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Modulo de Pedagogia
Modulo de Pedagogia
El ser humano busca respuestas en otros entes o figuras para que pueda iluminar,
dar respuestas o revelar el sentido de la vida. Las religiones que fundamentan sus
creencias en revelaciones afirman que Dios tiene la capacidad de comunicar o se
ha comunicado o dirigido con el ser humano y este a su vez recíprocamente
con Dios. Las personas religiosas y que tiene fe e se dirigen a sus dioses a través
de celebraciones religiosas, ya sea oraciones, ofrendas, rezos, actos cotidianos
simbólicos etc. Estas celebraciones se pueden dar en cualquier sitio, en casa, al
aire libre, en templos como iglesias, en el caso de la religión cristiana existen
celebraciones diarias en estos lugares denominadas misas.
El Hinduismo no tiene fundador como tal, los libros sagrados son el Hagavad
Guitá, Puranás, Majábharata, sus figurar representativas son Brahmá, Vishnú y
Shivá y los tres forman el Trimurt, politeísta. Su simbología es la sílaba Om y las
tierra santa es India.
INTRODUCCIÓN
LA EDUCACIÓN MONÁSTICA
La Iglesia cumple ahora la tarea de conciliar la educación clásica con la educación
salvadora del evangelio. La Iglesia salva el tesoro y la cultura de los pueblos; esta
tarea y misión providencial la cumple la Iglesia mediante una institución de
grandísima eficacia educadora: el monacato.
Entre los monasterios hay que contar en primer lugar los de orden benedictina; en
la Edad Media alcanzan su máximo desarrollo hasta convertirse en el eje de la
educación monástica occidental. Después se desarrollan los monasterios y
conventos de otras órdenes como lo cluniacenses y cistercienses y los de los
franciscanos y los dominicos que también contribuyeron a la cultura y a la
educación medieval.
Clemente de Alejandría
(Tito Flavio Clemente; Atenas, c. 150 - Antioquía, c. 213) Padre de la Iglesia
griega. Discípulo de Panteno, al que sucedió en la cátedra de la escuela
catequética de Alejandría, se vio obligado a huir a Capadocia por las
persecuciones de Septimio Severo. Influido por el platonismo medio, estudió las
relaciones entre el cristianismo y la filosofía griega y fue el iniciador de la
elaboración científica de la teología. Es autor de El pedagogo, Protréptico a los
griegos y Stromata.
Hablando de los cultos, de los sacrificios y de las imágenes, San Clemente nota
con agudeza la importancia que había tenido el arte en el desarrollo del
paganismo para pasar a hablar luego de la filosofía, que conoce los problemas y
los tormentos del alma, pero no sabe encontrar para ellos aquella respuesta
satisfactoria que se encuentra, en cambio, en la Sagrada Escritura. La obra se
cierra con una larga y ardentísima exhortación a los paganos a abrazar el
cristianismo, la única fe en que el alma humana puede encontrar la paz y la
serenidad: y esta exhortación está dictada por un sentimiento verdadero, profundo
y entusiasta, que se expresa en algunos momentos con acentos verdaderamente
líricos. Su estilo es más bien enfático, adornado con todos los postizos atavíos del
arte retórico al que el autor se muestra muy esquivo en sus obras posteriores.
Objeto de la educación es, para Clemente, dirigir a los hombres según la verdad y
conducirlos a la suma beatitud, esto es, a la contemplación de Dios. En el segundo
y tercer libros, el autor pasa revista a los vicios más difundidos en la sociedad de
su tiempo, esto es, el placer, el lujo de la vida, de las casas, de los vestidos, el
excesivo cuidado y culto de la belleza física. Además de su valor moral, estos dos
libros, que derivan probablemente de obras hoy perdidas, son notables por su
espíritu de observación y por la vivacidad realista con que el autor retrata
hombres, hechos y costumbres de la sociedad alejandrina de su tiempo.
