Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Con dichas palabras Horacio Capel; geógrafo, escritor y urbanista por esencia, define el
proceso de revalorización en los años 70’ de la flexibilidad y capacidad de adaptación de las
familias populares, expresado en barrios de autoconstrucción.
INTRODUCCIÓN
Durante los años 50’, surge -desde la geografía económica y de la mano de François
Perroux el concepto “polos de desarrollo”. Un constructo retórico que, desde un principio y
casi como advertencia, afirma que “desarrollo” es desequilibrio.
Tal teoría indicaba que se debían promover nodos centrales de crecimiento que –
correctamente gestionados- impulsarían el crecimiento económico regional, incrementando el
desarrollo del área circundante al polo de crecimiento. Sin embargo –y particularmente en
Chile-, el “efecto arrastre” se estancó, y, por tanto, la difusión del progreso.
El papel del Estado, muchas veces cuestionado y tildado como falto de voluntad, en
ocasiones se presenta restringido; puesto que muchas de estas emergencias habitacionales
brotan en espacios privados.
La generación de espacios públicos de alto estándar por parte del Estado se presenta
en la actualidad como alternativa subsidiaria eficaz frente a grupos poblacionales marginados
en términos espacio-residenciales.
RECURSOS ESCASOS, NECESIDADES MÚLTIPLES.
Desde la segunda mitad del siglo pasado, y a propósito del contexto particular que
envuelve las economías latinoamericanas, el surgimiento de brotes residenciales en los
márgenes de la ciudad se ha tornado un “fenómeno común” y una forma de acceso a la
solución habitacional.
Sin embargo, y a pesar de esto, el ideario colectivo –llamémosle sociedad- sabe que
tarde o temprano el Estado va llegar, tarde, pero va a llegar. Dicha garantía empírica es la que
sostiene los campamentos que circundan a la ciudad jardín.
Particularmente en Viña del Mar, uno de los principales obstáculos que debe afrontar
el municipio para concretar un proceso de “regularización” (urbanización) del espacio
residencial es la adquisición del terreno. Este último generalmente pertenece a entes privados
que, en términos objetivos, podrían percibir importantes beneficios a propósito del potencial
proceso de regularización. Es pues el propietario quien debe negociar el terreno con el
municipio, es pues él quien pone el precio. Una última instancia, -por cierto- de muy poca
práctica, sería la expropiación. En dicho caso, se pagaría al propietario el valor comercial del
terreno, y no el valor de tasación fiscal.
“Muchos de esos propietarios retienen el suelo para especular con las futuras
plusvalías que pueden obtener. Sólo la puesta a punto de mecanismos que permitan la
expropiación a precio justo, y no al precio de un mercado enrarecido y manipulado por los
propietarios, podrá limitarlo.” (Capel, 2003)
Por años ha primado el interés del Estado por entregar soluciones habitaciones a
quienes carecen de espacios residenciales consolidados mediante distintos programas de
gobierno. Sin embargo, siempre con una preponderancia por la vivienda más que por el
espacio público, que es el sostén de estos espacios privados.
La generación de espacios públicos de alto estándar por parte del Estado se presenta
en la actualidad como alternativa subsidiaria eficaz frente a grupos poblacionales marginados
en términos espacio-residenciales.
El espacio público es, sin duda, el espacio donde se hace ciudad, donde lo colectivo
toma sentido. El espacio público es el que propicia el Estado, y el Estado somos todos
nosotros, por tanto nos pertenece y nos compromete. Es el espacio público el que propone las
bases del espacio privado, es éste quien “pone la vara”; un espacio público de alto estándar
promoverá espacios privados de alta calidad.
Dicho esto, es que creo conveniente que el Estado oriente sus recursos hacia la
implementación de espacios públicos de alta calidad y no a otorgar soluciones habitacionales
propiamente tal. El Estado debiese dispensar espacios públicos con un alto estándar, mientras
que el proyecto de construcción habitacional debiese relegarlo al propio residente, que –
demostrado está- posee la capacidad de efectuar un proyecto de construcción habitacional
satisfactorio y desde un estilo arquitectónico propio. Y es precisamente lo que sugieren
quienes esperan incansablemente la visita mesiánica del Estado hacia los rincones más
elevados de la ciudad Jardín, conglomerado poblacional que alguna vez alguien denominó
“sueños con vista al mar”.
Este abordaje y la omisión intencionada del problema mayor que reposa tras las
dinámicas de ocupación ilegal de terrenos y su posterior negociación comercial con fines de
regularización, no pretende restar importancia a esta última falencia facultativa del Estado.
Aún hay muchas aristas que deben abordarse decididamente para lograr un Estado ágil y
contemporáneo a las necesidades imperantes del proceso urbano.
“En lugar de llevar a la represión, que fue lo que finalmente ocurrió y sigue ocurriendo
hasta el día de hoy, lo que el movimiento de tomas debería haber generado era un repensar
las leyes de propiedad de suelo urbano para hacerlas realmente inclusivas. Nunca se dio este
último paso.” (Mancilla, 2017)
“El gobierno de la ciudad necesita de reglas jurídicas claras, de una voluntad decidida
para su cumplimiento, de una autoridad capaz de hacer acatar las normas. Es decir, necesita
de una administración pública eficiente. Vale la pena en ello en estos momentos en que tantos
abogan por el desmantelamiento del Estado y de la administración pública.” (Capel, 2003)
“Los conflictos entre las normativas estatal y autonómica en el caso del urbanismo y
las diferencias en la legislación urbanística de las distintas Comunidades Autónomas puede
introducir una heterogeneidad significativa en la actuación de los “agentes urbanizadores”.”
(Capel, 2003)
Si bien este último texto citado aplica a las comunidades autónomas presentes en
España, las cuales han propiciado sus propias reglas urbanísticas, hace mucho sentido a la
realidad presente entre los grados de independencia que perciben los municipios chilenos y
su constante desconcierto con el poder central.
El papel del Estado ha sido ineficaz, puesto que ha asistido dichas demandas desde la
urbanización total, lo cual es demoroso y constituye un gasto público considerable, además de
conformar espacios con bajos estándares de calidad.
La generación de espacios públicos de alto estándar por parte del Estado se presenta
en la actualidad como alternativa subsidiaria eficaz frente a grupos poblacionales marginados
en términos espacio-residenciales.
Aún se advierten importantes aristas que deben ser abordadas decididamente para
lograr la funcionalidad eficaz del Estado a través de los municipios en términos de
planificación urbana. Su pronto abordaje permitirá tomar control de las dinámicas urbanas
que hoy imperan la ciudad del siglo XXI, dinámicas que, en su praxis, (de) forman la ciudad.
BIBLIOGRAFÍA
Capel, H. (2002). La morfología de las ciudades. 1st ed. Barcelona: Ediciones del Serbal.
Capel, H. (2003). Los problemas de las ciudades. Urbs, civitas y polis.. 3rd ed. [PDF]: Caja Rural
Intermediterránea. Disponible en: www.publicacionescajamar.es/pdf/publicaciones-
periodicas/mediterraneo-economico/3/3-18.pdf
Mancilla, A. (2017). Las poblaciones callampa como expresión del derecho de necesidad. 3rd ed.
[PDF] Noruega. Disponible en: https://scielo.conicyt.cl/pdf/revcipol/v37n3/0718-090X-
revcipol-37-03-0755.pdf [Accessed 4 Apr. 2018].