El primer canon que debe cumplirse en cualquier proceso de investigación, pero
específicamente cuando se usan métodos cualitativos, es la formulación clara del problema a partir de sus propiedades esenciales. De otra manera la investigación se iniciará sin rumbo establecido, porque el diseño depende de esta caracterización. Dada la naturaleza del método cualitativo, el diseño no configura un marco fijo e inmodificable, sino un punto de referencia que indica qué se va a explorar (objetivos), cómo debe procederse (la estrategia) y qué técnicas se van a utilizar (la recolección). Aunque se espera que el diseño se vaya ajustando durante el proceso, ninguna etapa debe iniciarse sin tener claramente delimitados el qué, el cómo y una apreciación tentativa de los resultados eventuales.
La recolección de datos cualitativos
Debe realizarse siguiendo un patrón previamente determinado en el diseño, que permita pasar de las observaciones más superficiales de la organización formal, a los aspectos subjetivos pertinentes al modo como los individuos interpretan su realidad objetiva. En el proceso de recolección, el investigador debe estar seguro de que avanza progresivamente, pasando de lo ‘obvio’, a niveles cada vez más profundos de la situación que se examina. Este avance secuencial en el conocimiento de la realidad según sea visto por sus miembros, es uno de los rasgos más sobresalientes de los métodos cualitativos. Aunque a primera vista pueda parecer un proceso un tanto caótico, comparado con las etapas claramente definidas del método cuantitativo, el diseño debe garantizar un proceso sistemático que permita, por un lado, captar información sobre los aspectos más determinantes de una realidad y, por otro, ir chequeando la validez de las observaciones tentativas, a partir de distintas fuentes de observación o de diferentes técnicas para examinar una misma situación.