Mario Soffici Mario Soffici (1964)
realizador
“Creo en el hombre y en el amor”
“Soy un servidor del arte cinematogréfico y un artesano
que cultiva con carifio su labor”.
(Mario Soffici)
FILMOGRAFIA*
1924. Mufeca, realizador, adaptador, actor; 1931. Mufiequitas portenas (José A. Ferreyra), actor;
1933. El linyera (Enrique Larreta), actor; 1934. Calles de Buenos Aires (Ferreyra), actor; realizador de
dos actos; Noche federal, realizador, argumentista; 1935. E! alma del bandonedn, realizador, adaptador;
La barra mendocina, realizador, argumentista; 1936. Puerto Nuevo, realizador con Luis C. Amadori;
1937. Cadetes de San Martin, realizador; Viento Norte,*realizador, adaptador con Alberto Vacarezza;
1938. Con las alas rotas (Orestes Caviglia), supervisor; Kilémetro 111, realizador; 1939. El viejo doctor,
realizador; Prisioneros de la tierra, realizador; 1940. Héroes sin fama, realizador; Cita en la frontera,
realizador; 1941. Yo quiero morir contigo, realizador; 1942. El camino de las llamas, realizador;
Vacaciones en el otro mundo, realizador; 1943. Tres hombres del rio, realizador; 1944, Cuando la
* Mario Soffici es autor del encuadre de todas sus peliculas... Falleci6 el 10 de mayo de 1977.
323primavera se equivoca, realizador; 1945. Despertar a la vida, realizador; La cabalgata del circo. realizador.
Argumentista. con Francisco Madrid; Besos perdidos, realizador; La prodiga, realizador; 1946. Celos,
tealizador; 1947. El pecado de Julia, realizador; La gata, realizador; 1948. La secta del trébol, realizador,
Tierra del Fuego, realizador, actor; 1950. La barca sin pescador, tealizador; 1951. El extrafo caso del
hombre y la bestia, realizador, actor; La indeseable, realizador; El pendiente (Leén Klimovsky),
supervisor; Pasé en mi barrio, realizador; 1953. Ellos nos hicieron ast, realizador; 1954. Una ventana a la
vida, realizador, actor; La dama del mar, realizador; Mujeres casadas, tealizador: Barrio gris, realizador,
adaptador con Gémez Bas, productor, actor; 1955. El hombre que debia una muerte; El curandero,
realizador, argumentista con J. R. Luna, Gémez Bas y Wimipi, productor, actor; 1956. Oro bajo,
realizador, adaptador con Gémez Bas, productor, actor; 1958, Rosaura a las diez, realizador, adaptador
con Marco Denevi, productor, actor; Isla brava, realizador, argumentista con Eliseo Montaine y J. R.
Luna, productor; 1960. Los acusados (Antonio Cunill, h.), productor, actor; Chafalonias, tealizador;
1961. Esta tierra es mia (Hugo del Carril), actor; 1962. Propiedad, realizador, adaptador con Dalmiro
Saenz y Jaime Potenze, productor, actor; 1968. Maternidad sin hombres (Carlos Rinaldi), autor; 1970.
Un elefante color de ilusién (Derlis Beccaglia), actor; 1976. Los muchachos de antes no usaban arsénico
(José Martinez Suérez), actor.
LUGAR DE LA ENTREVISTA: en su casa
FECHA: 3 de setiembre de 1975
Hay anotado un lejano antecedente de su
trabajo en el cine mudo,
Yo no actué en el cing mudo, salvo un
pequefio ensayo que hice con José Gola,
Enrique Santos Discépolo y Francisco Mar-
tinez Allende. Un pequefio ensayo en 16
milimetros, que fue nada mas que para
comparar la actuacién del actor desde el
punto de vista teatral y desde el punto de
vista cinematografico. Hicimos unas escenas
de “Mufeca”, de Armando Discépolo, sin
ninguna modificacion, en el patio de cama-
rines del Teatro Avenida de Mendoza. Fil-
mamos esas escenas y vimos la diferencia
que haba en la actuacién, en el maquillaje
y en todo. Eso fue todo en el mudo. Como
espectador, por supuesto, me interesaba
mucho. Tenia la sensacién de que todo se
reducia a los titulos que se intercalaban
para poder comprender la pelicula. (Titulos
que, en el caso de Gonzalez Castillo, el
padre de Catulo Castillo, cambiaba, arregla-
ba y muchas veces hasta mejoraba o salvaba
una pelicula porque los hacia mucho mejo-
res de lo que eran en su origen filmico).
Mayormente, yo no cref que pudiéramos
nosotros competir con el cine mudo y
sobre todo con “el coloso” que se habia
hecho a raiz de la Guerra del 14, Estados
Unidos, que tenia extraordinaria fuerza.
