuevas teorias cientificas, sino de un hombre erudito que cconocié algunas concepciones fundamentales en las que alen- taba la nueva visién del mundo fisico,* y aplicé principios y métodos de un nuevo “paradigma” cientifico, el de la modernidad. ? Por otra parte, es importante aclarar que Sigienza no desarrolla un pensamiento sistemitico en toro a los pro- blemas dela ciencia; no hace filosofia propiamente hablando, sino que, ala par que practica el nuevo estilo de la ciencia, hace reflexiones aisladas sobre sus caracteristicas y métodos. Por esto, en buena parte nuestra labor consistird en hacer aflorar las ideas fundameniales que subyacen en algunos de sus escrites cientificos, histéricos y literarios, e integrarlas unitariamente para poderlas entender a Ja luz de Ia historia del pensamiento filoséfico en México. Gon respecto a la cuestién de la modernidad hemos creido oportuno manejar tanto los conceptos cientificos como los histéricos tomando como base la siguiente hipétesis: Carlos de Sigiienza noes un autor de transicién, es un autor moder- no porque la modernidad misma es transicién. Esto significa A-Trabulie, Eline, Ciencia y rlgién on ol siglo XVI. México, EL Colegio de México, 1974, p. 49. ‘Khun, Thomae S,, The Stucture of Scientifie Revolutions. Chicago, University Press, 1970. 34 La idea de la ciencia que Sigienza lucha contra las formas anquilosadas de la concepeién del mundo, de la fisica, de la astronomia, del método, de la verdad, etcétera, y su arma fundamental es el andlisis critico, Como astrénomo Sigtienza se enfrenta a un sistema que le ataca, del cual el padre Kino y Josef de Escobar y Salmerén son tipicos representantes; alegan la pri- ‘macia de la fe, el peso de la tradicién y del consenso univer- sal a lo que Sigiienza responde con una sola idea bésica: la Libertad Philosophica, la independencia de la razon que seré Ja divisa del Siglo de las Luces. . AA sefialar las caracteristicas de la contradiccién en el cien- tifico criollo y a establecer por qué no es en si misma contra- ria al espiritu de Ia modernidad, hemos dedicado esta parte de nuestro trabajo. Por los limites y propésitos de éste nos concretaremos al andlisis de la Libra y del Manifiesto, que se vinculan sustancialmente con su concepcién de la historia, tema fundamental de nuestra tesis. LA. MODERNIDAD EN CARLOS DE SIGUENZA ¥ GONGORA Ningiin estudioso hasta ahora se ha ocupado de Carlos de Sigiienza como autor de transicién con la precisién analitica que lo ha hecho Elias Trabulse. Sus palabras nos ofrecen lun claro resumen al respecto: “Don Carlos de Sigilenza es un autor entre dos épocas que, cual Jano, contempla un porvenir luminoso mientras ve morir un pasado al cual pertenece todavia. Su mismo cardcter bipolar permite hacerlo precur- sor del eclecticismo mexicano del siglo siguiente.” * '¥ contimia poco mAs abajo: ‘Su criticismo histérico lo hace moderno, su apego a Io ancestral lo hace tradicional. Su busqueda de Ja verdad en la naturaleza lo convierte en ilustrado, su creencia en los dogmas inmutables del catolicis- mo lo retiene en el medioevo. La pugna entre empirismo cientifico y dogmatismo ortodoxo se palpa en gran parte de su obra.”* ‘Si no expresado de la misma manera, es un hecho que destacados autores como José Gaos, Eli de Gortari y Rafael Moreno, que han analizado los problemas del conocimiento, 2 Trabelae, Ellas, of. city ps SL ‘Bid, p. 31. La modernidad = de Ia historia y de Ja ciencia en Sigtienza, comparten la idea de que se trata de un autor de transicién, a caballo entre dos momentos fundamentales del pensamiento humano, la tradicién medieval y la modemidad; pero sin duda ‘Trabulse va mas lejos cuando busca los fundamentos de tal aseveracién en el Sigiienza que encara la razén cientifica; en el Sigitenza para quien el universo, a partir del nuevo paradigma mecanicista de las ciencias, comienza a abrirse; yen el Sigtienza que frente a la religién observa una triple actitud, de creyente, heterodoxo y escéptico. ° Sigtenza es un autor contradictorio y es la contradiccién Ja que pretende explicarse como consecuencia de la transi- cién, desde Inego enmarcada en el condicionamiento histé- rico en que el eradito barroco se inserta. As{ no se ignora ni el cardcter dependiente de la cultura colonial, ni la margina- cién que se sigue del mismo. Se alude también a la censura ejercida a través del Santo Oficio de la Inquisicién, asi como a la revisién periddica de textos que Iegaban a la Nueva Espafia, pero se advierte la particular libertad de lectura que un clérigo revisor como Sigiienza pudo tener. * En conclusién, si Carlos de Siguenza es un autor de transi- ccién, se explicara con creces el porqué de las contradiccio- nes que se manifiestan a lo largo de toda su obra,” lo mismo su postura dual de astrénomo y astrélogo, como la de cienti- fico que acepta a medias el nuevo “ paradigma”’ de la ciencia sin desechar el anterior; asi como la de hombre ortodoxa- mente religioso que a la ver busca deslindar entre la verdad cientifica y Ia verdad religiosa. A partir de la ambigiiedad se declara a don Carlos un autor de transicién, * que si bien tiene geniales atisbos de modernidad y hasta se muestra precursor de Ja Ilustracidn no es en realidad un autor moderno, * La opinién antes expuesta y varias veces reiterada acerca ©-Trabutbe, Has, op. cit, Mex i de México, rit, oi Min, Cleo de México, LM, pp 1B yw Sigteniay Géngora, Carlos dc, Libra astronémica y flosifce. Presen tadién de Jose Gace, Edicin de Bernabe Navinro. México, UNAM, Conte fe Estudios Fioséfices, Col. Nueva Bibiotces Mexicana, 1059, get Morena, Rael "Le too moter en Ia Nueva pate” en Estcir Mura te lois en Msi México, Yas. de My Let, UNAM ‘fr. Trabtse, Elias, of. cit, pp. S182. 36 La idea de la ciencia del caracter “transitivo” de don Carlos, nos ha levado a plantearnos si efectivamente es un autor de transicién, para lo cual partimos primero de la ubicacién y caracterizacién de la modernidad y después establecemos, con el andlisis de Jos textos de Sigiienza, un parangén entre sus ideas y las de algunos autores modernos. A la base de este estudio esta la siguiente pregunta: gno es acaso la modernidad misma una transicién?*" gNo seria en gran medida en parte de su gestacién y desarrollo, la modernidad, justamente transito hasta la difusién amplia y consolidacién de los nuevos “esque- ‘mas explicativos” de la realidad? La respuesta afirmativa a tal pregunta invertirfa los términos del problema en tor- no a Sigiienza y Géngora; Ia contradiccién, su caricter bipo- lar, harfan de 4 un autor auténticamente moderno. Las contradicciones en el ambito filos6fico, cientifico, religioso, historico, etcétera, quedardn plenamente comprendidas bajo la perspectiva de una época de controversias y ambigieda- des. Sigitenza no seria en todo caso sino un hijo del absolutamente acorde con su tiempo y exponente singular de la cultura novohispana de vanguardia. Se ha dicho repetidas veces que Sigienza es un autor de transicién porque junto a sus ideas modernas, critico-cienti- ficas, exhibe ideas que pertenecen a la tradicién medieval, las cuales le impiden el acceso pleno a la modernidad. Tales ideas son fundamentalmente: 1. Su eclecticismo en relacién a la concepcidn del mundo y las ideas cientificas que de ella derivan, ya ptolemaica, ya copernicana y en tiltima instancia tycho-brahiana, 2, Su ambigtiedad frente a la astrologia, ora atacindola como infundada y no cientifica, ora fabricando Junarios en que se contienen predicciones netamente astroldgicas. 20"Su inagotable método, oponer lo moderro a lo. tradicional yo tralional a To tadiclonal ef ular indo de su carsctr tran, por ast deco, dentro dela historia de ls Sdeas” Trabulse Elis, op ete pale 2 Sigsensa y Gongora, Carlos de, Libre, p. xxi. Ene. prloge, Jost ‘omcs die" "Lan padres del mundo ‘moderna en el sentido He lw "vain secores cultures de ete mundo, Colin, Litem, Desartes,. stn cage dou de medicralamo mucho mis’ de lo que quicd peesba y hana quae Sno de ells y de lo que ha sido ait pensaran Qe ellos ly postciare” S2Trabube, Elias, op et, pp. 2425. La modernidad a 8, Su agnosticismo y su providencialismo en los que la actitud critica encuentra su freno. 4, La autoridad a la que ataca, pero a la que frecuente- mente se acoge. Algunas veces se atribuye su falta de completa modernidad a causas externas, tales como el ambiente que le impide progresar; otras a problemas de indole personal tales como su compromiso con una jerarquia eclesiéstica o a una mezcla de ambos, Podrla mencionarse, ademés, que si bien parte de sus ideas son tradicionales, no asi sus actitudes, que resultan, a la luz de cualquier anilisis, novedosas. ™ Las afirmaciones en el sentido de que Sigtienza no es un autor modemo se ven seriamente comprometidas cuando por un lado se intenta definir la modernidad y por otro se ‘muestran casos similares al de Sigiienza en autores europeos a os que no lamamos autores de transicién, sino modernos. En cuanto al primer problema, a saber: equé se entiende por modernidad?, si por modernidad entendemos la época moderna, los tiempos modernos histéricamente hablando, un fenémeno curioso pero explicable que mientras més preciso es el estudio histérico mis vagas son las fronteras entre edades, imposible separarlas en forma esquemitica y arbitraria. Como todo hecho, la Edad Moderna encuentra su raiz en un pasado inmediato que le sive de base, pero el cual no sélo es negado en la via de una superacién sino intencionalmente desconocido, despreciado y artificialmente ‘ido por otro pasado més lejano, la Anti El humanismo es e] reencuentro con la antigiiedad pero bajo las condiciones de Ia cultura medieval; sin embargo, no es ni tinico, ni homogéneo, cronolégica y geograficamente ha- blando. La modernidad se cuela por doquier de acuerdo con Ia perspectiva histérica de quien la evoca. Para el legislador se instaura con el advenimiento del estado modemo; para 38 Leonard A. Irving, Borogue Times in Old Mexico. Ann Arbor, Michi ‘gan, University of Michigan Press, 1929, p. 198. No other incident of his life epitomizes the man and his times for {¢ places in yoxtaposition the bed spirit of scientific inquiry wich Ihe incare fated ad the fiasmie atmosphere of ignorance.” 38 La idea de la ciencia €1 materialismo historico la modernidad no se maneja como concepto, pero se habla del deterioro del modo de produc: cién feudal a partir de la fundacién de la banca y el desarro- Uo mercantilista. Para el sociélogo 1a modernidad se perfila con la fundacidn de las ciudades libres y la movilidad de las, clases sociales; para algunos objetivistas la Epoca Moderna es el resultado de un encadenamiento entre los nuevos datos aportados por los descubrimientos, el desarrollo de nuevos esquemas explicatives y el impulso a la técnica a partir de Ja nueva ciencia, Para los idealistas la fpoca Moderna se inicia con los grandes descubrimientos como hazafia espiti tual, en la que destaca la nueva actitud del hombre frente al mundo, su fe en la raz6n, Para el epistemélogo la Edad ‘Moderna se caracteriza por la busqueda del método adecuado para el conocimiento y dominio de la naturaleza cuya base ‘esta en la raz6n critica frente al dogma, Ia imaginerfa o Ja supersticién. Para el historiador de la ciencia la Epoca Moderna evoca los pasos sucesives de la apertura del cosmos: desde la inversién copernicana, hasta la manifiesta reduccién del orden universal a las leyes fisicas de Newton, frente a un pasado en el que el mundo tenia limites, esferas estables ¢ incorruptibles, cuyas leyes diferian de las del mundo sub- Tunar. Cada una de las perspectivas aludidas difiere en Ia tesis de base; sin embargo, todas tienen en comin Ja conciencia clara de que la Edad Moderna no ¢s un mero término sino lun proceso que tiene sus origenes més remotos en la baja Edad Media, cuyas premisas fundamentales de desarrollo se dan en los siglos xv y xvi, que cuenta con importantes aportaciones en el siglo xvi, las cuales serdn ampliadas, aplicadas y criticadas en el siglo xvi. Independientemente de Ia ubicacién, es fundamental saber ccuiles son los aspectos que caracterizan la modernidad desde la perspectiva filosdfica. La modernidad como término filosé- fico se refiere a una serie de instancias culturales cuya carac- teristica fundamental es: I. El rechazo de la tradicién. La modernidad como concep- 24 Dentro de cada dixiplina se da una perspeciva de Ia iden de moder- fidad en relacién al conjunto de hechos que constitayen su objeto de ‘studlo La modernidad 39 to acufiado en el campo de la filosofia no coincide estricta- mente con el concepto histérico de la Edad Moderna; la modernidad se restringe a todas las actitudes, actividades, ‘conocimientos, perspectivas, concepciones, etcétera, en que se revela lo novedoso frente a lo tradicional, ya en el campo filosofia, de la ciencia, de la técnica, del arte o de la De hecho el concepto modernidad se desarrolla més, alli donde as condiciones culturales son paraddjicamente mis fuertemente tradicionales, donde