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Puuranco, 62 PuLLato.s, 42 ' nueva coleccién labor obras ublicadas 1 i H.Laborit 1 BemardVoyenne 2 Ludovico Geymonat 3 Peter Michelmore 4 dJuan-Eduardo Cirlot 5 6 7 8 Margherita Hack griegos y la antigtiedad masers y lasers 9 la distribucién de los seres Zuset, Edgar, 47, 73 Zawen, Vitra. indice de nombres ni duque de, 46 ‘Briocs, ‘Henry, 47 Browne, ‘Thoms Cause0, 79 Cawonceiss, 24,68, 96,98, 100,102, a to a las Imdgenes de Cartari® y al De Deis Getiuf de Giraldi fue, para todos wales europeos, algo asi como un ma- ale Conti. eo creé el género humane y, por Los hombres demostraran es- casa gratitud para con su bienhechor, pues lo denunciaron a Jt- iter. A cambio de esta denuncia, obtuvieron del Tonante la pose- sin del fuego, y, como premio afiadido, el don de una eterna Juventud. El precioso regalo fue cargado a lomos de un asno, que, sediento, entregé a una serpiente que custodiaba un manantial para castigar la insolencia de iado con los hombres y habia ‘con un falso sacrificio, ordené a Vuleano que liese un jarro leno de males, prudente Prometeo no quis, 10 con el ardoroso Epimeteo, |, robs el Fuego en cuyo fondo puso a la es} abrir el jarro, mas no suce res de Prometeo tuvieron fin: Hércules, navegando sobre una vasija de habia regalado el Soi, atraves6 el Océano, mato iberté a Prometeo. Muy pronto, en honor a éste, fueron cuales los que se disputaban Ia vic- yando una antorcha en la mano. La la conseguia el que alcanzaba la meta con la antorcha encendida. ‘Muchas de las verdades contenidas en el mito, afifima Bacon, ya estan aclaradas; otras se les han escapado a la mayoria de los intérpretes. Segin la tradicién, Prometeo ba creado el género humano. El es, ri, Le immagini colla spositione de “Esta obra aleanz6 las 24 edie al alerén y al inglés. eis gentium varia et multiples historia, i qua simul decorum imaginbus et cognominibus agitur, Basilea, Oporinus, 198. que parece inerefble que 1a mente pueda provenir de principios insensibles y faltos de inteligencia; y, en segundo lugar, porque, desde el punto de vista de las causas finales, el hombre aparece, ‘ro del mundo. El fuego robado por Prometeo stria, de las artes mecinicas y de las cien- puede cl hombre modificar su situacién de originaria desnudez ¢ impotencia y hacerse en cierta manera el duefto de 1 la y to largo y¢s simbolo de Ia no realizada fusin entre las flosofias * dogméticas y las empiricas; la pronta reconciliacién de los hom. bres con Prometeo indica la costumbre de tornar desalentados 4 Jas mismas at uellos que, con su ciencia, pretenden someter a st ina sabiduria; el falso sacrificio indica los ritos y sirven més para ostentacin que para la genuina _Hércules liberando a Prometeo es imagen del Redentor, ‘que bajé 2 Mberar al género humano en el frdgil vaso de la humana came. joa interpretar muchos episodios " su estructura tradicional afadién cuenta dos episodios. que’ abolenge alguino EI primero es el de Héreules como cleyeria fe la el segundo es el de la ingrata denuncla Ue Prometea cha por el género humano despues de haber recioido de aquel el regalo del fuego. Precisamente esta parte de le taste es la que considera Bacon mas signiicativa: quicnes ponen ce ce tado de crisis y de acusacién sus artes y su propia naturalczn hacen cota més grata a los dloses que quienes exaltan la nature Jeva humana y el saber que el hombre posee. Estos iltimos estan m 2 el mito de Prometeo ha ido “de la conciencia cultural de lente; tanto es asi, que un terpretaciones que de propésito es, més bien, que con respecto a la Bacén de interpretar el haya de atr general de Intento de justif. aparece el raptor inaré durante tantos_siglos, cla y al dominio tirénico por ia del servil Mercurio tio el fuego y les ensefié todas las artes, De Prometeo aprendieron los hombres a construir del fuego, segiin después se como el rebelde que se opone a sponsable, Didgenes," de haber originado, coh el don de Prometeo toma por primera vez parte en la creacién del género “ Para las fuentes y ls linens fundamentales de esta historiacfr. 0. Rag. Blo, The myth of Prometheus. ne | hhumano.# y, ensefiando a los hombres a honrar a los dioses y a ob- tener de 1a tierra los alimentos, les hace en cierto modo «partici. pes de la suerte divina», En la cultura medieval, Prometeo pierde su caracter de rebelde creador y es interpretado como un simbolo de la tiniea potencia creadora, que es la «Deus unicus qui universa condit, qui hominem de humo hic est verus Prom i Fulgencia® este mi minante y Prometeo es de representar la ido los paganos 1a que, después de haber creado Servio® y en Agustin}! Pro- idad, sigue siendo el «refor- tes y los instrumentos de «Prometheus est philosophus», es De jato Para los hombres del Renacimiento Prometeo pasa a ser el s{mbolo de Ja capacidad creadora que, de todas las creatu. Tas, es mi ferpretado con un doble simbolismo: bajo un aspee. 40, Prometeo es el Dios verdadero y omnipotente que da existen cia al hombre; bajo otro, Prometeo es el hombre que heredd el poder de su padi wor de su hermano Epimeteo Y se retiré a la rio sobre el Céucaso, estudié el curso de las est descendié de los montes para astrologia y los modos de vivir en rrudes et ignar... agrestes et beluae» fue- on guiados asi desde ia barbarie a la civilizacién. Pero es en Bovillus, segin ha demostrado Cassirer.* en quien ® De fato, Bases, 155 » Genealogie deoruns genttinm libri, IV sub De Prometheo, eft. 1a ede. ‘modema hecha por V. Romano, ? vols, Bai, 188 * E. Cassiver, Indiv. ¢ cormo nella filos. Florencia, 135, pp. 154186. Apéndice tercero La nueva ciencia y el mito de Prometeo 1 iento, ha subrayado Cassirer de las formas simbé- haciendo ver el cam- del motivo de Adan En sus estudios sobre el Rens con energia la importancia y el si licas concretas en la filosofia renacent bio que se operd en Boccaccio y en B al de Prometeo, ha puesto en claro los. los contenidos y de los lugares retoricos propios de las fdbulas 7, de su mundo de simbolos, tes ha impedide a muchos comprender Ta novedad de Ies actitudes y de ios ideales que en aquellos motivos 1 J. Setnec, La survivance des dieus anti ques. Essat sur te rote de ta tradition ‘Thumanisme ' fart deta Re se también presente el estudio de M. Prag, Studies in Seventeenth Century Imagery, Lonres, 1939, 163 de los derechos del econocimiento» o de Ia «ldgicas. «La toms luz de la logan, escbio cl lord Cancer, sofende Tas B acion tractas» que éstas; al en seguida al entendi terios de la fens Tégicas 0 de las reglas del con finalidades int raciones capaces d el Ienguaje al que es cor sus Tasgos de discurso absolutamente aislado y comple- Non sus rape de cro abollapens ale comple tio verborum contemplativa aut operativa re non differ Curt ee ce aay ae eon sas tr octet mh eee 0 i is fe y los limites de la reforma de la légica intentada por Bacon; lo a ee a ce ele ets De She egestas de Seer, fa en ae ee ay ee eigen eden ol ba price idad entre progreso en las teorfas y Progreso en la condicién humana era sin duda para Bacon un elemento indispensable para ta formulacién mi cin y reforma del saber, pero es identidad de potencia y ciencia, ut ‘més como un fin por lograr ‘m: ft torret, Cacterum unamquamque. rem propria si placet dignitate metic, rationales sel um oranino clave sunt» sors ‘Aphorismt et consita) * (al contrario de Bacon, que 10 sup. que como un resultado ya adquirido. No por nada vela precisa: mente en la doctrina de las formas, que es la culminacion del metodo y representa el fin iltimo de toda Ja filosoffa natural, la garantia de la absoluta operatividad del saber cientifico y de la ple. hha coincidencia entre saber y operar. El camino de la verdad es el mismo que el de la potencia, escribe Bacon en los Aphorisma et Consilia a saber: hallar las’ formas de las cosas; del conocl. miento de las formas derivan la contemplatio vera y la operatio libera (eadem est veritatis et potestatis via et pe ut formae rerum inveniantur: ex quarum noti templatio vera et operatio libera ign una confi con mucha penetracién, que la rismo de la ciencia moderna y el de que el moderno no nos dice, como Ba- 7 sino que la ciencia ‘realmente ‘arismo moderno, prosigue M. M, Rossi, «no adiite Puesto que lo combatia) que Ja ciencia pueda ser nunca pura construccién tedrica, sin influencia ninguna de los fines humanos y de las humanas nece. sidadess>" No estoy de acuerdo con M. M, Rossi ni en cuant nidad de usar en este caso el término valoracién ido histérico de la posicién adop- histérica en que se hallaba al , debia configurar ésta necesa- ito de establecer una jerarquia de valores €l aseguraba haber dejado a su espalda, c ela deber instaurar. Por esto, en su obr: lentidac tono caracteristico y solemne de un lamat que asume al género humano para que escoja entre dos vias diversas y en tre dos diversos conceptos de «verdad». Tratdbase, pai dar por terminada una época de la civilizacin y de erigirse a sf Propio (lo cual iba muy conforme con su temperamento) en 189 importante, porque no es posible en caso de la Delineatio) ies, la contemplativa y la ope- timas>, Anderson, que ha stenido muy enérgicamente esta tesis, ha escrito que Ia Delinea- to no e8 bastante profundo* at ent obra ela razon, escribe Bacon en la Delineatio, es doble y puede tener un fin y un uso dobles. El fin del hombre puede con- sistir en saber y contemplar 0 en actuar y operar, pues el hombre jor Bacon provisionalmente, De hecho, afiade en segui _ os propdslios, para quien Tos mire con atencién 9 examine la cosas mas conforme a Se trata, sin embargo, de un pasaje interesante que aparece- 4 nuevamente (con otro sentido) en el Novum Organum y que ara esclarecer la actitud de Bacon con respecto a todos los medios necesarios de los