Cuando aparecié el sonoro, con José Fe-
rreyra, en Espafia, en el afio 28-29, coinci-
324
diamos en que cada pais iba a tratar de
hacer su propia cinematografia: ya no se
podia ponerle cartelitos'ni titulos: se po-
dia, pero era una falta porque mucha gente
queria escuchar su propio lenguaje. Y asi
fue que en el afio 29 yo le dije a Ferreyra
que cuando él hiciera alguna pelicula, yo
iba a trabajar inclusive sin cobrarle, gratis,
porque creia que iba a haber una cinemato-
grafia argentina. Primero trabajé en una
pelicula con él que fue Mufiequitas porte-
figs, después actué en El linyera de Enrique
Larreta. Cuando volvié a lamarme Ferrey-
ra, le dije: “Mire Ferreyra, a mi, como
“actor” no me interesa mayormente el ci-
ne,, Me interesa desde el punto de vista
“director”, de manera que si usted quiere
que yo trabaje en una nueva pelicula, se lo
hago pero por un canje: yo trabajo sin
cobrarle como hice la vez anterior, pero a
cambio de eso usted me va a dar algunas
lecciones para que yo sepa cémo enganchar
una escena con otra”. Fue lo que hice:
Calles de Buenos Aires, en la que dirigi una
escena y escribi el didlogo. Acostumbraba-
mos a improvisar; un poco el “teatro de la
improvisacion”. .. Ferreyra tenia una idea
y un cuadernito de diez centavos (de aquel
entonces), escribia mas o menos la sintesis
argumental y después la completaba con
conversaciones, charlas y con improvisacio-
nes en el lugar. Hacia una especie deEl alma del bandone6n, de Mario Soffici, Libertad
Lamarque y Santiago Arrieta.
neorrealismo y un realismo extractado en el
mismo momento y de acuerdo con las
circunstancias y la inspiracién un poco de
la “commedia dell’arte”... nada es nue-
vo... Ahora vuelven a remover esto del
teatro y del cine de la improvisacién, pero
no es nuevo. ..
Usted acaba de decir que dirigié una escena
y escribié el didlogo, en Calles de Buenos
Aires,
Si, estuvo un poco mejor encuadrada;
Ferreyra me daba mds o menos una idea y
yo escribia dos o tres carillas con didlogos,
después los revisdbamos; aproximadamente,
porque no era una cosa tan estricta.
Nombr6 Mufieca y El linyera. Por ahi, en
el medio, esta Noche Federal. . .
Bueno. .. lo que no fue. . . Cuando hice
El linyera, después, se me ocurrié dirigir,
probarme en la direccién; entonces, con
José Gola hicimos un pequefio guién para
veinte minutos de pelicula, y el dinero que
yo habia ganado con Larreta lo inverti para
hacer la pelicula ésa, Noche federal. Pero
no me gusté. Me parecid tan mala que
nunca la estrené.
Ferreyra fue uno de sus maestros.
El primer maestro. Y después Larreta.
La barra mendocina, de Mario Soffi
Elsa O'Connor,» José Gola,
De cada uno de ellos aprendi. . . Se apren-
de muchas veces por coincidencia, por afi-
nidad. Ferreyra y yo teniamos los dos el
mismo principio. Hacer cine de corte inter-
nacional tenia relativamente poco valor, el
caso era mostrar lo nuestro, lo que noso-
tros veiamos, lo que sentiamos. Coincidia-
mos con Ferreyra a tal punto que éste
exageraba: en aquel momento ya él no veia
cine extranjero porque tenia miedo de imi-
tarlo. Yo le decia: “Es peligroso, Ferreyra,
lo que hace porque de pronto va a descu-
brir el paraguas”. Pero yo pensé siempre
exactamente lo mismo y siempre que pude
traté de hacer un cine argentino, un cine
que estuviera al alcance de mi vista y de mi
sensibilidad. Eso es todo, porque no de
otro modo he concebido yo al cine.
4Cémo se congenian en usted la intuicin
de Ferreyra con la erudicién de Larreta?
Larreta era un hombre, por lo menos
conmigo, absolutamente sincero. Tuvimos
algunas conversaciones que estaban al borde
de la discusion. Me dijo que él, como
Giiiraldes, vefa al campo argentino desde
una atalaya, que no se habia mezclado con
la gente, que no sabia del sudor, de la
transpiracion del peén, y que envidiaba a
los hombres que, como yo y como otros de
mi época, nos mezclabamos a comer junto
325con la gente a la que luego trasladabamos
al teatro o al cine. Pero Enrique Larreta
tenia una cosa para mi espléndida que era
el concepto de la pampa, el concepto del
campo argentino, que él veia como un
enorme mar en el que las carretas que
levaban seis percherones eran “los transa-
tlénticos de la pampa”, como las lamaba
él. Y ademés él veia la infinitud de la
tierra, lisa, lana, con una proporcién enor-
me de cielo y una pequefia proporcién de
tierra (en realidad, por la distancia, es el
efecto dptico que uno capta). Todo eso me
sirvié de mucho; las conversaciones con
41... Enrique Larreta me dijo a mi en un
determinado momento que él habia trata-
do, en la Boca y en otras partes, de
mezclarse con la gente pero que lo unico
que habia conseguido era que le robaran
todos los muebles de una casa que habia
puesto. Era un hombre muy rico; igual que
Giiiraldes, vivia muy bien. Eran dos grandes
escritores pero miraban desde una atalaya,
sin mezclarse, Puede que él haya influido
en mi, a pesar de que yo me he criado en
Mendoza y en otras partes que si bien no
eran “pampa”, lo eran en otro sentido: los
arenales de San Luis, la Pampa del Ceibo,
que tenia un horizonte interminable. Ahi
esta la similitud entre Ferreyra y él; coinci-
diamos ellos dos y yo, en tercer lugar, ent
aquello que dice Tolstoi: “el artista recoge
una emocién que trata de transmitir a los
demas”, Pero, para recoger esa emocion
la tiene que tener a su alcance, Si yo me
zambullo en la historia y retrocedo una
vantidad de afios, voy a escribir una histo-
ria del 1700, 1600, pero evidentemente la
voy a escribir con mis ojos de ahora, con
mis ofdos de ahora, con lo que yo veo y
siento; de acuerdo con el mundo que me
rodea.
