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Editar en Voz Alta PDF
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E L S A A G U I A R
Impreso en la UE / Printed in EU
Nano Crespo
Presidente de SM
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¿Qué es un editor?
24 enero de 2010
hecho, a menudo es así), pero son muchos los autores que acu-
den al editor como compañero de viaje en este momento. El edi-
tor, en este caso, hace equipo con el autor, y a modo de coach,
entabla un diálogo acerca de mejoras que pueden referirse a la
construcción del relato, al ritmo narrativo, al dibujo de los per-
sonajes, a la coherencia interna, al propio estilo y, solo en úl-
timo lugar, a la corrección ortotipográ-
fica. Yo diría que la utilidad (o falta de
ella) de esta labor del editor resulta bas-
tante independiente de las transforma- Son muchos
ciones que esté experimentando o pueda los autores que
experimentar la industria. Siempre ha-
brá autores que valoren esta fase de “tra- acuden al editor
bajo en equipo”, y otros que prescindan como compañero
de ella (o recurran a personas que de-
sempeñen ese papel muy dignamente de viaje.
aunque el cargo de “editor” no figure en
su tarjeta de visita: amigos, familiares…).
• El tercer concepto es el de proyecto editorial, que no es sino
una iniciativa que permite que un número alto de personas
disfruten de una obra y, en contrapartida por ese disfrute, ge-
neren una devolución de valor a los promotores de esa obra
(devolución que puede ser económica o de otra naturaleza).
Es esta devolución de valor la que posibilita la generación de
nuevos proyectos y convierte en sostenible la actividad edito-
rial. El proyecto editorial, frente a los dos conceptos anterio-
res, implica una movilización de recursos que a día de hoy
“No hay límites al qué, pero hay que pensar bien el cómo”.
No ponerse límites. Ni como escritor, ni como editora, ni
como investigador. Y Elsa encuentra la médula del pro-
blema abriendo el abanico de posibilidades como lo hizo
en su trabajo. Abriendo la LIJ a la exploración de los nue-
vos formatos, de temas pocos tratados, de fórmulas inno-
vadoras… Sin miedo. Con valentía, porque el cómo estaba
claro: con profesionalidad y sin límites.
Como solo los buenos editores saben hacer y guiar.
Gemma Lluch (profesora)
Compromiso
10 febrero de 2010
Ilustración de Puño
LIJ y terremotos
4 marzo de 2010
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No resulta fácil competir con ellos debido a que llevan mucho
tiempo haciendo su trabajo, conocen bien los fundamentos de lo
que hacen y los manejan con maestría. Y por tanto, lo que hacen
lo hacen muy bien (casi siempre).
Ahora, eso sí, es importante no olvidar que los escritores (como
los tenistas o los actores) que hoy son profesionales, no lo han sido
siempre. Y que solo con mucho trabajo y mucha perseverancia han
conseguido estar donde están. Es muy facilón pensar que “seguro
que conocen a alguien” o que “algo” les ha facilitado la tarea. Que no.
Que abrirse camino es igual de difícil para todos, y a nadie (o a
casi nadie) le regalan nada. Un ejemplo: una autora como Laura
Gallego. Con más de veinte libros publicados y siendo una de las auto-
ras más leídas en todo el mundo, resulta fácil olvidar que la primera
novela que publicó fue el manuscrito con el que ganó el premio El
Barco de Vapor. Y no solo eso, sino que antes había escrito otras trece
novelas (y seguro que más de una estuvo en algún concurso) sin reci-
bir ningún premio. Laura, para entonces, ya era una escritora y ese
título no se lo había regalado nadie: se lo había ganado ella a fuerza de
seguir escribiendo incansablemente hasta conseguir su meta.
Podemos concretar un poco más. ¿Es normal que un Jordi Sierra
i Fabra haya ganado el premio El Barco de Vapor? ¿Es normal que
una Care Santos lo ganara el año pasado? ¿O que Maite Carranza
haya ganado el Edebé y Daniel Nesquens el Anaya?
