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La sangre clavada (1947-1954)

De Edouard Glissant. (1928-2011)

A toda geografía torturada.

No más la obra blanda, sorda, tanto como la mar que la esculpe sin fin – sino de
estallidos, acordados a la efervescencia de la tierra – y que abran el corazón, por
encima de las preocupaciones y la angustia, una estridencia de playas – siempre
destruidas, siempre recuperadas, y carentes de terminación – no las obras sino la
materia misma en la cual lo trabajado camine – todos, unidos a cualquier proyecto que
pronto los rechazó –primeros gritos, rumores ingenuos, formas hastiadas – testigos,
por lo tanto incómodos, de ese proyecto – que, de encontrarse imperfectos se tornan
solidarios perfectamente – y pueden convencer de detenerse en lo incierto – eso que
tiembla, vacila y sin cesar deviene –como una tierra que se arrasa – disperso.

Estación única

Las antorchas se acusaban del color negro estanque de la noche

Nuestras manos solubles nuestros aires de rapiña frondosa (boiseusse) la paja en


llamas de nuestros ojos

Mares a través vuestro mi silencio pacientemente renace

Atravesando vuestras orillas, atravesando vuestra agua sucia

Y la conjunción del hielo y del deshielo.

Otra vez otra vez

Ah! Memoria rocosa sublévate en monte

Cada matorral de memoria esconde un tirador

Sobre nuestras cabezas el golpeteo del molino


De noche tosen los quemaderos

El hombre tiene la grandeza de hacer al grito echar raíces

Noviembre

Y el remo está en tierra a la espera del país nuevo Oceanía la que tú amas es un
pañuelo en lo alto de un mástil Oceanía la que tú amas es un cocotero de bruma en tu
presencia Oceanía en tu sombra de catedral consagrada a lo inculto y yo domestico la
espuma de tus ropas el Asia y la Europa de nuestras infancias el Asia es una madrépora
que se habita y se corroe entre el cielo y la batalla y Europa es ese campo de clavos. No
más escuchar recoger mariposas salvajes del recio día. De tanto en tanto feroces las
elecciones de los asesinos en la bella lluvia cancerosa. Oh! La más bella donde
amontonar nuestras pieles la más bella Oh! Dedos de lianas de las selvas en el cencerro
del desierto, Africa. La última misión fue extraviar la palabra en la sordera abundante
Trópico ardiente. Como una adición de frutas ebrias de recuerdo en el mudo deseo de
los bananeros.

Lectura salvaje

Al costado de los taciturnos inmediatamente está la extensión que desplaza su carreta


en el enceguecimiento

Ante el molino de las usinas mi pobreza sonríe a los poderes de la tierra

En las cicatrices de los perros en la tibias negras siempre

El agua tantas veces proclamada enrojece al tacto de mi voz

Resurge aquí del fondo colérico de los abrazos mi salto a la piedad

Al mismo tiempo los hugans1 se revisten de paciencia

Ah yo no quiero por prueba más que el último viaje de mi lasitud entre las hojas secas
del monzón

La floración de las islas la geografía monzónica de las islas sobre los mares eventrados

1
Sacerdotes del vudú
Nuestros cánticos nuestras frentes marcadas por surcos nuestros pies maltratados de
tormentas

Golpe a golpe de tu larga gesta de aurora done los pájaros buscan en vano anidar

Entre las mallas del tam-tam a pesar mío da vueltas (chavire) la tierra

Del costado de los vientos en la cicatriz el peso de los hombros centellea

La noche engañada por la noche

Roca

Espuma lluvia cabeza clamada (clameé) batientes de agua lluvia

Oh! Entrega de mis rostros el claro enlace la unión angular de esos dos ríos el avance
de la tempestad

Yo ruedo (calloge) el agua la ola la espuma yo me lavo roca yo roca la mar pereza de
mis golfos la mar inunda mi presencia

Espuma el mar cambia una concentración germina la línea del horizonte pasa a lugar
primordial de mi alegría los árboles me dedican la envoltura seca de sus hojas

El agua lodosa de los torrentes contra mi pureza deja fluir su paciente rumia un muelle