los esquemas ideolégicos son mds dificiles de renovar 0 de remover, es decir, en cul- turas periféricas, como nuestra cultura colonial en el siglo xv, alejadas de las desarrolladas ¢ innovadoras. Il, Modernidad es un término que en Hispanoamérica tiene un peso especffico: Ia apertura a una nueva actitud, Ia asuncién de la critica como opuesta a la tradicién autori- taria y dogmatica’ III. Esto refiere en primer término a la modernidad como ciencia nueva; efectivamente, la nueva ciencia se caractetiza por establecerse metédicamente, ya por el camino de la in- duccién, ya por el de la deduccién creadora, opuestas ambas a Ja deduccién silogistica, repetitiva ¢ ineficaz para impulsar el desarrollo del conocimiento. La nueva ciencia que se funda en la observacién y la experiencia, asi como en el céleulo matematico 0 los principios de la fisica, es un cono- imiento itil y provechoso para el hombre, y lleva consigo un dominio de la naturaleza que se traduce en el bienestar y el progreso de a humanidad, IV. El término modemidad alude en este mismo sentido a Ia nueva filosofia como nueva ciencia, aquella que se concibe a si misma como racional y antimetafisica en tanto, por un lado, busca establecerse independientemente de la fe y, por otro, desplaza el acento de sti preocupacién de los problemas tradicionales metafisicos a los epistemolégicos, V. En México la modernidad referida al campo de 1a filo- sofia tiene una caracteristica propia: el eclecticismo; 1a filosoffa que se cultiva en Nueva Espafia como filosofia mo- derma ser4 ecléctica en ultima instancia por el cardcter depen- 40 La idea de ta ciencia diente de la cultura, pero finalmente selectiva y preocupada por los problemas concretos de un pueblo sumiso a la tra- dicién por la ignorancia. El eclecticismo de nuestros autores modernos significa importacién selectiva de las tesis de ‘vanguardia; por tanto no se trata de un eclecticismo indi ctiminado, indiferente 0 burdo, sino consciente y valorative desde la perspectiva novohispana. VI. Finalmente 1a modernidad refiere a una nueva forma de concebir a la religién como el campo propio de la creencia, del dogma, de la autoridad y por tanto, completamente diferente a la ciencia o la filosofia. Tal fue el clima propicio en que se gestaron el moderno escepticismo, el deismo inchiso el ateismo del Siglo de las Luces. En Carlos de Sigiienza, la modernidad est bésicamente definida en términos de conocimiento cientifico. * En efecto, se habla de Sigiienza como autor de transicién en primer término en la perspectiva cientifica "* Cabe preguntarse cuales son los rasgos de modernidad que se muestran en Ia obra del “erudito barroco” Por su ubicacién histérica (1645-1700) don Carlos per- tenece plenamente al periodo calificado como fpoca Mo- derma y sin lugar a dudas como establece Trabulse estuvo a Ta altura de los tiempos, * y las controversias y ambigtie- dades, no hacen sino corroborar esta afirmacién. * 28 Moreno, Rafal “La filostia moderna en ta Nueva Espa", en Est dios de historia dee flosoya en México, p. 161 28Trabals, Flas ep. eit, pp. 2829 Rojan Garciductas, Jot, Cartor de Sigdensa y Gingore. Erudite barrco. México, Edit Nocti Cal, Vidas Mexicanas, 1985, p. 18 2 Trabulse, Elias op. cit, pp. 25 y 65 28 En Ia Historia general de las cencas Taton vos dice: “Es conveniente veren el Siglo xvii el eomienzo de a ciencia moderna, Este punto de vita fo @ inexacto aunque requiere una expliacin, Pars empezar es evidente {ue el clifeativo "modemo’ terd siempre relative. En este tentido hay que furdane mucho de modernsar demasiado Is genercin de Descartes © {tas de Newion, 50 pena de no comprenderse ade expovernoy suns injures Gcepeiin - ee 'Y Koyté dice: "Coptmico... no e& un copernicano, No es un ‘soderne’ su univer no sel expacio innit de la fikiea clsica, Tene limites como 1 de Annclen” Koyté op. cit, p. Koy, Alexander, La revolution aitronomique, Histoire de ta. pense. Pari Hzle Pracique de Hautes Fiudes, Sorbonne, Herman, 196, p15. La modernidad 41 4) En cuanto a la concepeidn del mundo, el eclecticismo tychoniano# que Trabulse percibe a través de las obras de Sigiienza es absolutamente congruente con las afirmaciones astronémicas en boga entre los autores modemos del siglo xvut Esto se debié a una doble causa: por una parte el hecho de que la Iglesia catolica no prohibiera la ensefianza de las teorlas de Copémico sino hasta 1616, hecho tardio si se toma en cuenta que e De Revolutionibus Orbium Coelestium, habia sido publicado en 1543; y tard{o tam- bién en relacién a la prohibicién de Lutero y Melanchton formulada en la 5a, década del siglo xvi (1541-1544) Por otra parte, la exactitud en los cdlculos a partir de las tablas propuestas por Copérnico fue lo que permitié la mayor difusién de sus ideas entre astrénomos y astrélogos, ¢ incluso después de la prohibicién las tablas se mantuvieron w Trabulse, op ety p. Bl. 20 Thomdike. Lynn, History of Magic and Experimental Science. New York, Columbia University Press, 1958, vol. 5, cap. xa, p. M45. ".- para los astronomos de la primera mtd del siglo xvu el sistema de Tycho Brahe yparecia combinar las ventajas del de Capéraico con las del_ptolemaico, Spurecerfa como un tereer sistema del mundo.” fr. Historia general de las cienies, «1, Clencias Modernas, Barcelona, Ba, Destino, 1972, pp. 92.95. ‘Vernet, Juan, dstrologia y astronomia en el Renacimiento, Barcelona, Editorial Avil, 1974, p. 92. “Los Trabajos de ‘Tycho Brahe ssestaron los golpes decisivas a 1a cosmo logis tradicional, al destruir el dogma de Ia inmutabilidad de Yor clos, los orbes s6lidos de Peurbaeh ¥y de Copérnico, y a volver a crear toda une ‘stronomis de ix observacién cujee dator de inaudita,precsén Wevaron Kepler a establecer una Astonomis y no sélo una coomalogla nucra.” ‘Mis adelante en Ia pp. 44145, Vernet afirmia que: “Logomontams y Kiccoli, 2 quien Siguenza cita en su obra, hablan sceptado el sistema de Tycho Brabe dicendo que no es que el sal gire 7 Ii terra eae inovil en 1085 desputs del proceso de Galle: 3 Los que difundieron yerdageraments a Copérmico fueron Rethicus, ‘Tycho Brahe y Giordano Bruno, porque el editor Andreas Osiander, eambié (oto el sentido de la obra com su “Tatrodueclén", en contra del propio Por oua parte, ys desde 1539, antes de In publicaciin del ‘De Revolutionibus Orbium Coelistium de Copérnico, e incluw de la Narratio Prima de Rethicus, Lute, puesto en antecedentes por los rumores, conde: 16 duramente Ia nueva docttina, y en 1541 Melandhiton lo hizo mds severa: mente ain. La Iglesia Catéliea no dijo nada. No fue sino micho despues ‘cuando se hizo evidente que l obra de Copémico no era slo para lov nate: tlticos, y x dieron cuenta de que dl golpe contra el geocenttismo y contra cl antropocentrisno era moral, pues se evidenciaron las impliaciones meta: fisieas y religiosss en los exeritos de Bruno. (. Koyré op. eit, p. ID 2 La idea de ta ciencia como materia de ensefianza aunque no la teoria heliocéntrica en que se fundaban. Elhecho de que Sigitenza sélo aplique las tablas y establezca Jos cdlculos, pero no obtenga de ello mayores consecuencias, teéricas, se debe a que no fue un cientifico creador, lo cual tampoco le resta modernidad, y por ello resulta ilégico pedir que de sus observaciones sacara consecuencias semejantes a las de Newton al observar el mismo cometa 4) Su ambigiiedad frente a la astrologia es otra caracte- ristica de los tiempos modernos. Efectivamente, en primer lugar, hasta muy entrado el siglo xvm, la astrologia seguia siendo cétedra regular en gran cantidad de universidades ‘europeas. En segundo lugar, el status mismo de quien se dedicaba a Ja astronomia y 1a matematica, comprendia en forma inseparable la prictica de a astrologia. Asimismo el ambiente social estaba absolutamente en pro de las predicciones astroligicas (esto tal vez tenga su expli cacién en las condiciones azarosas y calamitosas en que sc enmarca el siglo xvi) yun astrénomo real y matematico tenia entre sus obligaciones presupuestas Ja de elaborarlas. Autores de reconocido valor cientifico se dedicaron tam- bién a la prediccién astrolégica; ast lo hizo Kepler™ y, si Galileo pronto se desligé de tales practicas, fue por razones ‘muy similares a las de nuestro criollo autor; el estar conven- cido de la imposibilidad factica de las predicciones y el hecho de no haber fabricado pronésticos acertados o de haber intentado predecir infortunios a personajes eclesidsticos 0 politicos, lo cual nunca fue aceptado; y, como sefiala Thom- dike, a esta clase de presagios se debié la segunda bula papal Vernet, Juan, Astrologia y astronomia en el Renacimiento. La reveluciin copernicana. Barcelona, Editorial) Avie, 1924, pp. 72-73. 22 Vernet, Juan, op. cit, p. 134 y s 2 Thomdite, Lynn, op. cit, &. wi cap. ¥. P80, “Attacks upon astrology were numerous in the seventeenth century. We have already described several of them in our sixth volume and need not hete repeat what was said there conceming George of Ragues, Alexander de Angelis, and Giannini. On the other hand we have already scen that the papal bulls against astrology of 1586 and 1631 had only a limited effect, and that the subject continued to be taught at the University of Bologna into the seventeenth, and at Salamanca into the eighteenth century.” ‘A Thorndike, Lynn, ibid, € Wm, cap m, pp. 17-19. La modernidad 3 contra la astrologia y no precisamente a motivos religiosos, ni mucho menos cientificos ©) En relacién a sus concepciones religiosas es verdad que Sigitenza se muestra providencialista y agnéstico, pero habré que precisar el Ambito propio de tales concepciones y esta- blecer que la modernidad se explica en gran medida por el equilibrio entre la intolerancia y Ia tolerancia, la: concilia- cin y la separacién entre la verdad religiosa y Ia verdad cientifica. En efecto, los autores modernos en forma tratan de mostrar que la ciencia y la reli s6lo diferentes, sino més ain, independientes. Sin embargo ‘en muchas ocasiones se ven obligados a vertebrarlas, ya por el clima de intolerancia heredado del siglo anterior y aunado a la contrarreforma, ® ya por la falta de un ambiente real- mente cientifieo, de un publico adecuado capaz de compren- der Ia nueva ciencia.* d) Finalmente el hecho de que los autores modemos se expresen en el Ienguaje propio de la escolistica © recurran a sus formas argumentativas, no les resta modernidad por- que son siempre en este caso los contenidos los que nos ha- bilan. de las nuevas concepciones, aunque las formas muestren su vinculacién real con el tiempo que les precedié. #* Si hemos de sostener que Sigtienza es un autor moderno debemos examinar algunos aspectos de su obra cientifica para lograr un juicio fundado. Trabulse ha expresado. que “Sigtienza como cientifico es un personaje contradictorio”, ** y agrega que “La contradic cién es mas marcada todavia si analizamos su obra cienti- fica y pseudocientifica. Por una parte tenemos los lunarios y almanaques que nos pintan al nigromante; por otra tene- 28 Thomilte, Lynn, ibid, pp. 98-99. 20Meninder y Pelayo, Marcelino, Historia de lor heterodoxos espeiler, tv, Buenos Aires, Espase-Calpe, Argentina, TOSI, p. $78 "En el siglo x7 todo el munde erefa y todo el mundo era intlerante:” ‘21Taton, en el prdiogo a la Historie general de las clencias. Barcelona, [Editorial Destino, tm, p. 214, dice “La nueva cincia fue instaurada 2! margen de la eencla ofl, y a menudo. contra ella” ‘28Por ejemplo, varios textos crtesianos erin excsitos con un lengua enttce — ‘30 Trabulse, Blas, op. cit, p62. “ La idea de ta ciencia ‘mos el Manifiesto y la Libra que nos introducen con el ma: temitico, el astrénomo y, en fin con el racionalista esceptico que se burla de las quimeras de los astrélogos; gremio del cual Don Carlos es, paradéjicamente, miembro egregio.” * LA critica 1La caracteristica epistemoldgica més importante por la que Ja ciencia moderna alcanza carta de naturalizacién en Ja perspectiva filoséfica es sin duda la critica,® como paso fundamental que posibilita y garantiza el desarrollo de Ja verdad cientifica. La critica no es slo una caracteristica de! método en Ia filosofia cartesiana, en realidad se extiende a toda la filosofia moderna. Asi la pregonan por igual empiris tas y racionalistas y se traduce en una de las premisas bésicas del método cientifico. El propésito del Manifiesto queda explicitamente estable- ido por su autor: “*... ser4 despojar a los cometas del im- perio que tienen sobre los corazones timidos de los hombres, ‘manifestando, su ninguna eficacia y quitindoles la mascara para que no nos espanten.” # En el fondo, al igual que en la Libra, no se trata sino del “desengaiio de errores”, necesario preludio a la postulacin de la verdad cientifica. La critica ser conscientemente pro- puesta como el primer paso del método con el cual el espiritu sistemdtico del siglo xv1t se desarrolla en la filosofia y en Ja ciencia,® y la actitud de Sigtienza queda inscrita dentro de este clima general. so Trabulse, Els, ibid. p62 81 La critics, como fanelba