Está en la página 1de 4

El gobierno de Fernando De La Rua (ALIANZA UCR‐FREPASO, 1999‐2001)

desjerarquizó a la secretaría ambiental (ahora llamada Secretaría de Desarrollo


Sustentable y Política Ambiental), transfiriéndola al Ministerio de Desarrollo Social.
Nada relevante ocurrió durante la corta gestión de De La Rua en materia de política
ambiental. Fuera del probable desinterés del nuevo presidente por el tema, una primera
razón que explicaría el letargo en que volvió a caer la política ambiental durante el
gobierno de la ALIANZA podría ser la identificación, por parte del nuevo gobierno, de la
SRNAH/SRNDS como un símbolo emblemático del desprestigiado gobierno de Menem
(cf. Estrada Oyuela, 2007:34). Una segunda razón, más coyuntural, sería el creciente
deterioro socio‐económico, el cual desembocó en una de las peores crisis sociales y
políticas del país, a tal punto que forzó la renuncia de De La Rua a la mitad de su
mandato (diciembre de 2001). Con todo, sin negar el impacto que la crisis de 2001‐ 2002
tuvo en la agenda de gobierno y en la gobernabilidad en general, es interesante resaltar
que la mayor productividad en materia de legislación ambiental de todo el período
analizado (1973‐2013) tuvo lugar bajo el gobierno transicional de Eduardo Duhalde (PJ,
2002‐2003), esto es, en pleno coletazo de la crisis. Duhalde fue electo por la Asamblea
Legislativa para completar el mandato de De La Rua hasta las próximas elecciones
presidenciales que debían realizarse en 2003. Pese a su carácter provisional, el nuevo
gobierno impulsó la postergada producción de la legislación que debía definir los
presupuestos mínimos de protección y establecer los lineamientos de la política ambiental
nacional (Bueno, 2010:119‐122). Para ello, fueron claves los vínculos entre el nuevo
secretario ambiental (Carlos Merenson) y dirigentes políticas cercanas al presidente
(Estrada Oyuela, 2007:35). Gracias al impulso de la legisladora oficialista Mabel Müller
y su alianza con el secretario Merenson, entre 2002 y 2003 fueron sancionadas varias
leyes ambientales concebidas como parte de un paquete cuya pieza central era la Ley
General del Ambiente. El paquete de leyes aprobadas entre 2002 y 2003 incluyó: Ley
25.612/02, Presupuestos Mínimos de Protección para la Gestión de Residuos Especiales;
Ley 25.670/02, Presupuestos Mínimos de Protección para la Gestión de PCBs; Ley
25.675/02, Ley General del Ambiente; Ley 25.688/02, Presupuestos Mínimos de
Protección para la Gestión Ambiental de Aguas; Ley 25.831/03, Presupuestos Mínimos
de Protección para el Acceso a la Información Pública Ambiental.
La Ley General del Ambiente (Ley 25.675/02) define el concepto de presupuesto
mínimo y fija los principios de la política ambiental nacional. La definición general de
presupuesto mínimo quedó establecida mediante el Art. 6 de la Ley General del
Ambiente: “Se entiende por presupuesto mínimo, establecido en el artículo 41 de la
Constitución Nacional, a toda norma que concede una tutela ambiental uniforme o común
para todo el territorio nacional, y tiene por objeto imponer condiciones necesarias para
asegurar la protección ambiental. En su contenido, debe prever las condiciones necesarias
para garantizar la dinámica de los sistemas ecológicos, mantener su capacidad de carga y,
en general, asegurar la preservación ambiental y el desarrollo sustentable”

Además, la Ley General del Ambiente salva uno de los vacíos de la Constitución Nacional. Pese a que
en su artículo 41 establece competencias concurrentes en lo que respecta a la protección ambiental, la
constitución reformada no fija mecanismos para la división y articulación de tareas entre la nación y
las provincias en la materia. A la vez que se establece que los presupuestos mínimos deben ser
uniformes para todo el territorio nacional, la Ley General del Ambiente refuerza la primacía de las
provincias en la aplicación de la política ambiental al crear el Sistema Federal de Coordinación
Interjurisdiccional y establecer al Consejo Federal de Medio Ambiente o Cofema como autoridad
máxima del sistema (Gutiérrez, 2012:154-155). Mientras que en otros consejos la presidencia es
ejercida formalmente por el representante del gobierno nacional,19 el Cofema es presidido por un
representante provincial elegido por sus pares. Ello expresa el mayor control que las provincias
ejercen en el consejo ambiental en comparación con otros consejos federales (Rey, 2011). En la
práctica, el Cofema ha funcionado menos como una arena de coordinación interjurisdiccional y más
como un instrumento para canalizar la resistencia provincial a las iniciativas del gobierno nacional,
cuya intervención los gobiernos provinciales suelen percibir como una forma de "intromisión"
nacional en su dominio sobre los recursos naturales (Rezk, 2005; Rey, 2011:167-206).

1. GESTION INTEGRAL DE RESIDUOS INDUSTRIALES Y DE


ACTIVIDADES DE SERVICIOS

Ley 25.612

Establécense los presupuestos mínimos de protección ambiental sobre la


gestión integral de residuos de origen industrial y de actividades de servicio,
que sean generados en todo el territorio nacional y derivados de procesos
industriales o de actividades de servicios. Niveles de riesgo. Generadores.
Tecnologías. Registros. Manifiesto. Transportistas. Plantas de tratamiento y
disposición final. Responsabilidad civil. Responsabilidad administrativa.
Jurisdicción. Autoridad de aplicación. Disposiciones complementarías.

Sancionada: Julio 3 de 2002.

Promulgada Parcialmente: Julio 25 de 2002.