A estos escritos debía seguir El maestro, que habría contenido toda la enseñanza
doctrinal del cristianismo, reservado a la aristocracia intelectual que se hallase
bien dispuesta para ser iniciada en los "grandes misterios". En lugar de este
tratado, proyectado y repetidamente anunciado por San Clemente, hallamos
los Stromata, voluminosa y confusa obra en siete u ocho volúmenes que contiene
sin orden ni conexión aparente las doctrinas más dispares y los asuntos más
variados. El propio título, a primera vista tan extraño, enlaza esta obra con un tipo
de literatura en boga en tiempos del autor, fruto de la erudición y consistente en
compilaciones, antologías, manuales y colecciones de todo género, de asuntos y
temas varios, yuxtapuestos sin nexo de orden ni de estilo.
Para definir la moral del buen cristiano, San Clemente de Alejandría comienza por
hacer una extensa digresión sobre la pureza conyugal y virginal, que ocupa todo el
tercer libro; seguidamente, en el cuarto, habla del martirio, desaprobando tanto a
los gnósticos que no consideraban pecado la apostasía como a los cristianos que
buscaban voluntariamente el suplicio. El quinto libro está dedicado a lo que San
Clemente denomina los "símbolos", es decir, los personajes que, en las religiones
populares, en el Antiguo Testamento y entre los filósofos simbolizan las verdades
superiores; demuestra cuánto habían sacado los griegos de la filosofía hebraica y
cristiana, y es importante para la comprensión del método alegórico que Clemente
aplica a la interpretación de las Escrituras.
San Basilio
Basilio nació alrededor del año 330 en Cesarea, Capadocia. Provenía de una
familia acomodada y piadosa en la que hubo varios santos, entre ellos están su
padre, también llamado Basilio, su madre Emelia, su abuela Macrina la Mayor,
hermana Macrina la Joven y hermanos Gregorio de Nisa y Pedro de Cesarea, que
llegó a ser obispo de Sebaste. Algunos historiadores de la Iglesia han sugerido
que Teosebia –que también es santa para la Iglesia Ortodoxa Oriental– fue su
hermana menor.
Cuando aún era un niño su familia se trasladó a Ponto, pero pronto volvieron a
Capadocia, a vivir con familiares de su madre, y según parece estuvieron al
cuidado de su abuela Macrina. Ávido de saber, se trasladó a Constantinopla. Vivió
allí y en Atenas unos cuatro o cinco años. En este último lugar tuvo como
compañero de estudios a Gregorio Nacianceno, y entabló amistad con el que
llegaría a ser emperador Juliano el Apóstata. Ambos estuvieron profundamente
influenciados por Orígenes. Entre ambos escribieron una Antología
llamada Philokalia.
Tuvo una moción interior, que lo dirigió enteramente a Dios, como él mismo
explica: Un día, como si despertase de un sueño profundo, volví mis ojos a la
admirable luz de la verdad del Evangelio..., y lloré por mi miserable vida.
En 370 muere Eusebio, obispo de Cesarea, y Basilio fue elegido para sustituirle.
Fue entonces cuando se pudieron apreciar sus grandes dotes. Cesarea era una
importante diócesis, y su obispo era, ex officio, exarca de la gran diócesis de
Ponto. Apasionado y un tanto imperioso, Basilio también era generoso y accesible.
Su celo por la ortodoxia no le impedía advertir las virtudes de sus adversarios; y
por mor de la paz y la caridad renunciaba sin dificultad a utilizar la terminología
ortodoxa cuando ello era posible sin sacrificar la verdad. Resistió con todo su
poder al emperador Valente, que se esforzó en introducir el arrianismo en su
diócesis, e impresionó tanto al emperador, que aunque estuvo tentado a eliminar
al intratable obispo, terminó por dejarle tranquilo.
