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ESQUEMA DE UNA TUMBA REAL

¿Qué características tiene una tumba de El Valle de los Reyes?


Evidentemente, cuando nos situamos frente a una tumba como la KV
38 o la KV 20 que hemos visto en el vídeo anterior, estas son tumbas
situadas al pie del acantilado o vinculadas a un acantilado en
zonas escondidas y además tienen entradas pequeñas, no son para
nada monumentales. En cambio, tumbas como la que veis ahora en
pantalla, una tumba ramésida, es completamente distinta, es
perfectamente visible, tiene una entrada monumental e incluso, en
algunos casos, se llega a suponer que pudieron tener hasta un
pilono de entrada, del que por supuesto ya no queda nada. Hay una gran diferencia en ese sentido.
Pero en cuanto a lo qué es la tipología de las tumbas, sí que podemos seguir a través de su planta y
perfil, una serie de características comunes que conviene ahora explicar a modo de introducción para
después entender mejor cada una de las tumbas que vamos a tratar.
Aquí tenemos una planta y perfil de la KV 8, la tumba del faraón Merenptah, el hijo de Ramsés II, por
lo tanto de la dinastía XIX. Las tumbas las clasificamos con una serie de letras, las partes de cada una
de estas tumbas, que comienzan con la entrada de la propia tumba. Así, a la entrada le llamamos A, el
corredor que sigue a la entrada le llamamos B, esto en todas las tumbas, y a un siguiente corredor que
llamamos C, el D, la sala del pozo, que invariablemente es la sala E, aunque no todas las tumbas
tienen pozos pero sí que conservan esa sala. La llamada sala del carro, y en este caso es una
denominación original egipcia, que corresponde al espacio F. Y eso también, invariablemente, el
espacio F designa la sala del carro, fijaros que se reconoce fácilmente porque es un lugar donde hay
pilares y donde una escalera, un corredor, rampa o escalonado, parte la zona central de dicha sala. A
continuación vendría otro corredor, que denominamos G, una sala que hace las veces de antecámara,
H, Otro corredor, que llamamos I, y de manera invariable llamamos J a la cámara sepulcral. ¿Cómo
designamos las cámaras laterales, por ejemplo, en este caso, a la cámara sepulcral?

