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Yo estaba vestido de habanero, tu

dijiste adiós con la mirada, mientras


que sonaba un tal romeo, en un balcón
de la vieja habana.

No hay nada más perro que el amor,


porque muerde siempre antes que
ladra, me latió tan fuerte el corazón,
me dijiste ven desde la barra.

Y yo te dije, niña ven te invito un


mojito, tú me dejaste clarito que la
cosa no iba así, y fue entonces cuando
le pedí a la virgen de la caridad del
cobre que intercediera por mí, de
repente tu cambiaste de semblante,
me empezaste a ver galante yo te dije
eres mi actriz, fuimos solo dos extraños
y han pasado ya diez años.

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