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La planificación y organización del tiempo de estudio

Lograr nuestras metas en la universidad probablemente nos


exija un nivel de aprovechamiento del tiempo que no hemos
alcanzado, ni necesitado, antes. La manera en que empleamos
nuestro tiempo es una cuestión de hábitos. Aquí te sugerimos
algunas estrategias básicas que, con algo de esfuerzo, pueden
ayudarte a organizar y aprovechar tu tiempo.

Las ventajas de la planificación


Resulta muy importante adquirir ciertos hábitos de
organización y planificación. Es clara la conclusión de que los/as
estudiantes que organizan y planifican su estudio y emplean
diferentes técnicas obtienen mejores resultados y rinden más que aquellos/as que
no lo hacen así. Consideremos algunas de las ventajas de una adecuada
organización y planificación ante las tareas académicas:

Ahorra tiempo: "Cuando tengo que hacer muchas cosas, si invierto los
primeros minutos en organizarme, noto que me rinde más el tiempo."
Fomenta el orden y la organización: "Cada cosa en su momento. Si no me
organizo, me complico y me agobio con todo lo que tengo que hacer, se me
olvidan cosas o me retraso".
Aumenta el rendimiento ante la
diversidad de actividades y
asignaturas: "Hay tiempo para
todo".
Ofrece la oportunidad de
autoevaluarse para hacer un
análisis del rendimiento y del
grado de consecución de los
objetivos.
Se evitan los atracones, consecuencia de una mala planificación y se
establecen metas graduales.
Facilita la creación de hábitos de trabajo.
Evita indecisiones, saber qué se tiene que hacer en cada momento:
Aumenta el autoconcepto positivo al ver que las primeras metas u objetivos
se van logrando.

Recomendaciones para una buena planificación


A la hora de planificarse de forma adecuada conviene tener en cuenta una serie de
condiciones:

Establecer pautas operativas, concretas y útiles.


Los objetivos han de ser realizables y realistas.
Metas flexibles, donde se pueda preveer los imprevistos y no marcarse
rígidamente una serie de objetivos. En ocasiones, esta característica está
unida y relacionada con diseñar una planificación realista.
Suele ser mejor poner el horario y la planificación por escrito para concretar
y no dar pie al autoengaño y a la divagación
El horario debe de ser personal, para que el rendimiento sea mayor. Dicho
horario debe adecuarse a las características personales, es decir, cada uno
tiene que ser capaz de concretar en qué momentos del día rinde más y
mejor: levantándose temprano
por la mañana, por la tarde,
trasnochando, etc.
En el horario deben señalarse
todas las actividades. Deben
estar presentes tanto las
actividades de estudio como las
de ocio o descanso. Los períodos
de tiempo seguido de estudio no
deben ser muy amplios, ya que
intervendrá el factor fatiga
disminuyendo el
aprovechamiento del tiempo.
Es importante establecer prioridades en cada una de las múltiples
actividades a realizar para poder discernir entre lo importante y urgente,
pudiendo complementar los objetivos a corto, medio y largo plazo.

Algunas técnicas para organizar eficazmente el tiempo


Genere un espacio adecuado, libre de distracciones (teléfono, compañeros
de piso, televisión, etc.) y comprométase a permanecer allí trabajando por
periodos de entre 1 y 2 horas.
Reconozca que sus obligaciones son tan importantes como las necesidades y
requerimientos de los demás. Establezca límites en cuanto a que te
interrumpan o alteren tu horario de trabajo.
Diseñe un horario personal de trabajo, y utilice un calendario visible.

Cómo planificar el estudio


Es necesario disponer de una planificación del estudio en la que estén
comprendidos los contenidos de las distintas asignaturas, repartidos
convenientemente, de acuerdo a una distribución del
tiempo bien pensada.

Para ellos es necesario establecer un horario que nos


ayude a crear un hábito de estudio diario y que nos evite
perder tiempo innecesario.

Cuando confeccionemos el horario tenemos que tener


en cuenta:
Debe tener carácter semanal.
A la hora de estructurarlo hay que tener en
cuenta todas las ocupaciones fijas que hacemos,
por ejemplo, horario de trabajo, cursos o talleres que estemos realizando,
retirar/llevar a los chicos, ir al gimnasio, etc.
Decidir cuanto tiempo dedicar a cada asignatura.
Establecer el grado de dificultad que presenta la asignatura.
Alternar aquellas asignaturas que son de nuestro agrado y facilidad con las
que presentan un mayor esfuerzo.
El horario debe ser flexible y realista, esto significa que no tiene que ser tan
duro que sea imposible de cumplir.
Recuerde que tiene que tenerlo siempre a mano y a la vista.

Programación a largo plazo


Puede hacerse de forma muy general planificando el curso completo o por
evaluaciones, con el fin de saber cómo,
cuándo debemos estudiar, con qué
medios hacerlo y que dificultades
debemos superar.

Mediante un cuadro debemos incluir


primera, segunda o tercera evaluación,
los meses incluidos y todo lo relacionado
con cada asignatura (temas que han de
estudiarse en cada mes, fechas de los exámenes, fechas de los trabajos,…)

Programación a corto plazo


A. Planificación semanal
Una forma de estudiar consiste en estudiar bien durante toda la semana y descansar
los sábados por la tarde y los domingos (para relajar la mente y comenzar la semana
en plena forma física y psíquica).
En caso que la jornada laboral sea muy demandante y/o extensa, es más aconsejable
utilizar los “tiempos muertos” (el viaje de ida y regreso del trabajo, el horario de
almuerzo, etc.) y los fines de semana para estudiar.
Al inicio de la semana, se debe procurar distribuir el tiempo disponible entre las
diversas tareas de las asignaturas que componen la materia. La distribución de las
horas entre las asignaturas dependerá de su importancia, dificultad y de la
inminencia de un examen o trabajo que haya que preparar.

B. El plan diario de trabajo


Es aconsejable un plan de actividades a cumplir cada día. Es importante que este
plan sea por escrito, así las actividades
pueden ser revisadas, descargan la
mente de ansiedad y crean una especie
de “obligación moral” de cumplirlas.
A la hora de realizar el plan diario de
trabajo conviene tener en cuenta lo
siguiente: comenzar con materias o
trabajos de dificultad media, continuar
con la más difícil y terminar con la más
fácil.

Siempre habrá días en los que los objetivos programados o el horario no puedan ser
cumplidos. Este incumplimiento apenas tiene importancia, siempre que sea una
excepción y los objetivos semanales propuestos terminen cumpliéndose.

Para navegar un poco


Les dejamos un enlace para que revisen algunas ideas y recomendaciones
interesantes para la organización del tiempo:
Ø http://www.degerencia.com/tema/administracion_del_tiempo

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