Desde mi punto de vista, no tiene nada de extraño. ¿Que por qué?
Pues porque todos ellos escriben muy bien, lo hacen desde hace
mucho tiempo, se han peleado con cientos de páginas y con decenas
de comienzos, han tirado a la basura mucho trabajo ya hecho, cono-
cen técnicas para jugar con distintos puntos de vista en la narra-
36 ¿Qué valores?
17 marzo 2010
Prescribir y recomendar
8 abril de 2010
En esta entrada, una vez más, Elsa nos invita a una refle-
xión pionera desde su ilusión por el futuro. Tuve la suerte
de compartir con ella interesantes reuniones en las que
imaginábamos lo que el mundo digital puede aportar a la
literatura infantil en cuanto a los contenidos, el marke-
ting y la comercialización. Elsa disfrutaba inventando el
futuro, imaginando cómo hacer avanzar los contenidos
hacia las “nuevas literaturas” y cómo trabajar la lectura
en el aula con los nativos digitales. “Por convicción y por
responsabilidad, nos toca a los editores y a los autores
liderar esta reflexión, y si no serán otros agentes quie-
nes lo hagan”. Elsa, con su prodigiosa claridad intelectual,
nos ha aportado sus buenas ideas para impulsar lo que
a ella le apasionaba: hacer más y mejores lectores, ahora
y en el futuro. ¡Gracias, Elsa!
Lines Carretero (directora de negocio LIJ, SM)
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LIJ y desarrollo
27 junio de 2010
El otro día me hablaban del “dilema del desarrollo”: algo así como
que todo sistema en desarrollo se debate entre el impulso transfor-
mador y el impulso conservador. Y hay que hacer caso a los dos:
si no te conservas, te mueres; si no te transformas, te estancas.
Si solo te conservas, te agostas y puede ocurrir que te quedes bo-
queando en el barro en lugar de saltar a la charca en la que todavía
queda agua. Si solo te transformas, estallas en fuegos artificiales, pero
ahí acaba todo.
Parece ser que antes, la psicología del desarrollo consideraba que
en todos los seres vivos había una etapa de desarrollo y una etapa de
declive. Pero que la psicología del desarrollo moderna, en el llamado
“enfoque de ciclo vital”, considera que en realidad hay un desarro-
llo constante: a medida que desaparecen ciertos recursos, aparecen
otros nuevos en otros lugares. Cuando algo se agota, otro algo cam-
bia a mejor. Por tanto, si alguien siente que a su alrededor todo se
agota, es porque está dando la espalda a la parte de la realidad que
se está transformando para bien.
¿Y qué tiene que ver todo esto con la LIJ y con la edición? Pues
que según escuchaba esto que me contaban, pensaba que a veces me
ocurre que leo o escucho a personas que afirman que el sector es
un desastre y que todo está cada vez peor (que los niños no leen; que
lo que leen no es literatura; que las editoriales publican solo para
vender; que lo que se publica no tiene calidad; que la labor de los
Hechos de lectura
4 julio de 2010
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Literatura “suficientemente buena”
18 septiembre de 2010
Se busca premio
12 octubre de 2010
Acerca de “Nada”
18 mayo de 2011
Hace más de un par de meses que leí esta novela de la autora danesa
Janne Teller, y desde que leí la cuarta de cubierta, tuve claro que es-
cribiría una entrada sobre ella. Pero he necesitado todo este tiempo
para elaborar mi posición con respecto a ella. Y mientras empiezo
a escribir, todavía no sé si la tengo clara del todo.
Y no tanto por la polémica que ha ido generando en los países en
los que se ha publicado, donde ha recibido los premios más impor-
tantes y ha sido prohibida en muchos centros escolares casi a la vez.
