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Civilización y barbarie

Quiroga (tradicionalista consercador)


Defendía una educación tan contradictoria con el liberalismo porteño como con las reformas
provinciales progresistas. Pro hispánico y localista, comparte la concepción educacional colonial
arraigada en el NOA y no se le ocurría dudar de que el campo de la educación no fuera propiedad
natural de la Iglesia Católica. Se opone a las concepciones pedagógicas modernas, el laicismo
liberal, el protestantismo y los intereses ingleses: todos parecían parte de lo mismo. Defiende la
vieja cultura y la educación tradicionales bajo el lema “Religión o muerte” y dio cauce a la
expresión de la cultura popular de su provincia, que era muy tradicionalista.

Rosas
Sostuvo una pedagogía en la misma línea de Quiroga. La defensa del orden educativo colonial fue
coherente con al nacionalismo católico y conservador

Juan Manuel de Rosas establece una dura censura de prensa y quema libros públicamente,
persigue al Salón Literario, expulsa a los intelectuales liberales, acusándolos de afrancesados a la
par que defiende la nación contra la escuadra francesa. Contraponía los valores de democracia
liberal con el de defensa de la Nación.

no se ocupó especialmente de la educación , que quedó en manos del inspector general de


escuelas, Saturnino Segurola. Los contenidos fueron homogeneizados al conservadurismo popular.
Se impuso la divisa punzó, el juramento a la Santa Federación y otros rituales federales.

Se borraron del presupuesto los salarios docentes y se estableció que los padres pagaran los
gastos de educación, incluso de útiles escolares

Rosas se oponía a la obligatoriedad escolar y a los principios de la educación pública. Cerró la casa
de Niños expósitos y quitó el financiamiento a la universidad.

Liberalismo pedagógico de la generación del 37


La joven generación reunía a jóvenes liberales demócratas que se diferenciaban tanto de los
unitarios como de los federales rosistas, aunque no todos se enfrentaron a las instituciones de
Rivadavia. Más de 30 de ellos fundaron la Asociación de Mayo, para una revolución moral, ya que
la material no era entonces posible. Y pretendían prender lentamente, sin violencia. Sus ideales
tenían palabras claves: Mayo, democracia, fraternidad, igualdad social, libertad, sufragio,
representación, educación /ilustración, ciudadanía, dignidad, trabajo, libertad de conciencia como
condición, independencia entre sociedad civil y religiosa, instrucción popular para superar la
minoridad y la necesidad de tutela.
Los subscriptores del Dogma socialista ponen límites al elitismo: no basta con educar una clase
dirigente, si el pueblo no lo está.
Echeverría se ocupaba de los principios, Alberdi de la organización económica y las instituciones,
Sarmiento de la cultura y educación. En cierto sentido su obra es precursora del positivismo
pedagógico que se desarrolló hacia fines del siglo XIX.

Sarmiento:Desde su diario ‘El Zonda’ y la Sociedad Literaria provincial de San Juan (filial de la
Asociación de Mayo) critica al rosismo, por lo cual debe emigrar a Chile.
En EEUU 67 se muestra complacido por la intervención de las municipalidades y asociaciones
civiles en la educación, donde la educación estatal estaba supervisada por ciudadanos elegidos por
voto popular.

En cuanto a Sarmiento, propuso dar a la población una formación básica integral que elevara su
cultura. Dio importancia al desarrollo de las escuelas de artes y oficios y quiso una educación
racional y científica, pero no fue simplemente un utilitarista. Sus ideas eran democráticas.
Sarmiento creía que la educación puede cambiar las sociedades, pero si los sujetos son educables.
Porque existían muchos bárbaros ineducables.
Sarmiento realizó dos cosas al mismo tiempo[2] : ‘promovió el sistema educativo más democrático
de su época, pero al mismo tiempo realizó una operación de exclusión de los sectores populares’.
A la escuela pública del imaginario sarmiento no concurría un sujeto abstracto, que jamás llegó a
existir.
Fundador de la sociología de la educación, antecesor del positivismo[3] y del funcionalismo
pedagógico. Su modelo apuntaba a imponer una forma de ser, de sentir y de hablar, un modelo
capaz de operar sobre la sociedad cambiándola y controlándola. La idea de seleccionar a los más
aptos era coherente con la inmigración nor-europea y el apoyo a las campañas al desierto.
La disociación entre el pueblo real y el pueblo al cual se educaría democráticamente era
constitutiva del imaginario pedagógico de Sarmiento.

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