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Capítulo 4

Esfuerzo y Resistencia
Mecánica

Esfuerzos normales y tangenciales entre partículas

Los esfuerzos normales están directamente relacionados con la superficie específica


del material, que se define como la magnitud del área por unidad de masa y la cual
sirve de indicador sobre la influencia relativa de las cargas eléctricas sobre el
comportamiento de la partícula. Por lo tanto materiales de gran tamaño (bolos, grava,
arena) tienen baja superficie específica en comparación con materiales de partículas
finas como los limos y arcillas,

Las partículas de la formación poseen cargas eléctricas en su superficie y por lo tanto


atraen iones con el fin de neutralizar su carga eléctrica total. A su vez, estos iones
atraen moléculas de agua; y el agua es atraída directamente a la superficie de las
partículas de suelo. De aquí que todas las partículas de la formación tiendan a estar
rodeadas de una capa de agua.

En materiales geológicos formados por partículas equidimensionales de mayor tamaño


(arenas redondas uniformes), los esfuerzos se transmiten a través de la formación por
las fuerzas de contacto mineral-mineral entre partículas. En formaciones formadas
únicamente por pequeñas laminillas arcillosas (lutitas y/o arcillas) orientadas cara con
cara, los esfuerzos se transmiten a través de fuerzas eléctricas de largo alcance,
pudiendo estar las partículas separadas por distancias de 100 Å o incluso más. La
transmisión de esfuerzos en formaciones mixtas se produce por un proceso intermedio.

La resistencia tangencial entre partículas de una formación se debe a los enlaces de


adhesión en los puntos de contacto. Esta resistencia tangencial viene determinada
principalmente por la magnitud de la carga normal aplicada, por lo que el
comportamiento general es de naturaleza friccional.
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Esfuerzos en sistemas de partículas.

En un material geológico real, es imposible estudiar las fuerzas existentes en cada


punto de contacto entre los granos. Mas bien, es necesario emplear el concepto de
esfuerzo utilizado en la mecánica de medios continuos. Para comenzar hablaremos de
los esfuerzos que existen en una masa de suelo como resultado del peso propio y por
efecto de las fuerzas aplicadas.

La Fig. 4.1a muestra una pequeña celda de medición hipotética (elemento A)


enterrada en una masa de suelo, esta celda se ha colocado de tal forma que las
partículas del suelo no sean desplazadas. Los diagramas de la Fig. 4.1b,c, representan
las caras horizontal y vertical del elemento A, con las partículas de suelo que cargan
sobre esas caras. Estas partículas ejercen generalmente fuerzas normales y
tangenciales sobre dichas caras. Si cada cara es cuadrada, de lado a, podemos
definir los esfuerzos que actúan sobre la celda por:

Nv
σv =
a2

Nh
σh =
a2
(4.1)
Th
τh =
a2

Tv
τv =
a2

donde N v y N h representan las fuerzas normales en la dirección vertical y horizontal,


respectivamente; Tv y Th son las fuerzas tangenciales en la dirección vertical y
horizontal, respectivamente; y σ v , σ h , τ v y τ h representan los esfuerzos
correspondientes. De esta forma se han definido cuatro esfuerzos que, al menos
teóricamente, pueden visualizarse y medirse directamente.

Se supondrá que la presión en la fase intersticial del suelo es nula; es decir igual a la
presión atmosférica. De aquí que las fuerzas N v , N h , Tv y Th se deben únicamente
a las fuerzas transmitidas a través del esqueleto mineral. En un suelo seco, el esfuerzo
puede imaginarse como la fuerza existente en el esqueleto mineral por unidad de área
del suelo.
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Superficie del terreno

Elemento A

Figura 4.1 .- Diagrama para ilustrar la definición de esfuerzo. (a) Perfil de terreno, b) y c) Fuerzas sobre el
elemento A.

Realmente, es bastante difícil medir con precisión los esfuerzos existentes en el interior
de un suelo, principalmente debido a que la presencia de un medidor altera el campo
de esfuerzo que existiría, si aquel no se hubiera colocado.

