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Ha sido demostrado por muchos neurólogo, que a través de la práctica nosotros podemos alcanzar cierto nivel y ser

bueno en casi cualquier cosa o en cualquier ámbito, acá la cantidad no hace referencia al número de individuos sino a
la cantidad de tiempo que tú le dedicas con pasión a lo que te gusta; mucha gente asume una relación inversa entre
cantidad y calidad pero hay que hacer notar lo siguiente: ha habido siempre a lo largo de la historia personas muy
reconocidas y brillantes que han creado grandes obras maestras o han descubierto grandes cosas, pero que
inicialmente transitaron un largo camino lleno de errores, de obstáculos, de preguntas sin respuesta, de propuestas de
baja calidad, pero como persistieron en la búsqueda de la excelencia, la gran cantidad de tiempo empleado con
motivación, los condujo al reconocimiento de sus grandes obras y descubrimientos.

Entre las conspicuas figuras de autodidáctas, científicos e inventores, tenemos a Calos del Pozo y Sucre, nacido en la
ciudad de Calabozo en el siglo XVIII, en los llanos venezolanos, quien construyó pararrayos, dispositivos eléctricos
como baterías, electróforos, electrómetros; Alexander Von Homboldt lo conoció y dijo de él: “Encontramos en
Calabozo, en el corazón de los llanos, una máquina eléctrica de grandes discos, electróforos, baterías, electrómeros,
un material casi tan completo como el que poseen nuestros físicos en Europa [..]”.

En los Andes Venezolanos, en la ciudad de Bailadores del Estado Mérida surgió un inventor autodidacta, que se dedicó
a contemplar la naturaleza, cavilando profusamente sobre diversos mecanismos surgidos inicialmente como juguetes
creados por él mismo durante su infancia y que cautivaban su curiosidad: poleas, ruedas, naranjas con paletas que
hacía girar en las corrientes de los riachuelos cercanos a su pueblo; la observación y la experimentación lo llevaron a
descubrir principios físicos de manera práctica, fue el creador de turbinas accionadas por las corrientes de agua de los
ríos, que lograron transformar la energía cinética de los flujos de agua en energía eléctrica, creador de una turbina de
reacción llamada “Turbozam”, máquinas clasificadoras y cernidoras de ajo con capacidades para manejar más de una
tonelada del rubro; una peladora de fresa, teleféricos montacargas para transportar media tonelada a través de medio
kilómetro.

En otras latitudes, Thomás Edison registró más de mil patentes y la inmensa mayoría fueron ideas absurdas que lo
llevaron a nada. Einstein por su parte público más de 248 artículos científicos y la mayoría eran de un mínimo impacto
y relevancia. Shakespeare por ejemplo escribió poco más de 37 actos y 150 sonetos la mayoría poco conocidos y de
mediocre calidad. Por otra parte Picasso pintó más de 1800 cuadros, fue el autor de más de 1200 esculturas, pero
solo muy pocas de las creaciones de Picasso se consideran propiamente obras de arte. Mozart y Beethoven
compusieron más de 600 horas de música, cada uno más de de 600 piezas musicales, de las cuales sólo muy pocas
alcanzaron fama y reconocimiento. Podría pensarse que el trabajo inicial es parte de ese camino del artesano, el
precio que hay que pagar para llegar a ser alguien reconocido y con un trabajo de altísima calidad, en parte resulta ser
cierto, pues la cantidad –de tiempo- es precursora de la calidad del trabajo.

¿Cómo fue posible que lograran aquellas mentes individuales, con sus trabajos independientes llegar a aquellas
conclusiones que hoy subliman el espíritu humano? , muchos los catalogaban como genios en su tiempo, ¿pero puede
ser esto una cualidad genética de aquellos individuos?; si bien la genética juega un papel muy importante, puede
condicionar pero no determina la genialidad de los individuos, por otro lado hay personas que se alimentan mejor que
otros, algo que influye en poseer mejores conexiones neuronales, nuestros padres incluso podrían poseer una genética
específica que genere conexiones neuronales o que produzcan neurotransmisores que pudieran hacer pensar más
rápido a nuestra mente a la hora de resolver las cosas con mayor facilidad, pero sin duda influye más el que una
persona se dedique con esfuerzo y dedicación para conseguir las respuestas oportunas, que permitan conseguir la
felicidad a través del ejercicio de su labor.

Muchos creen falsamente que Isaac Newton ¿poseía una genialidad innata, como si hubiese surgido de la nada. ¿Cuál
era en realidad el secreto de su creatividad, esa agilidad de descubrir y resolver problemas de física tan complejos
como físico y matemático?; Newton decía que era que lo hacía Nocteadique incubando, es decir “pensando de día y
de noche”, dándole vuelta a los problemas, sin duda muchas de las cosas que descubrió, las descubrió porque dedico
horas, días, semanas, meses y hasta años para hallar la solución. El mismo llegó a afirmar una vez: “Si he hecho
descubrimientos invaluables ha sido más por tener paciencia que cualquier otro talento”, curiosamente con Albert
Einstein sucedió algo similar, llegó a afirmar en una oportunidad con excesiva modestia: “yo no soy inteligente lo que
pasa que yo peleo con los problemas por mucho más tiempo”.

Así que el tiempo bien empleado influye sin lugar a dudas, la neurología ha llegado a afirman que se requiere
aproximadamente unas 10000 horas y dos meses de dedicación exclusiva para ser un experto en un campo en
específico (1000 horas vendrían siendo un año), lo que se necesita es dedicación y aspirar a hacer las cosas bien
absorbiendo conocimientos de manera eficiente para que a través de la cantidad de tiempo empleado eficientemente;
la calidad sea alcanzada. Venezuela requiere de líderes genuinos con una calidad comprobada en función de un perfil
exigido y eso no es una cosa exclusiva de mentes brillantes y geniales genéticamente, pues cualquier ciudadano
venezolano promedio puede lograrlo sólo con mucha dedicación y la cantidad de tiempo eficientemente empleado
para allanar el camino más directo a la calidad..

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