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4 <= ES Z [ea = i=l ay bd 2 a < a < oc PEDAGOGIA UBRAS PEDAGOGICAS PUBLICADAS FOR ESTA CASA, Leociones de cosas, arregiadas por E. A. Scheldon, su- perintendente de escuelas publicas del Hstado de Nueva York. Segunda edicién mexicana. Un tomo en 49, de 368 paginas, buen papel, magnifica impresién, encua- : dernado en tela y planchas. . i $150 Légica (Nociones de), por el Dr. Luis . Un tomo en 49, tela y planchas, SL Sy ee Manual de ensefianza objetiva, 6 instruccién elemental para padres y maestros, por N. A. Calkins, Traducido al espafiol por N. P. de Leén. Un tomo de 320 paginas en 89, encuiadernado en tela y planchas. Ms a gaa Manual de Pedagogia, 6 guia tesrieo—practica para orga. nizar las escuelas de parvulos, primarias y de obreros, desarrollar las materias concernientes 4 elias con expre- sidn de los métodos, sistemas y procedimientos moder- ’ nos, por el profesor Guillermo Salazar Salinas, Un tomo en 40, de 150 paginas, encuadernado 4 la rfistica. . . 0 50 Teoria de la lectura y de la escritura, por José Galocha y Alonso, licenciado en Filosofia y Letras. Un tomo en ) 4o, de 116 paginas, eneuadernado en pasta. . . . . 1 50 ‘Tratado de Pedagogia, por Pedro Aledntara Garcia, pro- fesor de Pedagogia, autor de varias obras pedagdgicas Y director de la revista con ello se logrard ficilmente hacer ho- | de ios dos sexos. sobre principios de iltad es de todo punto in- ‘nifio con una inteligencia una yoluntad bien formada, sino so educar bien su palabra para que ¥ precisién lo que su inteligencia ullad esta intimamente relacionada titivas, y por eso los ejercicios 4 que i \ | 84 se debe someterla estan en consonancia con los indicados pa- ra el ofdo: las descripciones, las recilaciones, las disertaciones, lectura estélica, la declamacién y los ejercicios de canto son poderosos medios para el perfeccionamiento de esta funcién.. Cc ExcrtaNTes DE LA ACTIVIDAD. 22. El principio fandamental por exceleneia para toda edu- cacién consiste en aclarar que el ejercicio es la condiein tinicd de todo perfeccionamiento. De aqui se infiere que si el ejerci- cio es condicién indispensable para todo perfeccionamiento, debemos allegar todos los recursos eapaces de promover dicho ejercicio en las mejores condiciones de las facultades. Estos recursos se han llamado excitantes de Ja actividad, puesto que provocan el ejercicio y en la forma que lo exige la préclica. Cinco causas, dice el Dr. Flores, son conocidas para excitar la actividad: la necesidad, la imitacién, el habito, la coaceibn y eb estimulo. Tanto-la necesidad en su forma mas general, como la imitacién, son propiedades primilivas de nuestro espfritu; pero el habito es siempre consecutivo. Y tanto éste como aqué- llas son naturales, en tanto que la coaccién y el estimulo son de origen artificial. Esta distincién en dos grupos, natural ¥ artificial, es de allisima importancia pedagégica, puesto que los medios naturales son mil veces superiores 4 los arlificiales y, siempre que sea dable, debemos recurrir 4 ellos y nunca 4 los artificiales, que siempre son contingentes y falibles. Habiendo distribuido en tres clases nuestras facultades, cla~ ro es que la necesidad puede ser fisica, intelectual 6 moral, ¥ en cualquiera de estas tres formas es directa 6 indirecta. Ast el hambre, la curiosidad, la solicitud por un enfermo, son ne= cesidades directas, y el tomar alimentos para poder trabajar, la investigacién de un fendmeno ,como fundamento de otro que nos interesa, y el ejercicio profesional del cuidado de los enfermos, son necesidades de cardcter indirecto. 85 necesidades direclas son mucho més imperiosas que las Jas que tienden 4 salisfacer necesidades de conser- con més poderosas que las que «spiran & realizar las de de poder del excitante “necesidad” es proporeio- Tnmgencia 6 imporlancia de lo que se trata do salisfar Mo en todos los casos las necesidades directas son ca- s transeribir las palabras del Dr. Flores para hacer com- supremacia de la necesidad es inconcusa: “La citante més poderoso de nuestra actividad.” | el segundo de los excitantes naturales, y Jismas formas que el anterior. Ast, el bos- ‘se ejecula por imitacidn; el modo de razo- es imitacién de nuestros maestros, | cor ‘iguen los caprichos de la moda ' idad, porque dependien- -es tan mudable como éste. los actos, poco tiempo 1 de ellos, constituyendo el hdbito. 3s los vicios, que si al principio son el habito tienden 4 verificar- i grave inconveniente de que tien- fad moral, lo cual es gravisimo, por- ‘idn de nuestra conducta. o artificial de establecer penas 6 cas- esores de determinados preceptos. | mds generalizado, pero eso mismo ha he- ciba con toda claridad y como medio general, 0 irracional, inmoral y contraproducente. Lo que el castigo, sobre todo el corporal, se aleja de Jas consecuencias naturales de nuestra falta, y atribuye 4 malevolencia del que Jo impone y no Pedagogia.—3 86 . 