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ACERCA DE LA PENA DE MULTA

Dr. LUIS LÓPEZ PÉREZ, Profesor de Derecho Penal de la

Facultad de Derecho de la Universidad de San Martín de


Porres

1. Introducción:

El patrimonio, es decir: el conjunto de bienes y

derechos de contenido económico de una persona, es un bien

jurídico, por ello, tambien comprende una pluralidad de


derechos reales y de crédito. En suma, como objeto

jurídico, es pasible de sufrir menoscabo y por lo mismo

producir un mal a su titular. El patrimonio por ello,

puede ser también objeto de una pena. Las penas que tiene

inciden sobre el patrimonio, se denominan por ello mismo

“penas patrimoniales”. Cuando las penas patrimoniales se

imponen y deben satisfacerse en “dinero”, entonces se


trata de una subespecie de aquellas que se denominan

“penas pecuniarias”1.

En el Código penal de 1924, prescindiendo, en estas


líneas de los debates doctrinales, sobre el sentido de

cada una de las clases de penas, incluida en su inventario


de sanciones (penitenciaria, prisión, etc.) encontramos

1
GRACIA MARTÍN, Luis/ BOLDOVAR PASAMAR, Miguel Ángel / ALASTUEY DOBON,
M. Del Carmen; Las consecuencias jurídicas del delito en el nuevo Código penal español ( ele
sistema de penas, medidas de seguridad, consecuencias accesorias , responsabilidad civil
derivadas del delito), Tirant lo blanch, Valencia, 1996, p. 141.
tres subespecies de penas de carácter patrimonial: la
multa2, la caución 3
y la confiscación (comiso) 4. La multa

podía ser principal o accesoria5, incluso podía significar

prisión6. La caución siempre era accesoria.

En el Código penal de 1991, sólo existe, de naturaleza


patrimonial, una sola pena, la multa. En el artículo 28°

se incluye a esta pena junto a las privativas de libertad,

las restrictivas de libertad y limitativas de derechos.


Sin embargo, la figura del comiso aunque no está señalada

en la Parte General, está incluida en la Parte Especial.

Así, por ejemplo, en los supuestos de enriquecimiento

ilícito, aquellos donativos, dádivas o presentes dados al


funcionario público podrán ser decomisados( art. 401-A) y

ser adjudicados al Estado ( art. 401-B).

2. Concepto:

La multa en el Código penal vigente, responde al

sistema de multa global, según el cual el Juez, dentro de


los límites mínimos y máximo fijados por la ley, impone

una cantidad concreta o suma global, atendiendo para ello


a dos coordenadas: la gravedad del delito y la situación

2
Artículo 10: Las únicas penas y medidas de seguridad que puede imponerse son las de
internamiento, penitenciaria, relegación, prisión, expatriación, multa e inhabilitación”-
3
“ Artículo 38.- En los casos ene que se impusiera al condenado obligaciones especiales, el Juez,
cuando parezca necesario, podrá exigirle caución de buena conducta”.
4
“ Artículo 46.- Toda condena llevará consigo la pérdida de los efectos que provengan del
delito....”.
5
“ Artículo 29.- Las penas de multas e inhabilitación pueden ser impuestas como penas
principales o como accesorias”.
6
“ Artículo 21.- En el caso de no pagarse la multa en el plazo fijado por el Juez y en el de
insolvencia del penado, la multa se convertirá en prisión a razón de un día por cada sol.
La prisión sustituida a la multa no podrá exceder de tres meses.”
económica del delincuente7. Ello se ve reforzado con el
artículo 45° y 46° del C.P. referente a la determinación

de la pena, aplicable a la multa.

En atención a lo manifestado, podemos afirmar que la

multa constituye una afectación al patrimonio del penado


que es impuesto por el órgano jurisdiccional, el mismo que

siempre es expresado en moneda nacional. En consecuencia,

la multa es una pena – principal o accesoria- que ha de


expresarse en dinero.

La multa no es más que el medio a través del cual se

pretende imponer un mal idóneo para intervenir sobre la


voluntad del sujeto infractor, del mismo modo que la

libertad personal también el medio en las penas privativas

de libertad; por lo que podemos afirmar que: El pago de la

cantidad de dinero en que consiste la multa no es más que

el medio a través del cual se pretende irrigar un mal, un

sufrimiento al delincuente, por lo que no debe confundirse

la multa penal con una multa civil8.

