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LA RELIGION

El origen de la palabra religión ha tenido un origen siempre discutido, la


interpretación cristiana proviene del latín “religio” u a su vez de religare, cuyo
significado es vincular, atar fuertemente. Con la evolución y a partir del
cristianismo la palabra tomó el concepto de “conducta o modo de vida” hasta llegar
al actual como “creencia”.

Según la Real Academia de la Lengua Española tiene una definición destacada;


como el conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos
de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y
social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle
culto.

La religión siempre ha ido ligada a la historia de las civilizaciones y a la cultura,


desde la prehistoria siempre ha habido formas religiosas y personas creyentes
.Las religiones tienen en común la búsqueda de respuestas a preguntas
relacionadas con el sentido y el destino de la vida en muchos casos buscando la
felicidad común y propia así como la salvación o reencarnación en otra vida
después de la muerte.

El ser humano busca respuestas en otros entes o figuras para que pueda iluminar,
dar respuestas o revelar el sentido de la vida. Las religiones que fundamentan sus
creencias en revelaciones afirman que Dios tiene la capacidad de comunicar o se
ha comunicado o dirigido con el ser humano y este a su vez recíprocamente
con Dios. Las personas religiosas y que tiene fe e se dirigen a sus dioses a través
de celebraciones religiosas, ya sea oraciones, ofrendas, rezos, actos cotidianos
simbólicos etc. Estas celebraciones se pueden dar en cualquier sitio, en casa, al
aire libre, en templos como iglesias, en el caso de la religión cristiana existen
celebraciones diarias en estos lugares denominadas misas.

Existen multitud de religiones, pero principalmente por el número de seguidores


destacan las siguientes: cristianismo, el judaísmo, el budismo, el islam y el
hinduismo.
El Cristianismo fue originaria de su fundador Jesucristo, el libro sagrado es la
biblia, monoteísta, sus figuras representativas son Dios y Jesús. Su simbología es
la cruz, la tierra santa es Jerusalén y realizan sus oraciones en iglesias.

El Judaísmo fue originario de su fundador Abraham, los libros sagrados son la


Biblia y el Talmud, sus figuras representativas son Dios y Jesús. Su simbología es
la estrella de David y la tierra santa es Israel y realizan sus oraciones en
sinagogas.

El Budismo fue originaria de su fundador Siddhartha Gautama, el libro sagrado es


el Cano, no teísta, su figura representativa es Buda. Su simbología es la rueda del
Dharma, la tierra santa es Lumbini (Nepal), Bodh Gaya, Sarnath y Kushinagar
(India) y realizan sus oraciones en los templos

El Islamismo fue originaria de su fundador Mahoma, el libro sagrado es el Corán,


monoteísta, sus figuras representativa son Alá y Mahoma. Su simbología es un
escrito que dice “No hay más divinidad que Alá y Mahoma es su mensajero”, las
tierras santas son Jerusalén y Qom y realizan sus oraciones en mezquitas.

El Hinduismo no tiene fundador como tal, los libros sagrados son el Hagavad
Guitá, Puranás, Majábharata, sus figurar representativas son Brahmá, Vishnú y
Shivá y los tres forman el Trimurt, politeísta. Su simbología es la sílaba Om y las
tierra santa es India.

INTRODUCCIÓN

Desde los principios de la historia de la humanidad, los seres humanos han


buscado el contacto con el más allá, con lo trascendente, con lo sagrado. Esta
relación se ha establecido de múltiples formas, desde las formas más básicas de
magia y superstición, hasta las religiones más complejas.

De nuevo nos encontramos con que la norma en el mundo es la


diversidad. Múltiples religiones y creencias, rituales muy variados y diversos tipos
de templos o lugares de culto pueblan nuestro planeta. Las religiones marcan no
solo la mentalidad de las civilizaciones sino los aspectos más cotidianos de la vida
diaria. Lo que se puede comer (los musulmanes no comen cerdo ni beben
alcohol), cómo se ha de vestir (velo islámico, la indumentaria de los judíos
ortodoxos) o cuándo se ha de descansar (el domingo para los cristianos, el
sábado para los judíos, el viernes para los musulmanes).
Entre este mosaico de religiones, varias atraen a grandes grupos humanos
(el cristianismo, el islamismo, el hinduismo, el judaísmo, el budismo, el
confucianismo, el taoísmo y el sintoísmo) y agrupan a la mayor parte de la
humanidad.
Sin olvidar que en torno a mil millones de personas se encuentra en el
heterogéneo grupo formado por los no religiosos, agnósticos, y ateos y se ubican
fuera de los grupos religiosos.

EDUCACIÓN RELIGIOSA PRIMITIVA

El cristianismo arranca históricamente de la religión hebraica y de la cultura


helénica. De la primera recibe los libros del Antiguo Testamento y la emoción
religiosa; de la segunda, la visión filosófica y la actitud ética.

Se basaba principalmente en:

 El reconocimiento del valor del individuo como obra de la divinidad.


 La fundamentación de las relaciones humanas en el amor y la caridad.
 La igualdad esencial de todos los hombres, sea cual fuere su posición
económica o clase social.
 La valoración de la vida emotiva y sentimental sobre la puramente
intelectual.
 La consideración de la familia como la comunidad más inmediata personal y
educativa.
 El reconocimiento de la Iglesia como el órgano de la fe cristiana y por tanto
como la orientadora de la educación.
LA PRIMERA EDUCACIÓN CRISTIANA

El cristianismo se desarrolló dentro del Imperio Romano y convivió con él cerca de


cinco siglos. Los educadores fueron Jesús mismo, los apóstoles, los evangelistas
y en general las discípulos de Cristo. Es una educación sin escuelas.

Lentamente surge una forma propia de enseñanza no con carácter pedagógico,


sino religioso, de preparación para la vida ultra terrena y para el bautismo que se
da en la edad adulta.

Surge la instrucción catequista, dada por la iglesia misma o por delegados


especiales llamados “catecúmenos”.

Surgieron las escuelas catequistas, la primera de las cuales fue la Escuela de


Alejandría creada hacia 179 por Panteneus, en ella se daba enseñanza religiosa
desde un punto de vista enciclopédico y teológico a la vez.

Más adelante surge la escuela episcopal para la formación de eclesiásticos,


fundada por San Agustín en Hipona. En estas escuelas se daba una instrucción
superior a los aspirantes a la iglesia, consistente en la enseñanza de al teología y
el servicio eclesiástico.

Después de las invasiones de los barbaros, nace la escuela parroquial o


presbiteral, la escuela en las iglesias rurales.

Todas estas escuelas nombradas anteriormente tienen como horizonte la


formación de eclesiásticos. La mayoría de la población recibía la instrucción en
escuelas romanas ordinarias, hasta que éstas desaparecieron, entonces la
enseñanza se dio en los monasterios, como únicos sostenedores de la educación
y la cultura

LA EDUCACIÓN MONÁSTICA
La Iglesia cumple ahora la tarea de conciliar la educación clásica con la educación
salvadora del evangelio. La Iglesia salva el tesoro y la cultura de los pueblos; esta
tarea y misión providencial la cumple la Iglesia mediante una institución de
grandísima eficacia educadora: el monacato.

La pedagogía monástica no fue un proyecto de estudios o de normas educativas


ideadas por algún pensador. Sin embargo fue esencialmente la creación sólida de
una firme institución, capaz de ir dominando con la piedad el trabajo y el estudio,
la fuerza del ambiente. Los monasterios constituyen grandes colonias educativas a
cuyos alrededores se van formando grandes núcleos de población.

Entre los monasterios hay que contar en primer lugar los de orden benedictina; en
la Edad Media alcanzan su máximo desarrollo hasta convertirse en el eje de la
educación monástica occidental. Después se desarrollan los monasterios y
conventos de otras órdenes como lo cluniacenses y cistercienses y los de los
franciscanos y los dominicos que también contribuyeron a la cultura y a la
educación medieval.

En el monasterio lo esencial era la vida religiosa y sólo subdiariamente la cultura y


la educación. Su aspecto intelectual era muy bajo pero en cambio fue muy elevado
su lado moral y espiritual. Su finalidad educativa más importante era la formación
de los monjes.