4 desaciertos del que lo recibe. Es inmoral, porque no sélo no tiende 4 perfeccionar el movil dela conducta, sino que des- Pp Pierta la hipoeresta con la mira de evitarlo; y por tiltimo, es contraproducente, porque tal excitante no promueve la activi- dad en sentido del bien individual y colectivo, sino que exas~ pera, produciendo un efecto enteramente opuesto al ‘que se busca. El estimulo, el premio, sin dejar de ser artificial, emplea re~ cursos contfarios 4 los usados por el castigo, puesto que con Se i siste en ofrecer recompensas 4 los que se someten 4 determi- nados preceptos. : i Todo el mundo percibe diariamente la eficacia general de i! } este excitante. Es aplieable en todos los casos Y Por la efecti- i) va recompensa es d la vez, en Ia mayoria de circunstancias, i francamente moral. Sin embargo, cuando se trata de promo- ii ver el ejercicio moral no debe emplearse, porque no se consi- i gue el fin y se desarrolla proporcionalmente el interés, por- i 1 i i que no son las facultades morales sino las intelectuales las que entran en juego. | CAPITULO III. i Ebvcacidn De Las FAGULTADES INTELECTUALES, 28. La inteligencia es la facultad en virtud de la cual acu- 1 mulamos, elaboramos y aplicamos conocimientos. Su impor- 1 fancia es tan grande como ficil de comprender y sencilla de | analizar. En efecto, todo perfeccionamiento moral y cada uno de los progresos materiales tienen por base los descubrimien- tos y organizaciones cientificas, y éstas derivan directamente de la actividad intelectual, 1o cual pone de manifiesto la tras- cendencia indiscutible de la inteligencia. Pero no debe olvidarse, al emprehder la educacién intelec- tual, que ésta tiene por segura base la educacién fisica, y por a7 -es0 debe emprenderse con cuidado siempre que ésta se haya hecho y se contintie haciendo conforme & los mejores precep- tos pedagdgicos, asi como jamés debe perderse de vista que la educacién moral es la suprema garantia del perfeccionamiento - ntelectual y por tanto la cultura moral debe completar el per- iento psiquico. Scat Dipocn: directamente el asunto propio de es- te capitulo, conviene hacer una importante istingiss i ‘Tata fa- ctiltad psiquica puede ser considerada con relacién 4 sdlo el bien con relacién al objeto; su primer aspecto es pu- psicoldgico, en tanto que el segundo es esencialmen- co. De esta segunda fase es de la que vamos 4 tra ro con la mira de darla 4 comprender en la mejor for- a algunas observaciones relativamente 4 la pri- o de Montpellier dividia las facultades del fundamentales: emotivas (sentimientos ivas (inteligencia); y activas (voliciones 6 dn, el segundo grupo, 6 sea el de is, constituye por si solo la inteligen- actividad de ésta se descompone subje- que son: observacidn, meditacién y A cién es 6 de cosas 6 de fenédmenos; en se denomina conereta y en el segundo abstrac- los elementos del mundo exterior 6 de nuestro pfritu por la observacién, viene la segunda forma de ‘intelectual, la meditacién, que no es otra cosa que , la disposicién, etc., de los elementos acumulados, ose hace por la inferencia ya inductiva, sea concreta 6 -abstracta, 6 ya deductiva. Verificada esta serie de actos rela- ionados viene como final la expresién que puede ser mimica, -oral 6 escrita. Este andlisis psicolégico de la inteligencia es tan luminoso -¢omo irreprochable, pero facil es comprender que constituye ‘S6lo el estudio de las funciones intelectuales y no las precisas POTTVVATUTTTTOLL LL 38 condiciones de los elementos psfquicos en la actividad précti- ca; por eso, alendiendo 4 las exigencias de la ensefianza, divi- diremos, como lo quiere cl inteligente Dr. Flores, en seis las facultades ti operaciones intelectuales: Percepeidn, Atencién, Memoria, Imaginacién, Raciocinio y Abstraccién. Acaso convenga 4 nuestro estudio considerar 4 la inteligen- cia expresada por estas seis funciones, dos fases importantes, una pasiva y otra activa. La primera esté formada por las tres funciones enunciadas en primer lugar y cuyo papel queda claramente marcado, En efecto, la Percepcidn recoge, la Atencién graba y la Memoria conserva. Pero para que esta parte de la inteligencia desem- pefie con exactitud y precisién su alto cometido, la Percepciém s6lo debe transmitir lo que en realidad pueda percibirse en eb caso y circunstancia de que se trate, sin hacer posible que se afiada nada é lo percibido; la Atencién debe ser tal, que sélo haga fructuosa la actividad de la Pereepcién; yla Memoria, co~ mo urna incorruptible, ha de guardar tinicamente los resulta dos inalterables de las impresiones mentales. La fase activa la constituyen las tres funciones enunciadas. después de las tres primeras, y esta fase, aprovechando los datos suministrados por la parte pasiva, 6 bien forma nuevas combinaciones para satisfacer nuestras necesidades, 6, apoyén- dose en lo conocido, sin cesar investiga y descubre lo desco- nocido. La observacién mis elemental manifiesta que la inteligencia es perfectible y que esto se consigue empleando medios seme- jantes 4 los usados en la educacién fisica, es decir, con el ejer- cicio en sus diversas formas y circunstancias, Conviene no olvidar ni un momento que en toda operacin intelectual se realizan simultaneamente dos hechos que, atn- que inseparables, gon diferentes. El primero, no es otro que eb ejercicio efectuado por