Hablemos de El alma del banboneon.
Bueno, El alma del bandonedn es la
primera oportunidad que se me ofrecid
para ser director de cine. Cuando la hice,
yo, que venia del teatro, habia hecho un
repertorio estupendo, desde Aristofanes
hasta Maximo Gorki y Andreiev. .. y, logi-
camente, El alma del bandoneon era una
cursileria, como lo sigue siendo hoy; me
parecia terrible. Pero, después pensé que de
326
alguna manera habia que aprender. Al ha-
cerla yo, podia dar un paso, poner la
camara y ver qué efecto causaba. E] libro
no era mio. Yo lo reformé, lo arreglé
porque tenia muchos golpes demasiado ba-
Jos, demasiado baratos. Yo traté de hacer-
los un poco menos bajos... El libro, de
Bugliot?!*, tenia cosas como ésta: un an-
gelito, el hijo de Libertad Lamarque y
Santiago Arrieta, se moria. Se veia el naci-
miento primero y después el entierro.
Todo eso lo resolvi por medio de sombras,
de juguetes, de misica y por una flor que
pisaba un pie y la enterraba. No mostré ni
el chico ni el entierro al ptblico. Lo hice
menos literario y menos barato”'?,
Estamos en los afios 30 ycdmo era Buenos
Aires? ;Cémo se vivia en esos afios, en el
pais?
Hasta el afio 30 se vivio muy bien, en el
30 vino la Revolucion de Uriburu. Yo
siempre he dicho que hasta el afio 30 he
conocido la verdadera libertad, la libertad
de expresién que le permitia a usted en los
teatros, en las revistas, en todo, hablar con
entera franqueza. A partir del afio 30 co-
menzaron a frenarse todas las expresiones.
La prueba estd en que ya no se pudo tocar
los temas religiosos, los politicos profun-
dos, ni los temas sociales. Asi que, para mi,
perdimos la libertad en el afio 30. Con esto
creo que esta contestada la pregunta.
Cadetes de San Martin gpuede figurar entre
sus peliculas mas apreciadas?
No.
éRefleja esa pelicula la situacién de la
gente de la década del 30?
Pretendia, pretendia... porque Cadetes
de San Martin nacio de un hecho que
ocurrié realmente; aunque ahora no recuer-
do los nombres de padre e hijo. El hijo
estaba en el Colegio Militar y el padre en
las facciones del radicalismo que defendian
a Yrigoyen; habia por eso un enfrentamien-
to; los compajieros de este muchacho (es
un hecho real, segiin me contaron a mi) lo
encerraron en un calabozo, cuando los lle-
vaban a ellos a Plaza de Mayo. Ahi nacié la
idea. Pero, el Teniente Coronel Laniis, que
estaba en el Colegio Militar, me dijo en una1. Viento norte, de Mario Soffici. Camila Quiroga, Enrique Muifio y Angel Magafa.
2. Tres hombres del rio, de Mario Soffici. Juan José Miguez, Agustin Irusta y José Olarra.
oportunidad: “Mire Soffici, a nosotros no
nos conviene para la Argentina. Ya basta de
golpes militares. Es mucho més util para
nosotros tocar otros temas que no sean
éstos”, y el Estado Mayor rechazé el libro.
Hicimos con Saldfas un cambio total del
libro, que es lo que se filmé después. Se
habia levantado ya decorados, se habia
contratado a la gente, se le habia hecho la
ropa, todo completamente, pero con razo-
nes valederas, el teniente coronel defendié
la posicién del profesionalismo desde el
punto de vista del ejército *?°
gLe gusta el tango?
Si, jmucho!
327En los afios 20 el cine era tanguero, sin
embargo, en su filmografia, podemos con-
tar apenas tres peliculas en donde el tango
es preponderante ??*
Porque hay dos cosas. A mi me gusta y
me gustaba y me sigue gustando lo que es
el tango “auténtico”, es decir los primeros
que yo vi bailar en un-escenario, donde se ha-
cia un ritual. La prueba esta que hasta no ha-
ce mucho tiempo estaba considerado como
miisica prohibida, y prohibida por el Papa,
que excomulgaba a los que lo bailaban. Me
contaba Elias Alippi que en los almacenes,
en el fondo, se bailaba tango, pero tenian
unas latas con unas piedras; cuando apare-
cia alguien de la policia tiraban de esas latas
y saltaban del tango a la polka. El tango,
en aquel entonces, y donde se bailaba, era
un ritual desde el punto de vista “sexo”.
