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Jhon Larry Flores Panaifo DF.

TEMA 2: DIOS UNO Y TRINO


1. Dios creador y la criatura en relación con Él
Dios crea las criaturas con un acto libre de voluntad, y éstas existen realmente en sí
mismas, fuera de Dios. La criatura es siempre y realmente de Dios, está en relación real
con Él, porque recibe de Él el ser y la finalidad. Dios cuida de las creaturas según su
designio providencial, dando a cada una la oportunidad de realizarse según lo que Él ha
establecido para ellas.
2. Dios uno, subsistente, infinito: sus operaciones
2.1. Dios como “sujeto o subsistente”: Dios como sujeto es sustancia sólo en el sentido
de que posee el ser en sí, y no en el sentido en que se considera la sustancia como el
primero de los predicamentos. En Dios no hay accidentes. Dios es subsistente pues tiene
el ser en sí.
2.2. El modo de ser de Dios
a) Dios es espíritu, simple, no compuesto: Dios es espíritu en modo único porque es la
plenitud del ser que subsiste en acto en un sujeto.
b) Dios es perfecto: Porque en Él está ausente toda limitación, en Él está la plenitud del
ser, en Él todo está cumplido y realizado. La perfección de Dios nos lleva considerar que
Dios es bueno, esto se entiende en dos modos: Dios es el sumo bien pues todas las
perfecciones que se pueda desear emanan de Él. Y Él es la verdadera fuente de todo bien.
c) Dios es infinito: Esto nos lleva a afirmar que: Dios es omnipresente, inmutable,
eterno.
d) La unidad de Dios: Dios es uno, sin ser un límite para sí mismo.
2.3. Las operaciones de Dios
a) La Vida: Dios es máximamente viviente porque es máximamente autónomo. Dios es
sólo determinante y no determinado.
b) La ciencia de Dios: Dios conoce en sumo grado. Es todo lo que conoce. Toda la
ciencia de Dios es verdadera porque es suya, y porque es la fuente de toda verdad. Las
ideas en Dios, son las esencias actualmente presentes en Él.
c) El querer de Dios: Dios quiere su propio bien en el sentido de que se adhiere a Él
totalmente y lo ama totalmente. Es adhesión a sí mismo en el sentido de gozar con la
posesión del propio bien. Dios quiere todas las otras cosas, porque quiere el bien de todas
ellas, y quiere difundir el bien que tiene en sí y que aprecia y ama. El amor de Dios, es
uno de los puntos más importantes de la identidad de Dios, pues Dios es amor. La
justicia de Dios, Dios obra la justicia en el sentido que lo gobierna y ordena todo, Él es
la verdad de cómo deben ser las todas las cosas y la realiza. La misericordia de Dios,
Dios socorre a la criatura que sufre carencias, la socorre en razón de la justicia, con mayor
generosidad y abundancia.
3. Las misiones divinas: las atribuciones
3.1. Misión: Del latín misio-mittere, que quiere decir envío. La misión divina indica el
envío de alguien a alguien: es decir el envío del Hijo y del Espíritu Santo a los hombres.
Cristo es el enviado de Dios, Dios Él mismo, como el Padre, el Hijo del Padre. El
Espíritu Santo es el mismo Espíritu dado a Cristo, que viene del Padre, y es Dios como
el Padre y el Hijo. Es Dios mismo el que se nos envía. Dios creador, Él mismo se nos
envía como Hijo y como Espíritu Santo.
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3.2. Las misiones divinas: Hace referencia a la Trinidad económica en cuanto
acercamiento de las tres Personas divinas en la historia. Son la base y el corazón de toda
la teología trinitaria. Dan a conocer a Dios Trinidad al hombre; revelan al Padre, al Hijo
y al Espíritu Santo. Son dos: el envío del Hijo y el envío del Espíritu Santo. De estas dos
misiones se nos da a conocer la Trinidad.
3.3. Dimensiones de las misiones: eternidad y temporalidad
a) La eternidad de las misiones divinas: Las misiones divinas son eternas para Dios en
cuanto que Aquél que es enviado es Dios que procede de Dios. Las misiones divinas, en
cuanto a la eternidad, no son sino la identidad de Dios Trinidad, y por esta razón las
salidas eternas del Hijo y del Espíritu Santo reciben también el nombre de procesiones
eternas. Las procesiones eternas son la generación eterna del Hijo, y la procesión eterna
del Espíritu Santo.
b) La temporalidad de las misiones divinas: Las misiones son temporales para Dios en
el sentido que Él, que es eterno, se hace accesible al hombre temporal, se hace don para
el hombre, quien puede disponer de Dios.
