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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Estudios Superiores Acatlán


Filosofía
Filosofía Moderna III
Ensayo final
Alumno: Héctor Noé Gutiérrez Fuentes

Dos perspectivas en torno a la idea de libertad: Comte y Kierkegaard

Si un hombre puede por sí mismo o no encontrar su camino es una cuestión muy compleja,
ello en tanto que pone en juego diversos elementos de reflexión, que si pretendemos explorar
entonces no podemos dejar a un lado. Uno de ellos es, quizá el más importante, la pregunta
por la libertad. Pues, si un hombre puede dirigirse por sí mismo entonces podría implicar
libertad, pero si decidimos que no entonces debe someterse al querer de alguien más.

En este ensayo exploraremos esa cuestión, es decir: ¿puede un hombre dirigirse por sí
mismo? Y abordaremos la cuestión desde dos perspectivas opuestas, pues ello nos dará
elementos para reflexionar con seriedad y rigor la pregunta. Partiremos de la propuesta de
Comte en su texto Plan de los trabajos científicos necesarios para reorganizar la sociedad;
la propuesta contraria a Comte es la perspectiva de Kierkegaard en Migajas filosóficas,
aunque para hacer más comprensibles algunas de sus ideas tomaremos también fragmentos
de Temor y Temblor.

Por lo anterior, el escrito tendrá dos apartados principales correspondientes a cada una de las
propuestas. En el primer caso, el de Comte, revisaremos en qué consiste el plan de los trabajos
científicos y sus implicaciones con respecto a la libertad. Para ello será necesario exponer su
concepción de una comunidad y de una reorganización científica. Una vez teniendo claros
esos conceptos, entonces podremos adentrarnos en la reorganización positiva y en sus
implicaciones; en el segundo apartado, el de Kierkegaard, partiremos de reflexionar cómo no
es posible que un hombre siga a otro para realizarse verdaderamente en el mundo, y encontrar
su camino. Para poder plantear ello, debemos partir por revisar la concepción de Kierkegaard
acerca de lo que es una opinión. Teniendo ello, deberemos revisar su concepción de un
Maestro y un discípulo. Finalmente, será necesario ver cómo el camino de la Verdad es
personal, pues la relación con el absoluto está por encima de lo ético y Universal, y por
encima de la razón.

Hacer esta reflexión en torno a la pregunta citada más arriba, tiene la finalidad únicamente
de reflexionar y ensayar la idea, es decir de clarificar mi pensamiento con respecto a la
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libertad. Al contrastar esas propuestas tan distantes teóricamente hablando, será posible hacer
claros los elementos que están en juego, por lo menos parcialmente. Teniendo esos elementos
de un modo más claro, entonces será posible preguntar filosóficamente, pues ya habremos
estado en aporía.

Considero que es de suma importancia plantear esa cuestión, pues no es sólo un tema
importante para la filosofía, sino que es parte de la reflexión política, y sus implicaciones
están en esa esfera. Reflexionar la pregunta es, al tiempo que ejercicio para el pensar, también
es una oportunidad para ver nuestro tiempo y situación, y entonces situarnos y preguntarnos
por el deber de la filosofía como de la ciencia, y sus posibilidades de éxito. La pregunta es
importante en tanto que ella incumbe directamente en nuestro modo de vida actual.

§1.- La noción de comunidad en Comte.

Comte en su texto comienza señalando los problemas principales que un plan de


reorganización debe enfrentar para lograr llevarse a cabo. El primero de ellos es una cuestión
temporal. Es decir, que no podemos pretender que un plan funcione de una vez por todas,
sino que requiere un gran tiempo de experimentación, de prueba y error. Ello lo prueban los
constantes intentos de reorganización de la sociedad. Sin duda, requiere un largo tiempo
llevar con éxito la reorganización, y por ello no debemos exigir desde el principio los
resultados, sino aguardar largo tiempo por ellos. En un país o sociedad cualquiera, no se
puede llegar e implementar un cambio como tal, Comte lo relaciona con un cambio en el
espíritu del pueblo. Sin ese cambio es imposible que tenga éxito cualquier plan.

