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Reino Unido

Gran Bretaña fue uno de los primeros países en contar con mujeres militares. El origen de la
inclusión de las mujeres al mundo militar se remonta al siglo XIX, con los cuerpos sanitarios, The
First Aid Nursing Yeomanny, los cuales pasaron por diversas transformaciones. No obstante, sus
integrantes no tenían reconocida su condición militar. El avance de la Segunda Guerra Mundial
obligó a que las mujeres pertenecientes al Auxiliary Territorial Service se desempeñaran como
telegrafistas, policías militares y operadoras de radar; sin embargo, una vez que el conflicto
hubiera terminado, los ejércitos retornaron a ser esencialmente masculinos. La apertura a las
mujeres al mundo militar se desarrolló poco antes de que finalizara la Guerra Fría y en la
actualidad, aproximadamente el 12 por ciento de las fuerzas armadas británicas es femenino. La
norma general es que la mujer tiene acceso a todas las funciones, excepto donde de forma directa
se encuentra en contacto con el enemigo, puntualmente, la mujer tiene vetado todavía su ingreso
en la infantería de marina, la caballería, los comandos especiales del Ejército y no puede ser piloto
de combate de la Fuerza Aérea.

Alemania

Hasta 1975 no se produjo la incorporación de mujeres a las Fuerzas Armadas de la República


Federal alemana; y entonces tan sólo se permitió su ingreso como oficiales médicos. Con motivo
de la reunificación de Alemania, en 1991 se abrió la posibilidad de su ingreso a otras escalas y
cuerpos. Desde el año 2001 todas las escalas y cuerpos de las Fuerzas Armadas están abiertas a la
participación voluntaria femenina. Su presencia resulta ya significativa en los servicios médicos, y
comienza a ser apreciable en apoyo al combate y servicios de logística.

Francia

La incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas en Francia ha sufrido un largo proceso de


maduración y es en la actualidad completa en todas las fuerzas y empleos. En noviembre de 1940
se creó el primer Cuerpo de Mujeres agregado a la fuerza de la Francia Libre, con el propósito
fundamental de contribuir a los servicios médicos, posteriormente este mismo cuerpo fue
empleado en las guerras coloniales de Indochina y Argelia. En 1972 entró en vigor una ley que
permitía la plena incorporación femenina en igualdad de condiciones. Ya a finales de los años
noventa se produjo la incorporación completa al eliminar toda clase de exclusiones para el acceso
de las mujeres a la carrera militar.

Noruega

Las mujeres entraron por primera vez a las Fuerzas Armadas en 1985, pero nunca han superado el
10% de los efectivos. Por diez años ninguna logró pasar las pruebas de los regimientos de
paracaidistas, fuerzas especiales terrestres o fuerzas especiales navales. Aun así, el ejército
noruego veía una necesidad de integrar a mujeres a sus fuerzas especiales, por lo que nació el
proyecto Jegertroppen. Las cazadoras, pues, forman parte de una unidad concebida por y para
mujeres. Su especialidad es efectuar las llamadas labores de "reconocimiento". De las 196 que se
postularon para participar en el programa en 2015, sólo 17 completaron el entrenamiento y 14 se
incorporaron a la unidad. En el año 2014 fue aprobada una ley que obliga a las mujeres mayores
de edad a prestar servicio militar.

Italia

La posibilidad de que la mujer ingresara en las Fuerzas Armadas no se presentó hasta 1999 (Ley
380, desarrollada a lo largo del año siguiente a través de tres decretos ministeriales), y aún
entonces lo hizo con algunas restricciones y a través de un peculiar sistema de incorporación.
Anualmente el Ministerio de Defensa determina el porcentaje y las clasificaciones para cada
ejército a las que pueden optar las mujeres, restringiendo algunos ámbitos y empleos. La
presencia femenina en las fuerzas armadas italianas es todavía baja, y el camino hacia la completa
integración dista mucho de haber sido concluido.

España

Fue a finales de los años 80, como consecuencia del desarrollo normativo democrático y la
exigencia social de la plena igualdad de derechos, cuando se abordó de forma efectiva la apertura
de filas a la integración femenina. La evolución normativa de la incorporación de la mujer a las
Fuerzas Armadas españolas. Comenzó en 1988, cuando por primera vez se abría la posibilidad de
su ingreso a los ejércitos: si bien está posibilidad se encontraba limitada al acceso de cuerpos y
escalas muy determinados (cuerpos jurídicos, sanitarios y auxiliares). En 1989 se produjo la
reincorporación a las Fuerzas Armadas, abriendo de hecho la posibilidad de ingreso en las armas
combatientes, aunque limitando los destinos, mientras que en 1999 se garantizó la igualdad de la
mujer en el terreno profesional. En el 2007 se establece la igualdad de género como uno de los
principios básicos de las Fuerzas Armadas.

En las Fuerzas Armadas españolas no existe ninguna diferenciación por razón de género en
formación y destinos, todos sus integrantes cumplen con las mismas tareas específicas, alcanzan
los mismos niveles de responsabilidad, se encuentran bajo un único régimen disciplinario y son
gratificados mediante el mismo sistema salarial.

NOTA: Los estudios médicos que se realizaron en los tiempos de la URSS demuestran que las
mujeres son un poco menos fuertes que los hombres, aunque tengan el mismo peso. Sin embargo,
tienen capacidades psico-físicas que crean posibilidades inaccesibles para sus compañeros
hombres: son más resistentes, aguantan más el estrés físico y emocional, son más detallistas y
ordenadas. Por eso en las fuerzas armadas trabajan en las divisiones de comunicaciones, apoyo
informativo, servicios de personal, medicina y sicología.

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