Sino porque realmente me ha hecho plantearme qué entendemos
por novela juvenil escritores, editores y prescriptores en general.
Yo creía que tenía más o menos claro qué atributos tiene que te-
ner una novela para ser considerada como juvenil. Y la esperanza,
mostrar una luz al final del túnel, era uno de los que creía casi ina-
movibles. Por muy duro que sea un tema, pensaba que un niño, un
joven, se merece que le transmitamos que la realidad se puede cam-
biar, que siempre hay una salida transformadora. Quizá porque ese
es uno de mis principios vitales.
Pero Nada rompe esta premisa y aun así, o quizá justamente por-
que la rompe, es una novela juvenil. Porque es una novela que desa-
sosiega, que viene a decir que, tras el intento de un grupo de jóve-
nes de encontrar el sentido de la vida, no queda otra que marcharse
cada uno a su casa, a crecer, a hacerse un adulto y a convivir con sus
contradicciones y sus indignidades, como hacemos todos. ¿Realista?
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He oído susurrar a Elsa al volver a leer su blog. He leído
sus palabras inteligentes, con las que no puedo estar
más de acuerdo. He pasado con un escalofrío sobre la
palabra “vida”. Hay quien cree que el sexo es lo contrario
a la muerte. Hay quien cree que educar es censurar. Hay
quien cree que editar para jóvenes es ejercer un control
omnisciente. Elsa seguirá susurrándonos, por fortuna,
a quienes nos dedicamos a esto. Seguirá llevándonos a lu-
gares interesantes, aunque ella –qué pena– ya no pueda
acompañarnos más que en susurros.
Care Santos (escritora)
En respuesta a D. Gabriel
14 junio de 2011
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No es lo mismo
23 septiembre de 2011
Mis hijos, que, como su madre, son devotos fans de Roald Dahl, se
quedaron perplejos cuando oyeron el resumen que mi marido, otro
devoto de este autor, me hacía de una entrada de Boing Boing. En
ella se hace referencia a un artículo biográfico sobre el autor bri-
tánico (en mi opinión bastante parcial, subjetiva y hasta un poco
paranoica) en la que se le retrata como alguien odioso, maleducado,
engreído, acosador, promiscuo, antisemita, misógino y unas cuantas
lindezas más. O sea, como unos cuantos hombres más de ¿su época?
Al margen de que este tipo de valoraciones llevan implícita una
visión del mundo personal y muy concreta, lo que me interesa no es
si el biógrafo tiene razón, que vaya usted a saber, sino la reflexión
familiar que siguió a aquellas declaraciones. ¿Cómo podía ser que
uno de sus autores favoritos –expresaban las caritas de mis hijos–,
que les hace reír, que les ofrece una perspectiva transgresora del
mundo, que les atrapa y les enseña a ver la realidad desde otro án-
gulo, fuera tan “malo”?
Ante su incredulidad, tuve que explicarles algo que no todos los
adultos tienen claro, tampoco los que actúan como prescriptores de
lecturas: que un autor solo debe ser juzgado (en tanto escritor) por
lo que escribe, no por cómo vive su vida privada, ni por la ideología
que defiende, ni por sus declaraciones en contextos ajenos a lo pura-
mente literario. Además, como persona, es responsable de lo que hace,
como cada uno de nosotros. Pero como persona, no como escritor.
Juntar el hambre
con las ganas de comer
29 octubre de 2011
¡Qué juego dan las charletas entre colegas (profes, escritores y edi-
tores) y los intercambios en blogs! No solo por lo que realmente se
dice, sino por lo interesante que es analizar después las cuestiones
de fondo que están ahí configurando la discusión aunque no nos
demos cuenta.
