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Argentina y la inmigración 1850-1890

En el decir latinoamericano no se deja espacio a la duda, en el inconsciente colectivo es claro


el importante influjo de la inmigración europea en Argentina. Más que cualquier otro país de la
llamada América Latina, la argentina se sabe marcada por una herencia que viene del otro lado
del mar y que no se limita a ese pasado ibérico que comparte el subcontinente. Pero ¿hasta qué
punto ese influjo europeo es realmente importante en la historia argentina? Pues bien es aquello
lo que pretendemos señalar a través de un ejemplo centrado en la provincia de Santa fe y basado
en las pistas que nos ofrece el texto de Ezequiel gallo, un extracto de su trabajo colonos en
Armas.

Podríamos decir que lo se constata en el texto son dos cambios a partir de los años 50: uno
demográfico y otro socioeconómico, ambos positivos, ambos y es allí donde va a radicar la
importancia ligados a la inmigración. Antes de la década de los 50 la provincia de Santa Fe es
uno “de los más pobres y atrasados estados de la Confederación Argentina” como afirma Gallo,
las fronteras son todavía indefinidas, las líneas fortines fluctuantes, la guerra contra los indios,
quienes representaban un riesgo a los ojos de los habitantes, está lejos de ser ganada y las cuatro
poblaciones establecidas a lo largo del Río Paraná, poblaciones que datan de la colonización
hispánica, no dan abasto para mantener seguras las fronteras y mucho menos expandirlas. La
situación va a agravarse ante las constantes luchas interprovinciales, pues a la ya insuficiente
población va a sumarse el hecho de que los hombres jóvenes ocupados en la guerra, engrosando
las filas del ejercito o la guardia nacional representaban sujetos improductivos para la economía
y para el crecimiento de la población.

Las campañas gubernamentales para ganar territorios a los indios, avanzar las fronteras y
asegurar el territorio son entonces numerosas y no es sino hasta los años cincuenta que
comienzan a ser fructuosas. Por estos años, específicamente en 1853 ve la luz una constitución
basada en el tratado de derecho público las Bases y Puntos de Partida para la Organización
Política de la República Argentina, escrito por Alberdi, en el cual aparecía el precepto
alberdiano “gobernar es poblar” que se integrara a la constitución. Precepto que justamente
fomentará en el poder político un cambio de enfoque proponiéndose como objetivo poblar estas
zonas, más específicamente poblarlas con inmigrantes europeos.

Así pues, la inmigración principalmente europea fue un anhelo sociopolítico argentino


destinado a generar una base social y rural con la cual se pudiese finalizar la ocupación de los
territorios que hasta la fecha estaban aún pobladas por grupos indígenas como los mapuches
por ejemplo, un anhelo que en la ideología de la época desbordada de un positivismo
exacerbado ligaban el desarrollo a la inmigración europea y el atraso a las herencias indígenas.

Este proceso de colonización inmigrante comienza en Santa Fe en 1856 con inmigraciones


artificiales, es decir inmigrantes contratados previamente en sus países de origen para venir a
ocupar unos territorios, eran tratados de colonización. La primera colonia, “Esperanza” en 1856
recibió inmigrantes suizos, de ahí que Gallo afirme que “aumentarían significativamente las
proporciones correspondientes a estas tres últimas nacionalidades [refiriéndose a los suizos,
franceses y alemanes] (y muy especialmente la referida a los suizos) si se tuviera en cuenta a
los hijos de los extranjeros” es decir, al ser los primeros en llegar llevan procreando más tiempo,
así si en las estadísticas sus hijos se contaran como extranjeros y no como argentinos el
porcentaje de ellos no sería desdeñable.

Posteriormente otras colonias aparecerían y la masa migratoria sería mayoritariamente italiana,


pero como afirma Gallo, Santa Fe vería nacer en ella un carácter cosmopolita acogiendo en su
seno una basta gama de nacionalidades “un 12% era español, un 6% francés, un 4% suizo, [sin
olvidar lo que ya hemos aclarado en cuanto a los suizos]mientras que un 13% se repartía entre
inmigrantes de otras nacionalidades, con los alemanes, austríacos y británicos ocupando los
primeros lugares”

Con la continua llegada de extranjeros y los frutos de su procreación la población de santa Fe


aumentó rápidamente “En veinticinco años (1869-1895) la población de la provincia se
cuadruplicó y el número de poblados rurales aumentó quince veces” con ello la protección
territorial se afianzo, y además y aún más importante el estado de pobreza de la provincia se
revierte, crece paralelamente a la demografía “uno de los más pobres y atrasados estados de la
Confederación Argentina, pasó a convertirse en el segundo estado de la Argentina (…) gracias
a la colonizacion” aclara Gallo. Es decir, más que una solución a la demografía la inmigración
va a ser tal como lo esperaba Alberdi una pieza clave para el desarrollo socioeconómico del
país.