Los obispos se preocuparon a lo largo de la alta Edad Media de la formación de


aquellos jóvenes que querían acceder al sacerdocio. Recomendaban de esta
forma a los párrocos esta formación, constituyéndose las escuelas parroquiales.
Ellos mismos organizaron, junto a las catedrales, centros de estudio que recibieron
el nombre de escuelas episcopales o catedralicias.

Clemente de Alejandría
(Tito Flavio Clemente; Atenas, c. 150 - Antioquía, c. 213) Padre de la Iglesia
griega. Discípulo de Panteno, al que sucedió en la cátedra de la escuela
catequética de Alejandría, se vio obligado a huir a Capadocia por las
persecuciones de Septimio Severo. Influido por el platonismo medio, estudió las
relaciones entre el cristianismo y la filosofía griega y fue el iniciador de la
elaboración científica de la teología. Es autor de El pedagogo, Protréptico a los
griegos y Stromata.

Primer doctor de la Iglesia, Clemente de Alejandría es una de las figuras más


notables de la literatura (y, en ciertos aspectos, también de la especulación) griega
cristiana del siglo III. Pagano e hijo de padres que también lo eran (aun cuando
posiblemente iniciado en los misterios), se convirtió al cristianismo no sabemos
cuándo ni en qué circunstancias. Acerca de ello, sin embargo, puede proyectar
cierta luz una de sus obras, el Protréptico a los griegos (obra apologética que
exhorta a los paganos a abrazar el cristianismo), si tenemos en cuenta la
atormentada humanidad que se oculta bajo la estructura polémica y el ímpetu
arrollador de su victoriosa afirmación de la religión cristiana.

Clemente viajó prolongadamente por Grecia, Italia, Siria, Palestina y Egipto en


busca de una enseñanza que apagara su sed de verdad; la halló en la escuela
catequética de Alejandría, denominada "Didaskaleion" y dirigida por Panteno,
cuyas tendencias místicas y a la vez racionales, junto con su exégesis alegórica y
filosófica, conquistaron muy pronto su inquieto espíritu. Tras haberse dedicado con
Panteno a la profesión docente, le sucedió a su muerte (ocurrida hacia 190) en la
dirección del famoso centro, que ya de él había recibido nuevo esplendor.

Sus aproximadamente veinte años de enseñanza religiosa en el "Didaskaleion"


constituyeron el periodo más fecundo de su vida; a tal actividad, desarrollada ante
una heterogénea concurrencia de paganos, catecúmenos, retóricos, filósofos.
jóvenes ricos y mujeres elegantes que llenaba la escuela, se entregó con la
vocación de un apóstol, movido casi por una inspiración divina y poniendo en la
conquista de las almas el ardor jubiloso de una fe sincera y el encanto de su
temperamento optimista, como un perfecto conocedor del mundo y la vida que,
precisamente por ello, se inclinaba a la indulgencia y a la comprensión.

Durante la persecución de Septimio Severo, en 202, hubo de abandonar


Alejandría y buscar refugio en otras partes; lo hallaría en Capadocia, por lo que no
regresó ya jamás a aquella ciudad. Clemente poseyó un amplio conocimiento de la
literatura y la filosofía griegas, y fue convencido y entusiasta defensor de la
necesidad de conciliar o, más bien, aliar la cultura filosófica helénica (juzgada por
él una especie de preparación a la perfección cristiana) con la religión de Cristo; y
así, cabe considerar su fe como un cristianismo filosófico o una especie de gnosis
cristiana, como se desprende en particular de la tercera de sus obras,
las Stromata(Misceláneas), que con el Protréptico y El pedagogo, forma una
trilogía.

El Protréptico o "exhortación" constituye en efecto la primera parte de una gran


obra apologética que San Clemente se había propuesto escribir en defensa del
Cristianismo. El autor se dirige a los paganos demostrándoles lo vanos que son
los mitos y las leyendas griegas y lo muy superior que es la filosofía cristiana a la
pagana: comienza atacando los misterios y los oráculos que de tanta confianza
gozaban entre sus contemporáneos y que tenían en la religión pagana importancia
tal vez mayor que las mismas divinidades; pasa después revista a todos los
dioses, desde los de la antigua mitología griega a los egipcios, y demuestra una
vez más, como todos los apologistas cristianos, el concepto expresado por
primera vez por Evemero de Mesina de que los dioses no son más que hombres
divinizados.

Hablando de los cultos, de los sacrificios y de las imágenes, San Clemente nota
con agudeza la importancia que había tenido el arte en el desarrollo del
paganismo para pasar a hablar luego de la filosofía, que conoce los problemas y
los tormentos del alma, pero no sabe encontrar para ellos aquella respuesta
satisfactoria que se encuentra, en cambio, en la Sagrada Escritura. La obra se
cierra con una larga y ardentísima exhortación a los paganos a abrazar el
cristianismo, la única fe en que el alma humana puede encontrar la paz y la
serenidad: y esta exhortación está dictada por un sentimiento verdadero, profundo
y entusiasta, que se expresa en algunos momentos con acentos verdaderamente
líricos. Su estilo es más bien enfático, adornado con todos los postizos atavíos del
arte retórico al que el autor se muestra muy esquivo en sus obras posteriores.

En El pedagogo, el autor se propuso no sólo componer un tratado sistemático de


moral cristiana, sino ofrecer a los neófitos un método práctico de educación, que
consiste en ponerse directamente bajo la guía del "Logos", el Verbo divino. El
primer libro de la obra, que es el más extenso, más original y más importante, está
dedicado a la persona del pedagogo; Jesús, el verdadero y sumo educador, ha
guardado para sí el cometido de catequizar a los hombres, que ante él se
encuentran en la condición de niños necesitados de su palabra, sin las
distinciones de las facultades espirituales y de las capacidades que, creadas por la
gran filosofía griega, habían sido después precisadas por los gnósticos.

Objeto de la educación es, para Clemente, dirigir a los hombres según la verdad y
conducirlos a la suma beatitud, esto es, a la contemplación de Dios. En el segundo
y tercer libros, el autor pasa revista a los vicios más difundidos en la sociedad de
su tiempo, esto es, el placer, el lujo de la vida, de las casas, de los vestidos, el
excesivo cuidado y culto de la belleza física. Además de su valor moral, estos dos
libros, que derivan probablemente de obras hoy perdidas, son notables por su
espíritu de observación y por la vivacidad realista con que el autor retrata
hombres, hechos y costumbres de la sociedad alejandrina de su tiempo.

A estos escritos debía seguir El maestro, que habría contenido toda la enseñanza
doctrinal del cristianismo, reservado a la aristocracia intelectual que se hallase
bien dispuesta para ser iniciada en los "grandes misterios". En lugar de este
tratado, proyectado y repetidamente anunciado por San Clemente, hallamos
los Stromata, voluminosa y confusa obra en siete u ocho volúmenes que contiene
sin orden ni conexión aparente las doctrinas más dispares y los asuntos más
variados. El propio título, a primera vista tan extraño, enlaza esta obra con un tipo
de literatura en boga en tiempos del autor, fruto de la erudición y consistente en
compilaciones, antologías, manuales y colecciones de todo género, de asuntos y
temas varios, yuxtapuestos sin nexo de orden ni de estilo.

Probablemente, el autor, en el momento de crear un tratado de la doctrina


cristiana, juzgando que sólo en la filosofía griega podía tomar el ejemplo de un
método y un sistema, se encontró en la necesidad de afrontar un problema
bastante discutido por entonces, o sea el referente a las relaciones entre la
filosofía griega y el cristianismo. Los dos primeros libros de los Stromataestán
dedicados a la resolución de este problema, concluyendo que el cristiano debe y
puede utilizar los resultados de la filosofía griega, puesto que ésta, a su vez,
deriva de la especulación profética hebrea. El estudio de la filosofía es, así,
necesario a todo buen cristiano. En el segundo libro insiste particularmente en la
importancia de la verdad, que supera todas las conquistas de la razón, y proclama
la fe como fundamento de toda conciencia verdadera.