Dulcemente pudre su paz luminosa

Y mis sentidos reunidos mi piel granulosa yo exhalo

Mi casa mi soledad Taoulo silba

Y la tierra del fondo colorido de su matriz hacia mí eleva sus deslumbramientos

El aire encintado de lluvia me invade oh! La camisa de fuerza del aire

Toeulo llama y el tiempo cerca de mí posa sus echarpes amarillentos

Y los tiempos saquean la invisible velocidad


Ociosidad pútrida de un (mangot) sobre la roca

Paso lento

Palabra que yo nutrí de fuego que se prepara con la carne del hombre y liana de los
matorrales de la selva

Matorrales que empujan en las carnes expuestas al sol las claridades aquí llegan

Yo abrí la vaina encendida de de la ventana y acechando mis pupilas de escarchado


naranja

La tierra está cuando los pavos reales entre las boas los espinos gigantes no osan dar su
ronda

A fuerza de pensar tierra estallo la tierra está cuando ustedes recogen los sesos
salpicados en el tacho de basura del océano nuevo

Los ríos imaginan juegos donde mis venas guardan lugar de rayuela (marelle) de agua
dulce para la fuente a agotar

Yo me siento niño en el pesebre de ruido terrestre consagrado a las rapiñas a las


soledades

La mar talla una amistad donde yo recuesto mi alegría, palabra que remueve la nieve
de las calles como armadura de negrero

Ellos nos han dado ánforas con el corazón helado de ese último día nosotros hemos
dormido en las trombas las lunas dormido en las nubes

Ellos nos han talado2 nos empujaron los tétanos en las espinas de los poros

Bien entendido los canales estaban secos la melancolía(l´auvergne) barba de la lluvia se


fundía en desesperación

Temblorosa casa salmuera de diamante bruto en la caja adormecida

pescado

El árbol gran árbol


2
Tailler: talar o tallar
Tus hojas el relente de deseos de siegas cegadas de brazos de mar

Tus hojas de plagas de la Edad Media en el recuerdo de mis esplendores

Tus ramas de hombros de mujer trabajadora sobre la sed de hierbas cortantes

Árbol recomenzado tu cuerpo yo desprendí de tus cuerpos la caparazón de mis


claridades

Tu tronco de tallos renovados

Tu tronco de luz en el campo negro de noche florecida

Tu tronco de raíz vuelta tronco y la maravilla del caracol avanzando

Tus matas de flores tus raíces el fuego helado de tus raíces y las masas de hombres
prendidos en las tetas de tus dolores

El sufrimiento como un invierno en los manantiales de las profundidades

Humo negro

Loca loca de los ojos sin pan, florece el grito del mirlo en su sombra de sauco

(ésta es la cuarta estrella a la derecha en venir por la mirada el maestro)

Como una calle de esmalte grabada en la catarata vertiginosa de los tótems

Lavas

Elementos

Soles apagados en los cabellos de verdadero sol! Yo encontraré una sanidad de frutas
en llamas.
Aquí están los anuncios consagrados, sobre los árboles, nutridos de hojas. De carne, los
animales son mis amigos. Los ríos pasan a través mío hacia la transparencia de tierras
aquí estoy.

En este rosado en el infinito que las jóvenes hijas urden sobre sus rostros para anunciar
el amor En este rumor que los bucaneros traman sobre las claridades En esta
abundancia de soles que distribuye la regadera de árboles Estoy yo la orilla la roca
impasible y sobre su seno el ardor de la tierra

El rayo la mano que acaricia el relámpago la mano que ofrece esto es nuestro yo he
tenido en mis dedos el pelo hirsuto de las noches yo no duermo más la cabeza en la
punta de las lanzas yo no vi más los cayos cerca de los caimanes lavadores de agua
fresca yo estudio la arena y el cielo está en contra mío, sus ojos glaucos Las sombras
me son hostiles Nada menos que un esplendor La fuente de aguas y el árido relincho
de las algas.

Ustedes que han anudado la sarabanda y el vértigo de los bosques. A bocanadas


francas de tu selva de astros tú eriges la pira de las noches En tu bosque los órganos
(mi vida desconocida) los fuegos de salva del día. A bocanadas plenas la tierra surge
inminente, por el otro lado las aguas respirables del poema tu juegas el sol, tu ganas.
Dormir al río arar el silencio Deja tus manos en las espesuras atlánticas Entre los
taciturnos que julio súbitamente estalla oh! Libertad de lágrimas en la tierraentre
todos los árboles reconciliados Y por la marca en que se detiene (cran d´arrête) la
lógica que queda en suspenso.

