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cía”, de la que habla Marx en El capital.
La identidad del individuo moderno
no se construye en el siglo xx a partir
del trabajo sino del consumo. Al cen-
trarse en la falsa conciencia o aliena-
ción del proletariado, Lukács abriría
un nuevo campo de estudio: con estos
pensadores, el marxismo se combi-
nó con el psicoanálisis y dio un giro
cultural. Stuart Jeffries afirma que el
enfoque en la “reificación” hizo virar
al marxismo del “optimismo agitador
del Manifiesto comunista a la resignación
52 Stuart Jeffries
l GRAN HOTEL ABISMO
melancólica que se filtra a través de la
Escuela de Frankfurt”.
Gabriel Zaid BIOGRAFÍA Max Horkheimer. El Instituto
MIL PALABRAS de Investigación Social se creó en
Los marxistas
l
de su cumpleaños. Tenía tres años. can serlo) algunas novelas que rela- En las entrañas
Era mi hijo”) y va desentraman- tan historias de este tipo. Lejos de la
do el misterio de la desaparición literatura de autoayuda y del panfle-
de la sierpe
repentina de un niño autista al que to político, Navarro más bien ofrece Alberto Ruy
Sánchez
su madre le quitó la vista de enci- preguntas lanzadas a toda velocidad, LOS SUEÑOS DE LA
ma durante unos segundos mientras con excelente puntería, al centro de lo SERPIENTE
Ciudad de México,
veía su celular. Pero hay otra histo- que significa ser responsable de Alfaguara, 2017,
304 pp.
ria que sucede en paralelo, no en el otra persona; del sufrimiento, de la
parque donde Daniel se esfuma renuncia que implica. Ofrece tam-
ni en la casa adonde llega ni en el bién la posibilidad de decir cosas
Ministerio Público, sino al interior como “Daniel nació a las nueve de la
de las protagonistas: la madre bio- mañana de un veintiséis de febrero. JOSÉ HOMERO
lógica y la impuesta, la que se arre- Daniel no había nacido para hacer- “Cuando se ha vivido mucho tiem-
piente de tenerlo y la que hace todo nos felices” y problematizar así un po solo, / entre arrepentimientos tan
por tenerlo, la que deja de ser madre tema sobre el que urge emprender grandes que el pasado / ocupa casi
y la que se convierte en una de un conversaciones más francas y que no todo el espacio en la conciencia, /
momento a otro. se ha tratado lo suficiente en la uno percibe en los ojos de la serpien-
A dos voces cuidadosamente narrativa mexicana contemporá- te –miran atrás / sin por eso pres-
trabajadas, Navarro desarma la idea nea (con excepciones brillantes: en tar menos atención al futuro”, reza
de la desaparición como una simple Los ingrávidos, de Valeria Luiselli, la el gran poema de Galway Kinnell,
ausencia física. Hay muchas mane- narradora atribuye a la maternidad “Cuando se ha vivido mucho tiempo
ras de desaparecer. ¿No es la mater- la forma fragmentaria de su texto, y solo” (en traducción de Luis Mayer).
nidad una de ellas, por ejemplo, no una de las protagonistas de Umami, Versos que sentencian, como solo un
nos obliga a hacernos a un lado? Ser de Laia Jufresa, enfrenta el abando- epígrafe lo consigue, el centro desde
madres, al menos, pone las nece- no de su madre, por señalar un par donde discurre el libro más recien-
sidades y aspiraciones propias en de ejemplos). te de Alberto Ruy Sánchez (Ciudad
de México, 1951): el espacio en la conduce de inmediato a los aposen- Como se ve, un trasfondo apasionan-
conciencia, la reconstrucción del tos de la trama, sino que prefiere un te, ahíto en peripecias y acicates de
pasado y su formulación como fábu- acercamiento lateral, situándose de intriga. El asunto central, empero, es
la premonitoria. paso en las inmediaciones mientras la memoria y su papel en la confor-
Los sueños de la serpiente es una va asediando las cámaras centrales. mación de la personalidad. Liberar
criatura híbrida, que participa de Es una estrategia lenta y con infor- el pasado de un hombre extraviado
los caracteres de la novela y de las mación que de momento pareciera en sus laberintos, víctima del mal
maneras del ensayo, que linda con un poco peregrina, como suele ocu- del siglo y condenado a la locura, es
la biografía y se interna por los cau- rrir con los ensayos, que pasean por el primer punto. La construcción
ces del periodismo de divulgación. los sotobosques, avanzan con cautela es el primer paso. De este modo bus-
Su cauce es la digresión. En vez de bajo la espesura, y de pronto: henos car la forma termina siendo encon-
marchar por la avenida del realismo, aquí en el altozano. En la novela, el trar la trama. Porque sin reconoci-
el anónimo narrador prefiere ir pal- desarrollo implica la sinuosidad, miento no hay narración.
