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tema 5 Tratamiento y

autotratamiento de la
ansiedad social. Programas

1. TRATAMIENTOS PSICOLÓGICOS
Los tratamientos psicológicos empleados para la fobia social han pretendido reducir
los niveles de ansiedad del sujeto y la mejora de su funcionamiento en las relaciones
interpersonales, tal y como ya se expresó más arriba. Con estos objetivos, los tratamientos
psicológicos más estudiados han sido el de entrenamiento en habilidades sociales, las
técnicas de relajación, las de exposición, las de reestructuración cognitiva y la combinación
de estas dos últimas, es decir, exposición + reestructuración cognitiva.

1.1. Desde el modelo de la Terapia de conducta


• Exposición.
El componente que se ha utilizado con una mayor frecuencia en el tratamiento en
la Fobia Social de niños y adolescentes es, sin lugar a dudas, la exposición (García-López,
Olivares, Turner, Beidel Albano y Sánchez-Meca, 2002). No obstante, no se conoce con
exactitud cual es su eficacia como componente en los tratamiento en los que se incluye,
por lo que serían necesarios posteriores estudios para determinar cual es su contribución
cuando se utiliza en diferentes modalidades: (a) aisladamente, (b) en combinación
con otros componentes (p. ej. terapia de reestructuración cognitiva, Entrenamiento en
Habilidades Sociales, EHS; Terapia Racional Emotiva, TRE; Estímulo Respuesta, ER; etc.) y,
(c) comparándolos con otras terapias.

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• Modelado.
El modelado es una técnica de la terapia de conducta que se ha utilizado también
con mucha frecuencia desde el enfoque cognitivo-conductual para el tratamiento de las
respuestas de ansiedad en la población infantil y adolescente. El modelado se fundamenta
en los principios del condicionamiento vicario y del aprendizaje observacional. Desde este
enfoque, el propósito del tratamiento es la reducción/eliminación de las respuestas de
escape/evitación mediante la observación de la conducta de aproximación hacia el estímulo
fóbico (la situación social) que realiza el modelo sin que ocurran consecuencias aversivas.
El modelo presenta una conducta sin ansiedad ante la situación temida, mostrando al
observador (en este caso al niño o adolescente) una respuesta adecuada, adaptativa
para manejar o afrontar mejor la situación temida. El modelado puede emplearse en su
modalidad simbólica (el sujeto observa una filmación de la actuación del modelo) o también
en su modalidad in vivo. Tanto en una como en otra, los sujetos pueden ser asistidos o
ayudados en las aproximaciones al estímulo fóbico o bien solamente incitados a que sigan
la actuación que realiza el modelo al que se observa.

• Habilidades sociales.
Las habilidades sociales se ha empleado como componente de tratamiento en el
ámbito de la FS tanto en la infancia como en la adolescencia, y sus fundamentos son
explicados mediante el supuesto que aquellos sujetos con FS presentan deficiencias o
carencias en el conocimiento de la estrategia social a emplear y/o en el grado de destreza de
la habilidad a poner en práctica. Las habilidades sociales como componente de tratamiento
poseen un amplio espectro en su uso. Sus diferentes parámetros tales como el formato
de entrenamiento o el contexto de su aplicación exigen una contextualización a las
características del sujeto o sujetos tratados. Son numerosos los programas de tratamiento
que integran como componentes elementos de la comunicación verbal y no-verbal y como
técnicas las de instrucciones, modelado y entrenamiento en resolución de problemas
sociales (Erwin, 1993). En todos casos, estos programas incorporan el ensayo de conducta,
reforzamiento positivo y retroalimentación o feedback (Caballo, 1995; Clark, 2001).

• Manejo de contingencias.
El manejo de contingencias es una técnica de tratamiento derivada de los principios
del condicionamiento operante y se fundamentan en la manipulación de las consecuencias
de la conducta para modificar sus parámetros de frecuencia, intensidad y duración. La
adquisición de las respuestas de aproximación a la situación que genera miedo es una
condición suficiente y lenta para eliminar el problema.

