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MARGAR ITA SÁNC HEZ ROMERO

(,d.)

ARQUEOLOGíA Y GÉNERO

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~-euJ 'o . J.=.-'" ~ ~~'€'3, I"~ ~ ~
GRANADA
2005
72 OLGA SÁNCHEZ LlRANZO

r eprQ(luce el discurso hi.rtOrlCO androcénrricQ. Universidad de Sevilla.


Tesis de licenc iatura médita, 1998.
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ORIG EN DEL PATRIARCADO

ALM UDENA HER NANDO GONZA LO·

Introdu cc ión

La Prehi storia comenzó a desarrollarse en la seg unda mitad del


siglo XIX, cuando la ciencia sustitu yó al mito como forma de conoci-
miento y relación con el mundo. Desde el siglo XVII , la sociedad había
alcan zado un grado de división de funcione s y especializac ión del tra-
bajo tan elevado que la mayoria de los hombres de la sociedad europea
- sólo despucs ocurriría lo mi smo con las mujeres- ocupaban distinta s
posiciones y responsabilidades en la sociedad. Eso les hacia sentirse
di stintos ent re sí, con un núcl eo de identidad intcrior que empezaba
a definirse cla rame nte a través del «yo» (Elias, 1990 : 184; Weintraub,
1993: 49; Mau ss. 1991), de esa conciencia de inter ioridad, de diferenc ia
últ ima ent re cada uno de ellos y el resto de los miembros de su propio
grupo social. Esta manera de percibirse a si mismos iba profundizándose
a medida que lo hacia la div isión y especia li zación de la sociedad , qu e
iba llenándose de profesionales dedicados al análisis racional del mundo,
al estudio de las mecáni cas y leyes que ex pli caban las dinám icas de la
naturaleza, al di seño de tecnologías que permitieran controlarlas o. al
menos, planificar sus movimie nt os . Por eso, individua lidad y cienci a
son las dos categorías bá sicas en la s que se asienta la modernidad, un
estado de cultura donde se genera lizan - al menos, en principio, a la
74 ALMUI)ENA HERNANOO GONZALO MUJERES Y PR EHISTORIA EN TORNO A LA CUESnÓN DEL ORIGEN

mitad masculina de la población- toda una serie de T3Sg0S culturales


"
Pero esta convicC ión es falsa: la fe en el «progreson es sólo la con-
que se habían venido desarrollando de forma mas o menos gradual en vicción InconSCiente inherente a un modelo de orientaCión en el mundo
las etapas previas. que necesita proveernos de tanta seguridad como antes 10 hacía el mito.
Esta manera de entender las cosas que se consolida ahora se ca- y creo que este punto se olvida cuando hacemos nuestras reconstruccIO-
racteriza lambien por otra serie de rasgos estructurales y básicos sin nes del pasado, porqu e lo que estamos haciendo en realtdad es pensar
los cuales no es posible entender el conjunto, como son la valoración en gente que era igual a nosotros y que poco a poco iba consiguiendo
positiva que se concede a los cambios -continuos ahora en la propia mejorar sus condiciones de vida y perfeccionar los instrumentos que
experiencia vil al- y, en consecuencia, la noción del tiempo como un les permitían sobreviVir hasta llegar al punto de maximo desarrollo de
vector ¡ineal que ordena sucesos distintos. En la modernidad se genera- todo ello, en el que nosotros 1I0S situamos. Sto embargo, esto es irreal,
liza la se nsación de que el futuro será distinto del presente, ya que éste porque el pasado no estuvo habitado por nosotros, sino por gente que
esta siendo distinto del pasado que se recuerda. El fu turo comienza a era distinta de nosotros, razón por la cual el pasado era distinto del
presentarse como un marco de transformación hacia estados sociales presente.
econ6micos o culturales que se desconocen, pero que se aceptan com~ A mi juicio, los preh istoriadores debemos esforzarnos por compren-
inevitables dado el ritmo de cambio que ca racte ri za al presente. Obvia- der que construi r un pasado protagonizado por gente di señada a imagen
mente, este modo de cultura exigia una disciplina como la Prehistoria, y semejanza de la del presente constituye el mismo mecanismo que el
encargada de descubrir y ordenar los cambios del más remoto pasado. utilizado por los mitos cuando crcan dioses o formas de vida a imagen
La Prehistoria -como la Hi storia en general- se convertía así en un y semejanza de quienes los util izan como modo de legitimación.
claro instrumento de legitimación del presente, en una fuente de segu- Esta precauci6n se hace extensiva, y de forma particularmente re-
ridad y orientación para sus habitantes. levante, a los análisis de genero e Identidad femenina en la Prehistoria .
La Prehistoria vino a sustit uir al mito bíblico cuando una rea- Porque mientras que los hombres han ido modificando su identidad en
lidad que exigía dar prioridad al tiempo como paramelTO bflsieo de un grado correlativo al aumento - o descenso, cuando se ha produci-
o rdenación de una experiencia cada vez más cambiante fue sustitu- do- de complejidad socio-económica en nuestra trayectoria histórica,
yendo a una realidad mucho más estática, como era la de la sociedad las mujeres no han experimentado la misma transformación. A mi juicio,
pre-moderna. Si el nuevo modelo de interpretación del mundo podía por lo que explicare en las sigu ientes páginas, la identidad femenina se
triunfar era sólo confi riendo cl mismo grado de seg uridad que antes ha mantenido de una manera mucho mas estática y con menos cambios
concedía el mito a quie nes c reían en el. Se necesitaba cree r que el que la masculina en epoca pre-moderna, hasta que la lógica de la mo-
pasado era de verdad como los arqueólogos lo reconstruían para que dernidad ha implicado tambien su transformación . Digamos, avanzando
el presente adqui rie ra solidez, para que tuviera una justificació n, lo que intentare desarrolla r a continuación, que mientras la identidad
para que la gente se sintie ra tranquila y confiada en el. Para que el masculina se ha ido Individualizando de manera gradual a lo largo de
cambio continuo no provocara sensac ió n de desorientación o riesgo, la historia, la identidad femenina sólo ha adquirido los rasgos de la
e ra necesario c reer que la situación del presente era mejor que la individualización en esta modernidad que nos está tocando vivir. Por
del pasado y, en consecuencia, que el futuro que se echaba encima eso tenemos distintos modos de identidad hombres y mujeres, por eso
seria aun mejor que el propio presente; que nuestra forma de vivir la identidad de la modernidad no puede compararse con ninguna otra,
era mejor que las pasadas, mas completa, más avanzada , más vent a- por eso consti tuye un error proyectar a cualquier sociedad pre-modcrna
josa, más segura, más equilibrada ; que la historia, en rín, caminaba los ra sgos de las mujeres actuales y por eso me parcce que abordar el
en nuestra dirección, y que nosotros teníamos el privilegio dc haber tema de Arqueología y Género constituye una de las más claras tareas
nacid o en este punto del ca mino y no en cualquiera de los ant eriores, pendientes de nuestros actuales estudios sobre el pasado.
de protagonizar el destino y no el camino que conduce a el. Esta es
la base del evolucionismo y de la idea de «progreso)) que caracteriza
a nuestra soc iedad, que a pesar de haber tamizado y suavizado sus Persona y sociedad
excesivas y elnocC ntricas pretensiones del ilust rado siglo XVI II , sigue
permeabilizando completamente la manera de entender el mundo y de Creo que la identidad de las mujcres ha ido cambiando con la historia,
76 ALMUDENA HERNANDO GONZALO MUJERES Y PREHISTORIA EN TORNO 0\ LA CUESl ION m.L ORIGEN 77