los érganos que ejecutan dicha opera- cidn intelectual, y el segundo, la acumulacién de un conoci- miento. Al primer fenémeno psiquico se llama edueacién inte- 39 Teetual y a resultado del segundo, instruecién, Los resultados dé ésa pueden manifestarse con facilidad, ya sea por el len- gnaje hablado 6 ya por el escrito; en tanto que la educacién intelectual no es tan facil de percibir 4 primera vista, puesto que consiste esencialmente en la suprema aptitud para resol~ yer los problemas que se presenten. Esto mismo hace ver que aunque ¢l ideal en la cultura de la inteligencia debe ser unir 4 una “educacién conveniente, una instruccién suficiente,” con notoriedad es aquélla superior & ésta; pero si actnalmente y para nosotros es clarfsima esta consideracién, no lo ha sido ni Jo es para la mayorfa que, erréneamente, sigue creyendo que el poder intelectual es proporcional al ntimero de nociones acumuladas en la memoria. Y como semejante modo de pen- sar acarrea sensibles desaciertos pedagégicos, es absolutamen- te preciso llamar la atencién una y mil veces sobre este punto, * {fin de que en el recinto de la escuela se alleguen los recur- sos para realizar el perfeccionamiento de ambas fases de la in- teligencia, dando siempre el primer lugar 4 la educacién. Sabiendo lo que es la inteligencia, determinado su cardcter, € indicadas sus formas de actividad, debemos proceder 4 sefia- lar los recursos con que se cuenta para perfeccionarla. Nada de extrafio tiene que partiendo la mayorfa de los maes- tros de la errdnea idea de que el poder intelectual residia en sdlo la instruccidn, hubieran adoptado el libro como tinico me- dio para perfeccionar. De abi resulté, como suele resultar en diversos casos, y muy especialmente en los trascendentales asuntos pedagégicos, que los errores tedricos acarrearan nece- sariamente gravisimos desaciertos practicos, y los adoradores de Ja instruccién hicieran del libro el tinico factor de su es- cuela, Para combatir este absurdo bastard plantear el problema en sus verdaderos términos. No discutimos la excelencia del libro; lo rechazamos total- mente presentado como medio finico para la educacién inte- Jectual. 40 Nadie puede desconocer la eminente utilidad del libro, con- siderado en si mismo y por su utilidad general; él es el alado- mensajero del saber; él es el que difunde extraordinariamente todas las nociones, y pone al alcance de todos desde los he~ chos mas sencillos hasta las doctrinas mas elevadas de la cien- cia; él es el fiel guardian de la incesante labor de los trabaja~ dores intelectuales, de la egregia legién de los organizadores del saber tedrico; él es el amigo siempre fiel y el repetidor in~ fatigable; él es el compafiero de todos y el arca sagrada de la variada labor humana. Pero si esto es verdad, no es menos cierto que no se adap~ ta 4 la evolucién intelectual del nifio, pues éste sdlo lo utiliza~ rd cuando el desarrollo casi completo de sus facultades de abs~ traccin le permita espigar en el vasto y dorado campo sts sa~ zonadas mieses. El libro no educa, y por sf solo y usado directamente en ge~ neral, s6lo instruye incompletamente. El libro por sus propios. earacteres da una ensefianza que “siempre es abstracta, ana~ litiea y subjetiva, en tanto que los problemas practicos son: siempre concretos, sintéticos y objetivos.” Y como los proble~ mas de la practica exigen la intervencién mental en esta for~ ma, claro es que si el libro dispone 4 los ensefiados en aqué~ Ila, no puede en ningtin caso prepararlos para el desempefio- de su papel en la vida. Para los que no tienen atin perfeccionadas las funciones ac~ tivas de la inteligencia, el libro s6lo puede suministrar nocio- nes que serdn conservadas en la memoria siempre que la aien~ cién haya hecho fructuosos los datos suministrados por la per cepeién; pero este hecho por si solo jamés pondria al educan- do en condiciones de ulilizar correctamente dichas nociones,. pues para esto es indispensable el perfeccionamiento de la par- te activa de la inteligencia y el haber adquirido estos conoci- mientos en la forma que han de utilizarse. Y como esto no lo puede el libro, claro estdé que no puede- ser el medio unico para la cultura intelectual, ni siquiera eb || reninia a principal, y que su papel debe limitarse 4 auxiliar solamente al imétodo de educacién general, con las condiciones y cireuns- tancias adaptables en cada caso. Percepeién. 