Está en la página 1de 4

7 hábitos positivos de las personas con éxito

Edith Sánchez 14 Septiembre, 2017 en Psicología 3 compartidos

chica en una bicicleta volando hacia el éxito

No es fácil definir los límites exactos del éxito o del fracaso. Ni todos los que consiguen sus
objetivos podrían personas con éxito ni todos los que no alcanzan sus metas caben dentro de la
etiqueta de perdedores. Ambos conceptos son flexibles y dinámicos. También son relativos y no
absolutos.

Lo más usual es que en nuestra vida se presente el éxito y el fracaso de forma simultánea. Lo que
sí se puede construir, de una forma más o menos estable, es una actitud exitosa y sesgo para mirar
la realidad que favorezca dicha actitud. Las personas con éxito cultivan esa actitud persiguen lo
que desean y terminan consiguiéndolo, más tarde o más temprano. Por el contrario, los que no lo
hacen, acaban incluso no deseando nada.

Se dice que la diferencia entre el éxito y el fracaso está en los hábitos. Estos no consisten en
adoptar conductas rutinarias y mecánicas. De lo que se trata es de fortalecer y nutrir actitudes que
conduzcan a la cosecha de logros. Estos son siete de esos hábitos positivos.

“El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse”.

-Winston Churchill-

1. El hábito de fijarse objetivos definidos y concretos nos lleva al éxito

Dicen que quien no sabe a dónde va, probablemente llega a otra parte. Los propósitos son una
carta de navegación para la vida. Son genuinos cuando nacen del deseo. Implican conocimiento de
uno mismo, reflexión y valor.

Fijarse propósitos se convierte en un hábito cuando frente a cada situación eliges un norte. No
dejas que las circunstancias te vayan llevando, sino que buscas ubicarte y definir hacia dónde
quieres encaminarte.
Niño sobre un pájaro

2. Entender las motivaciones

Las motivaciones son un factor fundamental en las personas con éxito. Contar con un porqué y un
para que otorga fortaleza y decisión para ir tras los objetivos. En muchos casos, la definición de
razones y fines es un buen indicador de que existe independencia de criterio y honestidad con uno
mismo.

Lo que le da sentido a una meta es su razón de ser. Uno se acostumbra a indagar por sus razones o
a no hacerlo. En ello puede estar la diferencia entre obtener el éxito o no lograrlo. Si no hay un
porqué y un para que delineados, difícilmente se encuentran motivos o razones que alimenten a la
fuerza para perseverar.

mujer con mariposas pensando en el éxito

3. Tomar decisiones puntuales

Cualquier decisión exige valor, porque siempre implica pérdidas y ganancias. También supone un
riesgo: lo que se resuelva podría conducir al éxito o al fracaso. Por lo tanto, decidir es una de esos
pasos que a veces hace temblar los cimientos de uno mismo.

Las personas con éxito no delegan sus decisiones ni se sienten impedidas para actuar cuando no
tienen a nadie que les dé indicaciones o consejos sobre lo que deben hacer. Entienden que ellas y
solo ellas son quienes deben asumir la determinación y sus consecuencias, lo que no quita para
que pidan ayuda en caso de necesitarla.

4. Gestionar adecuadamente el tiempo


El tiempo es quizás el bien más valioso de la vida. De hecho, es la vida misma. Las personas con
éxito saben que el tiempo siempre se acaba y por eso hay que aprovecharlo al máximo. Esto
significa administrarlo en función de una escala de prioridades bien definida y articulada.

Las personas se acostumbran a priorizar o a no hacerlo. Adoptan el hábito de dejar todo para el
final, o de hacerlo con suficiente margen como para sabotear el propósito envenenado de
cualquier imprevisto. También distribuyen sus horas de forma constructiva e inteligente. Esto
quiere decir que son capaces de encontrar tiempo para ser buenos en su trabajo, pero también
para cuidar (y ser cuidados por) sus familias.

5. Aprovechar las oportunidades para mejorar

La desidia y el éxito nunca van de la mano. Para triunfar es necesario tener un punto, al menos, de
autoexigencia. Si el propósito es crecer y llegar lejos, es fundamental desarrollar cierta destreza
aprovechando oportunidades, o generándolas en su defecto. Esto aplica a cualquier plano:
intelectual, físico o emocional.

Además, el éxito requiere de cierta dosis de humildad para aceptar que siempre podemos ser
mejores. También es necesario tener claro que hay pocos éxitos que se construyan solos, aunque
el azar termine participando de muchos de ellos. Piensa que una persona exitosa tiene el hábito de
buscar opciones para crecer.

6. Enfocarse hasta el final

La dispersión solo conduce a permanecer en un estado de confusión y duda. Es el reflejo de que no


hay suficiente claridad frente a lo que se desea. Y si no se sabe lo que se quiere, difícilmente se
consigue. De hecho, difícilmente se avanza.

hombre con una máquina de coser construyendo su éxito

Cuando comienzas muchas cosas, pero no terminas ninguna, lo que haces es malgastar tu tiempo.
Las personas exitosas tienen el hábito de llegar hasta el final en todo lo que se proponen. Saben
que eso, por sí solo, constituye un logro.

7. Respetar el tiempo del descanso


El cuerpo, la mente y el espíritu necesitan espacios para la relajación y la expansión. Somos seres
integrales y alimentar solo una de nuestras facetas nos lleva, tarde o temprano, a estancarnos. El
descanso y el ocio son formas de respetar nuestra integridad humana.

Mujer en una bañera pensando en las personas con éxito

Una cosa es enfocarse decididamente hacia un logro y otra muy diferente obsesionarse con él. El
descanso nos ayuda a recuperar las energías y a tomar distancia con lo habitual para verlo mejor.
Piensa que aquel que sabe vivir su tiempo libre tiene mayores posibilidades de cumplir con sus
objetivos de manera más eficaz.

Las costumbres forman hábitos y estos forman el carácter. Siempre es posible reprogramarnos.
¿Nuestras rutinas de pensamiento y acción apuntan a lograr lo que deseamos? ¿Hemos pensado
en ello seriamente, o simplemente dejamos que la vida nos lleve, quién sabe a dónde? Vale la
pena hacernos esas preguntas, y sobre todo intentar responderlas.

También podría gustarte