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Jesús Enrique Quesada Diaz código: 55614514

Ensayo conferencias

*Física de las celdas fotovoltaicas:

La energía solar es en la actualidad uno de los métodos más limpios de


producción de energía conocidos. Los paneles solares constituyen uno de los
métodos mas simples que se pueden usar para convertir la energía del sol en
energía eléctrica aprovechable, que puede tener como fin distintas aplicaciones.
Es previsible un aumento a nivel mundial de este tipo de energía por sus
demostradas ventajas en todos los niveles.

Las energías renovables son aquellas que se producen de manera continua y son
inagotables a escala humana. Además, tienen la ventaja adicional de poder
complementarse entre sí, favoreciendo de este modo la integración entre ellas.

El aprovechamiento de estas energías va ligado con la eficiencia de los sistemas


que utilizamos para su decantado, en este caso hablamos específicamente de los
paneles solares y su cumplimiento como principal red de obtención de la energía
solar, centrándonos un poco más, del cómo están compuestas cada una de las
celdas fotovoltaicas que componen un panel.

En un sistema fotovoltaico, las celdas o células solares son las que se encargan
de captar la radiación solar y transformarla en electricidad. Estas celdas solares
se integran en paneles solares y en términos generales, desempeñan la misma
función. Sin embargo, no todas son iguales y se distinguen diferentes tipos que
se diferencian entre sí por su composición y por el nivel de rendimiento que
ofrecen dentro de un sistema fotovoltaico.
Según su composición, las celdas fotovoltaicas se pueden catalogar en
monocristalinas, policristalinas y amorfas. Por un lado, las celdas
monocristalinas se obtienen al cortar un cristal de silicio en forma circular u
octagonal. Como el corte se hace en una sola pieza, es bastante caro producirlas,
pero son el tipo de celdas más eficiente que existe hoy en día y son suaves al
tacto. Mientras tanto, las celdas policristalinas también están hechas de silicio,
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pero no se obtienen de un solo corte, sino de un conjunto de partículas


cristalizadas de silicio; su producción es menos costosa, pero resultan menos
eficientes que las monocristalinas y se tienen que montar sobre marcos rígidos
para protegerlas del deterioro.
Finalmente, las celdas amorfas se fabrican con silicio no cristalizado sobre una
base que puede ser de diferentes materiales. Fabricar este tipo de celdas resulta
más económico, pero también son menos eficientes y presentan una reducción
de potencia con el tiempo, algo que se nota sobre todo cuando se comienza a
utilizar la celda, pero después de cierto tiempo de uso su potencia se estabiliza
y su reducción es menor. Las celdas solares monocristalinas y policristalinas
son más gruesas, rígidas y pesadas que las amorfas, las que pueden ser ligeras
y flexibles según el tipo de material sobre el que se monte la capa de silicio
amorfo que se emplea para su fabricación.

La anterior es la clasificación general que se puede aplicar a cualquier tipo de


celda fotovoltaica. Sin embargo, también se pueden catalogar según la
generación a la que pertenecen. Gracias a la continua investigación en el campo
de energías renovables cada determinado tiempo se han creado diferentes tipos
de células solares que presentan distintos niveles de eficiencia, esto por los
materiales y diseños que se emplean para su fabricación.

*Compuestos poliméricos conductores (CPC) manufactura y uso de sensores


basados en CPC para aplicaciones biomédicas:

Las aplicaciones de los polímeros conductores son numerosas y variadas, entre


ellas destacan: baterías orgánicas, visores electrocrómicos, sensores químicos,
diodos emisores de luz, aditivos anticorrosivos, entre otras. Por otra parte,
cualquier dispositivo que incorpore un polímero conductor requiere un
compromiso entre la conductividad, la procesabilidad, la solubilidad y la
estabilidad química y ambiental.

En general, los polímeros conductores se obtienen fácilmente por síntesis


química o electroquímica. La síntesis electroquímica tiene la ventaja de ser más
económica, rápida y menos agresiva con el medio ambiente que la síntesis
química. Sin embargo, sea cual sea el método de polimerización, las etapas más
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laboriosas se centran en la preparación de los monómeros, los derivados del


tiofeno.