que, en consecuenCia, no puede juzgarse a las mUjeres de la Prehi storia están formadas de forma umversal y aséptIca, SinO que esas personas
a través de una proyeccción de la identidad de la s mujeres modernas establecen unas relaCIOnes y no otras porque son de .una manera, y no de
occidentales, como en ocaSiOnes hacemos. Al Igual que nos ocurre olra. Ello quiere decir que cuando observamos SOC iedades dIstintas, lo
con los hombres, parecemos atribuir a las mujeres de la Prehi storia que estamos observando en realIdad son form~s ~islln l as de s~r persona,
el mismo modo de perc ibir el mundo y la s relaciones que tenemos las que en consecuencia, establecen relaCiones dIstintas entre sI.
prchisloriadoras que las estudiamos, modiricando sólo la s condiciones De hecho, alguien tan poco sospechoso de idealismo como K,arl
materiales o socio-económicas en las que se tuvieron que desenvolver. Marx dcjó escrito lo Slgulcnte: (La esencia humana no es una abs.tracclón
Parece como si las mujeres de la modern idad, sin cambiar nada esen- nherente en cada indiViduo Singular. En su realtdad, es el conjunto de
cialmente en términos de identidad respecto de la s anteriores, hubieran ~elac¡Ones sociales» «((Sex ta tesis sobre Feuerbachll en Soper 1979, cit .
conseguido por fín independizarse de esa sujecc ión (o subordinación o en Jónasd6ttir, 1993:3 10, nota 15). En efecto, el conjunto de las relaciones
explotación) patriarcal que habían tenido que soportar las demás a lo SOCiales que una persona establece es lo que la constituyen como tal.
largo de la historia , gracias a que ellas tuvieron la ventaja de conlar con Lo que ll amamos ((sociedad» o ¡¡economía» o (<ideología» no .exis t~n
los inst ru mentos de la razón con que la Ilu stración supo dotar al mundo por si mismos, como algo que se pueda tocar o que tenga conSistenCia
(Va \cárcel, 1997:53-4). Como si el hecho de analiza r el mundo a través de material de alguna clase. Se trata, simplemente, del nombre que damos
la razón pudiera desarrollarse sin implicar una transformación profunda a determinados tipos de relación entre los miembros de un g ru po so-
de la identidad de las personas. Como si la Ilustración hubiera sido un cial. Ahora bien, si esas personas sost ienen esas rela ciones es porque
fenómeno generado al margen de las personas que lo protagonizaban , estan modelada s de cierta ma nera, porque son capaces de establecer
externo a la identidad de quienes lo vivieron. Como si la identidad de esas relaciones y no otras, porque al haberse identificado desde su na-
hombres y mujeres hubie ra sido siempre igual, pero se hubieran visto cimiento con sus progenItores y con el grupo en que el que se insertan,
inmersos en procesos culturales, soc iales y económicos distintos. han ido adquiriendo una dete rm inada orientaci6n de sus afectos y de
Creo que éste es uno de los principales errores que hay que solventar sus capacidades. Es deci r, «sociedad» y «persona») s~ n dos conceptos
a la hora de valorar la posición y actuación de las mujeres en la Preh is- que se construyen en mutua determinación : una «SOC iedad» es s610 el
toria porque, a mi juicio, no existe algo así como una identidad femenina conjunto de relaciones de las personas que la compone~, ~ una ~e rs,ona
inhe rente al cuerpo de las mujeres, transcultural y transhist6rica. La adquiere una determinada modelacl6n de sus ca raClen stlcas pSlqUtcaS
identidad es una construcción social, la principal mane ra que tiene todo porque nace y hereda el modo de entender la vida de una determinada
ser humano de formarse una idea de lo que es el mundo y de su relación sociedad.
con ese mundo en orden a sentirse seguro y orientado en esta compleja Esto, que parece fáCil de comprender en terminos teóricos o abs-
realidad en la que vivimos. La identidad se va formando a través de tractos tiene en realidad mu y trascendentes implicaCiones a la hora de
la identificaci6n que se hace en la temprana infancia con la manera de eSludi:r el pasado, ya que aunque parece resu ltarnos obvio que el tipo
entender el mundo que tienen los progenitores y por extensión, todo el de sociedad o de economía o de ideología que caraclerizan al grupo
grupo social (Jenkins. 1996:4). Jenkins (1996) decía que la identidad que est udiamos es distinto que el nuestro, nos result~, sin embargo,
se hace, que se trata de un proceso de llegar a ser, desde el momento dllicil admitir que eso sigmfica que la s personas que mtegraban esos
en que se nace. Nadie nace siendo de una determinada manera y, de grupos eran dis ti ntas de nosotros, es decir, con una modelaci6n de sus
hecho, será de distintas maneras dependiendo del contexto social en el afectos y de sus capacidades cognitivas distinta de la nuestra, que es,
que se incluya a partir de su nacimiento (no tenemos más que recordar precisamente, lo que les pe rmItía sostener relaciones di stinlas enne sí
el caso de los niños adoptados en la primera infancia, que asumen de a las que nosolTos sostenemos.
forma natural el modo de entender el mundo de sus padres adoptivos, Creo que este problema se pone especia lmenle de maní.fi esto en ~I
que puede ser radicalmente distinto del que eXIstía en el contexto socia l caso de los estudios sobre mUjeres del pa sado, porque las mUjeres del dla
en el que nacieron). Si unola nace en un grupo de cazadores-recolecto- de hoy estamos viviendo una forma de identidad complelamente unica
res, heredará una manera de entender el mundo y las rel aCIOnes con los en la hIstoria de la humanidad, inexistente en cualquier otro tiempo o
demas di stmta a si 10 hace en una sociedad cibernética y post-i ndustrial, en cualquie r otro espacio de nuest ro propio tiempo. La identidad ~ e las
lo cual quiere decir que será una persona modelada de forma dlSlinta. mUjeres de la modernidad es ttlnex portable) a ninguna otra soc,eda~.
Es decir, las relaciones no se establecen entre las personas una vez que porque es un tipo de identIdad inextricablemente untda a la modernl-
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dad. No comprender la cxccpcionalidad que constituye nuestro moclo decir, ellos no objeti van a la naturaleza, porque no la pueden controlar.
de identidad dentro de la hislOria puede llevar a proyectar visiones del Se relacionan con ella como se rela cionan con los humanos, porque no
mundo, problemática s sociales, personales, de relación con los hombres pueden imaginar otro comportamiento dI stinto al humano para exphcar
O de relación con nosotras mismas a contextos hi stóricos que de nin- sus dinámicas. En estas sociedades, el ser humano no siente poder ni
guna manera fueron testigos de 10 mismo. En concreto, y ya que es el sobre la naturaleza , porque, efeCllvamente no lo tiene, ni sobre los demás
lema que ahora nos preocupa, a proyectar a la Prehi storia determinadas seres humanos, porque por un lado no tiene diferencias materiales o de
renexiones sólo adecuadas para estudiar a las mujeres del presente. posic ión soc ial o económica que le permi tan senti rl o, y por otro, porque
necesita identificarse con ellos para sentirse fuerte frente a una natura-
leza que no domina . Así pues, la conexión emocional con el mundo en
Identidad relacional , identidad individual izada estos grupos es intensísima, pueS viven en un universo completamente
auto-refe rido, donde la naturaleza de apariencia no-humana tiene los
. Cuando se hacen estudios sobre identidad, se comprueba que mismos deseos, ag resividades o generosidades que cualquier persona
eXiste una norma estructural que se reneja en todo tipo de sociedade s: del grupo, y habla el mismo lenguaje. Por ello, estos grupos siempre se
cuando la diferenciación de posiciones sociales es reduci da , siendo el denominan a sí mismos (dos seres humanos verdade ros}), los «autenticos
ca S? ext re?",o el de los cazadores-recolectores, los miembros del grupo hombres}) (Viveiros, 1996; Leenhardt, 1997), pues eonsideran que ellos
s?clal no tienen la sensación de que son muy diferentes entre si, porque son los únicos que hablan la lengua y comprenden el comportamiento
ciertamente no lo son. No hay diferencia en las actividades , a no ser de toda la naturaleza, los únicos a quienes la instancia sagrada que se
las m~rcada s por el género, ni por las posiciones económicas, porque manifiesta a través de esa naturaleza que habla y expresa deseos, les
no .exlste acumulación de capita l o de recu rsos, ni por posicione s ha transmitido el verdadero orden del mundo.
SOCiales, porque al no haber diferencias en las funciones sociales ni Estos grupos, que viven en un unive rso en el que establecen rela-
en los trabajos y actividades que se desarrollan, no ha lugar a la s ciones persona les con lodos los elementos de la naturaleza humana o
d.iferencias de jerarquía o prestigio o poder social. Cada persona se no-humana, se sienten muy colmados emociona lmente. La identificaCión
sie nte muy parecida y por tanto vinculada al resto de los miembros con el resto de los miembros de su grupo les proporciona sensación
de su grupo social ( Lee nhardt, 1997; Viveiros, 1996), lo que se es- de protección y segu ridad , de vineulos profundos sin los cuales no se
fuerzan en visibilizar a través de mecani smos diversos, que incluyen podrían concebir, de pertenencia al mundo. Se trata de un modo de
desde el uso de sig nos distintivos de adorno corporal comunes a todos identidad donde el cambio no se busca , porque dado el escaso nivel de
los miembros de l grupo, hasta el uso de espacios de habitación sin complejidad soc io-económica, sólo tienen la sensación de que seguirán
c.ompartime ntaci ón interior, por ejemplo. Obviamente, estos g rupos sobreviv iendo si mantienen las condiciones que, ha sta el momento, se
tIe nen escaso de sa rrollo tecnológ ico, debido a la reducida división 10 han permitido. Donde la soledad es inconcebible, po rque cada cu al
de funci ones, y por la misma razón, no han desarrollado siste ma s no tiene sentido más que como parte del grupo. Donde el «yo» no se
de escritu ra que permitan objetivar y describir la realidad a través imagina en el interior de cada cual (como hacemos quienes estamos
de modelos abstractos, y con ello, aumentar su control. Cuando los entrenados en la represión emocional individual para poder relacIO-
fenómenos dinamicos de la realidad no se pueden exp li car a través de narnos en un mundo donde los demá s ocupan posiciones diferentes en
modelos de comportamien to distintos del humano, es decir, a través términos socia les, económicos, profesionales o de poder), sino en el
de explicaciones científicas o mal llamadas «racionales» la única núcleo de la relación: yo soy la hija de mi padre, la madre de mi hija,
posibilidad que queda es atribuirles un comportamiento hu:nano. Por la esposa de mi marido, la sobrina de mi tío, un miembro dc estc clan ,...
eso, los grupos de escasa complejidad socio-económica consideran que (Leenhardt, 1997: 153-4) . En estos grupos no puede imaginarse el «yo
las nubes, la s montaña s o los rios tienen voluntad y deseos, que pue- soy yQ». Semejante forma de identidad tiene qu e ver con la progresiva
den favorecerles o perjudicarles. En estas socied ades donde no exisle desconexión emocional del ser humano respecto de la naturaleza que
capac idad de planificar y prever los fenómenos de la natu ral eza se le rodea, con la sensación de que puede ex plicar sus fenómenos, de que
co nsidera , en buena lógica, que la naturaleza tiene más poder que' los él es el único sujeto dentro de un mundo que puede objetivar. EslO sólo
se res humanos, puesto que les puede dar alimento o quitar la vida. oor se da cuando la sociedad tiene un grado de complej idad definido por
conduce a que se sienta progresivamente distinto de las demas personas un interesante libro sobre las imphcaciones de la lectura y la escritura,
que le rodean. En palabras de Welnt raub (1993: 166): extraia una sene de conclusiones sobre las diferencias cn el modo de
Identidad Inherentes a la comunicación oral y escrita, Todos los ra sgos
.. l3uckhardt ellpresó la marca crucial de eSla pcrsonalldad mediante de la comulllcac ión oral, que define a las sociedades con escasa división
una dificil nociÓn: der Mellsch wlrd geisllges Illdi~lduum ultd erlceltll/ de funciones y especialización del trabajo, refuerzan una identidad no
s/ch als so/ches, es decir, cl hombre se reconoce a si mismo en tanto individualtzada, lo que yo denomino ((fe!aclonah), por considerar que
ser individuado cuya coherenCia radica en las dimensiones de su mente el núcleo de la identidad es la relación que se establece con otros y no
o de su esplruu. Con una creCiente conciencia de sí miSmO, el hombre el propio yo. Así, por ejemplo, el hecho de que tenga que transmitirse
e~lá aIlanto de que su cualidad dlsl1ntiva, en tanto personalidad ¡n- a través de la comUnicación personal - mi entras que el conoc imiento
dlvldual, descansa cn b conccpción unilaria que tenga de si mismo en la cultura esc rita se hace a través de los objelOs (textos)-, y por
Su coherencia nunca ser:! tal sólo porque el mundo en derredor se la
tanto, de la rclación -y no de la soledad, leyendo y escribiendo como
atllbuya, sino que será una un idad solamente en lanto en cuanto él
mismo sea capaz de entender su personalidad coherente 3 partir de cn la escrlla- ; que tenga que repeti rse siempre para ser recordado
sus e:»periencias indiViduales dentro de un mundo obJetiVO». - a diferencia de 10 que queda escrito, que se puede leer cuando se
quiera- ; que se transmita a través del sonido, que envuelve y une a
quienes lo reciben -y no como en la escritura, donde la vista aísla a
. Buckhardt y Weintraub (1993 :166) coincide n en asignar al Renaci-
mi ento «el su rgimiento de la personalidad europea característicamente los receptores- , etc., etc.
'mod.e rna'») que ese modo de identIdad define, y en efecto, sólo a partir El heeho de no haber desarrollado la escritu ra, o lo que es lo
del Siglo XVII el concepto de «individuo» comienza a aplicarse a las mismo, sistemas abstractos de representaeión del mundo, impide a las
p~rsonas (Elias, 1990:184; Weintraub, 1993:49; Mauss, 1991), porque sociedades orales representar de ese modo las dos referencias de orden
sol~ ent~nces pu.eden co n ~ebi r.s e como una unidad aislada cuyo núcleo más importantes de la realidad: el tiempo y el espacio. Ellos no ti enen
de Identidad reSide en el Intertor de UnO mismo y no en las relaCIOnes relojes ni calendarios para el tiempo ni m apas o divisiones político-ad-
que establece. ministrativas para el espacio, porque ambos implican la capacidad de
Obviament e, este tipo de identIdad aparece también en otros con- superponer un esquema mental abstracto - que suele requerir, además,
textos históricos definidos por la diferenciación de posiciones sociales. de una teenologia- , a los dinámicos fenómenos de la naturaleza. Pero
Tal e~ el caso de los grupos dirigentes de todos los grandes imperios, como no podemos vivir en una realidad que no esté ordenada a través del
por ,eJemplo. Pero ~ l ca~o europeo se diferencia de los demas en que tiempo y el espacio (Gell, 1996:23 1; Elias, 1992:98), lo que hacen estos
aqul ~sa forma de Identidad fue eoncretandose poco a poco en todos g rupos es utilizar elementos de la propia realidad como instrumentos
10$ mIembros del grupo social. hasta llegar a diseñar una «sociedad de de ordenación, Asl, eligen elementos fijos de la naturaleza -como un
indi viduos» (Elias, 1990). De hecho, el capitalismo o la democracia arbol, una roca o una montaña- para orde nar espacialmente el mundo,
concebibles sólo en una sociedad en la que todos los miembros -o un~ y elementos móviles, pero de movimiento recurrente - como la salida y
mayoría dominante- tengan ese modo de identidad se han desarrolla- puesta del sol, la luna , las mareas, etc.- para ordenarlo temporalmente
do exclusivamente en nuestra trayectoria histórica , ~ no en la de otros (Elias. 1992). Y de este modo, saben que este hecho sucedió mas cerca
grupos humanos. o más lejos de esa roca o de ese árbol y antes o después de la puesta del
Como digo, este modo de Identidad va inherentemente unida a la sol o en tal fase de la luna. La consecuencia es que cuando se utilizan
utilización de sistemas abs tractos de representación del mundo, lo que como signos de ordenación elementos de la propia realidad que se ordena,
en otros lugares (Hernando, 1997; 2002) he llamado -siguiendo a Olson no se puede orde nar, ni por tanto percibír como parte de la realidad, más
(1.994)- «sistemas metafóricos») de representación, cuya plasmaclón mas que aquella porción de la naturaleza que se conoce personalmente, en la
vlStble es la escritura. La escritura Implica la posibilidad de representar que se VIYe, pues es la propia naturaleza la que contiene los signos que
el m~ndo a través de signos que no le pertenecen, 10 que ya de por si permiten ordenarla. Así que un eazador-recolector del Amazonas nunca
Implica una di stancia de observaC ión, el establecimIento de una relaCIón incluira en su universo Europa , por ejemplo, porque al no formar parte
entre. Un SU'eto
~
que desc TI'be o representa y un objeto
. representado. La nuestro conllnente de su experiencia de Vida, carece de elementos que
escritura transform'
. " I .. I
re aC lon con e mundo de qUIen. la ullllza porque le permitan ordenarla espacialmente y por tanto incluirla como parte de
lo separa emoclOnalmentc de él, lo Individualiza. \Valler Ong (1996) en su realidad . A partir del uso de sistemas derivados dc la escritura, en
RIA EN TORNO A LA CUESTIÓN DEL ORIGEN . 83
82 Al.MUOENA HERN .... NDO GONZALO M UJERES Y PRE H'STO