Me pasó el otro día, charlando de las novedades de LIJ de estas
92 Navidades, y me daba cuenta de que, en las opiniones de cada quien,
estaba presente implícitamente una postura de fondo que tiene que
ver con qué considera cada uno más importante: ¿que la litera-
tura forme (aunque unos lo llamen “apoyar el currículum”, y otros,
“que tenga valores”)? ¿Que sea buena literatura (es decir, literatura
“literatura”, no un sucedáneo más o menos bienintencionado? ¿O que
sea atractiva para los lectores?
Aunque probablemente mi respuesta personal a esa cuestión
está contenida en muchas de las entradas de este blog, he decidido
que este es un buen momento para explicitarla más aún, por si no
estaba del todo claro.
En alguna entrada, yo hablaba de que mi ob-
jetivo era conseguir hechos de lectura, es decir,
Formar ayudar a generar, seleccionar y publicar libros
personas que impacten en el lector, libros que logren
una transformación, del tipo que sea, en él.
a través Bueno, pues “desarrollado”, mi objetivo es for-
de literatura mar personas a través de literatura de calidad
atractiva para los lectores.
de calidad Yendo de abajo arriba, por tanto, mis priori-
atractiva para dades son publicar libros de tanta calidad litera-
los lectores. ria como sea posible sin dejar de ser atractivos,
y tan atractivos como sea posible sin dejar de
contribuir a la formación del lector.
Una vez que tienes claros tus objetivos, una vez que tienes expli-
citado lo que quieres y lo que buscas, todo se vuelve un poco más
fácil. Y así, si alguien me dice:
Huellas
25 noviembre de 2011
“Para aprender a leer necesitas libros, pero también precisas que al-
guien te muestre cómo conectarlos con tu vida”.
Esta frase de Daniel Cassany, extraída de una magnífica entre-
vista en Imaginaria, da que pensar. Primero porque hace plantearse
qué hacemos para mostrar a los lectores infantiles y juveniles cómo
conectar los libros con sus vidas, pero sobre todo porque, tras esa pri-
mera pregunta, vienen otras más interesantes incluso.
Para empezar, ¿qué es conectar un libro con la vida de un lector?
Podemos dar una respuesta que incluya argumentos como que per-
mite vivir en cabeza ajena experiencias vitales diferentes, que ofrece
modelos de conducta alternativos, que facilita que el lector obtenga
una representación nueva sobre su propia vida, que arroja luz sobre
las propias perspectivas vitales… Es una respuesta válida, necesaria,
pero quizá se queda un poco en la superficie.
Intentando dar con una respuesta más profunda (y seguro que
hay muchas y seguro que tendremos la suerte de que algunas de
ellas se nos ofrezcan en forma de comentarios), llego a varias intuicio-
nes y a una única certeza: logramos que un libro conecte con la vida
del lector cuando ese libro le ayuda a construir ideología, no polí-
tica, sino vital. Cuando posibilita que el lector arroje una mirada
moral primero sobre la ficción que acaba de leer, y a continuación,
sobre su propia realidad.
Ven
3 marzo de 2012
con lo que gusta o vende hoy, hasta que llegó alguien y cambió las
reglas del juego.
“El libro digital hoy en día no es negocio”.
Igualito que los mp3 en el año 2000.
“Las nuevas tecnologías se están cargando el libro”.
Es lo que tiene dedicarse al negocio de la celulosa, pero siempre
quedarán los kleenex.
:)
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Ayer mis hijos recordaban un vídeo que vimos juntos hace tiempo.
Desde luego, les impresionó, porque lo recordaban en cada detalle.
Y esta mañana, viendo imágenes y noticias del Día del Libro, no he
podido evitar relacionar ambas cosas. Porque sí, efectivamente, los
niños hacen lo que ven. Así que, si nos van a imitar, que sea leyendo
puede ser un buen comienzo.
Feliz Día del Libro.