Ahora eso se cambio; fue cambiando hasta
que se hizo baile de salon y después baile
de escenario tipo “ballet” y perdio toda su
personalidad para convertirse en una cosa
un poco hibrida, Yo tengo un libro hecho
con Gémez Bas y Ulyses Petit de Murat
que se llama precisamente “Tango, misica
prohibida”’, basado en eso precisamente: de
los primeros pasos del tango hasta nuestros
dias, su evolucién; como el primer tango se
bailaba en los prostibulos y el enfrenta-
miento entre la gente del tango y los
ladrones; los ladrones decian que los baila-
rines de tango se valian de eso para poder
conquistar mujeres y luego venderlas, y que
eso era una cobardia, mientras ellos arries-
gaban su vida al entrar en una casa para
poder robar; ése era el planteamiento que
hacian. Hasta que, despues, poco a poco, el
tango fue incorporandose a la vida ciudada-
na, pero ya no con su sabor, su gusto
Primitivo, sino modificado.
En esos momentos, Manuel Romero, hacia
peliculas de tango.
iDe todo hizo Romero, de todo! Rome-
ro es un hombre al que se habia dejado un
poco olvidado pero que ha vuelto a ser
reconocido, Para mi es un verdadero valor
Romero... No es mucho lo que conozco
yo de él, salvo que era un hombre muy
impulsivo; trabajaba con una rapidez extra-
ordinaria, era muy buen revistero junto con
Bay6n Herrera, y muy buen sainetero. El
328
tenia ya muy buenos sainetes, algunos ante-
riores a la revista: “Cuidado con los ladro-
nes”, por ejemplo, y otras cosas donde
ribeteaba la cuestion social. Después se hizo
revistero y pasé al cine; se hizo director de
cine en Joinville con compaiiias que dirigid
alld, luego vino acd y siguio dirigiendo con
mucha fuerza Era un hombre muy rapido,
tenia muy poca paciencia para el cine, cosa
para la que hay que tener un poco de
cuidado. En la narrativa de Romero hay
algunos saltos, algunas cositas un poco raras
(pero, de todas formas, Romero es un sefior
que tiene que decir algo y lo dice sin
imitar, tal como lo ve y lo siente,
Lo Wamaron alguna vez de Lumiton para
trabajar?
Si, tuve oportunidad; me lamaron pero
no nos pusimos de acuerdo; era para hacer
una obra del Comandante Prado: “La gue-
rra al mal6n”.
En Lumiton estaba Romero...
Si, pero Romero nunca en la vida iba a
agarrar obras donde tuviera mucho que
trabajar...
En el afio 35 filmé junto a Amadori.
Si, Puerto Nuevo. Un pedido especial
que hizo don Angel Mentasti. Yo lo conocia
muy poco a Amadori, apenas lo conocia de
vista y le tenia cierta desconfianza. Un
principio que siempre sostuve es que no
pude haber, salvo casos muy excepcionales,
direcci6n compartida. Y no queria hacerlo,
pero después el viejo Mentasti me convencid,
hice la pelicula y encontré un excelente
amigo en Amadori. Hicimos Puerto Nuevo
que fue un éxito, Fue un caso muy especial
Porque Amadori no habfa hecho ninguna
pelicula en tanto que yo ya habia hecho
dos o tres, entonces claro, era muy diferen-
te el punto de vista. Amadori se recosté un
poco en la experiencia que yo tenia en
el cine. Virtualmente, no se puede hablar de
direccion compartida. Direccién “‘comparti-
da” existe cuando en realidad hay dos
posiciones mas o menos iguales, pero en el
caso de Amadori no, porque recién empeza-
ba. Después de eso fuimos, y todavia so-
mos, excelentes amigos. El se metié por un
camino y yo elegi otro. . .Durante la tiimacién de Puerto Nuevo, de Manio Sotfici y Luis César Amadori. Entre otros, Pepe Arias
(al fondo, de pie, primero de la izquierda), Amadori (al fondo, centro, sentado), Sofia Bozdn (octavo
lugar, del lado de la pared), José Gola (primero, del lado de la pared), Alicia Vignoli (octavo lugar, al
frente), Soffici (tercero, al frente).
Otro de los directores que comenzé en ésa
época fue Luis Saslavsky.
