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Kant es un autor clave de la filosofía moderna, no solo se dedicó a analizar la ética, sino que también
se dedicó a elaborar teorías de todo un poco: sobre la historia, sobre la política. Lo que pasa que su
ética es muy particular. La ética de Kant, expuesta en sus obras “La Fundamentación de la metafísica
de las costumbres” y en la “Critica de la razón práctica” constituye uno de lo más elaborado intento
por construir una ética universal de naturaleza racional.
Para adentrarnos en su teoría, es necesario resaltar que Kant realmente cree que en el fondo hasta
un niño sabe lo que está bien y lo que está mal, podemos no hacerlo, pero lo sabemos.
Segundo, en la naturaleza hay leyes que rigen los fenómenos naturales, pero las leyes morales no
tienen nada que ver con los fenómenos de la naturaleza. El ser humano es un compuesto: somos
inclinaciones naturales y somos racionalidad. La ética tiene que ver con la racionalidad, todos
sabemos lo que está bien y lo que está mal aunque no lo hagamos.
Según Kant puede haber muchas cosas buenas como el valor, la decisión, la perseverancia y entre
muchas otras cualidades, pero ninguna de ellas puede ser llamada buena sin restricción, porque
cualquiera de estas cualidades puede llegar a ser malas y dañinas si la voluntad con la que lo voy a
utilizar no es buena. Así por ejemplo, una persona puede tener fuerza física o ser inteligente; la
fuerza física puede ser usada en defensa en algún combate/pelea y la inteligencia para construir
algo en una sociedad por ejemplo. Es decir, que al mismo tiempo, que ambas pueden ser usadas
para ayudarnos también pueden ser usadas en un extremo negativo.
Lo que dice Kant es que si hay algo absolutamente bueno, que nunca podemos encontrarle un uso
malo es la buena voluntad. La buena voluntad es la intención de hacer el bien. Una voluntad buena,
lo es en cualquier circunstancia y con independencia de que alcance un fin propuesto. No importa
el éxito de la acción. Así, por ejemplo, si hago todo lo posible por ayudar a una persona y finalmente
fracaso en el intento, esto no disminuye el valor moral de la acción. La buena voluntad es buena
cuando obra no por inclinación, es decir, siguiendo alguna tendencia de nuestra sensibilidad, sino
cuando obra por deber.
Siguiendo con el deber, Kant nos habla de 3 tipos de acciones:
1) Las acciones contrarias al deber:
2) Las acciones conformes al deber:
3) Las acciones por deber (es decir las que poseen valor moral):
Para comprender esto, podemos tomar algunos ejemplos clásicos que suelen ser utilizados en
filosofía para hablar de estas acciones contrarias al deber, conformes al deber o acciones por deber.
1. Primero, tomemos el caso de la persona que se ahoga en un río, que es un amigo, que yo
me enteré que habló mal de mí. Si yo veo que esa persona se ahoga y no lo salvo porque
me enteré que ayer habló mal de mí, estoy obrando – según Kant – por inclinación (contrario
al deber) porque me estoy vengando.
2. Segunda opción: yo salvo a esa persona, así estaría obrando de acuerdo al deber pero por
inclinación. ¿Cómo entendemos esto? Porque lo salvo para luego poder increparlo y pedirle
que me pida disculpa por ejemplo. Esto sería desde un punto de vista ético – un acto neutro
– no es bueno ni malo. Después, lo voy a ir a pedir a mi amigo explicaciones de por qué
habló mal de mí. Por eso, se sostiene que es un acto de acuerdo al deber, pero por
inclinación
3. La única acción moral para Kant es aquella según la cual me tiro al rio y salvo a una persona
con la que no tenga ningún vínculo, ningún afecto y ningún interés. Ahí es donde más juega
la moralidad. Sólo este tipo acción merece la calificación de moralmente buena. Las
contrarias al deber son moralmente malas y las que se efectúan de acuerdo con el deber,
pero por inclinación, son moralmente neutras. Así, por ejemplo, Kant analiza también el
caso de los actos de beneficencia y señala que hacer beneficencia es un deber pero que en
realidad muchas personas experimentan un cierto regocijo al efectuar la beneficencia, en
consecuencia, obran de acuerdo al deber, siguiendo una inclinación, pero no por deber, y
su acción, aunque no es moralmente reprochable, tampoco es digna de que se le adjudique
valor moral.
Ahora bien: ¿cómo define Kant al deber? Kant define al deber como la necesidad de una acción por
respeto a la ley. Es decir, que yo como persona me someta a la ley moral universal de la razón, por
respeto a ella.
Entonces, Kant lo que busca es un parámetro, una fórmula que le permita saber en cada caso cómo
actuar, y entonces aparece el concepto más importante de la “Fundamentación de la metafísica de
las costumbres” que es el concepto del imperativo categórico.
El imperativo categórico es como una fórmula. Kant lo que intenta es encontrar formal y
procedimentalmente un método que sea puramente racional y que nos permita siempre saber –
cómo una maquinita - si estamos obrando bien o no. El imperativo categórico dice así: “Actúa de
tal modo como si tu máxima fuese universal”. Decidí lo que vas a hacer pensando que si vos lo haces,
todo el mundo lo puede hacer. Este imperativo es como una regla para medir nuestros actos.
Entonces para Kant obramos solo moralmente cuando podemos desear que nuestro acto sea válido
para todos.
Así, por ejemplo, supongamos que en determinadas circunstancias puedo obtener un beneficio
diciendo una mentira, mi máxima podría expresarse así: “En caso de que me sea útil diré una
mentira”, esta máxima puede servirme, pero, según Kant debo generalizarla y pensarla como si
fuera una ley que dijera: “cualquier persona, en caso de que sea útil puede decir una mentira. Al
universalizarse, se advierte que esta máxima no puede valer como ley universal, pues si todos
mienten, la mentira ya no sería eficaz.
El imperativo categórico no dice en concreto o en particular qué es lo que debe hacer cada individuo
como lo hacía por ej. Aristóteles con la felicidad (en dónde el fin del hombre era la eudaimonia: es
decir el logro de la felicidad) y precisamente por dejar librada a cada individuo la elección de las
máximas – con la sola restricción que sean universales – la ética Kantiana es autónoma.