No está por demás recordar que la multa goza de todas


las características de la pena. Aunque su determinación

esté influenciada en mayor medida por la situación


económica de penado, y ésta delimitada por la naturaleza

del delito. De ahí que la multa ha de ser impuesta solo


por el Juez en un proceso regular. Es afectada por los

7
MUÑOZ CONDE, Francisco/ MIR PUIG, Santiago; adiciones al tratado de Derecho penal, Parte
General, Bosch, Barcelona, 1980, de Hans- Heinrich JESCHECK, Vol III, p. 1088.
8
GRACIA MARTÍN, Luis; LA pena de multa, en GRACIA MARTÍN y otros, Las consecuencias,
p. 143.
mismos presupuestos que para la determinación de la pena
privativa de libertad, previstos en los artículos 45° y

46° del C.P.

La misma, es personalísima, es decir, es impuesta al

penado, siendo él, el único que deba pagarlo. La


subrogación o novación no es admisible; pues; aunque pague

un tercero, debe hacerlo a cuenta y nombre del penado de

donde se deriva su intransmisibilidad. El incumplimiento


del pago, puede ocasionar su revocamiento y aplicación de

la pena principal, situación que también fue prevista en

el Código de Maurtua de 1924 (artículo 21°).

3. Política Criminal de la multa:

Desde mediados del siglo XIX se observó, principalmente

por la influencia de la obra de BECCARIA: “ De los delitos

y las penas”, una tendencia de sustitución de las penas

privativas de libertad, por otras de menor consecuencia

social, como las penas pecuniarias; tendencia que también


afectó a nuestro ordenamiento jurídico a finales del siglo

XIX y todo el siglo XX.

Esta tendencia responde a lo que se ha venido en


denominar una “humanización de la pena”, que forma parte

del discurso político criminal actual.

Así, pues, la Política criminal moderna se apoya


decididamente en la pena de multa, a la que le concede
absoluta primacía, no sólo como sanción frente a la
criminalidad de poca importancia, sino también como

sanción preferible para la criminalidad media. La

progresiva ampliación de la multa se apoyó en la


consideración de que el sistema penitenciario puede

mejorarse cualitativamente de un modo esencial reduciendo


el número de condenados a pena privativa de libertad9.

Si bien, como afirma un sector de la doctrina, la


entronización de la pena de multa, responde a una

humanización de la pena, ello no hubiera sido posible si

no hubieran existido las “condiciones socioeconómicas que

permitieran a la multa cumplir con al función propia de la


pena”10. Es seguro, que si las condiciones socio-políticas

no hubiesen girado hacia el actual status quo, la pena no

habría evolucionado hasta su estado actual. Un ejemplo, de

ello, lo tenemos en los países musulmanes como Irak,

Afganistán, donde a pesar de la invasión occidental, la

pena principal sigue siendo la privativa de libertad.

incluso la pena de muerte.

Un hecho que también favoreció el relativo éxito de la


pena de multa, es el fracaso de la pena privativa de

libertad de corta duración, en relación a la


resocialización, que incluso ocasiona graves gastos

económicos al Estado, sin resultado favorable.

9
JESCHECK, Tratado, II, p. 1075. En esta línea también ZIPF, Heinz, Introducción a la Política
Criminal, trad de Miguel Izquierdo Macías Picabea, EDERSA, Madrid, 1979, p. 41-42.
10
GRACIA MARTÍN, La pena de multa, p. 145.
De ahí que aún los adversarios de las penas de corta
duración se han “ solidarizado alrededor de la multa, que

ofrece singulares ventajas: es reparable, ya que basta, en

caso de error judicial, ordenar su devolución; es


graduable, pues permite su fraccionamiento, en modo de

ajustarla al delito y demás circunstancias , así como a la


personalidad ( sobre todo, a la capacidad económica) del

reo; no produce desarraigo del sancionado, ni perturba

sus vinculaciones familiares; no es una carga sino, al


contrario, un beneficio para el Estado; facilita la

reparación del daño; no perjudica moralmente al sindicado

ni genera hábito en el condenado”11.

Es claro que, en la doctrina, la pena de multa ha sido

alimentada, principalmente, por el fracaso de la pena

privativa de libertad de corta duración, alzándose como su

“sustituto”12; por ello, es que en aplicación del principio

de subsidiaridad13 la multa debe preferirse a la pena

privativa de libertad.