Además, la sociedad, aunque se dé cuenta de la necesidad de un plan de reorganización, no


puede llevar a cabo un cambio de manera completa por dos razones. Una de ellas es que no
hay una organización con vistas a un fin, sino que actúan según los fines de la sociedad que
intentan cambiar, lo que complica e imposibilita llevarla a algún cambio. Ello no significa
que no haya una finalidad en el cambio, sino que esa finalidad no corresponde al bien común,
sino a intereses particulares.
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Los intereses pueden ser por parte del pueblo o por parte del Rey. Si son por parte del pueblo,
lo que buscan por lo general es quitarse el yugo del rey. Ellos consideran que es por causa
del gobierno que tiene una situación inestable y problemática. Entonces, hacen un plan con
el mayor detalle posible, considerando que teniendo cuidado con ello todo saldrá según lo
planeado. Como si consideraran que es posible hacer una política a priori. Por otro lado, los
reyes tienen un problema para llevar a cabo un plan de reorganización, y es que no pueden ir
más allá que implementar el viejo régimen en última instancia. Así, por un lado hay un
cambio en las constituciones, pensando que el cumplimiento de la ley es inmediato y posible,
y por otro lado, los reyes no pueden vislumbrar una nueva organización, pues no pueden ver
más allá del bien del gobierno.

Ello nos da la siguiente cuestión: ¿cómo es posible la reorganización? Antes de dar respuesta
a ello, debemos considerar algunos asuntos más. En primer lugar, que en la época de Comte
hay un caos en la organización política. A partir de ello, observa lo siguiente. A toda sociedad
le agitan dos movimientos de distinta naturaleza: desorganización y reorganización. El
primero se hace manifiesto a partir de la confrontación entre pueblo y gobierno. Por alguna
razón, ya sea el rey o el pueblo, sienten un descontento, y llevan a cabo movimientos de
“organización” que ya vimos que no pueden concretarse. Ese momento es de
desorganización, pues la organización sólo es aparente, sin embargo, en el fondo no hay como
tal una organización total, sino sólo parcial que pretende ser definitiva. Esa desorganización
lleva a una anarquía moral, y desestabilidad en el pueblo en general, pues de ni un lado ni de
otro se hace posible la organización. Pero ese momento es crucial, pues hace evidente la
necesidad del segundo momento.

El segundo momento parte de la necesidad de ver un estado social definitivo. Cuando la


sociedad se encuentra en crisis, entonces pretende conseguir un estado social definitivo, es
decir, la sociedad pretende eliminar la crisis, se da cuenta de su inestabilidad y requiere y
exige estabilidad. De este modo, podemos ver como los dos momentos son partes necesarias
de una reorganización, pues sin crisis no hay la expectativa ni búsqueda de una mejor
organización social.
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Sin embargo, los modos en que se ha intentado llegar a la reorganización no son del todo
eficaces. Pues pretenden que todo salga bien de una vez por todas, sin tomar en cuenta el
trabajo y tiempo que requieren las revoluciones de tal tamaño. Frente a ello, Comte propone
dos cosas que pretende funcionen al reorganizar la sociedad. Es pertinente señalar que el
cambio de la sociedad se da según el orden natural, pues según su curso en algún momento
debe llegar un cambio social de manera radical. Este cambio debe darse de manera lenta, de
modo que primero se planee una organización provisional para llegar a una organización
completa y nueva. Esta nueva organización que Comte piensa es según la naturaleza, es decir
que una sociedad debe darse según el orden natural de un organismo y funcionar como tal.

La primera parte de lo señalado en el párrafo anterior ha quedado claro, es decir, el cambio


de manera lenta es necesario. Pero hay que hacer más claro los siguientes puntos. El cambio
lento en la sociedad es debido a que no es posible hacer una política a priori, es decir, sin
experiencia y sin método científico. La verdadera política es a posteriori. Debe estar basada
en la experiencia. De este modo, deben irse haciendo breves cambios con acuerdo a un plan,
e ir tanteando su funcionamiento. Si se ve que no ha funcionado, entonces es posible dar
marcha atrás, e intentar de nuevo con algún otro método. En palabras de Comte:

“La pretensión de construir a la primera, en unos meses, o en años, toda la economía de un


sistema social integral y definitivamente desarrollado, constituye una quimera extravagante,
absolutamente incompatible con la debilidad del ser humano (…) en primer lugar, se discute
y establece el principio general; mediante una larga serie de trabajos se llega luego a
formar, en todos los campos de la ciencia, una organización que nadie habría sido capaz de
concebir en el origen.”1

La segunda parte, la de la organización natural es lo que debemos explicar ahora. Según


Comte, no han funcionado las revoluciones sociales en tanto que no fijan una finalidad
común, que no incumban las parcialidades, o sólo a las partes, Pero con ello, nos está

1
Comte, Plan de los trabajos científicos necesarios para la reorganización de la sociedad, 2005,
Madrid:Taurus, p.p 36
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apuntando a una dirección. Esa dirección es la siguiente: la sociedad debe funcionar como
un todo orgánico. El hombre no puede pretender elegir por sí mismo el camino que debe
tomar. Es decir, que en una sociedad, no todos son capaces de dirigir, y no todos son capaces
de realizar los mismos trabajos con las mismas facilidades. Así como la naturaleza tiene una
finalidad en cada una de sus creaturas, es decir, que cada una puede mantenerse siendo, y
cada una de sus partes obedece a esa finalidad sobre seguir siendo en su mayor perfección
posible, así debe funcionar la sociedad.

Pero ¿qué es como tal un sistema orgánico? Es un sistema en el que cada una de las partes
del sistema funciona para la finalidad que les ha sido asignada como un todo. Así como en el
cuerpo humano cada una de las partes funcionan para el bienestar y supervivencia, así debe
ser en la sociedad. Sin embargo, la novedad de pensar así la sociedad reside en que cada una
de las partes no tiene una importancia de manera individual, sino en tanto un todo. Ello tiene
diversas implicaciones.

En primer lugar, tenemos la distribución de recursos. En el cuerpo, la distribución de


recursos no es equitativa, sino en virtud de qué órgano necesite en determinado momento,
una mayor carga de recursos. La distribución daría lo necesario a cada una de las partes para
que funcione bien en virtud de su unidad con todas las partes, es decir en virtud de la unidad
de la sociedad.

En segundo lugar, podemos observar que cuando el cuerpo está enfermo peligra su
integridad. Por lo general, tiene la enfermedad alguna de las partes del cuerpo. En ese
momento, todos los recursos del cuerpo luchan por rescatar un órgano, y la finalidad del
cuerpo en su totalidad es sobrevivir en integridad. Cuando una parte del cuerpo ya no es
funcional, entonces debe desecharla. La comunidad debe funcionar así. Cuando una de sus
instituciones no funciona adecuadamente, deben tomarse las medidas necesarias para
reintegrarla al sistema. En ese momento, todo el sistema debe estar de acuerdo en que
funcionará para salvar a una de sus instituciones. Si no hay un modo de salvarla sin que ponga
en riesgo la integridad del cuerpo, entonces hay que extirpar esa institución y reorganizar la
sociedad para que pueda sobrevivir integralmente sin esa parte que extirpó.
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Según Comte, el fin de la sociedad nueva es la felicidad que se debe cumplir según el
funcionamiento de un organismo, lo cual dejaría una felicidad en términos de suficiencia y
completitud. De este modo, cuando una parte de la sociedad, ya sea individuo o institución,
no se trata de eliminar inmediatamente, sino que emulando el orden natural se intenta usar
todos los recursos para reincorporar esa parte al todo. Para llegar a una sociedad tal se
requiere la disposición del trabajo de todos los ciudadanos, sin que alguno lleve una función
principal, sino en vista de que todos desarrollan un papel de suma importancia para el
funcionamiento de la sociedad.