del conocimiento, pobilta su propio desaro Wo, ya que en la medida en que tn conocemiento e: puesto en crs, soretido al ands, 4 la inapeccién riguross, se elimina la peeicén dog. tea, que de suyo evita Ia revision, el examen. (Contra Ia mera apinién, la critica pone de manifisto ls carentia 0 debil ad de os fundamentor de un conecimicnto. La critica permite evitar Ja ‘subjetividad, al comprobar y aplicar los conocimientes. (Como funciéa del conodimiento, 1a ertica esth presente 2 Jo largo del desarrollo del conocimiento cientifico y flosfic, pero se toria una actitud ‘ousciente y parte del método en el siglo xv a partir de la formulacién TESighensa y Géngors, Cavlos de, Libra, pp. 10-11 mim. 12. SsCauirer, Emest, Filiofia de la’ Ilutrecion. México, FCE. 1943, pp. ony La onttica 45 E] motivo inmediato que mueve a Sigiienza a Ia redaccién de la Libra es sacar a luz la verdad, polemizando contra el padre Kino que habia refutado su Manifiesto; pero su signi- ficado més profundo estriba en presentarnos algunas de las caracteristicas més importantes del nuevo modelo cientifico. En la Libra como obra polémica, Sigiienza recurre al mecanismo medieval de exponer los argumentos del opositor para después irlos refutando. Sin embargo, no se queda en Ia posicién comoda de exhibir tinicamente Ja incongruencia a nivel légico, ni mucho menos ain en salvar autoridades como correspondia al planteamiento medieval; la disputa de Sigiienza va mucho més lejos, es la moderna controversia a propésito de la cual cita a Gassendi y a Descartes; * esté en €l clima de Ja disputa cometaria que, segin Trabulse, ascsta un golpe definitivo a la vieja cosmologia, ** Asi, Si- giienza analiza os fundamentos de las proposiciones en 1a perspectiva cientifica, historica o aun religiosa en que se han planteado; arremete contra la ignorancia, la supercheria y el absurdo; rechaza los argumentos de autoridad per se, los debidos al consenso universal y por supuesto los contra- dictorios, En suma, aunque con el ropaje medieval, la disputa de Sigiienza por sus planteamientos y efectos rebasa con mucho las meras contiendas de la escuela, ya que“... 3610 €l entendimiento las asiste”.** Bajo la perspectiva eritica no resulta una mera casualidad que Sigiienza en su Manifiesto filosdfico del 13 de enero de 1681 cite a Gassendi, a Descartes y a Galileo; mas bien es una clara prueba de que nuestro criollo autor vivié el cima de la ciencia moderna y, aunque no sea posible referir todas Jas influencias que pudo haber recibido, tenemos varios hitos que nos muestran que justo es la critica, el punto de con- tsighensa y Géngora, Carlos de, Libye, p. 151, mim. 316. as Trabulle, Elia, of. cit p. 7 Historia general de le cencte, tt, p26 Heredada de Ja disputa escolistica de la Edad Media, la polémiaa de Sighenza, por su earicter critica, sobrepasa cl mero expiitu de controversia, {siglo x71 que Thorndike ealifca de acenttico, pues ve sustentaba en una Aoctrina del punto de vista servia nicamente para desaereditar, detractar fc instar a on determinado astor. Cfr. Thorndike, Lynn, op. ct, t vB, ap. 4 p. 30 Siglensa y Géngora, Carlos de, Libra, p. 151, mim. 318 46 La idea de la ciencia fluencia del mexicano con los europeos. Ast en la Libra citando a Gassendi nos dice: “En lo que a mi toca, no me Preocupo por los demas pues haya escrito o no haya escrito alguien contra mi, es igual, pues escribiria contra mi mismo, si al examinarme también yo. descubriera haberme equivo- cado en algo.”** Aunque mis adelante se aclarar4 la impor- tancia que da Sigtienza al uso de las autoridades, salta a Ia vista que al citar a Gassendi.esté lejos de la reitera mitica, pucs se trata de manifestar la importancia del andlisis critico, siempre que éste tiene por objeto el esclarecimiento de la verdad, y de reiterarla con las palabras de un autor contemporineo. Hasta Sigiienza ha legado en una u otra forma el principio cartesiano de 1a duda, como se maneja en el Discurso en el primer precepto del método, principio que derrumba verdades infundadas, dogmas y meras opiniones. En una lucha encarnizada contra la postura habitualmente acritica Sigiienza declara: “ ... no soy tan simple que quiera que se tengan por ordculos o dogmas mis aserciones por lo cual siempre me he persuadido a que sin culpa alguna pueda disemtir de ellos el que quisiere.” La libertad para disentir sobre In verdad cientifica deja latente en nuestro autor 1a divisién clara entre ciencia y dogma; el dogma como tal debe desterrarse del campo de la ciencia y con su habitual ironfa leva més lejos la eritica ‘cuando afirma que en la ciencia de nada valen los dogmas. En cuanto a la mera opinién, est constituida por las “vor ces inadvertidas del vulgo”. Tales son aquellas que expresan. fen sus juicios y discursos Ja ignorancia de la materia, por Jo que vulgaridad equivale en gran medida a ignorancia, pero también le cabe la nota de ridiculez; el vulgo ¢s ridiculo cuando proclama sin ninguna evidencia la mera creencia de que los reyes perecen a causa de los cometas. ® El “vulgo ignorante” puede hacer deducciones falsas porque no conoce método alguno para discernir lo verdadero de lo falso, por shia, p. 2, nie. 3. S8Ibid, p. 8, nim. 4 vSighenta muestra Smo en la ciencia de nada valen les dogmas. ofr. Libre, p. 128. “PSigienea y Gongora, Carlos de, “Manifisto” en Libre, p. 10 mim. 1 Tidy ps 4 wim, 61 "En efecto creer que un rey ha muerto por el cometa ces propio. de riicula locur.” La critica a1 eso puede llegar a conclusiones tales como que, mientras mds edad tenga la humanidad, més repetidos sern los cometas.# La verdad o el error que se pone al descubierto a través del andlisis critico se sitia lejos del ataque personal. El andli- sis busca evidenciar los fundamentos y Ia solidex del conoci- miento, no en el duclo subjetivo, sino en la prictica del método. “Si probé lo que en él y los restantes queria [argu- mentos del padre Kino}, no me toca a mi determinarlo sinoa Ia Astronémica Libra, Ella respondera por mi a quien des- nudéndose primero de perjudicados afectos se digne de preguntarscio.” © ‘Nada mds claro en el plano de Ja critica que “evitar Iz prevencién”, tal como indica el primer precepto del método- cartesiano* De hecho sélo despojandose de prejuicios, “per- judicados afectos”, puede el hombre acceder a la verdad; el Programa de toda la filosofia moderna que se inicia con la puesta en crisis, sometiendo al andlisis las pretendidas verda- des, requiere de una actitud previa, la de no prevenirse en pro o-en contra, la de no sostener antes de fundamentar. Contraria a la adhesion volitiva y afectuosa de la fe, la critica discurre por el camino del examen racional que pre- tende objetividad ¢ imparcialidad, de ahi el nombre de Libra; es este sopesar verdades a través del examen minucio- so, el punto de partida de la nueva ciencia. La actitud critica indispensable para destacar lo verdadero de Io falso, el dudar para no dudar rebasando el esceptismo, Ia posibilidad de fundamentar el conocimiento en la obser- vaci6n, la experimentacién o el célculo, en suma el conoci- miento y la utilizacién del método, marcan la diferencia entre opinién y conocimiento, entre vulgo y hombre de ciencia. Al respecto refiere Sigiienza: En estas cosas se legé el dia 28 de agosto en que segin lo habia prevenido el Almanaque y Prondsticos se eclipsaba el sol, Como no se esperaba tanto como esto... se causé de todo 41 1bid, p29, nim. 48. id, p. 150, nom. 312. 42 cjr, el primer procepto del método en Descartes René, Discurso det toda, 48 La idea de la ciencia tan repentina confusién y alboroto que causaba grima, Yo cen el interin, en extremo alegre y dandole a Dios gracias repe- tidas por haberme concedido ver lo que sucede en un deter- minado lugar tan de tarde en tarde y de que hay en los libros tan pocas observaciones que estuve con mi cuadrante y anteojo de larga vista contemplando el sol. El vulgo es temeroso y espantadizo porque desconoce causas, porque ignora métodos, porque no sabe argumentar sacando falsas deducciones y en dltima instancia porque ni siquiera conoce el significado correcto de los términos del lenguaje cotidiano: “'... preciosos y transparentes prismas y poliedros que el vulgo como ignorante de las propiedades de las voces llama almendras de cristal.” * Si la critica se levanta contra el error, tal desengaiio no puede surgir s6lo de combatir a “las voces inadvertidas del ‘vulgo"; no se trata de luchar tinicamente contra la ignorancia del ignorante, sino de algo de mucho mayor peso, luchar contra la ignorancia del sabio que se manifiesta en el pre- juicio, el argumento de autoridad, el argumento de consenso universal, la falacia argumentativa, etcétera, Tal lucha es tanto més significativa cuanto que las formas que ahora se revelan como ignorancia fueron sostenidas durante largos siglos como los auténticos fundamentos del conocimiento. Por eso la polémica contra el padre Kino es en iiltima instan- cia la lucha contra el viejo sistema autoritario y dogmdtico. Es por esta misma razén por Ia que la funcién critica de la filosofia se hace consciente de si durante el siglo xvu. En la Tucha frontal entre autoridad y evidencia el desenlace no ‘se hace esperar; las modernas escuelas filos6ficas proclaman como el auténtico criterio de verdad Ja evidencia, y Sigiien- za se adhiere a la nueva concepcién, por lo que buena parte de la Libra no representa sino un ataque sistematico a la autoridad fundamentalmente en el terreno de Ja ciencia. wn gO ty scien ches Sie ine a 2 rence Tint ie Geetha La autoridad 49 AUTORIDAD, Propugna el cientifico mexicano por un cambio de acti- tud, por una toma de conciencia del piiblico cultivado en genetal cuando le agrede diciendo: “Tan superficiales son los juicios de muchos de este tiempo y casi tan'sin valor que aquellos que leen no consideran tanto que leen ni piensan tantoen la fuerza y valor de lo dicho, cuanto en la dignidad del que dicta.” # Sicrva de la autoridad, la razén no examina ni discieme, ni valora, simplemente asiente; esta actitud es totalmente contraria ala buisqueda de Ia verdad, puesto que la natura- leza de la verdad cientifica no tiene nada que ver con el autoritarismo y Ia imposicién, “‘gLas autoridades de los doctores? No convienen si les faltan a sus razones las con- gruencias.” “7 La verdad no puede asentarse dogmaticamente contra la razén, la verdad es funcién de Ja razdn, por ello no puede dictarse autoritariamente sino que se establece © no de acuerdo con un método. “Quien tiene entendi miento y discurso jamds se gobierna por autoridades si les faltan a estas autoridades las congruencias,” # Contra la actitud displicente que relega a la razén fiere cémodamente descansar en la autoridad Sighenza argu ye: “Se busca no a la autoridad del que disputa, sino la verdad de la disputa misma.” * Asi ni el propio Aristételes escapa al anilisis critico de antoridades, cuando Sigiienza os dice: “'...y siendo Aristételes jurado principe de los filésofos, que ha tantos siglos lo siguen con estimable apre- cio y veneracién no merece ascenso... cuando se opusieren sus dictémenes a la verdad y razén...”"® El cambio se anuncia y se da a un tiempo, no se sospecha de Ia autoridad de Aristételes, simplemente se niega que sus verdades se pueden seguir si tinicamente se sustentan en la autoridad, lo cual es muy importante pues prepara el cami- ‘no a los dictémenes de los modernos astrénomos que expon- esigiema y Géogora, Carlos de, Libra, p. 2 nim. % Sigenca cita a Salviano en el De Avortia, «Tibi, p96, im. 41 Tid, p. 40, uhm. 76 Thid, p. €8 nim. 152 Sigienma elia a Municlo Félix en el Octavius, w0Tbid, pp. 6970, mim. 182 50 La idea de ta ciencia dré Sigiienza un capitulo més adelante y que contradecfan a Aristételes y por ende a la vieja visién del mundo, Al examinar de cerca el principio de autoridad, Sigitenza encuentra que éte se halla muy cercano a la mera opinién, porque en la mayor parte de los casos todo el fundamento de una aseveracién autoritaria consiste en el dicho del autor. “Seria crédito de entendimiento seguir ajenas doctrinas sin examinarles los fundamentos? Claro esta que nada de esto seria querer afirmar una cosa sin valerse de mds raz6n sino de que asi lo dijeron.” * Es imposible que la autoridad se sustente en si misma, la autoridad no es garantia de verdad y mucho menos lo es el mero repetir, el decir de la auto- Tidad. ® De la autoridad no importa si es ancestral 0 actual, si es tinica 0 plural, lo que no se puede hacer es usar los argumentos dandoles un carécter dogmitico. La ciencia moderna puso al descubierto que no es ni el prestigio ni la jerarquia lo que auténticamente sustenta al conocimiento; éte por un lado debe escindirse de la simple opinién, el mero decir, y por otro de Ia fe, de Ia pura cteencia al apelar a Ia’ evidencia empirica y racional. En este siltimo aspecto la posicién de Sigtienza, aunque dificil, es bastante clara: “Pero Hegando a los doctores sagrados y santos padres ninguno pretendié asentarlo por dogma filosdfico, sino valerse de estas apariencias [aparicién de cometas en el cielo] como medios proporcionados para compungir el énimo de os mortales y reducirlos al camino de la verdad.” * El tono no es de ataque directo que postule abiertamente tuna verdad cientifica frente a una verdad religiosa, pero es innegable que Sigiienza afirma que con relacién a los come: tas, el enfoque de los santos padres no fue cientifico, no asentaron ninguna verdad cientifica, sino una verdad de caricter moral y religioso, que permitié a la Iglesia una cierta conduccién de los hombres. Por un lado queda claro que para Sigiienza Ja autoridad en cuanto tal no subsiste como fundamento de la verdad cientifica; ni la autoridad de los antiguos, ni Ia de los moder- nos, si ademds de ostentar su pasaporte autoritario no mues- 5 bid, p. 4, nim. 76. 