Sin embargo, las estadísticas no nos han proporcionado

datos alentadores acerca de la eficacia de la multa, en


torno a los fines de la pena: los casos en que se han

impuesto esta pena, incluso como principal, no se hace


efectivo su pago, prescribiendo en la mayoría de los

casos. Este resultado se sustenta en la declaración por


parte del penado, de su carencia económica. En segundo

11
ROMERO SOTO, Enrique, Derecho penal, Parte General, Vol II, Temis, Bogotá, 1969, p. 504.
12
En esta línea GRACIA MARTÍN, la pena de multa, p. 146.
13
Cfr. ZIPF, Introducción, p. 43 y ss.
término, a que no existe ninguna posibilidad de ejercer
coactivamente alguna forma de requerimiento, pues muchos

casos los penados no cuentan con bienes conocidos14. La

falta de mecanismos legales para exigir su cumplimiento,


ha llevado a que las penas de multa en nuestro sistema sea

un acto simbólico. Parece que el único camino posible ante


tal incumplimiento no sea otra que la revocación de la

conversión, si por esta vía se otorgó la pena de multa, y

la consecuente pérdida de la libertad del penado, con las


nefastas consecuencias ya advertida en la doctrina.

4. El sistema de días-multa:

4.1. Antecedentes:

Se considera creadores del sistema de días multa al

danés TORP y el sueco THYRÉN quienes lo introducen en el

Anteproyecto de Parte general del Código penal sueco 8ª

artículo 20) de 191615. Este sistema es introducido en

Alemania con la Segunda Ley de Reforma del Derecho Penal y


recogida en el art. 51 y Sgtes. del Proyecto de 1962,

siendo luego introducido en su legislación penal vigente.

En España, el proyecto de 1980, llevado de un mimetismo


científico, se lanzó por la vía del “modelo escandinavo”,

introduciendo algunas variantes (...). Lo mismo(sic)

14
Nos referimos a los bienes que deben de estar inscritos en los registros Públicos.
15
Cfr. JESCHECK, Tratado, II, p. 1074. Aunque un sector de la doctrina encuentra sus orígenes
de esta tesis en el Código criminal del imperio de Brasil de 1830. ( Cfr.. GRACIA MARTÍN,
La consecuencias, p. 380-381). En esta línea también FIGEIREDO DIAS, Direito, p. 116..
Propuesta 1983, Borrador 1990 y Proyecto de 1992(16) y que
se encuentra previsto en la Sección 4° del Capítulo

Primero del Título I, del Libro I, bajo la rúbrica “De la

pena de multa” y comprende los artículos 50° a 53°.

En Argentina, el sistema de días-multa es introducida


en el Proyecto de 1960 y 1975, reemplazando a la pena

privativa de libertad de corta duración.

En el Perú, el sistema de días-multa ya se encontraba en

el Código penal de 1924. Así en su artículo 20 se refería:

“ Cuando la ley no disponga especialmente otra cosa, la

pena de multa no será inferior a la renta probable del


condenado en dos días ni mayor de la de tres meses”.

Se considerará como renta lo que obtuviera el condenado

cada día por bienes, empleo, industria o trabajo.

Cuando el condenado sin bienes, empelo o industria, no

ganare tampoco salario, se considerará como renta el


salario normal”.

Aunque no se hace mención expresa al término días-

multa como se hace en la actual redacción del artículo 41°


del Código penal, es claro colegir que el sistema empleado

era ese. Ello se ve confirmada por la jurisprudencia de la


época: “ La sentencia que impone la pena de multa debe

fijar expresamente el quantum de ésta y no los días de


16
RODRÍGUEZ DEVESA, José María/ SERRANO GÓMEZ, Alfonso, Derecho penal español,
Parte General, 17 edici., Dykinson, Madrid, 1994, p. 925.
renta, que sólo sirven de base para hacer el cálculo
respectivo”17.

El establecimiento del sistema de días multa en el


Código penal de 1924, fue debido a la jurisprudencia. Ella

fue la que perfiló su real naturaleza. La jurisprudencia


se encargó de establecer las características del sistema

de días-multa, al exigir que las sentencias señalen el

salario sobre el que deba computarse la pena de multa


impuesta18.