pando los materiales hasta encon- el curso de un río que lento discurre En el apasionante y admira-
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trar el punto exacto, el grano, que le entre los meandros antes de ensan- ble diálogo que teje Ruy Sánchez,
permitirá tomar un cabo mediante charse y hallar su ritmo fluvial. O de el mayor mas no el único alcance es
el cual irá desovillando la madeja. una serpiente que sisea mientras se su quiasmo formal. Como sabemos,
Y no, no estoy ebrio de metáforas ni despereza. Esta ola lenta no es una quiasmo es la figura retórica que
refocilándome con la retórica. Cada elección superficial, sino la mejor conlleva repetir de manera inversa
60 uno de los términos que he selec- manera de expresar cómo se des- un orden primario. Se pueden usar
cionado –hilo, grano, madeja– son pierta y recupera una razón aletarga- las mismas palabras –el caso más
a su vez metáforas empleadas por el da. He aquí entonces que la novela conocido: el retruécano– o bien solo
escritor para referirse al despliegue es en realidad una de las manifesta- la estructura. El quiasmo se encuen-
de su prosa. ciones de la memoria. tra en el centro de la arquitectura de
LETRAS LIBRES Pliegue, despliegue, edifica- Hay obras que además de plan- esta novela. Para rescatar la memo-
ABRIL 2018 ción, montaje. El narrador no nos tear su poética se convierten en el ria, el sagaz médico del anónimo
mejor ejemplo de esta. Los sueños protagonista, recurre a las añejas
de la serpiente no se limita a declarar enseñanzas de Simónides de Ceos
su desconfianza en las formas ago- asentadas por Matteo Ricci. Frente a
tadas ni en su rechazo al mandato un enfermo incapaz de recordar, de
de la eficiencia, sino que consta- encontrar coherencia en sus delirios,
ta la necesidad de que cada histo- el médico le propone ir asentando
ria encuentre su forma. El meollo es los recuerdos a través de la escritura
la recuperación de la memoria por y erigiendo bloques. El palacio de la
parte de un enfermo mental, quien memoria implica relacionar; confe-
a través de su relato emerge como rir a cada reminiscencia un espacio,
un testigo del siglo; un desventu- con el cual podemos trazar una rela-
rado hombre que persiguiendo a ción. Porque además de ubicar se re-
la mujer amada adquirió unos per- quiere urdir. La novela es el relato
niciosos sueños ideológicos que lo del enfermo. Su discurso se expresa
condujeron a destruir su individua- en bloques que literalmente se con-
lidad. Tangencialmente compen- vierten en módulos. Como un labe-
dia la Revolución rusa; una relación rinto edificado con paneles de papel.
del germen criminal de la ideología Para recordar se requiere de
revolucionaria, en particular de su una construcción. A diferencia de la
interpretación leninista –cuyas lec- técnica convencional del palacio
ciones serán inherentes al proceso de la memoria, en este libro no se
de toda revolución, piénsese en los habla de una mente que funciona
casos de China, Camboya, Cuba– de manera normal y que acude a
y del asesinato de León Trotski. la mnemotecnia para recordar. Se
parte de una memoria enferma a la una aleccionadora fábula sobre los su interpretación a otros lectores.
que la estrategia le permite recupe- peligros de la historia y la fascina- Es la mejor clase de crítica: la que
rar una información que no había ción del mesianismo; imagen inver- nace de la admiración y el entusias-
almacenado previamente. Si resulta tida del deseo: la seducción del mal mo e intenta compartirlos. Es, en
notable la manera de recobrar una como acechanza siempre latente en todo caso, la que ha elegido prac-
memoria destruida, lo importante, el corazón del hombre. ~ ticar Juan Villoro en La utilidad del
el logro estético, es el desarrollo for- deseo, como antes en De eso se trata y
mal. El narrador, y ahora vemos por JOSÉ HOMERO es poeta, ensayista, Efectos personales.
