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aéreas o espaciales, unidos a los sensores LíDAR aeroportados permite combinar la información
espectral que proporcionan las primeras sobre la vegetación con la información de las alturas medidas
por el segundo, proporcionando una herramienta única para cartografiar las masas forestales a
diferentes escalas y clasificar las formaciones vegetales tanto naturales como cultivadas por el hombre.
FUENTES DE DATOS
Además, en el caso de Landsat contaríamos con un archivo de imágenes de esta familia de satélites desde
los años 70, lo que proporciona un amplio consjunto de datos con el que llevar a cabo estudios de
evolución de masas forestales hasta el presente.
Satélites de muy alta resolución como WorldView (hasta 30 cm/pixel), GeoEye (hasta 50
cm/pixel) o QuickBird (hasta 60 cm/pixel) permitirían por su parte llegar a estudiar con detalle
las masas boscosas a escala local. Estos satélites tienen la contrapartida de que sus datos no son
gratuitos, lo que puede encarecer notablemente el coste del estudio. Estas imágenes se
proporcionan mediante solicitud de adquisición programada aunque también pueden existir
algunas imágenes de archivo a un menor coste.
Sensores LíDAR aeroportados tanto en drones como en aviones o helicópteros, emiten un pulso
de láser cuyo eco es recogido por el sensor para calcular el tiempo de retorno y así poder
determinar parámetros de la estructura del bosque como la altura de los árboles o la densidad
de ramas.
Seguimiento de masas forestales: los cortos periodos de revisita de los satélites actuales o la
flexibilidad de los drones permitirían realizar un seguimiento de la evolución de las masas
Evaluación de la deforestación: el amplio archivo de imágenes de satélite existente facilita el
llevar a cabo estimaciones de la superficie perdida por deforestación en cualquier punto del
planeta.