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• Intervenciones cognitivo-conductuales.
En el tratamiento de la Fobia Social también se han empleado técnicas cognitivas
como el entrenamiento en autoinstrucciones, la resolución de problemas, la reestructuración
cognitiva y el entrenamiento en focalización atencional. Las tres primeras técnicas ya fueron
utilizadas por Harris y Brown (1982), quienes las combinaron con el modelado y exposición
(conductuales) para la mejora de la conducta de relación en niños tímidos. El entrenamiento
en focalización atencional externo (Baños, Botella y Quero, 2000) trata de contrarrestar
la tendencia que tiene el sujeto con FS a centrar la atención excesivamente en sí mismo
(lo cual disminuye el potencial de exposición y la capacidad de corregir los pensamientos
negativos asociados a la ansiedad), así como de recurrir a la distracción cognitiva en los
casos precisos para trasladar la atención centrada en uno mismo al exterior. Expresado de
otro modo, el entrenamiento en focalización atencional intenta redirigir la atención del
sujeto desde lo interno hasta lo externo, sobre todo, en los estímulos no amenazantes de la
situación social (Baños et al. 2000). Esta técnica de corte cognitivo pretende aumentar la
capacidad para desconfirmar las creencias negativas, reducir la conciencia de la intensidad
de los síntomas, interrumpir la secuencia de las conductas de seguridad y, en definitiva,
mejorar la actuación social del sujeto.
El IAFS (Intervención en Adolescentes con Fobia Social; Olivares y García-López,
1998) es un paquete de tratamiento compuesto por los autores a partir del análisis de
los componentes del SET-A y CBGT-A que con anterioridad han demostrado su utilidad
subjetiva, utilizando para ello el diferencial semántico de sujetos que habían realizado estos
tratamientos, puntuando los contenidos de las sesiones en el momento en que finalizan
éstas así como al final del tratamiento aplicado.
El programa está integrado por cuatro componentes:
a) Educativo.
Información que se les proporciona a los sujetos sobre las características y contenidos
del tratamiento que van a recibir. Se les muestra el modelo explicativo de la Fobia Social,
planificándose conductas-objetivo que cada uno puede desarrollar y se examinan las
expectativas que cada uno tiene con respecto a los logros personales y la utilidad del
tratamiento.
b) Entrenamiento en habilidades sociales.
Los elementos componentes son: iniciar y mantener conversaciones, asertividad,
dar y recibir cumplidos, establecer y mantener amistades y hablar en público. Del mismo
modo como en el programa SET-A, se incluyen ejercicios de flexibilidad con el propósito
de incrementar los repertorios conductuales sociales de los sujetos.
c) Exposición.
El propio EHS ya incluye cierto grado de exposición. No obstante, se incluyen cinco
sesiones dirigidas a que el sujeto se exponga a situaciones similares a las que ha practicado

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en el contexto grupal. Se emplean la figura del cooterapeuta, que son personas desconocidas
para los sujetos que han sido entrenados para que no sean ellos quienes asuman toda la
responsabilidad o peso de la interacción, sino que sean los propios sujetos con fobia social
quienes lo hagan. Esta función está expresamente dirigida para la exposición a situaciones
como iniciar y mantener conversaciones con personas desconocidas para el sujeto o del
sexo opuesto. Se utiliza el videofeedback como técnica de retroalimentación audiovisual
para la exposición a hablar en público. Al finalizar cada charla se analiza con el feedback
de los compañeros, el del propio sujeto que ha expuesto su tema y todo ello se compara
con la “película de los hechos” proporcionada por el vídeo.
d) Técnicas de reestructuración cognitiva.
La técnica empleada es la Terapia Cognitiva de Beck con las etapas educativa,
de entrenamiento y de aplicación, descritas por Méndez, Olivares y Moreno (1998) y el
formato A-B-C de Ellis para “discutir con los pensamientos” poniendo en tela de juicios
los irracionales que producen estados emocionales inadecuados.
También se incluyen en este módulo instrucciones dirigidas a la prevención de
las posibles recaídas, entrenando a los sujetos a identificar las situaciones de alto riesgo
de padecer ansiedad. Se analiza también la importancia de seguir exponiéndose a esas
situaciones sociales para culminar el éxito terapéutico en el contexto habitual de la vida
diarios de los sujetos.
El IAFS consta de 12 sesiones grupales con una duración de 90 minutos y tiene una
periodicidad semanal. Al término de cada sesión se les facilita a los sujetos tareas para
casa, que consisten en exposiciones en vivo ante contextos naturales y centradas sobre el
contenido de la sesión desarrollada. Asimismo, los sujetos disponen semanalmente de un
horario de consultas individuales en las que pueden planificar tareas de autoexposición o
bien ahondar en los contenidos tratados en las sesiones en grupo. Se establece un horario
de tutoría de dos horas semanales, distribuidas según un programa flexible que se articula
en función del número de sujetos que solicitan consulta para esa semana. Estas sesiones
individuales son opcionales, al contrario que el SET-A.