En el Código penal de 1991, se ha consagrado

taxativamente el término días- multa, que debe ser sobre


el que se determine la pena de multa.

El importe del día-multa se establece en función al

ingreso promedio diario del condenado, en virtud de su

patrimonio, rentas, remuneraciones, etc. También deben de

tenerse en cuenta los egresos que tuvieran el agente. Es

decir, que al determinación del día-multa no debe


expresarse en un monto excesivo que ponga en peligro las

condiciones de vida del penado.

El problema surge cuando el condenado no cuenta con


ingresos, patrimonio o renta conocida. Al respecto el

artículo 41° y Sgtes. no refiere nada y pareciera que esta

17
Ejecutoria del 17 de setiembre de 1975. Revista de Jurisprudencia Peruana, 1973, p. 1132,
citado por ESPINO PEREZ, Julio, Código penal, concordancias, 6ta edición, Cueva Sevillano
editorial, Lima, 1982, p. 51.
18
“ Es nula la sentencia que no fija el salario sobre el que debe computarse la pena de multa
impuesta”. Ejecutoria de 17 de setiembre de 1946, Anales judiciales, 1946, p. 207, citado por
Espino Perez, Código penal, p. 51.
pena sólo estuviera hecho para personas que tiene
remuneraciones fijas mensuales, es decir, con empleo.

El artículo 20° del C.P. de 1924, se refería a este


caso, señalando una “renta probable” en caso de que no

cuente con bienes, empleo o industria, se determinará en


función de la “ renta el salario normal”, el cual era

equivalente al salario mínimo fijado por ley.

4.2. Política criminal del sistema de días multa:

La pena es considerada modernamente como un

instrumento privilegiado de Política Criminal19 sobre todo,


por sus efectos prácticos y no criminalizadora. Es de

naturaleza personalísima, es decir, que debe ser honrado

sólo por el condenado y no por terceros. La subrogación

civil, no tiene efectos en el ámbito penal, pues el

tercero que cancela la multa, no se beneficia penalmente

con dicho pago.

El problema que se presenta, de orden político

criminal, es que el Estado, como beneficiario, no puede


prorratear ni fraccionar la multa, pues esta la decide el

Juez quien podrá aceptar o no. En consecuencia, se


presentan dos problemas: Que, el condenado pague la

totalidad de la deuda o no la pague – lo que es más


frecuente-; o, deposite de a poco en la forma que lo crea

conveniente o de acuerdo a su posibilidad económica, lo

19
Cfr. FIGUERIREDO DIAS, Direito, p. 121.
cual puede terminar interpretándose como que la causa que
motivó la pena de multa ha quedado impune.

De ahí que no le falta razón a DE FIGUEIREDO, cuando


afirma que debemos evitar que la “aplicación concreta de

la pena de multa no represente una forma disfrazada de


absolución”20. Lo que puede alentar a una tendencia ya

existente de restringir el ámbito de aplicación de la pena

de multa únicamente a los delitos de bagatela (lo que


sería peor) (...) político criminalmente “subordinada” a

la pena de prisión21.

Por lo que resulta una obligación imperiosa del


legislador de considerar en la pena de multa,

circunstancias propias del sistema social peruano y no se

siga alentando la cultura del no pago y la evasión;

alimentada, principalmente por la ausencia de mecanismos

legales que faciliten una “cultura de pago”.

En igual sentido, debe de establecerse un verdadero


sistema de días multa, que contemple, no sólo ingresos

formales, sino; también, supuestos en que el condenado no


contando con ingresos conocidos, pueda pagarlos mediante

la conversión de la pena, como podría ser los trabajos


comunitarios, servicios gratuitos a la víctima, etc.

Cuando el art. 44° del C.P señala que “el juez podrá

permitir que el pago se efectúe en cuotas mensuales”,

20
DE FIGUEIREDO DIAS, Direito, p. 124.
21
Ibidem, p,. 124.
reconoce una discrecionalidad del Juez al respecto, pero
que éste podría rechazar sin motivación alguna, pues no lo

prevé la ley. Tampoco contempla la ley, la oposición de la

parte civil, que podría oponerse al pago de la multa en


cuotas mensuales.