En tercer lugar, la organización social requiere un trabajo de todas y cada una de las partes.
Para Comte una parte sustancial de ello es el trabajo científico. Pero, primero debemos ver
que la finalidad de la comunidad no sólo es la supervivencia, sino la felicidad integral del
sistema, es decir, de todas las personas que la conforman. ¿Cómo es ello posible? La
organización de los trabajos científicos debe estar guiada a poder encontrar en cada hombre
su disposición natural. Es decir, que cada uno de nosotros tiene ciertas aptitudes naturales,
que sin embargo, no podemos descubrir muchas veces por nosotros mismos. La ciencia es la
encargada de encontrar el qué de cada hombre, es decir, el camino que debe tomar en su vida
para su felicidad. Aunque ello no es nada fácil, es algo que debe hacer la ciencia, con la mano
de la filosofía y todo el conocimiento sobre el hombre posible. Cabe señalar que Comte está
consciente de lo limitado del conocimiento humano, por ello su plan es a largo plazo,
alimentando el quehacer científico y filosófico.

Así, vemos que en la propuesta de Comte no hay libertad, pues el fin de la sociedad ya está
determinado, y cada individuo no funciona en virtud de sí mismo, sino que tiene una
disposición natural a la cual debe someterse, y así podrá lograr la felicidad. La comunidad es
un todo orgánico y como tal debe funcionar. Así, la noción de comunidad es fundamental
para el hombre, pues sólo en comunidad puede realizarse completamente, es decir, ser feliz.

§2.- La libertad según Kierkegaard


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Antes de entrar en materia, hay que señalar que el epígrafe citado por Kierkegaard es muy
sugerente con respecto a su problema. Por medio del epígrafe pregunta: ¿puede Dios o el
absoluto darse en lo histórico, esto es, en un particular, y cuál es la relación que tiene con ese
particular? A lo largo del escrito, esto quedará más claro, por ahora, sólo hay que apuntar y
tener en mente esta pregunta.

La introducción, de manera general, apunta a cuestionar los proyectos de pensamiento. A


partir de que el autor menciona que su escrito es sólo un folleto y como tal debe ser tomado,
nos apunta que su escrito no es un proyecto de pensamiento que alguien deba tomar como su
camino. Kierkegaard no parece buscar seguidores, sino justamente parece estar cuestionando
esa idea.

Kierkegaard parece estar planteando que ya tienen un punto de partida o una opinión, y una
opinión es: “Tener una opinión es a la vez demasiado y excesivamente poco. Exige seguridad
y hallarse bien en la existencia (…)”2 Teniendo un lugar seguro, de certeza y seguridad en la
existencia, no parece haber atención ni en la filosofía ni en la fe. Sin embargo, a Kierkegaard
le preocupa aún más la fe. La filosofía, según el danés, parece tomar de manera sencilla la
fe, pues parte de un lugar establecido que la hace inútil, y la ha reducido a conceptos. Con
respecto a ello, Kierkegaard plantea: “Aunque se lograse reducir en una formula conceptual
todo el contenido de la fe, no se seguirá de ello que nos hubiésemos apoderado
adecuadamente de la fe, de tal modo que nos permitiésemos ingresar en ella, o bien ella en
nosotros.”3 Este pasaje, nos da la indicación de que la filosofía pretende tratar a la fe de
manera conceptual, pero la Fe no se puede reducir a conceptos. Ella requiere la seriedad y el
trabajo de una vida, que pueda a lo largo de sí, posicionarse en la fe. Kierkegard no aceptaría
que la Fe sea algo sencillo, o una idea más que pueda venderse a un precio bajo. Hasta ahora,
sólo podemos decir que la Fe es un estado al cual hay que acceder, y que no es fácil hacerlo.
Adentrarse en la fe, según Kierkegaard, es lo más difícil, y aún más para el filósofo.

2
Kierkegaard, Migajas Filosóficas, Trotta: Madrid, 2007, pp. 25.
3
Kierkegaard, Temor y Temblor, Alianza, Madrid: 2014, pp.67.
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¿Por qué le interesa a Kierkegaard cuestionar la idea sobre los seguidores, sobre los proyectos
de pensamiento? Parece que Kierkegaard está lanzando una crítica contra una clase de
objetivismo, en el que un sujeto sabe lo que otro sujeto ha de hacer para ser feliz y encontrar
su camino en la vida. Ello puede traducirse a ser una crítica a la religión en tanto institución,
pues cómo hemos de dejarnos guiar por alguien que aún no encuentra ni su propio camino?
Y de igual modo cuestiona Kierkegaard: ¿cómo seguir el camino de alguien más? Parece que
para el filósofo danés ello sería absurdo.