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Tabla 1. Contenidos sesión a sesión del tratamiento Intervención en Adolescentes con Fobia Social
(IAFS)

La eficacia del programa IAFS a corto plazo ha sido analizada por Olivares y García-
López (2001) en un estudio intrasujeto con una muestra de 11 personas con FSG, tomando
medidas generales de Fobia Social y las respuestas cognitivas y motoras que forman parte
de este trastorno fóbico. En estudios más recientes (Vallés, 2005), la eficacia del IAFS ha sido
probada en adolescentes fóbicos españoles frente a grupos de control activo (Estrategias
de aprendizaje) y control pasivo en lista de espera.

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2. FACTORES QUE AFECTAN A LOS RESULTADOS DEL TRATAMIENTO
En las líneas que siguen analizaremos los factores que influyen en la eficacia de
los tratamientos empleados en la Fobia Social como son el formato individual vs. grupal,
las características del sujeto, las expectativas sobre los resultados y las tareas para casa.

2.1. Formato individual versus grupal


Los estudios de metaanálisis realizados por Gould et al. (1997) y Taylor (1996)
no encontraron diferencias en la eficacia terapéutica de los formatos de tratamiento
mediante Tratamiento Cognitivo Conductual (TCC) individual y grupal en sujetos con FS.
Más recientemente, Stangier, Heidenreich, Peitz, Lauterbach y Clark (2003) encontraron
que el formato individual era superior al formato grupal, produciéndose más disminuciones
significativas en los síntomas de ansiedad inmediatamente después del tratamiento y a los
6 meses después de la terminación del mismo. Sin embargo, tal y como postulan Luterek
et al. (2003), el formato grupal tendrá siempre una mejor relación coste/beneficio. Por el
contrario, y en el caso específico de adolescentes con Fobia Social otros hallazgos informan
de una mayor eficacia del formato grupal frente al individual y una mayor eficacia cuando
se aplica a las chicas adolescentes que a los chicos de edad equivalente (Olivares et al. 2002).
Ruiz (2002) estudió en qué medida el número de sujetos que integran un grupo de
tratamiento puede influir en los resultados, analizando la eficacia diferencial en grupos
formados por 3-4 o por 9-10 sujetos. La investigación concluyó que el grupo de 9-10 sujetos
alcanza mayores resultados que los grupos de 3-4 y de 6-7 sujetos, probablemente debido
a que el número de personas presentes durante la sesión de tratamiento potencia el efecto
de la exposición. Sin embargo, Olivares et al. (2002, 2003), encontraron que la combinación
de sesiones grupales e individuales alcanzaba mejores resultados, quizá debido a que las
intervenciones grupales suponen una maximización de la exposición a estímulos fóbicos,
lo cual permite una potenciación del efecto de la propia intervención que incrementaría
la habituación y, en consecuencia, la reducción de la ansiedad social del sujeto, tal y como
indican estos autores en su revisión metaanalítica acerca del tamaño de los tratamientos, es
necesario que se realicen más estudios con este objetivo para poder alcanzar conclusiones
más fiables. Sin embargo, y a juicio de Scholing y Emmelkamp (1999) el formato grupal
puede resultar muy amenazante para algunos sujetos, sobre todo, para quienes presentan
el trastorno de personalidad por evitación concurrente con la FS.

2.1.2. Características del sujeto


A pesar de que la Tratamiento Cognitivo Conductual (TCC) se ha revelado eficaz para
el tratamiento de la Fobia Social, algunos sujetos no obtienen la suficiente mejoría en su
trastorno. Algunas características personales pueden explicar y/o predecir los resultados
del tratamiento.

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2.1.3. Los subtipos
Los sujetos que padecen Fobia Social Generalizada comienzan el tratamiento con
un mayor deterioro, y es menos probable que hayan obtenido beneficios clínicamente
significativos después de la terminación del tratamiento (Brown, Heimberg y Juster, 1995).