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En cabeza ajena
Desde los años noventa, las llamadas “nuevas tecnologías” (es decir,
las TIC, las Tecnologías de la Información y la Comunicación) han
ido transformando diferentes aspectos del panorama de la indus-
tria cultural. La primera gran afectada fue la música, a continuación
le tocó al cine, y no mucho después, al periodismo. En muchos de
estos casos los cambios fueron traumáticos para las organizaciones
dominantes del escenario anterior. Tras el paso del huracán de las
TIC, los modelos de negocio de estas industrias han cambiado o están
cambiando radicalmente, obligando además a los distintos actores
a redefinir sus papeles.
El sector editorial se mantuvo en los primeros momentos bas-
tante al margen de aquellas transformaciones, como si la industria
y la propia sociedad quisieran creer que el libro iba a seguir siendo
La narrativa de la invasión
La crítica
Pero quizá el fenómeno más llamativo en este último eslabón de la
cadena de valor del libro sea el de la transformación que ha sufrido
la crítica a raíz de la aparición de las herramientas de red social. An-
tes, los lectores podían acudir a la producción crítica de periodistas
A por el futuro
En este escenario lleno de interrogantes y, por tanto, de posibilida-
138 des, es más necesario que nunca que los profesionales del sector
seamos conscientes de que el hecho literario está teniendo lugar en
multitud de espacios que, por ignorancia o elección nuestra, están
fuera de nuestro actual ámbito de actuación. Asistimos a una explo-
sión de formas nuevas de hacer literatura, de leer literatura, de res-
ponder a la literatura. Autores, editores, diseñadores, ilustradores…,
todos estamos obligados a conocer y explorar este nuevo territorio
si queremos conservar nuestra relevancia en el sector. Experimen-
tando, equivocándonos, pero por encima de todo, disfrutando y ha-
ciendo disfrutar.
¿Proteger o protegernos?
24 febrero de 2013
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Decía Stevenson que el autor, cuando crea, entorna los
ojos para no verse cegado por la confusión de la realidad;
también, que la vida transcurre entre ruidos y disonan-
cias, mientras que una novela siempre contiene un soni-
do compuesto por un músico discreto. El asunto no es tra-
tar el terror, la maldad, el sexo, la muerte o cualquier otro
tema que pueda resultar escabroso, sino el detalle con
que se pueda hacer, el texto y la música que componen el
concierto. Tan absurdo es privar a los cuentos clásicos
de lobos y brujas como pretender que el niño deba y pueda
digerir cualquier cosa, y en ese sentido hay que apelar a la
responsabilidad del editor ante una obra que roce ciertos
límites. El asunto es dónde se coloca el foco, y en este sen-
tido hay que denunciar que la sociedad sea tan cínica.
Hay quien brama porque se publiquen obras que tratan
con exquisitez el enamoramiento y el deseo entre adoles-
centes mientras que no se escandalizan por libros que fo-
mentan la banalidad, el consumismo o la estupidez. Esto
ha sido siempre así: en Tom Sawyer, los biempensantes se
habrían alborotado si Twain hubiese descrito la rodilla
desnuda de Becky, pero callaron sobre el esclavismo de
Jim. Por suerte, las sociedades evolucionan. Editoras como
tú, Elsa, sois motores de ese cambio, que hacen posible que
hoy podamos leer a Sendak, a Spiegelmann y a muchos
otros. Pero atentos, no creamos que no hay vueltas atrás.
¿Habría hoy muchos editores dispuestos a publicar a Roald
Dahl o a Maria Gripe, por poner solo dos ejemplos?
Ricardo Gómez (escritor)
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Acabar bien
26 marzo de 2013
Sí, sí, como suena, estamos buscando primeras veces. Esas prime-
ras veces que nos cambian, que nos transforman en una persona un
poquito diferente. Esas primeras veces que todos experimentamos
alguna vez en la vida y que, de alguna manera, se convierten en un
“rito de paso” que nos lleva de un yo a otro yo. Primeras veces ya vivi-
das y primeras veces anheladas. Primeras veces en primera o en ter-
cera persona. Primeras veces en pasado, en presente o en futuro.
