Está en la página 1de 1

Me gustaba bailar. No siempre, ni tampoco cuando alguien me lo pedía.

Me gustaba bailar
sola, aunque no me gusta estar sola. Pero mientras bailaba, mis pasos eran pasos que otros ya
habían hecho, pero habían olvidado, o abandonado. De alguna forma, esa soledad se
transformaba en armonía, en tranquilidad, en música. Un día desperté, sin música, sin
tranquilidad, rodeada de gente seria y triste. No estábamos bailando. Ayer tampoco. Me
pregunto cuando deje de bailar… y no puedo recordarlo. ¿Alguien estará bailando mis pasos?
Espero que no los abandone... Espero que me invite a estar solos, entre mis pasos y los suyos.

También podría gustarte