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Prof. Aveledo HOBBES
Prof. Aveledo HOBBES
- Leviatán, XXI.
RUPTURA CON EL ARISTOTELISMO
1600s-1650s
Problemas entre el Parlamento y la Corona
Desacuerdos religiosos
Desacuerdos económicos
Crisis con Escocia e Irlanda
Desacuerdos políticos
Parlamentarismo (Hunton)
Derecho Divino de los Reyes (Leslie,
Tyndale, Jacobo I, Filmer…)
El Derecho Divino de los Reyes
La Doctrina del Derecho Divino de los Reyes, aunque de eco
antiguo, es una doctrina propagandística moderna que
intentaba justificar el predominio monárquico:
La Monarquía es la mejor forma de gobierno.
El poder del Rey proviene directamente de Dios, ante el cual
éste es responsible.
El Rey, por tanto, tiene derecho soberano y la jurisdicción
culminante sobre aspectos políticos, jurídicos y económicos.
Toda otra institución le es subordinada.
No importa cuán “tiránicamente” actúe un Rey: no puede ser
activamente combatido (Doctrina de la no-resistencia).
Si el monarca ordena algo contra Dios, el súbdito puede
desobedecer, pero debe aguantar el castigo a su
desobediencia (Doctrina de obediencia pasiva). La libertad es
licencia.
“No he logrado hallar ningún
pasaje o texto en la Biblia
donde poder o comisión
alguna le sea entregado [por
Dios] a un pueblo ya para
gobernarse a sí mismo, o
para escogerse gobernantes,
o para alterar la manera del
gobierno a su gusto. El poder
del gobierno está establecido
y fijado en el mandamiento
«honrarás a tu padre»”
- Robert Filmer, Observations
upon Aristotle's Politiques,
1652.
La Engagement controversy
Al instaurarse la República, se le solicitó a la población de
Inglaterra, Escocia e Irlanda prestar un juramento de fidelidad:
"I do declare and promise, that I will be true and faithful to the Commonwealth of
England, as it is now established, without a King or House of Lords."
Ante este dilema, para alcanzar la paz no era suficiente solicitar la
obediencia a la autoridad a través de argumentos religiosos (la
santidad de la República Puritana o la apelación al Derecho Divino
del Rey) o político-partisanos (la supremacía del pueblo o de la
monarquía). Por ello era necesaria una verdadera ciencia civil.
Hobbes había planteado una obediencia racional, pero ahora irá
hacia una versión más retórica y emotiva de su argumentación: El
Leviatán
Secciones de la filosofía Hobbesiana
“Las partes principales de la filosofía son dos (…) natural y civil. (…) La
filosofía civil, a su vez, se suele dividir en dos partes, de las cuales la que
trata de los ingenios y las costumbres se llama ética y la otra, que trata de
los deberes de los ciudadanos, política. (…) Así, después de haber expuesto lo
que pertenece a la naturaleza de la filosofía misma, trataremos, en primer
lugar, de los cuerpos naturales; en segundo lugar, del ingenio y de las
costumbres del hombre, y en tercer lugar, de los deberes de los ciudadanos”
De Corpore, OL, I, i.10
“Hay que confesar que los geómetras han administrado admirablemente su
provincia (…); casi todo lo que diferencia el tiempo actual de la antigua
barbarie, lo debemos a la geometría (…). Si los filósofos moralistas hubiesen
cumplido su tarea con el mismo acierto, no veo qué mayor contribución
hubiera podido aportar una actividad humana a la felicidad del hombre en
esta vida. En efecto, si se conociera la razón de las acciones humanas con la
misma certeza con la que se conoce la razón de las dimensiones en las
figuras, quedarían desarmadas la ambición y la avaricia, cuya fuerza se
apoya en las falsas opiniones del vulgo respecto de lo justo y de lo injusto, y
el género humano gozaría de una paz tan constante que posiblemente nunca
más habría guerra. (...) Actualmente, en cambio, nos encontramos en un
estado permanente de guerra o de polémica; la ciencia del derecho y de las
leyes naturales no es mayor que antaño; cada una de las partes defiende su
derecho basándose en opiniones filosóficas; una misma acción es alabada
por unos, censurada por otros; una misma persona aprueba lo que condena
en otro momento y juzga de distinta manera, en personas ajenas, sus
propias acciones. ¿Hay mejor prueba de que no sirvió de nada para el
conocimiento de la verdad cuánto han escrito los filósofos moralistas hasta
nuestros días? En realidad no agradaron porque ilustrasen los espíritus,
sino porque con sus discursos bellos y favorables confirmaban ideas
recibidas a la ligera.”