Pues según entramos, la primera cámara a mano izquierda sería Ja, la siguiente, siguiendo por lo
tanto, las agujas en el reloj, sería Jb, la siguiente Jc, y la siguiente Jd. En esta tumba aún tenemos un
pequeño corredor, que llamamos K, tras la cámara sepulcral. Con lo cual las cámaras laterales que
dan a ese espacio serian Ka, que sería la primera que encontramos según entramos a la izquierda, la
siguiente Kb y la siguiente Kc, siguiendo una vez más el sentido de las agujas del reloj. Si ahora nos
fijamos en la sala del carro la F, vemos que esta tiene una gran sala lateral en su parte derecha, es la
única, esta sería Fa, pero esta a su vez tiene otra pequeña salar lateral, en ese caso la designaríamos
como Faa. Este es el esquema básico para describir una tumba del valle, de modo que ahora ya
sabéis que cuando hacemos referencia a la sala F, a la sala J, etc., estamos hablando de un espacio
en concreto muy conocido. Las puertas que dividen los corredores se llaman según el corredor al que
van a dar paso, por ejemplo, la puerta C es la que se sitúa entre el corredor B y C, la puerta D por lo
tanto sería la que da paso al corredor D, por lo tanto, situada entre C y D.
Fijémonos ahora en el ejemplo de la cámara sepulcral de
Merenptah, es una cámara que tiene ocho pilares. Los pilares
también los podemos clasificar, los podemos
numerar, empezaríamos por el primero según entramos en el
extremo izquierdo y después iríamos al frontal de este, es decir
pilar uno, pilar dos, volveríamos a la parte cercana a la entrada
pilar tres, el frontal pilar cuatro y así sucesivamente hasta
completar los ochos pilares.
Comparemos ahora las plantas de cuatro tumbas distintas, pero
que de algún modo nos están marcando la evolución de estas
en El Valle de los Reyes. KV 35 es la tumba de Amenhotep II,
dinastía XVIII. Fijaros que tiene un codo en su proyección en
planta, primero hasta este punto que correspondería a la sala
del pozo. Vemos un eje, que después cambia a 90 grados hasta la cámara sepulcral, esto es una
tumba, por lo tanto, acodada. Pero con KV 43, que es la tumba de Tutmosis IV, vemos como hay un
doble codo, el que ya conocemos anterior, pero ahora el que
va desde la antecámara hasta la cámara sepulcral en un
nuevo giro de 90 grados. Si estiramos ambas tumbas y de
ellas hacemos un único eje, vemos que aproximadamente se
comparten las mismas características en cuanto al número de
corredores y distribución de cámaras principales. La KV 57,
que es la tumba de Horemheb, por lo tanto estamos ante el
último monarca de la dinastía XVIII, casi tiene un único eje, en
realidad es un doble eje pero que sigue el mismo sentido. Y
aquí el punto de inflexión se sitúa, precisamente en esa sala
del carro a la que antes hacíamos referencia. La sala del carro
también desempeña un papel importante en KV 35 y KV 43
puesto que ahí es donde se produce ese cambio de eje. Si ahora vamos a KV 8, que es la tumba de
Merenptah. Estamos ya avanzada la dinastía XIX, ya hay solo un único eje. Pero a pesar de que solo
hay un eje, la distribución de corredores y cámaras sigue siendo similar a los modelos anteriores.
Ahora en el perfil KV 43 tiene un pozo, la sala del
pozo llamada sala E, justo antes de la sala F, la
sala del carro. Ese pozo se conserva en las
siguientes tumbas, KV 57, la de Horemheb. KV 8, la
de Merenptah, o KV 10, la de Amenmeses. En
todas estas tumbas vemos esa sala, si bien, como
veis en KV 10, el pozo propiamente dicho
desaparece. La sala permanece, pero no así el
pozo, que hasta ese momento caracterizaba a la
sala E. Si seguimos avanzando en el tiempo vemos
cómo otras tumbas, como la KV 10, KV 15, que es
la de Seti II, KV 47, que es la de Siptah, o
KV 14, que es la de Tausert, todas tienen la sala
del pozo, pero sin pozo. Y tras esa sala E o sala del
pozo, marco en amarillo lo que correspondería a la
sala F o sala del carro, caracterizada por esos
pilares. Ahora en el caso concreto de KV 11
volvemos a encontrar un pozo en la sala E, pero
esto de manera excepcional, puesto que con KV 9
que es la tumba de Ramsés VI, KV 6, que es la de
Ramsés IX, o KV 4, que es la de Ramsés XI, la sala
permanece como veíamos antes, pero desaparece
el pozo. Y la sala F, que es la sala del carro,
también permanece con ese sistema de pilares y
esa partición por un pasillo que la recorre en su parte central.
Fijémonos ahora en este esquema, ya hemos reconocido las distintas partes con las que designamos
o catalogamos a los diversos corredores y cámaras de una tumba, pero vamos a ver ahora cómo
denominaban los egipcios a estas partes. Sobre esto tenemos muchas ostraca y algún papiro que son
valiosísimos porque nos sirven para saber exactamente cómo llamaban ellos a cada una de estas
partes de una tumba real.
La entrada la llaman pasaje del dios del camino de Shu o el primer corredor. Lo que llamamos
nosotros corredor B, ellos lo llaman el segundo pasaje del dios, de Ra. El C lo llaman el tercer
pasaje del dios o la sala donde ellos descansan. El D lo llaman el cuarto pasaje del dios, es decir,
están hablando de corredores. La zona al final del cuarto pasaje que tiene dos nichos laterales, a
estas dos pequeñas habitaciones las llaman las dos habitaciones de los porteros. Mientras que la sala
E, que es la sala del pozo, los egipcios la llamaban la sala de espera. La sala del carro, como dije,
ese es un nombre original egipcio, se conoce con ese nombre o también otra sala para repeler a los
rebeldes, es la sala F. A continuación viene un corredor que ellos llaman otro pasaje del dios. Esa
especie de antecámara que es nuestra sala H que ellos llaman el otro, segundo, pasaje del dios. Y
el pasillo que da a la cámara sepulcral es lo que llaman sala de la verdad. La cámara sepulcral la
conocen los egipcios como la sala donde uno descansa o la casa de oro donde uno descansa. Y,
por ejemplo, en la caso este de la tumba de Merenptah, donde aún vemos más allá de la cámara
sepulcral otro pequeño corredor o sala, los egipcios lo llaman el pasaje del dios que está en el lugar
de los shabtyu o el pasaje del dios que está en el lugar interno de la casa de oro.