24, La Percepcién es la facultad en virtud de Ja cual tene- mos conciencia de las impresiones sensorias. Esto indica su importancia y aleance, puesto que es Ia base y el estimulo de todas las facultades intelectuales. El estudio de esta facultad tiene en realidad dos aspectos: uno en que se la considera en relacién con el objeto que pro- duce la sensacién, es la fase orgénica y fisica; el segundo es el estudio de ella con relacién al sujeto en quien se manifiesta. El primer punto casi en su totalidad fas ya estudiado en la edueacién sensoria, y el segundo, para ser mas fructuoso, de- be ser considerado al estudiar la Atencién. Sin embargo, ha- remos aqui algunas observaciones de cardeter general, dejan— do los medios educacionales para cuando estudiemos aquélla. Es un hecho que las percepciones tienen diversos grados de intensidad, lo cual depende con frecuencia mas de las eondi- ciones del sujeto que de las circunstancias del objeto. Siendo esto asf, ffeil es comprender que el fin principal de Ja educacién debe ser sensibilizar al sujeto para que no sdlo perciba 6 tenga conciencia de las grandes impresiones, sino que sea capaz de apreciar aun las muy pequefias. Siendo la Percepcidn, como ya se dijo, fundamento inmévil de las demés facultades intelectuales, debemos procurar su mayor poder con la mira de hacer més fructuosas 4 las demds, y sobre todo a la que le sigue inmediatamente, puesto que no habra Atencién posible donde falte la Percepcién correspon- diente. Atencién. 25. “La Atencién es la facultad en virtud de la cual pode- Mos en ciertos limites aumentar la intensidad de determina- 42 das percepciones, de un modo casi siempre voluntatio y deli- berado.” Esto hace ver que si la Atencién influye poderosa- mente en el grado de la Percepcién, no es menos cierto que Ja naturaleza de la impresién influye 4 su vez sobre las cuali- dades de la Atencién. Todas las percepciones tienen siempre un limite inferior, sin pasar el cual es imposible tener conciencia dela impresién; por el contrario, hay cireunstancias como las de los grandes dolores y las abrumadoras emociones, que subyugan la volun- tad 4 tal grado que somos incapaces de otra Atencién que no sea referente 4 ellos mismos; y por eso, y con justicia, se ha formulado este principio fundamental: el grado de la Atenciin depende del de la Percepcibn. Este principio es la base sobre la cual descansan las reglas para educar esta facultad, as{ como la parte relativa de la Per- cepcidn. Dos clases de medios se tienen para perfeccionar la facultad de que se trata: uno de naturaleza intelectual, la comparacién que por el contraste facilita la Percepcidn, y otro de naturale za moral. Ficil es observar que una cosa 6 un fenémeno puede no ser bien apreciado cuando se contempla aisladamente: lo seré en grado sumo cuando se compara con otro que Ie sea deseme- jante aunque sea en grado. Y la mayor Percepcién correspon- deré al mayor contraste. De aqui el precepto general de que toda educacién sensoria debe hacerse por contraste, por comparacién. Sabido es que toda comparacién puede hacerse por diferen- cia 6 por semejanza, procediendo siempre de aquélla 4 ésta, puesto que la primera es analitica y ésta sintélica y de conjun- to. Para la primera basta la impresién en buena forma, en tanto que para la segunda se ha menester un esfuerzo de abs- traccién mas 6 menos grande. Al proceder 4 la comparacién, sobre todo por diferencia, no debe hacerse indicacién directa, sino que debe presentarse el 43 problema para la més amplia investigacién del educando, puesto que esta forma leva consigo el mayor estimulante en el caso. El segundo modo para la educacién de esta facultad es, co- mo se dijo, de naturaleza moral y capaz de obrar sobre los sen- - imientos, lo cual indica su irresistible poder, sabiendo que di- - ghos sentimientos son el principal factor de nuestros actos. " Hlaciendo agradable 6 interesante el asunto de que se trate, samente se suscitard la Atenciém lo cual colocaré al hasta aqui hace ver con toda claridad que la Aten- 1 por leyes uniformes, y que si se quiere des- ‘acomodarse 4 los principios que la rigen. og artificiales no sdlo no se consigue el n ‘0s, llegan 4 ser contraprodu- ‘la atencién amenazando 6 pro- distraido, no sdlo no consigue su , mas, pues bien se comprende que tencionalmente no atender, sino que pues es indudable que la facultad res que la rigen, y el educando no | que lo solicite en otro sentido. consecuencia, la atencidn de los nifios siem- sometemos 4 las invariables leyes de esta facul- las funciones, ésta llega al cansanciv cuando un tiempo mas 6 ménos largo; en consecuen- cia, s¢ de sus condiciones el no hacer las lecciones de- masiado largas, pues para toda clase de personas y sobre todo para los nifios, sobreviene en tales condiciones la fatiga, lo que imposibilita los frutos de esta funcién, dando en la practica re- sultados contraproducentes. ‘Bl iman para la Atencidn no es otro que el adaptar la ense- fianza a las condiciones del educando, haciendo grata ¢ inte resante la leccién, 4 Otra regla es hacer que el alumno intervenga de un modo preponderante en la labor de su propia instruccidn, pues sa- bido es que uno de los placeres mds gratos de la infancia es la actividad fisica y mental. Por tiltimo, debe tenerse presente la volubilidad de los ni- fios, que pone de manifiesto la debilidad de su atencién; de aqui que para hacerla progresar con toda seguridad, deban fa- cilitarse lo més posible los primeros pasos de Ja ensefianza en- cada materia, sin olyidar nada de cuanto acabamos de expo- ner. Memoria. 