Primeras veces reales o inventadas. En definitiva, primeras veces
que merece la pena compartir.
¿Que por qué? Porque queremos “experimentar y aprender con
nuevas formas de literatura, y en el camino animar un diálogo inter-
generacional alrededor de esos grandes o pequeños ritos de paso que
marcan nuestro tránsito por la vida”.
Y porque sospechamos que hay muchos y buenos escritores es-
condidos que tienen mucho que contar y queremos que “salgan del
armario”.
Hace tiempo que voy acumulando elementos en una lista que se po-
dría titular “temas actuales que echo de menos en los libros de LIJ”.
Temas en los que una literatura que pretende ser formativa (en el más
amplio sentido de la palabra) y comprometida con el individuo y con
la sociedad, tendría algo que decir.
Por supuesto, no estoy hablando de que tenga que haber libros
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enteros que traten sobre cada uno de esos temas en exclusiva (que
también podría ser), pero sí echo de menos manuscritos que toquen,
aunque no necesariamente en primera línea, algunas realidades
que conforman el hoy de niños y jóvenes. ¿Por qué?
Porque son temas de gran interés en el presente, sí, pero también
porque van a configurar en gran medida el futuro en el que vivirán
y serán adultos los niños para los que hoy escribimos y publicamos.
Se trata, en definitiva, de actualizar los valores, tanto en el sen-
tido de incluirlos en historias que llamen a la acción en situaciones
presentes como en el sentido de que hoy en día ciertos valores se han
vuelto más urgentes.
Así que, para empezar, ahí va una primera lista que tiene que ver
con reflejar la actual coyuntura social, económica y política:
1. La lucha por nuevas hegemonías de pensamiento. Por ejem-
plo, cómo la PAH ha conseguido que un desahucio pase de ser
percibido socialmente como una tragedia privada e inevitable,
a algo inadmisible.
2. Las nuevas formas de activismo y participación ciudadana,
desde el 15M a polémicas como la de Change.org versus la crí-
tica al ciberfetichismo: muchos jóvenes quieren cambiar el
mundo, pero ¿van a poder hacerlo a base de clics?
3. La globalización: lo que pasa al otro lado del mundo nos afecta.
Tanto a nivel macro (el actual proceso de devaluación interna
en España es una de las consecuencias del programa de globa-
lización económica) como a nivel micro (tu mejor amigo, el que
te entiende como nadie, puede estar en otro continente).
Mediaciones
18 septiembre de 2014
He seguido con mucho interés y cierto regocijo, para qué negarlo :),
el pequeño rifirrafe que ha provocado el Retrato del reseñista adoles-
cente, artículo de Ana Garralón en Letras libres, en el que hacía una
crítica del trabajo de los jóvenes booktubers.
El motivo de mi regocijo no era solo la “respuesta” de Begoña
Oro, como siempre muy divertida, sino ver escenificado en tiempo
real y en la pantalla de mi ordenador algo que estaba leyendo en
otra pestaña más o menos a la vez: un informe muy serio y muy
interesante que hace referencia a la globalización y a la digitalización
como fuerzas que están transformando la cadena de valor de la in-
dustria del libro, desde la creación hasta la pura recepción de la obra
(como, por cierto, también dijimos aquí en su momento). Y la media-
ción no iba a ser menos, por suerte.
Porque sí, porque aunque esto todavía chirríe a algunos, la me-
diación ha dejado de ser mediación (en singular) para convertirse
en mediaciones (en plural). O quizá es que siempre fueron en plural
y fuimos los observadores los que nos fijamos solo en la mayoritaria
o en la más prestigiosa.