Al hacer pasar un plano imaginario a través del suelo, como se indica en la Fig. 4.2,
este plano atravesará los granos minerales y los espacios intersticiales. Puede
suceder que el plano pase a través de uno o más puntos de contacto entre partículas.
En cada punto en que este plano atraviesa materia mineral, la fuerza transmitida a
través del esqueleto mineral puede descomponerse en fuerzas normales y tangenciales
al plano. Las componentes tangenciales a la vez pueden descomponerse en un par de
ejes coordenados. Estas diversas componentes se han representado en la Fig. 4.2 . La
suma de las componentes normales al plano de todas las fuerzas, dividida por el área
del plano es el esfuerzo normal o que actúa sobre dicho plano. Análogamente, la suma
de todas las fuerzas tangenciales sobre el plano en la dirección x, por ejemplo, dividida
por el área de este plano es el esfuerzo tangencial o cortante τ x en la dirección x.

Existe también otra imagen bastante utilizada para la definición de esfuerzos. Puede
imaginarse un plano “ondulado” que se dobla justo lo suficiente para cortar materia
mineral únicamente en los puntos de contacto entre partículas. El esfuerzo es entonces
la suma de las fuerzas de contacto dividida por el área del plano ondulado. La suma de
todas las áreas de contacto será una parte muy pequeña del área total del plano;
ciertamente menos de 1%. Por ello, el esfuerzo definido de esta forma difiere mucho
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numéricamente de los esfuerzos en los puntos de contacto.

Sección de
las partículas

Huecos (poros)

Punto de contacto entre


partículas situadas por
encima y debajo del
plano de la sección

Figura 4.2.- Definición de esfuerzos en un sistema de partículas.

Al utilizar la palabra “esfuerzo” nos hemos referido al esfuerzo macroscópico, es decir,


fuerza/área total . Los esfuerzos macroscópicos tienen una gama de variación típica de
0.07 a 70 Kg / cm 2 para la mayoría de los problemas reales.

El concepto de esfuerzo está estrechamente asociado con el de medio continuo. Así


pues, cuando hablamos de los esfuerzos que actúan en un punto, imaginamos las
fuerzas que actúan sobre las caras de un cubo infinitamente pequeño compuesto de un
cierto material homogéneo. Para cualquier material, el interior del “cubo infinitamente
pequeño” es por tanto solo estadísticamente homogéneo. En un cierto sentido, toda la
materia se compone de partículas y sólo tiene sentido hablar de esfuerzo
macroscópico, si este esfuerzo varia poco en una distancia del orden de magnitud del
tamaño de la partícula más gruesa. Cuando se habla de los esfuerzos en un “punto” del
suelo, debemos imaginar un “punto” bastante grueso.

En la Fig. 4.1 las fuerzas Nv, etc., son la suma de las componentes normal y tangencial
de las fuerzas que actúan en cada punto de contacto entre las partículas de suelo y las
caras del elemento ideal. Cuanto más pequeño sea el tamaño de las partículas, mayor
será el número de contactos con una cara de lado a. Así pues, para un determinado

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valor de esfuerzo macroscópico, una reducción en el tamaño de las partículas significa


una menor fuerza en cada contacto.

Tabla 1.1 Valores típicos de las fuerzas de contacto medias en suelos granulares

Tipo de Diámetro Fuerza media de contacto (lb)


suelo de las para un esfuerzo macroscópico
partículas ( kg / p lg 2 )
(mm)
1 10 100
60 3 30 300
Grava
2.0 0.003 0.03 0.3
Arena
0.06 3 × 10 −6 3 × 10 −5 0.0003
Limo
0.002 3 × 10 −9 3 × 10 −8 3 × 10 −7

Esfuerzos geoestáticos

Los esfuerzos en el interior de un suelo son producidos por las cargas exteriores
aplicadas al mismo y por el peso del propio suelo. El sistema de esfuerzos debido a
las cargas aplicadas y el correspondiente al peso propio del suelo puede ser bastante
complicado. Sin embargo, existe un caso habitual en el cual el peso del suelo da lugar
a un sistema de esfuerzos muy sencillo: cuando la superficie del terreno es horizontal y
cuando la naturaleza del suelo varía muy poco en la dirección horizontal. Este caso se
presenta con mucha frecuencia, en especial en suelos sedimentarios. En tal caso, los
esfuerzos se denominan geostáticos.