Este es un país que bate sus caderas contra la ceguera Razas razas flechas de cañas
azagayas Yo nievo y hielo sobre el tamboril de los boababs

Esto que otros escriben

En estrellas capitales

Yo siento a quien rumia la floración dulcemente quieto entre mis brazos sus brújulas
multiplicadas. Los pájaros señalan hacia la sed abrumadora de los volcanes. Tal quien
cose el silencio de hilo blanco no tiene derecho de ponerse borracho. Yo digo que la
poesía es carne.
*

Y así, limado de su único diente (de contratiempo de sangre de lágrimas) la gran lamida
de la aceptación. Una mandíbula de arenas de desiertos de malezas, que lo otro sea de
astros de pólenes: que el hubiera tirado las estrellas los cuellos quebrados el látigo el
amo que sepulcro y las cañas que silban la espera y el dolor y la sangre y su agitación
de poesía. Como deshilada de inauditos estanques tropicales, la negra brecha sobre el
viento. Escucha.

Acodado al silencio

Los bramidos

Hay un rocío de galeras en las praderas de sal marina En la sabia el destello. He


decantado el agua verde el agua roja, coseché asesinos las cañas y los (couis) A beber
El sol es una linterna apuntada abatida Esplendores, viajeros de la espuma.

Mi casa trenzada desafiando el rayo, de juncos escapados de los hougans de octubre,


mi casa mi casa de cristal marino larga muralla de América. El rebelde puesto en el
index para enseñar a los niños que no hay más que un dedo en la mano. Agito los
helechos de olas. Mi despertar es de perro arrastrando su cucha bajo los puentes.

El errar se torna en trampa, desusado

Cuando cuando y cuando las campanas

Descarnadas de lo inaudible?

Sin embargo estoy en la historia hasta la mínima médula. Secularmente instalado: en


ese mediodía que yo decía fuerte como la ignorancia: ella hace rodar en mí sus
guijarros. Yo espero, devoración (mangeaison) del poema, las rosas Si

Yo soy parcelamiento

En la música

Nocturna.

Hombre coolie-marinero mar-espuma Ah el rocío de mis cabellos que tú has creído un


empuje de corales mocos No voz sino rumor construido agujereado Los negros no
asesinados incinerados decapitados sino linchados Yo circulo en las huellas Mi fuerza
aplaca las fuerzas! Los bufones están aquí que se levanten. Un buen escándalo. En
nombre aquí de un plagio poético, por testimoniar un esplendor moral. Yo me obligo a
saludar: el hombre, ese luminoso deseo de canto. Vocativo, demasiado.

El bosque súbitamente aúlla a la vida. Las estrellas, merodeadoras, invadiendo las


esclusas. Viviente oh viviente, reina. Tus pies ven el camino, manglares abandonados.
Tu piel retornada es una labor roja. Viviente,

Oh viviente mi mañana de pradera tú mi noche de pradera violada en combate de


toros. Tú has deslizado en el agua los jadeos de tu silueta cortada de vidrio. En el vado
la playa negra la arena negra e las caricias. En el astro bello astro de tus manos.
Tranquilo sacudido de auroras en la nave incendiada de tus sueños, y tu voz de
esplendor clamado, de ebriedad mezclada a la ebriedad: yo suspendo el anaranjado en
el reposar de tus labios.

Ah repentino

El temor de ser dos

En la belleza.

El relámpago tuyo la cabellera de nieves el relámpago de tu aire y amor entrelazados.


Tu serpenteante (serpente) y roturada. Yo, espuma de tu paso.

Así yo fui, colonia de niños mártires de perros encontrados de escualos no convertidos.


Oh! El sufrimiento, ese batirse del viento en las calles. La pobreza es ignorancia de la
tierra, lo imaginado es pasión.

Pero ninguna crepitación, ningún sol después que le única boca abierta del hombre
espera. Pasamos de otros continentes.