2.1.4. La comorbilidad
Los sujetos con FS suelen presentar asociados trastornos comórbidos tales como
depresión, trastornos de la personalidad por evitación, consumo abusivo de alcohol y drogas
entre otros (Botella et al., 2003), y esta comorbilidad ensombrece las perspectivas de éxito
en el tratamiento del trastorno (Salaberría y Echeburúa, 2003: 688). En el estudio llevado
a cabo por Erwin, Heimberg, Juster y Mindlin, (2002) no se hallaron evidencias de que la
depresión afectase a la eficacia del tratamiento, en este caso, terapia cognitivo-conductual.
Sin embargo, Chambless, Tran y Glass (1997) ya habían revelado con anterioridad que la
presencia de la depresión podría limitar la mejoría en la TCC para el trastorno de ansiedad
social.
Los sujetos que presentan un trastorno de la personalidad por evitación comórbido
se encuentran más deteriorados psicológicamente antes del tratamiento, sin embargo,
obtienen ganancias similares a las que consiguen los sujetos que no presentan este trastorno
comórbido (Van Velzen, Emmelkamp y Scholing, 1997; entre otros muchos). A juicio de
Luterek et al. (2003) tanto el trastorno comórbido de depresión como el de personalidad
evitativa, pueden necesitar un tratamiento más prolongado o más intenso para alcanzar
el nivel de respuesta que habitualmente se da en un sujeto con Fobia social sin otros
trastornos asociados.

2.1.5. Expectativas sobre los resultados del tratamiento


Varios han sido los estudios que han abordado la creencia en la credibilidad de los
tratamientos y en la expectativa de su eficacia (Safren, Heimberg y Juster, 1997). En todos
ellos se encontró que era más probable que los pacientes que tenían una creencia más
arraigada sobre la credibilidad del tratamiento y mayores expectativas sobre los beneficios
del mismo, mejorasen y mantuviesen las ganancias obtenidas de la intervención.

2.1.6. Naturaleza de las técnicas empleadas


En el ámbito de la infancia y adolescencia y hasta la fecha actual, solamente se
han realizado dos estudios de revisión que han abordado la eficacia de los tratamientos
empleados en la Fobia Social. Uno de ellos ha sido de carácter cualitativo (Greco y Morris,
2001) y el otro cuantitativo (Olivares et al. 2002). De los hallazgos de estas revisiones se
desprende que las técnicas más utilizadas son la exposición, seguida del entrenamiento
en habilidades sociales y de la reestructuración cognitiva (Rosa, Sánchez, Olivares e Inglés,

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2002; Salaberría y Echeburúa, 2003), obteniéndose en todas ellas resultados positivos.
Otras investigaciones han evidenciado que las técnicas más eficaces son la exposición y
su combinación con la reestructuración cognitiva.

2.1.7. Orden de aplicación de los componentes terapéuticos


Tal y como señalan Scholing y Emmelkamp (1993b), la aplicación de la reestructuración
cognitiva antes de la exposición puede ser más adecuada que la presentación combinada
de ambas técnicas o la presentación inversa. En un estudio de Cottraux, Note, Albuisson,
Yao, Note, Mollard, Bonasse, Jalenques, Guerin y Couder (2000) (citado por Salaberría
y Echeburúa, 2003; p. 692) se aplicó la reestructuración cognitiva individual antes del
entrenamiento en habilidades sociales de forma grupal obteniendo resultados positivos. Sin
embargo, estos cambios solamente fueron percibidos con posterioridad a la introducción del
componente conductual del tratamiento (y no tras la primera fase con la terapia cognitiva).

2.1.8. Otros factores


Otras variables como la historia del trastorno y la edad de inicio, han sido examinados
en el trabajo de Rosa et al. (2002). Estos autores informaron que a menor cronicidad del
problema y mayor edad de los sujetos se obtienen mejores resultados.
También el sexo del sujeto es una variable determinante en el tratamiento. Los
estudios de Olivares et al. (2002, 2003) constataron tanto una mayor frecuencia de la fobia
social en chicas como una mayor eficacia del tratamiento cuando se aplica a éstas, así
como un aumento de la mejora de los resultados del postest al seguimiento, no sólo de la
variable ansiedad social, sino también en habilidades sociales, depresión, autoestima, etc.
De igual modo, el lugar donde se lleva a cabo el tratamiento influye en su eficacia.
Olivares et al. (2003) y Rosa et al. (2002) comprobaron que éste influye en los resultados,
alcanzado mayores tamaños del efecto la aplicación del tratamiento en el ámbito educativo.
Las variables de personalidad también ejercen un papel modulador en los resultados
del tratamiento. Algunas dimensiones de la personalidad como la baja autoestima, el
neuroticismo, la introversión y el perfeccionismo, concurren con la Fobia Social y son muy
difíciles de modificar empleando una terapia que no esté centrada directamente en estos
objetivos (Juster, Heimberg, Frost y Holt, 1996).
También el tipo de instrumento de medida influye en la eficacia de los tratamientos.
Olivares et al. (2003) observaron que los autoinformes que medían directamente la fobia
social alcanzaban mejores resultados, aunque el resto de instrumentos alcanzaba una
eficacia media. El grado de competencia profesional del terapeuta influye también, a juicio
de estos autores en la eficacia del tratamiento, mostrándose superior cuando los psicólogos
que han tratado a sujetos con Fobia Social poseían gran experiencia.

