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La prueba del WISC-IV es, probablemente, la prueba más utilizada a nivel mundial

para evaluar las capacidades intelectuales en niños y adolescentes (Flanagan y


Kaufman, 2012). Dicha prueba permite a los profesionales de la psicología
explorar las capacidades cognoscitivas de los evaluados con la finalidad de
conocer las fortalezas y debilidades intelectuales generales de los mismos.
Además, permite obtener una estructura de puntuaciones índice nuevas para
representar dominios más limitados de la función cognoscitiva: el Índice de
Comprensión verbal (ICV), el Índice de Organización perceptual (IOP), el Índice de
Libertad de la distractibilidad (ILD) y el Índice de Velocidad de procesamiento
(IVP).
En México, la estandarización de esta última versión se publica en 2007 por la
editorial el Manual Moderno (Wechsler, 2007). Dicha versión, permite administrar
la prueba en diferentes contextos y sirve a diversos objetivos. Dentro de los cuales
podemos encontrar el clínico, el educativo, el neuropsicológico y en el contexto
forense.
El WISC-IV se puede utilizar como herramienta psicoeducativa para obtener una
evaluación completa del funcionamiento cognoscitivo general. También es posible
usarla como parte de una evaluación para identificar la inteligencia sobresaliente,
el retraso mental y las fortalezas y debilidades cognoscitivas.
Los resultados pueden servir como guía para la planeación de tratamientos y las
decisiones de colocación en ambientes clínicos y educativos, y puede
proporcionar información clínica inapreciable en la valoración neuropsicológica y
con propósitos de investigación.

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