Tener un camino, o una opinión, es demasiado absurdo para Kierkegaard, porque presupone
hallarse seguro en la existencia, es tener certeza y seguridad frente al mundo, y ello es lo que
tiene en común una comunidad. No tener una opinión, es no seguir ese camino común. Creo
que Kierkegaard plantea estas ideas así, porque, además de ser cristiano, cree que l relación
que cada individuo tiene con Dios es muy íntima y personal, y en ese sentido, no es posible
mostrarse ante el mundo con el camino que alguien más ha trazado para sí. De este modo, la
crítica a la institución es más completa, porque un pastor no puede pretender saber cuál es el
camino que los otros han de tomar. En última instancia, ello depende del individuo, y en
cierta medida, de Dios.

Ya en la introducción, se plantea una discusión a partir de la pregunta: ¿hasta qué punto es


posible aprehender la verdad? Detrás de esa pregunta está el apartado introductorio, pues en
medida que podemos aprehender la verdad es que podemos ser en el Creador. Es decir, que
ello se da en medida que seguimos nuestro propio camino.

Para plantear la idea anterior, Kierkegaard pregunta por tres elementos: ¿qué es un maestro,
un discípulo, y cuál es el estado anterior del discípulo? Trataré de dar un esbozo de estas ters
preguntas. Aunque Sócrates parte de una postura socrática para resolver sus cuestiones, les
da la vuelta con su argumentación. La postura socrática presupone que el discípulo ya conoce
la verdad, y el maestro es sólo la ocasión para que recuerde lo que ya sabía de antemano. Es
ese es el límite de Sócrates, no le está permitido dar a luz, él no debe transformar al individuo.
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Kierkegaard lleva más allá esto, suponiendo que un discípulo está en un estado de ser de no-
verdad. Cuando es la no-verdad, significa que no está apto para ser la verdad, ni para recibirla.
El discípulo no se sabe no verdad. Y ello requiere una transformación, o por parte del
maestro. Esa transformación consiste en hacerlo consiente de que es la no-verdad, y entonces
predisponerlo a recibir la verdad.

Cuando el maestro, que Kierkegaard plantea que es Dios, transforma al individuo, ahí nace
la eternidad, y responde algunas de las preguntas de su epígrafe. Dios tiene una relación en
el instante con el individuo, que ha transformado para poder recibir la verdad. Finalmente,
ese recrear del maestro es, liberar al discípulo, pero no sólo por su yugo, sino con la fuerza
del discípulo. Cuando se libera, se llega a un estado de plenitud en el tiempo, y así, el Maestro
es un juez libertador, y el discípulo es la verdad en el juez.

Kierkegaard ejemplifica su posición con respecto a la Fe desde el relato bíblico de Abraham.


En el apartado mencionado, se nos plantea un escenario en el que un hombre 4desea
comprender. Mientras más viejo se hacía menos lo comprendía, y mientras más lo pensaba,
menos le comprendía. Ello ya es una indicación con respecto a cómo ha de entenderse el
relato bíblico.

A los ojos de Kierkegaard, pensar el relato lleva a conceptualizarlo, pero ello no es del todo
un obstáculo para su comprensión, sino que al hacer eso, se le está comprendiendo desde la
razón, y la razón se opone a la Fe. De este modo, si Kierkegaard está construyendo la historia
de Abraham, es porque a partir de la actitud del Patriarca es posible notar el carácter de la Fe
frente a la razón. Esto quedara claro conforme avancemos en la exposición, sin embargo,
hay que notar desde ahora que la Fe es opuesta a la razón para aceptar la verdad, pues entre
menos consideraciones racionales haya de por medio más cerca se estará de la Fe.

4
Poco importa si es el Padre de Kierkegaard, como menciona el traductor. Lo relevante para nosotros es el
ejercicio que lleva a cabo el hombre, y en ese sentido, la interpretación imperante en la lectura de Temor y
temblor no es aquella que apela a los elementos biográficos para explicarse, sino intentando ver el problema
real que está planteando Kierkegaard.
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Así, podemos notar algunas cosas. La libertad y el modo de encontrar el camino propio es
sumamente complejo y problemático. Encontrarlo no depende de la comunidad, ni de las
leyes universales de los hombres. Para encontrarlo, el hombre debe establecer una conexión
con Dios, abandonándose al absurdo que Dios representa. Debe ingresar en la Fe, y la esencia
de la Fe es la paradoja. Acceder a la Fe es acceder a la paradoja. Establecer la relación con
Dios, es estar más allá de lo racional y teórico. Desde Temor y temblor, ese estar más allá de
lo racional es tener una relación absoluta con el absoluto, como la de Abraham con Dios.