cambio, puede senlirse como ordenada cualquier parte de la naturaleza


que alguien haya incluido en un sistema de representación abstracta,
au¡<)nomas eren. d
' 10 I
Es decir, de la materm a no
'd d 'd dd
d ,ntes de hoy día son estupendas madres también.
se denva necesa ri amente una 1 cnll a
tal como un mapa, aunque el que lo lea no haya vivenciado toda la rea- no Individualizada. I .
lidad representada, ya que los sig nos que permit en ordenarla no están . . .. como también he sostenido en a gu n otrO
MI particular POSlc,on es, . . ', 'd d d
en esa naturaleza, sino que son abstracciones que se superponen a la d 2000a) que tomando como justlflcaCl0n el CUI a o e
naturaleza. Es importante comprender esto al ha blar de la identidad de lugar (I-Ie~nan. 0, 1 dcsplaza~icnto por el espacio de las mujeres siempre
las mujeres, porque de ello se de ri va que existe una relación, estructura l la d~scen ~nc~~u:ido ue el de los hombres, Y que es esta relación con
y necesaria, Cnlre identidad relacional/lim it ación de la movilidad a los ha Sido ,:,at r ha rciorzado en ellas la identidad relacion.al-~u~s. se
que
espacios conocidoslrecha zo del cambio/falta de especialización en el ~la~:P~~I~n~ relación estructural- y generado una d~naml~a h¡ston ca
trabajo; y entre identidad individualizada/posibilidad de desplazarse a rue sólo ha variado su dirección a partir de la modernidad. camos con
espacios desconocidos /valoración positiva del cambio/especialización ~n poco de detenimicnlO el proceso.
del trabajo.
Obsérvese que el modo de identidad relacional, el que pone la
identidad en las relaciones que se establecen dentro del grupo y no en biol ógicame nte la mater nid ad con la id entidad rela-
¿Se asocia
un «yO» supuestamenle autÓnomo, es propio tanto de hombres como de donal '?
mujeres en todas las sociedades orales actuales de cazadores-recolectores
o agricultores, y por tanlo, presumiblemente en las de la Prehistoria. Sin C decia la maternidad ha sido utilizada por disti nt os ~uto-
embargo, poco a poco a lo largo de la trayectoria histórica, los hombres res co::ou na ju~tificación de la identidad rel ac~on~.:edl~s 1":~Jn~~t~
han ido individual izándose, mientras que las muje res han mantenido esa a la pro un l' 'h 'b
Po r un lado , se ha aludido directamente
l ' dida por os om res.
Po'
,
identidad relacional, que coloca el nlicleo del ser en el hecho de que son
la madre de sus hijos y las esposas de sus maridos, hasta, al menos, la
modernidad de manera generalizada y aun hoy en día en muchísimos
::~~'~:;d:o'~'::i~~;:~:;:]~;:f!~~:i;:~,21~O~;'~:;:~'''1,;;, ~~~~!
se soSllene que en e de distanciamiento Y diferenctaclón
casos, au nque sea a costa del connicto que eso les supone con la iden- tienen que pasar por procesos . De ah;
tidad individualizada que también están desa rrollando ya. Óbservese de madres or los que las niñas no llenen que at,ravesa,r.
también que las mujeres no han ocupado posiciones especializadas ni de eS~~los vaya~ formando una identidad un ~oco mas autonoma de
poder en el g rupo socia l hasta la modernidad, y que hasta entonces, se
han caracterizado por mantenerse apegadas a sus espacios domésticos ~~t:~::u~:~:n 1::~~:~~~~;eas !~:r~:r nl~ñ~~'e~~~:dudr:I:~~~~:i :.;!~:
en mucha mayor medida que los hombres. Es decir, el estudio de la mujeres pero en mi opinión, la maternidad no puede se.f esgnm l I
identidad en grupos humanos de distinto g rado de complejidad socio- como s~ causa. Permitaseme t rae r a colac ión, pa ra contiOuar con a
econÓm ica demuestra que cuando ésta es escasa, todos los m iembros ar ument ación el caso de los bonobos. . ' .
del grupo socia l, hombres y mujeres, tienen una identidad relacional , g Los bonob~S o chimpancés enanos han sido estudiados, baslca-
revistiendo los rasgos típicos de lo que hoy conocemos como «identidad d Congo Central: Lomako y Wamba (Stanford,
mente, en dos reservas e . ' ' titu en sociedades
dc género femenina)) (Ou rin, 1996: 64; Día Bleichmar, 1996:134). Pero 1998' 402) Al igual que el chtmpance comun, cons y 1
cuando la complejidad aumenta, los hombres comienzan a transformar . ', ;s de fisión-fusión, en la que las hembras abandona,n e
esos rasgos de identidad hacia una progresiva individualización m ien- :~~I:::II~legar a la puberta~ para i,ncluirse en c~;:u;~dt~~~i;:c~::s~
tras que las mujeres la mantienen, transformándola sólo al llegar a la
Pero, a diferencia de los chtmpa~~;~:~~:~:sdel grupo elegible por
Modernidad .
partir de ese ~omento.pasan a en el caso de los bonobos, las hem-
¿A qué se debe esta diferencia en sus respectivas trayectorias? el macho domInante, SinO que . ..' fuertes con
Siempre se ha dicho que se debia a la funci ón maternal de las mujeres, bras recien llegadas establecen relaCIOnes afl\Lallv~s. mur e con los
que genera en ellas un sentido más fuert e del vínculo y de la identidad machos, pero tambien con hembra s. con las .que as~~~:le~u mediante
depositada en la relación con los otros. Sin duda éste es un factor que pomeros, sostLenen gra n parte de sus relaCIOnes los bono'bos llenen
tiene importancia en la cuestión, pero sin emba rgo, yo no creo que sea frotación genital (lbidem: 404). Como sa~~mos~yó exclusivo de las
la clave, pues bien sabemos que muchas de las mujeres individualizadas, un rasgo que Helen Fisher (1987) en su la cr
84 MUJERES Y PREIIISTORIA. EN TOIt NO A LA CUESTiÓN DEL ORI GEN
ALM UDFNA HERNANDO GONZALO

hembra s del Hamo .


. . saplens, y es que no tenemos periodo de celo, ya paralel izarse su organizaC Ión con la de los chimpancés comunes, y por
que nucst~~ act.lv ld ad sex ual no está clI:clusivamente vi nculada a la lanto, establecer la eX Istencia de una sociedad ohgárqUlco-Je rárquica
rcprodu cclOn, SinO que se desarrolla a lo largo de lodo el año. Al igua l de machos domIna ntes entrc los AlIslralopirhecus ( Dominguez Rodrigo,
que n~ s~lras. las bonobas tampoco tie nen periodo de celo Y. de hecho, 1994 : 120-9).
s u aC ~ lvldad sexual es mu cho más general izada que [a nue stra pues Ahora bien. los restos paleonlológicos de los primeros /lomo (de
COnSllIuye el principal instrumento de cohesión soc ial. Parale Ja~ e nte fo rma cla ra sólo desde el Homo erectus) ofrecen una Imagen bien dis-
~ ese ~a~g~. (da ag resión intcrcomunilaria letal , la cópula forzada o el tinta . Como sabemos, el m icio del género Hamo parece estar marcado
l~fantlcldlO .nunca se han observado)) (\Vaa l en Stanford, 1998:407), por un cambio genético que se produjo hace unos 2,5 millones de años
ni .Ia caza. ni el consumo ~c carne, cada vez más conocidos entre los y que se denomina Neotenia B. consistente en una prolongación de los
chlmpances, suelen Oc urrir ent re los bana bas (Stanford 1998: 404) ' tiempos de crecim iento de las cría s que la s convirt ió en completamente
la s hembra s permiten a los machos adultos qu e acarree ~ a la s cr¡a~ de pendientes (Bermúdez de Castro y Dominguez Rodngo, 1992). Sa-
durante cortos per iodos y que las cuiden, lo que, ademá s, es exhibido bemos que el ca mbio neotén ico al argó el periodo de vida fetal de las
po r elJos ( K an~ en Stanford, 1998: 410), comportamiento inaudito crias de Homo a 21 meses, de los cual es s610 podemos desarrollar 9
- tanto la confianza de la s madres como la ex hibici 6n de los ma- Intrauterinamente, bajo amenaza de no poder atravesar el canal de parto
chos- en la s comu n i~ades de ch impancé común, y por úhimo, y correspondiente a un ser bípedo (Arsuaga, 200 1:225; Dominguez Rodri-
como e,r a de ~s perar, mIentra s qu e los chimpancés comunes presentan go, 1996:(57). Es deci r, nuestro género tiene la s cri as más inteligentes,
claro dImorfI s mo sexual, debido a la existenc ia de machos dominan- pero también más frágil es y más dependientes de todo el reino anima l,
tes, los bonobos tienen mucha meno r diferencia de tamaño corporal pues durante todo el prime r año de vida el organismo está dedicado,
entre machos y h em br~ s, 10 que traduce la ausencia de esa jera rqu ía básicamente, a perm itir que el cerebro alcance la m itad deltamano que
entre los sexos, Es deCir, la s comunidades de bonobos son soc iedade s tendrá en la vida adulta, que es lo que corresponde a la vida fetal y que
altame?te ~.ooperativas, que utilizan el sexo co mo instrumento de [os demás primates consiguen en la protección del útero mat erno. Esta
comum.c~c l on y relación inte r-pe rsonal , en que las hembras asumen fragilidad debi6 provocar una reestructuración total de la s relacione s
la ~ pOslc l.ones dominantes en tanta medida - po r no decir en mucha sociales, fa voreciendo la cooperación de todo el grupo para permitir la
mas medIda, que es lo que parece ev idenciarse de la observación de s upervivencia de las crías (Domínguez Rodrigo, 1994 ; Berm údez de
campo-.que los machos. Porque, como sabemos, es precisamente en Castro y Dom inguez Rodrigo, 1992). De hecho, al sexO como mecanis-
estas so.c ledades donde ex isten hembras alfa o hembra s dominante s mo de comunicaci6n y cohesión social que ya practicaba n los bonobos
que deCIden los movi mientos del g rupo. > se unió de forma progreSIva otra est rategia de comunicac ión que sólo
.Es decir, desde el p~nto ~e vista biológico, la maternidad no implica nuestro género ha podido desarrolla r: el lenguaje. Ambos meca nismos
de m nguna ~anera una Identidad más relacional, ni dependiente, ni con faci litaron el aumento de la fluide z en el intercambio de mformación
menos ca.~acldad de de e i s i ~n ~ autonomía . La maternidad no genera de estos primeros Horno, 10 que se manifestó, hace unos 2,5 m.a . en
una relaclon ~e ~o~er por SI mIsma. Y sin embargo, en las sociedades la aparición de los primeros utensilios fabri cados y de los primeros
humanas, los IndIVIduos dominantes han sido siempre los hombres (cfr. yacimientos arqueológicos.
Fox, 1~8.0: 29) ~~alvo excepciones hi stóricas de regentes educadas, por Con respecto a las diferencias entre los cuerpos de m ac hos y hembras
s u P OSICIÓ ~ familiar completamente excepciona l, como diferentes a la s en este momento, desaparece el dimorfismo sexual , es decir, la diferencia
demás mUJeres, es decir, con identidade s ind ividual izadas_o de tamaños de machos y hembras. El comportamiento coope rati vo que
. ¿Qué e~i de ncia s disponemos de las que podríamos llamar «rela- parece exigi r la atención a las crias se manifiesta en la desaparici6n
ciones de genero en Australopithecus y en los primeros HomQ»)? Los de jerarquías de dommio entre machos y hembra s, peTO también en un
Austra/~plfhecus ten ían cla ro dimorfi smo sex ual , evidente por ejemplo rasgo que parece ir aú n más allá ; en la complemcntari edad de sus fun-
en la ~ pisa das de Aus.tralopitheclls afarensis de Laetoli o en el hallazgo ciones. En efecto, aunque de Igua l tamaño, las forma s de los cuerpos
del ejemplar masculinO AL-444-2 reali zado por Kimbel Johanson y de machos y hembras cambian a partir del Horno erecWS.
Rak (1994) en ~adar. Además, se mo vían en grupos, co:no demostró Un aumento en el tamaño del cerebro como el que Impltca [a nco-
la llamada ((PTLmera Familia ») encontrada también por Johan son en tenia modifica las proporCIones de consumo energéticO de los distintos
Had ar en 1975 (Johanson y Edey, 1982), Es declT, parece que podría órganos del cuerpo. El ce rebro. debido a s u sofisticada Y delica da es-
87
EN TORNO A LA CUESTION DEL ORIGEN
MUJ ERES Y I'REIIISTORIA
86 ALMUDENA ItERNANDO GONZALO