52 bid, p. 99, nim. 202. Rid, p. 14, nm. 2. La autoridad Br tran fundamentos mds sélidos; tampoco la autoridad de los santos padres o de las Sagradas Escrituras, ya porque no con- templan el fenémeno, ya porque no Jo tratan de manera: cientifica, Cabe entonces frente a los argumentos de autori- dad una razonable duda, puesto que al exhibirse como meras. opiniones no dicen nada sobre la calidad de su pretendida verdad. As{ pues, si la autoridad queda descartada por la exigencia de la critica, otro sera el sustento del conocimiento.. ‘Sin embargo, extraiiara por qué a pesar de ello Sigiienza fecha mano de varios argumentos de autoridad. Esto no es tan contradictorio como aparenta, ya que el uso peculiar que de tales afirmaciones hace no ¢s como para hacernos. dudar de su espiritu critico. En efecto, Sigtienza no concibe Ja argumentacién polémica desligada de Ia erudicién y es verdad que con su peculiar barroquismo™ por las paginas de Ia Libra desfilan gran cantidad de autores (aproximada- mente 200 segtin sefiala Gaos) ; no obstante, no todos se men- cionan dentro del discurso de la misma manera y 3 cier~ tamente el manejo critico de las autoridades el que a nuestro estudio interesa. ® En este sentido Sigiienza recurre a autores. antiguos y modernos, més frecuentemente a estos uiltimos, no para sustentar una idea dogméticamente, no para renun- ciara la explicacién, sino para apoyar su propia posicién critica. Asl cuando refiere el De Motu de Gassendi 0 cuando recurre a Pico della Mirandola del que cita: “Yo de tal manera me he formado y sin jurar por las palabras de ninguno, me lancé a través de todos Ios maestros de filosofia y examiné todas las doctrinas.” % Se percibe con toda Caridad la nueva actitud, la intencién de poner en daro- el punto de partida del nuevo método: el examen critico. ‘4 Leonard, Irving en Baroque Times in Old Mexico, p. vm, define el ‘barroquismo como el vérmino que designa no Unicamente un eatlo en lar arquitectura o en las arte plistias, tino una épocs histrica y subsceuente- fmente wn estilo de ‘La crudicién fue el marco propio del desarollo argumentativo en Sigienza. ‘8 Gaoe dice al respect del two delat autoridades de Carlos de Siglenza ‘que: “Aun dentro. de lot Limiter de In Ita invoracién de autoridade, ‘tun dentio del mismo orden de cosas hay autoridades y autoridades, ‘no fedas tienen la misma autoridad, el mismo valor. La autoridad implica ‘evidentemente un juicio de valor’ por parte de Gir. Géngora, Catlos de, Libra, p. x0, ‘aSighenaa y Géngora, Carlos de, Libra, p. 70, mim. 188. Cit dala Mirandole igicam y BB La idea de la ciencia En la misma linea de andlisis el erudito barroco se mues- fa contrario —como es natural— a los argumentos del con. ‘senso universal, porque de hecho el que muchos afirmen ‘", no hace a “x” verdadero: ““.. advirtiendo los funda. ‘mentos debilisimos sobre que estriba, los cuales no son otros (como se ve) sino el que asi lo dicen, Pero si ya se ha visto ‘en lo antecedente y se verd en lo adelante més cumplidame te el que también hay muchisimos que tal no dicen . Si el consenso general de suyo no basta para sustentar Ia Verdad es porque como mera opinién es imposible que jus- tifigue su pretensién universal. La verdad por mayoria’ no funciona, no se trata de 1a decisién del “puiblico sentir”, que ni sabe ni puede discriminar entre la verdad y el error. “Como no serd falsa la absoluta asencién del muy veridico Padre de que con la autoridad publica del universo se com. Prueba su parecer, cuando se le oponen tan agigantados ingenios, como se ha visto y muchos de ellos hermanos suyos por de su propio instituto?" # En Jos argumentos de consenso universal es precisamente universalidad lo que no se encuentra y, enfadado por la mera suposicién y haciendo gala de su ironia, Sigiienza exproa que “...Ja adecuada respuesta a tanto decir, no era otra sino decir que también hay doctos y no doctos y poets Y anales de las historias que tal no dicen", El terreno de la mera opinién es totalmente acritico, es el campo de la disputa infructuosa y sin salida; la opinién és sujeto de examen, no solucién a los problemas, Es decir €s en gran medida uno de los obsticulos més persistentes a Que se enfrenta el espiritu critico, Por ello hay que asentar Su escaso o nulo valor en el terreno del conocimiento, La aseveracidn sin fundamento nunca podré formar parte de la Yerdad cientifica, la cual no es mero decir, sino poder demos, tar lo que se dice. “Siempre tuve la costumbre de no ligar- me en absoluto a las enseiianzas que Maman catdlicas, es decir, universales 0 generales, pues raramente se encuenitea este género sin que pueda ser debilitado en alguna parte y destruido.” Ibid, p, 69, nde. 131 8 bid, p. TH, adm. 135 ‘9 Ibid, p. 78, nim. 189. 8 Ibid, p. 70, nim. 186. Cita Sigaenea a Quintliano. Argumentacién Logica 88 ARGUMENTAGION LOGICA Establecimos al inicio de 1a caracterizacién de la critica en Carlos de Sigiienza que éste delata no sélo la ignorancia del vulgo, sino fundamentalmente 1a del sabio, a proposito de la cual nos hemos propuesto tratar tres aspectos: el argu mento de autoridad, el del consenso universal y el argument contradictorio, En la linea de la argumentacién légica, son innumerables —como hacer ver Gaos—, los errores que Sigiien- za sefiala a su opositor; pero, mds que analizarlos todos, trataremos de agruparlos. De acuerdo con la mis clisica de las légicas Sigiienza encuentra dos tipos de incongruencia, una de caricter formal Yootra de cardcter material. Con respecto a la primera, sefiala las violaciones a las leyes elementales de Ia silogistica, tales como Ja impropiedad légica de extender la conclusién mds alld de lo que las premisas abarcan. El absurdo argumento; la amenaza de Dios es temible, ergo hay que temer a los comets, falas en tanto no consta que Dios amenace con los cometas; ergo no hay jué temerles, nls misma linea fonnal, aeala is contradicién en el discurso. La argumentacién contradictoria no cabe en el dis- curso ordenado y coherente de la ciencia: ‘pues después de decir el que no a cada muerte de rey le recedia un cometa ahora asevera el que habiéndose aparecido en el siglo pasado cuarenta de estos fendmenos y falleciendo en ese decurso de afios casi otras tantas personas de las primeras en el mundo, de necesidad debe caber a cada una de estas supremas cabezas a comera por funestidad . .. pooos renglones antes habia afirmado lo contrario... © En el Ambito légico Jos errores argumentativos menudean, no silo en relacién a Ja mera estructura formal, sino también cuando se pasa al contenido de las afirmaciones. Con res. ecto a lo segundo, existen: 1, Afirmaciones absurdas 0 ridiculas, las cuales no mere- cen ni examen ni respuesta. © 81 bid, p. 64, nim. 124, © Ibid, pp. 37.38, nim. 70, 2 Tbid,, p. 19, mim. 2. a” La idea de la ciencia 2. Afirmaciones subjetivas, que proceden de los gustos personales, de los prejuicios y que en iltima instancia se convierten en argumentos ad hominen. * ‘3. Afirmaciones que ceden del lenguaje ttico, siendo deci keceaite een eee cientificamente a la luz de la poesia que es ficcién y se alimenta de la imaginacidn, mientras que la ciencia debe recurrir a los “principios y disposiciones de la naturaleza”. 4. Afirmaciones insuficientes o falseadas, que se desprenden del uso incorrecto de las fuentes bibliogréficas, * ‘Todos los exrores argumentativos que Sigiienza encuentra en su opositor revelan su enorme capacidad de enjuiciamien- to que, como hemos dicho, es imprescindible al desarrollo met6dico de Ja ciencia moderna. Del anilisis critico de la argumentacién, que contra las ideas del Manifiesto habia escrito el padre Kino, Sigiienza saca las siguientes conclusiones: 1, Que el padre Kino acepta las afirmaciones del consenso universal y de Ia autoridad, sin examinar sus fundamentos. 2 Que muchos de sus argumentos son, desde el punto de vista légico, invalidos. m 3. Que falsea en varias ocasiones los hechos histéricos en que pretende fundar la verdad, 4. Que interpreta incorrectamente los datos de la obser- vacién. En suma, podemos concluir que con el examen de las formas argumentativas, el rechazo a la autoridad, y en ge- eid, p. 5. 88 1bid,, pp. 7071, nim. 154 0 bid, p. 86, mim. 166, 6 Gao en el prélogo a Is Libra establece que en Sigienza existe una jerarquia de aucorkindes, por lo que el padre Kino aparece como acriico fn este respect, 4 Trabulse explicadetalladsmente eémo por mantener su concepto del ‘mundo, Kino falsea los datos de la observacién, Cjr. Trabube, Elias, Cleela y religion en el siglo XVI, Passim, El método 55 neral a los planteamientos acriticos, se manifiesta en Carlos de Sigiienza la: necesidad de una nueva forma de conoci- miento: la nueva ciencia, EL. Méropo Al inicio de la Libra, Sigitemza exclama: "...iré diverso camino que seri el que me abre Ia filosofia para egar al término de Ia verdad.” ® Es evidente que el diver- so camino que difiere de la mera retérica, de la pura argu- mentacién autoritaria, vulgar, infundada, incongruente, falseada, etcétera, es el camino del método cientifico. El es pfritu de sistema del siglo xvm liga el conocimiento humano a una base filoséfica de dotde el método surge para posi- bilitar el sano desarrollo de todas las ramas del saber. ” No es de extrafiar entonces que Sigiienza haga alusién a la “Phi- losophica Libra”, a la “libertad philosophica” y al “camino que abre Ia philosophia”, en el mismo contexto que Bacon © Descartes, a saber: el del conocimiento metédico. El método es garantia de la verdad, y Ia libertad filosbfica no es otra cosa que la eritica con que se inicia y que se requiere para desechar el error. Pero, si la critica como desengafio de errores es el punto de patida, esto querra decit que eliminar prejuicios, dogmas, dudas, etcétera, tiene como contrapartida necesaria el poner de manifiesto 1a verdad. “Dar solucién a una duda no puede ser si no es quitando los perjuicios |sic| sobre que estriba lo falso y manifestando la verdad que se oculta entre lo dudoso.”" El enunciado encierra el programa metédico de Sigilenza que se maneja a lo largo de toda la Libra, pero que aqui se propone en forma clara y sucinta: a) un precepto critico que parte de a duda para eliminar los prejuicios; 6) un inicio de andlisis, que permite separar lo verdadero de lo falso, ¢) un criterio de verdad como evidencia, implicito en la afirmacién de asigtenza y Géngora, Carlos de, Libra, p. U1, mim. 12. TWCassiter establece en su Filosofia de ia Mustracién, que ol concepto de slencia de Descartes y Bacon som muy similares a este respecto. Cr. Cassrer, op ct TSigdenza y Géagora, Carlos de, Libra, p. 177, ntim. $79. 