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Apuntes de clase

Antropología de la salud y la enfermedad

A diferencia de los mecanismos de objetivación del fenómeno de la realidad que manifiesta


el punto de vista biomédico antes señalado, en el enfermo las representaciones de lo que es
la enfermedad y la salud hacen un recorrido diferente, ya que se parte de una experiencia
subjetiva.
Para la persona que esta enferma, como para el médico, la enfermedad es una experiencia
presente en el cuerpo. Pero para quien sufre, el cuerpo no es simplemente un objeto físico o
un estadio fisiológico sino una parte esencial de él mismo.
La persona enferma comienza a percibir el mundo de manera diferente a través de su propio
cuerpo; el mundo cambia al tiempo que la enfermedad se presenta en el cuerpo, siendo
éste (el cuerpo enfermo) no simplemente un objeto de conocimiento, de representación
objetiva de las enfermedades, sino un agente de la experiencia, por lo que el cuerpo es
también sujeto i

Para algunos autores,ii el modelo biomédico deja de lado el contexto social de significación,
por lo que la enfermedad seria entonces interpretada como una entidad autónoma , aislada
de las experiencias particulares concretas de los pacientes y médicos, por lo que la
aplicación exclusiva del modelo biomédico como respuesta a la enfermedad sería un
acercamiento a los problemas de salud y enfermedad que ha dejado de lado las
dimensiones socioculturales del fenómeno de la enfermedad.

Para ciertas condiciones, la intepretación objetivista del cuerpo ha sido útil para la
medicina., pero para otro procesos atendidos por la medicina (nacimientos o enfermedades
crónicas) la abstracción de un mundo de objetos físicos y procesos fisiológicos de los
fenómenos sociales significativos ha determinado formas de práctica médica racionales pero
altamente distorsionadas.
Para condiciones tales como el dolor crónico, la distinción entre el mundo de los objetos
físicos y los estados mentales obstaculiza la comprensión que torna estos fenómenos
inteligibles. El dolor crónico cuestiona uno de los dogmas de la biomedicina al mostrar que el
conocimiento objetivo del cuerpo humano no es posible de aislarlo de la experiencia
subjetiva.

El dolor resiste a la objetivación de las pruebas médicas corrientes, no se lo puede medir, y


se resiste a ser localizado. En tanto constituye una absoluta certeza para quien lo padece,
el dolor resulta ambiguo y no verificable para otros; queda como algo interior, resistiendo a
la legitimación social.

Lic. Mariano Fischer. Sistemas de salud Comparados. Licenciatura en Administración de la Salud. UDA..
Apuntes de clase

Otro aspecto a recalcar es que el concepto estrecho de enfermedad entendida como


desviación de una norma biológica es concebido sin referencia a poblaciones especificas y
sus características socioculturales. La diferencia entre lo normal y lo patológico tanto en las
ciencias médicas como en las ciencias sociales esta teñida de implicancias morales. Si lo
normal y lo patológico no son meros indicadores estadísticos de distribución de frecuencias
de la aparición de un fenómeno, sino que manifiestan una intencionalidad demarcatoria de lo
deseable en una sociedad, es así evidente que salud y enfermedad adquieren dimensiones
operativas clave.

Como dice Friedsoniii, uno de elementos de este modelo es la predisposición hacia la


enfermedad en la práctica médica cotidiana. "La norma de decisión que guía la actividad
médica de los ejercientes es la de estar a salvo a través del diagnóstico de enfermedad
antes que de salud." (Friedson, La profesión médica, pag.257). Los efectos cotidianos se
traducen en saturación de solicitudes de baterías de pruebas de diagnóstico y una sobre
prescripción.

Puede afirmarse que en toda sociedad se afirman preferentemente ciertos valores que no
podrán dejar de estar presentes en la definición de los problemas clínicos. Entonces, lo que
la Medicina trata es de un conjunto de situaciones que son identificados como problemas
porque impiden la realización de ciertas finalidades humanas particulares.

En la definición de la enfermedad, lo que esta implicado no es la alteración objetiva, sino la


percepción cultural de que esa alteración es un mal.
Cada sociedad otorga a la enfermedad una significación que esta directamente relacionada
con el universo simbólico de significados que comparte.
Las enfermedades contribuyen a la definición de una cultura. Cada siglo tiene un estilo
patológico propio, como tiene un estilo literario, decorativo o instrumental propio.

La enfermedad no se agota en el fenómeno físico sino que las culturas otorgan sentidos
estructurantes a las enfermedades. Los males del cuerpo hacen aparecer el entramado de
la sociedad.
Puede aportarse como ejemplo el de la peste, que a través de Albert Camus se ha
convertido en el símbolo de los tiempos de calamidad durante los cuales se interrumpe el
curso de las cosas y las costumbres mejor establecidas se abandonan provisionalmente.

De esta manera, se puede considerar a la enfermedad como un fenómeno social total, que
va más allá de la manifestación de una patología orgánica en un objeto determinado. En
cada sociedad y en cada momento histórico la enfermedad recibe un contenido, un sentido a
través del cual se generan relaciones sociales y se socializan contenidos.

Lic. Mariano Fischer. Sistemas de salud Comparados. Licenciatura en Administración de la Salud. UDA..
Apuntes de clase

Resumiendo, estas orientaciones que devienen del relativismo cultural afirman que salud y
enfermedad son conceptos con significados cargados de valoraciones, de manera que sólo
pueden ser comprendidas en el marco de una cultura particular, y en un momento
determinado. Así, ciertos estados son calificados como enfermedades porque en la cultura
son valorados negativamente
Así entendidos, los criterios que permiten reconocer un estado como patológico son están
relacionados a valores, dependiendo de las normas y patrones sociales y culturales que son
aprendidas, o internalizadas a través de los distintos procesos de socialización en que los
individuos toman parte en las interacciones sociales cotidianas.

Entonces, los actos reales, individuales y los innumerables productos materiales sin los
cuales ninguna sociedad podría vivir un instante, no son símbolos, pero son imposibles de
entender fuera de una red simbólica, conformándose de esta manera una red de
representaciones que atraviesan el conjunto de lo social,
Estas son construcciones que se cristalizan en las muy diversas formas institucionales, con
sus reglas y funcionamiento particular. Este es un punto de articulación entre lo subjetivo y
lo social, ya que son los sujetos desde su posición relativa a un momento histórico, a una
ubicación social y al propio psiquismo que desarrollarán, perpetuarán y modificarán
continuamente esas construcciones de sentido.

Estas representaciones sociales son contenidos concreto aprendido por los sentidos, por la
imaginación, por la memoria, o por el pensamiento, es en síntesis, una reproducción de lo
que se piensa. Son formas de conocimiento práctico, interpretaciones de la realidad, ya que
la relación con lo real nunca es directa, esta siempre mediada por categorías histórica y
subjetivamente construidas.iv

La integración de la experiencia humana en los relatos de enfermedad es un desafío


constante al discurso de la medicina y a los debates sobre políticas.

i
Good, Bj, “the body, illness experience, and the lifeworld”, Cambridge Univ.
Press; 116-134. 1994.
ii
Mishler, Elliot, “Wiewpoint: critical perspectives on the biomedical model”,
1981.
iii
Friedson, E; “La profesión médica. Un estudio de sociología del conocimiento
aplicado”; Barcelona, 1985.
iv
Spink, Mj, “O conceito de representacao social na abordagem psicosocial”.
Cuadernos de Saude Publica. Vol 9 n°3 1993.

Lic. Mariano Fischer. Sistemas de salud Comparados. Licenciatura en Administración de la Salud. UDA..

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