truct ura, consume actualmente la quinta parte de la energía de lodo el


organismo, por lo que su aumento en el Homo debió Implicar también
una mayor demanda de energia que la que consumía en el caso de los
Auslralopithccus. Semejante aumento de consumo energético sólo podía
producirse mediante el descenso de consumo de algún otro órgano, lo
que efectivamente sucedió con el paquete intestinal (Aiello y Wheclcr,
(])
1995). Como sabemos, el tracto intestinal de omnívoro, característico
del Horno, es más corto -y por lanto, consume menos energia- que
el de herbívoro. car3ctcTÍstico del Allslralopirhec us. Este cambio, propi-
ciado por el consumo de carne -que ofrece mas proteinas con menos
consumo-, produjo a su vez una modificación en el diseño corporal de
nuestros antepasados. Al reducirse el paquete intestinal , la caja torácica
pasó de ser cónica a ser cilíndrica (Ibidem), y por otro lado, añad iéndose
-
a este cambio gene ral, las hembras cambia ron completamente su diseño,
manteniendo los machos el diseño anterior: a partir del flomo erectus al
menos, se modifica la forma de la cadera de las hembras -aumentan·
do la cresta del i1 ion- y se reduce su paquete muscular, aumentando
(])
presumiblemente [os depósitos de grasa. Todo cllo modela su cuerpo
de una forma distinta al de los hombres, con una cade ra más ancha y
una cintura marcada (Dominguez Rodrigo, 2004) (fig. I). Es decir, la
apa rición del Homo parece asociarse a la desaparición de machos domi ·
nantes y, por tanto, de las relaciones de poder entre machos y hembras,
y a la apa rición de un tipo de cooperación que parece establecerse de
forma complementaria entre los sexos de un modo que no resulta fácil
de precisar. Lo que no parece generar duda es que las mujeres tienen la
exclusividad de [a gestac ión y amamantamiento de los hijos, por lo que
podemos pensar que semejante diferencia pudo jugar un papel impar·
lante en la eomplementariedad de funciones. Ahora bien, la pregunta
que, entonces, debe hacerse es por qué la maternidad, que no implica
en sí misma una relación de poder, pues de hecho se presenta dentro de
un sistema cooperativo sin machos dominames, ni entre los bonobos ni
----
---
entre los primeros Homo, pudo haber servido a partir de determinado
momemo, en todas las sociedades humanas conocidas, como base para
el establecimiento de relaciones desiguales de poder, a favor, en todos
,
.,•
los casos, de los hombres.
Porque, en efecto, toda sociedad humana conocida está basada en
~.
el orden patTlarcal. El patriarcado se ha definido como ((aquel sistema
que est ructura la parte masculina de la sociedad como un grupo superior

I
al que forma la parte femenina, y dota al primero de autoridad sobre el
segundQ)) ( McDowell, 2000: 32). Este sistema ha regido el orden social
en todas las trayectorias históricas conocidas, hasta el punto de que Fox
(1980) en su conocido manual sobre el parentesco, lo consideraba «un
hecho de vida)). A juicio de este autor, son cuatro los principios que
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\
88
ALMUDENA HERNANDO GONZALO MUJERES Y PREHISTORIA EN TORNO A LA CUESTiÓN DEL ORIGEN .. 89

ri.~en la ~id~ social humana : ({Principio 1: las mujere s engendran a los de diosas y Titos, a fin de encontrar cue rpos femeninos no oprimidos))
nmos. PnnclplO 2: los hombres fecundan a las mujeres. PrincipIO) : por (Sanahuja, 2002: 69). Es deCir, parece que muchas feministas entienden
lo general mand~n los hombres. Principio 4 : los parientes primariOS no que eXIste una identidad femeDlna uOlversal y ahlstórtca, derivada del
se ~asan entre SI)) (Fox, 1980: 29), resumiéndolo de la sig uienlc forma propio cuerpo sexuado de la mUJer, que ha sido sometida durante la
(/bldem) ; (~~ el fondo ~e. toda org~niz.ación SOCial existen la gestación, mayor parte de la hl Slona . Pero entonces queda por desvelar la clave
la f~cundaclOn , el domIniO y la evitación del ¡nceSIO». Pero si el orden de la explicación , es deCir, las condiCiones de posibilidad de semejante
patnarca l no puede justificarse biológicamente a través de la materni. control y de esa supuesta explotación. Es decir, tendríamos que poder
dad,. como dem~estra~ los bonobos y los primeros Horno ¿cómo puede contestar ¿por qué las mUjeres se dejaron explotar, al comienzo del
exphcarse su eXistenCia en todas las sociedades humanas? A mi jUicio proceso en toda s las trayectorias históricas, y no opusieron resistencia
la razón debe sustentarse en algún factor de orden no biológico sin~ ante una situación que les perjudicaba? ¿que fuerza tenian los hombres
cultural - y por tanto simbólico_ que sea común a todos los grupos para poder establece r una relación de poder desigual con [as mujeres
humanos y que se relacione de alguna manera con la maternidad. en todas las sociedades conocidas (Fox, 1980: 29; Sanday, 1981)'! ¿ Por
Las femin.istas materialistas contestaran que los hombres han ex 10- que la relación de género es siempre una relac ión de poder (Molina,
tado a las m.uJeres, a través del «dominio mascu lino de la sexuali:ad 2000)?¿Por qué sólo en la modernidad las mujeres están accediendo a
la repro~ucctón y el trabajo femenino en cl mantenimie nto de la vida); posiciones de poder - aunque no sea en iguald ad de condic iones que
(Sana huJa.. 2002: [55), debiendo ca lifica rse la relación entre ambos de los hombres, sino con muchas más dificultades en general- ? Si sólo
«ex.plotaclóO» -y no de {{subordinación, opresión ni discriminación» se at iende n a las condiciones materia les de existencia, puede entrarse
(Jbl~em: 31)- . Hei~i Bartmann, por ejemplo, ({aduce que [a base del en un callejón sin salida a la hora de da r res puesta a estas preguntas,
patrt~rcado [a co.nst ltuye e[ control que ejercen los hombres sobre el porque o bien se opta por aceptar que las mujeres tienen menos recursos,
trabajO de las mUJcres (o fuerza de trabajo») (en Jónasdottir, 1993: 67), fuerza, capacidad de independencia e inteligencia que los hombres, y
y se ha l.les.ado a habla r de la ({domesticación de la mujen) que implica de ahí que los últimos se hayan podido erigir universalmente en sus
la ap.r~placlón. de su fuerza de trabajo y de su producción a partir del explotadores, argumento que obviamente no podría defender ninguna
Neol n l~o (M~l llasoux, 1987) o incluso que «la explotación implícita en femi nista; o bien queda sin explicar la causa del inicio de [a opresión
I~ r:laclón eXlsten~e entre el capitalismo y el trabajador es de estructura y la desigualdad.
SImilar a la que.ex lste e.ntre ~ombres y mujeres» (Jónasdottir, 1993 : 153). A mi juicio, el inicio del patriarcado sólo puede explicarse por
En gene!al, se Intenta inclUIr la reproducción dent ro de la calegoda de acuerdo de todas las partes, tanto de hombres como de mujeres. Como
produccl~n de Ma.rx (Sánehez Liranzo, 2001), o se acuña la calegoría anles señalaba, la evidencia de un determinado tipo de relaciones en
«prodUCCIón afectIVO sexuabl con el mismo fin (Nicholson 1990 ' 44- la sociedad significa la evidencia de que las personas que las susten-
5; cfr. tambi¿n Jó~asdollir, 1993). Así se expl icarían las reiacion~s de tan tienen modeladas sus emociones y capacidades en un determmado
género co~~ ~e1aclones de clase (Nicholson, 1990: 46) y se daría cuenta sentido que les permite sostener esa relación y no otra . Por eso no creo
de la. aparlclon de la explotae~ón con los mismos argumentos que los que la coerción haya sido el mecanismo por el que se instaló la relación
segUIdos ~~r Marx para cua lqUIera de las ot ras relaciones de explotación -desigual- de género en todas y cada una de las sociedades conocidas.
(cfr. tamblen Sanahuja, 2002: 24-35). No podría explicarse esa generalización. Creo que el orden patriarcal
. Como d~cía antes, muchas femi n istas - tanto de las llamadas posi- sólo puede explica rse porque las mujeres contribuyeron a establecerlo
cIones de la Igualda.d (Valcarcel, 1997) como de la d iferencia (Muraro y a sustentarlo, pero no en virtud de una alienación o de una represión
.1994) parece~ co~slderar, con distintas argumentaciones, que las mu~ ejercida por los hombres, sino de fo rma completamente libre de opresión,
JeTes han t.eOldo s~e.mpre la misma forma de identidad, aunque sólo en porque al principio del proceso, no la signi ficaba.
:~ mode,r.Dldad, ut il Izando los instrumentos que les daba la razón de la A mi j uicio, dos premisas permitirian abordar una explicaCión
us.traclon (Valcá.rcel, 1997) empezaron a rebelarse contra la subordi. alternativa sobre el origen de la desigualdad:
nacIón o explo~ac IÓ~ de la que habían sido objeto hasta entonces. Pa ra
recup~rar e.sa ({Identidad femenina, acallada y mutilada a lo largo de mas 1") No existe algo como una identidad femenina o una masculina
de . v~lnte SIglos por el pensamiento patriarcah), hay que remontarse en transhistórica y esencial , si no que ambas se construyen eulturalmente
0pIOlón de algunas, ((a los orígenes de la agricultura y sus perduraci~nes y por tanto, se transforman históncamente.
90 ALMUDENA HERNANDO GONULO MUJERES Y rREltl STORtA EN TORNO A LA CU ESTIÓN DEL ORIGEN 91

