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DE LA OBRA 4L TEXTO 98 todo combate es seméntico, todo sentido es guerrero; él signifi catdo es el nervio de la guerra, la guerra es la misma estructura del sentido; actualmente no estamos en la guerra del sentido | (una guerra para abolir el sentido), sino en la guerra de los sentidos: los significados se enfrentan, provistos de todo tipo de armas posibles (mallitares, econémicas, ideolégicas, a sea, neu. réticas); hoy dia no existe en e] mundo ningtin lugar institucio. nal donde esté prohibido el significado (no se puede conseguir su disolucién més ‘que haciendo trampas| a las instituciones, dentro de lugares inestables, ocupados fugitivamente, inhabita, bles, contradictorios hasta el punto de que @ veces parecen reac. cionarios). En cuanto a mi , el paradigma sobre el que intento re. gularme, con todo rigor (es decir, més all4 de una posicién poll ca preferencial), no es el de iimperialismo/socialismo, sino el de imperialismojotra cosa: esta retirada de la marca en el momento en que el paradigina esté a punto de concluir, esta oposicién que s€ queda coja con el recorte, el suplemento o la desviacién de Jo neutro, esta oguedad ut6pica (ho me queda mas remedio que decidirme a ello), es ef tnico sitio en que actualmente puedo s0s- tenerme. El imperialismo es Io lena; frente a él esté lo dem sin firma ninguna: un texto sin titulo. De un cuestionario de Guy Scarpetta 1971, Promesses. La palabra es irreversible, ésa es su fatalidad. Lo que ya se ha dicho no puede recogerse, salvo para aumentarlo: corregir, en este caso, quiere decir, cosa rara, afiadir. Cuando hablo, no puedo nunca pasar a goma, borrar, anular; lo mis que puedo hacer es decir «anulo, borro, rectifico», o sea, hablar més. Yo la lamaria sfarfullar» a esta singularisima anulacién por adicién. E] farf Heo es un mensaje fallido por dos veces: por una parte porque se entiende mal, pero por otra, aunque con esfuerzo, se sigue comprendiendo, sin embargo; no est4 realmente ni en la lengua ni fuera de ella: es un ruido de lenguaje comparable a Ia serie de sacudidas con las que un motor nos hace entender que no esta en condiciones; éste es precisamente el sentido del gatillazo, signo sonoro de un fracaso que se perfila en el funcionamiento del objeto. EI farfulleo (del motor o del individuo) es, en suma, ‘un temor: me temo que la marcha acabe por detenerse. La muerte de la maquina puede ser dolorosa para el hombre, cuando la describe como Ja de un animal (véase la novela de Zola). En suma, por poco simpética que sea la maquina (ya que constituye, bajo la figura del robot, Ja més grave amenaza: la pérdida del cuerpo), sin embargo, existe en ella la posibilidad de DE LA OBRA AL'TEXTO 100 tun tema eufdrico: su buen funcionamionto; tememos a la méqu ta en cuanto que funciona sola, gozamos de ella en cuanto que Ranciona bien, Ahora bien, asi como las disfunciones del lengus- Je satin en elerto modo resumnidas en tn signo sonoro: el far. fines del mismo modo el buen funcionamiento de la méquina | ! \ . ii i husurvo es el ruido que produce lo que funciona bien. De ahi selsigue waa paradojas el susurro denota un ruido limite, un Tudo imposible, e! ruido de lo que, por funcionar a la perfec Fon, no produce ruido; susurrar es dejar oft la gisma evapora, Sion’ del Tuidor 10 tenue, lo confuso, lo estremetido se reciben como signos de Ia anulacién sonora i Taal que las que susurvan son las maquines folces, Cuando 1a smaquins erérica mil veees imaginada y deserita| por Sade, con- giomerado ximaginado» de cuerpos cuyos puntos amorosos se Siustan culdadosamente unos con otros, cuando esta méquina se Pune en marcha gracias a los Tmovimientos convulsives de Tos Porticipantes, embla y produce un leve susurro: en resumen, Funcioka, y funciona bien. Por otra parte, cuando Tos actuales qamoncses se entregan en masa, en grandes salas, al juego de la Weinuine tragaperras (que alla se lina Pachinko), eas salas se Tenn del trentendo susurro de las bolas, ese susurzo significa {ue hay algo, colectivo, que esté funcionando: el placer (enigmé- ‘ies por ottes razones) de jugar, de mover el cuerpo con exacti tud, Pues el susurvo (se ve en el ejemplo de Sade yen el ejemplo Jnpores) implica una comunidad de los cuerpos: en‘Tos ruldos fil placer que «funcionae no hay voces que se eleven, gufen 0 Se soparen, no hay voces que se coastituyan; el susurro es el aide propio del goce plural, pero no de masa, de ningdn modo {la masa, on cambio, por su Parte, tlene una Unica voz y e88 Vor ts teribiemente fuerte) 'Y en cuanto a la lengua, ges que puede susurrar? Como pala- bra parece ser que sigue condenada al ferfulleo; como escritura, al silencio y a la distincién de los signos: de todas maneras, 101 EL SUSURRO DE LA LENGUA siempre queda demasiado sentido para que el lenguaje logre el placer que seria el propio de su materia, Pero lo imposible no es inconcebible: el susurr de la lengua constituye una utopfa 2Qué clase de utopia? La de una miisica del sentido; por ello ex tiendo que en su/esiado utépico la lengua se ensancharia, se desnaturalizaria, incluso, hasta formar uh inmenso tejido sonoro fen cuyo seno el aparato