Esfuerzos geoestáticos verticales. En el caso anterior no existen esfuerzos


tangenciales sobre planos verticales y horizontales trazados a través del suelo. De aquí
que el esfuerzo vertical geostático a cualquier profundidad puede calcularse
simplemente considerando el peso del suelo por encima de dicha profundidad. Así
pues, si el peso específico del suelo es constante con la profundidad, entonces:

σ v = zγ (4.2)

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donde z es la profundidad y γ es el peso específico total del suelo. En este caso, el


esfuerzo vertical variará linealmente con la profundidad, como se indica en la Fig. 4.3.

Por supuesto el peso específico no es constante con la profundidad. Generalmente un


suelo resultará cada vez más compacto al aumentar la profundidad debido a la
compresión originada por los esfuerzos geostáticos. Si el peso específico del suelo
varía de forma continua con la profundidad, los esfuerzos verticales pueden calcularse
por medio de la integral:

σv = ∫ γ dz
0
(4.3)

Figura 4.3.- Esfuerzos geoestáticos en un suelo con superficie horizontal.

Si el suelo está estratificado y el peso específico de cada extracto es diferente, los


esfuerzos verticales pueden calcularse adecuadamente por medio de la sumatoria

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σv = ∑ γ ∆z (4.4)

El ejemplo A muestra el cálculo de los esfuerzos verticales geostáticos para un caso en


el que el peso específico es función del esfuerzo geostático.

Ejemplo A

Datos: La relación entre el esfuerzo vertical y el peso específico es:

γ = 1,520 + 0.0022σ v

donde γ viene dado en ton / m3 y σ v en ton / m 2 .

Problema: Calcular los esfuerzos verticales a una profundidad de 30m para el caso de
esfuerzos geostáticos.

Solución por cálculo directo. A partir de la ecuación 4.3:


z

σ v = ∫ ( 1, 520 + 0 .0022σ v ) dz
0

dσ v
= 1, 520 + 0 .0022σ v
dz

La solución a la ecuación diferencial es :

σ v = 6 .90 ( e 0 .0022 z − 1)
Para z = 30 m

σ v = 6 .90 (1.0683 − 1) = 47.73 ( ton / m 2 )

Otra solución aproximada por tanteo:

Primer tanteo: Supongamos un peso específico medio desde z = 0 a z = 30m de 1.60


ton / m3 . Entonces , para z = 30 m será σ v = 48 ton / m 2 . El peso específico (entrando
con este esfuerzo) sería de 1,625 ton / m3 y el peso específico medio (suponiendo una
variación lineal de γ con la profundidad) valdría 1.57 ton / m3 .

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Segundo tanteo: Suponiendo un peso específico medio de 1.57 ton / m3 , resulta para z
= 30 m, σ v = 47.10 ton / m 2 y γ = 1.60. El peso específico medio sería 1.56 ton / m3 ,
coincidente prácticamente con el supuesto.

La ligera discrepancia entre ambas respuestas se debe a que el peso específico


realmente no varía tan linealmente con la profundidad como se ha supuesto en la
segunda solución. La discrepancia puede ser mayor cuando γ sea más susceptible a la
variación de σ v . La solución por cálculo directo es más exacta, pero se pueden
cometer errores más fácilmente en las unidades. La exactitud de la solución por tanteo
puede mejorarse dividiendo los 30 metros de profundidad en capas y suponiendo una
variación uniforme del peso específico en cada una de ellas.