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Tema 5. Tratamiento y autotratamiento de la ansiedad social. Programas
2.1.9. Las tareas para casa
Uno de los componentes de las tareas para casa es el uso de manuales de autoayuda
como complemento de conocimiento del trastorno por el propio sujeto. Estos manuales
pueden facilitar las tareas de exposición, contribuyen al cambio de las distorsiones
cognitivas y ofrecen pautas de actuación a modo de instrucciones a desarrollar en las
diferentes situaciones sociales en las que se desenvuelve el sujeto fóbico. Sin embargo,
no existe hasta el momento actual suficiente evidencia empírica que permita asegurar la
eficacia y validez de estos recursos de autoayuda.

3. SÍNTESIS
En concordancia con los datos expuestos en las investigaciones reseñadas podemos
establecer las siguientes conclusiones acerca de la eficacia terapéutica de los tratamientos
sobre la Fobia social:
1. Existe un número de tratamientos que han mostrado ser eficaces en el
tratamiento del trastorno, si bien de modo diferencial.
2. Los tratamientos psicológicos compuestos por entrenamiento en habilidades
sociales, entrenamiento en relajación y las terapias cognitivas solo han obtenido
un apoyo parcial cuando se han aplicado a la FS. Sin embargo, los tratamientos
de corte cognitivo-conductual sí han mostrado su efectividad.
3. Los trabajos en los que se han incluido seguimientos a medio y/o largo plazo
indican que el beneficio de los tratamientos psicológicos se mantienen o
continúan incrementándose una vez finalizada la intervención. De lo cual
puede inferirse que los sujetos, durante la fase de tratamiento, han aprendido
habilidades para afrontar las situaciones sociales ansiógenas y las ponen en
práctica durante la fase de seguimiento.

4. EL AUTOTRATAMIENTO DE LA FOBIA SOCIAL


Las sesiones de aprendizaje que se incluyen en esta sección del libro están
fundamentadas en el Programa y Protocolo para la Intervención en Adolescentes con Fobia
Social (IAFS) (Olivares et al., 2000) específicamente dirigido al tratamiento generalizado de
niños y adolescentes con fobia social. Las actividades de cada una de las 10 sesiones que
constituyen este formato de autoayuda están diseñadas para la autoaplicación, teniendo
en cuenta que el grado del trastorno previamente evaluado no sea excesivamente intenso,
ya que en dicho caso resulta recomendable la intervención de un profesional que evalúe
más profundamente el caso y monitorice el oportuno tratamiento. De todos modos, las

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Tema 5. Tratamiento y autotratamiento de la ansiedad social. Programas
actividades incluidas en este manual derivan del referido programa-base ampliamente
contrastado en contextos clínicos y comunitarios.
El objetivo principal de este autotratamiento es el de lograr que desaparezca ese
malestar brutal que se siente cuando se actúa o se relaciona directamente con otros,
para que podamos llegar a relacionarnos con quien queramos, cuando y donde deseemos,
poniendo de manifiesto nuestra habilidad para hacerlo, ya que, si en estos momentos no
es suficiente, estamos en condiciones de aprender a manejarnos bien y a saber controlar
y manejar la ansiedad que podamos sentir en algún momento.