3.4. Las atribuciones: Las misiones divinas expresan su donarse. Pero las diversas
acciones conservan características que presentan connotaciones de cada una de las
personas de la Trinidad. Así también en la salida hacia afuera, determinadas acciones se
atribuyen a aquella persona, porque la revelan de modo particular. Es así, que: la creación
se atribuye al Padre, la redención al Hijo y la santificación al Espíritu Santo.
4. Las nociones trinitarias: procesiones, relaciones, personas
4.1. Las nociones trinitarias: Son simplemente elementos conocidos, que la fe aporta, y
que no pueden atribuirse unívocamente a ninguna otra cosa.
4.2. Las procesiones
a) La generación: El Padre genera al Hijo y el Hijo es generado por el Padre. Esta
procedencia del Hijo a partir del Padre caracteriza las relaciones entre Padre e Hijo.
b) La procesión del Espíritu Santo: Es la emanación del Espíritu Santo. Dios que emana
al Espíritu Santo en sí, no es ya sólo el Padre, sino el Padre que ya ha generado al Hijo y
que lo asocia consigo como fuente del Espíritu. El Padre junto con el Hijo infunde al
Espíritu, no como dos principios, sino como un único principio de emanación.
4.3. Las relaciones: Las relaciones se predican en Dios, pero no de Dios. La relación en
Dios es la sustancia misma que entra en relación, porque el sujeto de la relación no puede
ser sino el único sujeto que es Dios. Es Él en cuanto que está en relación a otro. Pero el
otro no puede ser sino Él mismo: así el Padre es todo Dios, pero en cuanto que da
totalmente su ser, es decir, toda su divinidad al Hijo, y además en cuanto que efunde todo
su ser, es decir, la divinidad entera juntamente con el Hijo que se efunde a sí, como
Espíritu. El Hijo es todo Dios, pero en cuanto que recibe toda la divinidad del Padre, y en
cuanto que con el Padre efunde toda la divinidad recibida del Padre, como Espíritu. Y el
Espíritu es todo Dios, pero en cuanto que es efusión de toda la divinidad tanto de parte
del Padre como del Hijo.
4.4. Las personas: Las personas divinas son tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Lo que
las distingue en la Trinidad son las relaciones subsistentes. Y ellas mismas son la esencia
divina misma, pero en cuanto que genera (Padre), en cuanto generada (Hijo) y en cuanto
que procede (Espíritu Santo).
5. La doctrina de las pericóresis
Es un modo para expresar para expresar la unidad infinitamente trascendente de Dios y
su Trinidad. Es un modo de hablar de Dios evitando el monoteísmo rígido que reduciría
a las personas divinas a modos o apariencias o criaturas, y también para evitar un
triteísmo, como si se tratara de tres divinidades.
6. Dios Padre, Origen de la Trinidad
El nombre de Padre se debe atribuir a Dios primariamente en sentido trinitario, como un
nombre que indica la persona que está en relación de paternidad ante la persona del Hijo.
La paternidad divina es infinitamente superior y perfecta. El Padre, fuente y origen da la
existencia al Hijo, el cual existe en cuanto lo recibe todo del Padre.
6.1. El Padre, omnipotente, principio y origen.
a) La omnipotencia divina: Nos ayuda a comprender mejor la relación entre la unidad
de Dios y su Trinidad. El Padre es el primer intérprete y garante de la Unidad divina, y se
constituye siempre como el primero en la tríada divina.
b) Principio: El Padre es aquel que genera y espira, y es aquel que envía.
c) Origen y principio: El Padre es el ingénito, no generado.
7. Interpretación teológica
7.1. La divinidad del Hijo: Jesucristo es el Hijo Unigénito de Dios, que nació de la
Virgen María, y es Hijo de Dios desde la eternidad, es Dios como el Padre.
7.2. Los signos de la Filiación divina de Jesucristo: Son; su concepción y nacimiento
del seno de la Virgen María; su generación eterna, su pasión y muerte; su resurrección y
la gloria.
8. Teología del Espíritu Santo
El Espíritu Santo es un don dado a las criaturas porque es enviado por el Padre y por el
Hijo. No es inferior al Padre ni al Hijo por el hecho de ser dado. Procede del Padre y del
Hijo. El Padre y el Hijo son un único principio del Espíritu Santo.