hombres, Dadas id que padece el reducida a unos al conocimiento. de aquello que se icién» mas bien que un conoci- 1, Anderson, The phitosohy of F. Bacon cit, p. 9. * Works i ip. 5 (Pars bat secundasaetiol razén, concluye Bacon, es oportuno y conveniente para los fines del tratado, introducir la distincién entre saber y obrar o busqueda de jas causas y utilizacién de los efectos. La escision entre ambos términos depende, pues, para Bacon, del hes ‘que las operaciones «prudencias iame to de las causas y a sustituir | «verdad lo. Aqui de dedi. (propter perniciosa et consuetudinem versandi in abstracts, tutius omnino est ordirt et excitare scientias ab iis fundamentis quae in ordine Sunt ad par. Jem activam, ut illa ipsa partem contemplativam signet ef déter, inet)? Yendo tras este fin, se sirve precisamente de la descripci6n de tuna operacién (introducir 0 vengendrar» en un cuerpo dado une Heza determinada) para mostrar, con la mayor claridad po- ible, qué precepto y qué direccién se siguen, y para determinar, por consiguiente, el axioma verdadero o la fortaulacién tesries dc Qué servirse en ‘toda operacién que se realice para transformer tun cuerpo. ‘Afirmar, como ruchos lo han hecho, que en 1a Delineatio se halla una separscién entre la teorfa y la prictica que es luego ne, gada en el Novum Organum, no parece, por lo hasta aul dicho, €n modo alguno justificado.'La postura adoptada por Bacon oh Ja Delineatio difiere de la que adopia en el Novum Organum list camente en este sentido: en la primera obra Bacon’ cree. mac oportuno insistir en un analisis de los axiomas o proposiciones ge, nerales para modificar la relacién establecida por las flosofias toe Gicionales entre teoria y préctica (0 entre verdad y utilidad); en la ® Novaom Organum, 11, 4. in el parrafo 20 ° ipsissimus y habla de i Para Bacon, como es sabido, 105 entre la experiencia comin , ademas, que todos los fend- un numero finito de ele- lor ASdeterminable hominem aut in ordine ai segundo, emplea Bacon mus calor sive condiciones tituyen el calor en su objet analogia hom dent 0 sea engendado por uid ipsum ca i eco alorarovmieno sla énero, pueden enumerarse algunas diferencias qu Fimtenia y To’ constiuyen en'la forma del cack Se tits dee movimiento expansivo, rapido, diigido hacia lo alto, y que perte nece no a todo el cuerpo sino a sus partes. La delinlcibn de ca: lor ebtenida mediante la sindemiato prima es ala wer eo bitus, nitens per partes minores, etc.) se engendraré infaliblemente calor (proculdubio generabis calidvim). El examen de estos dos pasajes del Novum Organum nos per mite afirmar: 1)_ Que las expresiones ipsissimae res y el término ipsi son empleados por Bacon para referirse a la «realidad ot de las cosas» oa las e esencias (con el mino), 0 a la «for id ex analogia universi y no ex analogia que aparece también en estrecha conexién con el tema; Filosofia de Bacon, de una expurgatio intellectus que me la mente humana, ‘a un xespejo encantados, en ido espejo capaz de reffejar las estructuras de la realidad Bacon, la mente humana dejada a su albedrio, «libre» (desprovista de’ toda técnica de control y da todo método de ” Novon Organum, 1, 21, 150 acercamiento a la realidad) es «absolutamente incapaz de vencer la oscuridad de las « i ductos de la mente opiniones ineficaces y arbitrarias (placita quaedam inania) mientras que Jas ideas de la mente divina son «los verdaderos sellos y sefales impresos sobre las creaturas tal y como se hallan» (verde signa. turae atque impressiones factaé in creaturis prout inventun. tur) Para alcanzar la realidad de las cosas, nos» impresos por Dios, hay que Pérrafo 124 del Novun ‘Orgarum (pocas Mneas mas arti asaje de que nos venimos ocupando) Bacon se aticne explicita- mente a esta tesis, distinguiendo una vez mds entre idola ¢ ideas divinas. Desde este punto de vista, el sentido de su expresién puc- de hacérsenos claro, El sentido del pasaje es el siguiente: las cosas, {al y como son en realidad, consideradas no desde el punto de vista de la apariencia, sino desde el de ta i al hombre, sino en relacidn al universo, verdad y ta wtilidad. En otras palabras: s6lo cuando la mente ‘humana abandone su estado de arbitraria libertad (0 de eabandono a si mismas) y aprenda a hacer uso tigacién, podré su objetividad, de la ciencia y Fante La coincidencia entre el saber y el poder, la verdad y la utili. dad, ‘el que sea convertibles la teoria'y la operacion presupone, Pues, la adopcién, por parte del entendimiento, de precieas reglas itinleas y de instrumentos légicos capaces de ampliar los poderes mismo tiempo, capaces de contro. idopcién del «nuevo método» re capricho» no hay lugar mas que para las fantasticas construcciones de las filosofias de la naturaleza tradicionales, condenadas a la esterilidad, © para Ja reduccién de la filosofia a unos moldes retéricos que la hagan * Novum Organur, 1,23. 1 ocurar que los hombres adquieran conciencia de | Entre progteso de la teoria y progreso de la practca, ciacién de los instrumentos cognoscitivos y pot lades operativas dei hombre, irnos a Bacon, podremos comprobar las : decir que para Bacon la capacidad de dar lugar a las obras es ia garantia de la verdad de! método sélo resulta perfecta- ito en el caso de que se tenga a la ver presente que, segin el lord Canciller, tan solo un método verdadero puede dar lugar a obras reales." Llegados a este punto, seré conveniente hacer referencia a algunos textos de Bacon, Yai en la conference of pleasure del 1592, intitulada The Praise of Knowledge, habia puesto Bacon la soberania del hombre en i al afirmar que el fin de la vida, habia identificado al hombre con «lo que a En el De Sapientia Veterum, del 1608, interpretando el mito de Ja esfinge, habia hallado un modo de reafirmar esta dependencia del poder humano con respecto al saber cientifico, Los enigma: ropuestos por la esfinge son de dos clase naturaleza y los que se reficren al hombre. Sélo quien legue a ‘conocer la haturaleza podra dominarla, y s6lo conociendo la na- turaleza humana sera posible lograr el imperio sobre ella. La tesis de por Bacon en una fs oportuno dar aqui cuenta de modo analitico, Estas diferentes formulaciones han sido demasiado a menudo aisladas del contexto fen el que aparecen; en esto deberemos fijarnos también con atencién. En la Partis Preocupé Bacon de responder a una objecién fécilmente previ. sible y que se le podia hacer desde el punto de vista dg las filoso- fias tradicionales: ¢No es la contemplacién de la verdad una cosa Es lo que ha visto con mucha claridad G. Pret, Dewey ela filosofia della sclenza, Works cit, VI, p. 62. ‘cosas pat de la serenidad y tranquilidad qu: jom**Sulta Por Jo menos extraiio que quien ha hablado de «utilita, rismo» o de stecnicismo> baconianos haya fundado con frecuenei sus argumentos precisamente en la base de las mismas preguir tas a las que Bacon traté de dar una respuesta, discutible que sea, fue formulada de manera explicita ni més i menos que para responder a las cuestiones qi Fecoger, y para impedir, en definitiva, que su posicion pudiese confundirse con una posicion utilitarista. La respuesta de Bacon se configura de dos modos distintos: 1) (En la Partis Instaurationis Secundae Delineatio arma que, 2en nombre de la vida contemplativa protesta contra el eles, ir en las obras, va contra sus mismos deseos, ya que lad do la contemplacién y la invencién y construccién de Jas obras se fundan casi en las mismas cosas y son disfrutadac te (cum puritas contemplationum atque substructio operum prorsus cisdem rebus nitantur et simul per. Y¥ due el hombre por io tinico que puede El defensor de los derechos de la contemph Zuismos deseos, por cuanto los resuliados praciicos no son sole Deneficiosos para la vida, sino también prendas de verdad fopere non te vitae beneficia, sed et veritatis pignora sunt). Como en la que cada cual muestre su fe con las obras, natural se requiere que la ciencia se demuestre con los resultados’ précticos, acign ola sexperiencia inmediatas, estos son, de hecho, capaces de de. ae getdate Esta, afirmacién ‘se apoya en el convenct le que es una tinica norma la que rige el progreso de In ‘on y de la mente del hombre (quare una eademgue rations MIL, p. 612; Novum Organum, 1, 124 ur baconiana ha pasado a ser th jididos en dos grandes grupos a I 2 s que ven en él aun evulgar y el de los que creen un deber defenderle de esta acu: mmociendo que, a pesar de ciertas intemperancias de lenguaje y de su gusto por Ja p adesinteresadamentes el saber hacia precisamente de la 5, de un terreno comin. en su flosofia juzgando que sostiene la superioridad de Ia técnica sobre la ciencia, de las diosos que le han edefendido» de estas partian en realidad unos y otros de un presupuesto fa- fable: el de que no cabe soslaya, pues es necesa- Ha, I posi entre nce» hia yee cera yale ied 3 Te-que han tendo tan poco en euen fusion argues tacones que Bless sc exons gor ober ate samente qi tal contraposicion es legtina sm tipica de un evulgar a bidn aquellos ji Sortais, Levi y wsistido en recalcar los pasajes en que Bacon habla de la verdad como «supremo bien» y han modificado con ello las polémicas conclusiones de Liebig, poniendo en claro el cardc. ter «universalista y humanista»® del’ ut concluido en gent i miento del nes practicas a la verdad desinteresada, Esta tesis «0: sada con nitidez en la obra de Levi: latoria» se halla expre- La mente de Bacon, sin que él tenga conciencia de ello, oscita entre dos direcciones diversas: por una parte, orientindose a la Gplicacién prictica de ta ciencic el hombre, y, valor por’ si convencimiento de uiilitarismo humantstico es el motivo prevalente, pero no puede negarse que, en inconsciente confticto con él, hay con todo, en ef pensamiento de Bacon, una concepcion mds elevada