Esfuerzos geoestáticos horizontales. La relación entre los esfuerzos horizontal y


vertical se expresa por un coeficiente denominado coeficiente de esfuerzo lateral o de
presión lateral y se designa por el símbolo K:

σh
K= (4.5)
σv

Esta definición de K se emplea indiferentemente de que los esfuerzos sean


geostáticos o no.

Incluso en el caso en que los esfuerzos sean geostáticos, el valor de K puede variar
entre amplios límites, según que el suelo resulte comprimido o expandido en dirección
horizontal, bien por las fuerzas de la naturaleza o por los trabajos del hombre.

Frecuentemente tiene interés la magnitud del esfuerzo geostático horizontal en el caso


especial en el que no se haya producido deformación lateral en el terreno. En este caso
se habla del coeficiente de presión lateral en reposo y se designa por el símbolo K0.

Un suelo sedimentario está formado por una acumulación de sedimentos de abajo


hacia arriba. Al continuar aumentando el espesor de sedimentos, se produce una
compresión vertical del suelo a todos los niveles, debido al aumento del esfuerzo
vertical. Al producirse la sedimentación, generalmente en una zona bastante extensa,
no existe razón por la cual deba tener lugar una compresión horizontal apreciable. Por
esta razón, se llega lógicamente a la conclusión de que en un suelo sedimentario el
esfuerzo total horizontal debe ser menor que el esfuerzo vertical. Para un depósito de
arena formado de esta manera, K0 suele tener un valor comprendido entre 0.4 y 0.5.

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Por otro lado, existe evidencia de que el esfuerzo horizontal puede ser superior al
vertical si un depósito sedimentario ha tenido una carga importante en el pasado. En
efecto, los esfuerzos horizontales quedaron “congelados” cuando el suelo estuvo
cargado con un espesor mayor de tierras que el actual y no se disiparon al suprimirse
esta carga. En este caso, K 0 puede alcanzar valores de hasta 3. En rocas este efecto
es muy común.

Esfuerzos principales y Círculo de Mohr

Como en cualquier otro material, el esfuerzo normal en un punto situado en el interior de


una masa de suelo suele ser una función de la orientación del plano elegido para
definir dicho esfuerzo. Carece de significado hablar del esfuerzo normal o tangencial en
un punto. Por esta razón, generalmente se le añaden subíndices a los símbolos σ y τ
para especificar la forma como se definen estos esfuerzos. Con mayor generalidad,
por supuesto, deberíamos hablar del tensor de esfuerzos que proporciona una
descripción completa del estado de esfuerzos en un punto.

Esfuerzos principales. En cualquier punto sometido a esfuerzos existen 3 planos


ortogonales (es decir, perpendiculares entre sí) en los cuales los esfuerzos
tangenciales son nulos. Estos planos se denominan planos principales. Los esfuerzos
normales que actúan sobre estos tres planos se denominan esfuerzos principales. El
más grande de estos tres esfuerzos principales se denomina esfuerzo principal mayor
σ 1 , el más pequeño se denomina esfuerzo principal menor σ 3 y el tercero es el esfuerzo
principal intermedio σ 2.

Cuando los esfuerzos en el terreno son geostáticos, el plano horizontal que pasa por un
determinado punto es un plano principal al igual que todos los planos verticales a través
de dicho punto. Cuando K<1, σ v = σ 1 , σ h = σ 3 y σ 2 = σ 3 = σ h . Cuando K>1, sucede
lo contrario: σ h = σ 1 , σ v = σ 3 y σ 2 = σ 1 = σ h . Cuando K =1, σ v = σ h = σ 1 = σ 2 = σ 3 ,
y el estado de esfuerzos se denomina isotrópico.
Debemos indicar también que los esfuerzos tangenciales sobre dos planos
ortogonales cualesquiera ( planos que forman ángulos rectos ) deben ser iguales
numéricamente ( τ v = τ h ).