2') L a re l actOn
" de género no es de (explotación)) . , . naturaleza que lo Integ ra , así como mayor es también la necesid ad de
subordinac
1 ..ión , cuando
. , so",
la cornploJ"idad .. ·o - '"O ó ' es,01
.. nmlca siqu iera'dde
muyredl dcposllar la confia nza en el dest ino y la supervivenc ia en una Instancia
o que qUlza permite explicar el inicio del proceso. lCl a, sagrada (uyos deseos debe tratarse de averigua r y sati sfacer para que
siga protegiendo al grupo, conslde ni.ndolo el ((elegIdo») entre los demás
(Hernando, 2002). El problema es que esta diferencia. que seria mínt-
Maternidad, es pacio e id e ntidad r ela ciona l. ma al principio, habria ido aumentando progresivamente en virtud de
una dinám ica que se retroaJi mentaba y que, aleanzado un determinado
momento, resultaría imposible de parar, momento en el que. ahora si,
Como antes señalaba y he desarrollado en otros lugares (Herna n-
do, 20003), creo que la maternidad permitió est ablecer d' ~ . cabría hablar de opresión sobre aquellas mujeres que qUIsieran abandonar
en el desarrollo de [as identidades de hombres . una 1 crencl a el modo de identidad de género que habían heredado hi stóricamente,
procesos históricos, pero no por el hecho de e y mUd~eres en lodos los situaci6n que se general iza al llegar a la modern idad.
a [as crias I 1 ngen raT o amamantar
Como digo. a mi juicio. el factor clave para ex.plicar el proceso
di rerencia~ d: ~~~~~ demuest ran lo~ bonobos, sino por [as mínimas
mu O . ad que ha podIdo representar entre hombres es la mínima diferencia de movilidad que pudo implícar, en principio,
ciaJeres a~to.mle~zo
de todas las trayectorias histórica s y las difere; la necesidad de euidar a una prole tan frag il, inmadura y dependiente
bO~o¡~e e o I.mphca en I~ estr uctura de ident idad de unos y otros. Los como la que tenemos. De hecho, si se observan sociedades actuales, se
s no tienen capacIdad de re presentación simbólica del mund comprueba que los hombres suelen rea lizar siempre aquellas actividades
pero .os seres humanos sí . Es I
es o qued . frente a cualquier otra
nos eflne O, que impliquen un mayor grado de desplazamiento, independientemente
' Y creo que en las diferencia s en el modo como
pecle. de cuál sea la acti vidad. Si el g rupo es de cazadores-recolectores, todo
el mu ndo ordenándolo a t ' d 1 . se representa el grupo se distribuye más o menos las mi smas tareas _ pudiendo par-
de las diferencia s de iden:~;:~ e:trt~e::obY el espa~io reside la clave ticipa r las mujeres dc la caza- , pero siempre suelen ser los hombres
dinámica generada a partir de ello. m res y mUjeres y de toda la los que se dediquen a atrapar aquellos animales que más se mueven
la Como
I hemos
'. dicho , la a pancI
"6 n de nuestro genero
. se concreta en o más riesgo implican. De hecho, la cerbatana o el arco y las Oechas
pro ongaclOn de los periodos de desa rrollo fctal infant il y J·uv, ., suelen se r instrumentos masculinos. cont ribuyendo las mujeres con un
En concreto desde el H h b"f ' ni . aporte que, en términos subsistencia les, suele ser mucho más seguro y
pendencia d~rant , .omo ~ I IS, nuestras crías tienen una total de-
e e pnmer ano de vida en . • cotidiano (Politis, 1996; Sa nday, 1981).
o, periodo de v,·d , , '
a ela que no puede compl t
que au n est n atravesando
- . Hay ocasiones en que la actividad recolectora de las mujeres va
Esta fragilid d 'bl e arse Intrauten na mentc.
ramente la ~o:i~t~ade~e~te ayudara a limitar, aunque sólo fuera li ge- deriva ndo a una dependeneia mayor de los recursos vegetales, que
. ' . e a madre, enca rgada de alimentarle acaban por conducir al sedentarismo del gru po. Pues bien , mientras la
tizar
~ ~d
su supervivencia en. ese primer año de vida S· h b~ gar~n­
' _u __ caza siga represe ntando una parte de los recursos consumidos, aunque
rel~cion~l ~:r~:~~~:s dl fere~lcia al pri ncipio mín ima ent re la identidad sea mínima, los hombres se dedicarán a ell a y las mujeres asumirán el
seg d P ~ mUJeres, re forzando ligeramente más la de las cultivo de las parcelas trabajadas en principio con tala y quema y sistema
~nas .. ero como. digo, esa diferencia no estaría basada en su m _ de barbecho. Éste es el caso de los Aguaruna, uno de los grupoS étnicos
ter.OIdad , SinO en la di ferencia de movil idad que implica C . a de los jíbaros, que habitan en el departamento peruano de Amazonas, en
~X1St~ un a relac i~n est ructural entre la identídad relac¡o'nalo;~1 v~~c~¿ donde luve el pl acer de rea li zar un breve trabajo de campo en Agosto
e~:e~t::r ;:p:s:t a~::~e rl:a~~;!~da~ a tr~vé~ de sig nos .que son también de 2002. Los hombres Aguaruna siguen siendo cazadores y manejando
sent ación a . ' uan o este es el sistema de repre- la cerbatana ade m:i.s del rine, aunque su aporte ahmenticio resulla
de los li ~ite:;:~~~e:~;c:ón d~l espacio vivenciado, mayor reducción cie rtamente esporádi co. El verdadero sustento del grupo lo aportan las
de sorpresa de re '. onoc~do y. representado, menor la capacidad mujeres, que cuh ivan yuca en chacras que pueden esta r a una di stanc ia
conocido, d ~ generaacrc:~n a n~ ~ stluaclone.s nuevas, de enfrentar 10 des- de hasta dos horas de ca mino por la selva desde su poblado. Los hombres
p nsacton de segundad personal e inde end . eligen el emplazamiento de la chacra y hace n el desmonte y la quema,
or eso, cua nto me nor es la movi lid ad . p encla. pero son la s mujeres las que, con una activ idad realmente agotadora ,
a través de [os elemento . en un espacIO que se represe nta
mundo y mayor la vin s qu~ .contle n ~, menor es la raCIOnalización del se enca rgan de su cu lt ivo y limpieza. De hecho, el prestigio socia l de
culaClon emocIOnal a cua lquier elemento de la las mujeres depende del estado y tamaño de su chacra, por lo que el
92 ALMUDENA IIERNANDO GONZALO MUJERES Y PREHISTORIA EN TORNO A LA CUESTIÓN DEL ORIGEN 93

esfuerzo que realizan es realmente enorme (Brown, 1985). Tanto en su aquellas, ellos convocan a la comullldad para ayudarse mutuamente en
desplazamiento a la cnacra como en el tra bajo que allí realizan (que les la labor. Las mUJeres, mientras, pasan el dia aisladas cn sus respectivas
ocupa cotidianamente desde las 7 o 7:30 de la mañana hasta las 2 o 2:30 viviendas que, en el modo tradicional de Vida q'eqchi', se cncontraban
de la tarde), cargan constantemente a sus hijos encima. Ni siquiera se muy di spersas por la montaña, y que 5610 en los úhimos años, están
separan de ellos mientras ¡rahajan, pues el riesgo de animales venenosos comenzando a unirse en poblados. ¿Por qué no participan también las
-serpientes o lodo lipo de insectos, incluidas hormigas asesinas- es mujeres de las tareas de producción en este grupo? Se podria contes-
muy elevado. Es decir, las mujeres no dejan de trabajar porque sean tar que porque eso las detraería de ocuparse de las de reprodUCCión,
madres, y de hecho. hacen un esfuerzo físico mucho mayor al de tos de cuidar a los hijos y preparar el alimenlo, pero como hemos Visto,
hombres, que no salen a cazar todos los días y cuando 10 hacen sue len semejante respuesta sería fácilmente rebauble, puesto q~: las mujeres
acarrear menos peSo que el que se cuelgan las mujeres todos los di as aguaruna cultivan su chacra y se ocupan de la reproducclOn del grupo,
en cesIos sujetados por la frcnte. Pero, a cambio, mientras las mujeres pues cuando vuelven agotadas de la chacra, aún deben preparar el ali·
se desplazan desde su casa a la chacra por un sendero que es siempre el mento que su famiha se limitará a consumir.
mismo, y trabajan en una parcela que es todos los días la misma durante Deben tenerse en cuenta dos cosas: pnmero, en estos grupos e:o;iste
los 7 años que suele durar el barbecho, los hombres salen a cazar por la una división se:o;ual del trabajo. Esto no significa que haya una asig-
noche y, a pesar de que nunca abandonan la montaña que conocen, se nación de trabajos a sexos determinados, es decir que determinados
ven obligados muchas veces a despegarse del sende ro que muestra por tra bajos sean realizados siempre por hombres o siempre por mujeres,
sí mismo el cami no. Es decir, los hombres se relacionan con el espacio como hemos visto en el caso de la ag ricultura, sino que en un g ru po de
de una forma menos rígida, menos dependiente, lo que les va entrenando escasa divi sión de funciones y especialización del trabajo, las mujeres
en un modo de identidad más favorable a poder tener iniciativas perso- y los hombres sie mpre realizan tareas complementarias, absolutame~te
nales en el caso, nunca buscado, de que la s circunstancias que conocen necesarias ambas para la superv ivencia del grupo. y además, nccesanas
se vean de algún modo alteradas. De hecho, se trata de una sociedad para construir la identidad de sus miembros. Es decir, cuando la iden~idad
igual itaria, que tiene un jefe rotatorio eleg ido democráticamente que es relacional, una mujer o un hombre saben quién es porque es Igual
convoca a «toda la comunidad» en caso de tener que tomar decisiones, a las mujeres o a los hombres de su grupo, se viste igual, se decora
pero como bien puede sospecharse, esa «lada la comunidad» es sólo la igual y hace 10 mi smo. De hecho, esa que cada uno de ellos hace es lo
comunidad de los hombres. Ell o es 10 que explica también que cuando que, entre otras cosas, les define como hombre o mujer .. Se ~sta~lece
no están cazando, que es la inmensa mayorfa del tiempo, se dediquen a una complementariedad económico-social al tiempo que ldentlt:lTla, 10
const ruir nuevas viv iendas, a limpiar el terreno que constituye [a pista que conduce a la necesidad que todo el grupo percibe de depender del
de aterri zaje O actividades de ese tipo que implican mucha más variación grupo en si, sin el cual no podrian sobrevivir.
que las lareas femeninas. Por eso, en estos grupos, que constituyen a veces el resultado
Observemos ahora otro caso, uno en el que la densidad de ocupa- -como en los casos de cazadores actuales-, pero en todo caso el
ción de la montaña impide ya que se practique la caza, salvo de ma- inicio de toda S las tra yectorias histórica s, las mujeres no están oprimI-
nera completamente esporádica, de forma que sólo el cultivo de tala y da s, ni subordinada s, ni explotadas. Ellas son -y así se sienten- tan
quema constituye la actividad económica. Me refiero a los Q'eqchí' de necesarias como los hombres para que el grupo se mantenga, y tan par-
Guatemala , a los que ya me he referido en otras ocasiones (Hernando, ticipativas en el sistema económico como aquellos. Ellos tienen un. ~ipo
1997b; 2000a). El trabajo de la mi lpa de maíz es muy similar al de la de identidad que es semejante al de el1as. Ellos tampoco saben qUle~es
chacra de yuca de los Aguaruna, es decir, no supone más riesgo ni más son si no se conc iben como el hijo de su padre, el esposo de su mUJer,
esfuerzo ni más di stancia para las mujeres. Pero si n embargo, dado que el padre de su hiJO o el tío de su sobrino (Leen hardt, 1997: 1~3-4): Su
los hombres han aba ndonado la práctica de la caza, son e110s los que identidad eS la que el feminismo actual ha definido como <Hdentldad
asumen ahora el desplazamiento y el trabajO agricola, mientras que las de género femenina), porque es la Identidad que históricamente fue
mujeres ven pasar la vida desde el oscuro y est recho espado domestico perpetuándose sólo en las mujeres (BufÍn, 1987: 92) y que se traduce
(Hcrnando, 2000a). Son los hombres los que, ahora, se desplazan cada en una ausencia de la consciencia de los deseos propIOS, porquc se da
día a la milpa, usualmente solos, como las mujeres de los Aguaruna, priorid ad a salisfa cer los deseos de los demás, en una resi stencia a los
salvo en las ocasiones del cultivo y la cosecha, en que, a diferenCIa de cambios, en una dependencia emocional y económica de una figura en
94 AlMUOENA HERNANOO GONZALO MUJERES Y PREUI STORIA EN TORJ'.'O A LA CUEST iÓN DEL ORIGEN. 95