de la ciencia y de la verdad’ Los presupuestos (y los «prejuicios») que dan base a un juicio de este cariz se muestran inmediatamente con evidencias la aie macion de un «valor por si» del conocimiento constituye algo mas selevado» que cualquier tentativa de conectar la everdads son Is lads. Jas paginas que siguen me propongo: 1) indicar las insu. ficiencias, a mi entender radicales, de aquellas interpresaciones (bastante numerosas y cualificadas) que han considerado a Bacon Gamo tipico representante del uiilitarismo; 2) aclaray el significe do ique-ha de atribuirse @ una discutida expresion de Bacea auc fe,lee on el pirrafo 124 del Novum Organum y ha sido interpre, {ada a ‘menudo con poca exactitud: ipsissimae res. sunt veritas et utilitas, 3 Lo que Bacon rechaza con energia y lo que hace que a sus ojos aparezca el saber tradicional como un «estéril desiertos es, sobre todo, el hecho de que desde los presocraticos hasta Telesio se hia Presentado la verdad como separada y opuesta a la ulilidad y se "A. Levi, It pensionero di F. Bacone cit, p. 16. or manos (y de aquel mundo del derecho, de la se puede conocer en cuanto hecho por del modelo mdquina para explicar y os y de los clentifcos, de un nuevo modo de ver aquella préctica y aquellas operaciones que durante ‘tantos siglos habian sido relegadas a los mérgenes de la cultura, por considerdrselas indignas de la atencién de los estudiosos y de Ia estimacién de los académicos. * G, Vico, Opere, a cargo de F. Nicolini, Milén-Népoles, 1953, pp. 293, 307 ‘Apéndlee segundo Verdad y utilidad de la ciencia en Francisco Bacon felectual y trabajo manual Rodolfo Mondolfo ha escla- acostumbradas, las razo- En un ensayo desde ta Antigiieda recido, con su precisién y pene nes histéricas y culturales del radical cambio que en punto a Ia Valoracién de las artes mecénicas tuvo lugar en Europa entre los xvi! La preferencia demostrada por Leonardo y des- i, por Galileo y sus seguidores, en favor de la ‘mecinica (considerada como la més noble de las’ ci permite recoger sus frutos en la obra prdctica), ef torno a Arquimedes» que tantas veces han hecho re toriadores de las ciencias, fueron sin duda —com: Mondolfo— fenémenos de extraordinaria importanci spreferencia» y en aquel eretorno» se manifestaba una a insiste, con razén, as{ en éste como en otros ensayos, en recalear Ja insuficiencia de las interpretaciones que han extendido a toda la sss Mondolto, Alte origint delta ffosofia della cultura, Bolonia, 1856, pp, 15.189, ‘Apéindice primero Las relaciones entre naturaleza y arte y la maquina del mundo La afirmacién de una substancial no-diversidad entre los pro- ductos del arte y los de la naturaleza —que se encuentra en algu- nos de los principales exponentes de la nueva ciencia— se contra. | pone radicalmente, como es sabido, a la definicién aristotélica del arte como lo que da cumplimiento a la obra de la naturaleza o la sn sus producciones. En el aristotelismo y en Ja medicina * Sobre las relaciones entre arte , Introduction & Ja physique 197, 198201, 228.254, 256257. Para at Si una sola de las artes se perdiese, no bastarian para poner ran a los demds y se privan de las ventajas que derivan de Ia co remedio —prosigue Leibniz— todas nucstras laboracién® : de recoger por escrito todos los procedimien En un pasaje que notoriamente alude al Discurso sobre el Ios técni ‘or consiguiente, una de las ‘mérodo, insistia Leibniz en la validez y en el significado de una co- racién no ficticia. En este aspecto era violentamente «anticar- iano» y, de hecho, profundamente ebaconiano»: «En ver de gernos de la mano para guiarnos a la reciproca e ir haciendo més seguro nuestro caminar, nos lanzamos a correr al albur. Va. mos también @ hundirnos en las aguas pantanosas movedizas del dudar sin fin... Mas, ene la historia que recuerda las afirmaciones de Bacon y se y en medio de tan grandes peligros, decididamente a la postura cartesiana. A I so- el encender tna antorcha que pued: su evanité de vouloir étre debemos caminat jersal «reptblica de los espfritus..® La ma- abandonar el esp! seurso del método tiende «a hacernos creer Para Leibniz ido muy poco y habia empleado mas bien es comparable a ria de un individuo, y su tiempo en viajes y en guerras.»® Pero el progreso real del géne- cente es Ja humanidad entera que actia en ia ro humano nace del propio pasado de la ciencia y debe ser recha- cesién de los individuos en el tiempo no es una incoherente yux. zada Ja ambicién de aquellos que desprecian a los demas «como si taposicién de entidades independientes unas de otras. El saber del Por si solos, pudiesen realizar gran cosa» Ha de rechazarse aque género humano nace de la colaboracién entre los vivos y los muer- espiritu secta ice también Leibniz refiriéndose al cartesia- tos y del trabajo comin, No estd encerrado solamente en los ita a venerar al maestro, siendo as{ que, en rea- archivos y en las bibliotec , sino que se va actuando y va toman- Poca cosa si se le compara con fa union do cuerpo en todas las actividades a que se dedican los hombres. fin de la filosofia no es cultivas ¥ a todas éstas es preciso, segin Leibniz, recurrir: a la obra de entendimiento, sino mejorar el de todos los hom los cientificos y de los doctos, a las esporddicas observaciones debe ser fntegramente t le y comunicable. Los resulta: de los artesanos y de los campesinos, a las de los mésicos, los hom- bres de teatro, los marineros, los mercaderes y hasta a las de los caballeros, los’ danzantes y 10s charlatanes”™ i s daba lugar, en las pé- @ una nueva valoracién del trabajo humano. Su importancia del trabajo de los técnicos para el cultura aparecia en estrecha cone- iversalista e historicista, de un saber que nace into de las generaciones y de Ia obra de todas Jas gentes: coniunctis in unum ommnium temporum et gentium Discours touchant la méthode de la certitude et Vart dinventer pour studiis.> fini tes disputes et pour faire en peu de temps de grands progres, en Pio sopkischen Schriften cit, VIE, pp. 181182. dos a los que Descartes ha legado dependen en cambio «més de Su ingenio que de su método», y la insuficiencia de su método se Tefleja con especial evidencia en el comportamiento de los carte- sianos, quienes sestudian los escritos del maestro con | preferencia al libro de la naturaleza», sino que son incapaces de hacer cualquier invencién o progreso precisamente porque igno- Schriften cit. I, p. $35; A. Foucher De Carell, Now 159, El examen més amplio de las relaciones Des: se rd en el hermoso libro de ¥. Belaval, Leis crit it mm, ue de Descartes, Paris, 160 j i vols, Hannover, 18641884, Nova Methodus, pars 1, 38, | ts de Leibniz publiés et annotés par G. Grua, Part, 19%, "0. Kopp, Die Werke von Leibnic cit, I, p. 323, * Philosophischen Schriften cit. 0, mayor. En 1664, una resolucién de la Royal Society se dirigia al rey suplicéndole que «ordenara a los dos sect que todas las propuestas concernientes a I fuesen sometidas al Consejo de la Soci para ver si eran nuevas, verdaderas y - atendida, pero ocho dias después la Sociedad se organizal ‘ocho comisiones: entre” éstas, la «gedrgica» 0 de la agric estaba formada por treinta y dos miembros; la mecani nta y nueve; la que habia de entender en la historia y descrip- la y cinco. Dos afos més tarde, en el encargo de e trabajo de los artesanos y de los técnicos y estudiar los defectos de sus instrumentos. Uno de los miembros de la Academia, Pe- rrault, publicaba por aquellos ailos una célebre coleccién de jones de todas las maquinas sometidas al jui- y aprobadas por ella” En 1675 pedia Colbert a los miembros de la Academia que pre- Parasen una summa de los saberes técnicos de la época. Su rucgo Provenfa de los pi feaba su grandiosa politica de ‘0 el primer volumen, dedicado al arte luz hasta 1704. Y, debido acsso a la lerot, posteriormente fue sus- Pendida Ia de los volimenes de las ilustraciones.* 7 Si nos volvemos ahora a considerar una de las obras zaron mayor difusién en la cultura europea del siglo xv! ciclopedia de Heinrich Alsted (publicada en Herborn el afic 1630 y i Podremos caer en la cuchta de ido —hasta en el plano mismo ia— la valoracin que de las artes 9508 y destacados exponentes de la cultura europea, Carte de John Beale fechada el 13 de julia de 1655, en R. Boyle, Works, ed. 1774, p. 78. we En la obra de Alsted, el tipo de «defensae de las artes mecéni- as que encontrébamos en Vives, en Palissy, en Biringuecio y en Agricola ha experimentado un caracteristico vigorizamiento, indice de la radical diversidad de |i iciones. Para defender a la de la acusacion idignidads, Agricola habfa apelado ya la medicina: ha habido siervos que han prac. ido la arquitectura y otros que se han dedicado a la medicina, sin que por ello ni la una ni la otra hayan de ser consideradas como indignas de un hombre libre. Alsted puede recurrir a una situacién muy diferente. Las artes mecénicas no han de ser consi. deradas como indignas, porque, en estos tiempos, hombres de gran cultura han trabajado’en ellas y han procurado su conocimiento y su progreso. ‘Atin ands significativo es el intento, presente en el tratado de Alsted, de hacer depender la rales porque lo sean por su ni iBriegos, que acufiaron estos términos, sé es consentian dedicarse a las artes liberales y excluian de éstas a los esclavos, relegdndolos a las artes mecénicasy® Leibniz recordaré a menudo con admiracién la obra de Alsted, En 1671 dedica un breve escrito i jc su enciclopedia® Pero el ideal acifica entre las iglesias y Ios estados y una comin participacin de todos los hombres en los avances del saber derivaba no tan. i, Scientiarum ommium Enciclopaedice, Lgéu Sobre Alsted cfr. Carreras y Ariau, La filosofia eristiana, Ms 1p. 28929; P. Rossi, Clavis universal. Arti in da Lullo a Letbnis, Mi pp. 7473, 179184, 27; L. E. Loom ne Herborn Encyclopediss, en el «Journal of History of emandati Encyclopaediam ‘Opera’ Omnia, 6 ¥ de Salomén» de La Nueva Atldntida aparece radicalmente trans- formada: cinco «consejeros de estado» a los que compete el re- is de los asuntos publicos han de atender sobre todo a industriales y com Los virtuosos ingleses del sociedad que ve aumentar répidament rapidos avances de la técnica, La pas estudio de Ia naturaleza es en ellos vi of learning es, sobre todo, progreso en la técni de rigueza. «Por cuanto respecta a as invenciones escribe John Dury, «atenderé principalmente a aq) progresar el saber... y son titiles para la preservacidn y el aumento de Ta riqueza mediante los oficios y Ias industrids mecdnicas ienestar debido a los ;, ademas de la felicidad y osibilidad de un efectivo beneficio de orden préctico: en particular, para aquellos gentil- hombres que arriesgan sus patrimonios en las gravosas y dispen- diosas aventuras de la extraccién del carbén, el excavado de mit nas... ¥ también para aquellos artesanos que son hébiles en la préctica de estas artes.»