26. “La Memoria es la facultad en cuya virtud nuestros es- tados de conciencia pasados se reproducen en ausencia del excitante exterior que los produjo anteriormente.” Esta facultad ha tenido el privilegio de ser tenida como la primera y sin competencia entre todas las actividades intelec- tuales. Pero sin dejar de apreciar en todo lo que vale tan im- portante facultad, no podemos atribuirle toda la gloria de nues- tro poder intelectual y ni siquiera le asignamos el primer lu- gar entre todas las facultades de la inteligencia. Ciertamente su papel es de tal importancia que sin ella la humanidad estarfa casi en la indigencia intelectual y en la ma~ yorfa de los casos, si no en todos, la falta de ella acarrearia la pérdida de la vida. Al estudiarla se nos presenta todo el problema de la escue- la, por decirlo asf, puesto que debemos sefialar las bases para la educacién y al mismo tiempo prescribir los principios y pre- ceptos para la instruccién intelectual. Puesto que la inteligencia por medio de esta facultad acu- mula conocimientos, debemos averiguar qué acontece 4 éstos cuando ha transcurrido mas 6 menos espacio de tiempo. Lo primero que la observacién pos ensefia es que la inten sidad y la fidelidad de los recuerdos disminuye con el tran curso del tiempo. Esto es tan facil de comprobar que basta | Tuniean 45 apelar 4 nuestros propios recuerdos y 4 lo observado en nos- otros para quedar plenamente convencidos, En efecto, gquién no recuerda haber aprendido algunos versos que, pasado al- gun tiempo sin recitarlos, han acabado por borrarse total 6 parcialmente de nuestra memoria? ¢Por qué los estudiantes ‘fio tras afio se ven obligados 4 hacer repasos de las materias al principio aprendidas? Porque los primeros conocimientos, Jas nociones al principio adquiridas, han ido debiliténdose 6 __perdiéndose del todo con el transcurso del tiempo. Las intensidad y fidelidad de los recuerdos en condiciones andlo- tanto mayores cuanto mas intensa y préxima ha sido la on primera. También de esta ley tiene cada cual com- ‘personal y diariamente vemos que para tener muy s los recuerdos de un asunto, los revivimos por un ; da respecto de la Memoria se formula de un hecho favorece su recuerdo. principio, que no sdlo todos si- - ‘en particular recurrimos invariable- fin de la retencién. ente gana terreno y que tiende en la ventajosamente 4 la que acabamos de ‘os recuerdos se despiertan y facilitan por aso~ faciles 6 con percepeiones actuales. En efec~ de establecerse en dos circunstancias: bien ¢ la coincidencia constante de dos fenéme- hace que el recuerdo los haga inseparables en el de tal modo que la percepeién % el recuerdo de rta siempre el recuerdo del otro; 6 bien que una de i iones asociadas sea de gran intensidad, en cuyo ca- : so la otra serd ficilmente evocada por ella. ~ Siempre que para aprender ponemos en juego la asociacién, abreviamos el tiempo y consolidamos los conocimientos, pues _ eb taciocinio es poderoso auxiliar para ir de los fundamentales 4 los derivados. s 46 Nien todas las edades, ni en todas las circunstancias de la vida, el poder de la Memoria es igual, y el principio que ma- nifiesta lo relativo 4 este asunto se ha expresado asf; la facul- tad de adquisicién aumenta desde la infancia hasta la madurez y disminuye desde ésla hasta la vejex. Esta es la verdad, pero gran ntimero de personas tiene una opinién contraria debido 4 una mala metéfora y 4 un sofisma de observacién. La prime- ta consiste en relacionar las tierras virgenes y las inteligencias infantiles comparéndolas con un campo muy cultivado en rela- cién con la memoria de los adultos; quienes tal hacen dicen que de la misma manera que la tierra virgen dard més frutos que la tierra cullivada con igualdad de semilla, asi la memo- ria infantil acumularé mds y mejor que la memoria ya explo- tada de los adultos; pero ignoran, 6 parecen ignorar, que en lo relativo al ejemplo de la tierra se trata de substancias que deben ser absorbidas para convertirse en granos, y que si la tierra virgen produce mejores resultados lo debe 4 que tiene mayor cantidad de esas substancias; pero en lo relative dla Memoria no se trata de cosas sino de funciones, y se sabe que el ejercicio perfecciona a éstas, lo cual indica claramente que la ventaja esté de parte de los adultos que han ejercitado més tiempo su Memoria. La falacia de observacién consiste en que creen que es ma~ yor la memoria de los nifios porque recuerdan mejor detalles que los adultos con frecuencia olvidan; ¢ infleren de esto que también conservarén mejor el asunto fundamental de la ob- servacién, lo cual no es cierto, pues si conservan el recuerdo de los detalles es porque sdlo en eso se fijan, en tanto que los adultos los olvidan porque 4 ellos prestaron menor atencié Por tiltimo, el principio fundamental que, como postrero, ri- ge dla Memoria, se formula asi: la cantidad de nociones que pueden acumularse en la Memoria es variable de wn individuo 4 otro, pero siempre °s limitada, La completa exactitud de es- te principio puede facilmente comprobarse con sélo hacer dos reflexiones: una en cuanto al ntimero de conocimientos por TULL 47 adqairir, y otra relativa 4 las condiciones intrinsecas de la fa- cultad. En cuanto 4 lo primero, siendo el numero de nociones verdaderamente inmenso, se necesitaria para su adquisicién un tiempo proporcional, y es facil comprender que no bastaria para semejante empresa ni