56 La idea de ta ciencia que la verdad es aquello que se revela al eliminar el error, ‘sto €s, lo manifiesto entre lo dudoso. El descubrir la verdad despejando la duda, eliminando el prejuicio, desengafiando del error, es la labor de la Astrond- mica libra, Parte fundamental de la ciencia de los tiempos modemes y un principio epistemoldgico de la filosofia mo- derma que se halla en el centro del sistema cartesiano, La verdad se debe buscar con rigor metédico para despejar Jas dudas y dar paso al conocimiento. * Recuérdese que uno de Jos pasos mds importantes del método es el andlisis que elimina Jas dudas mostrando la verdad o falsedad de las afirmaciones: Claro que no exiraiiard al reverendo padre lo que aqui pre- tendo, que ¢, 0 acrecentarle los quilates a su Exposicién en el crisol de mi examen o despreciarla como escoria, si acaso lo es: (...) porque es imposible que deje de saber que cuando se duda de 1a bondad de una cosa (...) no hay modo para libertarnos de aquella duda, si no es poniéndola en Ia balanza de Ia razén. EI nuevo camino que abre la filosofia es el del método, del que se ofrecen en la Libra algunos aspectos fundamenta- les reveladores de la modernidad de su autor. Pero no debe- mos olvidar que Sigienza nunca pretendié elaborar un método, ni desarrollarlo tedricamente en forma sistemitica; simplemente sigue a las cortientes modernas que Jo propu- sieron y lousa como instrumento para adquirir conocimientos ciertos. Sentadas las bases generales del método cientifico, pode- mos pasar a analizar las caracteristicas del conocimiento astronémico. EI método en la ciencia permite precisar mejor el objeto: de estudio, puesto que ayuda a “'.... averiguar la verdad sin divertirse”, * y su mal uso puede Mevar a los “paralogismos Erb, p. 32, mm. 5, "316d, p. 67, adm. 127 4Moreno ya ha sefialado con elaridad que Sigiensa no pretende crear luna teorla) del método, sino mostrar cémo se adguieren ‘conocimientoe sequos. Cfr. Estudios de historia de la filoosia en Mexico, p. 108. "8Sigdensa y Gngora, Carles de, Libre, p. 82, nits 55, EL método 37 y pseudografias”, " La recurrencia al método pone de mani- fiesto que en las ciencias, especialmente en la astronomia, de nada valen los dogmas; lo que verdaderamente importa es la comprobacién: ... ni su reverencia, ni otro algin matemdtico aunque sea el mismo Ptolomeo puede asentar dogmas en estas ciencias, porque en ellas no sirve de c alguna la autoridad sino las pruebas y 1a demostracion .. EL dogina esté ligado a la autoridad. Sigtienza expresa su modernidad al establecer que existen conocimientos que se resisten al dogma, independientes de él. Las ciencias de la naturaleza se deben comprobar en la experiencia y demos- trar mateméticamente, sometiendo pruebas y demostraciones al ejercicio critico de la razén; la explicacién de los fené- menos naturales nunca podrd ser autoritaria 0 dogmdtica, Asi los fenémenos astrondmicos, como por ejemplo, Ia altura de los cometas, no pueden ser detectados sin la aplicacién de numerosos principios de la fisica (mecénica), de la épti- a, de la geometria, etcétera, y de todo ello depende la certidumbre de una aseveracién en torno all fenémeno estu- diado. Por otra parte la aplicacién del método no sélo propor- ciona “conocimientos ciertos” sino también “‘verdades pro- vechosas”,® utilidad de la verdad que caracteriza a la modernidad. El concepto de ciencia util o verdad stil se establece en el Renacimiento, pero alcanza su maximo desarrollo en el Ambito mexicano hasta el siglo xvi. Por lo cual se considera que Ia explicacién de Sigtienza al respecto 3 un avance importante en la proyeccién del desarrollo de nuestros conceptos cientilieos. ‘Don Carlos de Sigiienza tiene ademas una clara conciencia del valor de 1a modema ciencia astronémica, cuyos funda- mentos son el cilculo y la observaci6n: “*... los modernos. hhan tenido més cuidado que los antiguos en calcular los eclipses, también lo han tenido en observar los cometas... .""7* En cuante al segundo fundamento, la observacién, ésta deberé reforzarse en la ciencia astronémica con instrumentos exactos, auxiliares indispensables de los sentidos. Repetidas veces Te fbid, pp. 116115, nim, 23, TT Ibid, pe 128, nd. 258 Terbid, p. 121, nim. 248 TWIbid, p. 2, wim. 48, 58 La idea de ta ciencia el cientifico mexicano alude al uso del microscopio y del telescopio. ® La observacién cientifica requiere de la exac- titud que s6lo los instrumentos pueden proporcionar, pues Jos sentidos y 1a estimacién aproximada son siempre factores ‘de limitacién y deterioro de la verdad. “Advierto también que de observaciones hechas sin instrumento, sino con la vista y Ia estimacién, es cosa indigna pensar que se puede concluir cosa alguna de consideracién en materia tah pri. morosa como la que aqui se ventila...” Si los sentidos y la estimacién son insuficientes a Ia ciencia astronémica esto se debe a que, por un lado, los sentidos son fuente de error, sobre todo en el célculo real de distancias ‘tre cuerpos celestes, donde por fuerza se requiere del aux. lio de Jos instrumentos, y por otro, porque los resultados que se obtienen del célculo estimativo alteran o incluso Gnposibilitan del todo la labor del astrénomo, En este aspecto Sigitenza es uno de los precursores de la ilustracién mexicana, pot cuanto hace el mismo tipo de ciencia que Alzate 0 Barto llche hardn cincuenta afios més tarde; reforzando la observa. cién con el uso de instrumentos y buscando ta descripcion objetiva de los fenémenos, # La ciencia astronémica requiere tanto de la observacién como del célculo matematico para lograr Ia certeza de sus aseveraciones. Cuenta para ello con su instrumental fina. mente desarrollado con el cual se pueden estudiar, resolver trfa en el campo de la matemitica y la éptica en al de la fisica. “. .. habiendo tantos medios para ello como se hallan en los autores, y que cualquiera que no ignora la geometria, Sptica y trigonometria, seguin Io pidicren las observaciones, puede discurvir, aplicar y resolver ..."® EI uso del instrumental fisico y del célculo matemético ‘¢# muy claro en Sigiienza. Ast la aplicacién de la triangula, So 2bid, p. 120, nm. 246 y pp, 124-185, nis, 257 y 268, Signa y Géngora, Carlo de, Relaciones histricas) pp. 123 y 124 M Sigtensa y Géngora, Carlos de, Libra, p. 123, mick’ 282, "2 Of Moreno, Rafael “La flosofla moderna", en Estudios de historia “de la flosofa en Mexico. Sigenta y Géngora, Carlos de, Releciones histérices, pp. 1834125. Passi, ‘SSighenza y Géngors, Carlos de, Libre, p. Ill aiee gan Ne La verdad cientifica 59 cidn para el céleulo de distancias terrestres; ** Ia teoria de las paralaxes, para la distancia de cuerpos celestes; las hipé- tesis de Copérnico y la teorla de los vortices cartesianos para la investigacién de paralajes, refracciones y movimientos de Jos cometas. # Sin el instrumental empirico y tebrivo la obser vacién y descripcién de los fenémenos estarén sujetas ne- cesariamente al error. LA VERDAD CIENTIFICA Si el método de la ciencia astronémica sdlo €s el camino que leva a Ta verdad, cabe preguntarse cules son las carac- terfsticas propias de ésta. Como hemos visto, la verdad cientt- fica no se asienta en la autoridad, ni de la Escritura, ni de los santos padres, ya que el campo de la ciencia es indepen- diente del de la fe. Tampoco se funda en la autotidad de filésofos, astronomos o matemiticos, si a sus asertos les faltan, las congruencias; ni mucho menos en el decir del vulgo. Asi Ja verdad cientifica se funda en la observacién, auxiliada por los instrumentos, en el cilculo matematico y los principios de Ia fisica, por lo que en la ciencia astronémica no valen dogmas sino demostraciones. Para acercanos a Ja idea que de verdad cientifica tiene Sigiienza es necesario tratar de analizar qué entiende por demostracién. En la Libra nos encontramos el siguiente parrafo: “No hay mayor argumento para convencer al que lo negare que ponerle un telescopio 0 anteojo de larga vista en las manos", * De esta proposicién parece desprenderse que los argumen- tos salen sobrando frente a la evidencia fisica, Ta mostracién directa; la mejor prueba es la observacién de los fendmenos a través de los instrumentos que la auxilian; se presenta el SSighenza y Géngors, Carlos de, “Memorial de reconocimiento a Ja bahia de Santa Maria de Gale, en Irving A. Leonard, Documentos inédites. México, Centro Bibliografico Juan Jost Eguiara y Eguren, 1958, FSighenra y Géngora, Carlos de, Libra, p. 124, nim, 257. en el prélogo a la Libra, se retire la existenia del Belerofonte mater smdtco, p. *Sigiensa y Géngora, Casios de, Libre, p. 174, nim, $71 60 La idea de ta cienciat Cientifico criollo como partidario de la evidencia empirica ue esta en relacién directa con su idea de la astronomia, No obstante la percepcién directa, aun instrumental, no es a tinica fuente de certeza. Asi cita a Tycho Brahe: ‘Sin embargo esto que ahora abordamos, a saber el alejamiento de este astro respecto de la Tierra y en qué parte del universo haya brillado, conocerlo con certeza y demostrarlo evidente- mente es algo de mucha mayor industria, trabajo y sutileza, y mis arduo y expuesto a numerosos rodeos y dificultades. © Tal aserto se debe a que el célculo matemitico y los principios de la fisica deben entrar también en juego para lograr la demostracién, ---€n este caso faltarian los medios para investigarle al come- ta las paralaxis, y asi no podria con certidumbre determinar 511 altura y por consiguiente seria inttil y de ningin provecho, ni_uso del propuesto problema, esto no sélo por lo que he dicho sino por muchos inconvenientes y dificultades que en su solucién intervienen, cuando se quisiera practicar mas geométrica y cientificamente de lo que el reverendo padre To propone.® La verdad evidente como verdad demostrada que deriva del método mismo de la ciencia astronémica, debe exhibit, para Sigiienza, ejemplos probatorios: “‘ociosos son los precep- tos cuando no se acompafian con ejemplos que los comprue- ben". ® Con ello se pone a tono con la modernidad, la verifi- cacién de los principios, tal como Galileo lo ha propuesto. ‘Va de Ia hipétesis teérica a la comprobacién en los hechos; sin la observacién la verificacién es imposible y los principios carecerin de fundamento, por tanto no podrin incluirse en el acervo del conocimiento cientifico. De lo dicho hasta el momento sobre la verdad, podemos En su libro Trabuise se refiere ampliamente a Ia actividad de Carlos de Sigienan como astrénome. Cfr. Ciencia y rligién en el siglo XVII, Pasim, © Sigoensa y Géngora, Carles de, Libra, p. 1M, nim, 234 99 [bid 121, adm, 248, Lid, p. 121, nom. 250, La verdad cientifica al concluir que para Sigiienza existen dos niveles en la compro- bacidn: la “evidencia fisica” y la “matemética certidum- bre”. Con frecuencia reconoce “... es necesario advertir que nadie hasta ahora ha podido saber con certidumbre fisica © matemitica de qué y en dénde se engendran los come- tas", ® Siguenza no desarrolla una teoria de Ja evidencia, de abi que no distinga con pulcritud entre evidencia y certeza; su distincién se dirige mds bien a separar Ia certeza fisica de Ja matematica (observacién y célculo) ; la primera Mevaria a la evidencia empirica, la segunda a la evidencia racional. Modelo de congruencia la matematica para el racionalismo del siglo xv, representa el hallazgo de un saber cuyos prin- cipios inmediatos a la conciencia garantizan la validez de Tas deducciones creadoras que a partir de ellos se desarro- Tan. La astronomia debe contar con ambos niveles de demos- tracién, empirica y racional, puesto que deriva de su propio método. En efecto, los hechos como instancia 0 ejemplos son, por un lado, el resultado de la observacién y por otro comprobacién del célculo acertado, el principio bien apli cado 0 la reafirmacién de la hipétesis bien planteada. De ahi que la pura evidencia racional, el mero precepto que no se acompafia de ejemplos no tenga ningtin peso; la astro- noma no es pura teoria, no es mera especulacién. El espi- rity mismo de la ciencia del siglo xvit es contrario a la especu- lacién, Sigiienza, adelantindose al criticismo radical del siglo xvnt, expresa: “,.. de que se infiere que en el concepto del muy religioso padre debo yo ser nada, porque no seré mortal ni alto ni bajo, ni noble ni plebeyo, ni docto ni indocto, sino el ente de razén de que disputan los metafisi cos”. 82 id, p. 160, mm. 894 *91bid, p10, mim. 12 4 Descarte en Discurso del mitodo y en Lat reels para ta divecciin det ‘piri, ha explicado sulicientemente Ice conceptos de intuicion y deluc- cin, haciendo notar que la deduccién es en definitive una intwicén en 6 Sigtenza y Géngora, Carlos de, Libra, p. 5, mim. 6 Para SigGenza 1a metafsica es mera epeculacién y no alcanma evidenda me ee | 62 La idea de ta ciencia EL. PRINCIPIO DE LA CAUSALIDAD EN LA ASTRONOMIA La ciencia astronémica no es mera teorfa, en tanto no disputa especulativamente sobre entes de razén que en defini- tiva no son nada; versa sobre hechos concretos y objetos, los cuerpos celestes, su composicién, sus movimientos, su dis- tancia, su frecuencia, etcétera, Si la astronomia es ciencia, habré que exhibir Jos fun. damentos de su validez. Nuestro erudito barroco, muestra bisicamente el principio de causalidad como sustento de la ciencia emptrica, causalidad tal que asegure la universali- dad y necesidad propias de las afirmaciones cientificas. El principio mismo de la causalidad jamds se formula en la Libra, sin embargo, su manejo desde diversos ingulos es constante. Preocupacién de la ciencia moderna ser4 establecer con correccién las relaciones causales asentandolas sobre cl com: portamiento invariable de la naturaleza como base de un método inductivo. ® Esta misma preocupacién se revela cn Sigiienza, aun cuando recurre a la autoridad de Aristételes para fundamentarla. Luego si pueden faltarle al sol las manchas sin que se vean cometas, no seri absolutamente muy cierto que cuando duran éstos cesan aquéllas; y por el consiguiente, quien no Ye seré no probabilisima, bien como fundada en la mejor razdn y filosofia como dice sino muy poco sélida la opinién del reverendo padre . “La ciencia pondrd al descubierto una relacién causal uni- forme, invariable, pues de aquello que no tiene tales carac- teristicas no se puede obtener una verdad necesaria, =Pero siendo evidentisimo en 1a vicisitud de los sucesos humanos y en la amplitud grande del mundo el que no s¢ ase afio alguno sin que en alguna parte haya hambre, en **E1 método de 1a inducrién en Bacon parte del reforcamiento de la causilidad en Tn teria de las formas, PT Siguensa y Géngora, Catlor de, Librs, p. 146, mim, $08 ee ee El principio 68 otras guerras y que en muchas falten y se mueran muchos potentados, principes y reyes, y esto sin que se vea cometa 4 qué atribuirlo qué engafic es aseverar ser efecto suyo Io que entonces sucedié porque siempre se ha experimen- tado lo propio en casi todos los aos? % La relacién causal debe establecerse y comprobarie siem- pre, no casi siempre. Lo cual muestra que no existe tal telacién entre hecho funesto y cometa; se trata de una mera coincidencia temporal, de un casualidad, puesto que los. in- fortunios son mds frecuentes 0 por mejor decir, casi con: tantes, mientras que los cometas aparecen mas esporidica- mente y el que coincidan con alguno de estos eventos no Jos muestra necesariamente como su causa.” “No son ne- cesarias consecuencias de los cometas los infortunios porque son éstos més repetidos en el universo que aquellos fend menos...” 