RAZÓN
VOLUNTAD
MOVIMIENTO ANIMAL
Apetitos y aversiones…
Se desea hacer lo que se considera útil, hermoso, bueno,
conveniente (cap. XI).
La capacidad de cumplir tales deseos es el PODER (cap. X).
No hay un “sumo bien”; el apetito de poder es insaciable:
De este modo señalo, en primer lugar, como inclinación general de la
humanidad entera, un perpetuo e incesante afán de poder tras poder , que cesa
solamente con la muerte. Y la causa de esto no siempre es que un hombre
espere un placer más intenso del que ha alcanzado; o que no llegue a
satisfacerse con un moderado poder, sino que no pueda asegurar su poderío y
los fundamentos de su voluntad actual, sino adquiriendo otros nuevos. (Lev., XI)
El apetito máximo vivir
El miedo (la aversión) máxima morir
El hombre es a la vez ansioso, temeroso y dotado de
vanagloria…
El Estado Natural (Lev., XIII)
Relativa igualdad…
De dotes (fuerza o astucia)
De derechos
De expectativas de poder
Portanto, pese a ser iguales, cada cual se considera
superior.
Igualdad + Ambición Desconfianza Agresión
Imposibilidad De vida civilizada…
“… una guerra tal que es la
de todos contra todos.”
“Fuera del estado civil hay siempre guerra de cada uno contra todos.
Con todo ello es manifiesto que durante el tiempo en que los hombres
viven sin un poder común que los atemorice a todos, se hallan en la
condición o estado que se denomina guerra; una guerra tal que es la
de todos contra todos. (...) Por consiguiente, todo aquello que es
consustancial a un tiempo de guerra, durante el cual cada hombre es
enemigo de los demás, es natural también en el tiempo en que los
hombres viven sin otra seguridad que la que su propia fuerza y su
propia invención pueden proporcionarles. En una situación
semejante no existe oportunidad para la industria, ya que su fruto es
incierto; por consiguiente no hay cultivo de la tierra, ni navegación,
ni uso de los artículos que pueden ser importados por mar, ni
construcciones confortables, ni instrumentos para mover y remover
las cosas que requieren mucha fuerza, ni conocimiento de la faz de la
tierra, ni cómputo del tiempo, ni artes, ni letras, ni sociedad; y lo que
es peor de todo, existe continuo temor y peligro de muerte violenta; y
la vida del hombre es solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta.”
- Leviatán, XIII.
Derecho Natural ≠ Ley Natural (XIV-XV)
En el estado natural tenemos derecho a todo lo necesario para sobrevivir:
“El DERECHO DE NATURALEZA, que los escritores llaman comúnmente jus naturale, es
la libertad que cada hombre tiene de usar su propio poder como quiera, para la
conservación de su propia naturaleza” (XIV).
Las leyes naturales, que nos piden moderación, surgen de la razón, pero no
son obligatorias.
El temor a la vida infeliz en el estado natural nos lleva a buscar una salida pacífica.
Pero… ¿Cómo hacerlo si no tenemos capacidad de dominar? ¿Cómo convencer a los
otros?
Buscando un tercero, más poderoso que todos, que haga de la ley natural leyes positivas.
Autor
Cosa Personificada
El Representante (actor) hace (personifica) la
voluntad del Autor, de modo que las acciones de
aquél son responsabilidad de éste.
¿Existe el Pueblo? No, porque la multitud amorfa es
personificada, y así se convierte en algo.
El Contrato y
la Persona Artificial del Estado
El Estado carecería de personalidad propia…
Como abstracción y suma de funciones, no tiene
por qué ser manejada por una persona (natural)
en particular.
Su voluntad y su poder son los de los individuos
que deciden cedérselo a través del pacto…
Al entregar voluntariamente su poder (su derecho
natural), los individuos dotan al Estado de un poder
distinto: la Soberanía.
“… como cada súbdito es, en virtud de esa institución [de
la persona artificial del Estado], autor de todos los actos y
juicios del Soberano instituido, resulta que cualquier cosa
que el Soberano haga no puede constituir injuria para
ninguno de sus súbditos, ni debe ser acusado de injusticia
por ninguno de ellos. En efecto, quien hace una cosa por
autorización de otro, no comete injuria alguna contra
aquel por cuya autorización actúa. Pero en virtud de la
Institución de un Estado, cada particular es autor de todo
cuanto hace el Soberano, y, por consiguiente, quien se
queja de injuria por parte del Soberano, protesta contra
algo de que él mismo es autor, y de lo que en definitiva no
debe acusar a nadie sino a sí mismo.”