En Santa Fe particularmente la importancia de la inmigración está ligada a los hábitos de vida


que estas masas extranjeras traían consigo y que enriquecían el saber del país. Me explico a
través de un ejemplo. La población italiana que venía huyendo de la modernización industrial
y de la crisis agrícola traía consigo conocimientos en agricultura escasos en Santa Fe, una
voluntad de trabajar la tierra no inherente a “un país secularmente dedicado a la ganadería
extensiva” como dice Gallo. Gabriel Carrasco pedagogo, estadístico, periodista, historiador,
geógrafo …argentino, en una de sus publicaciones cita que: “Antes de 1852, la agricultura era
casi desconocida y únicamente alguno que otro laborioso santafesino sembraba algunas cuadras
de maíz para tener choclos y mazamorras, o unas pocas fanegas de trigo para tortas y locro.”
De tal forma la inmigración no solo favorece una transformación demográfica sino también la
modificación de la “faz socioeconómica de la provincia” que pasa de una economía basada en
la ganadería a una economía basada en la agricultura y donde las tierras productivas se
multiplican de forma bastante rápida. Las nuevas colonias no solo significan protección de los
territorios ocupados sino la puesta a producir de las “cerca de 3.500.000 hectáreas” que nos
menciona Gallo, hectáreas antes improductivas.

Pero no es el único aporte que va a realizar la inmigración a la economía de Santa Fe, estas
colonias agrícolas representan un listado de necesidades a satisfacer, ello benefició la formación
de centros urbanos que proveyeran tales servicios y contribuyó evidentemente al mantenimiento
positivo de la economía de la provincia. La aparición de herreros, carpinteros, carniceros…
cerca de estas zonas agrícolas representó un plus en la economía argentina, es decir, la aparición
de pueblos en una provincia que antes solo poseía 4 colonias. La creación de pueblos, o de
esbozos de pueblos, centros que proveyeran los servicios básicos, a su vez favoreció el
desarrollo industrial y comercial. Las industrias y el comercio vendrán de la mano de la
colonización pues formarán parte importante en villas y pueblos en tanto que estas nutren la
vida de los habitantes de las zonas agrícolas satisfaciendo las necesidades menos básicas de los
mismos. Gallo dice al respecto “La producción cerealera, por otra parte, estimuló al mismo
tiempo una espectacular expansión del comercio provincial e impulsé la creación de industrias
residenciales destinadas a proveer los insumos requeridos por la actividad agraria”

La creación de molinos que supuso la industria cerealera, las necesidades que imponía el trabajo
mismo de la tierra, todo ello impulsa el desarrollo comercial e industrial y sobre todo lo hace la
aparición de nuevas formas de trasporte, esencialmente el ferrocarril. Bien que fue cierto que
la creación de colonias impulso la creación de pueblos que respondieran a sus necesidades, no
todas las colonias vieron nacer rápidamente pueblos aledaños con comercios y una
industrialización en constante desarrollo, muchas colonias aisladas veían la satisfacción de sus
necesidades entroncada por viajes en carreta largos e incomodos, por caminos ineficientes que
databan de la época de la colonización hispánica, contando con desviaciones cuando se topaban
con ríos que alargaban el trayecto y que de crecer la corriente llegaban incluso a detenerlos.
Todas estas complicaciones empujaban poco a poco a los extranjeros a inmigrar para acercarse
a los centros socioeconómicos, esta amenaza de despoblación de la provincia de Santa Fe
motivo rápidamente la construcción de líneas de ferrocarril que conectaran el litoral con el
interior, que facilitaran la comunicación y el transporte de personas y mercancías, reafirmando
el desarrollo, promoviendo el comercio y dando respuesta a una amenaza de despoblación
inminente. Es esto lo que nos dice gallo cuando afirma “gracias a la colonización agrícola Santa
Fe se convirtió en el primer productor de cereales de la república y pasó a poseer la más
completa red de transporte ferroviario con que contaba la república” El ferrocarril facilitó el
movimiento de trabajadores hacia lugares donde la creciente producción agrícola o industrial
lo requería