Pero sí. Ya no hay (solo) un número reducido y reconocido de crí-
ticos literarios que guían los gustos de los lectores y sancionan o no
un título o un autor, sino un montón de lectores que quieren com-
partir sus opiniones y sus emociones al leer un determinado libro
o autor con todo aquel que quiera escucharlos. Por suerte.
uchadora
¿Qué por qué una luchadora? Porque era una cabezota y cuando decidía algo no había
quien la convenciera de lo contrario; por eso luchó todos estos años sin descanso
contra ese “bicho antipático”, así lo llamaba ella. La recuerdo entrando en la “pradera”
con su mochila colgada al hombro, su pelo suelto y esa sonrisa tan característica. Siem-
pre dispuesta a escucharte el tiempo que hiciera falta. Era un gustazo trabajar con ella
porque te lo hacía todo fácil, te hacía sentirte muy bien. Feliz con sus niños, con su
familia, apasionada con su trabajo, siempre salía de la editorial cargada de originales
que se le escurrían entre los brazos y todavía sacaba tiempo en casa para seguir le-
yendo. ¡Increíble! Y al día siguiente, más de lo mismo: risas, cariño, complicidad, ter-
nura, cercanía. Esa era Elsa.
María Merchán
Asistente Unidad Mercado General SM España
enda
Si la senda es ese camino amable que se recorre mejor en com-
pañía, sin agobios, con paz y tiempo por delante, degustando la
amistad y el paso compartido, esa senda se llama Elsa. Por siempre
entrañable compañera de camino.
Luis Aranguren
Gerente Global Publicaciones PPC
fable
Elsa era afable porque siempre sonreía. Porque te hacía
sentir valioso. Porque no malgastaba energía en protestas
ni perdía el tiempo en rechazos. Porque tratar con ella te
hacía ser mejor persona.
Paco Carvajal
Gestor Producción LIJ SM España
ran humanidad
Su mirada, su mirada… refleja todo lo que ella era. Su mirada estaba llena
de comprensión, de ayuda, de agradecimiento, de cariño, de esfuerzo, de
lucha, de alegría… la esencia de todo buen ser humano.
Carmen Palomino
Técnico Comunicación Corporativa SM
mbral...
… al quehacer signado de nuestra casa: veterana; a las bondades del obrar ajeno:
colega; al oficio en su acepción venidera: aventajada aprendiz. Invitaba a pasar,
allanaba el paso, a esos salones de amplio fondo. Incitaba a empujar la puerta
entreabierta, una puerta ululante de cascabeles, que eran su risa brisa. Resuenan.
Talía Lierca Rivera
Editora LIJ SM Puerto Rico
maginativa e independiente
Elsa era así. Tenía una percepción de la realidad muy personal.
Decidía y obraba con criterio propio.
Carmen Corrales
Coordinadora Diseño Edición Religiosa
pasionada
Siempre he considerado que vivía con pasión lo que hacía, en todos los ámbitos de su vida:
apasionada por su familia, por su trabajo, por la literatura, por la educación, por devolver
a la sociedad parte de lo que recibía de ella (por ejemplo, colaboraba con la asociación de
partos múltiples) y de esta forma hacer que este mundo sea un poco mejor. En definitiva,
Elsa era una apasionada por la vida, según mi opinión.
Irene Cuquerella
Gestor Marketing Unidad Mercado General SM España
esolución
Al momento de conocerla, Elsa me impresionó por su fuerza, energía, vigor y opti-
mismo, características que comúnmente asociamos a la juventud, incluso a la adoles-
cencia. Pero a medida que la conocí más, me di cuenta de que también residía en ella
una inmensa sabiduría, experiencia, dignidad y convicción, incluso un instinto ma-
ternal con sus compañeros; todo esto, algo propio de la experiencia que dan los años.
¿Cómo entender que una persona sea tan joven y tan sabia a la vez? Aún no lo sé. Solo
sé que todo se resume en una inmensa resolución que emanaba de todo su ser; una re-
solución ante su oficio, su trabajo, sus amores; ante su vida y también ante su muerte.
Sergio Tanhnuz
Gerente Editorial LIJ SM Chile