# En el proyecto de un gymnasium mechanicum 0 «colegio de Jas artes mecdnicas y de todas artesanos para el progreso de tod las fabricaciones» pergefiado por florecer de invenciones y descubrimientos, Entre los libros aptos para el gymnasium mechanicum srecomendaros en primer lugar la compilacién de una obra que podria levar por titulo: Velle aureus, sive facultatum luciferarum descriptio magna. En habrian de exponerse ampliamente todos los medios empleados por los hombres con miras a proveer a su subsistencia y mediante los cuales construyen sus fortunas... En la historia de las artes y de las manufacturas habria de describirse todo el proceso de las rm of my Journey into Germany, 1631; Museum) fue. publicade en Ia obra p. i jones de una cosa natural oper: manuales y de las apl a otra valiéndose de los necesarios y méaquinas... En esta obra no son suficientes las pal 2 t silios ¢ instramentales habrén de sus colores, ya que, la de: ficiente. i vez de leer dificiles palabras hebraicas ir como papagayos nombres y verbos y aprender la historia de las facultades para Ta juventud gastar diez o veinte afios en el estudio de las cosas de este montén de palabras... De esta obra ha de derivar un gran progre- s0 de invenciones titiles y honorables, ya que un hombre sera capaz de comprender, de una sola mirada, todo el trabajo desarrollado Por nuestros antepasados, y podré, por consiguiente, remediar las deficiencias de un oficio con las perfecciones de otros. Estos proyectos reflejaban aspiraciones muy difusas. En el colegio proyectado por Abraham Cowley en 1661 se habrian estu- diado s de todas las artes y sus progresos, la fabri- Jos productos... en suma, todas las cosas conte- nidas en el Catélogo de las historias naturales anejo al Organon de Lord Bacons. En una carta a Wotton fechada el 30 de marzo Jobn. Evelyn decia haber encontrado muy pequetia la biblioteca de Robert Boyle. Propia de un hombre —seguia diciendo— que «ha aprendido, mas que de Tos libros, de los hombres, de los experi. mentos y de su laboratorio, que, en cambio, es amplio y bien pro- visto» EI entusiasmo que por la técnica y por las attes mecd- nicas mostraban hombres como Evelyn, Petty y estrecha.conexién con Ia polémica —que en su ambi sima— contra la cultura tradicional y escuel de aqui derivaba la contrapo: los ellos se encuentra, del «ci "» © «experimentadors y ‘erudito» que se ha formado exclusivamente sobre los libros. rhe Advice of Willian: Petty to Mr. Samuel Hartlib for the Advance. of Learning (1648), publicado en The Harteian M6, 15253, 155, the Advancement of Learsing, on ing, ed. por A. B. Gough, Londres, 1 “A. Cowley, Provost The Essays and other Prose W 4 Diary of 4. Evelyn to which are added Selection from his Pereiliat Latters, Londres, 18, MTL, p. 385, 9 Punto de vista equivaldria —como ha notado agudamente Benja- min Farrington— a ponerle sobre un pedestal inapropiado y en un sitio de ria no mas apropiado, Con todo, sigue siendo verdad que cuando Bacon se fija en las artes mecénicas y nsidera capaces de re sos efectivos de la naturaleza, y ve en ellas aqi dar lugar a a obras de la que tradicional, y cuando, polemizando contra la légi Pro: ia de las artes y de las técnicas como ‘able presupuesto para reformar el saber, se hace genuino térprete de algunas exigencias fundamentales de a algunos temas de pens se habfan ido afirmando mundo de técnicos, ingenieros y constructores del que habian formado parte hombres como Biringuccio y Agricola. A estas te- sis suyas se aferrardn, por una parte, los mantenedores de la «filosofia experi Y, Por otra, fue formulado por primera vez en el Advancement of learnis (1605), y reimpreso més tarde, con mayor amplitud y vigor, en la Parasceve ad historiam naturalem et experimentalem (publicada en 1620 como apéndice al Novum Organum), y finalmente, en el De dignitate et augmentis scientiarum (1623), La historia de las artes, afirma Bacon, ha sido considerada hi tan mezquino e indtil que ha de ponérsela de la nueva enciclopedia dé ecciones relativas a la agricultura y también a muchas artes mecanicas, «pero Io que es pésimo en este género de tratados 5 el hecho de que vengan siempre pospuestos y menospreciados en cada una de las artes los experimentos familiares y vulgares, que sirven, en cambio, para interpretar la natural Jos ya consabidoss. No parece sino que destionra si Ios hombres doctos se rebajan Observacién de las cosas mecénicas... En verd; de tener algun peso, afirmo abiertamente que mecénica es, respecto a la filosofia natural, méximamente radical y fundamental. El cometido de Ia hi ‘que «puede ayudar al presi servaciones de una parte a tajas, «sino también en que ia de las artes no consiste sélo en conectando y transfiriendo las ob- ,¥ sacando de aqui nuevas ven- dra revelarse como «una luminosa 14 antorcha, apta para favorecer la investigacién di Jas cosas y la deduccién de los axiomas de las ar! lo es que Bacon, en el fe artesanales insistia Ba- con con particular ahinco, en las paginas de la Parasceve: aun cuando todos tos ingenios de todas las época: cuando todos los hombres se dedicasen iase de academias y de cole- Progreso seria posible sin una histori una obra inmensa (res magnae molis), *, que no podia ser Ievada a cabo sin En su catdlogo, qi wes, dedicaba’a ias, afirmaba, «muestrat ‘una empresa «casi grandes gastos y as cosas en mo la précticas, por lo rancar la mascara y los velos que ocultan los turaless. Es, por tanto, opor- tuno —proseguia— «renun¢ das las lezas y elegancias Para concentrarse sobre la historia de las artes, por mas que éstas Puedan parecer mecdnicas ¢ iliberales». Las técnicas que, segin 41, es més provechoso someter a examen son aquellas qu y transforman los abjetos materiales, como scit «la agri culinaria, la quimica, la tintura, las’ elaboraciones del esmalte, del azicar, de la pélvora y del papel». Aunqu utilidad, no le parece que deban omitirse tampoco aquellas ipalinente en un sutil movimiento de las manos trumentos, como son el arte de tejer, la fabricacion de molinos, relojes y otras semejantess.* En una pagina de su Diario que pertenece al afio 1608, Bacon se habia expresado de manera no diferente: para la compilacion de una shistoria mecdnica» se proponfa indagar acerca de los ma. teriales empleados en las artes, los de que se sirven los artesanos es enor que el modo de usar y s ert cometidos principates; el trato cou éstos me ha ayudado muchas veces a in- vestigar la 'razdn de efectos no sélo maravillosas, sino reconditos ipensables:* lamente vivisima la conciencia de dice, «supera con vaciones de los em; saber (tener conoc 8 proyectiles, Llena de maravilla y al mismo tiempo de deleite la fuerza de tas demostraciones necesarias, como lo son solo las iticas. Ya sabia yo, por haber prestado fe a los relatos de varios artilleros, que de todos los tiros que se disparan hacia arri- ba, ast fos del caiién como los del mortero, el mds largo, 0 sea, et que mds lejos lanza ta el que se hace con una elevacién de medio dngulo recio, ‘causa por la que esto ito intervalo la simple noticia adguirida mediante tos tes- ajenos y aun la que se adquiere mediante muchas expe- riencias repetidas. Salviati: Vuestra Sefioria discurre muy de acuerdo con la verdad: y el conocimiento de un solo efect el examen de sus causas nos abre el entendi ¥ asegurarnos con respecto a otros efectos sin necesidad de rectt- Yrir a la experiencia, como acontece precisamente en el presente Teorizabase aqui y se reconocia de manera ex que desempefian, en el mbito del saber ci de la experiencia puede, icerse sobre la base de unas tesis preestableci- das. En otros términos: algunas tesis han servido de base incluso a los resultados experimeniales qi se apartan», Estos liltimos son interpretados como He aquf un ejemplo de esta manera de procedi Yo arguyo ex suppositione, figurindome un m “mentales de la metodologia de Gal tando su velocidad en la misma proporcién en que aumenta et tiempo; y de este modo demuestra en forma concluyente muchos accidentés; aitado después que, si la experiencia mostrase que tales accidentes se verifican también en el movimiento de los gra- ves que por naturaleza descienden, podriamos afirmar sin error que éste es el mismo movimiento que por mi fue definido y supuesto: ¥, en caso de que no, mis demostraciones, hechas a base de mi Suposicion, nada perderian de su fuerza y poder conclusivo; ast como en nada perjudica a las conclusiones demostradas por Ar- quimedes acerca de ta espiral, el que no se halle en la naturaleza inguin movil ¥ stipongo que algiin'cuerpo se mueve hacia abajo y hacia arriba segiin ta conocida proporcién, y, horizontalmente, con ‘movimiento igual, Cuando esto sucedi fo que ha dicho Galileo y digo yo también, Si, pues, las balas de plomo, de hierro, de piedra, no siguen aquelia supuesta direccién, alld ellas: nosotros diremos que no hablamos de ellas® Estos en que hemos hecho aqui hincapié son aspectos funda- leo que no hacia al caso dejar en silencio para defender, en polémica con Koyré, un retrato de aquel sabio como antiplaténico y empfrico: como no es posible convertir en una forma de instrumentalismo la que fue firmisima fe de Gal segin las leyes de cos; tampoco el * Opere cit, VI, p. 136. Ce. B, May, Element Mla, 151pp. i; E Caster, Erhontintsroblens Pt * Gls. E, May, Element di fosofa delta scienza 2 Cie, dev Koyre. Euuder Gatteemnes, ‘a ¢ Platons” ex whet deliafontarione 6 artes inclusive cuando son atin, en sus origenes, rudas ¢ imper- fectas. Bacon habia contrapuesto polémicamente las artes mecé- nicas «fundadas en Ia naturaleza y en las luces de la experiencia... resultado del confluir lo: ios de muchos» y capaces, por ejos de las miras de Bacon, que serén adoptadas por Lei «Pues, como se ve en todas las artes, que aun siendo al pri rudas e imperfectas, sin embargo, en cuanto qu , siguigndolos, dejar de ina. prueba hay mejor ios de Aristételes que la de hacer ningun progreso valiéndose de ellos en tantos siglos como se han seguido.»