Para definir la moral del buen cristiano, San Clemente de Alejandría comienza por
hacer una extensa digresión sobre la pureza conyugal y virginal, que ocupa todo el
tercer libro; seguidamente, en el cuarto, habla del martirio, desaprobando tanto a
los gnósticos que no consideraban pecado la apostasía como a los cristianos que
buscaban voluntariamente el suplicio. El quinto libro está dedicado a lo que San
Clemente denomina los "símbolos", es decir, los personajes que, en las religiones
populares, en el Antiguo Testamento y entre los filósofos simbolizan las verdades
superiores; demuestra cuánto habían sacado los griegos de la filosofía hebraica y
cristiana, y es importante para la comprensión del método alegórico que Clemente
aplica a la interpretación de las Escrituras.

En el sexto y séptimo libros, dirigidos a los filósofos, el autor describe las


características de la religión del verdadero gnóstico (como él llama al verdadero
cristiano), cuyo carácter moral había precisado sirviéndose ante todo de pasajes
de las Sagradas Escrituras, llegando después, en el séptimo libro, que es el más
claro y accesible de toda la obra, a desarrollar un tratado directo. Posiblemente
seguía un octavo libro, del cual se conservan fragmentos; en todo caso,
los Stromata no llegaron a terminarse; ello podría explicar parcialmente la gran
desigualdad que en el pensamiento y en el estilo ofrece esta obra, unas veces
nítida y cuidada, otras confusa y contradictoria; desigualdades, por otra parte,
justificables en un escrito que, como el autor bien sabía, abre un período
completamente nuevo en la historia de la literatura y de la filosofía cristianas.

Clemente había recibido una educación clásica de la que no quería renegar; de


otra parte, no estaba dominado por aquel fanatismo que consideraba toda la
literatura profana y filosófica como inspirada por el demonio; ante la necesidad de
reconocer el justo valor de ésta, la justifica como una forma de revelación y la
interpreta como un medio de que dispone el cristiano para llegar al conocimiento
de la verdad suprema. Inicia así el período de la preocupación activa por fundir la
filosofía griega con la cristiana. La verdadera gnosis, según San Clemente, se
basa por tanto en la fe, pero la razón y la inteligencia no le son extraños y guían al
fiel hacia el conocimiento del bien, fin en sí mismo al que el verdadero gnóstico
debe tender. Su discípulo del "Didaskaleion", el gran Orígenes, continuó la labor
de San Clemente, la cual, aun sin verse condenada como la del discípulo, fue
juzgada no obstante con recelo por la ortodoxia posterior.

San Basilio

Basilio nació alrededor del año 330 en Cesarea, Capadocia. Provenía de una
familia acomodada y piadosa en la que hubo varios santos, entre ellos están su
padre, también llamado Basilio, su madre Emelia, su abuela Macrina la Mayor,
hermana Macrina la Joven y hermanos Gregorio de Nisa y Pedro de Cesarea, que
llegó a ser obispo de Sebaste. Algunos historiadores de la Iglesia han sugerido
que Teosebia –que también es santa para la Iglesia Ortodoxa Oriental– fue su
hermana menor.

Cuando aún era un niño su familia se trasladó a Ponto, pero pronto volvieron a
Capadocia, a vivir con familiares de su madre, y según parece estuvieron al
cuidado de su abuela Macrina. Ávido de saber, se trasladó a Constantinopla. Vivió
allí y en Atenas unos cuatro o cinco años. En este último lugar tuvo como
compañero de estudios a Gregorio Nacianceno, y entabló amistad con el que
llegaría a ser emperador Juliano el Apóstata. Ambos estuvieron profundamente
influenciados por Orígenes. Entre ambos escribieron una Antología
llamada Philokalia.

Fue en Atenas donde comenzó a pensar seriamente en la religión y se decidió a


buscar a los más famosos santos eremitas de Siriay Arabia para aprender de ellos
el modo de alcanzar un estado de ferviente piedad y de mantener su cuerpo
sometido mediante el ascetismo, lo que solía denominar “una vida filosófica”.

Después de esto lo encontramos al frente de un convento cerca de Arnesi en


Ponto, donde su madre Emelia, ya viuda, su hermana Macrina y otras mujeres se
dedican a una piadosa vida de oración y obras de caridad. Eustacio de Sebaste ya
había trabajado en Ponto a favor de una vida anacoreta, y Basilio le reverenciaba
por ello, a pesar de que diferían sobre algunos aspectos dogmáticos, lo que poco
a poco fue distanciándoles. Tomando partido desde el principio y en el Concilio de
Constantinopla con los homoousianos, Basilio coincidió especialmente con los que
superaron la aversión al homoousios oponiéndose al arrianismo, y de este modo
aproximándose a Atanasio de Alejandría. Al igual que Atanasio, se opuso también
a la herejía macedoniana.

Asimismo se distanció de su obispo, Dionisio de Cesarea, que únicamente había


suscrito la forma de acuerdo de Nicea, y con el que se reconcilió sólo cuando éste
estaba a punto de morir. Fue ordenado presbítero de la Iglesia de Cesarea en 365;
su ordenación fue probablemente consecuencia de los ruegos de sus superiores
eclesiásticos, que deseaban utilizar su talento contra los arrianos, ya que, en esa
parte del país, eran numerosos y gozaban del favor del emperador
arriano, Valente, que reinaba en esa época enConstantinopla.

Tuvo una moción interior, que lo dirigió enteramente a Dios, como él mismo
explica: Un día, como si despertase de un sueño profundo, volví mis ojos a la
admirable luz de la verdad del Evangelio..., y lloré por mi miserable vida.

En 370 muere Eusebio, obispo de Cesarea, y Basilio fue elegido para sustituirle.
Fue entonces cuando se pudieron apreciar sus grandes dotes. Cesarea era una
importante diócesis, y su obispo era, ex officio, exarca de la gran diócesis de
Ponto. Apasionado y un tanto imperioso, Basilio también era generoso y accesible.
Su celo por la ortodoxia no le impedía advertir las virtudes de sus adversarios; y
por mor de la paz y la caridad renunciaba sin dificultad a utilizar la terminología
ortodoxa cuando ello era posible sin sacrificar la verdad. Resistió con todo su
poder al emperador Valente, que se esforzó en introducir el arrianismo en su
diócesis, e impresionó tanto al emperador, que aunque estuvo tentado a eliminar
al intratable obispo, terminó por dejarle tranquilo.

Para salvar a la Iglesia del arrianismo, Basilio inició contactos con Occidente, y
mediante la ayuda de Atanasio intentó superar sus recelos hacia los
homoiousianos. Las dificultades habían aumentado al plantear la cuestión de la
esencia del Espíritu Santo. A pesar de que Basilio había defendido con objetividad
la consustancialidad del Espíritu Santo con el Padre y el Hijo, se sumaba aquellos
que, fieles a la tradición oriental, no admitían el predicado homoousios al tercero;
esto se le había reprochado ya en 371 por los zelotes ortodoxos, que había entre
los monjes, y Atanasio lo defendió. Mantuvo su relación con Eustacio a pesar de
las diferencias dogmáticas, lo que provocó ciertos recelos. Por otra parte, Basilio
fue gravemente ofendido por los defensores del homoousioanismo, que a él le
parecían estar reviviendo la herejía sabeliana.

No vivió para ver el final de las desafortunadas controversias entre facciones y el


éxito absoluto de sus esfuerzos para mediar entre Roma y Oriente. Sufrió una
enfermedad del hígado que le produjo una muerte prematura. Un perdurable
monumento a su dedicación episcopal hacia los pobres fue el gran instituto ante
las puertas de Cesarea que fue utilizado como casa para los pobres, hospital y
hospicio (lo llamó «Basiliades» y se podría decir que fue el germen de los
modernos hospitales para enfermos)
San Jerónimo
Presbítero y doctor de la Iglesia
(340-420)

El IV siglo después de Cristo, que tuvo su momento importante en el 380 con el


edicto del emperador Teodosio que ordenaba que la fe cristiana tenía que ser
adoptada por todos los pueblos del imperio, está repleto de grandes figuras de
santos: Atanasio, Hilario, Ambrosio, Agustín, Crisóstomo, Basilio y Jerónimo. Este
último nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 340; estudió en Roma y allí fue
bautizado. Su espíritu es enciclopédico: su obra literaria nos revela al filósofo, al
retórico, al gramático, al dialéctico, capaz de pensar y escribir en latín, en griego, en
hebreo; escritor rico, puro y robusto al mismo tiempo. A él se debe la traducción al
latín del Antiguo y del Nuevo Testamento, que llegó a ser, con el título de Vulgata,
la Biblia oficial del cristianismo.

