Está en la página 1de 1

Tecleando

Su mujer está reclinada en el sofá con el costado apoyado sobre un cojín y las
largas piernas encogidas, luego se quejará de sus calambres. Tiene la mirada
fija en la pantalla del móvil y sus dedos corren por el teclado huyendo de ese
comedor.
Desde la mesa sin recoger, el marido la observa levantando la vista del
portátil de vez en cuando: se pone seria, sonríe, arquea las cejas y sigue
tecleando. Hace rato –tres meses– que él intenta decirle algo importante.
Ahora podría hacerlo pero apenas es capaz de balbucear:
–La casa está sucia, habrá que llamar a Jazmina…
Ella asiente mientras escribe “...espera cariño” –su marido leerá horas
más tarde ese mensaje de las once y once de la noche, cuando se haga con su
móvil en la madrugada– después ella inclina ligeramente la cabeza hacia él y
sin apartar la vista de la pantallita le responde:
–Sí, Jazmina… ¿qué pasa con Jazmina?
Él respira hondo. Se lo querían decir juntos pero para qué seguir
esperando:
–Es que verás, Jazmina y yo…
Pasan unos segundos… cuatro, cinco, seis. Al fin, ella alza la mirada
hacia él, solo ve sus entradas que asoman por encima del portátil. Entonces
vuelve a su pantalla y le responde:
–Pues eso… llámala y dile que venga que… que la necesitamos…
Siguen tecleando.

También podría gustarte