Para salvar a la Iglesia del arrianismo, Basilio inició contactos con Occidente, y
mediante la ayuda de Atanasio intentó superar sus recelos hacia los
homoiousianos. Las dificultades habían aumentado al plantear la cuestión de la
esencia del Espíritu Santo. A pesar de que Basilio había defendido con objetividad
la consustancialidad del Espíritu Santo con el Padre y el Hijo, se sumaba aquellos
que, fieles a la tradición oriental, no admitían el predicado homoousios al tercero;
esto se le había reprochado ya en 371 por los zelotes ortodoxos, que había entre
los monjes, y Atanasio lo defendió. Mantuvo su relación con Eustacio a pesar de
las diferencias dogmáticas, lo que provocó ciertos recelos. Por otra parte, Basilio
fue gravemente ofendido por los defensores del homoousioanismo, que a él le
parecían estar reviviendo la herejía sabeliana.
Cuando terminaba un libro, iba a visitar a las monjas que llevaban vida ascética en
un monasterio no lejos del suyo. El las escuchaba, contestando sus preguntas. Estas
mujeres inteligentes y vivas fueron un filtro para sus explosiones menos oportunas
y él les pagaba con el apoyo y el alimento de una cultura espiritual y bíblica. Este
hombre extraordinario era consciente de sus limitaciones y de sus propias faltas.
Las remediaba dándose golpes de pecho con una piedra. Pero también se daba
cuenta de sus méritos, tan es así que la larga lista de los hombres ilustres, de los
que hizo un breve pero precioso resumen (el De viris illustribus) termina con un
capítulo dedicado a él mismo. Murió a los 72 años, en el 420, en Belén.
San Benito
Abad, Patrono de Europa
(480-543)
«Hubo un varón de vida venerable, bendito por gracia y por nombre», dirá de él su
discípulo y biógrafo, el papa San Gregorio Magno. No le iba a Benito la vida
relajada y malsana de Roma, y se marcha a la soledad.
Escribe la Regla «la Santa Regla, la más sabia y prudente de las Reglas», exigente y
moderada a la vez, en la que se combinan sabiamente las alabanzas divinas con el
trabajo manual: el famoso lema «Ora et labora». El abad representa a Cristo. Será
para todos exigente y paternal, muy atento con los enfermos. Se recibirá a los
huéspedes como al mismo Cristo.
Benito sabía que las limitaciones del monje y de su comunidad forman parte del
plan de Dios para la santificación. Entonces introduce en la Regla el voto de
estabilidad que liga al monje para siempre a un monasterio. Esto le impide soñar
en hallar el monasterio perfecto. «Si tuviera otro abad, otros compañeros... Si
estuviera en otro sitio». Esto es perder el tiempo. Lo que tienes es lo mejor, lo
único, para tu santificación.
Al final de su vida mueren algunos de sus grandes amigos, como Cesáreo de Arlés y
el abad Casiodoro. Mucho le afecta también el vuelo de paloma al seno del Esposo
de su entrañable hermana Escolástica. Esto le va despegando más y más de la tierra
y le va acercando al paraíso.
El Jueves Santo del 547, 21 de marzo, asistiendo a los divinos oficios, le llega la
hora de la muerte. Quiere hacerlo de pie, como buen atleta de Cristo. De pie
comulga y recibe la Sagrada Unción, sostenido por sus hijos, que celebran así la
Pascua, la Pascua de su abad.
SAN AGUSTIN
Aurelio Agustín de Hipona; Tagaste, hoy Suq Ahras, actual Argelia, 354 - Hipona,
id., 430) Teólogo latino, una de las máximas figuras de la historia del pensamiento
cristiano. Excelentes pintores han ilustrado la vida de San Agustín recurriendo a
una escena apócrifa que no por serlo resume y simboliza con menos acierto la
insaciable curiosidad y la constante búsqueda de la verdad que caracterizaron al
santo africano. En lienzos, tablas y frescos, estos artistas le presentan
acompañado por un niño que, valiéndose de una concha, intenta llenar de agua
marina un agujero hecho en la arena de la playa. Dicen que San Agustín encontró
al chico mientras paseaba junto al mar intentando comprender el misterio de la
Trinidad y que, cuando trató sonriente de hacerle ver la inutilidad de sus afanes, el
niño repuso: "No ha de ser más difícil llenar de agua este agujero que desentrañar
el misterio que bulle en tu cabeza."
