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NOTAS 1949-1969" La pregunta de la filosofia Dios, no me es necesario tomarme nada en seriow dice el teGlogo. La atrocidad que cometo, el sufrimiento que peri to, continiian existiendo, tras el momento en que suce: conciencia humana que recuerda, y se extinguen con el ya entonces sentido alguno decir que atin son verdadei existen, luego ya no son verdaderos: ambas cosas son lo mist no ser que sean conservados... en Dios. Puede reconocerse esto y evar, no obstante, con seriedad una vida sin Dios? Esta es la pre gunta de la filosoffa Pragmatismo de las religiones iversales, incluso de las fi famosas, radica en que en todas partes, y velada o no tan v no solo funcionaron como medio de manipulaci6n de los pul ‘esto ya se sabe—, sino que ya desde un principio fueron pensadas. como andaderas, Donde menos se da esta visiGn es entre los pobres La insipidez de las rel ingenuos de los creyentes, y tal vez en Jestis de Nazaret. En el caso de Buda y Mahoma es ya distinto. En todo caso, al observador propios creyentes intuyen este funcion: s0 el creyente més honrado toma la religi6n de forma pragm. No puede, en cualquier caso, evitarse 1a sospecha de que ya indrtires fueron a la muerte con el sentimiento de que sin la reli no seria posible conducir a los hombres. éAcaso eran, al fin, maeti- res... del progreso: jento, mas aun, que inc! Anotacion sobre la dialéctica toda contrariedad se reduce, en definitiva, a una terminada en el proceso del desarrollo es una figura de la misma contradiccién fundamental. Los problemas ciliacién denteo © mas al historia y raz6n, logica, naturaleza y es se reducen todos, en iiltimo término, a aquella c cidn fundamental y solo pueden entenderse desde ell tradiccién entre verdad y consumacién o plenitud. La cues sa cuestidn esta ya decidida de an de la cultura cristiana; el sistema hegel hipétesis de que la reconciliacién esta ya asegurada, q al mismo tiempo el bien, desde la perspectiva del concepto crist luso en Marx, que niega ese concepto, el cardcter teol6gico de la historia, la unidad de conocimiento teérico y su aplicacién politica —o mejor, la seguridad de la aplicabilidad— constituyen el @ priovi de su pensamiento. Nosotros, por el contsa- rio, no pasamos con ese gesto de autoseguridad sobre la muerte de Ja criatura, tan insignificante para pensadores de tanto peso. La dialéctica no es para nosotros un juego de cuyo final estuviéramos logica hegeliana, sno parte de la 224 ialéctica es algo serio. Si la contradi ciliada, sabemos que todo el esfuerzo del pen: indtil. Con ello, es verdad, nos acercamos fatalmente al concepto de la denostada «tarca infinita». ¢Acaso no logrd Hegel su conse- ‘cuencia positiva solo al precio de aquella «hipétesis», de tal modo que al final el «postulado» sincero y la idea regulativa serfan expre- siones mis adecuadas a nuestra situacin que el concepto reconci- liado consigo mismo? Los negativos Los espiritus neg, Jo que no debe ser, q "Que se realice el bien, Los positivos actian en su nombre, afirman el mundo y a su creador. El si, no estén en contra de los bienes sagrados; los llevan en la De esta forma unié Hitler a los alemanes, designando a los judios como victimas, y Nasser a los arabes, designando como victima a Israel. Teoria critica ‘Siempre preguntan al momento qué se debe hacer, lo exigen de la filosofia como si ésta fuera una secta. Estén en aprieto y quieren una indicacién préctica. Pero la filosofia, aun cuando representa al mundo en conceptos, se asemeja al arte en que por necesidad i na —sin que medie una intencién—sirve al mundo de espejo. E tiene, es verdad, una relacién més estrecha con Ja praxis que el ar no habla en imagenes, sino en sentido Pero no es un impera- tivo. Los signos de admiracién le son ajenos. Ella ha relevado a la teologia, pero no ha encontrado un cielo nuevo al que pudiera ya apuntar, ni siquiera un cielo terrenal. Pero tampoco se lo puede quitar de la mente, y por eso se le pregunta continuamente por el camino que conduce hacia él. Como si su descubrimiento no fuera precisamente que el cielo hacia el que pudiera indicarse el camino no serfa tal 225 Amor instil es ilustrado, de acuerdo, en ello, con todo positivismo. mor transcendedor es ilusién. iAy, de