la que se deposita el propio destino, en una falfa de especiali zación de el mundo estará colmado. porque se relacionará con el mundo a través
trabajo, y en una falla de utilización de sistemas abstractos o científicos de las emociones, y no a tra vés de la reflexión sobre esas emociones.
de c~ pll c a ció ~. de los fenómenos de la realidad . Todos estos rasgos son La se nsación de equtllbno, de grati ficación y de sati sfacc ión puede se r
propios tamblen de los hombres en la s sociedades de escaso nivel de mucho mayor que en el caso de una persona individualtzada. Por eso
complejidad socio-económica. Es decir, los hombres necesitan afectiva hay muchas mUjeres que, aun hoy en día , se resislen (de forma mcons-
y económicamente a las mujeres tanto como ésta s a aquellos. lo que ciente) a abandonar ese modo de IdentIdad y a sumirse en el mevitable
establece una relación de igualdad en terminos de poder. conflicto, ansiedad y responsabtlidad de la individualización . El gran
De hecho, la identidad relacional que define a la llamada « identidad inconveniente es que, a ca mbiO, este modo de identidad sc asocia es-
de género femenina», no basada en el )'0 Y el aislamiento sino en el tructu ralmente a la ausencia de poder sobre el mundo que les rodea, lo
víncu.l0 emocional con los otros sign ificativos, tiene muchas ve ntajas cual no constituye una condición de explotación mientras los hombres
emocIonales frente a la identidad individualizada, por 10 que puede que las rodean participen del mi smo tipo de identidad o de una esca-
temerse mucho su abandono o su transformación . Es una identidad samentc diferenc iada. Y esto sucede, en mi opinión, en las sociedades
c~r~cter.¡stica de per~onas o sociedades que no participan de la espe- orales y por tanto, en las de la Prehistoria. Únicamente cua ndo los
c.,a hzac lón d~1 trabajO o de la división de funci ones, es decir, que no hombres comienza n a tener una identidad individualizada que sí siente
tl~nen se n sac Ló~ de diferencia frente a los demás, pero que, por eso poder sobre el mundo - yen consecuencia sobre las mujeres- y éstas
mIsmo, no se sl~nten amenazados por esos otros. Los que les rodean , ultimas mantienen el tipo de identidad relacional, adquieren forma las
aque llos con q~lene s se identifican, les dan seg uridad, contribuyendo relaciones desiguales de género.
a hacerles sentIr capaces de hacer frente a un mundo cuyas dinámica s La existencia de una minima diferencia en la movilidad por el es-
n.o sc sa.ben explicar conforme a lógicas meca nici sta s O causales. Este pacio de ambos debió tener consecuencias de larguísimo alcance, que
tIpO de I~entjdad se da en personas o grupos que evitan los cambios, ahora estamos sufriendo las mujeres, pero que de ninguna manera eran
por conSldcra r que las únicas condiciones donde están seguros que van previsibles al comienzo del proceso. Porque el hecho de desplazarse por
a scr capaces d~ sobrevivir s.on las que ya conocen, lo que constituye, un territorio un poco más amplio implica algo tan trascendental como
a s ~ ve~, un antldoto muy efIcaz frente a la ansiedad que caracteriza a que el mundo en el que vivían los hombres era un poco más variado
I~ Idenlld~d individualizada. Un hombre o una mujer individualizada que aquel en el que habitaban las mujeres, lo que iría formando una
v~ve cambl~ndo , tomando constantes decisiones relativas a su trayectoria identidad ligeramente más acostumbrada a tomar decisiones ante esos
vual, asumiendo responsabilidades que leila hacen entrar en conflictos sucesos imprevistos que serán más probables en este mundo que en
permanentes, en retos constantes, en pruebas inagotables de su capaci- otro más reducido. La capacidad de curiosidad y de asertividad se de-
da~, ~c sus deseos, del sitio desde el que desea contemplar la vida . Su sarrollarán también un poco más ( Hern ando, 2000a), ante la necesidad
p S lqu~ s mo tendrá que incl uir la ansiedad como parte necesaria de ese de tomar decisiones en un mundo más variado que el de las mujeres,
cambto constante hacia situaciones que no se controlan al principio, pero lo que se expresara socialmente en que sean ellos y no las mujeres los
que no qu~~a.otro remedio que abordar, si tuaciones en las que se siente que se reunan para tomar las decisiones que afecten al grupo. Es decir,
1~ competitIvidad de los demás y el vacío afectivo que ello crea, situa- que vayan adoptando las pOSiciones de poder.
cIones en las que, sobrc todo las mujcre s, deberán resolver el con n ieto Para entender el argumento que intcnto desarrollar sobre la conti-
p~~vocado por deseos a veces casi incompatibles, como la atención a los nuación del proceso, debe recordarse lo que veíamos unas lineas más
hlJos .o el hito profesiona l. Una mujer no individualizada, con identidad arriba : cuanto menos control material existe sobre los fenómenos de la
relaCIOnal - al igual que un hombre cazador-recolector, por ejemplo- , naturaleza, más relación personal , mas conexión emocional se sostiene
nunca se plantea rá esos cambios, de forma quc la an siedad no formará con el universo en el que se vive. Pero sólo puede senti rse poder sob re
parte de su vida (y la medida en que lo haga será la medida en que lo que se controla, lo que significa que para sentir poder es necesario
haya empezado a individualizarse). Nunca se planteará lo que quiere objetivar aquello sobre 10 que se ejerce, abandonar la relación «perso-
llegar a ser,. p~rque sabe que ya es [o que tenga que ser por el simple nah) que se sostenía con ello, pasar de conside rarlo una relac ión entre
hecho. de eXlstlT. No vivirá desesperaciones ni crisis producidas por la sujetos a valorarlo como una relación entre un sujeto - el que ejerce el
nece.s ldad de encontrar un sentido a lo que hace, porque sabrá que el poder- y un objeto - aquel o aquello sobre el que 10 ejerce-; es decir,
sent ido se encuent ra al sentir, y no al pensar. Su vinculo emocional con sufrir una pérdida en la intensidad emociona l de relación con el mundo.
ALMUDENA HERNANDO GONZALO MUJERES Y PREHISTORIA EN TORNO A LA CUESTiÓN DEL ORIGEN 97
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En las sociedades menos complejas en términos socio-económicos, to- naturaleza no-humana, y por tanto. a la ausencia de rasgos de Indivi-
dos los elementos de la naturaleza son considerados sI/jetos, aunque no dualización Y de deseos de poder por parte de todos los miembros del
sean personas. sino animales, plantas, ríos o nubes (Leenhardl, 1997; grupa soetal. Pero a medida que el control y la diVisión de funciones
VlvClroS, 1996). En cambio, en las sociedades donde la complejidad entre los hombres aumentaban, ellos asumían esa responsabilidad , en
es elevada, la especialización del trabajo es grande y la jerarqulzaclón vi rtud de la confianza Inherente a su mayor nivel de mdividualizac ión,
social está claramente establecida, todo aquel elemento de la naturaleza sin que las mUJeres, que no diversificaban sus funciones ni sus traba-
sobre las que se detenta poder es considerado un objc/o, incluidas las jos, ni por tanto se mdlvtdualizaban, eltperimentaran mayor ca mbio
personas. Por eso los primeros indicios de poder sobre las personas, la identitario que el que supone atribuir a los hombres el valor que antes
jerarquización social, aparecen a la vez que las primeras evidencias del atribuían a lu naturaleza no-humana. Por eso no considero que los
desarrollo de poder sobre la nalUraleza, a través del control productivo rasgos inherentes a la indiv idualización y al poder sean mascu linos en
de los primeros campesi nos, todo ello en el Neolítico Final en el caso esencia, sino que los han personificado ellos a lo largo de la historia
de Europa Occidental. pre-moderna. Nt creo que la capacidad de relación y de identificación
Podríamos decir que el poder tiene un precio emocional, porque emocional con el mundo sean femeninos en esencia, puesto que son
el grado de poder que pueda sentir una pe rsona sobre un elemento de desa rrollados también por los hombres en aquellos grupos de escasa
la natu raleza - humano o no- es direc tamente proporcional a la des- complej idad socio-económica.
conexiÓn emocional que establezca con ella. Es decir, los hombres, al Como he esc Tlto en otro lugar (Hernando, 2000b), mi hipótesis es
comie nzo del proceso, tuviero n que senti r una ligera y casi imperceptible que los hombres no han percibido el vacio emocional que iban abrie ndo
menor identificación emocional con el mundo que les rodeaba que las a medida que sentian poder sobre el mundo, porque a través de la iden-
muje res, en función de su ligera difercncia en la relación con el espacio tidad relacional de las mujeres se colmaba ese vacio. Anna Jónasdótti r
- aunque pueda simplificarse el tema convirtiéndolo en una función de (1993: 51) hablaba de un ((jntercambio desigual de cuidados y placer
la maternidad-o El problema es que esta desconexión supondría una que tiene lugar entre hombres y mujeres)), hasta el pu nto de que ((si
minima reducción del grado de g ra tificación emocional y sensación el capital es la acumulaCión de trabajo alienado, la autoridad mascu-
de seguridad y protección en un mundo sagrado cuyas mecánicas eran lina es la acumulación de amo r alienado» (lbidem : 53). Aunque yo no
completamente desconocidas. En mi opinión el aumento de la división hablaría de alienaCión, de ninguna manera en las sociedades orales y
de funciones y especial izac ión del trabajo hubiera tenido un ritmo más sólo con mucha mas elaboración en las sociedades literarias, creo que
lento en nuestra trayectoria histórica si hubiera estado encarnado por Jónasdóttir toca una de las claves de la desigualdad en las relaciones
todos los miembros del g rupo socia l, debido a la sensación de pérdida de género. En un principio, la desigualdad del intercambio es prácti-
emocional y de sentido del mundo que habrían experimentado. Sin em- camente imperceptible, pues ambos tienen identidades relacionales, en
bargo, yo creo que el proceso siguió un ritmo vertiginoso e imparable justa correspondencia a la ausencia de control sobre la naturaleza ~no
porque los hombres nunca experimentaron la pérdida emocional que existe desarrollo tecnológico- y de poder sobre las personas - no existe
significaba su individualización, debido al intenso vínculo emocional que jerarquizaci6n social-o Pero este proceso se realimenta a si mismo, de
las mujeres seguian sosteniendo con ellos y con el mundo en general. forma que tanto en términos económicos como de conc iencia subjetiva,
Ellas seguían depositando su identidad en las relaciones que sostenian esos hombres que tendrían un poco más de asert ividad y de capacidad
y, por tan to, dedicando sus esfuerzos a interpretar correctamente y a de decisión podrian hacer frente a situaciones distin tas en caso de nece-
satisfacer los deseos y las emociones de ellos, como antes todos hacian sitar aumentar la prodUCCión, lo que a su vez les daría más sensación de
con la instancia sagrada que les d ispensaba protección. De esta forma, control y por tan to de poder. A su vez, ellos irían ocupando posiciones
sin tener que invertir energía en ello, los hombres tenían cubierta su funcio nalmente diferentes dentro del grupo, 10 que seria necesario para
relaci6n emocional con el mundo a l tiempo que avanzaban en el proceso aumentar la producci6n y el control sobre el medio, reforzando así la
de indiv idualización-racionalización-control material de él. sensación de que eran diferentes entre sí, pues realiza ban actividades
Es decir, yo creo que al inicio de todas las trayectorias históricas y distintas. Es decir, habría dado comienzo, de forma muy tenue aún, el
en muchos grupos actuales, la falta de control sobre los fenómenos de la proceso de indivi dua1tzad6n. Creo que, al principio, las diferencias sur-
naturaleza ha llevado a deposita r la responsabil idad sobre el destino del gidas entre las ident idades de ambos podría n segui r valorándose como
grupo en una instanC ia mít ica de dinámica humana representada por la complementariedad funCional , como división de f undones, como parle
98 ALMUDENA IIERNANDO GONZALO MUJERES Y PREHISTORIA EN TORNO A L A CUESTIÓN DEL ORIGEN 99