Miremos ahora nuevamente el perfil de esta tumba que usamos como referencia. Hay dos partes
simbólicamente diferenciadas, la que va de la entrada o espacio A, hasta la sala del carro o sala F, en
realidad hasta la puerta G, este es un lugar en el que como señalo, se enfatiza a Ra y a las
divinidades femeninas. Este primer sector compuesto por esa serie de corredores, sala del pozo, sala
del carro, hasta la puerta G simboliza el este, el aspecto, digamos, diurno. A partir de la puerta G se
enfatiza a Osiris y a las
divinidades masculinas
, y estamos en una
zona donde se
simboliza el oeste, una
zona más oscura.
También hay una
simbología que tiene
características
determinadas según la
primera zona de la
tumba o la segunda
zona de la tumba, que
como vemos, tiene su
punto de inflexión,
precisamente tras la
sala del carro.
Podemos observar según las medidas del ancho del corredor y de la altura del corredor, tres fases
principales en la evolución de las tumbas del Valle de los Reyes.
La fase uno, que sería la que vamos observar para la KV 20, esa tumba de Hatshepsut, Tutmosis I, la
KV 38, tumba donde finalmente reposó Tutmosis I, KV 34, que es la de Tutmosis III, KV 35, que es la
Amenhotep II, y KV 43, que es la de Tutmosis IV. Pues aquí vemos cómo el ancho del corredor en
todos estos casos está entre 1,5 y 2 metros, mientras que la altura del corredor esta entre 1,7 y 2,3
metros. Esto, define esa primera fase de evolución en El Valle de los Reyes.
Una segunda fase que cronológicamente iría desde finales de la dinastía XVIII hasta principios de la
dinastía XIX, y que en ella tendría como representantes a WV 22, WV 23 y las KV 57, 16, 17 y 7. En
todas estas tumbas, que pertenecen a esos faraones de finales de la XVIII y principios de la
XIX, tenemos cómo el ancho del corredor ya ha aumentado, iba de 2,5 a 2,6 metros, mientras que la
altura del corredor ya ha subido de 2,5 a 2,8 metros. En cambio, para la fase tres, que son las tumbas
de finales de la dinastía XIX y de principios de la dinastía XX, y que en ella tenemos ejemplos como
KV 8, que es la tumba de Merenptah y así sucesivamente hasta la KV 11. Pues, aquí tenemos
anchuras del corredor de 2,6 a 2,8 metros y alturas de los corredores entre 3,1 y 3,3 metros, o sea,
prosigue esa evolución de crecimiento en altura y anchura. Ya la última fase que sería la cuatro, a
finales de la dinastía XX y que nos llevaría a tumbas como la KV 2, es decir, la tumba de Ramsés
IV, la KV 9 que es la de Ramsés V VI, KV 1, que es la de Ramsés VII, KV 6, Ramsés IX, KV 18 que es
la de Ramsés X y KV 4 que es la de Ramsés XI. En estas tumbas vemos cómo el ancho del corredor
supera los tres metros, estamos entre 3,1 y 3,3 metros. Pero es que además vemos como la altura del
corredor se ha incrementado tanto que llegamos a tener entre 3,6 y 4,1 metros, en realidad un poco
más de 4,1 metros en alguno caso.
Es decir, la monumentalidad de las tumbas llega a su apogeo en la época ramésida y en concreto, al
final de la época ramésida. Por lo tanto, podéis ver como sí que hay una premisa que se cumple, y es
que podemos establecer anchuras y alturas de corredores como marcadores cronológicos para situar
en cada una de esas fases a las distintas tumbas reales del Valle de los Reyes.

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