CIRCUITO CIENTIFICO
El principio
antropico
La vida tal como la conocemos, cuya evolucién ha cul
minado con la aparicién de la inteligencia, es un fendme-
no sumamente improbable, no s6lo por las miltiples y
muy restrictivas condiciones locales necesarias para que
surja y se desarrolle, sino también porque, a su vez, di-
has condiciones requieren un tipo de universo muy es-
pecifico que las haga posibles.
Bastaria una levisima diferencia en alguna de las leyes
fundamentals que rigen el universo, 0 en alguna de sus,
caracteristicas generales, para que la jerarquia de gala
xias, estrellas y planetas que ha permitido la aparicién
de la vida consciente hubiera sido muy distinta y total
‘mente inadecuada para nuestra existencia
Esta ajustadisima adecuacién de las leyes del univer
so a la evolucién de la vida tal como la conocemos ha
evado.a algunos fisicos a formular lo que se conoce
como principio antrépico. A la pregunta: “{Por quéjlas
caracteristicas del universo se ajustan de manera ‘tan
exacta a nuestras necesidades vitales?”, el principio an-
trépico responde: “Porque, de lo contrario, no estarfa-
‘mos aqui para preguntarnoslo”. -
En su version débil,el.principio antr6pico se limita a
dar esta respuesta, con lo que no pasa de ser una pero-
grullada: es evidente que si las condiciones objetivas no
hubieran sido las necesarias para nuestra existencia, no
existiriamos.
Pero algunos defienden una formulacién fuerie del.
Principio antrépico, segiin Ia cual dicho principio, im-
plicito en las condiciones iniciales del universo, habria
influido de alguna manera en su evolucién para propi-
ciar la aparicion de seres como nosotros. Esto es lo mis.
mo que atribuirle un designio a la evolucién césmica, 1o
que, en diltima instancia, significa confundir la fisica con
a metafisica, por no decir con la religion.
No se les pues
de teprochar a
los fisicos que se
adentren en los
dominios de la fi-
losofia; lo que se
les puede y debe
reprochar es que
To hagan a ta fi
gera. Algunos
Cientificos tienen
hacia fa filosofia
la misma actitud
que algunos
hombres tienen
hhacia ta mujer: la
menosprecian,
pero no pueden
vivir sin ella, por
lo que caen én la
torpe componen-
da de una rela-
ci6n superficial.
Como dijo
Engels (poco
sospechoso de
paladin de la fi-
losofia, puesto
que fueron Marx
y Al los primeros
én sefialar su mi-
seria) en su Dia- Fredsich Engels.
etica de ta natu
raleza: “Los cientificos ereen librarse de la filosofia ig-
norandola 0 denigrandola. Pero puesto que sin pensa.
miento no pueden avanzar y para pensar necesitan pau-
tas de pensamiento, toman estas:categorias, sin darse
‘cuenta, del sentido comin de las llamadas personas cul
tas, dominado por-los residuos de una filosofia amplia-
‘mente superada, o de ese poco de filosofia que aprendie-
ronen Ia universidad, o de a lectura acritica y asistemé-
tica de escritos filosdficos de todas clases, por lo que no
son en absoluto unos esclavos de a filosofia, sino que la
mayoria de las veces lo son de la peor;'y los que mas
denigran fa filosofia son esclavos precisamente de los
peores residuos vulgarizados de la peor filosofia”.
Los defensores del principio antrépico fuerte, det
“orden implicado”, a “sincronicidad” y otras mixtifica-
ciones seudocientificas, cuando no son meros charlata-
nes, suelen ser victimas de’ esos “residuos vulgarizados
de ia peor filosofia” que llevan a confundir, en el mejor
de los casos, la ciencia con la ciencia-ficcion,
(Carlo Frabeti es esritor y matemitico, miembro de la Academia
de Ciencias de Nueva York