Jerónimo es de una personalidad fortísima: en cualquier parte a donde va suscita


entusiasmos o polémicas. En Roma fustiga los vicios y las hipocresías y también
preconiza nuevas formas de vida religiosa, atrayendo a ellas a algunas mujeres
influyentes patricias de Roma, que después lo siguen en la vida eremítica de Belén.
La huída de la sociedad de este desterrado voluntario se debió a su deseo dé paz
interior, no siempre duradero, porque de vez en cuando reaparecía con algún
nuevo libro. Los rugidos de este "león del desierto" se hacían oír en Oriente y en
Occidente. Sus violencias verbales iban para todos. Tuvo palabras duras para
Ambrosio, para Basilio y hasta para su amigo Agustín que tuvo que pasar varios
tragos amargos. Lo prueba la correspondencia entre los dos grandes doctores de la
Iglesia, que se conservan casi en su totalidad. Pero sabía suavizar sus
intemperancias de carácter cuando el polemista pasaba a ser director de almas.

Cuando terminaba un libro, iba a visitar a las monjas que llevaban vida ascética en
un monasterio no lejos del suyo. El las escuchaba, contestando sus preguntas. Estas
mujeres inteligentes y vivas fueron un filtro para sus explosiones menos oportunas
y él les pagaba con el apoyo y el alimento de una cultura espiritual y bíblica. Este
hombre extraordinario era consciente de sus limitaciones y de sus propias faltas.
Las remediaba dándose golpes de pecho con una piedra. Pero también se daba
cuenta de sus méritos, tan es así que la larga lista de los hombres ilustres, de los
que hizo un breve pero precioso resumen (el De viris illustribus) termina con un
capítulo dedicado a él mismo. Murió a los 72 años, en el 420, en Belén.
San Benito
Abad, Patrono de Europa
(480-543)

San Benito, patriarca del monaquismo occidental, nació en Nursia, en la Umbría,


hacia el año 480. Nace en una familia acomodada, y pronto lo envían a estudiar a
Roma, para prepararle un buen porvenir.

«Hubo un varón de vida venerable, bendito por gracia y por nombre», dirá de él su
discípulo y biógrafo, el papa San Gregorio Magno. No le iba a Benito la vida
relajada y malsana de Roma, y se marcha a la soledad.

Se refugia en la cueva rocosa de Subiaco, dedicado a la contemplación. Un monje le


descuelga desde un peñasco algún alimento en un cestillo. El demonio no deja de
tentarle. Un día sufre una fuerte tentación carnal, de la que Benito triunfa
lanzándose desnudo en un zarzal, que todavía hoy se muestra al visitante. No
volverá a sentir tal tentación.

Pasa luego de la soledad a la vida cenobítica o de comunidad. Le eligen abad de un


monasterio. Funda varios en las cercanías, combinando la oración y el trabajo
manual, según el estilo de San Pacomio en Egipto. Admite a niños, como Plácido y
Mauro. Será el principio de las escuelas monacales. Se cuenta que el pequeño
Plácido era tartamudo. Sólo sabía decir sí. Sus padres lo llevaron al monasterio
preocupados. Benito les acogió amablemente, con hospitalidad benedictina, y les
consoló diciendo: «Aunque en toda su vida no sepa decir más que sí, ya es
suficiente».

Algunos monjes revoltosos intentan eliminar al abad envenenándole con vino.


Benito bendice el vaso y se quiebra. Entonces decide marchar a otro lugar. Con
algunos incondicionales se dirige al sur, y establece en Montecasino la vida
monástica. El demonio le prueba, pero sigue adelante.

Escribe la Regla «la Santa Regla, la más sabia y prudente de las Reglas», exigente y
moderada a la vez, en la que se combinan sabiamente las alabanzas divinas con el
trabajo manual: el famoso lema «Ora et labora». El abad representa a Cristo. Será
para todos exigente y paternal, muy atento con los enfermos. Se recibirá a los
huéspedes como al mismo Cristo.
Benito sabía que las limitaciones del monje y de su comunidad forman parte del
plan de Dios para la santificación. Entonces introduce en la Regla el voto de
estabilidad que liga al monje para siempre a un monasterio. Esto le impide soñar
en hallar el monasterio perfecto. «Si tuviera otro abad, otros compañeros... Si
estuviera en otro sitio». Esto es perder el tiempo. Lo que tienes es lo mejor, lo
único, para tu santificación.

El monje saca la mejor luz y fuerza de la celebración de los divinos misterios, el


Opus Dei, la obra de Dios por excelencia. Pero Benito no es sordo a las necesidades
de los hombres. Desciende con frecuencia de su amada montaña, siempre que
puede remediar cualquier necesidad. Sus hijos seguirán su ejemplo, de lo que se
beneficiará muy positivamente, en todos los campos, toda la civilización occidental.

Al final de su vida mueren algunos de sus grandes amigos, como Cesáreo de Arlés y
el abad Casiodoro. Mucho le afecta también el vuelo de paloma al seno del Esposo
de su entrañable hermana Escolástica. Esto le va despegando más y más de la tierra
y le va acercando al paraíso.

El Jueves Santo del 547, 21 de marzo, asistiendo a los divinos oficios, le llega la
hora de la muerte. Quiere hacerlo de pie, como buen atleta de Cristo. De pie
comulga y recibe la Sagrada Unción, sostenido por sus hijos, que celebran así la
Pascua, la Pascua de su abad.

SAN AGUSTIN

Aurelio Agustín de Hipona; Tagaste, hoy Suq Ahras, actual Argelia, 354 - Hipona,
id., 430) Teólogo latino, una de las máximas figuras de la historia del pensamiento
cristiano. Excelentes pintores han ilustrado la vida de San Agustín recurriendo a
una escena apócrifa que no por serlo resume y simboliza con menos acierto la
insaciable curiosidad y la constante búsqueda de la verdad que caracterizaron al
santo africano. En lienzos, tablas y frescos, estos artistas le presentan
acompañado por un niño que, valiéndose de una concha, intenta llenar de agua
marina un agujero hecho en la arena de la playa. Dicen que San Agustín encontró
al chico mientras paseaba junto al mar intentando comprender el misterio de la
Trinidad y que, cuando trató sonriente de hacerle ver la inutilidad de sus afanes, el
niño repuso: "No ha de ser más difícil llenar de agua este agujero que desentrañar
el misterio que bulle en tu cabeza."
San Agustín se esforzó en acceder a la salvación por los caminos de la más
absoluta racionalidad. Sufrió y se extravió numerosas veces, porque es tarea de
titanes acomodar las verdades reveladas a las certezas científicas y matemáticas
y alcanzar la divinidad mediante los saberes enciclopédicos. Y aún es más difícil si
se posee un espíritu ardoroso que no ignora los deleites del cuerpo. La
personalidad de San Agustín de Hipona era de hierro e hicieron falta durísimos
yunques para forjarla.

Aurelio Agustín nació en Tagaste, en el África romana, el 13 de noviembre de 354.


Su padre, llamado Patricio, era un funcionario pagano al servicio del Imperio. Su
madre, la dulce y abnegada cristiana Mónica, luego santa, poseía un genio
intuitivo y educó a su hijo en su religión, aunque, ciertamente, no llegó a
bautizarlo. El niño, según él mismo cuenta en sus Confesiones, era irascible,
soberbio y díscolo, aunque excepcionalmente dotado. Romaniano, mecenas y
notable de la ciudad, se hizo cargo de sus estudios, pero Agustín, a quien
repugnaba el griego, prefería pasar su tiempo jugando con otros mozalbetes.
Tardó en aplicarse a los estudios, pero lo hizo al fin porque su deseo de saber era
aún más fuerte que su amor por las distracciones; terminadas las clases de
gramática en su municipio, estudió las artes liberales en Metauro y después
retórica en Cartago.