seméntico se enbontraria irrealizado; el ificante fénico, métrico, vocal, se desplegaria en toda su sun- tuosidad, sin que jams se desgajara de gl un solo signo (r lizando esa capalde goce puro), pero t4mbién —y ahi esti lo dificii— sin que el sentido se eliminara brutalmente, se excluyera Gogméticamente, $e castrara, en definitiva. La lengua, susurran- te, confiada al significante en un inaudito moviraiento, descono- cido por nuestros discursos racionales, no por ello sbandonaria tun horizonte de sentido: el sentido, indiviso, impenetrable, inno- minable, estaria, sin embargo, colocado a 10 lejos, como un espe- jismo, convirtiendo el ejercicid vocal en un doble paisaje, pro- Visto de un «fondos; ero, en lugar de ser la mtisica de los Fonemas el «fondo» de nuestros mensajes (como ocurre en nues- tra Poesia), el sentido seria en este caso el punto de fuga del placer. ¥ del mismo modo que, cuando lo atribuimos a ia mé- quina, el susurro no es més que el ruido de Ia ausencia de ruido, jgualmente, en relacién con la lengua, ese susurro seria ese sen- tido que permitiria oir una exencion de los sentidos, o —pues es Jo mismo— ese sinsentido que dejaria oir a lo lejos un sentido, a partir de ese momenta liberado de todas las agresiones, cuyo signo, formado a lo largo de la «triste y salvaje historia de los hombres» es la caja de Fandora. ‘Sin duda se trata de una utopia; pero Ia utopia a menudo es lo que guia a las investigaciones de Ta vanguardia. Asi pues, exis- ten aqui y allé, a ratos, lo que podrian Ilamarse experiencias de susurro: asi, cfertas producciones de la mtisica post-serial (es muy significative el que esta masica dé una extremeda importancia ala voz: trabaja sobre Ia voz, buscando desnaturalizar el sentido de ella, pero no el volumen’ sonoro), ciertas investigaciones en radiofonia; asi también Ios wltimos textos de Pierre Guyotat 0 de Philippe Sollers. DE LA OBRA AL TEXTO 102 5 Esta investigacién sobre el susurro la podemos llevar a cabo, mucho mejor, nosotros mismos y en Ia propia vida, en las aven- turas de la vida; en lo que la vida nos aporta de una manera im provisada. La otra tarde, cuando estaba viendo Ia pelicula de Antonioni sobre China, experimenté de golpe, ea el transcurso de tuna secuencia, el susurro de Ia lengua: en una calle de pueblo, tunos nies, apoyados contra una pared, estén reyendo en vor alta, cada cual para sf mismo, y todos juntos, un libro diferente; susurraban como es debido, como una maquina que funciona bien; el sentido me resultaba doblemente impenetrable, por des- conocimiento del chino y por Ia confusién de las lecturas simul tdneas; pero yo ofa, en uma especie de percepcién alucinada (hasta tal punto recibia iniensamente toda a sutileza de ia es- cena), yo ofa la musica, el aliento, Ia tensi6n, la aplicacisn, en ‘sum, algo asi como una fijalidad. ;Vayal ¢Asi que bastaria con Gue habléramos todos a la vez para dejar Susurrar a la Tengua, de esa rara manera, impreghada de goce, que acabo de explicar? Por supuesto que 20, ni hablar; a la escena sonora Ie faltaria una erotica (en el mas amplio sentido det término), el impulso, 0 el descubrimiento, o el simple acompafamiento de una emoci6i Jo que aportaban precisamente las caras de Ios muchachos chinos. Hoy dia me imagino a mi mismo un poco come el Griego an- tiguo tal como Hegel lo describe: el Griego interrogaba, dice, con pasién, siz. pausa, el susurro de las hojas, de las fuentes, del Viento, en definitiva, el estremecimiento de la Naturaleza, para percibir en ellos el plan de una inteligencia. ¥ en cuanto a mi, es el estremecimiento del sentido lo que interrogo al escuchar el susurto del lenguaje, de ese lenguaje que es para mi, hombre mo- derno, mi Naturaleza De Vers ime esthétigue sans entraves (Mélanges Mikel Dufrenne) © UGE, 1975. En anexo Este ntimero de Contmunications es muy especial: no ha sido concebido para explorar un saber o ilustrar un tema; su unidad, al menos su unidad original, no est4 en su objeto, sino en el grupo constituide por sus autores: todos ellos son estudiantes, comprometides muy recientemente con la investigacién; lo que se ha recopilado voluntariamente son los primeros trabajos de unos jévenes investigadores lo bastante libres para haber con- cebido por si mismos el proyecto de investigacién y, sin embar- g0, sometidos atin a una instituciéa, 1a del doctorado del tercer ciclo, Lo que nos planteamos aqui es principalmente la investi- gacién misma, 0 al menos una determinada investigacién, la que ‘atin esta relacionada con el dominio tradicional de Jas artes y las letras, Se tratar4 tinicamente de este tipo de investigacién. En ¢] umbral de su trabajo el eshdiante sufre una serie de divisiones, En cuanto joven, pertenece a una clase econémica definida por su improductividad: no es ni propietario ni pro- auctor; esta al margen del intercambio, e incluso, por asi decirlo, al margen de Ja explotacién: socialmente est excluido de cual- quier denominacién. En cuanto intelectual, est4 entrenado en la Jerarquia de los trabajos, se da por supuesto que toma ‘parte en un lujo especulativo del que, sin embargo, puede gozar,

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