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Al verlo
tan solito, la mam� oveja decidi� acogerlo y criarlo con sus hijos corderos. El
peque�o le�n estaba tan a gusto con los corderos que creci� pensando que �l tambi�n
era uno de ellos.
Cuando el le�n se hizo mayor sigui� viviendo entre las ovejas y los corderos como
uno m�s del reba�o, comport�ndose igual que lo hac�an los dem�s. Las dem�s ovejas
sab�an que �l era diferente, pero lo hab�an aceptado.
El le�n pastaba con las ovejas, dorm�a con las ovejas e incluso emit�a unos sonidos
muy parecidos a los balidos de las ovejas.
Un d�a apareci� por all� un gran le�n, viejo y sabio, dispuesto a lanzarse sobre
las ovejas para llevarse una para la cena. Mientras analizaba escondido en la
distancia cu�l era la oveja m�s lenta y, por lo tanto, la m�s f�cil de cazar, el
viejo le�n vio a un le�n joven pastando entre ellas.
El viejo le�n no sal�a de su asombro. �Se le ve�a tan tranquilo entre las ovejas
que no se lo pod�a creer!
Despu�s de pensarlo unos segundos, el viejo le�n decidi� ir a por el le�n joven a
ver qu� pasaba.
Cuando las ovejas vieron llegar al le�n se asustaron y salieron corriendo. El joven
le�n hizo lo mismo. El le�n viejo corri� tras �l hasta que consigui� pararlo.
-Por favor, no me hagas da�o. No soy m�s que una d�bil oveja -dijo el joven le�n.
El le�n viejo comprendi� que aquel le�n no sab�a lo que realmente era.
-Si vienes conmigo hasta aquel estanque prometo no hacerte da�o a ti ni a tus
hermanas.
En ese momento, toda la debilidad que el le�n hab�a sentido por creerse oveja
desapareci�. Desde entonces, el le�n se sinti� poderoso. Pero no abandon� a su
familia de ovejas, sino que se qued� con ellas para cuidarlas y protegerlas, como
hizo su mam� oveja con �l cuando lo adopt� siendo un cachorro.