editor y periodista. Autor, entre otros
qué las digresiones de su primera libros, de Sitio del verano (Instituto
Villoro escribe una de las mejo-
parte, recibe los papeles de un pre- Literario de Veracruz, 2013). res críticas literarias en español y
sunto pariente, que hasta el momen- podría haberse dedicado enteramen-
to solo se había insinuado como una te a ella, pero, claro, quién quiere
silueta –e insinuar y silueta son pala- ser comentarista cuando se puede ser
bras siseantes, que evocan ya a la ser- CRÍTICA LITERARIA futbolista, por recurrir a una de sus
piente–. Para ordenar su relato, el Críticos y pasiones como metáfora; menos 61
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narrador necesita asentar, colocar en aún cuando se puede ser futbolista y
un orden, reconstruir esos papeles.
pirómanos comentarista. En las primeras déca-
Así se produce el quiasmo: al prin- Juan Villoro das de este siglo, y tras las desapari-
LA UTILIDAD DEL
cipio el método de edificar un pala- DESEO ciones de Paz, Monsiváis y Fuentes,
cio serviría metafóricamente para Barcelona, Anagrama, Villoro fue emergiendo como una
2017, 388 pp.
recuperar la memoria; en la secuen- de las figuras de referencia de la lite- LETRAS
LETRASLIBRES
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cia siguiente, la memoria permi- ratura mexicana. Carismático y con ABRIL
ABRIL2017
2018
te que se levante si no un palacio sí gran facilidad de palabra, en algún
un laberinto, una especie de sistema momento parecía imposible voltear
de cajas entre las que poco a poco el a cualquier lado y no verlo: Villoro
personaje autor va encontrando PABLO SOL MORA en la televisión, comentando el
el verdadero cauce. Es una construc- Hay escritores –quiero decir poetas, Mundial o explicando las pirámides
ción de intricados niveles, un corre- narradores, dramaturgos, etcétera– de Teotihuacán; publicando incan-
lato apropiado para un discurso de que son también notables críticos. sablemente artículos en los periódi-
esas características; la narración Desde luego, no siempre es el caso, cos; acompañando a los zapatistas;
de un hombre que se siente ence- pues igualmente hay escritores que presentando un nuevo libro de cró-
rrado dentro de los ojos de una ser- en ningún momento sienten la nece- nicas o cuentos; apadrinando a
piente y que sueña con una serpiente sidad de dar testimonio de sus auto- jóvenes narradores; ingresando
que a su vez sueña, ajena a si el hom- res y obras favoritos. En ocasiones, a El Colegio Nacional; estrenando
bre está despierto. Cuando soñamos que la crítica literaria del escritor-crí- obras de teatro; presentándose en
soñamos está más próximo el despertar. tico está supeditada a sus desig- el Vive Latino; tuiteando aforismos;
Por supuesto que las peculia- nios creativos y sirve, sobre todo, redactando la Constitución de la
ridades formales de esta excelente para entender su propia obra, no Ciudad de México, etc. Sobra decir
novela de Ruy Sánchez no se ago- tanto la ajena (suele suceder con los que esta casi omnipresencia implica
tan en este planteamiento. El libro muy grandes: cuando Tolstói escri- beneficios y también algunos peli-
va mucho más allá y cada uno de be sobre Shakespeare, por ejemplo, gros. Uno de ellos es que el perso-
sus elementos permite escrutar la en realidad escribe sobre Tolstói). A naje opaque al escritor y la obra. Su
profunda armonía que tiene como veces, sin embargo, el creador lleva proverbial ingenio provoca, en oca-
un todo. A un tiempo es un elogio dentro de sí un verdadero crítico, siones, un fenómeno similar al que
de la digresión y de la necesidad de alguien que, al mismo tiempo que él mismo observa en Monsiváis en
la memoria como centro vital. realiza una lectura comprometida y uno de los ensayos recogidos en este
Historia de un individuo anónimo, personal de una obra, no subordi- libro: “en su condición de humoris-
extraviado en las rápidas y peligro- na esta a un fin individual y busca, ta, corrió el albur de ser visto como
sas corrientes de las ideologías –la ante todo, su mejor comprensión un ‘hombre de ocurrencias y no de
suya: el comunismo–, es también sin otro propósito que el de ofrecer ideas’, según señaló Octavio Paz en
la célebre polémica que sostuvie- texto de creación, que sea él mismo de Bloom y toda noción de canon
ron en 1977. En ocasiones, el humor literatura. Ambas condiciones se es autoritaria. Los lectores debe-
despierta a la reflexión; en otras, cumplen aquí. Uno quiere correr mos apelar a hacer lecturas más
la inhibe”. Así como el público de a releer a los rusos después de “Las horizontales y menos verticales; me
Monsiváis a veces ya solo espera- palabras de los héroes. Apuntes parece que uno de los grandes défi-
ba el chiste y estaba predispuesto a sobre literatura rusa” o los textos cits de la crítica es que se funda en
reírse de lo que fuera, así el públi- sobre Gógol y Dostoyevski; ve bajo exceso en la noción de jerarquía”.