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Círculo de Mohr.- Nos interesará el estado de esfuerzos en el plano correspondiente


a los esfuerzos principales mayor y menor, σ 1 y σ 3. Los esfuerzos se considerarán
positivos cuando sean de compresión. En la Fig. 4.4 se indican los demás convenios
de signos. La magnitud (σ 1 − σ 3 ) se denomina esfuerzo desviador o diferencia de
esfuerzos.

Dada la magnitud y dirección de σ 1 y σ 3 , se pueden calcular los esfuerzos normales y


tangenciales en cualquier otra dirección mediante las ecuaciones de la estática que se
recogen en la Fig. 4.4. Estas ecuaciones, que proporcionan una descripción completa (
bidimensional ) del estado de esfuerzos, corresponden a un círculo. Cualquier punto
del círculo, como el A, representa los esfuerzos sobre un plano cuya normal forma un
ángulo θ con la dirección del esfuerzo principal mayor. Esta representación gráfica del
estado de esfuerzos se conoce como Círculo de Mohr y tiene una gran importancia en
la mecánica de suelos y rocas.

Figura 4.4.- Representación de los esfuerzos mediante el círculo de Mohr a) Estado de esfuerzo en un punto.
b) Diagrama de Mohr.

Dados σ 1 y σ 3 y sus direcciones, se pueden encontrar gráficamente los esfuerzos


correspondientes a cualquier otra dirección mediante el círculo de Mohr. Por otro lado,
dados σ θ y τ θ que actúan sobre dos planos cualesquiera, pueden encontrarse la
magnitud y dirección de los esfuerzos principales. La noción de polo resulta
especialmente útil para tales construcciones gráficas. El polo es un punto del círculo de
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Mohr, designado por OP, con la siguiente propiedad: una línea trazada por OP y por un
punto dado A del círculo de Mohr, será paralela al plano sobre el cual actúan los
esfuerzos correspondiente al punto A.

σ1 + σ3 σ − σ3
σ θ = σ 1 cos 2 θ + σ 3sen 2 θ = + 1 cos 2θ (4.6)
2 2

σ1 − σ 3
τ θ = ( σ 1 − σ 3 ) senθ cos θ = sen 2θ (4.7)
2

El esfuerzo tangencial máximo en un punto , γ máx es siempre igual a ( σ 1 − σ 3 ) / 2 ; es


decir, el esfuerzo tangencial máximo equivale al radio del círculo de Mohr. Este
esfuerzo tangencial máximo se produce en planos que forman ± 45° con la dirección
del esfuerzo principal mayor.

Si el estado de esfuerzos es geostático, los esfuerzos tangenciales máximos se


encontrarán sobre planos que forman 45° con la horizontal. La magnitud del esfuerzo
tangencial máximo será:

σv
Si K< 1 τ max = (1 − K )
2

σv
Si K > 1 τ max = ( K − 1)
2

Si K = 1 τ max = 0

Diagramas p-q

En muchos problemas conviene representar, sobre un diagrama único, muchos


estados de esfuerzos para una determinada muestra de suelo. En otros problemas se
representa en un diagrama de este tipo el estado de esfuerzos de muchas muestras
diferentes. En tales casos, resulta muy pesado trazar los círculos de Mohr, e incluso
más difícil ver lo que se ha representado en el diagrama después de dibujar todos los
círculos.

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Otro método para dibujar el estado de esfuerzos puede ser adoptar un punto
representativo de los esfuerzos cuyas coordenadas serían:

σ1 + σ 3
p=
2
(4.8)
σ1 − σ3
q=±
2
• q es positivo si σ 1 forma un ángulo igual o menor de ± 45° con la vertical.
• q es negativo si σ 1 forma un ángulo menor de ± 45° con la horizontal.