™ ‘Avecinando las «artes» a la «filosofia», poniéndolas en el mis- mo plano, en nombre del ideal de un saber dedi sentido de la contraposicién y:la lad del aristotelismo depende para ios de la flosofia aris s antiguos sin por esto contradccirles, queda privada en la filosofia cartesiana, 1o mismo que tampoco tendria sentido, en este tipo de filosofia, una taciones e insuficiencias de las filosof Para Bacon) en I ‘el pi escuela de artes'y oficios cuya funcién consistiera en establecer efectivos contactos entre el quehacer de los cientificos y el de tos artesanos y técnicos: «sus planes eran hacer construir en el MF Bacon, Works, Londres, 1857-1874, I, pp. 457458; TIL, pp. 289290, ™ Principia, en Octwres, TX, pp. 1819, Colegio Real 0 en otros lugares d a ara cada grupo de si afiadir a cada una un gabinete cientifico provisto de todos Jos instrumentos mecinicos necesarios iitiles para las artes que alli se habrian de ensefiar; recaudar fondos suficientes no s510 para las diversas exigencias de la experimentacién, sino también para remunerar a maestros y profesores, cuyo nimero habria sido ‘igual al de las artes que se enseitaran. Estos profesores deberian ser expertos en matemitica y en fisica, para poder responder a to- das las preguntas de jos artesanos, darles razén de todas las co. uciéa alguna al Mersenne y Gassen el grandiose i menos y la préc- ran, para Mersenne, los ele- mentos constitutivos y carac tun lado, sostenfa la oportunidad de renunciar a las esencias, de relegar las discusiones rel a la materia y la forma, Ios Sto mos y Ia sutil materia, al reino de las especul i de otro, defendia, contra la of rsenne en las Questions har- 1634)— no es una degradacién, como sostenian Pits goras y Platon, hacerse «sensibles y mecanicas». Al contrario: Dios quiere que Jas artes y las cienclas sean «puestas en ea ejercitada toda ciencia «con miras al pi para honrar a Aquél qi tan prodigiosos las obras més «remover cuerpos 2» Balllet, La vie de M. DesCartes, Patis, 1691, Tp. texto est reproducido én Ocuvres, ed, Adam et Tannery, XI, pp, @. - Lenoble, Mersenne et la naissance du mecanisme, Parts, 193, pp. 107 ‘Aun con toda su dvida curiosidad respecto a la renovacién que en Ia ciencia se estaba dando y respecto a los nuevos hallazgos la técnica, Campanella —segiin ha recalcado recientemente Cor- dolégica y productiva de su epoca»! En un terreno muy det de la magia —mas bien en polémi cobrando firmeza, en el como saber intersubjetivo, comunicable, capaz de progresar so- bre si mismo. La polémica contra toda forma de saber eaculto», la defensa de la dignidad de las artes mecinicas dentro del mundo ira: estos temas tuvieron también profundas resonan- donde Ja preocupacién por el aparato tedrico-conceptual de la ciencia y el intento de insertar los fenémenos natural en un «esquema de conceptos racionales» eran bastante mas. act vos que en Agricola y en Bacon, Desde este punto de vista presenta singular interés Ja posicién de Descartes, que no desdeiié ciertamente el ocuparse de maquinas y artificios” y en cuyo pensamiento aparece ya completamente desechada la antigua condena de las artes mecdnicas. En el texto de las Regulae, compuestas entre 1619 y 1628, encontramos la afir. macién de que el método «imita a en la sexta parte del Discurso del méto. deseaba «la invencién de una infinidad de sn gozar sin pena ninguna de los frutos artificios que per de la tierra y de todas las comodidades que en ella s¢ encuentran», En estas mismas paginas reapareceria, expresada muy enérgica. ‘ment tesis baconiana de una «filosofia pricticas capaz de hacer al hombre «como amo y poseedor de la naturalezas."Las nociones pertinentes a la fisica, escril ver que es posible alcanzar con la vida y que, - Tizaban sobre la secreta Soledad’ incomuni que nos circundan, y ello con tanto detalle como conocemos los diversos oficios de nuestros artesanos, los podremos emplear del mismo modo para todos los usos a los que se adapten, y, de esta ‘manera, convertinos en como amos y poseedores de ia natura. Jezay? fas paginas hacia suya también Descartes la tesis de que lad de Jos resultados le es indispensable al saber cientifi- ws diate ido nuevo: » de las artes mediante Académie des sciences de sus experienci La fe de Mersenne en el progreso del saber se halla estrecha- 7 ideal de una colaboracion y cooperaci ‘«Dicese que es preciso respetar Ia ai ~ gacpEt ot refacio a la primera edicién de las Philosophical Tran- sactions (1666), una de las mayores colecciones de actas cientificas ‘urd, aquellos grandes hombres haberse engafiado. Y no se para mientes en que Arist. de todo el mundo, describia el baconiano Oldenbi i, y anunciaba y, Gie, ni en que, ademés, el mundo es dos mil afios més viejo en su finalidad: pad que pucds estos tiempos en que vivimos, y hay més experiencia, y debe de teher ulterior auge la aspiracién a un into sélido y util, i haber més cultura, y, en fin, la vejez del mundo y de la experien- ‘Yo Para que los investigadores se den por invitados y alentados a Ga or hace deseubris a verdad ® xperimentar, a buscar cosas tues? a toner as imites de la filosofia act mente sus conocimientos y a contribuir, en cuanto puedan, al dependen de su generali gran fin de hacer avanzar fa ciencia de Ia naturalezs... Todo para entre los estudiosos, del hecho Bloria de Dios, honor y provecho de este Reino y benelicio univer. aplique a un sector determinado y a ‘sal del género humano.» nuestros padres y predecesores hubiesen puesto en prdctica este Refiriéndose a los origenes de la Académie des Scie Nf Hindetls atria alaaeada os donde mechs oe desarrollo de las clencian mateeeideae > de perfeccién, y nosotros no perderiamos hoy el tiempo i Fontenelle por su parte ea al wee y nnn ead c's ens chee | i th orca pr pre ome de Aificiles como en los primeros siglos, como cuando fueron adver- hace surgir en el énimo de los doctos el deseo de comuniosree tidas por primera vez. jésemos ahora una experiencia de entre si sus hallazgos. Y va ya para cincuenta afios que los que Jos fenémenos que nos pudiese servir para hacer sélidos razona- Vivian en Paris solian acudir con frecuencia a donde el padre hientos, la verdad no estaria Mersenne, el cual, como era amigo de los hombres mas ilustres Podrfamos ver todas les maravi- de ‘Europa, se alegraba de poder servir de intermediario entre ellos. Gassendi, Hobbes, Roberval, los dos Pascal, padre e hijo, » Por vez primera en Ia historia, para dar vida a organizaciones aaa { jinadas a Ia inves ny funda cis Sobre la funcién y las caractertstice destinadas a la investigacién y fundadas a base de a colaboracién The Genes of funeign laa earacteristica FLA, Yates, The French Academics of the HE Brown, ‘Scientific Organisations in, Sev de las academias: A. J, George, los «Annals of ‘Sciencen, 1385 ©R. Lenoble, Mersenne cit, p. 9 } MM. Mersenne, La verte des'sciences, Parts, 1625, p. 105 re, | ©M. Mersenne, Recherche de ta Vérité, Tt, 2, 3. “ M. Merscnne, Les prétudes de Tharmonie universe, Paris, 1634, pp. 1354136 La docte Antiquité, dans toute sa durée at Nacida en el terreno lingiiistico y literario, la polémica Hegaba @ contraponer los sigios y acababa por abordar los grandes temas de la modernidad y del progreso, pero «Vuestra intencién era miento y, sobre todo, por las bellas artes, nuestro siglo, 0 por de- cir mejor, el siglo de Luis el Grande, no slo se podia comparar, sino que res superior o todos los mas famosos siglos de la mismo de Augusto.» que la disputa girase en torno ‘algunos clasicos gricgos y latinos. En sus Réflexions Longin (1694), 1u_defendia encarnizadamente 2 Homero, y en un feroz vancé Pour quelque vain discours sottement Contre Homsre, Platon, Ciceron ou Vi Caligula par tout fut traité dinsen: Neron de furieux, Hadrien d'imbécille. Vous done, qui dans 1a méme erreur, Avec, plus dignorance, et non moins de fureur Attaguez ces Héros de la Gréce et de Rome; Perrault, jussiez-vous Empereur, Comment voutezvous qu'on vous nomime? También Fontenelle subrayaba el hecho de que «la elocuencia ¥ Ja poesia eran el argumento de la contienda entre antiguos y is critiques sur quelques passages de Longin--y Oeuvres diverses. dv Sr. Botleau Despréauc, YN, ‘vol. TT, pp. 108-185; 185198. EY epigrams vient que Cice Er tous ces grands, Traduits: dans vo: is? ‘aces Esprits sublimes le parler, vos bassesses, vos rimes, Vous tes faites ‘ous des Perraulis . Matemiticos deben de ser, necesariamente, mas