Yo siempre he sido muy respetuoso con
los demas porque, partiendo del principio
de que cada uno debe contar lo que ve y
siente, si él lo sentia de esa manera y veia
es0 que contaba, yo lo respetaba. Yo podia
decir: “Me gusta, no me gusta, lo siento o
no lo siento” pero he evitado, en lo posi-
ble, hacer critica de colegas. Y es més, era
un compromiso barbaro cuando se proyec-
taron las primeras peliculas sonoras en el
Monumental, al que se llamo en su tiempo
“la Catedral del Cine Argentino”: yo soste-
nia que eran un inconveniente, al principio,
las reuniones, las “premieres”, porque iban
todos. Después, lo tomaron como publici-
dad y empezaron a mandar camaras para
filmar, reflectores, apretujaban a los actores
y actrices, pedian opiniones. Al salir de ver
una pelicula no se puede dar una opinion;
uno tiene que reflexionar un poco. Yo,
entonces, 0 no iba o de lo contrario me
sentaba en la dltima fila y cuando venia la
palabra “fin”, ya estaba en la calle y a una
cuadra de distancia. El cine evoluciona per-
manentemente; el cine es algo que no se
estanca como no se estanca la vida. “Lan-
gostino que se duerme lo arrastra la co-
rriente”, dicen, y en el cine, exactamente
igual. Yo creo que ha habido valores: De-
mare, Saslavsky, Zavalia, el mismo Amadori
en algunas cosas muy buenas, Mugica tam-
bin... Un poco més flojo ha sido, en
linea general, la cuestién “libro”, por el
apresuramiento y porque casi nunca se ter-
mina totalmente; se pone la palabra “fin” y
al otro dia empieza la filmacion. Eso es un
defecto. Enrique Amorim, Sixto Pondal
Rios, Carlos Olivari y Roman Gomez Masia
fueron para mi los mejores autores en ese
tipo de pelicula que hice durante un tiem-
po: Kilémetro 111, Vacaciones en el otro
mundo, El viejo doctor. Después, en otro
tipo de peliculas, los dos mas destacables
fueron Joaquin Gémez Bas, con quien hice
Barrio gris y Marco Denevi, Rosaura a las
329diez. Tambien Petit de Murat, que ha he-
cho muchas adaptaciones muy valiosas, por
ejemplo la de Prisioneros de la tierra.
Usted integr6 el equipo de cada uno de los
libros.
Hay que aclarar en primer término lo
que se tiene entendido por “director”. Yo
entiendo que el director es un narrador, un_
hombre que cuenta, Yo me encuentro fren- |
‘te a un problema y lo cuento, lo cuento
como yo lo siento. No sé si tendré capaci-
dad literaria para fijar en un papel previa-
mente o necesito una ayuda. El tema que
yo cuento puede surgir de una cronica
Policial, de una novela, de un hecho que le
cuentan a uno, de un hecho real. Entonces,
uno se retine con una persona afin y trata
de fijar en el papel las lineas generales de
lo que pretende ser transformado en una
pelicula, en algunos casos. En otros, como
en el de Barrio gris, leo la novela; la novela
me encanta; al otro dfa voy a comprar el
libro al editor, que no es Gémez Bas, le
compro los derechos y resolvemos hacer la
adaptacién conjunta con Gomez Bas. Le
propongo una manera de trabajar que él
acepta; le hago una preadaptacion y se la
paso a él para que la corrija. Igual pasé con
Denevi y Rosaura a las diez. Y son cosas
distintas. En cambio, en el caso de Petit
no, porque me trajo un libro que estaba
basado en los cuentos de Quiroga. Después
me trajo otros libros como Tierra del Fue-
go, la epopeya de los salesianos en el Sur
basada en hechos vistos por él, con una
cierta adaptacion, tamizados después por el
director que, en este caso, fui yo.
Rosaura a las diez, es una de las mejores
adaptaciones de nuestro cine. ;Cémo Ilega-
ron a la obra difinitiva a partir de la
novela?
Muy sencillo: yo me llevé la novela a
casa; eran cinco “raccontos” en la novela,
que yo reduje a cuatro; modifiqué algunas
cosas sin alterar el espiritu del libro. Es
mds: a Denevi le llamé la atencion y lo
recordar, para bien o para mal. Yo le dije:
“No, Denevi, no me cambie usted el final
ni cambie nada porque yo voy a hacer
“Rosaura a las diez” de Marco Denevi, el
330
libro que ha sido premiado; no puedo
traicionar a Marco Denevi, de modo que
sea fiel al libro”. Y entonces, él hizo una
declaracién a “La Nacién” en la que decia
que yo habia sido mas fiel a la novela que
él mismo. El hecho de ser fiel a una obra
no significa que se haga un calco fotografia-
do de la obra en si; lo que significa que
usted respeta la esencia, el espiritu de la
obra; se puede cambiar todo lo necesario,
pero siempre que no se aparte de eso. Por
ejemplo, en la novela no existe la escena de
la policia, no existe en absoluto?”? .
En su filmografia hay una pelicula, Tres
hombres del rio, en la que hay aspectos de
tono fantastico o legendario, que no son
frecuentes en nuestro cine. ;Fue un ofreci-
miento de MacDougall o usted tenia interés
de trabajar el cuento?
