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Políticas
Culturales
y Cooperación
Internacional
para la diversidad
y la equidad
por Lucina Jiménez
Ilustración Laura Bustos
E
n la inauguración del I Campus de fin de construir una globalización ascen- verse entonces como una responsabili-
Cooperación Euroamericano, en el año dente que oriente hacia la democracia, la dad social en la perspectiva de romper
2000, Alfons Martinell llamaba la aten- diversidad y la equidad los diálogos las desigualdades entre naciones pobres
ción en torno a los “nuevos retos emer- nacionales, interregionales y transconti- y ricas y contribuir con las políticas
gentes”, a las responsabilidades del sec- nentales entre América Latina y Europa. nacionales a disminuir las desigualdades
tor cultural en el sentido de “integrar y Ciertamente en este lustro se han internas de nuestros propios países,
aceptar su necesaria respuesta a los pro- introducido nuevos elementos en la donde las culturas y comunidades indí-
blemas de globalización. Una política agenda de la cooperación cultural genas padecen todavía realidades de
cultural”, decía, “no puede plantearse internacional que, por fortuna, tras- marginación o exclusión, que ponen en
en la actualidad de espaldas a las diná- cienden la visión de la “ayuda”, para duda, en ciertos casos, la organización
micas de internacionalización que se entenderla más como construcción misma de los Estados nacionales.
están produciendo”1. internacional de estrategias que res-
Y es que ante la globalización, de nada pondan a las realidades que la globali-
sirve la adopción de medidas de replie- zación y el desarrollo regional y local (1) MARTINELL SAMPERE, Alfons, “Cooperación
gue o de reacción defensiva. Más allá de subrayan como urgentes, en un cultural internacional y globalización”. En: Coopera-
ción cultural Euroamericana, I Campus Euroamericano
las estrategias de resistencia de los pue- mundo donde el respeto a la diferen- de Cooperación Cultural. Barcelona, España, 15 al 18
blos, necesitamos impulsar profundos cia debe traducirse en políticas de Esta- de octubre de 2000, p. 25.
ciones de política cultural heredadas de Necesitamos un Estado que no sólo redes de cooperación artística y cultural
las aristocracias europeas del siglo XVIII, administre sus instituciones, sino que o al surgimiento de nuevas comunida-
para dar atención a los nuevos campos sea capaz de conectar el adentro y el des virtuales o trasnacionales que pue-
emergentes en donde las culturas se afuera, de dar pauta a la generación de den actuar en beneficio de la diversidad,
reorganizan, bajo la influencia de nuevas reglas de intervención de los que comparten estrategias y generan
medios masivos e industrias culturales diferentes agentes sociales, de generar comunidades trasnacionales de gestión
hoy en manos de consorcios transnacio- espacio social para el desarrollo de las de la cultura.
nales, frente a la ausencia de apoyos a la iniciativas culturales autónomas y terri-
producción local y a las pequeñas y toriales ligadas al fortalecimiento de los Políticas culturales hacia
medianas empresas culturales. derechos culturales, el mejoramiento de la sustentabilidad
Necesitamos diversificar las industrias la calidad de vida y del ejercicio de la
culturales e incorporar contenidos cul- ciudadanía cultural. El fortalecimiento del Estado no
turales y artísticos a los medios, si no El fortalecimiento mismo de la socie- supone solamente la lucha al interior de
queremos que el melodrama se siga dad civil en la mayoría de nuestros paí- las estructuras de Gobierno por más
imponiendo como único género dramá- ses es condición para ampliar las bases recursos económicos, cuestión sin duda
tico familiar y que la violencia y el espec- de la democracia y la diversidad cultu- fundamental, sino que implica fortale-
táculo de la devastación se amplifiquen
en nuestras pantallas a partir de un rela-
tivismo permisivo donde todo cabe y
donde ya nada impacta. Ni las bombas,
ni la corrupción, ni la degradación del La cooperación cultural
medio ambiente.
Y necesitamos hacerlo ya además, por- internacional está estrechamente
que mientras los Estados nacionales
luchan por redefinir sus campos y moda- ligada a la posibilidad de las naciones
lidades de intervención para la recupera-
ción del espacio público, y a veces por de reenfocar las agendas nacionales,
hacer sobrevivir sus propias institucio-
nes, las empresas multinacionales mue- involucrar a nuevos agentes sociales y
ven dinero en la cultura, acrecientan sus
esquemas y campos de atención, influ- poner la cultura en el centro de nuevas
yendo de manera decisiva en los espacios
de entretenimiento, producción audio- políticas de carácter transversal.
visual y los medios de comunicación, y
por supuesto, en la definición de los ros- ral, supone la voluntad estatal de recu- cer su capacidad normativa en torno a
tros de las naciones. peración del espacio público y las posi- las competencias de diferentes agentes
La actualización del reloj de las polí- bilidades de reconstituir el tejido social (iniciativa privada, organizaciones autó-
ticas culturales supone un esfuerzo por a partir de la participación y el fomen- nomas, agrupaciones artísticas, etc.) en
redefinir el sentido y el quehacer de las to a la creatividad social. terrenos hoy profundamente diferentes
estructuras institucionales en que des- En ese sentido, importa el replante- a los de mediados del siglo XX, época en
cansa la organización del quehacer cul- amiento de los vínculos entre cultura, la que fueron impulsadas la mayoría de
tural en cada país, ya que muchas veces educación y comunicación a partir de las instituciones culturales que pertene-
son estas grandes estructuras las que esquemas formales y no formales, para cen al Estado y que fueron vistas en su
atrapan la mayor parte de la atención el fomento del pensamiento crítico, la momento como los instrumentos úni-
del Estado, reduciéndose considerable- autoestima, las habilidades expresivas cos de intervención en la vida cultural.
mente los radios de acción de la acción y la capacidad de transformación del El desnudamiento de la dimensión
estatal a la mera acción administrativa entorno. económica de los procesos culturales y
gubernamental, generándose grandes La participación de agentes sociales la reducción de los presupuestos dedica-
espacios de vacío en relación con los emergentes da lugar a nuevas formas de dos a la cultura por parte de los Estados,
nuevos procesos culturales. acción local e internacional, al tejido de ponen a debate los nichos ecológicos en
Lucina Jiménez
Lucina Jiménez es maestra en Ciencias Antropológicas por la Universidad Autónoma Metropo-
litana-Iztapalapa de México. Es autora de libros, ensayos y artículos, entre los que destacan
Teatro y públicos, El lado oscuro de la sala (2000) y Cultura y sustentabilidad en Iberoamérica
(2005), editado junto con Eduard Delgado, Jesús Martín Barbero y Renato Ortiz. Tiene más de
20 años de experiencia en la docencia, la investigación y la gestión cultural. Fue Directora Gene-
ral del Centro Nacional de las Artes de México. Actualmente es consultora internacional en
políticas culturales, educación artística y desarrollo de públicos y escribe sobre políticas cultu-
rales en el periódico El Universal.
Su última publicación editada en 2006, en colaboración con Sabina Berman, se titula Demo-
cracia Cultural.