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“La empresa habla y el cliente escucha. Los productos y los mensajes publicitarios son masivos y
poco diferenciados. Es preciso ser consciente que el enfoque transaccional es progresivamente
incapaz de dar respuestas plenamente satisfactorias a los problemas comerciales actuales. Además,
surgieron nuevas posibilidades técnicas que posibilitaron el cambio hacia un nuevo tipo de
marketing, el marketing relacional. El término marketing relacional surge a principios de los años
ochenta y consiste en captar y fortalecer relaciones rentables de las empresas con sus clientes,
buscando lograr los máximos ingresos por Cliente. La empresa debe pensar en el Cliente de forma
estratégica fomentando que las relaciones sean a largo plazo, intentando establecer diálogos con el
Cliente y no los monólogos que plantea el marketing transaccional. Según Grönroos, el marketing
relacional es el proceso de identificar, captar, satisfacer, retener y potenciar (y cuando sea necesario
terminar) relaciones rentables con los mejores clientes y otros colectivos, de manera que se logren
los objetivos de las partes involucradas.
Para ello es fundamental orientar el negocio hacia el cliente centrándonos en las necesidades y
deseos de los consumidores. Esto implica lo siguiente: pag 15
Ofrecerles un marco que permita potenciar la relación haciéndola rentable para todas las partes.
PUNTOS IMPORTANTES
• La empresa tiene que estar dispuesta a tratar de manera distinta a sus clientes más valiosos
(Discriminación positiva de Clientes). Mejor trato a nuestros mejores Clientes.
• Marketing es el camino que nos lleva a captar y mantener Clientes rentables. Conseguir que cada
Cliente sea único y especial. Pag 16
1. IDENTIFICAR Identificar el universo de Clientes para conocer a fondo sus necesidades y deseos
particulares.
2. CAPTAR Esta etapa implicará dar a conocer la oferta de productos de la empresa a nuestro
público objetivo, en función de la información obtenida en la primera fase.
3. SATISFACER La clave está en que los Clientes potenciales se conviertan en Clientes reales y que
estos queden satisfechos con nuestros productos. Cuando hablo de producto me refiero tanto a un
bien como a un servicio. Para ello es clave que la prestación obtenida con el uso o consumo del
producto sea superior a las expectativas previas a la compra.
4. RETENER La etapa cuatro se centra en conseguir convertir a los Clientes satisfechos en Clientes
fieles. Conseguir que nuestra cartera de Clientes este plagada de Clientes apóstoles que prediquen
a los cuatro vientos las virtudes de nuestro portfolio de productos.
5. POTENCIAR O cómo conseguir aumentar la capacidad de generar negocio que tienen esos
Clientes, bien sea con el aumento de su facturación o por que se conviertan en excelentes
prescriptores que posibiliten la llegada de nuevos Clientes similares a ellos. La clave está en
conseguir establecer un marco de actuación que permita intensificar los vínculos entre la empresa
y el cliente. Creando comunidades de usuarios que intercambien conocimientos y experiencias
fundamentadas en la marca, con el objetivo de convertir la marca en una “lovemark”. Concepto
creado por Kevin Roberts, CEO de Saatchi&Saatchi, que escribió un libro titulado Lovemarks: El
futuro más allá de las marcas. Donde habla de marcas que han conseguido enamorar a sus clientes,
organizaciones como Coca-Cola, Harley Davidson, Disney… se han convertido en enseñas de culto
para sus consumidores. Pag 17
IMPLANTAR LA GESTIÓN RELACIONAL EN LA PYME
La gestión de la relación con el cliente debe ser el resultado de un proceso racional que tenga como
propósito dotar a la empresa de un camino a seguir en el futuro con el fin de garantizar no sólo su
subsistencia y rentabilidad a corto plazo, si no, además (y en especial) a largo plazo. La elaboración
de la estrategia relacional la vamos a dividir en seis fases o áreas de trabajo. Es básico que este
proceso vaya precedido de un profundo conocimiento de la base de clientes, sus necesidades,
deseos, expectativas, comportamientos, hábitos, etcétera.
FASE 1: ¿EN QUÉ TIPO DE VÍNCULOS VA A SUSTENTAR EL NEGOCIO LA RELACIÓN CON LOS
CLIENTES? Para los fines del marketing relacional un vínculo es todo elemento, racional o emocional,
que hace que los clientes, de forma espontánea y voluntaria, se sientan “unidos” a la empresa, lo
que les induce a preferirla como proveedor. El objetivo de la creación de vínculos es el de
incrementar la “participación en la mente” de los clientes. Lo que permite, como plantea Ian
Gordon, que la empresa disfrute de una intención positiva de repetición de compra y una percepción
que estimula a los clientes a preferirla entre los competidores.
FASE 2: ¿CUÁLES SON LOS DIFERENTES NIVELES DE RELACIONES QUE DESEAMOS TENER CON LOS
DIVERSOS GRUPOS DE CLIENTES?
Esta fase se corresponde con los enfoques de carterización. En su conceptualización más simple, la
carterización es una alternativa estratégica para gestionar las relaciones con la base de clientes y
prospectos que consiste en agrupar a los clientes atendiendo a variables y criterios diversos,
formando, en consecuencia, diferentes “carteras” o grupos de clientes. Con objeto de tratarlos de
forma personalizada.
Diseñar carteras y tácticas para los segmentos clave con objetivos concretos
Por grupos de clientes con un valor similar para la organización o con comportamientos similares.
Por ejemplo, protección de los clientes clave, análisis de los niveles de satisfacción, creación de
barreras al cambio, fortalecimiento de los vínculos, necesidades insatisfechas, evolución de nuevas
tecnologías, etcétera. Es importante detectar oportunidades de venta cruzada.
FASE 4: ¿CÓMO CONVENCER A LOS PROSPECTOS Y CLIENTES? Es fundamental buscar una razón
suficientemente poderosa, una “promesa de la relación”, como para motivar a los posibles clientes,
por lo menos, a considerar invertir en la relación. Para ello debemos comprender cuáles son los
problemas y necesidades de los clientes. Posteriormente comunicaremos la promesa de la relación
con el fin de motivar a los clientes y prospectos a invertir en un “diálogo” con nuestra empresa:
ofrecer un incentivo “suficientemente poderoso” que induzca a iniciar y mantener la relación. Por
último, será fundamental cumplir el compromiso, la promesa de la relación que hayamos definido.