En Tres hombres del rio se explica més
lo que me piden, que es la forma de
trabajar. Tres hombres del rio proviene de
un cuento de Eliseo Montaine que se llama
“Hermanos en esta noche”, que yo le com-
pré para hacer una pelicula. Como en aquel
tiempo era amigo de MacDougall, y sigo
siendo, le hablé para hacer una adapta-
cién*?. Cuando me trajo la adaptacién, vi
que no era lo que ya habia imaginado; por
eso le pedi a Rodolfo Gonzdlez Pacheco
que colaborara también en la adaptacién y
me trasladé a Misiones, a las Cataratas. En
el libro de MacDougall estaba el relato de
la flor de Aguapé, relato que estaba en
boca de la vieja que interpretaba Leticia
Scury. La adaptacion ultima la hicimos con
Rodolfo Gonzélez Pacheco en el mismo
territorio de Misiones. Yo trabajaba de no-
che y le pasaba lo escrito por debajo de la
puerta. Como él se levantaba a las seis y
media de la mafiana, seguia haciendo el
libro en la otra habitacin. Gonzalez Pache-
co era muy buen dialoguista. Entonces, se
me ocurrié que el prdlogo de la pelicula
debia ser el cuento del Aguapé. Le dije a
Pacheco que me hiciera un relato de esa
leyenda. Le pedi a Francis Boeniger (creo
que estaba también Leo Fleider con noso-
tros) que fuéramos a las Cataratas del Igua-
zi; alld, en las Cataratas, expliqué lo que
queria que filmaran y me volvi. A mi
regreso, Gonzalez Pacheco ya habia hechotoda la linea del locutor, del narrador.
Completé después la escena de la india con
la canoa (la compré en Misiones, era una
canoa auténtica), filmé todo por completo
y preparé el truco final del agua que crece
y transforma a la mujer en la flor del
Aguapé. Cuando tuve hecho ese prélogo, me
di cuenta de que toda la narracion de
Gonzilez Pacheco no hacia mas que repetir
lo que la imagen ya decia por sf misma. Lo
llamé a Pacheco: “ {No se enoja? Pero no le
voy a poner el narrador de fondo, se lo voy
a quitar”; y lo hice mudo; para mi es la
mejor escena de la pelicula, ese prologo
que marca el nacimiento de la lluvia, las
nubes, las primeras gotas de agua, los hilos
de agua, los arroyos, los afluentes de los arro-
rros, los grandes rios, las cataratas del Iguazii y
después la quietud, y al borde de la quie-
tud, la india que va corriendo perseguida
por el hombre que quiere violarla; cruzan
un pequefio arroyo, la viola y la deja
abandonada sobre la arena; él se va y crece
el rio, que la transforma en flor y la lleva
La va llevando la corriente hasta el Cad-
Pohra, el barco, donde Juan José Miguez la
recoge y Leticia Scury le grita: ‘ jNo lleves
esa flor! ”. Es la supersticién. Hay mucho
simbolismo en Tres hombres del rio. Varios
me dijeron que nos habiamos adelantado a
la época, por esos simbolismos. Por ejem-
plo, el personaje que hacia Luis Aldads, el
“hombre libre”, que no necesita de nom-
bre, es el hombre que no se sabe de donde
viene; lo encuentran en una jangada y lo
salvan, pero hay un enfrentamiento por
celos con el personaje que hacia Miguez,
que es el “hombre prictico”, el hombre
que quiere enriquecerse con su “trabajo” y
“no-trabajo”, el contrabando 0 lo que sea.
Agustin Irusta es el “hombre optimista”,
como el rio; simboliza un poco al rio que
Tres realizaciones de Mario Softici
1. Prisioneros de la tierra
Francisco Petrone y Ratil de Lange
Viento Norte
Elisa Galvé y Camila Quiroga
3. Kilémetro 111.
Pepe Arias, Juan Bono, José Ola-
rra, Angel Magara.va entre las piedras. Hay simbolos que
legan, otros que no; de ahi que si me
pusieran entre la espada y la pared, ain
hoy eligiria Tres hombres del rio, como la
pelicula mas ambiciosa que yo he tratado
de realizar y que no he logrado del todo,
por supuesto. ..
¢Por qué?
Fallé la interpretacion, sobre todo. Aldés
no Iegé a dar ese simbolismo que hacia
falta en la pelicula, el “hombre libre”. En
el final dice: “Pero amigo! {Qué empefio
en darme un nombre! ” El es un hombre,
un hombre que se integra a los demas
hombres y a los demés les da un poco una
vision social. Un poco anarquista. Son cosas
que posiblemente se le ocurrieron a Pache-
co, que era anarquista; anarquista de los
buenos, no de los tirabombas.
Hablemos de los técnicos, de los fotégrafos.
John Alton, por ejemplo, que iluminé Ca-
detes de San Martin.
Muy mal me llevaba yo con Alton, por-
que se divorciaba un poco de la pelicula.
Yo creo que la pelicula, el cine, es un arte
de equipo con un hombre a la cabeza. El
hombre no tiene mando pero tiene que
tener seres afines con él. Si cada uno de
ellos se aparta y quiere realizar individual-
mente, qué ocurre dentro de la pelicula, un
caos. Si usted tiene un modista que le hace
los trajes verdes y el escendgrafo que hace
los decorados verdes, ,qué pasa? Un desas-
tre. Para eso estd el director que dice: “No,,
hagame los trajes marron y el decorado
verde”, o viceversa, pero no todo verde. ¥
con los actores pasa igual. Hay que crear
una unidad de estilo dentro de la obra. La
unidad de estilo la da el conjunto de los
actores que intervienen en la pelicula, ar-
monizado por el director. El fotégrafo, por
grande que sea, no puede hacer una cosa
divorciada con el clima y con el ambiente
fotografico que reclama la pelicula.
