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La didáctica es una disciplina dentro del campo de las ciencias sociales que estudia las prácticas

de enseñanza significadas en su contexto sociohistórico: busca describirlas, explicarlas, fundamentarlas


y, en consecuencia, enunciar normas.

Desde su creación en el siglo XVII y hasta la década del 80 del siglo pasado, la didáctica fue
moldeada bajo el paradigma normativo – prescriptivo, más allá de los diferentes modelos que fueron
sucediéndose, los problemas y las soluciones planteadas por los teóricos han sido de carácter
prescriptivo, instrumentando un método basado en el “deber ser”, “deber proceder”, constituyéndose
como una doctrina de la enseñanza, elaborando principios para regular la práctica docente, métodos de
enseñanza, y normas para el quehacer del maestro en el aula.

De la mano de una creciente demanda de revisión de contenidos y del objeto de estudio por
parte de los didactas y con la irrupción de las Teorías Críticas en los años 80 se produce la ruptura del
paradigma normativo, generando una “crisis de identidad” (Becker Soarez: 1985). Ante los nuevos
debates, la didáctica abandona la elaboración de planes de acción y de herramientas para los docentes
abordando como objeto de estudio y de investigación el aula, con eje en los intereses prácticos,
interpretativos y de comprensión. Estas nuevas inquietudes vienen de la mano de un nuevo paradigma
denominado comprensivo-interpretativo.

En simultáneo y a partir del abandono de la normativa comienzan a tomar la palabra las


didácticas específicas, fundamentadas en sus propias área de conocimiento, con principal protagonismo
de la didáctica de las matemáticas, logrado imponer en el campo de la didáctica general algunas teorías
propias como la idea del contrato didáctico y la trasposición didáctica, generando posiciones
encontradas entre didactas generales y específicos y aportando a la idea de la ultrafragmentación
(Steiman, Misirlis, Montero: 2004) del saber didáctico.

Finalmente, en la última década del siglo XX, con el triunfo de las políticas neoliberales, se
comienza a gestar una nueva forma del viejo tecnicismo. Bajo la idea de la autonomía institucional,
enmarcando a la enseñanza en un “proyecto educativo” áulico con evaluaciones de calidad y
discriminación de los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales. En contraposición
emerge el paradigma interpretativo, que pretende teorizar la enseñanza a partir del aula y de las
prácticas de enseñanza significadas en su contexto sociohistórico, con un componente interpretativo-
descriptivo sin dejar de lado su capital propositivo. Estas nuevas teorías buscan romper las
contradicciones entre las didácticas específicas y la didáctica general considerando las primeras como
orientaciones prácticas para la comunicación del saber y a la segunda como las orientaciones prácticas
del aula.

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