Dejando a un poco el tema de sus composiciones, esta investigación se centra


en el uso de los sensores hechos a base de conductores poliméricos, los cuales
tienen como propósito en esta investigación las transmisiones de fuerza y
vectores de movimiento de una mano real, a una robótica.

El principal reto a la hora de transmitir estas señales es la falta de


estandarización de los sensores, ya que cada uno de ellos, a pesar de ser
manufacturados de la misma manera, siempre tienen un margen de error
bastantes diferentes entre sí, y no se ha logrado producir una copia exacta de un
sensor anteriormente dispuesta a pruebas y con buenos resultados.

*Celdas de combustible de oxido sólido, una alternativa para la generación de


energía limpia:

La generación distribuida de electricidad está cobrando día a día más


importancia. Este hecho, unido a que las Pilas de Óxidos Sólidos (SOFC)
pueden emplear diversos tipos de combustibles, las convierten en una
tecnología perfecta para esta aplicación. A día de hoy, estas se suelen emplear
en la generación estacionaria de electricidad. Se aplican comúnmente en plantas
relativamente grandes para cogenerar electricidad y energía térmica debido a su
elevada temperatura de funcionamiento, donde se pueden alcanzar eficiencias
superiores al 60%.

Una Pila de Combustible de Óxidos Sólidos (SOFC) se compone de cuatro


capas, tres de las cuales están fabricadas en material cerámico. Una célula de
combustible de óxidos sólidos está compuesta por estas cuatro capas apiladas,
de unos pocos milímetros de espesor. Al conectar cientos de estas capas en serie
se forma la Pila de Óxidos Sólidos (SOFC). Las capas cerámicas presentes en
este tipo de pilas no se activan eléctricamente ni iónicamente hasta que llegan a
una determinada temperatura, lo que provoca que este tipo de pilas operen a
unas elevadas temperaturas (de 600ºC a 1000ºC).
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En este tipo de pilas de combustible la reducción del oxígeno a sus iones tiene
lugar en el cátodo. Estos iones pueden viajar a través del electrolito de óxido
sólido hacia el ánodo, en el cual se oxida electroquímicamente el combustible.
En esta reacción de oxidación se genera agua, así como dos electrones, los
cuales fluyen a través del circuito externo del que se podrá extraer electricidad.

Es importante destacar que las reacciones de disociación deben ser evitadas


debido a que el carbono que se forma en ellas se deposita sobre el catalizador,
bloqueándolo y dejándolo inservible. Para conseguir evitar este problema se
suele enriquecer el combustible con vapor de agua favoreciendo que se
produzcan las reacciones de descomposición y desplazamiento, siendo de este
modo una fracción muy pequeña de metano o de monóxido de carbono la que
se disocia.

Por otra parte, la reacción de conversión del hidrógeno es fuertemente


exotérmica, lo que favorece a la reacción de descomposición del metano debido
al calor generado. Si este proceso se produce en el interior de la Pila de
Combustible de Óxidos Sólidos (SOFC) se conoce como reformado interno.

El reformado interno puede ser directo o indirecto. Esto depende de si el


contacto térmico existente entre la zona de procesado de combustible y la zona
de intercambio electroquímico está acompañado de un intercambio de masa o
si hay separación física entre las zonas mediante una placa metálica.

El reformado interno directo es el más usado. Este tiene lugar en el ánodo y da


como resultado una pila de combustible más sencilla, con una distribución de
temperaturas en el interior más uniforme provocando una mejora en el
comportamiento global del equipo.

En las Pilas de Combustible de Óxidos Sólidos (SOFC) se necesita calentar el


combustible a una temperatura adecuada antes de su introducción al sistema.
Dicho proceso se realiza en una etapa previa mediante sistemas de recuperación
de calor que aprovechan los gases de escape de la pila. Mediante este proceso
se genera un sistema térmicamente auto mantenido siendo para ello necesario,
además de bombas y reguladores que controlen el gas que pasa por los
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intercambiadores de calor y la pila, calentadores que aumenten la temperatura


de la Pila de Óxidos Sólidos (SOFC) lo suficiente para iniciar su
funcionamiento.

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