de las dIferenc ias propias de la actividad de cada genero y de ahí que es lal que las personas tie nen dlSllntas trayectOrLas, disllntas posicio-
las muj eres participaran en el proceso sin tener ninguna necesidad de nes y para poder actua r Sin connieto necesItan repnmir sus emociones
pararlo o de re sistirse a e1. De hecho, la escasa dIferencia en el grado inmedIatas, lo que va creando la conCIencia de un ((yO)) interior. Dado
de poder de ambos seguiría haciendo se ntir a la s mujeres su función que fu eron los hombres los que, hlstóricamcntc, ocu paron posiciones
como tan relevante socialmente como la de los hombres . distintas, manteniendo la s mUjeres la mI sma fun ción de reproductora s
Pero poco a poco, el proceso adquiria un sesgo distinto, pues los a partIr de un Cierto momento, serán ellos los que aprendan primero a
hombres seguian diversificando sus fun ciones y posiciones sociales, leer y escnbir. de forma tal que su indIviduali zación y las posiciones de
es decir, seguían profundizando en sus rasgos de indi vidualización a poder que ocupan se dispararán, lo que le s llevará a necesitar más que
costa de la permanencia de las mujeres en posic iones no especializadas nunca que las mujeres no se indiv idualicen. Esto suced ió en la Antigüe-
ni diversificadas. El problema es que, a medida que aumentaba la dife - dad Clásica, por ejemplo, o en la mayor parte de las superestructuras de
rencia entre el grado dc individualización de hombres y mujeres, má s poder político-religioso de los grandes imperios. Es lo que sigue suce-
dependientes se iban haciendo los primeros de la asistencia emocional diendo en los países musulmanes o en todos aquellos contextos donde
de las segundas, por lo que, desde el principio, pero cada vez de forma hay una gran diferenci a entre la individuali zación de los hombres y la
más perceptible, los hombres no podrían permitir que las mujeres se de las mujeres. Como bien sabemos, uno de los principales empeños de
individual iza ran, pue s el precio sería su propia desorientación y pérdida estas sociedades - al igual que durante la Ilustración europea- es que
de sentido del mundo. Pero lo quc es importante reseñar también es que las mujeres no se alfabeticen, porque ello supone el max imo riesgo para
la inmensa mayoría de las mujeres tampoco desearia esa individualiza- unos hombres que han ido const ru yendo su indiv idualidad depcndiendo
ción, pues a mayor diferencia entre la identidad indiv idualizada de los del soporte emocional de las mujeres a lo la rgo de la historia.
hombres y la suya relacional, más riesgo tendrían de perder el se ntido de ¿Pero por qué las mujeres del mundo occidcntal hemos llegado
su existencia, de seguridad y orientación, pues no sólo serían rechazadas a un momento en que nos estamos escapando a esa opresión y a esa
por una sociedad en la que no tendrían cabida, sino que además, ellas desigualdad? Creo que hubo dos fa ctores clave en nuestro proceso: por
no contarían con el apoyo emocional con que los hombres COnlaban para un lado, el hecho de que las unidades domésticas campesinas fu eran
poder soporta r la desvinculación emocional que implica la individuali- constItuyéndose en unidades económicas semI-autónomas - a diferencia
dad. Por eso la individualización de las mujeres ha sido históricamente de lo sucedido en los grandes impcrios del resto del mundo, en el que
un proceso mucho más lenlo y difícil que el de los hombres. un pequeño sector social muy poderoso detraía tributo y quitaba toda
Ahora bien, a mi juicio, la ruptura clara entre ambas idenlidades y autonomía a esas unidades (cfr. Vicent, 1998)-. Con ello, en Europa
el inicio de sistemas opresivos para frena r la individualización de esa se fue creando una ba se social más igualita ria que en esas otras trayec-
escaslsima proporción de mujeres que sí desea rían asumir las pOSIciones torias. Por otro lado, c reo que fue fund amental la presencia unificadora
sociales que el orden patriarcal les vedaba, habría comenzado sólo de del cri stianismo en Europa (cfr. Wei ntraub, 1993: 101) , y no porque la
forma clara cua ndo la complejidad socio-económIca alcanzó un grado Iglesia se convirtiera en defensora de los derechos de las mujeres, ob-
que implicaba el desarrollo de la escritura. Como vimos, la escritu ra vi amente, si no porque, sin poder calcu lar el alcance de la medida, fue
supone la representación del mundo a través de signos que no le perle- la institución a través de la cual se fue general izando la enseñanza de
necen, lo cual establece una distancia completamenle nueva y distinta la escritura. En efecto, los conventos fue ron los lugares de transmisión
entre el sujeto y el mundo que representa a traves de ella . La esc ritura de la Icctura y la escritura, y por tanto, de la génesis de una ident idad
es el principa l instrumento de individualización que ha conocido el ser algo más individualizada que la que caracterizaba a la sociedad civil.
humano, así que cuando aparece en una cultura, transforma la identidad De hecho, las mujeres acudieron en masa a los conveniOS, lo que les
de quienes lo utili zan. El mun do deja de estar poblado por nu bes, ríos o permitía ciertas dosis de indiv idualLzación (constru ida fuera-de~ l a- so­
montañas de comportamiento humano para pasar a constituir un universo ciedad, como la descrita por Dumont ( 1987) para los místicos ind ios) a
de fenómenos que se pueden describir y explica r con leyes que hemos cambio de salirse de la sociedad y renunciar a su condición de mujeres
((descubierto)) y que, a parti r de ese momento, nos permiten controlarla. - en tanto que debían renuncIar a ser madres- o
La persona que lee y escribe se convierte en un sujeto que objetiva el Los hombres necesitaban que las mUjeres no se individualizaran y
mundo que puede describir y explicar. El grado de especialización del de ahí los mecanismos que pusieron para dificultarlo, aunque no creo
trabajo que hace falta en una sociedad para que aparezca la escritura que ellos fueran los únicos responsables. Como decía, la mayor parle
10{) ALMUDENA ItERNA NDQ GONZALO MUJERES Y PREH!STORIA EN TORNO A I.A CUESTIÓN DEL ORIGEN 101

de las mujeres tampoco querían abandonar su Identidad de genero. re- tcma exigiÓ la incorporación de mas miembros del grupo SOCial, que
lacional, mucho más gratificantc y mucho menos cOSlosa en términos ya sólo podian ser las mUJeres. Esto es la modernidad . Los hombres,
emocionales. La mayor parte de las mujeres seguía identificando con esa como ya he explicado en olro lugar ( 1-¡ ernando, 2000b; 2003) se vieron
identidad el hecho de ser mujer: una mujer es una persona dulce, dócil, cnlonces sometidos a un dilema ImpOSible de resolver: si pcrmllían que
presta a intuir y satisfacer los deseos de los demás, discreta y domestIca. las mujeres se individual izaran y continuara la lógica productiv;sla y
Ellas seguían transmitiendo esa identidad a unas hijas que las miraban a maxim izadora del sistema, no podrlan sostenerse autónomamenle en
ellas como modelo que reproduc ir. Sólo algunas, las que por pertenecer terminos emocionales, pues el desarrollo de sus posiciones de poder
a una posición social más privilegiada en gene ral (Mufioz, 1999:76), y de control habían tenido el precio de la depende ncia afectiva de las
comenzaban a lee r y escribi r, empezaban a pensar el mundo, y no sólo mujeres. Pero si no lo permitían, el sistema no podia mantener su lógica
a sentirlo, y a necesitar buscar una salida a su vida que fuera distinta a de au mento de la complejidad.
la de un matrimonio que implicaba enclaustramiento, sum isión, procrea- Por su parte, las mujeres se veian enfre ntadas a un conflicto de
ción y obedienc ia. Y esto sólo lo podían encontrar en la vida célibe de muy di fí cil resolución: por un lado, no podían ni querían renunciar
las pri meras cristianas, o en los monasterios en los que se las obligó a completamente a los rasgos de una idcntidad de género que les perm i·
recluirse después (Rive ra, 1989:20-1). La cifra de mujeres que acud ía a tia sobrevivi r emocionalmente de fo rma mucho más autónoma que los
los conventos aume ntó sin parar has ta que en el siglo XV I se impusieron hombres, y de ahí que siguie ran -y sigan- tra nsm itiendo a sus hijas
las rejas en sus conventos de clausura para aislarlas defini tivamente de determinada mane ra de ente nde r el mu ndo que contribuye a sostener
la sociedad (Muñoz, 1999:80). En la sociedad civil, de hecho, mientras el orden patriarcal a través de actitudes que [as siguen convi rtiendo
que en el siglo XV la cont roversia en torno a las mujeres habia girado en (~objetos) para los sujetos mascu linos; pero por otro, el acceso a
«(en torno a si las mujeres eran maléficas o benéficas, el tema funda- la educación superior y la trayectoria vital las iba haciendo senli rse
me ntal del debate sobre ellas en el siglo XVI fue el de su educacióm) profundamenle (~s ujetos» en el mundo, diferen tes e individualizadas.
(Vigi l, 1994 :44). Y como sabemos, los pensadores de la Ilustración y esta contradicción se manifiesta en los múltiples conflictos por [os
tuvieron que hacer fil igranas teóricas para justificar los perjuicios de que ahora pasamos las mujeres de la modernidad.
la lectura y la escritura para las mujeres a pesar de las obv ias ventajas Ahora bien, los conflictos que ha generado la modernidad tanto
que reportaban a los hombres (Dupanloup, 1996; Schiebi nge r, 1989; en hombres como en mujeres no pueden ex trapolarse a ninguna otra
Amorós, 1997; Fraisse, 1991), único sector de la humanidad al que los sociedad pre-moderna . Muchísimo menos, entonces, a las mujeres de la
libertadores ilustrados concebían aplicar la potente idea de la igualdad Prehisto ria . Es cierto que las mujeres de la actualidad mezclan rasgos
entre las pe rsonas (Valcárcel. 1997:58-9). de la identidad relacional y de la individualizada en proporciones que
Pero dado que la soc iedad seguía multiplicando sus funciones pueden ser muy variadas, dependiendo de la clase socio-económica a la
en virtud de la progresiva individua lización y especialización de los que pertenezcan, del acceso a la formación intelectua l o de condiciones
hombres, ll egó un momento en que la escritura comenzó a forma r psíquicas panicu lares. Es cierto que las mujeres de la modernidad,
pa rle de la educación de una parte significati va de los grupos sociales a pesa r de todos los conflic tos que tienen que resolver para vivir sin
más favo recidos, integ rados por hombres y mujeres, de forma que la grandes cont radicciones una individualidad que la soc iedad por un
propo rción de estas últ imas que come nzaba a indiv idualizarse empe- lado les exige y por otra les castiga, tienen una capacid ad de sentirse
zó a ser cada vez mayor y a visi biliza rse por encima de las que aún fuertes freOle a los homb res, autó nomas en su ind iv idualidad, lÚC idas
ma ntenían «en estado purQ» su ide ntidad re lacional. Esto hacía que tanto en sus reflex iones sobre el mu ndo exterior, que aprenden en
a los ho mbres les fuera resu ltando progresivamente dificil limi tar su la unive rsidad. como en las referi das a ese otro mundo inte rior, tan
presenc ia en la sociedad civil, pero sobre todo, lo impedia la propia desconocido para la mayoría de los hombres, que ellas conocen bicn
lóg ica del sistema soc io-económico, cuyas posiciones de poder habian no sólo en virtud de su entrenamiento histór ico, sino también de la
ocupado hasta entonces. Porque si la división de funciones genera constante reflexión sobre tanto conflicto emociona! al que les conduce
indiv idualización, y la ind ivid ualizac ión aumento de la capacida d esta cOOlradictoria sociedad mode rna. Ahora ya muchas mujeres aplican
de re fl ex ión sobre el mundo y por tan to, de su manipulac ión, para las categorías de la razÓn para defender los derechos a los que da lugar
sostener ésta no puede parar la prog resiva especializac ión y div isión la individ ualidad, aunque siga habie ndo muchas, muc hísimas, que no
de funciones sociales. Asi que llegó un momenlO en que el propio si s- tengan aún la posibilidad de silUarse en esa vi ndicación y pa rticipen,
102 ALMUDENA HERNA.NDO GONZALO MUJERES Y PREHISTORIA EN TORNO A LA CUESTIÓN DEL ORrGEN 103