4.1. Lo que se debe tener en cuenta


Ante cualquier tratamiento para cambiar comportamientos propios debemos tener
en cuenta algunas consideraciones para estar prevenidos ante su posible ocurrencia.

a) Los abandonos.
En algún momento los niveles de ansiedad pueden incrementarse significativamente,
cuando esto te ocurra practica la relajación muscular progresiva y ejercicios respiratorios.
Existe riesgo de que tengas tentación de abandonar este autotratamiento. Cuenta con que
eso te puede ocurrir pero que, finalmente, se impone tu sensatez y continuas haciendo los
ejercicios propuestos para mejorar tus relaciones sociales.

b) No debes confundir el «progreso posible» y el «progreso deseable».


Es posible que puedas tener alguna confusión entre tu deseo y tus posibilidades.
Es decir, puedes sentirte contrariado al constatar de forma reiterada que no progresas
tan rápidamente como desearías. No te compares con otras personas sino contigo mismo
(dónde estabas antes de iniciar esta autoayuda y dónde estás ahora; qué podías hacer
y qué haces; a dónde podías ir y a dónde vas ahora etc.); las circunstancias de cada uno
son únicas e irrepetibles, los ritmos en el progreso también muestran diferencias que en
ocasiones no se relacionan con el esfuerzo realizado.
Es bueno que reconozcas tus progresos, lo que vas haciendo bien y, en segundo
lugar, debes prestar atención a lo que no se ha hecho bien, pero reconociéndote siempre
el esfuerzo realizado e indicándote cómo podrías mejorar en tu actuación.

c) La constancia en las relaciones.


En las relaciones con los demás unas personas te “caen mejor” o peor, como en todo
grupo humano. Establecemos mejores relaciones con quienes nos “caen bien”. Sin embargo,
para mejorar nuestras habilidades sociales es bueno que nos relacionemos con diferentes
tipos de personas, que diversifiquemos nuestros contactos sociales.

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Tema 5. Tratamiento y autotratamiento de la ansiedad social. Programas
Las situaciones que se proponen en este manual son orientativas, pero es importante
que tú las busques en la vida real, en tu vida habitual, en el grupo de gente con el que te
relacionas, con la gente que te rodea y te desenvuelves.

4.2. Cómo afrontar la fobia social. Principios generales


Las sesiones de autotratamiento están fundamentadas en los siguientes principios
del aprendizaje del comportamiento humano:

a) Detección y modificación/sustitución de los pensamientos automáticos


irracionales, etc.).
Cambiar los pensamientos irracionales y absurdos sobre uno/a mismo/a es
fundamental para sentirte competente socialmente. Los pensamientos erróneos son los
causantes de que interpretemos la realidad como amenazante para nosotros. Existen
pensamientos más adaptados, lógicos y adecuados que te ayudarán a “ver las cosas de
otro modo”.

b) Desplazamiento del centro de interés de nuestra atención (focalización).


Se ha comprobado que cuando las personas con FS se hallan en una situación
social generalmente tienden a centrar la atención casi exclusivamente en los aspectos
que creen que son una amenaza para ellos. Evidentemente, tales aspectos son valorados
negativamente y están relacionados con su miedo. Algunos de los pensamientos que se
pueden presentar relacionados con tales cuestiones son: “¡Se van a dar cuenta de que
estoy nervioso!”, “Ahora comenzaré a sudar y todo el mundo se pondrá a pensar en qué me
pasa”, “Seguro que haré el ridículo”, “¡Si sigo así me voy a quedar sin saber qué decir!”, etc.
Así nos encontramos con respuestas internas del sujeto como los pensamientos negativos
e irracionales sobre su propia actuación u otros relacionados con respuestas como la
sudoración, el rubor o las posibles reacciones negativas de los demás (“¡Se reirán de mi!”,
“¡Pensarán que estoy enfermo!”).
Centrar toda o casi toda la atención en las señales entendidas como amenazas
impide o dificulta que se perciban y valoren otras señales, tanto internas como externas a
uno/a mismo/a, las cuales podrían facilitarle su tarea de enfrentamiento con lo que teme.
Ello hace que pierda la posibilidad de verificar que no se cumple realmente lo que teme.
Para que esto no ocurra, aprenderás a cambiar el foco de tu atención. Si hasta
ahora lo ha sido los pensamientos negativos, los síntomas de ansiedad o “las miradas” o
indicadores negativos de los demás, ahora aprenderás a centrar tu atención en el contenido
de lo que estás diciendo, en las señales de retroalimentación positiva que algún interlocutor
te pueda ofrecer.