1° La verdad necesaria no puede admitir una instancia que Ja haga falsa; de ahi que todos los plantéamientos induc- tivos en relacién al conocimiento cientifico, a partir de Ba- con, hayan buscado ¢l reforzamiento de Ia teoria causal; en efecto, la vinculacién entre causalidad y necesidad asegura dl status sélido de la verdad cientifica. La argumentacion en la ciencia debe no sélo ser indubitable, esto es evidente, sino que debe traducir el cardcter necesario de la relacion ‘causal entre fendmenos. Tiene Sigtienza conocimiento de esto y por eso asevera: “... dice mal ast por lo disparatado de los términos de que usa como porque en ello hace in- duccién de lo necesario ¢ indubitable a lo que es contingen- te y controvertible” La causalidad ¢5 una relacién estricta ¢ irreversible, En la sucesién causa-efecto, la causa por légica es,siempre an- terior al efecto. Asi, ridiculizando al padre Kino, Sigiienza exclama: esiguenza y Géngora, Carlos de, “Manifesto contra..." en Libra, p. 15, nim. 21. W Sigiensa y Géngora, Carles de, Libra, p. $3, mim. 57. 300 Sigaenzay Gongora, Carlos de, op. ei, p. 36, nam, 67 101 eid, p. 87, nim. 68. Sigdensa y Géngora, Cailos de, “Alboroto y motin...” en Relaciones isaricas, p. 125. a 64 La idea de la ciencia 10h prodigio mayor que cuantos le atribuyen a 10s cometas Jos que los temen! 1Un efecto que antecedié a su causa 22 fies; una ilscién que fue antes que su antecedente 22 alos; lun suceso cuyo signo indicante fue 22 afios posterior a lo que indiexbat Pobre de mi y lo que de mi sedijera si tal dijeral 2 Se ha establecido hasta ahora que la ciencia para Sigtienza supone una actitud critica que busca el “desengafio de errores”, valiéndose de un método que muestre la verdad, el cual, al establecerse mediante la observacién y el célculo, 3 de naturaleza empirica y racional. Ciencia astronémica cuyas afirmaciones no se someten al dogma o la opinién, sino que deben demostrarse mediante el auxilio de instru. mentos precisos, principios fisicos y célculos exactos de la ciencia matemdtica. La ciencia astronémica resulta asi una ciencia empirica, no en el sentido de una ciencia ex- perimental, sino observacional, cuyas observaciones tienen en el principio de causalidad, entendido como comporta- miento regular de la naturaleza, una base sdlida para la ar- gumentacién inductiva. Si todos Jos aspectos sefialados arriba constituyen a la ciencia moderna, salta de inmediato a la vista qué cosa no puede ser una auténtica ciencia, FL, PROBLEMA DE LA ASTROLOGIA Frente a la astrologia Sigiienza esgrime dos clases de argu- mentos: unos de caricter cientifico y otros de cardcter re- ligioso. Los primeros revisten importancia porque el rechazo Ia astrologia en el siglo xvit no fue ni tan general ni-tan sistemético como se podria suponer, pero sobre todo porque el uso de argumentos cientificos para desechar la quimera astrolégica no fue muy comin ni en el Nuevo ni en el Viejo Continente. * Los argumentos religiosos contra la astrolo- Bia, a pesar de haberse manejado desde el siglo xv1, tienen 102 Siguensa y Géngora, Carlos de, Litre, p. 75, nim. 142 899 La imporcancia del rechazo de Sighenza 2 la attrologia estriba en que ‘duce razones de tipo centiic, frente 4 ots autores que ya deale el abo xv la hubfan recharado por motives de orden religiow 0 politi Al problema de la astrologia 6 particular interés en nuestro autor, pues nos permiten co- nocer el auténtico cardcter de su agnosticismo. En cuanto a los argumentos cientificos, Sigtienza e+ tablece que Ja astrologia no ¢s una ciencia, en primer lugar por cavccer de fundamentos. “Yo tunbién soy astrdlogo y se muy bien cual es el pie de que la astrologia cojea y cules los fundamentos debilisimos sobre que levantaron su fie Drica.” 1¢ La astrologia ¢s cuando mds un arte, pues carece de evi- dencia fisica 0 matemdtica certidumbre que la fundamenten Por.tanto, en ella ni se ha producido ni se puede producit conocimiento evidente. La astrologia recurre como punto de apoyo a la experiencia y a la observacién, de las que Sigiien- za demuestra la insuficiencia y la imposibilidad féctica. Luego si los hombres no han podido alcanzar el conocimiento de Ja maturaleza de las estrellas, sus influencias y virtudes ‘con evidencia fisiea y matemitica certidumbre, aunque ape- Jen a las experiencias y observaciones, que dicen ser los fun- damentos de esta arte (...) cierto es que se la comunicé a Adgn y por el consiguiente no supo de Astrologta, 109 De aqui se desprende que la observacién y 1a experiencia astrolégica debieran a su vez estar fundadas sobre el cono- cimiento cientifico de la naturaleza de los cuerpos celestes, sus virtudes y sus influencias. Pero veremos cémo el cien- ‘0 criollo muestra la imposibilidad de la astrologia como ciencia, al paso que perfila el objeto de estudio de Ia ciencia Suondmich Ens absonomia no puede hablarse de influen- cias de los planetas o de las estrellas, cuando de hecho se desconocen sus caracteristicas fundamentales. “Afiado més; sivlas alteraciones de los elementos dependen de los influjos y cualidades de las estrellas, gcémo podran aquéllas preve- nnirse con certidumbre, cuando ni aun de los planetas estin sabidas con perfeccién las cualidades?” 1 Sobre este punto Sigiienza insiste en forma definitiva al rechazar la teoria de la homogeneidad de los cielos de Aris- 104 igiensa_y Géngora, Carlos de, "Manifieto contra..." en Libra, p. 14, nd. 20. 188 Siguenza y Géngora, Carlos de, Libra, p. 160, nim, $94, soe Sigiensa y Géngora, Carlos de. of ely p. 171, nim, 865. 6 La idea de la ciencia t6teles —sustancia sensible no perecedera, “quinta esen- cia’—,*"" y postular la heterogeneidad de los cuerpos ce- lestes, pues gcémo se puede saber qué parte o aspecto del astro, cudl de sus sustancias componentes es la que ejerce su influencia? 22" Pero, si ademis de desconocerse los influ jos, pues la heterogeneidad hace imposible tal conocimiento, Se cuenta con un mimero amplio de movimientos astrales que hacen irrepetible una aspectacién o configuracién en el zodiaco, se demuestra en forma contundente la imposibi. lidad factica de la astrologia. 1 Sintéticamente el crudito barroco nos propone la imposi bilidad de la astrologia desde la perspectiva cientifica, cuan- do apunta: “*. .. véase como puede estar cabal por todas par- tes la astrologia o ya por la multitud de requisitos 0 ya por la falta de observaciones, 0 por lo limitado del juicio humano, © por todo junto,” 1 Desde el punto de vista religioso, Sigtienza encuentra dos argumentos en contra de la astrologia: 1. La astrologia es desatino e impiedad, puesto que en liltima instancia se pretenden conocer los designios de Dios. “Y otros semejantes desatinos por no Mamarlos impiedades que afirman antiguos y modernos astrélogos con tanta ase- veracién como si Dios les hubiera llamado a consejo para manifestrales su voluntad y motivos.” 34 Esta afirmacién revela dos problemas fundamentales: 1 agnosticismo cristiano de Sigiienza en tanto el conocimiento humano tiene un limite en Dios, cuyos motivos permanecen Oscuros e inaccesibles al hombre; y, por otra parte, se vis jumbra la separacién entre la prediccién cientifica y aquella que se sale del marco de la ciencia. Hay en difinitiva —se- gin don Carlos— una parte permitida de la astrologia “. que trata de las mudanzas del aire y otra ilicita y prohi- ida, que pronostica de los futuros dependientes de la vo. Juntad de los hombres”. 1 S01 Ibid, pp. 178.174, mim. $70 308 Ibid, pp. 174-175, mdm. 372, 30 16id, pe 171, num. 365 200 bidsp. 175, mm. 873 331 id, . 16, nim. 5, M2 bid, p17, nim. $78, El progreso cientifico 67 El pronéstico, cuando invade el libre arbitrio, se convierte: cn prediccién ilfcita, en astrologia, en opinién infundada. De alguna manera trata de justificar su imagen de astrologo- a la hur de este juicio cuando dice que sus lunarios no. cayeron en la pronosticacién prohibida, cosa de la que exis. ten, pruebas en contratio. No obstante, lo que importa es establecer que Sigtienza tiene conciencia clara del. pro blema concreto: la astrologia no es ciencia, 2, En cuanto al segundo argumento religioso contra la astrologia, Sigilenza le atribuye un origen satdnico, por cuan- to “...el demonio fue el primero que usé la astrologia, o, Por mejor decir el nico que la introdujo cn el mundo.” ™ Gracias a lo cual el hombre perdié el parafso terrenal, Jan- zado al trabajo, la penalidad, el hambre, el dolor, eteétera. Por ello exclama nuestro criollo autor: “jOh ciencial, si este nombre puede dirsele a la que fue el principio de la. ignorancia. ;Oh ciencia, origen de los infortunios, causa de nusstro dafio, seminario de las desdichas!” 29 No sdlo no es una ciencia, sino que Ja astrologia es anti- tética a la verdad y a la bondad; invento del demonio,3* participa de esta cutalidad negativa que le cs. propia; es la astrologia Ia que infunde temores y desdicha a las gentes sin criterio, En su lucha contra la astrologia se advierte el enorme esfuerzo que el erudito barroco realiza por desterrar Ja ignorancia de Jos corazones timidos, al combatir racional- mente el temor del vlgo convencido del maléfico prenuncio- de los cometas. EL PROGRESO cIENTIFICO: De su querella contra la astrologia se desprende que Si- giienza, el astrénomo, encuentra cada vez mds dificil el cono. Cimiento de “propiedades", “cualidades" 0 “virtudes” de los cuerpos celestes. Esto sin duda porque en todo caso es mas 4s Trabube sefiala que Sigdenza {ue un “miembro egregio" del gremio de los astréloges, en vista de que formulé varios lunatics tom anoticions, mie de earicter astrol6gio que astrondmico, Me Sigienea y Géngora, Carls de, Libve, p. 161, mim. $39 M8 Lee. ct He Zoe at 6 La idea de a ci factible precisa a través del céleulo matemético los movi- mientos, distancias y velocidades de los astros. Parece desprenderse de la Libra que Sigiienza cuestiona ‘como problemitica la fisica cualitativa de Arist6teles, al paso que encuentra més acorde con el método y el instrumental del que dispone el astrénomo una fisica cuantitativa, tal como la concibe Galileo: ‘También se ha advertido que los planetas... fuera de su movimiento por el zodiaco, tiene otro particular con’ propio periodo sobre su centro para que a beneficio de esta circula cién... influyan a Ia tierra tan diversamente cuanto son mis heterogéneas sus partes, por consiguiente sus propiedades, luego si ésias se ignoran (y siempre se ignorardn) y los perio- dos de aquellas evidentes giraciones de los planeias atin no las han definido los matemdticos equé diremos de la astrolo- gia cuando toda su certidumbre consiste en que esta y aquella catrella sea de esta 0 aquella cualidad? 1 La importancia estriba en la distincién entre cualidades, propiedades que no sélo se ignoran sino que es imposible Megar a conocer y los movimientos planetarios “giraciones”, que refiere sin duda a movimientos rotatorios y que atin no han sido precisados por los matemiticos, pero que en algiin momento se conocerén, En este sentido discurre el concepto que Sigiienza tiene de progreso cientifico; existen diversas hipétesis sobre la naturalera y generacién de los cometas y se desconocen sus leyes. Sin embargo, dice citando a Séneca: “Vendrd un tiempo fen que estas cosas que estin ocultas, la ocasién las saque ala luz y con la diligencia de una més larga época. Para la investigacién de cosas tan profundas no basta una sola edad, aunque se dedique integramente al estudio del cie- 0." El desarrollo del conocimiento desde el punto de vista temporal, es un hecho; la ciencia es obra de muchas gene- raciones, la verdad se descubre paulatinamente. Sigiienza 308 Pid. pp. 174115, nim. 372 H8bid, p60, nm. 116. Sigsenza cits a Sémeca Sintesis conclusiva 9 tiene una idea moderna del progreso del conccimiento hu- mano; en el futuro se tendr4 un conocimiento més adecuado de la naturaleza de los cometas. Hay pues confianza en el desarrollo de la ciencia astronémica. “Habré alguna vez quién demuestre en qué regiones caminan los cometas, por qué andan tan separados de los demés, cudntos son y sus cua lidades. Estemos contentos con lo hallado y que la posteri- dad contribuya en algo a la verdad." Pero si éste es el futuro que se percibe con fundamento para la ciencia, no es el caso de la astrologia que carece de fundamentos, de reglas cientificas, de acoluthia.