2.

Ley Nº
25.612/ Establece los presupuestos mínimos de protección ambiental sobre la gestión integral de residuos
de origen industrial y de actividades de servicio .
02

Ley Nº
25.670/0 Establece los presupuestos mínimos de protección ambiental para la gestión de los PCBs. Prohíbe la
2 instalación de equipos que contengan PCBs y la importación y el ingreso al territorio nacional de
PCB o equipos que contengan PCBs.

Ley Nº Establece los presupuestos mínimos para el logro de una gestión sustentable y adecuada del
25.675/ ambiente, la preservación y protección de la diversidad biológica y la implementación del desarrollo
02 sustentable. La política ambiental argentina estará sujeta al cumplimiento de los siguientes
principios: de congruencia, de prevención, precautorio, de equidad intergeneracional, de
progresividad, de responsabilidad, de subsidiariedad, de sustentabilidad, de solidaridad y de
cooperación.
Decreto
Nº Reglamenta Ley Nº 25.675/02.
2.413/0
2

Ley Nº Establece los presupuestos mínimos ambientales para la preservación de las aguas, su
25.688/ aprovechamiento y uso racional. Para las cuencas interjurisdiccionales se crean los comités de
02 cuencas hídricas.

Ley Nº Establece los presupuestos mínimos de protección ambiental para la gestión de residuos
25.916/ domiciliarios.
04

Decreto

Reglamenta la Ley Nº 25.916/04.
1.158/0
4
NUEVA DÉCADA Y NUEVA ADMINISTRACIÓN Las autoridades surgidas del
recambio presidencial de 1999 parecieron identificar la existencia
de la autoridad ambiental con la influencia personal que había
tenido su antigua titular, la ingeniera Alsogaray. Por su parte,
ella buscó hacer perdurar la estructura que había creado apelando a
la influencia que tendría en el gobierno de Fernado De la Rúa,
Nicolás Gallo, mi camarada de servicio militar en el II Grupo de
Artillería Mediana de Campaña con asiento en Azul. Por supuesto que
Gallo rechazó complicarse con esa pretensión. En la ley de
ministerios de la nueva administración –hecha a medida de las
necesidades políticas, tal como ha venido siendo la práctica–, la
autoridad ambiental nacional fue desprovista de varias de sus
atribuciones y se la colocó en el ámbito del Ministerio de
Desarrollo Social que encabezaba Graciela Fernández Meijide, una
notable personalidad política que se destacó en la defensa de los
derechos humanos, pero que resultó un estruendoso fracaso funcional
en la gestión pública. La Secretaría de Ambiente, conmovida por los
cambios, fue puesta en manos de un prestigioso abogado patagónico
ajeno a ella que con la mejor buena fe y disposición personal
estacionó en la calle San Martín 459 hasta que un año y medio más
tarde renunció para participar de una disputa electoral en la que
fue derrotado. La sucesión tuvo varios actores que no llegaron a
instalarse funcionalmente. No hubo en realidad nada relevante en
este período durante el cual registré que sólo dos veces y en
privado el Presidente se refirió al medio ambiente. Una fue al
regresar de una reunión de la Internacional Socialista a la que
pertenece la Unión Cívica Radical, cuando comentó la importancia
que otros asignaban al ambiente. La otra, durante una visita
oficial a España. Cuando integré una delegación que viajó a Costa
Rica presidida por el doctor De la Rúa, el gobierno de ese país
había puesto el tema ambiental en la agenda del encuentro; sin
embargo, este se trato en una reunión separada en la que participó
la ministra Fernández Meijide. Los acontecimientos políticos que
llevaron al alejamiento del doctor De la Rúa y el conocido proceso
que desembocó en la elección del Presidente Eduardo Duhalde por el
Congreso Nacional nada tuvieron que ver con las materias
ambientales, como tampoco había ocurrido en las anteriores
sucesiones. En el nuevo gobierno, la Secretaría se mantuvo en la
órbita del Ministerio de Desarrollo Social que inicialmente estuvo
a cargo de Juan Pablo Cafiero y que poco después quedó en manos de
Nélida Doga, una estrecha colaboradora de Hilda González de
Duhalde, esposa del presidente. El ingeniero forestal Carlos
Merenson, uno de los directores generales de la Secretaría contaba
con relevante antigüedad en la administración pública, fue nombrado
para conducir la cartera. Como en tiempos de la ingeniera
Alsogaray, durante este período crecieron las competencias de la
Secretaría. Merenson estaba muy próximo a la senadora justicialista
por la provincia de Buenos Aires Mabel H. Müller, quien –a su
vez– era muy allegada a la señora de Duhalde. Ambas, actuando de
consuno con la ministra Doga, protegieron con su influencia la
gestión de Mereson. En este breve período se sancionaron varias
leyes ambientales que no viene al caso analizar, pero sí decir que
generaron juicios encontrados. Durante su paso por la Cámara de
Diputados, la señora Müller había presidido la Comisión de Asuntos
Ambientales y un posicionamiento similar en el Senado le permitió
convertir en ley varios proyectos que contaban con la aprobación de
los diputados. La más notable es la ley 25.675 (Ley General del
Ambiente) que ofrece varias dificultades; pero la más controversial
es , seguramente, la ley 25.612 sobre residuos industriales. Ambas
fueron sancionadas y promulgadas en 2002, año en que también vió la
luz la ley 25.670 que regula los bifenilos policlorados,
generalmente llamados PCB (por las siglas en inglés de los Poly
Chlorinated Biphenyls). Debe reconocerse que este proceso coincidió
con un creciente interés público por los asuntos ambientales,
aunque no llegó a determinar posicionamientos políticos.

También podría gustarte