Está en la página 1de 1

Tarea 1: Paseo Bandera / Arte Chileno

Javiera Acevedo Alarcón

Los transeúntes repletan las calles aledañas al Paseo Bandera. Agustinas, Huérfanos
y Compañía. Compañía del Gran Santiago, que se deja llevar por el ajetreado caminar en la
capital. Sin embargo, algo aparece entre la masa de gente.
Las pisadas grises de oficinistas comienzan a entrar en terreno desconocido: hay
color. Aún hay peatones que dejan espacio para la sorpresa, sorpresa de ver la calle
Bandera como paseo peatonal.
Amarillo y rojo. La señora quiere una foto. “La realidad es cambiante”, en palabras
de Monett. Y es que dependiendo de la luz del día es cómo se verá la imagen en 3D que
está plasmada en el suelo. Dos amigas se sientan en una banca que simula muy bien su
inmutabilidad. Conversan mientras en sus cabezas, suspendidas en el aire, yacen bloques
de color rojo, imitando a los de abajo. Donde sea que se tome la foto, señora, se verá la
propaganda del Banco Santander.
La fugacidad del tiempo es lo que el ojo registra. El tono rojo ya se está
desgastando. Los peatones esquivan las pelotas estáticas. A Cezanne le gustaría haber
jugado con ellas: invariables, sólidas, permanentes. Los niños disfrutan por él. Se sientan,
las abrazan y los más arriesgados se suben sobre ellas.
Oficinistas, vendedores y familias. Pese a que las millones de pisadas desgastan el
paseo, los guardias de camisa blanca cuidan de los colores que se instalaron en la calle
Bandera. Líneas rectas en direcciones varias que se esconden en círculos y también en una
expansión del color. Amarillo, naranjo, verde, azul. Un hombre en bicicleta observa el suelo
mientras maniobra su vehículo, jugando trata de seguir el patrón, pero el patrón cambia. El
entorno se ha cuidado a lo largo de los días, las personas disfrutan de la intervención.
A medida que el tiempo avanza, la banca azul es testigo de cuántas personas,
viendo su celular, llegan a sentarse en ella. Las plantas crecen en medio del cemento, con
un diámetro que decide cuánto pueden expandirse. Las plantas y las personas en un flujo
permanente, que solo por segundos simula ser estable.
Las instalaciones han permitido generar un nuevo espacio donde compartir. A lo
lejos se observa una estructura. Ya de cerca se puede ver que es un árbol que se ilumina
con energía solar. Este espacio es usado como punto de encuentro entre colegas, también
lo ocupan como asiento y hasta como estudio fotográfico para aquellos que se toman
fotos desde su interior. Desde adentro, su estructura encierra los edificios del lugar.
Ya al final del Paseo Bandera hay un descanso visual. El suelo está más opaco, los
círculos de colores mantienen distancia hasta llegar al punto de parecer solo estrellas en el
cielo. Fondo azul, puntos blancos. La gente poco a poco se desvía, solo un par se aventura
a sacar fotos, pero el principal atractivo está al inicio, donde la cámara de los celulares está
lista para fotografiar a los modelos que se ven envueltos en formas y colores.

También podría gustarte