En la mayoría de los casos en los que se utiliza la representación puntual, los esfuerzos
principales actúan sobre planos verticales y horizontales. En este caso la ecuación
(4.8) se reduce a:

σv + σh σv − σh
p= , q= (4.9)
2 2

Este método equivale a representar un punto único de un círculo de Mohr: el punto más
alto si q es positiva o el punto más bajo si q es negativa. Numéricamente, q equivale a
la mitad del esfuerzo desviador.

Conociendo los valores de p y q para un cierto estado de esfuerzos, se posee toda la


información necesaria para dibujar el círculo de Mohr correspondiente. Sin embargo, el
empleo de un diagrama p-q no exime de utilizar el círculo de Mohr para determinar la
magnitud de los esfuerzos principales a partir de un determinado estado de esfuerzos.

Trayectorias de esfuerzos

Frecuentemente se desea representar los sucesivos estados de esfuerzos que existen


en una muestra de suelo al cargarla. Una forma de hacer esto es trazar una serie de
círculos de Mohr. Por ejemplo, la Fig. 4.5a muestra estados sucesivos al incrementar
σ 1 , manteniendo constante σ 3 . Sin embargo, un diagrama con muchos círculos puede
resultar bastante confuso, en especial si se representan sobre un mismo diagrama los
resultados de diversas pruebas. Un método más satisfactorio consiste en representar
una serie de puntos (p-q) uniéndolos mediante una curva (4.5b). Esta línea se denomina
trayectoria de esfuerzos. Al igual que un círculo de Mohr o un punto (p-q) representan un

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estado de esfuerzos, una trayectoria de esfuerzos proporciona una representación


continua de sucesivos estados de esfuerzos.

Trayectoria de
esfuerzos

Figura 4.5 Representación de sucesivos estados de esfuerzo en un ensayo de compresión triaxial.


(a) Círculos de Mohr, (b) Trayectoria de esfuerzos en diagrama p-q.

En la Fig. 4.6a aparecen trayectorias de esfuerzos que parten de un estado para el


cual σ v = σ h . Este es un estado inicial común en muchos tipos de pruebas de
laboratorio. A partir de este estado inicial, se suele variar en general σ v y σ h en la
misma magnitud ( ∆σ v = ∆σ h ) , o se hace variar uno de los esfuerzos principales
mientras que el otro se mantiene constante (∆σ positivo mientras ∆σ h = 0 , o ∆σ h
negativo para ∆σ v = 0) . Por supuesto son posibles muchas otras trayectorias; pueden
incrementarse simultáneamente ∆σ 1 y ∆σ 3 de forma que ∆σ 3 = ∆σ 1 / 4 .

Un estado inicial más común es que tanto σ v como σ h sean mayores que cero, pero
σ v ≠ σ h . La parte (b) de la Fig. 4.6 muestra varias trayectorias de esfuerzos que parten
de un estado inicial de este tipo.

También tienen interés los estados de carga que parten de σ 1 = σ 3 = 0 y en los cuales
σ 1 y σ 3 aumentan de manera constante (Fig.4.6c). Para este tipo de carga:

p 1− K
= (4.10)
q 1+ K

Donde K es el coeficiente de presión o esfuerzo lateral ya definido anteriormente. La


trayectoria de esfuerzos K1 corresponde a la compresión isotrópica, sin esfuerzos
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tangenciales. La trayectoria K0 indica la forma en que aumentan los esfuerzos en un


suelo normalmente consolidado durante el proceso de sedimentación. La pendiente de
la trayectoria K0 se designa por β ; es decir, para un estado de carga K0

p
= tan β (4.11)
q

Estados de
carga con

Figura 4.5.- Ejemplos de trayectorias de esfuerzos.

Combinando las ecuaciones 4.10 y 4.11 se obtiene

1 − tanβ
K0 = (4.12)
1 + tanβ

Una trayectoria de esfuerzos no tiene por qué ser una recta. Por ejemplo, podemos
1
obligar a que los esfuerzos se apliquen de forma que ∆σ v = ( ∆σ h ) 2 . Una trayectoria
4
de esfuerzos puede estar formada por una serie de tramos rectos unidos. Dos estados
de carga diferentes pueden seguir la misma curva en el plano p-q, pero uno de ellos
puede corresponder a esfuerzos crecientes y el otro a esfuerzos decrecientes. Para

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evitar cualquier ambigüedad, las trayectorias de esfuerzos deben llevar una punta de
flecha para indicar el sentido de la carga.