Piedra vibrante

Hombre saqueado vivo, trabajo

Tormenta maculada Oh!


Por ti yo soy sangre, maravilloso cáliz. Raíces, raíces, yo no terminaré de tirar de sus
mamas fecundas.

El fuego elige esta ola que yo creía la última para ceñirme a su contorno.

El aire nutricio.

En la trampa del horizonte allá ceñido a desanudar la infancia la misteriosa

El hombre saciado de mi crueldad blanca tal como ocupo tal como tiende su rostro de
creencia lenta aquel que me concede sus ciudades o simplemente su agonía me hacen
más bello que las aparición de las lágrimas en el valle más bello que el valle lloroso
entre los tres golpes de lambi3 de la muerte yo estoy sobre la torre de silencio como un
pájaro blanco.

De mares en mares por el dulzor del azote reconducido a las puertas del agua bella
visitante

La espuma de lluvias delicada la agregación de rosados

Solo yo los volcanes drenan hacia mí sus mamas sangrantes abiertas por qué

Sino que yo arribe en mí aire fecundo de aire de tortura de oblicua continuación

Y yo repto en un recaer de auroras de mediodías más lejanos mis hermanos muertos


contra las estrellas muertas (en el espacio los jirones de sus carnes) sus machos
hembras y permeables y semejantes y disemejantes

Vuestros mares y en vuestras manos tanto de ensayo de naufragios vuestros hombres


vuestras serpientes vuestras ciudades corretean en las entrañas de la tierra no me
cruzan de vuestros faros

Hacia el espacio yo (irrue) embisto mundos mundos

3
Caracol rosa
*

Los sensibles son encerrados bajo las alas de los gorriones la pulpa de los ríos

Por una vez maestro yo concilio los soles insistentes la blancura de las calles

Oh cantores bloqueados en los asaltos del aire, vosotras, estrellas arrojadas a los
cantores

Escucho por la montaña las cavernas sensibles (narices y oídos) yo escucho los
perfumes metálicos los mendicantes (mendiances) solemnes

El ciego come su pan, el árbol se sostiene sobre su doble

Porque que belleza el poema impuso a la hora tardía los arados de los golpes de calor
en el barbecho de las nucas

Los millares de estrellas de manzanillo leche hirviente en el frescor de los ojos.

Espejos

Ciudades

Sobre la lana de ruido algún objeto de silencio, pero más vasto

Irá del amor, de su movimiento contra las vitrinas atentas

Quién se detiene y contempla? Aquí el pensamiento organiza la exposición de los


oropeles, y el encanto se eterniza.

Allá, los gatos gigantes rasguñan la tierra, el acero de silencio y la creencia sin objeto.

La confesión

Cada nombre es un llamado espejo fragmentado

Sopesando en sus manos la desesperación


De frente, temblorosos ellos se silencian.

Esta es su manera de fluir, la confesión.

Espacio para sus manos

No dejan trazo de amistad,

Secreto tan secreto.

Quien osa decir si su rostro

Tiene sus cuerpos o si su cara

Es transparente?

Espejo, nada allí pasa oh falacia.

Ella es pájaro movimiento puro

Que el viento consume

Tienen amontonados sus amores

Alma sobre alma como se ve

Vuestras margas vuestras turbas vuestras calcáreas

Ah socavones que el viento acecha

De espanto el boticario
En su campo de obús iluminado

El resplandor, anillo de muertos

Por un muerto que se olvidó

Miren, el pobre cribador

El trenza el mimbre de caricias

Yacentes ustedes no habrán de parar

Hasta que el espejo sea empañado

Oh al que tortura el camino lo dispensa

El injuria, contamina

Ofende y se erige por encima de él mismo

Para atacar en un absoluto de silencio

La soledad lo conmueve se muere

Él aproxima la mar él ruge

Vencido demorado, confesión quebrada.

Vértigo de tiempos fríos

Cenizas montes oh vuestros días

Son de infinito abandonados


Vuestras mentiras como las de los autores

Son llantos, en espejo animadas

Magro espejo y alta torre

Agua de la muerte aprisionada

En ningún océano sin labranzas

Fiebre y acilla surcadas

Lloren que mi espacio une

Espacio sobre ustedes cumplido

Más que océano sobre un desterrado

Mis fiebres labranza cenizas muertos

A tales mentiras ceniza ahora

Y arcilla más que infinita

Estaciones

Gloria

Los reinos del nuevo azul levantan de su país sin freno.