™ Es un pretendido saber sin salida, puesto que, ademés de no poder- Se conocer perfectamente las virtudes de los astros, menos atin se puede saber qué com significan. Por tanto, el juicio astrolégico carece de base. La prediccién astrolégica es fallida en cuanto topa con los designios de Dios y el libre arbitrio de los hombres sobre los que no se pueden formu- lar juicios anticipados. De «sta manera, en forma paralela al planteamiento del desarrollo del conocimiento, se establecen, aunque indirec- tamente, sus limites. En efecto, muchos autores han men- cionado el agnosticismo cristiano de Sigiienza como opuesto a su expiritu critico-cientifico; sin embargo, al exponer la idea de que ¢s imposible conocer la significacién de los astros, puesto que seria pretender averiguar los motivos de Dios, Sigiienza no restringe el campo del conocimiento hu- ‘mano en general, sino que pone como limite del auténtico conocimiento cientifico a Ia astrologia. Asi en iiltima ins tancia el Imite del conocimiento racional estaré dado por la imposibilidad del pretendido conocimiento astrolégico, prediccién ilicita, que rebasa sin fundamento Ia previsin cientifica siTESIS CONCLUSIVA La caracterizacién de la ciencia en Carlos de Sigiienza se mantiene dentro de los Ifmites, como ya se advirtid, del 9 Low it 120 Ibid, p. 166 nie. 351. 381 bid, p. 161, men. 886 70 La idea de la ciencia isis del Manifiesto y de la Libra astronémica. De lo que se ha desarrollado a lo largo de este capitulo podemos des tacar: La actitud de Sigitenza frente al conocimiento es defi vamente moderna, no s6lo porque combate la ignorancia del vulgo, sino porque se muestra contrario a la actitud dogmatica que le Neva a percibir cierta independencia del Ambito cientifico frente al religioso. Por otra parte, el eru- dito barroco lucha contra el argumento de autoridad, ha- ciendo un uso muy significativo de algunas autoridades, Paraddjicamente contra el autoritarismo. Desecha los argu. mentos del consenso universal y pone de manifiesto la inconsecuencia légica y el mal uso de las fuentes bibliogré- ficas. ‘Tal actitud critica estd a la base del conocimiento €n todos los autores modernos, y, aun cuando la forma de la disputa recuerda al procedimiento medieval, el contenido de 1a misma rebasa sus estrechos marcos; ademés, hay que tener presente que el siglo xvit se debate en polémicas, des- tacando precisamente la cometaria, que pone de manifiesto la crisis final de la vieja concepcién del mundo. Pero si la actitud critica revela el alcance que la nueva forma de pensar tuvo sobre don Carlos, no es menos impor- tante sw idea del método. En efecto, sin volver la espalda al clima de la modernidad y sin duda conocedor de Gassen- di, Descartes, Galileo, etcétera, Sigiienza maneja la idea de un método filosdfico que permite despejar dudas y desechar errores a través del andlisis que Mevard ala mostracién 0 manifestacién de la verdad, Esta postulacién le acerca sin duda a la concepeién cartesiana de la evidencia como crite- rio de verdad, sin que por ello se formule o desarrolle en Ja Libra una teoria epistemolégica al respecto. Lo cierto 5 que certeza y evidencia son términos que califican a la verdad, si ésta se obtiene metédicamente. Subyace a la exposicién de don Carlos una concepeién del método para la ciencia astronémica, que sumariamente se expresaria como la unién de observacién y célculo, y que entrafia la doble fundametacién empirico-racional de este complejo conocimiento. En efecto, la observacién hace alu- sién a una evidencia empirica, sin que empirico tenga la Sintesis conclusiva n connotacién de experimental, La astronom{a no puede fun- darse Gnicamente en la mera sensibilidad, sino que sera auxiliada por los instrumentos que la éptica ha venido per- feccionando, Por otra parte, los principios de la fisica y el célculo matemético, proporcionan Ja evidencia racional in- dispensable a la fundamentacion del conocimiento astro némico, Ambos niveles de evidencia (empirica y racional) inciden en 1a posibilidad de demostrar el conocimiento; la comprobacién pone a prueba la solidez de sus fundamentos. Finalmente, el conocimiento que se establece al abrigo del método tiene el rango de aplicacién y utilidad que carac- teriza a la ciencia moderna. En principio la tendencia gene- al de Jos renacentistas, fue el dar con un conocimiento matemético de las leyes de la naturaleza, util por permitir su manejo; «til también para la solucién de problemas, las aplicaciones concretas y la prediccién cientifica, todo 10 cual formar parte del nuevo “paradigma” cientifico. Por lo que hace a las caracteristicas propias de Ia verdad cientifica, ésta deberd ser universal y necesaria, por lo que hhabré que reforzar la teoria causal para sustentar s6lidamente Ia cara empirica del conocimiento astronémico. Todos los requisitos del método, formulacién y desarrollo del conocimiento cientifico, estén ausentes del campo de la astrologia; Sigiienza la denuncia como pseudociencia, puesto que el conocimiento que pretende est4 mis alla de Io que el método puede proporcionar. Efectivamente, la astrono- mia atin no ha alcanzado un grado de conocimientos tan completos y perfectos como se requeriria para fundar la prediccién astrolégica, y, por otro lado, tal prediccién topa con la voluntad divina, limite de cualquier conocimiento que pretenda predecir hechos que Sigiienza percibe fuera de los marcos causales, as{ Ios que dependen del libre arbi- trio del hombre © de Dios. Asi pues, el agnosticismo se circunscribe al Ambito de la astrologia y, con’ una conciencia verdaderamente moderna, Sigiienza propone el desarrollo incesante de Ia ciencia que busca las leyes, regularidades, origen y explicacién de los fenémenos naturales. En suma, la imagen que de los textos aludidos se obtiene, es la de un cientifico moderno que aplica el instrumental 2 La idea de ta ciencia reetigeempirico al campo de los fenémenos celestes, que lucha eriticamente contra el error y el dogma y que s¢ pro- pone delindar entre la ciencia, por un lado, y Le setdhen, la opinién, la autoridad y su propio agnosticismo, por otro: en este sentido es Sigiienza un moderno racionalista, notable precursor de la ilustracién mexicana, XV, LA IDEA DE HISTORIA CIENCIA HIISTORIA, El afan critico de Sigitenza no se muestra tinicamente en la iencia astronémica, sino que se proyecta también en su obra histérica, Esto se debe a una doble razén: la primera y més evidente es desde luego que Sigtienza no puede hacer abstrac- cién de si mismo y proyectarse en el ambito histérico de manera opuesta a como lo hace en el cientifico. Esto signifi- caria que aceptara el prejuicio, opinién infundada, la autori- dad por sf misma, es decir, que rechazara la posibilidad de distinguir entre la verdad y el error, Io cual resulta obvia- mente absurdo, La segunda ¢s que Sigiienza echa mano de la historia escrita (crénicas, relaciones, etcétera), con objeto de demostrar la verdad cientifica. En efecto, uno de los puntos. més importantes de la relacién ciencia-historia en don Car Jos, estriba en el hecho de que a més de los fundamentos de la Gencia ya expuestos, utiliza algunas fuentes historicas para hacer més sélida la argumentacién a favor de sus tesis acerca de los cometas y para rechazar las de su opositor. Advierte el cientifico criollo que los anales ¢ historias no sirven de basamento a la verdad cientifica cuando ellos mis- mos no pueden comprobarse o se demuestra su falsedad; por 1 contrario, si la historia es verdadera seré de gran utilidad para la precision de los conceptos cientificos. Sigiienza usa argumentos tomados de la historia pare demostrar la inconsecuencia de Ia relacién causal cometa- atrocidad. Por lo que irénicamente refiere en la Libra que el efecto no puede anteceder a la causa en nigin caso. Para Sigiienza el mal uso dea historia propicia el encubri- miento del error cientifico, una de las consecuencias seré ASighensa y Géngor tacit de José Gacs, Es de Estudios Filostficos, Col. Nueva Bibliowen Mexicana, 1959, p. 7 ” La idea de la historia ticas, La critica de fuentes no sélo nos permite ubicar a Sigenza en el dmbito de la historiografla moderna, sine gue, ademés, ¢s el punto mds importante de relacién entre ‘su actividad cientifica y su actividad como historiador, Lautilidad que Ja historia tiene para la ciencia no se limi- {2 tinicamente a posibilitar el descubrimienwy del error 6 fundar Ia verdad, sino que permite en alguna de sus formas (concretamente las crénicas descriptivas) acuumular experien- clas y predecir el futuro. ‘Asien la descripeién de la bahia de Santa Marfa de Galve (Panzacola) , Sigienza hace una relacién detallada del lugar desde multiples perspectivas (geogrificas, meteorolégicas, agricolas, silvicolas, hidrdulicas, estratégicas, militares y eo. Merciales) mostrando no s6lo gran talento y suma erudicién, sino una mente critica y licida orientada hacia la predic, cidn cientifica. En este escrito se pone de manifiesto el uso de la ciencia como instrumento itil, la ciencia al servicio del hombre, la ciencia instrumento de dominio de la naturaleza, concepcién tipica del Renacimiento que s¢ refleja en una ‘mente préctica, presta a la realizacién de nuevas empresas: ¥ para mayor claridad describiré esta Bahia [Panzacola] y su fertilidad, propondré los dafios que de ocupatla los ene migos nos amenazan, y ofreceré medios no dificiler para Sue Ja abitemos y defendamos con varias utilidades que se sigue de ello, asi para la propagacién del Santo Evangelio como para aumento y crias del patrimonio real.2 Por no dilatarme mis, juzgo que a los de Ia opinién de los seis mil aflos de Elias, que refiere el reverendo padre les ha de suceder lo que a los que aseveraron lo misme en dliverane Periodos de tiempo, y a quienes el mismo tiempo ha concen do de falsos, porque Quinto Julio Hilarién afirmé que acabs, o-iiving S. Leonard. Carlos de Sigiensa y Géngore. Docurnentos Inéditos, Mexico, Centro Bibtigratico Juan Jo Eguiara y Eguren 1980, ole — —<‘Cs—s Giencia e historia 6 tia el mundo el afio de 470, Lactancio Firmiano el de 516; Fluencio Florentino el de 1105, Joaquin Abad el de 1260 El deseo de que 1a historia escrita se formule y transmita con cierto rigor le accrea al conucimiento metédico, Por ello dentro del concepto de historia de Sigiienza se halla presente la critica, que consistiré, de modo general, en sefialar los errores a las afirmaciones historicas infundadas. La critica pone al descubierto de un modo concreto para la historia 10s argumentos endebles o falsos en que-se apoya. Asi en la ciencia y en Ia historia se perciben actitudes andlogas, en cuanto en ambos casos se persigue Ia verdad. Hacemos hinca- pig en la analogia, ya que los métodos no pueden ser iguales or el objeto de estudio diverso a que se aplican Se predica el desprecio a la ignorancia, a la vulgaridad, 2 }8 incapacidad para discernir entre lo verdadero y lo falso. Se abre como perspectiva metédica la via negativa de dese. char el prejuicio por la critica a la que corresponde como lado positivo la biisqueda del fundamento de los hechos histéricos. La intencién critica de Sigienza se deja ver en todas sus obras histéricas, aunque no con igual enfasis. Asi en la Piedad heroyea el propisito explicito es el“... desvanecer lo. que acerca de este hospital y otras memorias suyas por personas poco noticiosas se afirmé hasta ahora.” + EI combate contra la falta de fundamentos vilidos en la historia se librard desvaneciendo primero la ignorancis del Mulgo, de las personas poco noticiosas, asi mos dice don Carlos: “Lugar éste muy a propésito para desvanecer vnulgari- dades {conocimientos infundados, que acerca de este hospital entre personas que discurren poco ha tiempo que corren como si fueran oriculos.” + Ta historiogratia humanista-erudita, aunque en contra del rovidencialismo y la milagreria, habia cedido més a la for- tma literaria, al latin pulcro que a la critica de fuentes, 8 Sigtensa y Géngora, Caitos de, op. ct, p. 8. Lo 3,0) ,Siedenza y Géogora, Carios de, "Piedad Heroyca” en Pécer files Branco, Carlos de Sigensn y Gingore. Obra: toguiler €¢ bee ix, México, Sociedad de. Biblitlos Mexicanos, 1998" p. Son SFeuter, Ed, Historia de la histoviograjia moderna. ‘Buenws Aires, Edit, Nova, 1948, pp” 120-21 6 La idea de la historia Es pues, més propio de los historiégrafos modernos del siglo xvut la critica y seleccién de fuentes que Ileg6 a los extremos de la erudicién, pero que senté las bases de un conocimie histérico mds objetivo, fundando diversas ciencias auxi res de la historia. © Casi todos 10s historiégratos coinciden en sefialar como antecedente de la historiografia critica moderna los estudios cruditos de historia, cultivados en Francia en el siglo xvn, fondamentalmente por las drdenes religiosas, entre las que sobresalié la de los benedictinos de San Mauro. Es evidente que Sigiienza no tuvo contacto alguno con esta escuela de historiadores. Sin embargo, no hay que olvidar que estuvo muy cerca de los jesuitas, no s6lo como estudiante en el Seminario de Puebla, sino durante toda su vida, y los jesuitas, aunque no tan criticos como los benedictinos, se caracteriza: ron siempre por esgrimir las armas de la cultura moderna. De hecho hicieron critica, abandonando, como les historia- dores humanistas, las leyendas y trataron de evitar las histo- rias de milagros. Tales caracteristicas historiograficas generales, se mucstran cn la obra de Sigiienza, de tal modo que se le puede caracteri- zar como un autor de historiografia moderna,” sin ser por ello un historiador exhaustivamente critico 0 particualmente erudito. La actitud critica de Sigitenza se traduce para la historia en diversas consecuencias. Por un lado, la necesidad de imple- mentar un método historiogrifico que permita una mis fundada scleccién de fuentes. Cuando Sigtienza nos remite a los archivos nos dice: “*... trabajen en adquirir noticias en los archivos los que se aplican al ejercicio de escribir las historias y las hallar’n mejores que las que en aquel libro servirén siempre de estropiezo a los que alli leyeren y sin traerlas a examen usaren de ellas.”