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La campaña terrestre se inició por Tarapacá, donde se hallaba el ejército aliado

peruano-boliviano. La fuerza chilena contaba con 10 mil hombres bien equipados,


quienes partieron del puerto de Antofagasta protegidos por su escuadra. El 2 de
noviembre invadieron Pisagua, defendida valientemente por una guarnición de
1000 hombres al mando del coronel Isaac Recavarren. Lamentablemente, la
victoria fue para los invasores chilenos.

Una vez ocupado el puerto de Pisagua, se libraron dos conflictos: la Batalla de San
Francisco y la Batalla de Tarapacá. La primera tuvo lugar el 19 de noviembre de
1879 y resultó un desastre para los ejércitos aliados, indefensos ante un enemigo
numéricamente superior y que puso en acción los poderosos y modernos cañones
Krupp. En esta batalla alcanzó la gloria el comandante Ladislao Espinar, quien
murió en la lucha mostrando su extraordinario valor.

Después de la derrota de San Francisco, el fatigado ejército peruano compuesto


por 3000 hombres se movilizó rumbo a Arica. No contaban con artillería ni con
caballería. Tras una penosa marcha por los desiertos, descansó cerca de Tarapacá.
Mientras tanto, los chilenos ocupaban las alturas que dominan dicho pueblo.

El 27 de noviembre de 1879 se libró la Batalla de Tarapacá. El encuentro


fue encarnizado y los peruanos lucharon en forma arrojada hasta que
consiguieron la victoria, tras casi nueve horas de sangrienta lucha. Las
bajas chilenas arrojaron 576 muertos, 176 heridos, 100 prisioneros y 8 cañones
capturados. Sin embargo, este triunfo nacional no pudo ser aprovechado por los
peruanos pues carecían de caballería, lo que les impidió perseguir y diezmar al
enemigo.

En tales circunstancias, el ejército peruano tuvo que abandonar la ciudad y seguir


su marcha hacia Arica. Los chilenos, a pesar de la derrota, se adueñaron de
Tarapacá, un rico departamento que fue blanco primordial en la guerra.

Varios peruanos hicieron posible la victoria de Tarapacá, pero resaltan por méritos
propios los nombres de Andrés Avelino Cáceres, Francisco Bolognesi y Belisario
Suárez. Por su parte, el presidente Mariano Ignacio Prado se trasladó a la capital y
luego abandonó el Perú. Se dijo que viajó a Europa para comprar armamento. Don
Nicolás de Piérola fue el encargado de asumir el gobierno.
La batalla de Tarapacá fue una acción bélica que se desarrolló en la localidad homónima,
el 27 de noviembre de 1879, durante la campaña terrestre de la Guerra del Pacífico. Se
enfrentaron fuerzas chilenas y peruanas, saldándose la batalla con la victoria de estas últimas.
Tras el desembarco en Pisagua el 2 de noviembre de 1879, el ejército chileno de operaciones
inició una serie de penetraciones al interior del departamento peruano de Tarapacá para
consolidar sus posiciones y asegurar las vías de comunicación y suministros.
En este contexto, se produjeron dos acciones militares de distinta importancia: un encuentro
de caballería muy limitado en Germania, el día 6 de noviembre, y una batalla en forma
en Dolores (también llamada San Francisco), el día 19 del mismo mes. Otro evento de
importancia fue la retirada de Camarones donde el ejército boliviano al mando del
general Hilarión Daza, quien estaba en marcha para encontrarse con las fuerzas de Juan
Buendía, retorna a Arica sin enfrentar batalla alguna. Producto de lo anterior, tanto por el
resultado de Dolores, como la falta de refuerzos bolivianos, el ejército peruano inició un
repliegue hacia Tiviliche para luego marchar hacia el puerto de Arica, con el fin de reunirse
con las fuerzas aliadas que se encontraban en esa posición.
El 27 de noviembre de 1879 el ejército peruano (3000 hombres) se alistaba en Tarapacápara iniciar la marcha hacia Arica, pero tres arrieros
informaron que un ejército chileno se acercaba por el oeste. Entonces los coroneles Andrés Avelino Cáceres y Manuel Suárezllevaron sus
columnas hacia los cerros y sorprendieron a la vanguardia chilena del coronel Ricardo Santa Cruz, logrando ponerlos en fuga.

Parelelamente, en el sector de la quebrada el coronel Francisco Bolognesi y su batallón Guardias de Arequipa, apoyados por los coroneles
Ríos y Bedoya, lograron aplastar a las fuerzas del chileno Eleuterio Ramírez. Incluso lograron arrebatar el estandarte de Chile que llevaba el
Segundo de Línea.

Alrededor de las 12 y 30 terminó la primera fase de la batalla. Durante media hora se detuvo el combate. Los chilenos aprovecharon para
reagruparse y los peruanos para reorganizarse.

Cerca de la 1 y 30 los chilenos volvieron al ataque, pero fueron vencidos por el batallón Zepita del coronel Andrés Avelino Cáceres, reforzado
por las columnas de Alfonso Ugarte, Moore, Melendez y Somocurcio. La sangrienta batalla duró hasta las 4 de la tarde. A esta hora llegó
desde Pachica la división de Justo Pastor Dávila, con 1400 hombres. Este refuerzo fue decisivo para terminar la batalla. Sus mortífero fuego de
fusilería obligó a los chilenos, derrotados, a batirse en retirada.

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