Río de frondosidades, y camino de mañana,

Del alba misma, del azul, y relinchan las bestias,

Yo vi que ustedes hicieron gloria y tristeza las viejas palabras,

Y ese espejismo ese abrazo,


Fugas ahora tan conocidas, y dominadas

Y ustedes tienen tomado, así como un druida en el bosque sobrenatural del pasado,

Un mediodía. Y los tiempos y el porvenir ahí se casaron, su boda fue dulce par ustedes.

Llamas. Estampidas a las puertas del mediodía. Que todo ese canto de arcillas y de ríos
descendientes el aplomo del día

Les sea un lugar de orden, de sed, no de exabrupto de de obcecación.

Y que ese señuelo no los lleve a la cosecha de un muérdago de antaño.

Morir de no morir

Los perfumes se agotan en las playas de mis estrellas. La espuma de las alturas no
deslumbra más, el libro está allá, es su cosecha.

Libro de idas donde el agua es rara, libro de Muertos y de Leteos, en ese país del norte
ocupado de vendimias, subterráneas oh! Subterráneas.

Abre, las noches son espléndidas en el libro. (la mar medía sus frutos y su sal. El verano
de la noche enciende el verano)

Yo aprendo yo aprendo que hubo batallas, después de las cuales el amor no vuelve,
ella está muerta y el campo está desierto, no hubo más combates, sino una sola eterna
víctima.

Y veo el agua del baño de los muertos, la que cubren los pasos del clérigo.

La muerte y sus noches son abjuradas

De dejar en el corazón la mar inmensa que comienza.

Tentaciones
Ustedes nos quitan los lazos del día blanco más blanco que nieve del verano

Ciegos sobre los cuerpos donde van los sueños de otras épocas, es así como ustedes
anudan la sal a tantas tormentas desatadas

Si al amor se abrazan los nombres se romperá vuestro errar

Para ustedes el amor infringe el cielo y ustedes no tienen más que profundidades

Y ustedes no tienen más que grutas y mentiras que vuestros cuerpos desesperados

Si ustedes demoran la labranza son nieve sobre la superficie de la tierra

Que dicen ustedes al dormir sobre el espesor y la fiebre

Que nos inquieta y nos ilusiona tanto?

O bien no son ustedes más que fantasmas habitados de oscuras huellas

O no son ustedes lasos más que de nosotros mismos, que a nosotros hieren y tientan?

Soledad

Mástil que la nieve ha anudado de silencio

A la playa donde repentinamente no hay más sal

El reconoce la mar el rompe el perfil de la orilla

Y se evade del tiempo o queda prendado de lunas

La noche viene ella viene (toril) blanco

Sobre el pecho que subleva un viento de profecías

Ella ofrece no un vaso de furores de de amor azul

Sino una ausencia de luz.


Oh perfección de la derrota oh ley de la mañana

El viento, el solitario ha unido la ola a él devuelta

En ese cáliz de su cuerpo un dulzor

Y como a un hijo la ha acariciado

Hijos de la mar! Hombre de sal! Dioses propicios a las fiestas

Oh esponsales que no cesan

Belleza

Hay por acá un viento de rosas solemnes éste es el azul

Tejidas en floración de irreales, como bellas manos

Este es el verano que el viento despojó de su ropa, el niño desnudo

Lloran delante del día, esperando el mediodía

Tu pueblo te comprende. Apenas una palabra implora esta brisa

Invisible que nos obliga a alabar las transparencias

Y más secreto en su savia e innombrable. Veo,

La sal recubre la estación, los rojizos, el niño.