Lo cierto es que la ley debe prever, anticipadamente, el

pago fraccionado de la multa por parte del condenado,

cuando el Juez haya acreditado las reales posibilidades


económicas del condenado.

4.3 Determinación de la Pena de Multa:

A) Consideración Preliminar:

La legislación peruana en su artículo 41°, señala que la

multa se fijará en suma de dinero fijada en días-multa.

Sin embargo, no señala nada respecto a la gravedad del

ilícito penal, si esto ha de variar en el caso de que la

infracción sea dolosa o culposa. No obstante ello, esta


última consideración deberá de ser valorada por el

juzgador al momento de determinar la multa, tanto como


pena autónoma o como accesoria a otra principal.

Obviando un análisis exegético del procedimiento para

determinar la pena de multa, aunque la norma sea nuestro


referente a continuación señalaremos algunos criterios

necesarios para determinar la pena de multa.


A.1) La cuantía fijada en la ley en función del ilícito
penal

Toda determinación de una pena debe de partir como


consecuencia de un ilícito penal, esto es, de su gravedad

y de la forma de comisión dolosa o culposa. Una pena


dolosa es siempre más grave que una imprudente.

Así también debe apreciarse la condición económico-


financiera del condenado. Una pena que no contemple estos

dos supuestos es político-criminalmente contrario de un

Derecho Penal garantista, sino también inconstitucional,

pues contraviene el principio de igualdad ante la ley,


pues, perjudicaría solo al sujeto de bajos recursos

económicos y de extrema pobreza.

A.2) La pena de multa se fija sobre un mínimo y un máximo

fijado en la ley.

El artículo 42° del C.P. señala: “la pena de multa se


extenderá de un mínimo de diez días-multa a un máximo de

trescientos sesenta y cinco días-multa, salvo disposición


distinta de la ley”.

Esta tesis es contraria a la determinación concreta

de la multa en un solo acto, existentes en otras


legislaciones, donde el juez no pueda hacer distinciones

de circunstancias respecto a la comisión del delito y la


situación económica del agente.
Esta exigencia normativa da fuerza a nuestra

apreciación de que la gravedad del hecho es una

circunstancia en la determinación de la multa. Así, la


comisión de un hecho doloso no calificaría de la misma

forma que otro culposo. De tal forma que el delito culposo


ameritará una multa más acorde al mínimo, mientras que el

doloso apostará siempre al máximo.

A.3) La determinación del día-multa

El procedimiento para establecer el monto concreto de

la pena de multa, el juez debe tener en cuenta el mínimo y

máximo que la ley estipula (Art. 42°)

El límite mínimo es de diez días y el máximo de

trescientos sesenta y cinco, valiendo estos límites, en

los casos de concurso de delitos.

Esta determinación se fijará en función a dos

criterios ya manifestados: la responsabilidad del autor y


su situación económica-financiera, así como a criterios

preventivos especiales.

A.4) Determinación del monto diario

El juez debe de determinar en forma concreta, dentro


de los límites fijados por la ley, el equivalente de cada

día multa en virtud de la situación económica del


condenado. Para ello tomará como referencia el mes
calendario, en caso perciba sus ingresos en forma mensual,
constituyendo en este caso la treintava parte de dicho

ingreso mensual.

Es dominante en la doctrina nacional, que cuando no

sea posible conocer el ingreso del condenado, el juez


tomará en cuenta para la determinación de la cuota diaria

de la multa la remuneración mínima vital vigente al

momento de la sentencia22.

A.5) La situación económica-financiera del condenado

Como señala el art. 41° del CP, la determinación de


la pena de los días-multa obliga a tomar en cuenta el

“ingreso promedio diario del condenado”. Para ello el juez

debe de tomar en cuenta su “patrimonio, rentas,

remuneraciones, nivel de gastos y demás signos exteriores

de riqueza”.

El juez puede pedir información al propio condenado


sobre sus ingresos o patrimonio. También puede obtenerlo

mediante el cruce de información con entidades bancarias y


financieras.

Una vez establecida la situación económica-financiera

del condenado, el juez debe establecer una renta,


descontando los propios gastos del agente para su

manutención. De ahí que ha de calcular la cuantía diaria y

22
Prado Saldarriaga, Las consecuencias, p.60
descontando su nivel de gasto establecer recién el monto
de la multa. En fin, debe de actuar de acuerdo a los

parámetros legales y principistas.

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