Resistencia mecánica por la ley de Mohr-Coulomb

La resistencia mecánica de los materiales geológicos está relacionada con la


resistencia al esfuerzo cortante conocido como resistencia al corte. Como pudimos
observar anteriormente los materiales granulares son principalmente friccionales pero
no completamente debido a varios factores. De fundamental importancia es el efecto
de la presión de confinamiento que nos dice que a mayor confinamiento existe mayor
resistencia.

Resistencia
al corte

Aumento
en presion
confinante

Deformacion

Figura 4.6.- Efecto de la presión confinante sobre la resistencia al corte.

En la Fig. 4.7 podemos observar el comportamiento de algunas muestras de un mismo


material geológico, cuando las sometemos a compresión a diferentes presiones
confinantes. Si graficamos los estados de esfuerzos cuando ocurre la falla,
encontraríamos que los círculos de Mohr para los esfuerzos en las condiciones de falla
definen una envolvente tangente a los círculos (ver figura 4.8). Esta envolvente de Mohr
representa límites de resistencia mecánica para el material. La envolvente de Mohr
puede ser definida como una función:

τ = f (σ)

que tiene las siguientes implicaciones:

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1. Condiciones de esfuerzos por debajo de la envolvente son estables.


2. Condiciones de esfuerzos por encima de la envolvente no existen, ya que el
material ya ha fallado.
3. El círculo de Mohr tangente a la envolvente ha alcanzado la resistencia
máxima en un determinado plano.

Esfuerzos
al corte Angulo de
friccion
Cohesion interna

Esfuerzos Normales

Figura 4.8.- Ley de Mohr-Coulomb para materiales geológicos.

Esta envolvente de Mohr es una curva para un rango grande de presiones. Para facilitar
el análisis, esta envolvente de falla se lineariza (ver figura 4.8) y por lo tanto utilizamos
la ley Mohr-Coulomb que se puede escribir de la siguiente manera:

τ = c + σ tan φ

donde c es la cohesión que representa la resistencia intrínseca de la roca y φ es el


ángulo de fricción interno.

El carácter friccional del material geológico hace que la falla no esté ocurriendo en el
plano de 45° (con respecto a la horizontal) donde ocurren los mayores esfuerzos, sino
que ocurre en otro plano 45°+ φ /2 a menor esfuerzo.

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El criterio de falla Mohr-Coulomb es tradicionalmente representado en el espacio


σ − τ , ya que se trabaja con solamente dos esfuerzos principales, el mayor y el menor.
Sin embargo es posible representarlo en el espacio tridimensional de esfuerzos
principales σ 1 − σ 2 − σ 3 . Los modelos teóricos basados en plasticidad generalmente
usan este espacio tridimensional de esfuerzos para poder tomar en cuenta el esfuerzo
principal intermedio. Por lo tanto, el modelo Mohr-Coulomb es generalmente utilizado
para casos más simples; sin embargo, es lo suficiente robusto para muchas
aplicaciones.

Efecto de otros factores en la resistencia

La resistencia al corte no solo está influenciada por la presión confinante sino también
por otros factores. Aparte de la presión de confinamiento el factor que más afecta la
resistencia al corte es la porosidad. Si todas las condiciones son iguales, el ángulo de
fricción aumenta a medida que disminuye la porosidad. Otro factor de importancia es el
esfuerzo principal intermedio ya que el ángulo de fricción es directamente proporcional
a su magnitud. Otros parámetros de importancia son aquellos que involucran la
composición de la arena tales como tamaño de grano, distribución granulométrica,
angulosidad de partículas y tipo de mineral.

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