San Agustín se esforzó en acceder a la salvación por los caminos de la más
absoluta racionalidad. Sufrió y se extravió numerosas veces, porque es tarea de
titanes acomodar las verdades reveladas a las certezas científicas y matemáticas
y alcanzar la divinidad mediante los saberes enciclopédicos. Y aún es más difícil si
se posee un espíritu ardoroso que no ignora los deleites del cuerpo. La
personalidad de San Agustín de Hipona era de hierro e hicieron falta durísimos
yunques para forjarla.
A los dieciocho años, Agustín tuvo su primera concubina, que le dio un hijo al que
pusieron por nombre Adeodato. Los excesos de ese "piélago de maldades"
continuaron y se incrementaron con una afición desmesurada por el teatro y otros
espectáculos públicos y la comisión de algunos robos; esta vida le hizo renegar de
la religión de su madre. Su primera lectura de las Escrituras le decepcionó y
acentuó su desconfianza hacia una fe impuesta y no fundada en la razón. Sus
intereses le inclinaban hacia la filosofía, y en este territorio encontró acomodo
durante algún tiempo en el escepticismo moderado, doctrina que obviamente no
podía satisfacer sus exigencias de verdad.
Sin embargo, el hecho fundamental en la vida de San Agustín de Hipona en estos
años es su adhesión al dogma maniqueo; su preocupación por el problema del
mal, que lo acompañaría toda su vida, fue determinante en su adhesión al
maniqueísmo, la religión de moda en aquella época. Los maniqueos presentaban
dos sustancias opuestas, una buena (la luz) y otra mala (las tinieblas), eternas e
irreductibles. Era preciso conocer el aspecto bueno y luminoso que cada hombre
posee y vivir de acuerdo con él para alcanzar la salvación.
A San Agustín le seducía este dualismo y la fácil explicación del mal y de las
pasiones que comportaba, pues ya por aquel entonces eran estos los temas
centrales de su pensamiento. La doctrina de Manes, aún más que el escepticismo,
se asentaba en un pesimismo radical, pero denunciaba inequívocamente al
monstruo de la materia tenebrosa enemiga del espíritu, justamente aquella
materia, "piélago de maldades", que Agustín quería conjurar en sí mismo.
Dos años después, la convicción de haber recibido una señal divina (relatada en el
libro octavo de lasConfesiones) lo decidió a retirarse con su madre, su hijo y sus
discípulos a la casa de su amigo Verecundo, en Lombardía, donde San Agustín
escribió sus primeras obras. En 387 se hizo bautizar por San Ambrosio y se
consagró definitivamente al servicio de Dios. En Roma vivió un éxtasis compartido
con su madre, Mónica, que murió poco después.
Tras la muerte de Valerio, hacia finales del 395, San Agustín fue nombrado obispo
de Hipona; desde este pequeño pueblo pescadores proyectaría su pensamiento a
todo el mundo occidental. Sus antiguos correligionarios maniqueos, y también los
donatistas, los arrianos, los priscilianistas y otros muchos sectarios vieron
combatidos sus errores por el nuevo campeón de la Cristiandad. Dedicó
numerosos sermones a la instrucción de su pueblo, escribió sus célebres Cartas a
amigos, adversarios, extranjeros, fieles y paganos, y ejerció a la vez de pastor,
administrador, orador y juez. Al mismo tiempo elaboraba una ingente obra
filosófica, moral y dogmática; entre sus libros destacan losSoliloquios,
las Confesiones y La ciudad de Dios, extraordinarios testimonios de su fe y de su
sabiduría teológica.
El tema central del pensamiento de San Agustín de Hipona es la relación del alma,
perdida por el pecado y salvada por la gracia divina, con Dios, relación en la que el
mundo exterior no cumple otra función que la de mediador entre ambas partes. De
ahí su carácter esencialmente espiritualista, frente a la tendencia cosmológica de
la filosofía griega. La obra del santo se plantea como un largo y ardiente diálogo
entre la criatura y su Creador, esquema que desarrollan explícitamente
sus Confesiones (400).