mit Duelo instil Hacer un servicio a los muertos, hacer algo no meramente pragmatico, es un sinsentido estricto. Esto es lo que quiere decir la declaracién kantiana de que todas la relaciones entre representaci toda ssintesis»— vienen del entendimiento cuyas categorias dan lugar, por tanto, a westros pensamientos es, segiin lo sirven solo para ordenar el material y sol sapariencias», a «fenémenos», Suponer que pueden reportar algiin efecto alos muertos, al més fcho, puro sinsentido, locura. Los muertos son estiér Ser y ser seguir Este consiguié la cin de conceptos les, Mientras que en » pretenden, e incluso en los que rechazan ex: de postura— la filosofia es, como tal, 2Oueé es religign? 2Qué es religién en ef buen sentido? El inextinguible impulso, impulso pervertido en transfiguracién de en afirmacion, en pr. la realidad a pesar de todos su el mal, el sufrimiento, el horror tienen futuro terreno, bien al futuro celest quiera de la cruz ella anida ya en el mismo cone; ra no necesita ontol6gico de 226 Cuando el impulso es auténtico no necesita dé apologia, ni admite justificacién alg Jestis Jestis muri6 por los hombres, no pudo reservarse avaramente para sf y se hizo de todos los que sufren. Los padres de In Iglesia hicieron de ello una religién, es decir, una doctrina, que incluso para era un consuclo. Desde entonces, el cristianismo tuvo tanto n el mundo que el pensamiento de Jest ya no tuvo nada que la praxis, y menos aun con los que sufren. Quien lee ef cevangelio y no ve que Jestis m de sus actuales repre- sentantes, ése no sabe leer. Esta teologia es el sareasmo mas increible jams le haya sucedido a un pensamiento. La primitiva Iglesia acepts finalmente, tras muchas luchas internas, a soldados dentro de instrumentos de muerte de dos ejércitos enemigos no abendecirlos. Las energias espirituales suscitadas por Ia inaudita accién de Jesiis, que rompi adoraci6n, De n mente olvidado y do en la oscuridad; e res se habrfan diluido, habrfan pe nes ni tampoco las malas del cris- nismo estarian resefiadas en ningén libro de la historia, y Jests seria de este mundo. iQuién se La verdad de la religion Al a escrito sobre Tolstoi que se hizo piadoso cuando ya era demasiado viejo para gozar de la vida: religion como consuelo, ‘ay mucho mas encerrado de lo que es capaz de imaginar cualquier clétigo. No es que al necesitado se le abra la necesidad de uye su verdad, ¥ historia de ocaso de la antigiiedad esta claramente estruc~ a sigue a la ontogénesis de la concien- 227 jido en categorias religiosas, como querfan los sy los padres; luego comenz6 a surgir la duda con el creci- 9 del saber, que entrs las categorias. Los joses desaparecier , segin Lucres habfan nacido. Los habitantes de las ciudades tuvieron que ganarse a sola obediencia dejé de ser una guia segura para ello de la existencia y Ia expectativa del mas del aqui y ahora. Y lo mismo que el niio, cuando se hace adulto re, vuelve a educar a sus propios hijos, por conveniencia, en la misma forma, después de todas la revoluciones, Ia burguesfa sigue animando a la fe a las masas no emancipadas. Si la necesidad constituye hoy la verdad de la religién, no por eso esti en peor situacién que ‘aunque no sea otto —una vez que sus intentos por reconciliar igion y la ciencia 0, al menos, por dejarla a un lado como ndiscurible se han revelado i de que no consuelo alguno. D zat la expresion de sea, con Kant, como cién que al fin debe t mposible ya de negar; donde« de algiin modo, ya sea como ro—; dond modo superar jera que piensa reflexionar igio o solo la impot mente aquel critico de Tolstoi: todos y cada uno de nosotros somos < sentidos y ‘ocasiones, impotentes y ia felices, claro est4, en la positiva y en el pleno empleo pierde interés la logia fundamen estimulante de fucuras acciones grandiosas. El verdadero malestar de la juventud intelectual radica en q iado saciada de experiencia técnica como para ver el que ella misma niga a si mismo. El rige ambién para su propia negaci6n, fo mismo que contra aquello alo que contra sofia es impensable: ello afirmaria la verdad de la que ella misma dice que no existe. Seré entonces verdadero lo positivo? Puesto que cel escepticismo se contradice, étendran raz6n I

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