Por ello, desde esta perspectiva podemos poner en tela de juicio el papel de la comunidad.
Pues si debo superar esa esfera para encontrar el camino verdadero que me es dado por Dios,
entonces ¿de qué sirve el estar en comunidad? Aunque ella es una cuestión muy compleja, a
la que no podemos dar solución, por lo menos podemos responder que, desde los valores
cristianos, no se puede abandonar la comunidad, porque en el otro veo el amor de Dios
también.

Conclusiones

Una vez que hemos expuesto las doctrinas de Comte y de Kierkegaard, entonces podemos
señalar los siguientes asuntos. Parece que preguntar si un hombre puede o no por sí mismo,
necesariamente incluye la pregunta por la comunidad y su necesidad para el hombre. Si la
felicidad es posible en una relación particular, entonces parece no ser necesaria, si por el
contrario, la felicidad sólo es posible en comunidad, entonces es necesaria.

El asunto principal que debemos sopesar para hacer la pregunta es la pregunta por la
felicidad. Si ella es o no posible, y de qué modos. Desde ambas perspectivas que hemos
revisado, tenemos dos visiones opuestas de la felicidad. Una depende de la comunidad, la
otra de Dios. En comunidad depende de someterse al todo, perder la libertad por el bien de
todos, y entregarse como parte de un todo al todo. Predisponerse para la felicidad de los
demás es lo que Comte propone, porque cada individuo trabajaría por la felicidad de los
demás sin perder de vista la suya. Así, un organismo sirve para la supervivencia del todo, de
él en tanto uno completo, y así es como ha de funcionar la sociedad. Y aunque los planes
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de los trabajos lleven mucho tiempo en ser posibles, y luego en ser reales, la propuesta de
Comte parece que promete un verdadero funcionamiento del hombre en tanto que cumple su
naturaleza incluso en la sociedad.

Después, en la filosofía de Kierkegaard, el hombre no puede verse llamado a la felicidad en


tanto participante de una comunidad, sino en tanto individuo. Pues la relación con Dios que
cada uno puede establecer es intransferible, es personal e individual. De ese modo, no es que
la vida en comunidad sea del todo útil para esa relación, pero como es necesaria una
formación en tanto individual, la comunidad es necesaria, no como medio, sino como una
formación de individuos que puedan establecer una relación absoluta con Dios.

Desde esa perspectiva parece muy complicado alcanzar la felicidad, pues abandonarse al
absurdo es lo más difícil que puede hacer el hombre. Requiere de un gran trabajo y de una
gran disposición espiritual. Además, si la figura por defecto de ello es Abraham, entonces
podemos vislumbrar lo complejo y casi imposible que es que un hombre se comporte con
total devoción y entrega a Dios, con independencia de las consideraciones racionales, y éticas
en el plano de lo universal.

Ahora, preguntemos desde ambas perspectivas: ¿podemos alcanzar la felicidad? Ello lo


planteo porque parece que desde ambas, sin duda, ser feliz no es algo sencillo. La felicidad
se alcanza abandonándose, ya sea al todo o a lo absoluto. Así, la felicidad no depende de mí
en última instancia, en ninguna de ambas propuestas. Depende de otro, ya sea de la entrega
a la comunidad, o de la entrega a Dios. Pero esa felicidad no me pertenece como tal. No
puedo conseguirla sólo, o en tanto individuo.

Bibliografía
Comte, Augusto. Plan de los trabajos cientificos necesarios para la reorganización de la sociedad.
Madrid: Taurus, 2005.

Kierkegaard. Migajas filosóficas o un poco de filosofía. Madrid: Trotta, 2007.

—. Temor y Temblor. Madrid: Alianza, 2014.


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