co de Villoro a veces parece ya solo una nueva luz a López Velarde y Por supuesto que toda noción de
aguardar el comentario ingenioso y Joyce tras la lectura de “‘Históricas canon, como de clásico y tradi-
la frase brillante. pequeñeces’. Vertientes narrativas ción, tiene algo de autoritaria (no
En La utilidad del deseo están en Ramón López Velarde”, con su porque se base exclusivamente en
algunas de las mejores páginas magnífico final, digno del mejor un principio de autoridad y quie-
que ha escrito, no solo de crítica, relato. En definitiva, solo la forma ra imponerse a la fuerza, sino por-
y yo pondría este libro junto a los puede transformar la crítica lite- que exige, de entrada, un cierto
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otros suyos que prefiero: El testigo raria en literatura. Villoro sabe ir reconocimiento cuya justificación
y Llamadas de Ámsterdam, dos obras al fondo de un texto, analizarlo e debe verificarse luego en la lec-
maestras de la novela en los extre- iluminarlo sin recurrir a abstrusas tura). No hay auctor sin auctoritas,
mos del género, y el libro de cuen- teorías ni utilizar una jerga crípti- y esta es siempre vertical. No hay
tos La casa pierde. El ensayo de crítica ca y pseudocientífica, como tanto crítica literaria sin noción de jerar-
62 literaria es un género arduo que gusta a cierta crítica, especialmente quía y, de hecho, si la crítica actual
es necesario dominar con maes- académica, cuya inanidad se disfra- presenta un déficit es justamen-
tría para hacerlo atractivo al lector. za de oscuridad y falsa sofisticación. te el ocasionado por la erosión de
Arranca, de entrada, con un hán- Mucho podrían aprender los críti- dicha idea (no hay que discrimi-
dicap: ¿por qué alguien habría de cos de la lección de profundidad y nar a nadie; todos los escritores y
LETRAS LIBRES ponerse a leer un texto que trata de claridad que encierra este libro. las obras son dignos de la misma
ABRIL 2018 otro texto cuando podría perfec- Por esta misma excelencia, atención, especialmente aquellos
tamente ponerse a leer una nove- llama la atención que su autor a los que nunca se les ha presta-
la, un cuento o un poema? ¿No asuma a veces posiciones de un do atención, etcétera). No hay, sin
sería, de hecho, mucho más razona- cierto populismo cultural-literario, embargo, de qué preocuparse por-
ble? Creo, sin embargo, que habría de un igualitarismo políticamente que, en los hechos, la crítica que
por lo menos dos razones para jus- correcto (no vaya alguien a pensar, ejerce Villoro obedece a las ideas
tificar la lectura de un texto críti- dios me libre, que somos unos eli- de canon, autoridad y jerarquía,
co: que nos descubra una obra que tistas), como cuando declaró hace y es sobresaliente en buena parte
ignorábamos o nos haga compren- poco en el sitio web de Letras Libres por eso.
der mejor una que ya conocíamos, a propósito de la idea de canon: “la En el prólogo, recordando el ori-
y que esté tan bien escrito como el idea del canon es una idea imperial gen boscoso de los libros y los separa-
sus
dores de madera, Villoro reflexiona:
“escribo de otros con una ilusión
parecida, pensando que deben ser
crí
leídos y, algo aún más desmesurado,
que acaso lo serán por lo que aquí se
dice. Lo que sale del bosque, regresa
base
al bosque. Leer libros: una forma de
que arda la madera”. Así es: la lite-
ratura prende el fuego y provoca el
incendio; es la honrosa misión de la
01 (55) 91·83·7800 / 7822 crítica propagarlo. ~
PABLO SOL MORA es escritor. El fce
publicó el año pasado Miseria y dignidad
www.letraslibres.com/suscribete del hombre en los Siglos de Oro.
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LETRAS LIBRES
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