la vida humana més prolongada. En cuanto 4 lo segundo, claro es, teniendo en cuenta la pri- mera ley de la Memoria, qae al adquirir los ultimos conoci- mientos de tan grande serie se habrian borrado los primera- mente adquiridos. Lo que esta ley consagra es un hecho, pero hecho triste, y pudiera creerse que gran parte de lo conquis- tado por la humanidad en virtud de dicha ley esta destinado 4 perderse. Pero la incesante labor del hombre ha recurrido & diversos medios para ir conservando sucesivamente la heren- cia de la humanidad, y las bibliotecas, las medallas, los monu- ~ mentos, ete,, son los factores sintéticos de los esfuerzos de los que nos han precedido. La fiel observancia de las leyes transcritas nos ponen en ap- titud de cultivar tan preciada facultad; pero como en realidad * el perfeccionamiento de la Memoria no es otra cosa que su co- rrecta instruccién, terminaremos estas consideraciones sefia- Jando las bases fundamentales que deben servir para conse- guir ese perfeccionamiento, cualesquiera que sean las materias por ensefiar y las circunstancias de los ensefiados; como es natural, estas reglas se derivan rectamente de los principios educativos sefialados ya. El primer precepto para todo género de ensefianza es el de que deben elegirse las nociones que han de ineulearse, segiin el fin & que we aspira, Dos consideraciones principales motivan esta regla. Es la primera, que no pudiendo cada’uno de los educandos adqui- tir todos los conocimientos que existen, debemos forzosamen- te limitar nuestra atencién 4 aquellos indispensables para el objeto que deseamos aleanzar. ‘Observando estrictamente este precepto, damos 4 cada edu- cando los elementos que ha menester para su actividad précti- 48 a; y, al mismo tiempo, limitando el ntimero de conocimientos que ha de adquirir, le damos mayor aptitud, pues limitando la extensién podemos aumentar la profundidad. Este precepto, que con gusto Iamaré Reota pr ono, es la primera consideracién que debe tenerse en cuenta al formular un plan de estudios, ya se destine éste 4 una escuela primaria, ya 4 las preparatorias y profesionales, porque es obvio y evi~ dente que para el mejor éxito de cualquiera de ellas no sdlo no debe faltar en su programa ninguna materia que conduzca al fin que debe realizar, sino que 4 la vez no debe contener ni una sola mas de las estrictamente necesarias, pues tanto en uno como en otro caso de falta 6 de sobra, los educandos su~ frirén indefectiblemente en su educacién, en su instruccién y en el tiempo de preparacién. Elsegundo precepto importantisimo es éste: establecer las co~ rrespondientes jerarquias en los conocimientos, segin sus dependen- cias mutuas, para ineulearlos por su orden debido. La observancia de esta regla, como facilmente se compren- de, ahorra tiempo y trabajo, hace més factible la educacién & instruye en la mejor forma, puesto que la Percepcidn tendré que ser més clara, y el enlace y la dependencia de las nocio- nes habran de adquirirse mas directamente. Una vez observadas en la ensefianza las dos reglas anterio- res, esto es, teniendo previamente elegidas las nociones y ha- biéndolas puesto en debida serie, conviene fijarnos en la rela~ cién que habré de haber entre ellas y los educandos para ter~ minar por considerar sélo el esfuerzo mental del que aprende, Para ello, formularemos asi la tercera regla: ‘se ha de dar & cada nocién 6 grupo de nociones una forma que realice las condi- ciones de amenidad, interés y aplicabilidad.” Lo primero, para facilitar el aprendizaje y hacer mds dura- dero el recuerdo; lo segundo, para no conformarse sélo con lo percibido directdmente, sino para buscar antes bien todas las relaciones del fenémeno que sé estudia; y lo tercero, para hacer fructuoso lo aprendido. [| Aen enaeany 49 Satisfechas con toda exactitud las condiciones anteriores, 4odavia es indispensable observar una més, que se ha expresa- do ask: se ha de procurar que las nociones no se aprendan ya: he- has, sino darles la forma de investigaciones que el edueando em- y que lo conduzoa al descubrimiento de lo que se le trate ensefiar. a cacta observancia de esta regla trae consigo dos conse- s importantes; es la primera que hace predominante el lucativo, subordinando 4 él la conveniente instruccién; da, que ésta se hace en las mejores condiciones, el satisfactorio placer que causa el llegar 4 un re- tuoso por medio de la actividad intelectual, facilita | del conocimiento, hace mas duradero el recuer- por si solo el estimulante mds poderoso para te ae et rlantes, que todo aquel que em- de estudios, cualquiera ‘tomarlas cdmo inamo- c -ellas con perfecta seguridad nt d en virtud de la cual com- ncia, en diversa forma de aque- El cardcter fundamental de esta sto, & diferencia de lo que pasa en las das, la propiedad activa de la inteligencia. hay reproduccion de lo percibido ni de lo : forma nueva de verdadera construccién, lar un todo nuevo para satisfacer nuestras FO no sélo el arte, en toda la extensién de la palabra, es ‘genuino de la imaginacién, sino también la ciencia de la armonia en su conjunto y de la precisién es. == 50 Atendiendo 4 lo creado, la