Existen varias hipótesis no comprobadas al respecto; una de las más
aceptadas es la siguiente. Las corrientes de convección dentro de la nube (las mismas que hacen subir el vapor de agua cuando ésta se evapora del mar, de un lago o de otro lugar) empujan las goticas de agua que se van formando hacia arriba. Al llegar a las regiones superiores de la atmósfera el agua se enfría hasta llegar a bajas temperaturas, creando una mezcla de agua con pequeños cristales de hielo (menos denso que el agua).
Cuando una nube cargada se mueve sobre la
superficie de la tierra, una carga eléctrica del mismo valor, pero de signo contrario, sigue en tierra el movimiento de la nube ►
El movimiento relativo agua-hielo origina choques que arrancan cargas
negativas de la superficie del hielo pasándolas al agua; los cristales de hielo quedan cargados positivamente. La mezcla agua-hielo de carga negativa, más pesada que el hielo positivo, va quedando rezagada en la subida. El resultado total del proceso es que el hielo positivo se acumula en la parte superior de la nube y las cargas negativas en la inferior. Se crea así una diferencia de potencial (y su correspondiente campo eléctrico asociado) entre diferentes partes de la nube, que puede llegar a ser muy grande. (Cuando ese hielo aumenta demasiado de tamaño genera granizo). Las cargas negativas en el inferior de la nube crean cargas positivas en el suelo, por un proceso conocido como inducción (cargas de signo contrario se atraen). Si el campo eléctrico y la diferencia de potencial entre la nube y tierra es suficientemente grande, el aire húmedo, usualmente no conductor de la electricidad, se puede ionizar volviéndose conductor, creando una vía para que pase la corriente eléctrica y surja el rayo. La descarga también puede ocurrir dentro de la misma nube, o entre nubes adyacentes.