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Tema 5. Tratamiento y autotratamiento de la ansiedad social. Programas
c) Aprendizaje de habilidades sociales.
Para mejorar tu modo de relacionarte y de actuar ante los demás es necesario saber
qué hacer en cada momento, qué gestos emplear, como mirar al interlocutor, cómo iniciar,
mantener y terminar las conversaciones, cómo rechazar críticas, como formular peticiones,
en definitiva, como comportarte de modo asertivo.

d) Automodelado a través del feedback audiovisual y/o de los compañeros.


Puedes emplear una cámara de vídeo y grabar las situaciones sociales que practiques
(se trata de las sesiones de práctica con personas de tu confianza que te puedan ayudar
como co-participantes). Al visionar la película puedes observar tu modo de hablar, tus
gestos, la dirección de tu mirada, etc. Ello te ayudará a mejorar mucho sobre el cambio
de algunas conductas.

e) Exposición con prevención de respuesta de escape/evitación


El término exposición se refiere a enfrentarse/situarse en/actuar ante/relacionarse
con las situaciones sociales reales, después de haber aprendido a saber cómo hacerlo
adecuadamente y de haber practicado previamente en la imaginación o en situaciones
muy sencillas y fáciles que no ocasionan ansiedad ninguna. Exponerse significa actuar y
si se actúa (aunque sea de manera imperfecta no importa, aprenderás poco a poco, lo
importante es no escapar de la situación. Para ello a través de las sesiones de autoayuda
iremos diseñando por qué situaciones empezar para crearte la suficiente confianza en ti
mismo/a.

4.3. El formato del autotratamiento


En cada sesión de autoaplicación de actividades de este manual se sigue el siguiente
esquema de trabajo:

I. OBJETIVOS.
Se expresan las conductas que, como consecuencia de la práctica realizada en
la sesión de aprendizaje, se espera o se propone que deberán realizarse al término de la
misma. Son los propósitos deseables, las habilidades necesarias, los tipos de pensamientos
más adaptativos, los conocimientos básicos a adquirir, etc. En resumen, el conjunto de
comportamientos socialmente útiles para relacionarse con la mejor competencia personal
posible y con el mejor dominio y control de las situaciones sociales.

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Tema 5. Tratamiento y autotratamiento de la ansiedad social. Programas
II. LO QUE DEBES SABER.
Se trata de la información necesaria que debes leer y aprender referida al tema
concreto que se trata (por ejemplo, qué es la ansiedad, qué son los pensamientos
distorsionados, cuáles son los componentes de las habilidades sociales verbales y no
verbales, tipos de audiencia, etc.).
El objetivo es proporcionarte una explicación razonable del porqué te ocurre lo
que té pasa (las causas responsables de la Fobia Social, su desarrollo y mantenimiento del
problema), cómo están actuando estos aspectos en el mantenimiento del problema, qué se
puede hacer para autoayudarte y cómo has de hacerlo. También se pretende que obtengas
información acerca de cuáles son las habilidades a desarrollar (cognitivas, fisiológicas
o conductuales) y de las características de las situaciones sociales y las personas que
intervienen en ellas.

III. LO QUE DEBES APRENDER A HACER.


En este apartado se incluyen los aspectos para poner en práctica referidos a las
habilidades y destrezas que no posees o que posees pero no dominas con la maestría
suficiente (alguien que, por ejemplo, sabe como hay que escribir, pero hace tanto tiempo
que no practica que su escritura parece infantil o es poco inteligible), o no empleas de
forma pertinente a la hora de desempeñarse adecuadamente en función de la situación
(así, la persona que sabe hablar pero lo hace en un tono tan bajo que casi no se le oye o,
por el contrario, grita tanto que no hay quien esté a su lado).
Para ello se proponen actividades concretas y ejemplos sobre como realizar y
practicar las destrezas que son necesarias dominar mediante la repetición y mejora de las
habilidades ensayadas.

IV. LAS TAREAS PARA CASA.


Se trata de “los deberes” que debes realizar como ampliación de las actividades
practicadas en cada sesión de aprendizaje. Se trata de generalizar tus habilidades a otras
situaciones y contextos diferentes al habitual. Debes poner en “práctica” lo aprendido en
la sesión en aquellas situaciones que se te indicarán. Es la aplicación de esta autoayuda
a la “vida real”.