imaginacién tiene dos formas: imaginacién estética é imaginacién industrial, Por la primera se realiza la belleza, aspirando en miiltiples obras 4 satisfacer las més elevadas necesidades del espfritu, y ello se consigue con la pintura, ia mtsica, la literatura, la escultura y la arqui- tectura, en tanto que las creaciones debidas & la imaginacién industrial se proponen realizar la utilidad, como se observa en Jas artes meednicas, fisico-quimicas y bioldgieas. Siendo, pues, tan notoriamente importante la facultad que estudiamos, conviene sefialar bien los medios 4 que se debe recurrir para ejercitarla en la mejor forma y obtener de este modo su perfeccionamiento. Es conveniente advertir que en la actualidad se trata de cul- tivarla parcialmente, empleando de preferencia un recurso que esta lejos de acerearnos al fin que se procura. Ese recurso no es otro que el estudio de algunos buenos modelos, y fécil es pereibir que siendo éste estudio analilico, no prepara bien pa- ra funcionés sintéticas que son esencialmente las de la imagi- nacién. Una serie graduada de ejercicios desde la escuela de parvu- los hasta la profesional, cualquiera que sea su forma, realizard plenamente el objeto que deseamos aleanzar; pero habremos de tener siempre presente que en cada forma de ejercicio ima- ginativo debe ponerse 4 los educandos en la necesidad de que inventen, de que construyan 6 de que formen, y en seguida de que comparen lo que ellos han hecho con Jo que otros han efectuado, pues sdlo en esta forma pueden ser iililes los mo- delos y jamés para el ejercicio mismo. Por lo tanto, los ejercicios constructivos en la sala de par- Vulos, los ejercicios de dibujo, de inventiva y las pequefias descripciones de lo percibido con anterioridad, son medios pro- pios para principiar el cultivo de Ja imaginacién, Vendrén en Seguida el ejercicié del dibujo en todas sus formas, las amplias descripciones orales y escritas dé pereepciones actuales 6 de recuerdos recientes, formando as{la manera més adecuada de continuar Ja educacién de la facultad que estudiamos. 51 Por tiltimo, el perfeccionamiento de la facultad que ahora ‘pasaremos & estudiar, completaré del mejor modo el cultivo de la imaginacién. Raciovinio. _ 28, Con este nombre se designa Ia facultad por medio de Ja cual se investiga lo desconocido valiéndose de lo cono “La simple enunciacién de lo que entendemos por raciocinio asta para apreciar con toda exactitud su incomparable impor- ~_tancia; pues siendo la facultad progresiva por excelencia, en- ‘el horizonte del saber, y aumentando los elementos 5, hace diariamente més fructuosas las mtiltiples y _ En tres formas se puede raciocinar: partiendo de una sola observacién para llegar 4 un caso particular; infiriendo de va- __ ria observaciones similares e] mayor niimero 6 la totalidad de shos de la misma clase; y por Ultimo, partir de un concepto ral para inferir uno 6 algunos hechos de la misma clase. ra forma se denomina inferencia inductiva conoreta, y emplean casi exclusivamente los nifios en sus prime- ‘segunda se llama inferencia inductiva abstracta, ibre en todas las épocas de su vida. La terce- n el nombre de inferencia deductiva; es tam- hombre, y de ella en muchas épocas se ha masia: las formas segunda y tercera tienen im- ntal en las aplicaciones que el hombre ha- omo sér esencialmente progresista, al indicar el método educativo de la imagi — ciéi mos como un defecto el que para cultivar esta fa- eultad se empezara por los modelos, cuando por ellos debe coneluirse; asi debemos advertir ahora que el estudio de la 1é- gica no basta para cultivar el raciocinio, sino que es de todo punto necesario someter 4 esta facultad 4 ejercicios metédicos, concluyendo por el estudio de Ia légica. - Siendo esta facultad la de mayor importancia, si se conside- Pedagogia.—4 wa ra aisladamente, innecesario parece decir que debe tenerse el mayor y més especial cuidado para educarla; esto se consigue obligando 4 raciocinar y corrigiendo experimentalmente los errores comelidos con motivo dela adquisicidn de las nociones cienlificas de las diversas ciencias. Cada una de éstas presen ta los diversos asuntos con aspecto especial y obliga por lo mismo 4 emplear distintas formas de raciocinios, ya solos, ya combinados. Se ve, pues, que esta fucultad puede y debe ejercitarse con motivo de la ensefianza de todas las materias de la escuela; teniendo sélo un supremo cuidado: nada debe relenerse que an- tes no haya sido comprendido. Esta sencilla férmula resume totalmente el método, proce- dimiento y forma para educar el raciocinio. Abstracein. 