- Leviatán, XVIII.
“El único camino para erigir semejante poder común, capaz de defenderlos contra la
invasión de los extranjeros y contra las injurias ajenas, asegurándoles de tal suerte
que por su propia actividad y por los frutos de la tierra puedan nutrirse a sí mismos y
vivir satisfechos, es conferir todo su poder y fortaleza a un hombre o a una asamblea
de hombres, todos los cuales, por pluralidad de votos, puedan reducir sus voluntades a
una voluntad. (...) Esto es algo más que consentimiento o concordia; es una unidad
real de todo ello en una y la misma persona, instituida por pacto de cada hombre con
los demás, en forma tal como si cada uno dijera a todos: autorizo y transfiero a
este hombre o asamblea de hombres mí derecho de gobernarme a mi
mismo, con la condición de que vosotros transferiréis a él vuestro
derecho, y autorizaréis todos sus actos de la misma manera. Hecho esto, la
multitud así unida en una persona se denomina ESTADO, en latín, CIVITAS. Esta es la
generación de aquel gran LEVIATÁN, o más bien (hablando con más reverencia), de
aquel dios mortal, al cual debemos, bajo el Dios inmortal, nuestra paz y nuestra
defensa. (...) en ello consiste la esencia del Estado, que podemos definir así: una
persona de cuyos actos se constituye en autora una gran multitud mediante pactos
recíprocos de sus miembros con el fin de que esa persona pueda emplear la fuerza y
medios de todos como lo juzgue conveniente para asegurar la paz y defensa común. El
titular de esta persona se denomina SOBERANO, y se dice que tiene poder soberano;
cada uno de los que le rodean es SÚBDITO Suyo.
- Leviatán, XVII.
PAZ GUERRA
RAZÓN
(DE ESTADO)
VOLUNTAD
(ARTIFICIALMENTE CEDIDA
POR LOS INDIVIDUOS)
SOBERANÍA
(EXPRESADA EN LA LEY POSITIVA, &…&…)
¿Por qué Leviatán?
El Leviatán es una bestia bíblica proveniente de la escatología
hebrea, mencionada en el Antiguo Testamento (Génesis, Salmos,
Isaías, Job).
Y, a Leviatán, ¿podrás pescarlo con un anzuelo y sujetar su lengua con una cuerda?
¿Le meterás un junco en las narices o perforarás con un garfio sus mandíbulas?
¿Acaso te hará largas súplicas o te dirigirá palabras tiernas?
¿Hará un pacto contigo y lo tomarás como esclavo para siempre?
(...)
Prueba a ponerle la mano encima piensa en el combate y desistirás.
Tu esperanza se vería defraudada: con sólo mirarlo quedarías aterrado.
¿No es demasiado feroz para excitarlo? ¿Quién podría resistir ante él
¿Quién lo enfrentó, y quedó sano y salvo? ¡Nadie debajo de los cielos!
No hay en la tierra nadie poder igual al suyo, ha sido hecho para no temer nada.
Mira de frente a los más encumbrados, es el rey sobre todos los hijos de orgullo.
(Job, 40-41)
Derechos del Estado Soberano (XVIII-XXX)
Objeto del Estado: la seguridad de los súbditos (XXX), que voluntariamente
cedieron sus derechos y fuerza a tal fin.
Por tanto, necesita poderes (la Soberanía) para defenderlos, y para defenderse de
ellos (y de otros Estados).
Esto es independiente de la forma de gobierno que adquiera el Estado.
1. Los súbditos no pueden cambiar de forma de 6. Ser Legislador, Juez y Censor (de lo que es necesario
gobierno. para la paz y la defensa de sus súbditos).
2. La Soberanía no puede ser enajenada 7. Establecer normas sobre la propiedad.
3. Nadie puede protestar contra su institución. 8. Hacer la guerra y la paz, como consideren más
4. No puede ser acusado por el súbdito. conveniente.
5. No puede ser castigado por el súbdito. 9. Escoger todos los consejeros y ministros.
10. Establecer de recompensas y castigos
11. Establecer honores y preeminencias.
“Estos derechos son indivisibles. Estos son los derechos que constituyen la esencia de la
soberanía, y son los signos por los cuales un hombre puede discernir en qué hombres o asamblea
de hombres está situado y reside el poder soberano. Son estos derechos, ciertamente,
incomunicables e inseparables…”
¿Y la libertad de los súbditos? (XIV, XXI)
LIBERTAD: no tener obstáculos ni ser forzado para…
Hacer lo que se desea.
- Leviatán, XVII.
Libertad, poder, necesidad, temor…
- Behemoth, diálogo I.