Lo logré con Tabernero en Prisioneros de la
tierra?
iSi! Y lo logré también con Peruzzi en
Barrio Gris, plenamente. Lo he logrado
varias veces, pero nombro el caso de Peruz-
zi especialmente porque ese film se hizo
332
con un sistema de intensificacion de la
imagen de la pelicula mediante un procedi-
miento simple que daba todo un tono gris
y creaba un clima, que es excelentemente
anticinematogréfico: todo gris, todo chato
Hubo resistencia, inclusive en el laborat:
rio: “; gComo est4 metiendo esta fotografia
tan mala?! ”
Francis Boeniger estuvo también entre sus
iluminadores.
Francis Boeniger fue el primer fotégrafo
que tuve, un hombre excelente, que era
iluminador y cameraman al mismo tiempo,
las dos cosas. Ademés trabajaba con Tinay-
re de noche en Bajo la Santa Federacion y
conmigo durante el dia en El alma del
bandoneén
Merayo también estuvo entre sus fotogra-
fos.
Merayo, Tabernero, Etchebehere, Testi,
Traverso, muchos fotdgrafos.
Ya que hablamos de fotografia, ,como
elegia usted los exteriores?
Supéngase, por ejemplo, que voy a Tie-
rra del Fuego y tengo que empezar a “ver”
la pelicula, ubicarla en Tierra del Fuego, y
tengo que seleccionar exteriores que vengan
bien. No basta con ir al lugar y decir:
“Venga la camara acd”, sino que tiene que
haberlo pensado, haberlo estudiado. En al-
gunos casos es un poco més facil, en otros
mas dificil. Pongo el caso de El camino de
las Hamas,una pelicula que me enloquecio.
Yo viajé por toda Mendoza, recorri la
Cordillera por San Rafael, recorri parte de
San Juan, después el Camino Real de la
Cordillera y por tltimo Tupungato, que fue
donde encontré los mejores lugares para
hacer el paso de animales. Me costo muchi-
simo, estuve quince o veinte dias en el
segundo viaje y cinco o seis en el primero,
pero no podia caminar porque habia nieve
y no pude recorrerlo.Con Prisioneros de la
tierra y Tres hombres del rio también
recorri todo el paisaje, después hice una
serie de pruebas y me lo Ievé especialmen-
te a Tabernero para que hiciera pruebas en
el terreno; asi se hizo Prisioneros. . .La barra mendocina, de Mario
Soffici.
Exteriores de Mendoza, Un des-
canso en la filmacién. Sobre
el carro, Mario Soffici, Dringue
Farias, Anita Jordan, José Go-
la, Antonio Ber Ciani. Sentado
més abajo, con boina Oscar
Villa,
Su cine es un constante viaje por las pro-
vincias.
Se debe posiblemente a que yo me crié
en Mendoza, a que amo tremendamente el
interior, el campo abierto; tengo un gran
afecto, un gran carifio, recuerdos de juven-
tud, mi nifiez en Mendoza. Quizds instinti-
vamente fui buscando el aire libre, tal vez
también para compensar la salud que me
habia quitado el teatro, porque el teatro
para la salud era muy malo en aquel enton-
ces; no habia dia de descanso, se trabajaba
de lunes a lunes y habia seccién vermouth
todos los dias, de manera que se trabajaba
desde las dos de la tarde, en que habia
ensayo, hasta la una de la mafiana, cuando
no habia otro proyecto que se ensayaba
hasta las tres, cuatro de la mafiana y asi
todos los dias, todos los dias, permanente-
mente. Era un poco escapar al encierro, y
la necesidad de sentir mucho mas; como
buen provinciano, sentfa mucho mas el aire
libre de la provincia que el de Buenos
Aires. Yo, en relacién, he hecho menos
peliculas de Buenos Aires que la mayoria
de los directores. Una de las cosas por las
que yo no me quedé un poco detenido en |
el tiempo fue porque le empez6 a ir mal al
cine argentino; para mi la caida se produce
alrededor del 60, desde el punto de vista
financiero, quiero decir. Desde ese punto
de vista ya no se podia pensar en hacer
peliculas de exteriores, que levaban tres o
cuatro meses para filmar afuera; jno habia
plata que alcanzara! Nadie queria sacar la
camara de acd; el “mundo” se reducia a
hacer tres dias en Bariloche, diez dias en
Entre Rios y no pasaban de ahi, mientras
en mi época no, yo hacia campamento
afuera, yo vivia con toda la gente en
campamento durante tres meses en Mendo-
za, después en Tierra del Fuego. Filmé
como a mi me encantaba y lo hubiera
seguido haciendo mucho tiempo si me hu-
bieran dejado, pero ya no habia quien
capitalizara ese tipo de peliculas.