A los dieciocho años, Agustín tuvo su primera concubina, que le dio un hijo al que
pusieron por nombre Adeodato. Los excesos de ese "piélago de maldades"
continuaron y se incrementaron con una afición desmesurada por el teatro y otros
espectáculos públicos y la comisión de algunos robos; esta vida le hizo renegar de
la religión de su madre. Su primera lectura de las Escrituras le decepcionó y
acentuó su desconfianza hacia una fe impuesta y no fundada en la razón. Sus
intereses le inclinaban hacia la filosofía, y en este territorio encontró acomodo
durante algún tiempo en el escepticismo moderado, doctrina que obviamente no
podía satisfacer sus exigencias de verdad.
Sin embargo, el hecho fundamental en la vida de San Agustín de Hipona en estos
años es su adhesión al dogma maniqueo; su preocupación por el problema del
mal, que lo acompañaría toda su vida, fue determinante en su adhesión al
maniqueísmo, la religión de moda en aquella época. Los maniqueos presentaban
dos sustancias opuestas, una buena (la luz) y otra mala (las tinieblas), eternas e
irreductibles. Era preciso conocer el aspecto bueno y luminoso que cada hombre
posee y vivir de acuerdo con él para alcanzar la salvación.

A San Agustín le seducía este dualismo y la fácil explicación del mal y de las
pasiones que comportaba, pues ya por aquel entonces eran estos los temas
centrales de su pensamiento. La doctrina de Manes, aún más que el escepticismo,
se asentaba en un pesimismo radical, pero denunciaba inequívocamente al
monstruo de la materia tenebrosa enemiga del espíritu, justamente aquella
materia, "piélago de maldades", que Agustín quería conjurar en sí mismo.

Dedicado a la difusión de esa doctrina, profesó la elocuencia en Cartago (374-


383), Roma (383) y Milán (384). Durante diez años, a partir del 374, vivió Agustín
esta amarga y loca religión. Fue colmado de atenciones por los altos cargos de la
jerarquía maniquea y no dudó en hacer proselitismo entre sus amigos. Se entregó
a los himnos ardientes, los ayunos y las variadas abstinencias y complementó
todas estas prácticas con estudios de astrología que le mantuvieron en la ilusión
de haber encontrado la buena senda. A partir del año 379, sin embargo, su
inteligencia empezó a ser más fuerte que el hechizo maniqueo. Se apartó de sus
correligionarios lentamente, primero en secreto y después denunciando sus
errores en público. La llama de amor al conocimiento que ardía en su interior le
alejó de las simplificaciones maniqueas como le había apartado del escepticismo
estéril.

En 384 encontramos a San Agustín de Hipona en Milán ejerciendo de profesor de


oratoria. Allí lee sin descanso a los clásicos, profundiza en los antiguos
pensadores y devora algunos textos de filosofía neoplatónica. La lectura de los
neoplatónicos, probablemente dePlotino, debilitó las convicciones maniqueístas de
San Agustín y modificó su concepción de la esencia divina y de la naturaleza del
mal; igualmente decisivo en la nueva orientación de su pensamiento serían los
sermones de San Ambrosio, arzobispo de Milán, que partía de Plotino para
demostrar los dogmas y a quien San Agustín escuchaba con delectación,
quedando "maravillado, sin aliento, con el corazón ardiendo". A partir de la idea de
que «Dios es luz, sustancia espiritual de la que todo depende y que no depende
de nada», San Agustín comprendió que las cosas, estando necesariamente
subordinadas a Dios, derivan todo su ser de Él, de manera que el mal sólo puede
ser entendido como pérdida de un bien, como ausencia o no-ser, en ningún caso
como sustancia.

Dos años después, la convicción de haber recibido una señal divina (relatada en el
libro octavo de lasConfesiones) lo decidió a retirarse con su madre, su hijo y sus
discípulos a la casa de su amigo Verecundo, en Lombardía, donde San Agustín
escribió sus primeras obras. En 387 se hizo bautizar por San Ambrosio y se
consagró definitivamente al servicio de Dios. En Roma vivió un éxtasis compartido
con su madre, Mónica, que murió poco después.

En 388 regresó definitivamente a África. En el 391 fue ordenado sacerdote en


Hipona por el anciano obispo Valerio, quien le encomendó la misión de predicar
entre los fieles la palabra de Dios, tarea que San Agustín cumplió con fervor y le
valió gran renombre; al propio tiempo, sostenía enconado combate contra las
herejías y los cismas que amenazaban a la ortodoxia católica, reflejado en las
controversias que mantuvo con maniqueos, pelagianos, donatistas y paganos.

Tras la muerte de Valerio, hacia finales del 395, San Agustín fue nombrado obispo
de Hipona; desde este pequeño pueblo pescadores proyectaría su pensamiento a
todo el mundo occidental. Sus antiguos correligionarios maniqueos, y también los
donatistas, los arrianos, los priscilianistas y otros muchos sectarios vieron
combatidos sus errores por el nuevo campeón de la Cristiandad. Dedicó
numerosos sermones a la instrucción de su pueblo, escribió sus célebres Cartas a
amigos, adversarios, extranjeros, fieles y paganos, y ejerció a la vez de pastor,
administrador, orador y juez. Al mismo tiempo elaboraba una ingente obra
filosófica, moral y dogmática; entre sus libros destacan losSoliloquios,
las Confesiones y La ciudad de Dios, extraordinarios testimonios de su fe y de su
sabiduría teológica.

Al caer Roma en manos de los godos de Alarico (410), se acusó al cristianismo de


ser responsable de las desgracias del imperio, lo que suscitó una encendida
respuesta de San Agustín, recogida en La ciudad de Dios, que contiene una
verdadera filosofía de la historia cristiana. Durante los últimos años de su vida
asistió a las invasiones bárbaras del norte de África (iniciadas en el 429), a las que
no escapó su ciudad episcopal. Al tercer mes del asedio de Hipona, cayó enfermo
y murió.

La filosofía de San Agustín

El tema central del pensamiento de San Agustín de Hipona es la relación del alma,
perdida por el pecado y salvada por la gracia divina, con Dios, relación en la que el
mundo exterior no cumple otra función que la de mediador entre ambas partes. De
ahí su carácter esencialmente espiritualista, frente a la tendencia cosmológica de
la filosofía griega. La obra del santo se plantea como un largo y ardiente diálogo
entre la criatura y su Creador, esquema que desarrollan explícitamente
sus Confesiones (400).

Si bien el encuentro del hombre con Dios se produce en la charitas (amor), Dios
es concebido como verdad, en la línea del idealismo platónico. Sólo situándose en
el seno de esa verdad, es decir, al realizar el movimiento de lo finito hacia lo
infinito, puede el hombre acercarse a su propia esencia.

Pero su visión pesimista del hombre contribuyó a reforzar el papel que, a sus ojos,
desempeña la gracia divina, por encima del que tiene la libertad humana, en la
salvación del alma. Este problema es el que más controversias ha suscitado, pues
entronca con la cuestión de la predestinación, y la postura de San Agustín
contiene en este punto algunos equívocos.
Los grandes temas agustinianos –conocimiento y amor, memoria y presencia,
sabiduría– dominaron toda la teología cristiana hasta la escolástica
tomista. Luterorecuperó, transformándola, su visión pesimista del hombre pecador,
y los jansenistas, por su parte, se inspiraron muy a menudo en el Augustinus, libro
en cuyas páginas se resumían las principales tesis del filósofo de Hipona.

2. EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA

Educación cristiana para niños

Los Niños, son parte esencial en toda congregación, bien se han dicho, que ellos
son el futuro de nosotros, y que son los lideres potenciales del mañana, es por
ello, que debe velarse por los primeros cimientos que se siembran en ellos, hay
que velar por brindarles la mejor educación. Lamentablemente, tanto en el medio
secular, como en medio de las congregaciones, son muy pocas las personas que
tienen vocación de servicio, hacia esta área en particular.

Nuestros niños más que enseñanza teórica, necesitan apoyo,


comprensión, tolerancia, siembra de valores, afecto, cuidado y protección en todas
áreas de su vida.

El personal que deben colocar en las iglesias para trabajar con niño debe ser el
personal más idóneo, deben ser personas que sepan trabajar con niños de veras y
que estén totalmente dispuestos a aprender más cada día, acerca del trabajo con
el niño.