a ¡raves de su identIdad mucho más relacional que individualizada , de - en la que se incluyen las mujeres- , condición necesaria para ejercer
la perpetuación clara y sin fisuras del orden palrlarcaL cualqUier tipo de coe rCión.
Pero todo esto sucede en la modernidad . En la Prehistoria las Ahora bien, a medida que la división de funCIOnes se ampliara, y el
mujeres no eran asi. En la Prehistoria, las mujeres pertenecían , por inicio de la Illdlviduallzaclón que Implica se tradUjera en la progreSiva
definición, a soc iedades orales, ágrafas. y además de un nivel de consolidación de posIciones de poder en los hombres, como es el caso del
complejidad socio-económica reducida. Pero eso no significa , en mi Bronce Pleno y la Edad del Hierro, el hecho de peTlenecer a un género
opinión, que estu vieran sometidas a una opresión de la que nosotras o a otro empezaría a determinar ya la posibilidad de acceso distint o
nos estamos liberando. La Prehistoria representa el inicio de nuestro a los medios de prodUCCión o de control del grupo, y en este seOlldo,-
proceso de creciente desigualdad, es decir, esos mome ntoS en los que establecería las condiciones para la desigualdad (cfr. tambien Nicholson,
aun no cabe hablar de opresión, ni de injusticia, ni incluso cas i, de 1990:42). Oc hecho, es en este mome nto cuando parece general iza rse
desigualdad. La eomplementariedad de funciones debió formar parte en la Península Ibérica el arte esquemático, por ejemplo, que podria
del siste ma económico, social y psíquico de los grupos sociales, y en implicar el inicio de la represeOlación ((metafórica» de la realidad, el
consec uencia, las muje res debieron sentirse tan necesarias y parti- uso de algún tipo de signos que ya no se extraen de la naturaleza para
cipativas como los hombres en un sistema en que ellos no ocupaban representar el mundo. Y no debe ser casual que aparezcan delimitando
tampoco fu nciones especializadas ni diversas. Pero de alguna manera espacios, marcando hitos territoriales, en una forma de transición, quizá,
que, como he explicado, yo c reo vinculada con las diferencias de dc un modo mítico a uno metafórico de representación de ese para metro
mov ilidad entre ambos, los hombres fueron generando una identidad de orden. Por su parte, la Edad del Hierro contempla la aparición de las
un poco más indiv idual izada que las muj eres, 10 que se traduce en la primeras formas de escritura que, aunque no han podido ser traducidas
aparición de las posiciones de poder al final del NeoHtico. La com- aún, como es el caso de la ibérica, demuestran la existencia de un grado
plejidad socio-económica iba aumentando, lo que puede explica rse de complejidad socio-económica que se corresponde coherentemente con
en función de factores de di versa índole que, de ninguna manera , me la aparición de formas de desig ualdad entre ge ne ros.
propongo tratar aquí, porque 10 único que me interesa tratar es que, Sin embargo, es posi ble que aún la difere ncia de funciones ent re
de hecho, quien personifica la división de funciones y especialización hombres y mujeres pudiera segui r siendo valorada en términos de
del trabajo en que se traduce esa complejidad, eran los hombres . En complcmentaríedad en la mayor parte de la población, que mantendría
efecto, en ese momento se constata !anta la especialización artesanal posiciones sociales no especializadas, ni entre los hombres ni entre las
y un ligero desarrollo tecnológico como el surgimiento de la jerarqui- mujeres, que, por tanto, seguirían re produciendo rasgos de identidad
zación social, es decir, la aparición de posiciones que representan el relacional . Pero el proceso había despegado ya, y la escritura siguió
ejercicio de cierto control y poder sobre el mundo, pero ambos ra sgos generalizandose a traves del proceso histórico que tan bien conocemos.
de manera muy poco especializada o institucionalizada. Es decir, aú n Como ya he dicho, con las diferencias en el acceso a este revolucionario
no hay especialistas a tiempo completo ni jefatu ra s hereditarias, segú n instrumento de representación del mundo que realmente transforma el
parece indicar el registro arqueológico. Ello indica que la identidad mundo en el que se cree Vivir se establecerían de manera clara las con-
de hombres y mujeres debió seguir siendo basicamente relacional. Si n diciones para la desigualdad, la opresión y la represión de la identidad
sistemas de escritu ra, el mundo debía ser considerado aún un lugar de fcmenina . Pero eso nos sitúa ya en epoca histórica, y nos saca de la
dinámi ca humana, de expresión caprichosa de deseos y volumades de Prehistoria.
una instancia sagrada dispensadora de vida y segu ridad. El mundo se
debía entender aún a traves de los mitos, pues no podía entenderse a
traves de la racionalización de la ciencia, por 10 que todos los miembros Co nclusión
dcl grupo social debían sentirse profundamente vinculados al grupo
como meca ni smo de refue rzo e identidad. Esto sign ifica que los rasgos De ninguna manera estoy hablando de un proceso establecido
de inicio de individualización en los hombres debió ser prácticamente en terminos idealistas . No estoy diciendo que la sociedad se ha mo-
irrelevante comparada con el grado de su identificación con el gru po dificado a consecuencia de una tranformación de las identidades de
al que pertenecian. Esto es, los campesinos debieron eS!ablccer aún sus miembros Lo que pretendo defender es que no puede entenderse
una relación mucho mas inter-subjetiva que cosificada con la realidad la transformación socia l sin asumi r que esa transformación Illcluye
104 ALMUDENA HERNANOO GONZALO MUJERES Y PREHISTORIA EN TORNO A LA CUESTiÓN DEL ORIGEN
'0'
tambien la de las identidades de los hombres y las mujeres que la constituye un caso completamente excepciona! en terminos históriCos
compone n, pues a una fo rma parllcu lar de actuar sobre la realidad co- y antropológICos. No eXlS IC algo asi como una idenlJdad femenina uni-
rresponde una forma panicular de entender esa realidad . Hasta Marx versal. Vincu lada al cuerpo de las mUJeres. La Idenlldad se construye
(1920: 20-2 1) reconocía que: soclalmence, y por Unto, se transforma hl stóncamente. Las mUjeres de
la Prehi stOria sostuv ieron relaCIones dIstintas con el resto de los miem-
.. En la producción social de su eXistencia, los hombres cnlrao me- bros de su SOCIedad a las que sosllenen las de la modernidad , lo que
vnablemenlc en relaciones definidas, Que son mdependltnles de su se VIsibiliza a tra vés de la eVidencia de que tenian dIstintas relaciones
voluntad, a saber, relaciones de prodUCCión apropiadas a un e51,dlo económicas o sociales. Eso significa que los vinculos que sostuvieron
dado del desarrollo de sus fuerzas materiales de prodU CCión. La fueron dIferentes a los que nosotras sostenemos, 10 que indica, a su vez.
IOlal!dad de estas relaciones de producción conslUuyc la estructura que su idenlidad estaba modelada de distinta manera.
económIca de la sociedad, el verdadero fundamento, sobre el que se
Esa forma de identidad, que ha sido calificada como «identidad de
erige una superestructura legal y palluca y I la que corresponden
formas definidas de conciencia social». género femenina» (Día Bleichmar, 1996; BuTÍn, 1996) porque se mantuvo
sin apenas transformaciones hasta la modernidad en la generalidad de
los casos, es una identidad que no emana del cuerpo sexuado de la mu-
Si, como prehistoriado res, tenemos que analizar una determinada
jer, sino de la ausenc ia de complejidad socio-económica o del hecho de
forma socia l del pasado que tenia un grado de complejidad socio-eco-
ocupar posiciones no especializadas cuando esa complejidad existe. Por
nóm ica distinta de la nuestra, tenemos que incluir en nuestro análisis la
eso, es la identidad que define no sólo a las mujeres, sino tambié n a los
certeza de que sus protagon istas tenían modelada su identidad de forma
disti nta de la nuestra. Y esto es especialmente importante para el caso hombres en todas las sociedades cazadoras-recolectoras y ho rticultoras
de las mujeres, ya que la transformación de su identidad ha recorrido no complejas y que los hombres van abandonando gradualmente cuando
la complejidad socio-económica aumenta. Ello permite indagar en el
caminos dis tintos a los masculinos, que no aparecen recogidos en la
«historia oficiah>. La historia que conocemos, la que se nos transmite inicio del proceso de desigualdad de género y analizar las claves que
en la escuela y en la universidad, la que asum imos como la historia pudieron legitimar el inicio de l orden patriarcal en todas las trayectorias
gener~1 del ser humano, es la historia de los hombres, que han sido histó ricas conocidas.
los mIembros más individual izados de la sociedad y, por tanto, los que En mi opinión, sólo aceptando que lanto la idencidad de los hombres
buscaba.n y se hacia n cargo de los cambios, al menos hasta llegar a la como la de las mujeres se ha transfonnado históricamente -de manera
modernidad. As! que es necesario recupe rar una historia de las mujeres gradual la de los primeros y de manera brusca en la modernidad la de
para comprender su presencia en la historia, su verdadera función, su las segundas, y con distintos resuhados-, es posible creer fundamen ta-
ritmo de cambio, s us luchas o sus complicidades. y digo complicidades damente y luchar con expectativas de hito por la igualdad de derechos
porque estamos acostumbradas a atribu ir la responsabilidad del orden y oportunidades entre mujeres y homb res en la post modernidad. Sólo
pat riarcal a los hombres, cuando yo creo que es necesario aceptar que si confiando en que las identidades son transformables se puede llegar a
se ha mantenido a lo la rgo de la historia sin fisuras aparentes es porque aspirar a transformar la desigual relación de genero que tantos siglos
la mayor parte de las mujeres también lo ha sostenido, y no lo ha hecho de historia han ayudado a conslruir.
s~lo bajo co.acción o presión expresa de los homb res, sino por impe ra-
tIVO c3tegónco de su identidad de género, transmitida por ellas mismas
ante las ventajas emocionales que implica. No se puede explicar si no, Bibli ografí a
que en todo momento histórico y en todo lugar dd planeta, salvo en la
modernidad, l.as mujeres hayan sido sometidas a la fuerza por parte de AIELLO, Leshe C. y WHEELER, Peler. «The E)(pansivc-Tissue Hypolhcsis:
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En resumen, me parece un error proyectar la identidad de las mujeres AMOR6s, Ce ha Tiempo de Feminismo. Sobre feminumo. proyeCfQ ilUSlrado
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como sinónimos en la mayoría de ocasIones.

Dep,anamenlO de 111510nl, GeOirafia e IImori, del Ane, Alea de Pl't'hislona,


UnlVersidl d de Almería
Deplnlmenl de PrehlSlonl, Unlversllal AUI6nom3 de Barcelona

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