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Tema 5. Tratamiento y autotratamiento de la ansiedad social. Programas
4.4. Antes de empezar la autoayuda
Debes considerar los siguientes aspectos:

4.4.1. Evalúa tu imaginación


Como ya sabes por experiencia propia, en nuestros intentos de solucionar el gran
malestar que experimentamos, cuando nos fallan las tentativas de aislarnos para evitar
la situación o escapar de ella: ¡Nos ponemos en estado de alerta completo y permanente!
Esa alerta permanente está dirigida tanto a aquello que hacen las personas con las que
estamos y que nos pudiera dar una pista de nuestros errores o meteduras de pata (así,
cuando le estamos hablando a alguien nos fijamos en los movimientos que realiza, los
posibles gestos de aburrimiento o fastidio, etc.) como en relación con nosotros mismos
(por ejemplo, pensar “¡A que me ruborizo y se dan cuenta de que estoy mal!”,”¡Me voy a
quedar sin saber qué decir!”, “¡Se va a dar cuenta de que me están sudando las palmas de
las manos!”, ¡Se va dar cuenta que me cuesta respirar!).
En ese estado de alerta siempre nos centramos en la detección de las señales que
valoramos como amenazadoras y que relacionamos con nuestro miedo de ser evaluados
negativamente por aquellos con quienes estamos o podemos estar. Tales señales las
buscaremos tanto en aquellos con los estamos como en uno mismo. Fijarse en todos estos
aspectos negativos hace que no nos demos cuenta de nada o de casi nada de lo bueno o
positivo que hacen o dicen los otros, o que nos ocurre a nosotros mismos. Todo nuestro
esfuerzo se centra en la detección a tiempo de esas señales que pudieran avisarnos de
que “Me está empezando a pasar o están comenzando a darse cuenta de lo que me pasa”.
Así, lo bien hecho pasa a no tener valor (si ocurre no cuenta, tiene que ser así); centramos
toda nuestra atención en lo negativo, en lo amenazante, hasta el punto de que con el
paso del tiempo toda nuestra vida de relación con los demás termina por centrarse casi
exclusivamente en la búsqueda y detección de las señales amenazadoras. Es decir, si
centramos toda o casi toda nuestra atención en las señales que creemos son o pueden
ser entendidas como amenazantes, ello nos impedirá o dificultará que percibamos y
valoremos otras señales, tanto internas como externas, que podrían facilitar nuestra tarea
de enfrentamiento con lo que tememos, lo que nos podría permitir verificar que no se
cumple realmente aquello que tememos que ocurra».
Como este es un mecanismo que termina distorsionando la percepción que tenemos
de la realidad y nos esclaviza es necesario aprender cómo podemos ir controlándolo y
sustituyéndolo por una forma más razonable de usar nuestra atención».

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Tema 5. Tratamiento y autotratamiento de la ansiedad social. Programas
¡¡CENTRA TU ATENCIÓN EN LOS POSITIVO Y NO EN LO NEGATIVO!!
Comprueba como controlas tu atención:
1. Imagina que debes hablar ante un pequeño grupo de personas, debes dar una
charla.
2. Vas a intentar vivir la situación imaginando que te están viendo y escuchando
realmente las personas ante las que hablas. Intenta imaginarlo de la manera
más vívida posible.
3. Centra tu atención en todas aquellas señales que te faciliten la tarea de exponer, tanto
señales de ellos como las tuyas, mientras estás hablándoles (en vuestra imaginación).
“Presto atención a aquellos que asienten a lo que digo, aprueban con gestos
o con una sonrisa mi exposición, mantienen la mirada mostrando que están
atentos porque les interesa lo que digo”. Es decir, no hay que prestar atención
a los que se aburren, bostezan, miran el reloj, etc.
4. Repite la imaginación de la escena varias veces hasta que tu atención esté
centrada en lo POSITIVO, es decir en las personas que te sonríen, que asienten,
que están atentos a lo que dices.

Si es así....¡¡ESTÁS CONTROLANDO TU ATENCIÓN!!

Propón tú mismo/a una situación social en la que estés con un grupo de gente en
la que haya algunas personas conocidas por ti. Estás manteniendo una conversación con
algunas de ellas. Tu atención se dirige a lo que estás diciendo, y miras a la cara de los
demás y observas como siguen con atención lo que estás explicando. Imagina una escena
parecida y centra tu atención en lo bien que lo estás haciendo.

ansiedad social en alumnos de educación secundaria 89


Tema 5. Tratamiento y autotratamiento de la ansiedad social. Programas

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