9. Las herejías trinitarias
9.1. Monarquianismo: Concibe un monoteísmo rígido, de tipo hebreo. No admite la
existencia real de las personas en Dios. Reduce al Hijo y al Espíritu Santo a “fuerzas
divinas”. Propones la existencia de un solo principio y de un único gobierno.
a) Monarquianismo dinámico o adopcionista: Hay un único Dios, siendo el Hijo y el
Espíritu Santo “fuerzas divinas” que emanan de Él.
b) Monarquianismo modalista: Defendió la unicidad de Dios excluyendo las personas
subsistentes. Considera un único Dios que adopta tres modos o aspectos diversos para
presentarse a los hombres.
9.2. Subordinacionismo: El Verbo no es simplemente una fuerza sino que es alguien, si
bien inferior a Dios y que no es Dios. Y del mismo modo, el Espíritu Santo es un espíritu
angélico inferior a Dios.
a) El arrianismo: Arrio (256-336), las hipóstasis divinas no están en Dios, sino que son
creadas o hechas fuera de Dios. El Verbo es la primera creatura, la más excelsa de todas,
pero no es Dios. Sólo el Padre es el ingenito, sin inicio, y por tanto sólo Él es Dios. El
Hijo es generado, y por tanto se deriva del Padre y es una creatura ya que tiene un inicio.
b) Los semiarrianos: Afirmaban que era excesivo considerar al Hijo como igual en la
sustancia, y que era preferible decir que era similar en la sustancia.
c) Macedonianismo: El Espíritu Santo sería de naturaleza similar, pero inferior, a Dios,
como un ángel.
9.3. Triteísmo: Considera tres entidades divinas distintas, el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo.
a) Marción: Propone como fe cristiana la existencia de tres dioses: Padre, Hijo y Espíritu.
b) Juan Filopono (+ 565): Identificó la naturaleza con la persona (hipóstasis con ousía),
cayendo así en dos herejías: en cristología en el monofisismo, y en la doctrina trinitaria,
en el triteísmo.
c) Roscelino de Compiègne (+1120): En la Trinidad hay tres realidades individuales y
separadas entre ellas, unidas sólo por armonía, voluntad y poder, pero no por naturaleza.
d) Gilberto de Poitiers (+ 1154): Postula una distinción real entre las personas y la
esencia divina, de modo que en Dios hay cuatro realidades, las tres personas y la divinidad
que no sería personal.
e) Joaquín de Fiore (+1202): Propone una visión colegial de las tres personas divinas.
f) Antón Günther (+1863): Enseñó que el absoluto, en un proceso de autorrealización,
se actúa sucesivamente a sí mismo tres veces como tesis, antítesis y síntesis. Estos tres
momentos de Dios son reconocibles en las tres personas de la Trinidad.
10. Principales intervenciones del Magisterio
10.1. Concilio de Nicea I: Puso las bases fundamentales de la formulación del dogma
trinitario con la doctrina de la consustancialidad del Hijo.
10.2. Concilio de Constantinopla I: formulación definitiva del Credo, con el desarrollo
de la doctrina del Espíritu Santo, que hasta aquel momento, no había sido definida.
10.3. Los sínodos Toledanos: ofrecen sucesivamente una doctrina trinitaria cada vez más
madura, en respuesta a las herejías que se pretende rechazar.
10.4. El Consistorio de Reims: se ocupó de la doctrina de Gilberto de Poitiers. Subraya
que ningún razonamiento en la teología debe llevar a una división entre la naturaleza y la
persona.
10.5. IV Concilio Lateranense: Dios no debe ser pensado como una colectividad, sino
como una única esencia. Refutó a Joaquín de Fiore.
10.6. Concilio de Lyón: Reafirmó solemnemente que el Padre y el Hijo constituyen un
único principio de espiración del Espíritu Santo.
10.7. Concilio de Florencia: Reafirma el Filioque, y declara igualmente válida la fórmula
per Filium de los griegos. También se refiere a la doctrina de la pericóresis.
10.8. Encíclica Divinum illud munus: La Iglesia siempre ha dado culto a la Trinidad v
en su unidad, y jamás por separado a las personas consideradas en Dios.
10.9. Encíclica Dominum et vivificantem: Se presenta la Espíritu Santo como expresión
personal del amor de Dios.

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