El maestro de niño, Es el principal modelo a seguir, porque la etapa en la que el


individuo, desarrolla el aprendizaje por Imitación, es precisamente en la niñez, sus
sueños, anhelos, y comportamientos son básicamente la imitación, de todo lo que
ha aprendido viendo, oyendo, y haciendo con otras personas.
En esta etapa donde tiene más valor lo que se enseñan con las acciones, que lo
que se enseña con las palabras, por ello, el personal que trabaja con esta área
debe ser muy bien seleccionado.

También es muy importante utilizar con ellos, muchos recursos audiovisuales,


visuales, solo de audio, música y canciones, dibujos, esquemas, guías para llenar,
dibujos para colorear, versículos por aprender, enseñarles lemas, y sobretodo
reforzar el trabajo con sus respectivos padres.

Temas que fácilmente se pueden tratar con los niños:

Historias Bíblicas, Personajes Bíblicos, La Obediencia, El respeto y la reverencia,


Valores Morales, cristianos y Éticos, y todos los temas que tengan que ver con los
niños.

Educación cristiana para adolecentes

La Adolescencia es una de las etapas más delicadas del ser humano, y el


educador cristiano, debe tomar en cuenta, las características generales y
personales de cada adolescente que está bajo su cuidado y atención.

Si se desea que el trabajo con adolescente sea eficaz, es necesario de que el


maestro, se interese realmente, por las necesidades e intereses de los
adolescentes, y necesita profundizar en estudios relacionados a muchos temas
generales, pero también a muchos estudios bíblicos de temas específicamente de
adolescentes.

Los adolescentes, están en una etapa en la cual, ellos sufren a menudo, muchos
cambios físicos, biológicos, emocionales, sociales, y en muchísimas áreas de su
vida, el maestro de este grupo, debe velar por ayudarle como individuo, a entender
sus cambios, y a aprender a tener control sobre estos cambios, a poder
entender la vida cristiana, su propósito como individuo, las influencias que atacan
al adolescente, las aflicciones comunes del adolescentes, su trato con las
personas que le rodean, y darles herramientas para que puedan empezar a
desarrollar como tener un plan de vida para su futuro.

Temas necesarios a tratar con adolescentes:

Temas sobre sexualidad, aborto, pareja, el noviazgo, el matrimonio, la depresión,


el circulo de amigo, el autoestima, su relación con los padres, proyecto de vida, la
juventud, la familia, el trabajo.

Temas generales, que también se pueden compartir con los adolescentes:

Dones y talentos, el llamado de Dios para cada individuo, nacer de nuevo,


el arrepentimiento, el bautismo, santa cena, liderazgo, evangelismo, consolidación
de los nuevos creyentes, la Iglesia, los ministerios y dones en la iglesia, estudiar a
fondo los perfiles de personajes bíblicos, etc.

Educación cristiana para jóvenes

Educar adolescentes, no es una tarea fácil, pero trabajar con jóvenes es una
asignación que implica un reto mayor, trabajar con jóvenes implica invertir tiempo,
dinero, espacio, recursos, y mucha pasión por ellos. Los jóvenes son los
principales protagonista, de muchas de las realidades que vivimos ahora, esta es
la etapa en la cual todo individuo, está experimentando la mayor cantidad de
libertad, fuerza física, independencia, y energía para realizar lo que desee, es el
mejor momento para aprovechar todas las oportunidades al máximo, o por el
contrario, desperdiciar toda su vida, por haber tomado malas decisiones que ya no
se pueden revocar jamás.

El maestro de este grupo de la iglesia, debe saber el nivel de responsabilidad que


caen sobre sus hombros; y entender que no está tratando con niños para
pretender guiarles a su modo, pero tampoco está tratando con adultos, como para
dejarlos totalmente de su cuenta, este grupo necesita guía y dirección, pero
también una equilibrada libertad, para ejercer su libre albedrío.
Una de las cosas más fundamentales que debe aprender el maestro de jóvenes es
reconocer, cuáles de estos jóvenes realmente tienen a Jesús, y cuáles no. En
esta etapa, donde el individuo toma decisiones, un poco más consciente de lo que
está haciendo, ya no puede culpar a los padres, a sus circunstancias, o a su falta
de conocimiento, porque el mismo, puede interpretar fácilmente que es bueno y
que es malo, su decisión es totalmente responsabilidad exclusivamente suya. Sin
embargo, el maestro de estas edades, debe velar por proporcionarles las
herramientas más adecuadas, para poder discernir a tiempo, que es lo correcto y
que es lo incorrecto, y porque son clasificados de tal forma.

Temas específicos que deben ser manejados en grupos de jóvenes:

Libre albedrío, el pecado y sus consecuencias, muerte física y espiritual, el


arrepentimiento, la obediencia, la sabiduría, el liderazgo, uso de dones y talentos,
el llamado de Dios, el Bautismo, La santa cena. la nueva conversión, la familia, la
vida cristiana, El mundo, la carne y Satanás, las falsas religiones, sectas,
seudoreligiones e ideologías. etc.

Educación cristiana para damas

Las damas, son unos de los miembros más delicados entre los miembros de la
iglesia, y también es as común de que en casi todas las iglesias, las damas son
mayoría. Las damas, dentro de una congregación pertenecen a un sin número de
grupos dentro de la iglesia; por ejemplo; Damas casadas, Damas Solteras, Damas
Lideres de la Iglesia, Damas padre y madre de sus hijos, etc. La Educación
Cristiana, debe sobrepasar por encima de todos estos subgrupos, y tratar de
llenar cada área en la cual la mujer necesita ser suplida del conocimiento de la
palabra de Dios.

El trabajo hacia la mujer, debe ser más amplio, que el tan sólo el hecho de
enseñarles verdades solo teóricamente; la mujer necesita vivir en una constante
consejería cristiana, que le proporcionen herramientas para confrontar y saber
manejar cada una de las situaciones con las que puede enfrentarse día a día.

Temas generales y específicos que deben tratarse en la educación de la mujer:

Nuevo nacimiento, Consolidación, Liderazgo, Sanidad Interior, Sujeción al esposo,


Dones y talentos, Desarrollo de su Ministerio, Paternidad y Maternidad,
Matrimonio, Sexualidad, Autoestima, el llamado de Dios para la mujer, vida
cristiana, etc.

Educación cristiana para ancianos

Todo individuo en esta sociedad, por lo general, la sociedad le rechaza y le hace


sentirse inútil, que ya no puede hacer nada productivo, que ya no tienes fuerzas, ni
metas, ni logros, ni sueños; pero esta barrera debe ser quebrantada con la palabra
de Dios, y enseñarle al hombre y a la mujer, que ya están en la edad avanzada, de
que ellos pueden dar mucho más todavía, porque aunque ya no tienen las mismas
fuerzas, Dios promete darle fuerzas, y aunque ya creen que no deban tener
sueños; ellos todavía pueden soñar, lograr sus metas, planear, planificar y
promover éxito en su familia, y tienen el deber moral, de inculcar valores, enseñar
con la experiencia, ser un modelo a seguir, desarrollar la sabiduría que Dios le ha
dado, y proteger a sus generaciones que han nacido tras de él. Esta es un área
dentro de la iglesia, que nunca debe dejarse a un lado, siempre es importante
trabajar con los ancianos de la iglesia.

Temas específicos que se pueden tratar con adultos ancianos son:

Liderazgo, Temas de Familia, Temas acerca de la evangelización, Dones y


Talentos, las funciones dentro de la iglesia, Como desarrollar El Ministerio,
Consejería, Autoestima, Vida Cristiana, etc.
Educación cristiana para caballeros

Los hombres tienen muchas confrontaciones básicas, que le son comunes a todos
los hombres, también tienen funciones en común con todos los hombres, y tienen
muchas necesidades que son específicas de los hombres. En este punto la
educación cristiana, necesita trabajar con adultos del sexo masculino, de una
manera individualizada, para poder tratar asuntos específicos del sexo masculino,
para poder orientarles, llegar a la raíz del asunto, e incluso, darles herramientas
para la vida, que le son útiles, para desarrollarse en todas las áreas de su vida.
Estos estudios requieren ir más allá de lo teórico, y confrontarlos con sus propias
necesidades y situaciones personales, para que puedan aprender a resolver sus
problemas, y tener una vida de éxito, como hombres de Dios.