29. Consiste esta facultad en poder especular con alguno 6 algunos de los estados de conciencia con entera independen- cia de los que los acompafian. Definida la facultad, se indica desde luego su grande impor- tancia, sobre todo para el ejercicio de la imaginacién y el ra~ ciocinio en sus formas elevadas; y aun cuando dichas faculta- des han menester el auxilio de la abstraccidn para sus mayores ejercicios, la observacin ensefia que la facultad que ahora es- tudiamos aleanza su perfeccionamiento después que lo han logrado la imaginacién y el raciocionio. El valor tanto teérico como practico de la abstaccién que- dard demostrado con observar que ni aun Ja més sencilla afir~ macién sobre varios objetos 6 fendmenos podria hacerse con Ja debida exactitud, si no fuera porque Ja abstraccién nos per- mite desentendernos de las diferencias para fijarnos tan s6lo en los rasgos de similitud. Esto hace ver con toda claridad que la constitucién de las ciencias, y sobre todo las llamadas de fenémenos, no seria posible sin intervencién de esta facultad, [LULU renin Pero de la misma manera que no se educa el raciocinio uni- ‘eamente con el cultivo de la légiea, tampoco se perfecciona la ‘abstraccin por la adquisicién de abstracciones hechas, sino que es de todo punto necesario ejercitar esta facultad sucesiva ‘y proporcionalmente. Por lo tanto vamos 4 indicar 4 grandes rasgos el camino que eonviene seguir para educar la facultad de que tratamos. Las leceiones de cosas més elementales presentan la opor- tunidad de iniciar el ejercicio metédico de esta facultad: la pre- sencia de dos objetos que hayan de servir para una leccién "permite que por contraste apreciemos sus diferencias y legue- imos 4 percibir sus semejanzas sélo mediante la abstraccién; por lo mismo, esta segunda forma de ejercicio es la manera da para el cullivo de la facultad; después y sucesiva- ‘iremos agrupando los conocimientos adquiridos, y pa- al fin 4 definirlos, que es por donde deberemos con- a de lo que en la actualidad se hace, y consiste asentar definiciones. Diremos, en resumen, e les debe presentar objetos reales antes que que fenédmenos y asuntos sintéticos antes licas, puesto que la observacién y la com- ementos productores de la abstraccién. ap eee ee f _ 80. Se enliende por facultades morales, los elementos psf- -quicos que determinan las acciones, esto es, los sentimientos la voluntad, aquéllos sugiriendo y ésta realizando. : El estudio relativo 4 este importantisimo punto puede ser considerado en uno 6 en dos de sus aspectos; esto es, en el o4 relativo al perfeccionamiento de las facuiltades 6 también y ade- més en el que atafie 4 la instruccién moral, sead los precep- tos que deban inculcarse. Por la naturaleza esencialmente educacional de nuestro es- tudio, no podriamos en estas paginas detenernos 4 sefialar los principios 6 preceptos de moral que serfa conveniente seguir, por més que el hacerlo as! pudiera ser de altisima importancia; pero si asentaremos algunas consideraciones estrictamente pe- dagégicas sobre la base siguiente: , “Una vez que se haya establecido un precepto moral habran de sefialarse los medios mas adecuados para llevarlo ala prac- tica, y acumularse los elementos propios ¥ més eficaces para perfeccionar los sentimientos y modelar el cardcter,” ‘Todos los séres humanos desean conseguir la felicidad, y como ésta depende principalmente del grado de perfeccién de Jas relaciones sociales, es claro que todos los factores que con- tibuyan al perfeceionamiento de dichas relaciones coadyuvan 41a ventura humana. Y como la observacién ensefia que Jas ideas progresistas se imponen cada yez con mayor imperio 4 las mayorfas y que las supersticiones, los errores y las preo- cupaciones dia 4 dia pierden terreno dejando espedita la mar- cha del hombre y de la humnidad hacia un estado mejor, claro es que todo perfeccionamiento moral, pues las conquistas se- fialadas lo son, es el ariete mas poderoso para la ventura in- dividual y colectiva. Es comtin creer que el progreso cientifico y el adelanto in- dustrial son Ja causa efectiva de todo mejoramiento; pero el raciocinio més sencillo hace ver que la parte principal de la felicidad humana depende de preferencia de la satisfaccién de Jas mas altas necesidades de la humanidad, y que éstas se de- ben dla cooperacién de los demas hombres tanto presentes como pasados, y ¢ la condueta de ellos para nosotros, condue~ ta que es de origen moral. ‘ Viene 4 corroborar lo anteriormente expuesto, el hecho ab- solutamente histérico del perfeccionamiento que han traido & fa humanidad en general y é los pueblos en particular, el ad- venimiento y la préctica de las doctrinas y gobierno democré- ticos; la mejor constitucidn del hogar y de Ia familia con la monogamfa, y la firmeza de la tranquilidad ptiblica con la to- tal abolicidn de la esclavitud; perfeccionamientos todos ellos de orden moral, que han acarreado positivo bienestar 4 las colec- tividades humanas, y 4 los cuales debemos en el mismo orden agregar los producidos por la tolerancia religiosa y la libertad del pensamiento, que no sélo benefician directamente al indi- viduo, sino que aseguran 4 la vez el indefinido perfeccionamien- to de la sociedad. j Todo lo dicho muestra con sobrada claridad, que lo mismo cada una de las individualidades sociales que el Estado, con todas sus energias, deben trabajar empefiosamente en favor de la educacién, y sobre todo de Ja educacién moral, puesto “que el perfeccionamiento en este importantisimo asunto es el principal factor de la felicidad privada y publica. Pero si no es discutible la superioridad inconcusa de la edu-

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