Suponemos que sin ser lo ms significative
de su cine, no obstante El pecado de Julia
y La dama del mar implicaban algo de su
gusto por el teatro.
No, fijense que no, porque siempre sepa-
ré lo que era teatro de cine. Hubo un
momento —lo deben recordar por lo menos
por las cosas que se han escrito— en que se
creyé que para lograr los mercados extran-
333Jeros habia que hacer temas internacionales,
y cai yo como cayeron todos. Me decian:
“por qué no hace esto? ” y yo hice tres o
cuatro peliculas, cinco, no mas, El hombre
y la bestia, La dama del mar, “La sefiorita
Julia” de Strindberg, La gata y Celos de
Tolstoi, que era “La sonata a Kreutzer”.
Pero, en general, no me gustaba hacer ese
tipo de cine, ese cine lo hice siempre un
poco forzado, al comienzo; después me
entusiasmaba a medida que iba filmando
porque, creo yo, es cosa de buen profesio-
nal: si se adquiere un compromiso tiene
que ser hecho con todo honor y con todo
carifio aunque al principio no haya gustado.
2Qué reseata usted de esas peliculas?
iLa factura! Sin duda, la factura. Yo
creo que en algunas peliculas mias como
Celos hay secuencias muy lindas; también
en La dama del mar. El pecado de Julia
tiene escenas muy buenas con decorados
muy pero muy buenos de Gori Mujioz;
tiene cosas valiosas: factura, hechura, colo-
cacién de cdmaras; todo eso es rescatable:
escenografia, fotografia, efectos, pero en
esencia eso no es comunicable. Es profesio-
nalismo. Las cosas que son mas directas,
mas mias, més personales, son las otras:
Prisioneros de la tierra, Tres hombres del
rio, Kilémetro 111, El viejo doctor, Viento
Norte. Todo eso es lo que més he sentido.
Ademés, sin tener nocién de cudndo era
noche y cuando era dia. En Viento Norte
yo creo que trabajé seis dias y seis noches
sin dormir.
éVe cada tanto alguna pelicula suya?
Si. .., me obligan, algunas veces... Hay
reuniones que se hacen con una que otra
pelicula; pero no las veo con desagrado, las
peliculas uno las resiente cuando estén re-
cién terminadas. Cuando yo veo una pelicu-
la al otro dia de terminarla, no puedo
opinar con claridad si es buena o mala, 0
regular, porque uno pierde un poco’ la
nocién del clima, el ambiente que uno ha
pretendido. Quizés se desaliente porque
uno ha pretendido mds y tiene que confor-
marse con bastante menos de lo pretendi-
do. Cuando hice Prisioneros de la tierra,
cuando terminé ta pelicula —me pasé con
334
otras muchas también— tenia la sensacion
de que habia hecho un bodrio que no se
iba a poder ver. A Prisioneros de la tierra si
usted le quita el clima que tiene la pelicula,
en el primer acto muere uno, en el segundo
acto pasan tres cadaveres, en el tercero
vuelve a morir gente y asi sucesivamente, el
padre mata a la hija, después lo matan a
Magafia... Yo le decia a Boneo, el asis-
tente: “‘Acd, lo tinico que falta es que
maten al director...”
Cuando ve las peliculas, zno las siente un
poco ajenas a usted?
iClaro! Las veo con... las veo con...
con otro interés, si. No hay ya miedo sino
interés. Uno sabe que la ha hecho uno, y
ya no me duele el error ni tampoco me
satisface demasiado el acierto; veo toda la
pelicula con agrado y digo: “esto lo hubie-
Ya _mejorado”; es decir, tomo la distancia
suficiente para ver el trabajo, cosa que no
puede juzgar uno cuando recién termina la
pelicula, por lo menos yo. Cuando termina-
ba una ‘pelicula preferia no verla por un
tiempo largo.
De La prodiga se sabe poco. Al no haberse
estrenado, pocos la habran visto. . .
La prédiga esta basada en un libro de
Alarcén. Primariamente, Casona habia he-
cho una adaptacién y la habia vendido a
‘San Miguel. Después, la sefiora Lina, que
era esposa de Miguel Machinandiarena, y él
también, hablaron con Eva Duarte para ha-
cer La prédiga y me contrataron a mi para
dirigirla.
La iba a interpretar Mecha Ortiz inicialmen-
te.
Creo que si, aunque yo no tenia nada
que ver con eso’*. A mi después me
Pidieron, me insistieron, porque yo tenia
que hacer otra pelicula, y tuve que dejarla
para hacer ésa. Ademds, la que mas me lo
pidi6 fue la misma Evita: “Pero no, usted
tiene que hacer esta pelicula, después haga
lo que quiera pero ahora necesito que usted
haga esta pelicula”, y dije: “bueno”, ya
que ella se habia portado muy bien conmi-
go y en La cabalgata del circo habia sido
muy décil; al contrario de lo que se dijo,
no hubo lios de ninguna naturaleza. Demanera que yo tengo el mejor concepto de
Evita en ese aspecto, porque era muy pr o-
fesional, muy seria y su alcance como actriz
era correcto, nada mas. Eso es todo.