/// entonces todo esto esta interconectado crece la población y con ella crece la puesta a producir
de tierras, esta misma producción motiva el desarrollo del comercio y la creación de centros de
servicios, y estos centros de servicios motivan la modernización de las formas de trasporte y
comunicación y a su vez motivan la creación de nuevos pueblos o comunidades. Lo que no esta
desligado de un crecimiento demográfico que ocurre muchas veces cuando los factores
económicos son postivos//// en fin

La creación de nuevas vías ferroviarias supuso entonces otro impulso en la creación y desarrollo
de las ciudades. Los trabajadores que se encargaban de construir las vías del ferrocarril hacia
zonas que hasta entonces se encontraban incomunicadas con los centros de desarrollo
necesitaban, ellos también ver sus necesidades satisfechas. Su presencia en una zona significaba
una necesidad a satisfacer, es decir, un servicio viable a proveer, y por ende, poco a poco
alrededor de las zonas donde se asentaban los trabajadores comenzaban a crecer centros de
servicios que se convertirían en pueblos. El proceso era en resumidas el siguiente: primero el
terreno aledaño va a ser declarado colonia por su propietario porque por este entonces la
colonización ya no era guiada y controlada por el gobierno sino por la mano privada, los lotes
van a ser vendidos a los prestadores de servicio interesados, poco a poco los lotes se venderán
a los pobladores de las localidades cercanas que verán allí la posibilidad de vender sus
productos, primero llegaran productores de servicios básicos y de allí en adelante este núcleo
existente se ampliara nutriéndose de más y más servicios, las carpas y locales incipientes se
transformaran en casas y este núcleo se transforma en una comunidad, y luego poco a poco el
comercio crece, las necesidades pasan de ser básicas y se desarrolla la industria, aparecen las
iglesias…y se consolida la economía, y el desarrollo sociocultural de estos pueblos.
Por otra parte, la transformación de Santa fe en “el primer productor de cereales de la república”
como lo nombrábamos anteriormente citando a Gallo no fue gratuita. Junto con sus habilidades
y conocimientos, los inmigrantes traían sus costumbres y culturas, entre ellos una dieta basada
en las harinas, totalmente diferente a la tradición del país que basaba su dieta en productos
animales y que consideraba el pan y las harinas como un artículo de lujo. Gallo lo enuncia
claramente cuando dice “la inmigración europea modificó de manera sustancial la fisonomía
social y cultural de la región.” Y este no es el único ejemplo, la construcción de iglesias y
escuelas fue motivada principalmente por el mismo factor de proveniencia extranjera. La fuerte
presencia de italianos en Santa fe también implico la preponderancia de un elemento muy
importante en su cultura, la religión, principalmente católica. Acostumbrados a la existencia de
parroquias cerca su lugar de residencia, la aparición de un pueblo cerca de una colonia incitaba
entonces rápidamente la construcción de una iglesia, cofinanciada incluso por los comerciantes
que entendían que la presencia de una iglesia en el pueblo sería benéfica para sus negocios pues
allí vendrían los agricultores de las colonias aledañas, que no lo harían sin la presencia de esta.

Para Argentina uno de países que recibió gran parte de la corriente migratoria europea, el influjo
de estos inmigrantes transoceánicos fue bastante fuerte, por un lado porque lo necesitaban su
población era demasiado escasa, y ello debilitaba las fronteras y sus capacidades productivas
afectando de manera negativa su economía manteniendo a provincias como Santa fe en la
pobreza, por otro porque también se deseaba, los saberes y costumbres laborales de estos
extranjeros nutrieron la economía argentina modificándola significativamente al introducir una
cultura agrícola fuertemente harinera que no existía en la provincia y que puso a producir tierra
improductivas afectando positivamente la economía de provincia. Los hábitos socioculturales
también favorecieron el desarrollo de la provincia pues la necesidad de consumo de ciertos
productos favorecía y consolidaba el crecimiento de la industria y el comercio, modificando
incluso las formas de trasporte y comunicación que no habían visto cambio alguno desde la
época de la “conquista” hispánica y que dificultaban el desarrollo de las provincias. La llegada
de inmigrantes trasformo profundamente “los cimientos en los cuales descansaba la sociedad
provincial” y no podía dejar de hacerlo cuando al representar bastas mayorías en un país tan
escasamente poblado y al provenir de lugares donde la industria, el comercio y la economía se
encontraban en mejores niveles que los de Argentina sus costumbres, saberes y practicas
encaminarían positivamente el porvenir de la provincia y el país, que se había estancado
bastante en sus bases coloniales.

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