* Este es sin duda uno de los pasos més importantes hacia €l nuevo método en Ia historia. De hecho Ia historiografia hhumanista, aun la més critica escuela de Blondus, se remite Feuter, BA, op. cit, pp. 580540. bid, p. 257. SSigiensa y Géngora, Carlos de, Piedad Heroyca, México, otic y estudio de Jalme Delgado, 1960, p44, mim, 79, Ciencia © historia n casi siempre a los autores clésicos; la critica se esgrime contra los autores medievales, pero permanece vigente el argumento de autoridad con relacién a los autores clisicos latinos y griegos. La busqueda en archivos es més propia en el siglo xvta partir de la Reforma. Por otro, la critica en Sigiienza se esgrime no s6lo contra ¢l vulgo ignorante que se muestra incapaz de comprender la historia: “Oyése por este tiempo una voz entre las (no sé si lame venerables 9 despreciables) del vulgo, que atribuia a castigo de las pasadas fiestas, la tempestad en el monte, el destrozo en los campos y la inundacién de los arrabales ...”* sino, como en el caso-de la ciencia, la critica pondré de mani- fiesto la ignorancia pretendida del sabio. Las autoridades como tales son pucstas en entredicho al constatar en fuentes ms precisas sus meros decires. En el capitulo segundo de la Piedad heroyca nos dice: “Pruébase con instrumentos y Tazones mis coneluyentes esta antigiiedad.” Se refiere a la antigiiedad del hospital de la Inmaculada Concepcién de Nuestra Sefiora, y cabe seifalar que los instrumentos en este ‘caso son las fuentes que permiticron a Sigiienza establecct Ja fecha exacta de la fundacién de dicha institucién, en con- tra de la opinién de diversos autores que aludian a una fecha mds reciente. El erudito barroco no se contenta con recomendar a los demds Ja utilizacién critica de fuentes (obras y archivos) sino que tal principio forma parte de su metédica: Que no sélo por el affo 1541 como aqui se ve [en una obra histéria contemporinea al autor], sino once antes estuviese ya fundado en México este hospital, me consta con evidencia, porque entre los muchos libros con que hoy me hallo, hace Gtimable mi coleccién uno del Tustrisimo Obispo don Fr. Juan de Zumérraga en que ponia razén de lo que importaban los dieamos que percibian y las cosss en las que gastaban, y entre otras partidas se hallan en el folio 146 las que aqui se SSiguenss y Géngora, Carls de, “Atboroto y motin del dia 8...", en Relaciones histories, Slcién, propo nos, de. Manuel Roars Ge ‘Terres, ‘México, UNAM, Biliowes del Esudiente Univerierie 105 pil Exec l thule del capitulo mde Is Piedad Hereyea, en igen y Gin gora, Carlos de, op. cit., p. 6, me - , 78 La idea de a historia siguen: “ten 100 pesos de oro de ley perfecta son que se die- ron para curar los pobres del Hospital de Nuestra Sefiora y para el cirujano en el aflo 1530 ..."16 Asi pues, los hechos que no sean susceptibles de una com- probacién directa serén cuidadosamente seleccionados para que: “.. de aqui en adelante corran las historias mexicanas sin embarazo”. 1 Desechar el error, permitir que Ia historia corra sin emba- razo ni tropiezo ¢s la finalidad de la critica de fuentes. Pero clla nos enfrenta de inmediato al problema de la verdad hhistérica que es justamente su contrapartida. Una de las dificultades mas agudas para cualquier historia. dor es sin duda el establecer el status de la verdad historia En efecto, el hecho histérico en apariencia irrepetible, inico y casual ha desencadenado a lo largo de la historia del pensa- miento graves polémicas, en relacién a su designacién como auténtico conocimiento. La caracterizacién de la verdad histérica no es explicita en Sigtlenza, pero de la lectura de sus obras podemos destacar dos notas importantes: la verdad histérica como evidente y como testimonial. Curiosamente contrario al espiritu racionalista y aun al empirismo, cuyos respectivos representantes, Descartes y Locke, negaron toda posibilidad de evidencia histérica, ya factual en el caso del segundo, ya racional en el del primero, Sigtienza, impelido tal vez por su polivalencia intelectual (cientifico, literato, historiador, etcétera) y particularmente por su ubicacién criolla, que Ie ata a la creacién histérica, insiste no sélo en la posibilidad sino en la utilidad del cono- cimiento histérico. La verdad historica estard estrechamente relacionada con el método, a través del cual se obtienen y muestran en nues- tro autor interesantes notas de evidencia. Asi en el prélogo al “Alboroto y motin del dia ocho” podemos leer: 28 Péxer de Salarar, Francisco, Carls de Sigiensa y Géngora. Obras sepui- des de biografi. México, Sociedad de Bibli6filo Mecicancn, 1928, p. 277 1 oe ct Descartes y Locke, Discurso del métedo. Ensayo sobre el entendimiento amano, Aseveran por diversas arenes gue a historia no ews cenela Giencia e historia ™ EI que mira un objeto, interpuesto entre él y los ojos un vidrio vende, de necesidad por teflirse las especies que el objeto envia en el color del vidrio que est intermedio, lo verd verde. Los anteojos que yo uso son muy diifanos, porque viviendo parcadisimo de pretensiones y no faltandome nada, porque nada tengo, seria en mi muy culpable que as{ no fueran, con que acertando que no hay medios que me tifian las especies de Io que cuidadosemente he visto y aqui diré, desde luego me prometo am de los que de nada se pagan y lo censuran todo, el que darn ascenso a mis palabras por muy veridicas, Se percibe en las palabras de Sigiienza una intencién caracteristica de 1a modernidad: la de buscar Ia verdad hacien- do a un lado la subjetividad que deriva de los intereses pro- ios y del mal uso de los sentidos, presentando los hechos tal ¥ como ellos se ofrecieron al observador atento, La conciencia moderna del punto de vista, de la relativiza- cién del conocimiento, de la parcialidad y 1a falsificacién de Jos hechos, se encuentra claramente establecida, aunque con términos medievales, en el pardgrafo anterior. Como todos los modernos, Sigtienza encuentra la clara diferencia entre el sujeto consciente de su capacidad cognos citiva y las fuentes del error, que no se limitan al mal uso de kas facultades para conocer, sino que se amplian al enfoque, a Ia perspectiva, a los preconceptos del sujeto, que son los aspectos del error que la filosofia moderna pone al des. cubierto, La verdad histérica estaré fundada, por un lado, en la constatacién objetiva de los hechos, en la relacién directa con los mismos; asi ¢l criterio de evidencia se liga a su trans- cripcidn objetiva y minuciosa. Por otro, la verdad de los hechos pasados, aquellos que ¢s imposible constatar en forma 1 Sigiensa y Géngora, Carlos de, “Alboroto y motin del dla 8..." en Relaciones histéreas,p. 8, Dice Descartes “..-ni Gnalmente que fas coras externas son siempre tales como apace ps en todas etn coke estmon set 2 errr, come ‘alguien nos cuenta ‘na fibula) reemor que en congue ha pasa si el que padece Ktercia juaga ‘gue tdo ‘cs amailo pone tiene ey igs de color amarilo® Exide lttamente ua daconfenrs frente ip subjetiviad que pude nulitear muestta ebservacon, Set cn Siguens 2 igual que e Deserts una ein a la subjeivicad y ka mousse ae imitctone props 80 La idea de Ia historia directa, requiere de la selecciGn critica y uso honesto de las fuentes, Por eso sin duda convidé a leer el Gompendio Historial que de Ia guerra de los tértaros en Ia China escribi6 el Padre Mat Tinio, porque ereyendo que no lo sabsfats leer Jos americanos para quienes me parece esribié (el padre Kino) su Exposicion Astronémica y que asi podria a su gusto hacer entes de raxin, Pervitiendo historias, dijo que se hallaba alli prueba de la fatalidad espantosa de los cometas. 2 Garacteristico del concepto moderno de ciencia 0 més general atin, de conocimiento, es el que éste se presenta contrario a Ta quimera y la fantasia, y, particularmente a las entidades no demostradas o enies de razén, propio, segiin afirma Sigitenza en la Libra, de los metafisicos, que, lejos de explicar los hechos, los confunden. Existe, pues, en nuestro autor, frente al conocimiento de la historia, una decidida intencién cientifica que le acerca la verdad cvidente, enten- dida ésta simplemente como fundada y objetiva. Tanto en la narracién directa del presente, como en la del pasado, se afiade a la objetividad histérica, la posibilidad del testimonio. Efectivamente, la verdad testimonial juega un Papel de singular importancia a lo largo de toda su obra historiografica. El testimonio incluye tanto calidad como can- tidad, Asi en la descripcién de la bahfa de Santa Maria de Galve se hace alusién al testimonio de cantidad al decir: La entidad de la verdad de una cosa consiste segiin el Sagrado Evangelio en que dos o tres testigos concuerden en su ase: ion: Los mismos bienes y elogios que digo de la Bahia dicen (segiin el sefior fiscal) no dos o tres personas sino las que me acompafiaron indefinidamente que fueron ciento veinte, Lue- 480 diciendo yo lo mismo que ellas de ninguna manera mien- to. 8 La entidad de la verdad histérica, su unicidad y univocidad 22Sigiensa y Géngora, Carlos de, Libra, p. 86. {2Signensa y-Géngors, Carlos de, “Carta contra Arriola", en Péser de Saluar, Francisco, Biografia de Carlos de Sigdensa y Géngora seguida de vo. Flos documentos inédites. México, Antigua Imprenta Murguia, 1228, p. Ibe Giencia ¢ historia 81 se fundan sobre el testimonio verbal o escrito que es recono- cido como fuente de conocimiento primario. En lo que hace a la relacién del pasado, el fundamento Ultimo de Ja seleccién y critica de fuentes descansa en el testimonio de calidad. Fn el caso que Sigtienza invoca, el de fray Juan de Zumérraga, se trata no s6lo de la calidad del testimonio sino de la relacién minuciosa y la congruencia del mismo, # A mis del origen o calidad del testimonio, debe haber para Sigtienza la posibilidad o factibilidad de los hechos, cuya linica excepciém contraria son los hechos milagrosos que expondremos mds adelante, Esta preocupacién de Sigtienza por Ia univocidad histé rica, sin duda esté en relacidn con el critico siglo xvi, que busca una solucién a la dispersién de su mundo fisico, social, moral y que se resuelve en la lucha, no siempre fructuosa, contra el equiveco, 1a ambivalencia expositiva y la doble moral de Maquiavelo: La disgresién que en referir aqui muy por memudo la venida cde estos religiosos padres (jesuitas) pretendo hacer, no es absolutamente ajena aquesta Historia, por que si al leer lo que diré del afio, en que en este hospital se les dié acogida no se havia de hallar en comespondencia entre mi asercién y lo Que en otros libros se dice, y por el consiguiente me exponia a la censura de poco noticiose 0 de novelero, quiero escusarlo como debo hacerlo y pues dilatan Ios muy eruditos jesuitas en damnos su Historia para que en ella admiremos sus ejempla. es sucesos y acciones grandes diré aqui de su Hegada a esta ciudad y motivo que para ello huvo Jo que de memoriales del mismo tiempo tengo anotado, y serd lo mismo que cuando salgan a Ia Juz sus historias se leer en ellas. ¥ MSigdenza y Géngora, Catlos de, “Piedad Heroyca"" en Péter de Salazar, Francico, Carlos de Sigiensa y Céngors. Obrat seguidas de biografia, México, Sociedad de Biblidior Mexicanes, 1928, p. 277 1 Sigtenra y Gingora, Carlos de, Piedad Heroyca, México, ed ‘estudio de Jaime Delgado, 1960, pp. 48-4. Z ‘Se fan copiado las notas, respetando Ia ortogratia origin’, como aparece fen el texto citado, y 82 La idea de la historia OBJETO Y SUJETO DE LA HISTORIA 1 objeto de la historia, entendida ésta como quehacer del estudioso, es sin duda en Sigiienza el hombre y su gama espe- cifica de acciones. Ante tal afirmacién cabe pregunta’ si

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