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Todo presidente de junta primero debe saber dónde se encuentra y después saber
adónde va. El presidente debe trabajar juntamente con el secretario para que haya la
seguridad de que todo se preparó para la reunión; se toman en cuenta los problemas y los
planes; todo el material, como lo son: cartas, normas, escritos en la agenda. Antes de incluir
un tema en la agenda, se debe poseer toda la información posible sobre el asunto; además,
debe pedirse la ayuda divina. También debe resolverse cualquier diferencia radical en
referencia a un tema antes de ser presentado a la junta. Para ello, deben considerar
cabalmente los puntos, el presidente de la junta con los asociados cercanos (el pastor con el
primer anciano o los ancianos, el director del departamento con sus asociados, etc.). Las
siguientes recomendaciones, aunque no exhaustivas, pueden ser de ayuda para los que no
tienen experiencia en la dirección de juntas.
1. Se debe saber quiénes deberán asistir a esa junta, y hacerles el citatorio con
suficiente tiempo.
2. Se debe fijar de antemano, cuál será el quórum, es decir, el número de miembros
presentes requerido para que ésta pueda tener valor oficial. Generalmente es la
mitad más uno.
3. Se cita por medio de convocatoria pública o personal a los integrantes de la junta a
celebrarse, fijando la fecha, hora exacta y lugar de la reunión.
4. Siempre que se pueda es bueno informar a los integrantes de la junta los fines para
los cuales se les ha convocado. Esto facilitará y adelantará la función de la
asamblea, pues ya se vendrá estudiando posibles soluciones o sugerencias a los
puntos a considerar.
5. El presidente o quien dirija la asamblea deberá llevar suficiente información y
material de lo que se presentará a la junta. No es prudente presentar a la junta un
punto que no ha sido estudiado debidamente y del cual no se posee toda la
información del asunto.