modernos». Pero en su obra se traslucen con bastante claridad el de la continuidad del saber y el del progreso indefinido: i F decirlo asi, el que se compone de todos cedentes: un solo espiritu se ha le todos los buenos espiritus que se sucederan irén afiadiéndose las unas a las otras, Estamos en un siglo en el que las artes tratan de sacar provecho de las nuevas fica Gnicamente luces de la flosofia» y un progres en el ambito del conocimiento ci poesfa, que dependen de la ima, sido superiores a Ios modernos; en bio, sacar provecho de los errores aj 8 iltimos fisicos y ssf conclusiones tas Hegaban, con indepen: dencia de Font lgunos autores ingleses de la segunda mitad del sigio xvit, Diversamente de cuanto sucede en Francia, la dispu- ta sobre los modernos y los antiguos, que sirve de fondo a la célebre sétira de Jonathan Swift, céntrase en Inglaterra en torno 4 los temas de Je filosofia natural, las ciencias y las artes mecé- nicas. Surgida sin relacién con la’ queretle, viénenle la vida y la inspiracién de Ia vigorosa polémica baconiana contra el méiodo y la cultura de los antiguos*™ Una seccién entera de la Apologia de George Hakewill (1627) esté dedicada a las invenciones de los modernos, a las técnicas ranch ‘American Philosophical Societys, XLIX. 1959. smica entre Tos antiguos y los modernos en Inglaterra, clr, is and Modern: A Study of the Background of the «Batlle t: Louis, 1936 fn Bacon parece apropiars is, muy difundida en ta época de nto y decrepitud del mundo. En el recorrido del todo por el género Yo pongo en movimiento una realidad que otros expe- rimentarén... pido que los hombres tomen parte por s{ mismos en igas que alin falta sufrirs. Las empresas de Alejandro —es- escritor romano afirmé que Ale- de haber osado despreciar, como mbién nosotros ofremos algo seme- jogo que liberadios éstos y restituidos obra de Ios mecénicos y de fildsofos y, de este modo, serd también una superacién de aquella . En Jas artes mecénicas no hay sitio para el poder dictatorial del indi. viduo, sino sélo para un «poder senatorial» que no exige de hecho gue los secuaces renuncien a su libertad para hacerse perpetua. mente esclavos de una sola persona: «en las artes mecanicas con. fuyen tos ingenios de muchos, mientras que en las artes y en las iencias liberales los ingenios’ de muchos se han sometido al de tuna sola persona, y los seguidores, las més de las veces, 1 han vida barbara y selvética hacia costumbres ina sociedad bien regulada y a la presente en el escrito titulado De la v ivers, que data del 1577, Louis Le Roy jos inventos y en Ia ida de todo el género humano: «Ahora lero y todas las razas de los hombres. rcambiarse sus invenciones y ayudarse jendo atin en Ia importan ‘se conoce ya el mundo Los hombres pueden ini reciprocamente en sus necesidades: como los hal lades precedentes, por grande que sea la autoridad de los 10 corrigiéndolos y modificéndolos todas arezcan buenos... Las cosas grandes viene! no se manifiestan todas de repente y por completo, ‘que se perfeccionan con el transcurso del tiempo.» ® En el texto de 1577, ta doctrina del progreso est4 expresada ‘on mayor claridad: «No nos hemos parado en lo que los primeros hombres han hecho, dicho 0 esci han ido aportando su contribucién y las c biertas ¢ iluminadas con el correr del tiemp. hubiesen escrito 0 dicho nada que no hubies sino que las generaciones tes y Galeno, o en matemat si'bien se mira, no hay siglo que el nuestro para que progrese Ja cultura» En una pagina famosa d que repite el antiguo adagio edice el sabio, en la antigiie 4 la sabiduria», Bruno, que habla por boca de Teéfilo, le en los muchos afios, la pruden- To que dice, veréis que de vuestro jere lo contrario de lo que pensdis; quiero decir, que nosotros somos mas viejos y tenemos mas edad que I nos precedieron: entiéndase, pata lo que ataie a ciertos como este del que aos a afios, podria juntar también observa- clones a observaciones. Hiparco, por la misma razén, debi de saber més que Calipo, pues vio los cambios hechos hasta ciento noventa y seis afios después de muerto Alejandro. Menelao, geome. tra romano, que vio la diferencia de movimiento cuatrocientos sesenta y dos afios después de muerto Alejandro, es razon que en. tendiese de ella mis que Hiparco, Mahomet de Aracena, mil dos. sientos afios mas tarde, debié de ver mas, Y mas atin ha visto Co. pérnico, casi en nuestros tiempos, mil ochocientos cuarenta y + ueve afios después, de la misma suerte» 7 La fragilidad de las conclusiones de Gentile, que basandose en este pasaje pretendia hacer de Bruno un aislado sostenedor de la historicidad del espiritu, esta ya hoy suficientemente demostrada, rmacin sc han resaltado oportunamente isticos halladeros en el pensamien- io también, con justicia, en su total re- historia a todo aquello que lo mismo en Io profundo... la las aguas inferiores con las ia y el dia con ta noche, has- id sea en todo.» Apoydndose en la frase del Ecle. est quod est? ipsum quod fuit. Quid est quod fuit? ipsum quod est. Nihil sub sole novis) afirmaba Bruno que todas ‘cosas «no pueden ser otras de las que han sido, ni serin dis. fas de lo que son. mente se dan separaciones, 6 uniones, composiciones, 0 s, 0 traslaciones».! %G. Bruno, Diatog pp. 33.40, i, edic. Gentil-Aquilecchia, Florencia, 1958, 1” \lica las razones por las que él, que no es un hombre de ‘osado acometer tan alto tet 1 para el publi- co beneficio de todos Jos artistas y para inducir a otros expertos a hacer Jo mismo, de manera que nuestros sucesores puedan tener algo que perfeccionar y hacer progresar, de modo que el arte de leyes y i , J, Por esia razOn, yerran grande. mente’ quienes erechazan las cosas mejores por el simple hecho de que ‘son nuevas Acusado de traicionar los secretos de la corporacién, el qui rurgo parisiense Ambroise Paré (1510-1599), ignorante del latin y afirma que él no pertenece a la alea de los «que hacen del arte una cébala». Los textos de los antiguos han de servirnos sdlo para ver més lejos, «no hay que descansar sobre las fatigas de los antiguos», ya que «nos quedan més cosas por buscar que cuantas hasta ahora han sido halladas... y Jas artes no son tan perfectas que no se les puedan hacer aiia. ino que van perfeccionéndose y mejorando en el transcur- tiempo»” Simon Stevin (1548-1620), ingeniero consejero técnico de Mauricio de Navarra, publica sus Mémoires Mathématiques con el fin de que «puedan ser corregidos sus erro. res y se les afiadan otras invenciones, dado que, en este campo, Se requieren el esfuerzo conjunto y la obra de muchos estudiosos», ‘Tesis no diversas encontramos en una pagina del comentario de Daniele Barbaro a la Arquitectura de Vitrubio (1556): «Invo- cando el nombre glorioso de Di neciano, me he pues Ia Arquitectura de @ otros de escribir con aquellas cosas que por alguna causa se nos... E] nacimiento del Arte es, al prin tiempo, adquiere fuerza y vigor. Por eso Poca luz de las cosas y no pueden proponer mu primeros 0, ventores chas proposiciones universales con las que el Arte se engrandezca, "A. Diirer, Vier Biicher von menschlicher Proportion, Nuremberg. 1518, ia, ‘Apianus, Quadrans astronomicus, Ingolstadt, 1532, dedicatoria, Paré, Ocuvres, Paris, 140, vol. Ty pps I en. tiempo de someterlas a la experiencia, dada la vida, sino que, dejando a la posteridad fas cosas averiguadas por ellos, amenguat afadirles las. ocas mayor cla scribe en su prefacio a las Diversas y artificiosas tas (1588) nacieron de la fatiga y de las necesidades de los Primeros hombres, que construyeron Ios primeros «angostos tugu: rios para defenderse de la inclemencia del cielo, de las intempo. del aire, de ias injurias de los tiempos y de muchos dafios de ray" cubrie las hiimedas nacen pequeiiitos y d cidos con las aguas de sus afluentes, son grandes y poderosos.® 3 En bastantes casos, estas afirmaciones relativas a la perfect. bilidad del arte no eran més que el eco de antiguas doctrinas, Presentes ya en los textos de Aristételes, de Hipdcrates, de Sé neca o de Averroes. La idea que en aquellos textos se afirmaba no era Ja de un saber que se enriqueciera progresivamente y de un modo indefinido, sino otra bien diversa, ciencia alcanza su perfeccién mediante la duo. La ciencia podia seguir presenténdose como una realidad en sf cerrada y perfecta y no como algo perfeccionable hasta finito. Lo limitado dei proceso terminaba por hacer vana soria la progresividad® frazada por E. Zilsel (The Genesis importantes Himitaciones a su tesis the Idea of Progress tn the Renaissance, ‘it, pp. 276280. Entre otros eseritos de Zilsel en elacion con ese broblece, 6 que hablaba de teorfa con aire de suficiencia. No por esto conde- fo yo ni critico el conocimiento que se adquiere en las escuclas a través de los libros... Pero, sin tener en cuenta la opinién de quien. quiera que sea, quisiera yo pedir que nadie pretenda persuadirme de nada que sea contrario a la experiencia.» " Del contacto con un nuevo mundo, del encuentro con Ia exi tencia de plantas, animales y hombres hasta entonces descon: dos, del descubrimiento de una sociedad no vivencia entre ateos, de una inocencia jrante del pe- cado, se produjo un nuevo empirismo vinculado al concepto ‘de luna «naturaleza» no ya homogénea y uniforme, sino, por el con. 1 saber® iraleza ya no uniforme, correspondiale —desde el punto de vi son comprensibles dentro de un cuadro unitario. ciéa de la nueva edad, aproximaba Le Roy, de un modo significati. vo, Jas grandes invenciones de la técnica ‘a los grandes descubri, mientos geograficos. Para él, el esclarecimiento de caen en la cuenta de lo tigua, proviene de esta doble revolucién: después de los viajes y los descubrimientos elos asuntos del mundo, ligados unos con otro en reciproca correspondencia, no pueden’ ser _comprendidos ni explicados separadamente en 'una historia perfecta, Paréceles a muchos que un tre Europa, Asia, ‘narration, Parls, 1548, p. 2; Histoire DD. 3839. glo en el que Ja cultura y las artes liberales aleanzaran una per feccién mayor que ia de hoy. Ni en los tiempos de Ciro I, cuando vivian Pitégoras y Thales; iejandro el Grande, cuan- do Grecia produje cuanto tuvo de mis alto en las letras, en las armas y en todas las artes; ni en Ia época de Augusto... ni en la de los sai indo florecieron Averroes, Avicena, Aben- imos cen an slo se han hecho eviden- ijo las tinieblas de la las otras muchas que Jos antiguos habjan ignorado por com wevos mares, nue- vas tierras, nuevos tipos de hombres, de costumbres, de leyes, de usanzas, nuevas hierbas, nuevos arboles, nuevos mine hecho invenciones nuevas, como la de la imprenta, la de ria y la de Ja brijula, y se hi scubierto lenguas antigu: ‘A este sent icidn de las «verdades» des- cubiertes por los rambién_no poco la nueva astronomia. Ampliando enormemente los confines ‘del universo, en algunos casos, a la afirmacién de un males de ver e inter- «La nueva fitosofia lo pone en duda todos, escri- bia John Done en 1611, cel elemento fuego esta casi extinguido; el sol y la tierra se han perdido, y ningin humano ingenio es ca- paz de indicar a donde hay que ir a buscarlos. Los hombres confiesan libremente que este mundo ha caducado, toda vez Que en los planetas.y en el firmamento buscan tantas cosas nue~ vas; ven entonces que éste se ha desmenuzado de nuevo reducién. dose a sus dtomos. Esté todo hecho pedazos, disuelta toda cohe- rencia, toda adecuada estructura y toda relaci new Philosophy calls all in doubt, The Element of fire is quite put out; The Siin is lost, and th'earth, and no mans wit Can well direct him where to looke for it. And freely men confesse that this world's spent, When in the Planets, and the Firmament They seeke so many new; then sce Is crumbled out agai "LL Roy, Considerations sur histoire universelle, Pats, 1551, pp. 69. ta crisis: E. M. W. rd, The Elizabethar ri inarios y separados de Ia ma fe cuando se aplican a las 10s con que opera el matemitico «no sometidos a los impedimentos que de suyo Ja materia con que opera el mecanico», del mecénico consisten en saber la que ha de operarse, y «de tales impedimentos nn oftecer reglas seguras. «La misma ma- teria podria ocasionar impedimentos grandisimos, como en el caso en que haya que mover ruedas materiales en torno a sus ejes, que Jo desigual de su propio peso puede serles estorbo; y més atin si los ejes que las sostienen, o sus polos, no estén bien centrados 0 jt cual pueden origindrseles S que el matemético puro tagina ingrévidas y ligadas a lineas y puntos indivisi. Por este problema de las relaciones entre las «imperfecciones de la materia» y las «purfsimas demostraciones matematicas» co. menzarén los Discursos en torno a dos nuevas clencias escritas Por Galileo Galilei, ™ Bonaiuto Lorini, Detle fortifiazioni, Venecia, 1591, p. 172. 2 La idea de progreso cientifico 1 A través de la gran revolucién cientifica y floséfica del si- slo xvi se ha ido formando y reforzando un modo determinado de Coneebir la ciencia que, aunque combatide desde muchos angulos y por varias razones, aparece atin presente y operante en la cults ta del mundo contemporaineo. Que la ciencia sea un lento construir ‘nunca acabado y al que todos, segin sus fuerzas y capacidades, pueden aportar ‘su contribucién; que al progreso de la ciencia le la colabéracion y la cooperacién y, por ende, la crea. ‘de apropiados «institutos» sociales y lingllisticos; que la in. vvestigacién cientifica tenga como fin no el provecho de'una sola de ‘una raza o de un grupo, sino el de todo el género person: humano; que en cualquier caso importe més el desarrollo y el ere. scimiento de la investigacién misma que el de las personas que la ongan en acto: estos puntos de vista, que hoy han pasado'a ser verdades de sentido comin, son a idea di producirse en Europa, como el resultado mas in occidental moderna, entre mediados del dos del xvii! idm a la enatut dida en la cultura del Renaci » y a la sexperienciay, tan difun iento (aunque, gqué tipo de saber or siervos; y lo que digo de estas artes se puede decir de muchas otras que han sido ejercidas por muchos presos encadenados.»® En los Mechanicorum libri de Guidobaldo del Monte (1545- 1607), publicados en Pésaro en 1577, se encuentra una defensa de Jas artes mecinicas fundada en razones seme las aducidas por Agricola y sostenida en ya que este vocablo de Mec: su verdadero significado, sino que hasta se hallarén gentes que 10 yaten voz injuriosa (pues es cosiumbre en muchas partes de Ita. lia amar a otro «mecdnico» como escai se ofenden de que se les Si junque Plutarco, en Ia misma vida, ibajos mecénicos como bajos, viles y escribir acerca de ellos, y afiada sino s6lo a titulo de solaz y entre- tenimiento empefiaba sus fatigas tante, leemos en otros autores que dicté un ¥ Proporciones de todo género de bajeles, a gran nave fabricada por Hierén, y Pappo libro escrito por Arquimedes acerca de la balan: de mecénica, ismo, ext el octavo de las 5 sobre las medidas inando Ia forma de Alejandria cita el segundo sobre las cosas que estan a flor de agua, 0 sca, a flote, son de mecdnica. Se ve al considerar estos lugares, que Arquimedes no sélo hizo trabajos mecdnicos, sino que escti, & Ibid, p.2, ™ Guidobaldo det Monte, Me gue hacemos estén sacadas’ de Te che de " 0 di Frances tr. para Jas paginas no numeradas de Ia dedicatoria: } nuchos tratados sobre mecénica.» Por lo demés, Plu- tarco mismo hubo de reconocer que la fama de Ar en conexién con sus empresas mecinicas, mediante las cuales se granje6 fama de tener eno ciencia humana, sino sabiduria El error de Plutarco proviene, una vez més, de un prej tra las artes, Para deshacer t ‘c6mo a adornar las y la nobleza, y cémo la armoniosa unién y concorde comunién di fisica, En la mecéni bié tambi geometria, y me- ‘ga el hombre a dominar las cosas fisicas y naturales. Cuando sirve de ayuda a los artesanos, a los artistas, 4 los labriegos y a los marineros, todo ello entra dentro del reino de la mecanica. De su desarrollo y de su avance en el tiempo han derivado en beneficio del hombre el arado y los medios de trans. portar las mereancias, los remos y el timén, Inspirdndose en las Quaestiones pseudoaristotélicas, Guidobal- do concibe la naturaleze como una realidad que puede ser domi. nada, casi engafiada por la astucia di ligencic arte y que no estén comp natural» de lag cosas: «Asi, pt wgeniero es oficio de persona dignd y sefioril, y mecdnico es voz griega que significa lo hecho con artificio para mover, como por milagco ¥ fuera del humano poder, grandisimos pesos con pequefia fuerza, ¥, en general, comprende todo edificio, mecanismo, instrument, ‘nia, cabria, © cualquier ingenio ideado con maestria y construi, do para tales efectos y otros infinitos semejantes, en cualquier ciencia, arte y ejercicio.»® Esta misma concepcidn de la relscion entre el arte y la n: aparece también sn el prefacio puesto por Filippo Pigafetta a la edicién de la obra de Guidobaldo en lengua vulgar, publicada en Venecia en 1581. Compétele a la mecinica no solo el forzar los cuerpos «por medio de mquinas a apartarse de sus sitios Propios» y el transportarlos «hacia arriba y en todas direeciones con movimientos contrarios a los suyos naturales», sino que ha de ocuparse también «de los elementos en general, y del movi. " Guidobaldo del Monte, Le Mecaniche cit, Guidobaldo a? tettori. pero tampoco deja de adoptar, es de los alquimistas, una actitud de franca les maestros han ensefiado cual, destrayen Tos maneras de cocciones y los convier! 2 suerte que les quitan ‘su natural y les proporcionan aq) naturaleza les niega, hasta transformarlos en met Diciéndonos tantos escritores que han fin propuesto, parece que deba darseles fe; mas, por otra ido nosotros claramente que ninguno de los de tal arte iquecido, ni se enriquece hoy, por més que en cualquier lugar del mundo ‘se encuentre a muchos, todos los cuales... con manos y pies aseguran poder hacer montafias de oro y de plata, parece que la cosa es muy dudable y sospechosa... de Io con! ara estas fechas tendrian hasta ar ciudades y los de oro y de plata» Pero no es en nnfa con respecto actividad en la que siguen confiando hombres mucho mas ficativos culturalmente que Agricola donde estriba el si mas hondo de su critica de un saber que sca comunicable y cuyo lengua por la precisin y la intersubjetividad: «Muchos tran que traten de estas cosas, pero todos oscuros; porque tal escritores no Haman a las cosas por sus propios nombres, empleando otros extrafios y de su propio magin, y que, siendo muy distintos, estén amafiados para designar una misma cosa.» sobre todo, rechaza enérgicamente es que se transfor. me el estudio de la natural i de Aristételes 0 de cualquier otro brar Jos ojos de los simples con gran bi En este mismo plano, su aparta to de algunas de las ac- 1 Para las citas de este pirrafo cir, G. Agricola, De Harte del metallt pp. 45 (del prefacio). sa , por asi decirlo, investigacién hegativamente de la insistencia sobre los aspectos de ¥ de comunicabilidad que son indispensables al saber En todos 0 casi todos los textos alquimisticos se teoriza acer- ca del lenguaje de la alquimia smunicable por modos mente’ poniendo de este tema In una jerga extraila y figurs de este arte, aunque entienden entre si, como si hablaran una sola lengua incompren- para todos los demas y, rec{procamente, conocida sélo » Asi, uno de los textos mas ia ® y la eextrafeza» 10, ida de un cardcter no es r la verdad como jante un trasiego de nociones de alma a alma, que se efecttia por vias maravillosas y fuera de lo ordin: sibles, cqué habremos de decir dela busca del fin, de la inves. y del iogro del mismo fin a base de este géneto de comu. Semejante logro me parece casi propia voz y la inspiraci '05 motivos se insistird, por lo demas, en pleno Rena- luso por parte de aquellos que, como Cornelio Agri. mn ajenos a los problemas técnicos y a la «invencion de Iatroductio in artem Chemiae ‘reciosa’ Novela, composita isbeligardi, apud “Taco- M2. Acerca de esta obre, ‘compuesta en Polo en 1330, 9 ‘fr. L. Thorndike, History of Magic cit, vol. TIE, mt Chemiag cit. p. 128. ¥ véase un june di i ino secreto de este ate con ‘segin las solas luces de la razén natural, ni ayudandose ues consiste en cierto diving arcano superior ala Faron imer lugar, la concien- En Ia obra de Agricola hallamo: in esta crisis, por un de una profunda crisis cultural: de las cosas» y por 8, ¥, por otro lado, Biistica que ya no permite la fécil lcacién, El empleo de nombres edesusados y extrafios» ha sentenebrecido desgracialamente todas. las artes... y era inmi nente la ruina de tod si la divina providencia no to re. mediara», Han contribuido a remediar iencias de ta natural clésico en Italia y el ren Jos humanistas. Mis grave le parece la situacién en lo que atare al primer punto: «EI conocimiento de las cosas, que es tan exten. 