Rosas irreales nosotros nombramos el impuro incienso

Escarcha

Abrupto
No más el canto, puesto sobre tu desierto

Pero la inocencia caída ruge

Limo de los muertos establecidos en la muerte

Un reír porque un muerto enarena su herida

Un grito un nudo un pesado aplomo de cabezas cortadas

No más el canto

Pero esta piedra en tu mano donde grita el viento

Y revienta de pájaros heridos de frutas de palabras

Pendiente como vive tu asombro

La sangre clavada vívida en la noche sin más

Puntual

Sampan tenía en el horizonte demasiados caminos y una jungla tenía sobre el espejo
mil gredas negras una herida tenía cuánto de lágrimas una bahía

Sampan a la tarde por tus caminos nos volvían las lágrimas y la greda había en el
horizonte un solo espejo para esta herida y sobre la jungla nuestro límite

Sampan soñado (muriendo haciendo) nosotros te llamábamos nuestro bosque tenía la


cruz del quebrantahuesos para nuestros sueños tu medida (empan) y sobre nuestros
labios tu promesa

Y esto lo puntual que ahora viniendo de nosotros a nosotros pasando se manifiesta


(como una sonrisa que nos acecha y que ya entre todos nuestros nacimientos nos
toma)
El árbol muerto y viviente

Toda una noche a bordo del horizonte

Él te buscaba, no osando clamar por encima del oro

Si tú gritabas entre todos los pájaros muertos

Si tú dabas tu voz por la gente ahí velamen

Donde tan muda tú venías en la espesura de los cristales

Él se sostenía cerca de la noche entre todos los árboles

Él se elevaba en su aurora y muerte

Él quería tanto la sombra él (déhalait) ese ruido

Y te embellecía, tú pura con manos de quien empuja

Las lavas de medianoche en el árbol contemplado

Ese sostenía delante de la noche

Entretenido por un viento de hielo

Y se elevaban las águilas sin ciudad

Mendiants4 ofrecidos (mendiants dévolus) que lavaban el horizonte

4
Tipo de chocolate provensal
Libro II . Un campo de islas. Noviembre de 1952.

Tormentas, fuego marino, extensiones sin piedad: estos son los altos márgenes de
hulla, a veces el viento que todo dulzor aviva que todo dulzor sorprende el corazón y lo
empenacha, estas son jaurías de vientos que pierden su fuerza desde las manos, hacia
la culpa y el cumplimiento de la grava. Esos jinetes se prenden de una liana, lo
contemplan crecer por el cielo hasta las últimas estrellas. Oh! de ese lenguaje que es
todo piedra provista de carne y lo eleva por encima de ella, de ese lenguaje violento y
dulcemente oscuro que es la raíz provista de carne y la empujan por encima de ella,
aquí esta el esbozo. Este no es el cráter del nombre que destella, sino multitudes de
manos sobre la piel: el atentado masivo de la corola a sus bordes de estanque rosa y la
subida de los tejedores de redes5 y la caída blanda de las aves del paraíso. Qué puede
ser ese grito, ese resplandor de cristales en la voz! – que produce que desde esta
habitación donde ustedes están aquí enrollados en velámenes de vida, de repente el
día se vaya, desflorado, hacia ese lenguaje que se pierde y luego se enciende? El
impone en la isla tus manos padeciendo de noche. Bajo las sombrías frondosidades de
la piel frágil ustedes prestan vuestra sonrisa como un pájaro de bordes de mar; este es
el resplandor de vuestro silencio, esta es la prosa tranquila de vuestras manos que
hacen la luz de este mundo, lo que se conquista entre las empalizadas.

***

Aquí el recomenzar de esa arcilla al calor del corazón, que reacciona, un presente de
islas que fraternizan (s´ accordent), oh vosotros! Entre ellas entrevisto vuestro rostro
(bella, si bella). Nadie puede decir si esto es la ola de caminos remontando el dolor, o
si, desde aquella noche de soledades y mareas, esto es puro asilo que se estrella en un
silex. Nadie puede ver ni tocar ese mediodía (mi-jour), tocar el día con las manos de la
dulzura. Él se impone un viento de caballos rojos y de altitudes. Sólidamente como
quien hunde en la tierra su brazo a golpe de masa. Pero una elegancia tan de avispa
mudada, el viento las viste de sus caricias. Oh! Esta mirada de lo uno a lo otro duda y
se amontona!. Ustedes , escapadas a lo largo de las arenas del día

5
Posiblemente neologismo de Glissant, la traducción la pense como Folle (reg) que indica grandes redes
y una des. De nombre.

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