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LAS MANZANAS DE ORO

El undécimo de los trabajos fue:

Traer 3 manzanas de oro del árbol de las Hespérides.

Hércules no sabía dónde se encontraba el árbol por lo que pidió ayuda a la diosa Atenea.

Hércules fue rumbo al jardín sagrado en los confines de la tierra, tal y como le había dicho Atenea.
Cuando por fin llegó se encontró con Atlas sosteniendo el cielo.

Hércules le preguntó a Atlas cómo podría hacerse con las manzanas y éste le contestó que debía
matar el dragón que custodiaba el árbol primero. Hércules se adentró en el jardín y vio al dragón
enroscado en el árbol mirándole con mirada desafiante.

Hércules lo mató con una flecha envenenada y volvió con Atlas.

Atlas le dijo a Hércules que sostuviese el cielo en su lugar, para que él pudiera coger las manzanas.
Al poco Atlas volvió con las 3 manzanas de oro y propuso que fuera él, el que llevase las

manzanas a Euristeo.

Hércules, sospechando que era una trampa, se lo agradeció pero le dijo que antes de irse le
sostuviera un poco el cielo para que pudiese ponerse bien la capa.
Cuando Atlas sostuvo de nuevo el cielo, Hércules quedó libre cogió las 3 manzanas y regresó a
toda prisa a palacio

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