80, que abarca todo cuanto se puede comprender con los sen tidos y con el animo, yace atin en gran parte despreciado. Porque, omitiends otras muchas cosas, bastante son las que, en las espe. es de los animales, en las plantas y en los demas seres que dentro de s{ engendra ia tierra, nos estén enteramente ecultas y ‘nos son desconocidas.» Lo que Agricola propugna y trata de despertar es precisamente el interés hacia las cosas aturales, pues es —dice— mediante el estudio de la naturalera como puede e! hombre alcanzar fines més nobles y elevados que Jos que Ja naturaleza misma parece haber asignado a su espe cio En el prefacio al De re metallica explica cémo su obra » Jos canales, las maquinas y los hornos, sino que ademds he asalariado a expensas mias a los Pintores para que sacasen imagenes de aquellas cosas al natural, con el fin de que lo no conocido que se da a entender con palabras no ofrezca ninguna dificultad verdadera a las personas de estos tiempos o de los faturos.»" que el hombre adquiere un no sé qué superior alo ue parece haberle sido dado a Ia eopécie humanae (De ta tencntiony i > ‘De Parte dei metal cit, p. 6 (del prefacio), campo de Investigaciones. En los dos autores Yencimiento de que, para mejorar la situacién de un campo Aeterminado del Saber) es precisa una vista tarea de. observa wagenes gréficas lo mas te deseo ide clavidad, concreta de evitar los equivocos, de alejarse cons Jo anecdético, es lo que asemeja una obra como el De Fabrica de Vesalio al'De re metallica de Agricola. En ninguna de las dos puede verse, verdad es, el nacimiento de un mé tica se presentaba como actividad «marginal» o «secundarias.® Basta mirar los herbarios © besti t ios en que ‘Agricola publicaba su obra, para advertir Ta gran distancia que se- para la actitud de este autor de la que hubo de ser In de quie- hes escribieron semejantes venciclopedias» naturales, contra. los nes no fueron simplemente vallosas por. si x10 deberia levar eventualmente a la corree- " ‘se fue haciendo mas expuesto a objeciones el Te. rascs eslereolipadas junto a Imagenes correctas.» gs én, que constituyen gran parte de inales del x del arte de la forti discusiones y de aquellos a buscar, en obras como la Jos metales o en las de Vi Giacomo Strada sobre m« 208 del xvtt), una conciencia plena del cambio radical que el en me desarrollo del saber técnico estaba introduciendo tai en los cuadros de la filosofia y de la cultui ro de Vannoccio Bi blicado en Venecia en 1540.8 lad y se gloriaba de ser el linico que habia publicado una obra no basada en otras obras sino en la experiencia directa di de Farrington concede quizé dema: verdad es, con todo, 2 teorizar explicitamente sobre Ia funcién que la investigncion ae nuevos hechos puede desempeiar con respecto al aumento del saber humano. Las notitie nuove, como dice Biringuccio, tenn Ja misién de conducir a nuevos descubrimientos ya una progre, siva ampliacién de nuestra cone Son ellas «la clave ara hacer que los ingenios despierten no es dable esperar que se puedan conseguir los fines que nos prs, Ponemos. El propésito de ta obra es descriptivo, y Biringusclo “ V, Bitinguceio, De ta Pirotechnia libri di Inf, 0 sea, de la do 1558. *B, Farrington, F Bacone filosofo de¥etdindustrite, Turin, 1982, p. 19. rechaza, en pro de una descripcién nada, cualquier pretensién de embel Ultimos le parecen solamente un mé deseando «hacer ver que son macstr de los procedimientos de que se sirve. «Es necesarior, escribe Biringuccio, «que todos los que quieran ordenar las cosas a un determinado’fin iimistas re- lamentarse, quién del accidente que le hizo derramar toda su mezcla entre las cenizas, quiéa de haber sido fi ivo fuego... quién de haber empleado mate- de método corresponde, segin ion a autoridades (a menudo demostrables. Los hay que citan a Hermes, otros a Arnoldo, oa Raimundo, a Geber, a Ockam, a Crates, ‘al Parisiense, y quienes no saben sino de fray de San Francisco; a los cuales (ya sea por id de su iencia filos6fica, o bien por su santidad) quieren que se les tenga clerto respeto de fe, o que, quien les escucha calle como ignorante jan. Mas no por esto convencen los tales, a © confirme cuant io, Pirotechnia cit, pp. IV, 158 v. nla cit, pe Idk * Ibid, pp. 6 ¥, 7 v. ; Coignet en Amberes; Cole, Digges y Gemini en vasto renombre. Desde hace muchos afios se wtenso y continuo movimiento de artesanos y viene dando un ladan de unos paises de Europa a otros: técnicos que se duque de Bret 1480 a espe- cialistas en sedas italianos; ingenieros genoveses y napolitanos trabajan para Francisco 1; el arquitecto Fioravanti le ensefia a Mosca el método de la «fusién» para Ia cor el zar de Rusia acude con ofertas de tral talistas alemanes (1550 y 15 iacomo Aconcio —por recordar un nombre entre muchisimos— tiene en 1563 el arriendo de las obras de desagiie de los terrenos elaciones de la matemdtica y la astronomia con el arte de navegar, Casa de Contratacién, gran escuela de navegantes fundada en en 1503, no fue ciertamente un caso aislado. A partir de mediados del siglo, un grupo de matemiticos ingleses se dedica expresamente a mejorar la instruccién matematica de los macs. tros artesanos, y, a la vez, se dedican a métodos «cienitfic Rober Recorde (1510-1558) y John Dee (1527-1606) son consejeros técnicos de la Compafiia de Mosci y da instrucciones y consejos a todos los mas famosos viajeros de la época de Isabel: desde Martin Frobisher a sir Humphrey Gil» bert, John Davis y sir Walter Raleigh. Pone a disposicion de sus t su rica biblioteca, que contenta limenes, sino también su gran colecciéa de instrumentos 0s. Thomas Digges, otro eéle- bre matemético y astrénomo, estuvo durante varios meses en el mar para hacer una demostracién de los nuevos métodos; ‘Tho- ‘mas Harriot, por sa parte, acompaié en 1583 a Virginia a los colonos de sir Waiter Raleigh en calidad de ematemético pricticor consejero cientifico® * SEn 197, la Compaaia de los mercadercs, els cianos de Londres fundabai por sir Thomas Gresham (1 el més importante centro cientifico seguidores y discipulos no sé! cas y se itamente que el profesor de astronomia ensefiase tambign el arte de navegar. Henry Briggs (1561-1630), el primer profesor de geometsia que tuvo el College, era miembro’ de la Compatia de Virginia, El y sus colegas, profesores de mateméti- “cas y de astronomfa, colaboraban con ‘un importante grupo de ‘constructores navales y de navegantes. Los versos en horior de Ia selecta compaiifa de filésofos y de espiritus sutiles que se rctinen cada miércoles en. College» fueron escritos probablemente por Joseph Gl Colegio —asegura— llegar a medir todo el mundo, Jos més consideran imposi leterminacién de ia longitud transforma la naveg er, cualquier marinero, con facilidad, podra co una ‘nave hasta los antipodas : This college will the whole world measure Which most impossible conclude, And navigation make a pleasure By finding out the longitude: Every Tarpautian shall then with ease Saile any ship 10 the Anti ia modérna es, sin iblicado en 1600. Cier- Una de las obras fund duda, el De Magnete de lege: Precursor of the Royal Society, ps DESH, J. Ward, The Life of the ‘ Cfr. D. Stimson, Ballad of Gresham College, en «Isis», XVIII, 1932, pp. 103417. a autor, y es locar las piedras.. tes, en parte ‘manera conveniente de instruido sobre Jos procedimicntos geométricos indispensables, como la proyeccién... la construccién de poligonos regulares ct. cétera, pero no se le da alli una teoria de la arquitectura, Esto ‘era, en cambi trazado de los planos de una ciudad hasta ia construecién de las chimeneas, y trata de corroborar sus aserciones mediante razona- mientos deductivos y pruebas histéri En esta pagina, Panofsky se refiere a los técnicos y a los ar Ss de tratados, bien sean éstos meras iamente dichas «teoriase. tos en cuanto cons. io del problema que agui nos interesa, a idénticas conclusiones. En la construccién de la cipula de Santa Maria del Fiore se abandoné el sistema medic, val de los andatniajes de madera que sostuviesen las cimbras so. bre las cuales se moldearan las bovedas y que habian de servir a la vez de guias, de armazones y de sostenes provisionales Bric nelleschi comprendié, antes de realizarlo, «que era posible edificar el doble casquete de Ia cipula trabajando en el vacio, sin cim. bras provisorias que sostuviesen los materiales ligeros durante la Puesta en obra y el fraguado de las arga Lo cual presupo- ‘nia dos cosas:

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