Temas específicos que ameritan ser tratados entre hombres:

La crianza de los hijos, el sacerdocio en el hogar, la importancia de la familia, el


liderazgo, la sexualidad, las tentaciones, la vida del hombre creyente, el cristiano
como buen mayordomo de su tiempo, dinero y recursos, Desarrollo de Dones y
Ministerios, el matrimonio, Los deberes del esposo, la autoridad en el hogar, el
llamado individual de Dios para el hombre, etc.

III PARTE

EDUCACION Y SISTEMA

LA ESCUELA ES UN SISTEMA

La escuela como sistema organizacional “es una estrategia administrativa que se


enfoca en mejorar la efectividad de la organización escolar, reforzando sus
estrategias, estructuras y procesos” (Castillo, 2010, p. 47).
Entre sus ventajas se encuentran:

1) Que funciona efectivamente en sistemas jerárquicos rígidos.

2) tiene un intento deliberado de cambio personal en una organización, o de la


organización en sí misma, para lograr sus objetivos.

3) mejora la comunicación entre grupos.

4) cubre a la organización completa; ya que diagnostica y busca solución a los


problemas.

Entre sus desventajas están:

1) Que sus resultados son a largo plazo.

2) surgen numerosas cuestiones debatibles y problemas que no han sido


resueltos.

El comportamiento organizacional es un campo de estudio. Esta declaración


significa que es una especialidad delimitada y con un conjunto común de
conocimientos. El desarrollo organizacional estudia tres determinantes del
comportamiento en las organizaciones: individuos, grupos y estructura. Además, el
sistema organizacional aplica el conocimiento obtenido acerca de las personas,
los grupos y el efecto de la estructura en la conducta, con el fin de que las
organizaciones funcionen mejor.

La escuela como sistema organizacional se ocupa de estudiar lo que la gente


hace en la institución, y cómo repercute esa conducta en el desempeño del centro
educativo. Como el comportamiento organizacional se interesa particularmente en
las situaciones que atañen al empleo, no es de sorprender que se destaque el
comportamiento en lo que se refiere al trabajo, puestos, ausentismo, rotación,
productividad, desempeño humano y administración.

Según los teóricos Kotter, Schlesinger y Sathe (1996), el sistema organizacional


es una técnica gerencial que emergió hace más de 15 años. Para estos autores,
el sistema organizacional se enfoca en incrementar métodos que propicien la
adaptabilidad de la organización humana, donde se utilizan una serie de técnicas
que ayudan a la gerencia a desarrollar organizaciones mucho más efectivas;
incluyendo resolver problemas, solucionar conflictos, crear métodos de evaluación
y procesos organizacionales.

Por su parte, Richard Beckhard (1969), define el sistema organizacional como “un
esfuerzo planificado que cubre a la organización completa, administrado desde la
alta dirección, que incrementa la efectividad y la salud de toda la organización,
mediante la intervención deliberada en todos los procesos de ésta, utilizando e
implantando el conocimiento de las ciencias de la conducta”.

El enfoque de Hoy y Miskel (1996), con relación al sistema organizacional, pone


énfasis a una serie de procesos y técnicas diseñadas para mejorar la
comunicación entre grupos, y reestructurar las relaciones de la autoridad hacia la
base en la toma de decisiones; basado más en la experiencia, que en posiciones
jerárquicas y la flexibilidad de la organización para adaptarse a los cambios del
ambiente. Tanto para Hoy como para Miskel, el comportamiento organizacional se
utiliza para diagnosticar problemas en la institución, planificar el futuro de la
misma, buscar soluciones a las dificultades encontradas, implantar los cursos de
acción seleccionados y evaluar el proceso para el progreso de la escuela.

EL EDUCANDO

Educando es aquel que está en proceso de educarse, entendiendo por educar,


“conducir”. Educando es el gerundio del verbo educar, y es quien gracias a una
guía dada por quien tiene mayor saber y experiencia, el educador, logra que su
potencialidad creativa y sus condiciones físicas, intelectuales y artísticas se
desarrollen en la máxima expresión posible, de acuerdo a las capacidades
individuales.
La relación entre educando y educador es asimétrica (el alumno debe obedecer
la autoridad del educador y realizar las tareas asignadas) pero se retroalimenta (el
educador o docente debe respetar al alumno en su dignidad y derechos,
escucharlo, motivarlo, explicarle sus dudas) siendo el primero en la actual
concepción de la educación escolar, el protagonista del proceso educativo que
necesita de estos dos sujetos, y de un contenido teórico o práctico que constituye
el objeto a aprehender.

En la enseñanza tradicional el rol del educando era receptivo y pasivo, siendo la


figura central la del educador. El rol del actual educando es activo y crítico, y el
educador es el agente exterior que le sirve de guía, modelo y consejo, para que el
educando pueda integrarse a la sociedad en que vive apropiándose de los
conocimientos que forman el legado cultural de la misma, en cuanto a su historia,
su lengua, su ciencia, su arte, sus valores; y cuidando su cuerpo mediante la
práctica de la educación física.

Si bien es en los centros formales de enseñanza en cualquiera de sus niveles


(inicial primario, secundario, terciario y universitario) donde se usa
preferentemente el término educando, como sinónimo de alumno o estudiante, no
estaría mal empleado para nombrar a otros tipos de educación no formal, pues el
niño que es educado por sus padres, el creyente que es educado por su confesor,
etcétera, también pueden en sentido amplio, llamarse educandos.

EL EDUCADOR

Un educador debe ser una persona muy especial, con una amplia perspectiva de
la vida y con una comprensión de los procesos que están sucediendo en el
mundo. Al familiarizarse con el mundo y con la naturaleza, él debe tener una clara
visión del estado al cual quiere llevar al niño al final del proceso educativo. Su rol
es ayudar al niño a alcanzar la elevada meta del amor y la conexión con los
demás, usando su singular enfoque, sin destruir o anular el talento con el cual
nació. En pocas palabras, un educador es quien esculpe al niño con mucho
artificio, no de acuerdo a la manera del educador, sino, más bien, según la manera
del niño.

¿Cómo hacer esto?

La forma más eficaz es a través del correcto uso de la sociedad. Todos sabemos
acerca de la importancia que hay en unir el niño a sus amigos, lo cual se
incrementa a medida que crecen. Según la psicología evolutiva entre más
nuestros niños crecen, más son las formas de influencia que la familia crea en el
“grupo de iguales”, que son otros niños cuyo lenguaje el niño entiende
y con quienes comparte intereses en áreas comunes.

La destreza del educador radica en la habilidad de construir la clase como una


sociedad de amigos, un microcosmo del mundo, el cual influirá positivamente en
todos y cada uno de sus miembros, mientras él permanece “detrás de bastidores”.
Para ello el educador debe igualar su nivel al de los niños, actuar como un “gran
amigo”. Si él no llegase a actuar como tal, será percibido como un profesor o un
adulto que pertenece a la sociedad de los adultos y su opinión no será aceptada.

Sin embargo, si él se empequeñece será percibido como otro amigo. Sólo cuando
el niño sienta que su educador comparte sus experiencias y, por consiguiente, que
es igual a él, lo aceptará como un verdadero amigo y se abrirá a su influencia.

Por ello, el educador debe formar parte en todas las actividades de los niños,
acompañarlos a todos los lugares, hacer todo lo que a los niños en verdad les
guste, mezclarse con ellos plenamente, pero al mismo tiempo tomar
cuidadosamente las riendas en sus manos. Comenzar a direccionarlos, para así
empezar a construir las diferentes formas de comportamiento en
ellos. ¿Cómo exactamente? El guía plantea preguntas en el círculo formado por
niños, aquellas que permitan escrudiñar diferentes temas y que serán respondidas
por turnos establecidos entre ellos mismos.

La única diferencia que debería existir entre el educador y el niño, es que aquel
puede compartir un poco más de su propia experiencia acerca de sus formas en
común hacia el sendero del amor y otorgamiento. Así, además de tener un gran
amigo, el niño recibe un ejemplo del siguiente estado que él aspira alcanzar. Un
educador es quien es capaz de hacer sentir al niño, que es un compañero igual a
él en el sendero hacia una meta elevada en la vida.