Si bien el encuentro del hombre con Dios se produce en la charitas (amor), Dios
es concebido como verdad, en la línea del idealismo platónico. Sólo situándose en
el seno de esa verdad, es decir, al realizar el movimiento de lo finito hacia lo
infinito, puede el hombre acercarse a su propia esencia.
Pero su visión pesimista del hombre contribuyó a reforzar el papel que, a sus ojos,
desempeña la gracia divina, por encima del que tiene la libertad humana, en la
salvación del alma. Este problema es el que más controversias ha suscitado, pues
entronca con la cuestión de la predestinación, y la postura de San Agustín
contiene en este punto algunos equívocos.
Los grandes temas agustinianos –conocimiento y amor, memoria y presencia,
sabiduría– dominaron toda la teología cristiana hasta la escolástica
tomista. Luterorecuperó, transformándola, su visión pesimista del hombre pecador,
y los jansenistas, por su parte, se inspiraron muy a menudo en el Augustinus, libro
en cuyas páginas se resumían las principales tesis del filósofo de Hipona.
2. EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA
Los Niños, son parte esencial en toda congregación, bien se han dicho, que ellos
son el futuro de nosotros, y que son los lideres potenciales del mañana, es por
ello, que debe velarse por los primeros cimientos que se siembran en ellos, hay
que velar por brindarles la mejor educación. Lamentablemente, tanto en el medio
secular, como en medio de las congregaciones, son muy pocas las personas que
tienen vocación de servicio, hacia esta área en particular.
El personal que deben colocar en las iglesias para trabajar con niño debe ser el
personal más idóneo, deben ser personas que sepan trabajar con niños de veras y
que estén totalmente dispuestos a aprender más cada día, acerca del trabajo con
el niño.
Los adolescentes, están en una etapa en la cual, ellos sufren a menudo, muchos
cambios físicos, biológicos, emocionales, sociales, y en muchísimas áreas de su
vida, el maestro de este grupo, debe velar por ayudarle como individuo, a entender
sus cambios, y a aprender a tener control sobre estos cambios, a poder
entender la vida cristiana, su propósito como individuo, las influencias que atacan
al adolescente, las aflicciones comunes del adolescentes, su trato con las
personas que le rodean, y darles herramientas para que puedan empezar a
desarrollar como tener un plan de vida para su futuro.
Educar adolescentes, no es una tarea fácil, pero trabajar con jóvenes es una
asignación que implica un reto mayor, trabajar con jóvenes implica invertir tiempo,
dinero, espacio, recursos, y mucha pasión por ellos. Los jóvenes son los
principales protagonista, de muchas de las realidades que vivimos ahora, esta es
la etapa en la cual todo individuo, está experimentando la mayor cantidad de
libertad, fuerza física, independencia, y energía para realizar lo que desee, es el
mejor momento para aprovechar todas las oportunidades al máximo, o por el
contrario, desperdiciar toda su vida, por haber tomado malas decisiones que ya no
se pueden revocar jamás.
Las damas, son unos de los miembros más delicados entre los miembros de la
iglesia, y también es as común de que en casi todas las iglesias, las damas son
mayoría. Las damas, dentro de una congregación pertenecen a un sin número de
grupos dentro de la iglesia; por ejemplo; Damas casadas, Damas Solteras, Damas
Lideres de la Iglesia, Damas padre y madre de sus hijos, etc. La Educación
Cristiana, debe sobrepasar por encima de todos estos subgrupos, y tratar de
llenar cada área en la cual la mujer necesita ser suplida del conocimiento de la
palabra de Dios.
El trabajo hacia la mujer, debe ser más amplio, que el tan sólo el hecho de
enseñarles verdades solo teóricamente; la mujer necesita vivir en una constante
consejería cristiana, que le proporcionen herramientas para confrontar y saber
manejar cada una de las situaciones con las que puede enfrentarse día a día.
Los hombres tienen muchas confrontaciones básicas, que le son comunes a todos
los hombres, también tienen funciones en común con todos los hombres, y tienen
muchas necesidades que son específicas de los hombres. En este punto la
educación cristiana, necesita trabajar con adultos del sexo masculino, de una
manera individualizada, para poder tratar asuntos específicos del sexo masculino,
para poder orientarles, llegar a la raíz del asunto, e incluso, darles herramientas
para la vida, que le son útiles, para desarrollarse en todas las áreas de su vida.
