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Economia 3
Economia 3
Su notable interés por los problemas económicos que tenía la agricultura, así como
también por la economía política (actividad a la que consideraba formando parte
fundamental de su teoría social), surgió debido al gran apego que poseía con los
pensadores de la Ilustración y su pasado rural. En su obra “La tabla económica”
publicada en 1758, se representaba de forma dramática las relaciones entre las tres
clases que componían la sociedad y los lujos de pagos entre ellas.
Las ideas que Quesnay acarreaba, respondían en gran medida a l convicción de que las
leyes económicas estaban determinadas por el “orden natural” establecido por Dios. Por
ende, era preciso frente a las tesis que surgieron en el mercantilismo, dar paso a que las
actividades económicas siguieran su curso natural, sin que el estado intervenga de
alguna manera, teniendo como lema “dejad hacer, dejad pasar” cuya creación se le
atribuye a Quesnay.
Luego de haber ocupado diversos cargos dentro de la Administración real francesa, fue
designado en 1761 como Intendente de la Región Administrativa de Limoges, en donde
se hizo evidente sus grandes capacidades como administrador, reformista y economista,
tras aplicar medidas como la sustitución de la corvée prestación personal para la
construcción de carreteras por un impuesto en metálico, la reorganización de la
agricultura y el comercio, así como también el establecimiento de un tributo
proporcional sobre las propiedades agrícolas.
Máximas Generalidades de un Reino Agícola
La autoridad soberana debe ser única y superior a cada uno de los individuos de la
sociedad, así como también las empresas injustas que ven por intereses personales; ya
que el objetivo con el cual se emplea el dominio y la obediencia, es la seguridad e
interés lícito de todos. La división de las sociedades en diversas órdenes de ciudadanos,
tiene como consecuencia la destrucción de del interés general de la nación e induce a la
disensión de los intereses particulares entre las clases creadas.
2.- Instrucción
Toda nación debe de ser instruida en las leyes del orden natural, ya que estas
constituyen el gobierno con mayor grado de perfección. Para formar a los hombres de
estado no basta con el estudio de la jurisprudencia human; sino que es menester que
aquellos destinados a los trabajos de orden administrativo se sometan al estudio del
orden natural con mayor conveniencia para los hombres que se encuentran reunidos en
sociedad. Es necesario de igual manera que los conocimientos adquiridos por las
naciones a través de la experiencia y la reflexión se reúnan a la ciencia general del
gobierno para llegar a la mayor prosperidad posible de la sociedad.
El soberano y la Nación deben siempre tener en cuenta que la tierra es la única fuente d
riquezas y que la agricultura es el medio por el cual dichas riquezas se multiplican,
porque el aumento de las riquezas trae consigo el aumento de la población. Hay que
tener en cuenta que tanto los hombres como las riquezas hacen prosperar la agricultura,
extienden el comercio, animan la industria y acrecientan y perpetúan las riquezas. De la
tierra depende el éxito o el error de las partes de la administración del reino.
La propiedad de los bienes raíces y riqueza mobiliaria debe ser asegurada a sus
legítimos poseedores, ya que su seguridad es el fundamento esencial del orden
económico de la sociedad. Sin la propiedad el territorio permanecería inculto, ya que no
existirían ni propietarios ni colonos que hagan en él gastos necesarios con el fin de
valorizarlo y cultivarlo. La seguridad de la posesión permanente es lo que provoca el
trabajo y el empleo de las riquezas en el mejoramiento y en el cultivo de las tierras.
El gobierno solo debe ocuparse de favorecer los gastos productivos y el comercio del
país y que deje a su propio impulso los gastos estériles.
Las naciones que posean grandes extensiones de terrenos que puedan ser utilizados para
la agricultura no deben malgastar los recursos económicos en grandes industrias ni al
comercio de lujo, sino que debe centrarse en explotar dicha ventaja a base de ricos
cultivadores.
Que una parte de la suma de las rentas no pase al extranjero sin devolución, en dinero o
en mercadería.
Que se evite la deserción de los habitantes que lleven sus riquezas fuera del reino.
Que los hijos de los colonos ricos se establezcan en los campos para perpetuar a los
labradores, porque si llegan a salir de los mismos y dirigirse a las ciudades, se llevaran
consigo las riquezas que sus padres habrían empleado en el cultivo. Más que los
hombres, son las riquezas quienes deben ser atraídas a los campos, pues es a base de
esta que se produce un cultivo más eficiente.
Cada quien debe tener la libertad de cultivar lo que le plazca, o lo que sus terrenos le
permitan producir; no se debe realizar monopolios en los cultivos ya que eso es
perjudicial a la renta general de la nación.
Que nadie se engañe con aparentes ventajas del comercio reciproco con el extranjero,
juzgando solo por la balanza de las sumas de dinero, porque a menudo la perdida es
para la nación que recibe un excedente en dinero.
L política de comercio interior y exterior más seguro, más exacto, más provechosa a la
nación y al estado consiste en la plena libertad de la competencia.
Que el estado evite prestamos que formen rentas financieras, que le carguen de deudas
devoradoras y que ocasionen un comercio o tráfico de finanzas por el conducto de los
papeles negociables, en que el descuento aumenta cada vez más las fortunas pecuniarias
estériles.