Es quién logra que sus estudiantes se sientan en verdad confiados y orgullosos.

EDUCACION Y FILOSOFIA

La Filosofía Educativa, también llamada Filosofía Pedagógica y Filosofía de la


Educación se puede describir como un campo de investigación y de
enseñanza académica que limita el alcance de este ámbito a las actividades de un
pequeño grupo de profesionales que trabaja esta área específica. Estos llamados
"filósofos educativos" se encuentran en los países de habla inglesa y, en menor
grado, también en algunos países de la Europa continental, y normalmente están
relacionados con las escuelas universitarias de educación o pedagogía.

Dado que la educación es el proceso de formación del hombre en la vida social y


para la vida social, o la asimilación de las experiencias que preparan para la vida
humana, se entenderá que la Filosofía de la Educación estudia las leyes, las
situaciones y los fenómenos del mundo, del hombre, de la sociedad y de
la cultura en relación con el proceso de la formación humana a partir de las
posiciones filosóficas.

A la filosofía educativa corresponden numerosas posiciones y actitudes de orden


ideológico y político que son bastante frecuentes no sólo entre las personas
dedicadas a las labores educativas formales, como son los maestros,
administradores y supervisores escolares, sino también, entre otros, como los
gobernantes, políticos, empresarios, sindicalistas, obreros, padres de familia y
dirigentes juveniles. En fin, la filosofía de la educación trasciende el plano de la
formalidad institucional, abarcando las posiciones ideológicas
y políticas reveladoras de lo que hacen, sienten y piensan todos los hombres en
relación con la educación, por cuanto el hecho educativo extra-escolar, como
sucede con el escolar, está condicionado por el hecho histórico general. Si bien
pocos seres humanos son filósofos de la educación, en cambio nadie deja de
incursionar, en uno u otro nivel y forma, en las esferas del discurso filosófico-
pedagógico.

Como quehacer científico, la filosofía educativa presenta diversos grados,


dependiendo esto de la mayor o menor importancia con que en ella se manejan
los factores especulativos, de teoría científica, de practicismo o de utilitarismo.

La filosofía educativa tiene sus manifestaciones en las formas y en los niveles con
que los educadores, tratadistas y demás personas interesadas en la educación,
enfocan y aplican las diversas disciplinas, siendo notorios los casos de
la antropología, la psicología, la historia y la sociología, por los altos niveles de
afinidad y la interacción que presentan con importantes aspectos de la realidad
educativa.

Las contradicciones ideológicas que han caracterizado a las diversas sociedades,


ocasionan gran diversidad de enfoques y de interpretaciones en el campo
científico, lo que a su vez provoca que la filosofía, ligada ampliamente a todas
las ciencias y en general a las actividades humanas, sea la disciplina que encierre
un mayor nivel de heterogeneidad en su contenido. La filosofía de la educación no
escapa a esta situación, por lo que sus textos varían mucho en sus enfoques y
contenidos aún dentro de grupos que han parecido tener una ideología común.

Principales Técnicas de la Esencia del Hombre y de la Educación

Filosofía: estudia las leyes más generales referente a la realidad objetiva; es decir,
la naturaleza, a la sociedad y al conocimiento. Etimológicamente el término
"filosofía", connota amor a la sabiduría. En su interpretación, derivada
de Sócrates, Platón y Aristóteles, significa buscar la sabiduría, asombro, pudiendo
interpretarse de maneras diferentes este término:

Puede considerarse a la filosofía como aquel estudio que guía al individuo a la


adquisición de una visión concreta de la vida, sus valores, su significado, sus fines
próximos y últimos sobre la conducta humana en general.

La filosofía ofrece una visión de la vida por la que el hombre persigue la


interrelación de los fenómenos, es decir; que el universo es un sistema coherente,
ordenado y no caótico, algunas veces la filosofía se refiere a un conjunto
de principios conductores, reguladores de la conducta humana y los
valores especializados y los diversos campos del conocimiento. En este sentido
puede hablarse de la filosofía desde el punto de vista literario, una filosofía
de gobierno, una filosofía de la historia o una filosofía de la educación. El
especialista en cada uno de estos varios campos, interpreta y explica su
especialidad en términos de las verdades que enseña la filosofía.

Filosofía de la Educación: es la disciplina que estudia el comportamiento de la


educación a la luz de las leyes que regulan el desarrollo de la sociedad humana,
desde que el hombre apareció en la tierra, hasta el momento actual y de las que
gobierna cada formación económica-intermedio social en particular; disciplina que
además, estudia las diferentes concepciones del mundo y la formas como ellas
conciben el hecho educativo, en sus elementos y movimientos fundamentales.

La filosofía de la educación trata de comprender o interpretar la educación en


relación con la realidad sin perder el punto de vista de esta realidad, reflexiona
sobre su naturaleza, esencia y valores de la educación.

La filosofía de la educación tiene por objetivos:

Determinar la esencia y significado de la educación

Determinar los fines de la educación en función de la vida.


INVESTIGACIÓN PEDAGÓGICA O INVESTIGACIÓN EDUCATIVA

Una primera aclaración de conceptos es tomada de Restrepo (1997: 41): “La


Investigación en educación” abarca toda investigación relacionada con el área; “la
investigación sobre educación” es la investigación hecha desde las llamadas
ciencias de la educación –sociología, economía, antropología, sicología, filosofía y
educación comparada- y que de alguna manera abordan problemas del área ; y
“La investigación educativa” que tiene por objeto primordial la educación en sí,
desde dentro de la disciplina.

La investigación educativa se ha desarrollado a partir de la aplicación del método


científico al estudio de problemas pedagógicos. Los modos de abordar la
producción de conocimiento educativo (acerca de la escuela, la enseñanza y la
formación) son coherentes con los que desarrollan las diferentes tradiciones
metodológicas propias de las disciplinas científicas que hasta empezar la década
de los ochenta fueron ajenos a la pedagogía. Ary y otros (1990:21) afirman que
“cuando el método científico se aplica al estudio de problemas pedagógicos el
resultado es la investigación educacional. Por ésta se entiende un medio de
adquirir información útil y confiable sobre el proceso educativo”. Travers (citado
por Ary y otros) define la investigación educacional como: “Una actividad
encaminada a la creación de un cuerpo organizado de conocimientos científicos
sobre todo cuanto interesa a los educadores. Tiene por objeto descubrir los
principios generales o las interpretaciones del comportamiento que sirven para
explicar, predecir y controlar los eventos en situaciones educacionales, o sea, se
propone elaborar una teoría científica”.

La investigación educativa vigente en las últimas décadas ha evolucionado a partir


de grandes vertientes de acción. Cada una de ellas privilegia campos de acción,
temas específicos de preocupación, formas de indagación y tratamiento de
problemas con miras a definir y diferenciar su objeto y método propio. Ninguna
otra disciplina tiene la capacidad de abordar y explicar los acontecimientos
presentes en el acto de enseñar y de formar; éste es oficio de maestros. Lo
pedagógico es el terreno propio de los maestros puesto que está estrechamente
vinculada a las maneras de enseñar y de formar. Siglos atrás, Comenio,
Pestalozzi, Herbart y muchos otros grandes pedagogos habían dicho que el objeto
central de la pedagogía es el método de enseñanza y formación, así como las
estrategias, métodos, instituciones y sujetos relacionados con ellos.

La idea de universidad investigativa, inspirada en la Universidad alemana de


Berlín, dirigida y enriquecida por Humboldt y otros pensadores universales, ayuda
a la comprensión de lo que significa

La investigación pedagógica. En un ambiente educativo, profesores y estudiantes


se dedican prioritariamente a la investigación como sustento primero para el
progreso de la ciencia. (Müller de Ceballos, 1995:9). “La tarea de la universidad no
es meramente docente, es decir, la transmisión de los conocimientos científicos
por medio de textos y currículos preestablecidos, sino investigativa: la
comunicación de los resultados de la investigación, en la cual participan los
alumnos que a su vez se educan en el proceso, o sea que la investigación en sí
es un proceso pedagógico. La reforma de la educación tanto básica (Ley 115)
como superior (Ley 30) pretende que en el ámbito escolar se reproduzca el
ambiente de las comunidades científicas.

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