Estos estudios requieren ir más allá de lo teórico, y confrontarlos con sus propias
necesidades y situaciones personales, para que puedan aprender a resolver sus
problemas, y tener una vida de éxito, como hombres de Dios.
III PARTE
EDUCACION Y SISTEMA
LA ESCUELA ES UN SISTEMA
Por su parte, Richard Beckhard (1969), define el sistema organizacional como “un
esfuerzo planificado que cubre a la organización completa, administrado desde la
alta dirección, que incrementa la efectividad y la salud de toda la organización,
mediante la intervención deliberada en todos los procesos de ésta, utilizando e
implantando el conocimiento de las ciencias de la conducta”.
EL EDUCANDO
EL EDUCADOR
Un educador debe ser una persona muy especial, con una amplia perspectiva de
la vida y con una comprensión de los procesos que están sucediendo en el
mundo. Al familiarizarse con el mundo y con la naturaleza, él debe tener una clara
visión del estado al cual quiere llevar al niño al final del proceso educativo. Su rol
es ayudar al niño a alcanzar la elevada meta del amor y la conexión con los
demás, usando su singular enfoque, sin destruir o anular el talento con el cual
nació. En pocas palabras, un educador es quien esculpe al niño con mucho
artificio, no de acuerdo a la manera del educador, sino, más bien, según la manera
del niño.
La forma más eficaz es a través del correcto uso de la sociedad. Todos sabemos
acerca de la importancia que hay en unir el niño a sus amigos, lo cual se
incrementa a medida que crecen. Según la psicología evolutiva entre más
nuestros niños crecen, más son las formas de influencia que la familia crea en el
“grupo de iguales”, que son otros niños cuyo lenguaje el niño entiende
y con quienes comparte intereses en áreas comunes.
Sin embargo, si él se empequeñece será percibido como otro amigo. Sólo cuando
el niño sienta que su educador comparte sus experiencias y, por consiguiente, que
es igual a él, lo aceptará como un verdadero amigo y se abrirá a su influencia.
Por ello, el educador debe formar parte en todas las actividades de los niños,
acompañarlos a todos los lugares, hacer todo lo que a los niños en verdad les
guste, mezclarse con ellos plenamente, pero al mismo tiempo tomar
cuidadosamente las riendas en sus manos. Comenzar a direccionarlos, para así
empezar a construir las diferentes formas de comportamiento en
ellos. ¿Cómo exactamente? El guía plantea preguntas en el círculo formado por
niños, aquellas que permitan escrudiñar diferentes temas y que serán respondidas
por turnos establecidos entre ellos mismos.
La única diferencia que debería existir entre el educador y el niño, es que aquel
puede compartir un poco más de su propia experiencia acerca de sus formas en
común hacia el sendero del amor y otorgamiento. Así, además de tener un gran
amigo, el niño recibe un ejemplo del siguiente estado que él aspira alcanzar. Un
educador es quien es capaz de hacer sentir al niño, que es un compañero igual a
él en el sendero hacia una meta elevada en la vida.
EDUCACION Y FILOSOFIA
La filosofía educativa tiene sus manifestaciones en las formas y en los niveles con
que los educadores, tratadistas y demás personas interesadas en la educación,
enfocan y aplican las diversas disciplinas, siendo notorios los casos de
la antropología, la psicología, la historia y la sociología, por los altos niveles de
afinidad y la interacción que presentan con importantes aspectos de la realidad
educativa.
Filosofía: estudia las leyes más generales referente a la realidad objetiva; es decir,
la naturaleza, a la sociedad y al conocimiento. Etimológicamente el término
"filosofía", connota amor a la sabiduría. En su interpretación, derivada
de Sócrates, Platón y Aristóteles, significa buscar la sabiduría, asombro, pudiendo
interpretarse de maneras diferentes este término: