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signo viejo y nuevo

REVISTA DE POESIA
N° 6 mayo 84.

COLABORAN EN ESTE NUMERO:


César Aira, Jorge Luis Borges, A r t u r o
Carrera, Emeterio Cerro, A r t u r o Cua-
drado, Roberto Ferro, Zulema Gonzá-
lez, Jorge Lépore, Francisco Madaria-
ga, Enrique Molina, Olga Orozco, Jor-
ge Santiago Perednik, Alfredo Rubio-
ne, Nahuel Santana, Jorge Schwartz
y Luis Thonis.

CONSEJO DE R E D A C C I O N :
SUMARIO
Roberto Ferro, Jorge Lépore, Jorge
Santiago Perednik, Nahuel Santana y Editorial 3
Luis Thonis.
El Nilo 4 Oliverio Girondo
D I A G R A M A C I O N : Equipo X U L . Versos al Campo 5 Oliverio Girondo
ILUSTRACIONES: Proyecto en estudio para
Alfredo Prior. la Revista Martín Fierro 6 Oliverio Girondo
Warrants Agrícolas 7 Oliverio Girondo
CONSEJO EDITOR:
Roberto Ferro, J. S. Perednik y Na- Arte, arte puro, arte
huel Santana. propaganda 8 Oliverio Girondo
EDITOR: Testimonio 10 Jorge Luis Borges
Jorge Santiago Perednik. Testimonio 10 Arturo Cuadrado
Testimonio 11 Francisco Madariaga
Registro de la propiedad intelectual
en trámite. Hecho de depósito que Testimonio 11 Olga Orozco
marca la Ley 11.723. Los artículos
firmados son responsabilidad de sus El discurso de lo arbitrario
autores y no reflejan necesariamente en Oliverio Girondo 12 Roberto Ferro
la opinión de la revista. Los artículos Oliverio Girondo en la
no firmados son escritos por el Conse-
jo de Redacción. Se permite la repro- médula del lenguaje 18 Enrique Molina
ducción de textos por cualquier me- Campo Nuestro y
dio a condición de citar el nombre propiedades críticas 21 Jorge Santiago Perednik
del autor correspondiente y el de la
fuente y enviar dos ejemplares, de la El sexo de las chicas 25 Néstor Perlongher
publicación a X U L . Cheques y giros a La literatura bifronte 29 Alfredo Rubione
nombre de Jorge Santiago Perednik / ¿A quién espanta el
Casilla, de Correo 179, Sucursal 53 /
(1453) Buenos Aires / Argentina. espantapájaros? 30 Jorge Schwartz
Suscripción al Exterior: cuatro núme- Dos teoremas en Oliverio
ros U$S 20.- Colección Completa, nú- Girondo 37 Luis Thonis
meros 1 al 7 incluidos U$S 50.-
Composición en f r í o : Ricardo Montiel Había una vez. . . (Frag.) 47 César Aira
- Tel. 242-8567. Impresión: Litodar - Oliveria Postestad 47
Viel 1444 - Capital.
Arturo Carrera
La melodía en don Oliverio 49 Emeterio Cerro
Errata: En el Número 4 se le adjudicó Carta a Oliverio Girondo 49 A.E.G.
erróneamente a Ricardo Montiel la tra-
ducción al Latín y al Griego del Martín Separata: El Mal Vino — Nahuel Santana
Fierro, siendo su única obra la traduc-
ción al Sánscrito.
EDITORIAL

¿Se necesitaba t a n t a l o b o t o m í a para es necesario redundar, anterioridades, arbitrios, imposiciones


apagar tan p o c o f o f o f o n d o ? y opciones sistematizadas. Sucede que con posterioridad a la
germinación de líquidas ("bellum") palpita en la ontología
Una publicación contemporánea edita un número sobre Gi- meteorológica una conversión masiva al estoicismo: tras casi
rondo como si fuera el símil de un número sobre la mecánica diez años de casados una se entera que el otro —soldado de Li-
exilatoria; es decir, un número de X U L : construcciones y de- curgo— tenía un incunable de Solón. ¿Licurgo y Solón un solo
construcciones de unos cuerpos exulados, texturas abiertas. El corazón? ¿El que no salta es un epicúreo? ¿El viejo truco de
exulado, producto de la mecánica exulatoria, se reproduce —gi- querer decirlo todo según los criterios hipnóticos que usa la
ra y gira el pedal y por el cedazo pasan estoicos, lotófagos, si- publicidad? Las cosas que pueden llegar a fraguarse para ser
cofantas— espejea y especula como ley de la Arcadia Literaria: leídos. Todo un vitalismo espectorante en pos de la másfoto.
en el f o f o fofondo todos somos egipcios, a lo cual resta Giron-
do: no sólo el f o f o fondo. El exulado es un falso remedio con- Lobotomía y literatura (resurgen, se dirá, viejas creencias
tra la egipciofobia: la esfinge del exilio finge un enigma pero en una publicación contemporánea). La prueba de existencia
sólo puede fingir (existir) dentro del modo apodíctico en que de Girondo se afirma también en una ausencia: la de los me-
afirma su razón de existencia, en el cual aunque los sujetos dios masivos de designación niveladora. " Y o no tengo ni deseo
puedan ser invertidos o cambiar permanece el mismo orden de tener sangre de estatua. Y o no pretendo sufrir la humillación
predicación, la misma sintaxis de antaño y sus cada vez más de los gorriones. Y o no aspiro a que me babeen la tumba de lu-
pronunciadas metáforas guerreras. Con un desplazamiento el gares comunes, ya que lo único realmente interesante es el me-
enigma se evanece, la esfinge deja de fingir: lo que oculta es la canismo de sentir y de pensar. ¡Prueba de existencia!" Esta au-
lucha discursiva por la ocupación de un territorio en la que na- sencia reenvía a ciertas lógicas, algunas políticas, varias estéti-
die sale del orden geográfico o casuístico. Se trata siempre de cas —todas ellas exuladas— en f i n , a los cuerpos atópicos que
variantes despóticas, de un rápido cambio de investiduras: del
no pueden ser incluidos dentro del modelo de ratio lobotómi-
tópico del exilio usado para exilar.
ca cuya mecánica es su sóla prueba de existencia, la reduplica-
ción al infinito del paralizante metaboludismo ilustrado por
Desde un contexto concentracionario la publicación con- parte de sujetos que se sienten amenazados y perseguidos por
temporánea piensa que el sufragio significa la posibilidad de la no sujeción. ¿Se necesitaban tantos colectivos en desuso pa-
regresar a un orden jurídicocivil sin abandonar la crítica al sis- ra juntar estoicos, sicofantas, lotófagos, jesuitas, espartanos, et-
tema de opciones impuestas por arbitrio anterior, que incluye. cétera, y egipcios, y no sacarlos del mismo lugar?

3
OLIVERIO GIRONDO

un poema inédito:
el nilo

El nilo —sin cocodrilos— Como el cielo.


¡pero eso sí! —con inglesas Y sentirse satisfecho porque los árboles son
hambrientas de exotismo y de sol bellos y tranquilos,
con sonrisas letárgicas porque se destacan en la pureza de un
que nos consuelan de la ausencia cielo azul azul (hasta dar vergüenza)
de ese anfibio de talabartería. El río es un pedazo de cielo más
y las mujeres semidesnudas tienen
El Nilo —sin cocodrilos el mismo color de la arena.
pero con olas de arena ¡Son admirables los círculos que
con formas animales describe un pájaro
que dormitan al sol; que va a apoyarse sobre un poste con
lleno de barcas con alas de gaviota, — una destreza y una liviandad que
y sobre las márgenes: consterna!
caravanas de dromedarios
oasis de palmeras Los camellos se perfilan en el horizonte
aldeas miméticas que se confunden con el y hay en la cadencia de su paso una
desierto. tranquilidad tan grande
Arenales habitados tan solo por ejércitos que algo de beatífico nos penetra.
de ibis. Plena satisfacción de sentirse vivir tanto
que ya nos parece que no es vida.
Pereza de cocodrilo, de lagarto. Bondad de no sentir la necesidad
Toda la vida en el reflejo del sol de satisfacer ningún deseo
sobre la fuerza de los árboles, del arenal, inclusive de todo ímpetu
del agua. en el reposo de un instante de
Dicha mansa y tranquila, eternidad
de sentir los pies calientes por el sol que es plenitud de vida
como si fuera nuestro perro y que tiene algo de muerto
y tener la conciencia sin una idea, sin una nube. y pregusto de muerte.

El p o e m a E l N i l o f u e e s c r i t o d u r a n t e el viaje a E u r o p a y E g i p t o q u e G i r o n d o realizara e n 1 9 2 7 y f o r m a p a r t e del c u a d e r n o E g i p t o N ° 1 . Integrará el


l i b r o de Jorge S c h w a r t z : H o m e n a j e a O l i v e r i o G i r o n d o q u e p u b l i c a r á p r ó x i m a m e n t e E d i c i o n e s C o r r e g i d o r .

4
O. G I R O N D O Nocturno mugido solo El campo compañero,
—¿Luna vaca?— el campo serio,

versos —¿Luna toro?—


que nos inmensa la pampa;
te mira y te acompaña;
pero aunque mueras,

al campo mugir de nubes con guampas.

*
tarde, aunque te mueras,
no dirá nada.

Los montes ya tienen alas; *


los pantanos, payadores.
Angustia padre de toro.
¡Polvo entre polvo que ladra!. . Cielo absorto.
Los montes: alas. Campo sordo.
Y o nada. Distancia madre de todo.
*
Nubes potrancas: el campo.
Payadores: los pantanos. A l galope,
en su caballo muerto,
No es mar. No es tierra en pelo.
Perdidos en ritmo pampa: ya se aproxima.
No es constancia de cielo,
montes, pantanos. noche,
ni horizonte altanero.
Y o nada. el silencio,
al galope.
Es nada. Es pura nada. * Aunque sofrene y beba
Es la nada.. . que ladra.
Aspera luz. Viento potro. luna;
Nubes de pelo tormenta. como una yegua,
noche;
Por mitades: espéralo desnuda,
caballo El campo sólo es relincho;
el relincho, tarde muerta. al galope.
hombre sólo
de sombra. * *
En silencio.
¡Al galope! Amigo sapo
—la luna ¿Quién eres polvo fantasma?
Con su polvo. ¿Quién eres sombra de nada?
¿Hacia dónde? pinta un arcángel caballo
galopando soledades. . .
* amigo de estar con nadie. *
Su pingo entero y nocturno * En esa nube. En pelo.
el silencio ha sofrenado, ¡A los lonjazos! Cielo.
Pasta el humo de los ranchos. Me están hablando los campos
pero y o no los comprendo. ¡A la carrera!
En esa nube overa.
Pero las huellas se van.
Ojos de charcos lunares
En vez de troncos cantores
Viento duende. Nube viuda. *
los montes quieren ser campo. Aunque lo laman las vacas
Toma aliento el viento macho, Me están hablando en silencio.
Se aquerencia mi penumbra. Se va.
No quiere ser campo:
Pero las huellas se van. parvas de calma, distancia,
Fuga de garzas nupciales.
Calma con ansias de cielo. bostezo azul, ni nostalgia.
En vez de troncos cantores
los montes quieren ser campo. Puede templar su guitarra,
Toma aliento el viento macho. Me están hablando los campos murmurarlo al alambrado.
pero y o no los comprendo. Se va.
Pero las huellas se van.
* No quiere ser campo.

Hasta la arisca distancia Tarde, pliega ¿Hambre de cielo o de nada?. .


más que horizonte es abrazo. en silencio,
La tarde se ha desnudado. aunque te mueras,
Versos al campo f u e r o n p u b l i c a d o s en La Nación, el
simplemente las alas. 1 0 de D i c i e m b r e de 1 9 5 0 y n o están i n c l u i d o s en las
Pero las huellas se van. No digas nada. Obras Completas de G i r o n d o .

5
OLIVERIO GIRONDO Proyecto en estudio (1925) /
MARTIN FIERRO / DIRECCION

proyecto para la rev. martín fierro


- ADMINISTRACION - COLABO-
R A D O R E S / Oliverio Girondo,
P a b l o R o j a s P a z , S e r g i o Piñero,
F r a n c i s c o L u i s Bernárdez D i r e c t o -
res / C r í t i c a l i t e r a r i a : / Ricardo
Güiraldez: (Literatura nacional,
letras f r a n c e s a s , * / * Hipólito Ca-
ramba/: ( A u t o r e s a r g e n t i n o s , clási-
cos y m o d e r n o s , / Francisco Luis
Bernárdez: Autores españoles,
p o r t u g u e s e s , / * Sandro Volta: Au-
t o r e s i t a l i a n o s , / Pablo Rojas Paz:
( C r í t i c a l i t e r a r i a de n u e v o s e s c r i -
tores a r g e n t i n o s y a m e r i c a n o s ) /
Poesía: Oliverio Girondo: (Orien-
tación poética nueva; c o n t r o l , d i -
f u s i ó n ; u n i ó n c o n las vanguardias
m u n d i a l e s ) / Jorge Luis Borges:
( E x a m e n de clásicos y m o d e r n o s ,
nuevas t e n d e n c i a s e u r o p e a s ; c r i o -
l l i s m o ) / Córdoba Iturburu: (Pre-
sentación nuevos poetas, crítica
d e a u t o r e s locales / * Sandro Pian-
tanida: ( D i f u s i ó n ¡deas estéticas,
p i n t u r a , literatura, teatro, impren-
t a , m ú s i c a ) / * Emilio Pettoruti -
( C o l a b o r a c i ó n , ideas estéticas nue-
vas, e x a m e n a r t e l o c a l ) / * XulSo-
lar - ( C o l a b o r a c i ó n , c r í t i c a de arte
g e n e r a l , l o c a l , a u t o r e s nuevos) /
T e a t r o y Música: * Luis Góngora

- (Arte lírico, teatro extranjero,


c r í t i c a y c r ó n i c a s ) / * José B. Cai-
rola: ( T e a t r o a r g e n t i n o , u r u g u a y o ;
nuevas t e n d e n c i a s e x t r a n j e r a s ; c i -
n e m a t ó g r a f o ) / * Gastón O. Cala-
món: (Arte l í r i c o , conciertos, crí-
t i c a m u s i c a l a r g e n t i n a , y en gene-
r a l ) / * Samuel Eichelbaum: (Am-
biente teatral l o c a l , autores,obras,
c r í t i c a general) / Enrique Gonzá-
lez Tuñón: (Crítica teatro nacio-
n a l ) / Evar Méndez: ( D a n z a , M u -
sic H a l l ) / P o l í t i c a : Sergio Pinero -
( E x a m e n d e la p o l í t i c a l o c a l , n o -
tas d e a c t u a l i d a d / * Leónidas
Campbell: (Política argentina e in-
t e r n a c i o n a l , c r í t i c a social, sociolo-
gía) / * Juan Carlos Rébora: (Jui-
cios p o l í t i c a n a c i o n a l , j u i c i o s p o l í -
tica e d u c a c i o n a l ) / * Mariano A.
Barrenechea: (Política artística y
e d u c a c i o n a l ( u n i v e r s i t a r i a ) / * Leo-
poldo Hurtado: (Crítica o juicios
asuntos artístico-comunales, críti-
ca s o c i a l , c o m e n t a r i o s c i u d a d a n o s )
/ Santiago Ganduglia: (Temas de
política argentina internacional) /
Notas Gráficas: P e t t o r u t i ; X u l So-
lar; N o r a h B o r g e s ; S a n d r o V o l t a ;
S i r i o ; C e n t u r i ó n ; J u a n Carlos F i -
gari * ; A l b e r t o G ü i r a l d e s ; O l i v e r i o
G i r o n d o ; B o n o m i ; L i n o Palacio; *
F c o . A . Palomar; F e d . A . Boxaca;

* H . Martínez Ferrer; Querino


C r i s t i a n i ; / C o l a b o r a d o r e s asiduos:
L e o p o l d o Lugones; Pedro Figari;
* A n d r é s L. C a r o ; L u i s C a n é ; Bran-
dan C a r a f f a ; Raúl González Tu-
ñ ó n ; P e d r o M o r e n o ; Pía I l l a r i ; *
K e l l e r S a r m i e n t o ; * G o n z á l e z La-
n u z a ; * V de E. L a z c a n o T e g u i ; *
Luís L. B e l l o t ; R o b e r t o Ledesma;
L e o p o l d o M a r e c h a l ; R e n é Zapata
Q u e s a d a ; S a m u e l G l u s b e r g ; Mace-
d o n i o F e r n á n d e z ; * N o r a Lange;
R o b e r t o M a r i a n i ; Nicolás Olivari;
El original de este afiche está en el Instituto de Literatura Argentina "Ricardo Rojas" * Luis L. F r a n c o ; Pedro V . Blake;
H e r n á n G ó m e z ; Eslavo y A r g e n t o .
de la U.B.A. Fue reproducido por gentileza del Dr. Antonio Pagés Larraya.

6
CAPITULO PRIMERO
OLIVERIO GIRONDO

warrants agrícolas Como toda otra industria, la agrícola está supeditada a dos
elementos primordiales: el trabajo y el capital. Tanto de uno
como de otro, depende necesariamente su prosperidad. Si el
hombre sin dinero —al decir de las Partidas— es un muerto en-
tre los vivos, éste sin aquél pierde toda su razón de ser. Ambos
elementos se complementan y se vigorizan y cuando uno llega
a subyugar al otro, fatalmente se produce un desequilibrio.

Quizás sea ésta una de las características más salientes de


la civilización contemporánea y a ella se debe, a no dudarlo,
la reacción que significa el moderno movimiento socialista
y que arrancando de Carlos Marx llega a nuestros días. Por
esto una de las misiones más serias de los Estados contem-
poráneos ha de ser la de trabajar en conciliar estas fuerzas, al
parecer antagónicas, valiéndose de leyes, que, como la de
Warrants, tiene, entre otras esa finalidad.

Las faenas agrícolas, por las mismas eventualidades a que


están expuestas, necesitan ser protegidas y armadas para que
puedan, por sí mismas, defenderse y esa arma es el capital. En
ello, no sólo están comprometidos los intereses de innumera-
bles ciudadanos, sino también la prosperidad de la nación.

En las condiciones que actualmente se llevan a cabo los


trabajos agrícolas, se hacen indispensables fuertes sumas de
dinero y la nación que no se esmere en proporcionárselas al
agricultor, se resentirá inevitablemente en una de las fuentes
principales de sus riquezas.

El problema del cultivo del suelo no se reduce, pues, a la


preocupación de poblar el territorio. Es imprescindible, a la
vez, ofrecer a quien lo pueble, los medios necesarios para que
su trabajo no resulte infructífero. Adquiere, de esa manera,
importancia el estudio de un sistema creditorio destinado a
cumplir ese cometido y, accidentalmente, el tema que nos
ocupa, por ser éste una de las modalidades más importantes
de aquél.

En Europa y sobretodo en Inglaterra —cuna del warrant—


se ha palpado prácticamente la importancia que reviste un
buen sistema de crédito en materia agrícola y lo necesario
que resulta, el reglamentarlo de una manera eficaz.

¿Por qué razón no la tendría su implantación entre nos-


otros?

Si bien es cierto que las condiciones en que se practica la


agricultura en Europa, son distintas a las nuestras, el propor-
cionar capitales al agricultor es tanto o más necesario, pues la
carestía de los cultivos intensivos europeos está compensada
con la extensión que éstos adquieren en nuestra República.

El colono necesita dinero para comprar la semilla, labrar


su tierra, hacer los sembradíos, recolectar los productos y aún
después que éstos están listos, ha menester estar en condicio-
nes de esperar el momento propicio para la venta, y "contri-
buir a ello, no es sólo velar por su bienestar y conjurar su
ruina, sino atenuar los efectos de las grandes calamidades
públicas y alimentar las fuentes de la prosperidad del país"
(Chastenet)

7
Si no se proporcionara al agricultor los medios para defen- Era, pues, imprescindible, por una parte, buscar un medio
derse de los especuladores y esperar el momento apropiado que permitiera al agricultor ofrecer una garantía sólida al pres-
para liquidar sus productos, serían vanos los esfuerzos tendien- tamista, sin que dicha garantía entorpeciera el desarrollo de sus
tes a facilitarle el capital necesario para efectuar los trabajos tareas; y, por otra, crear un papel de comercio que, sin dificul-
preparatorios de la tierra. Por esta razón, la ley de prenda tad, pudiera convertirse en efectivo y cuya transmisión no sig-
agraria perdería en gran parte su eficacia, si no existiera la de nificara necesariamente la venta de las mercaderías, que, de-
warrant, que la complementa y la completa. positadas, garantizan de una manera real ese papel.

Ambas leyes tienden a proporcionar al agricultor capital en Tales necesidades han sido llenadas por la prenda agraria y
condiciones regulares de intereses y en ellas encontrará aquél los warrants: ambas leyes —como he dicho anteriormente— se
un modo de defenderse de los hábitos ratoniles de los interme- complementan, formando un todo armónico, sin dejar por
diarios. En nuestra campaña, pulula esta especie de traficantes, ello, de tener cada una su propia esfera de acción.
tan faltos de escrúpulos, como opulentos en artimañas usure-
ras. Disfrazados de almaceneros, llegan con sus cachivaches a la La prenda está llamada a satisfacer las primeras y más ur-
estación de un pueblo que quizás exista algún día, y allí, al la- gentes necesidades del colono; valiéndose de ella, puede éste
do del andén, instala su boliche. Su negocio es bien sencillo: conseguir el capital indispensable para efectuar las faenas en
vender al fiado y a precios exorbitantes mercaderías falsifica- sus campos, pero cuando la cosecha esté recojida, no puede ya
das y averiadas; adelantar fondos al 40 % a la clientela que recurrir a ella, y se verá obligado entonces, si necesita hacerse
ofrezca alguna garantía y llegada la cosecha, cobrarse lo que se de fondos, valerse de la ley de warrant.
le adeuda y muchas veces quedarse él con los productos de
aquélla.

Práctica tan generalizada es la que motiva en buena parte lo


frecuente que es encontrar en nuestra campaña hombres labo-
riosos e inteligentes que, después de trabajar largos años, ape-
nas si han mejorado de situación!

Demostrado lo urgente que es suministrar al agricultor los


capitales indispensables a su trabajo, entremos a examinar los
medios que se pueden utilizar con ese objeto y comencemos
por las antiguas formas de crédito, vale decir, el personal y el
hipotecario.
El crédito personal reposa únicamente en la confianza
—elemento de suyo harto impreciso— y expuesto de continuo
a la inestabilidad propia de los negocios. De su existencia nadie
puede estar seguro: quién deposite en él su porvenir, estará
perpetuamente expuesto a la bancarrota. Podrá haber cumpli-
do con puntualidad sus compromisos; gozará del privilegio de
poder girar en descubierto en las instituciones bancarias. Ma-
ñana, quizás hoy mismo, puede ocurrir que todas las puertas
se le cierren y no tener entonces a quién recurrir: una guerra,
una " c o r r i d a " , o alguna de las múltiples y complicadas causas
de la restricción del crédito pueden haber motivado tal estado
de cosas.

El crédito personal, por otra parte, se presta a negociaciones NOTA


que han de tratarse de reprimir por ilícitas y ello agrega un mo- Se t r a t a d e la m o n o g r a f í a " W a r r a n t s A g r í c o l a s " escrita p o r G i r o n d o
tivo más para buscar una solución que evite ese peligro. c u a n d o c u r s a b a e s t u d i o s d e a b o g a c í a , para la C á t e d r a de D e r e c h o Agra-
r i o d e la F a c u l t a d d e D e r e c h o y Ciencias Sociales d e la U B A . El original
m e c a n o g r a f i a d o se e n c u e n t r a en al B i b l i o t e c a N a c i o n a l . Se reproduce
La hipoteca, esa rancia institución conocida de los Roma-
a q u í el p r i m e r c a p í t u l o " E l c r é d i t o a g r í c o l a . Las a n t i g u a s y las nuevas
nos, se amolda mal a las exigencias de la vida moderna, en que f o r m a s d e c r é d i t o " , c o n e x c e p c i ó n del p r i m e r p á r r a f o ( i n t r o d u c t o r i o ) y
las cosas muebles han adquirido tanto o más importancia que el ú l t i m o (enlace c o n el s e g u n d o c a p í t u l o ) , q u e de t o d a s m a n e r a s X U L
las inmuebles. incluye a continuación:

Por otra parte, para gozar de sus beneficios, se necesita in- Por ser el w a r r a n t u n i n s t r u m e n t o de c r é d i t o c u y a f i n a l i d a d esencial
dispensablemente ser propietario, cosa que rara vez acontece es —y l o será a ú n p o r m u c h o t i e m p o e n t r e n o s o t r o s — p u r a m e n t e agrí-
entre los que se dedican a la agricultura, pues generalmente el c o l a y e n t e n d i e n d o q u e al d e n o m i n a r la F a c u l t a d el t e m a q u e m e ocupa
en la f o r m a q u e l o h a h e c h o h a q u e r i d o s i g n i f i c a r q u e se t r a t e al warrant
propietario arrienda su finca a un tercero que es quien la ex-
p r i n c i p a l m e n t e e n sus relaciones c o n la a g r i c u l t u r a , m e i n d u c e , al co-
plota. Agréguese a los inconvenientes enumerados, el no menos m e n z a r esta tesis, d i c i e n d o a l g o s o b r e el c r é d i t o a g r í c o l a .
grave, de lo oneroso que resulta esa clase de operaciones, que,
por las mismas formalidades de que están rodeadas, requieren Esa estrecha r e l a c i ó n e n t r e u n a y o t r a l e y , n o s i n d u c e a d e c i r algo de
gastos de consideración, y se las verán inutilizadas para présta- la p r i m e r a , a n t e s d e pasar a t r a t a r la ú l t i m a , q u e será el o b j e t o del pre-
mos de menor cuantía. sente t r a b a j o .

8
De no ser así, una obra cuya ideología nos fuera extraña o
OLIVERIO GIRONDO contradijera a la nuestra, jamás lograría interesarnos, y un ateo
se hallaría incapacitado --por ejemplo- de apreciar los frescos

arte, arte puro, de Giotto cuando, en realidad, puede captar todo lo que hay
en ellos de trascendental (sic) al que, por cierto, no lo constitu-

arte propaganda
ye el tema, la anécdota que nos cuenta el G i o t t o , ni tan siquie-
ra su misticismo, sino la belleza que sus frescos encierran, la
emoción estética que se desprende de ellos.

La superioridad del arte sobre las otras manifestaciones del


espíritu sólo radica en eso. Ella se encuentra más allá de la mo-
ral, de la filosofía y por lo tanto de la política, porque, al crear
belleza, encuentra una verdad, una " u t i l i d a d " , una razón de
ser, en sí misma, y se libera, en cierto modo, de las contingen-
cias del tiempo y del espacio, ya que expresa algo perdurable
y universal.

Todo esto no significa, ni mucho menos que el artista se


aparte de la vida e ignore la existencia del calendario. Si una
actitud semejante fuera posible, resultaría perniciosa, o, por lo
menos, demasiado poco humana. El artista —ser sensible por
exelencia (s/c)— al contacto de la vida que lo rodea y lo mode-
la, capta el ritmo de su época y traduce su acento, en la obra
que crea. Hasta en las épocas de mayor recogimiento no ha su-
cedido otra cosa, y es así, como no es necesario un gran olfato
para reconstruir, al través de la obra de arte más abstracta- un
poema de Mallarmé, un cuadro de Picasso- la época en que se
produjo.

Personalmente, sin embargo —pero aquí tocamos una cues-


tión de epidermis—, creo que un excesivo recato perjudica más
bien que beneficia, la creación artística. Por mucho heroísmo
que entrañe, el sacrificio de la vida no redunda en provecho de
la obra, y al menos para m í —y me parece para todo america-
no— el arte no debe ser una forma elegante de escamotear la
vida, sino una posibilidad de vivirla más intensamente, pues así
no sólo nos preservaremos de la monstruosidad que significa
dejar de vivir para expresar lo que no hemos vivido, sino que
nuestra obra resultará más entrañable y más profunda.

De ahí proviene que el "arte p u r o " —lo que se ha dado en


llamar el "arte p u r o " , que en realidad no es tal— jamás consiga
entusiasmarme y aunque obligue, a veces, mi admiración, me
deja, a pesar de ella, un gustito que me repugna. Me acontece
con él lo que me acontece con los reptiles: ¡son admirables,
pero me dan f r í o !

A tanta perfección, a tal pureza, prefiero lo desgajado y lo


viviente; aspiro a un arte de carne y hueso, con cerebro y con
El arte no debe "servir" a nadie, pero puede servirse de to- sexo, menos perfecto, o de una perfección disimulada bajo una
do. . . hasta de la política. Hay que reconocer, sin embargo, trabajosa y cálida espontaneidad; un arte para todos los días,
que éste (sic) nunca inspiró obras de verdadera importancia, un poco popular, un poco desgarrado —si se q u i e r e - ; pudoroso
debido a que los problemas que plantea por apremiantes, por en su impureza, contenido dentro de la más absoluta libertad
angustiosos que resulten— son de orden práctico y carecen, por de expresión; un arte, en f i n , cuya dignidad le impide hallarse
lo tanto, del desinterés y de la libertad que requiere toda crea- al servicio de nadie, ni de nada, y obedezca, tan solo, a las ne-
ción artística. Esto no implica, en lo más m í n i m o , que un ar- cesidades de su propia existencia.
tista no pueda encontrar en la política la veta que le conviene.
La obra de Siqueiros está allí para demostrarlo. Podía o no NOTA
gustar su pintura; negar que existe en él un pintor me parece
arriesgado. Y eso es lo único que le interesa al arte. El conteni- T e x t o o m i t i d o de las bibliografías sobre G i r o n d o . P u b l i c a d o en " 'Con-
t r a ' T o d a s las escuelas T o d a s las t e n d e n c i a s T o d a s las o p i n i o n e s . L a re-
do ideológico de la obra carece de importancia. Más aún: es su vista de los f r a n c o t i r a d o r e s " . B u e n o s A i r e s , N ú m e r o 4 , A g o s t o de 1933.
"obra muerta", lo que, en la mayoría de los casos, la hace ca- E l escrito fue " d e s c u b i e r t o " por A l f r e d o R u b i o n e e integra c o m o apén-
llar en el olvido. dice su trabajo Oliverio Girondo en "Contra", aún i n é d i t o .

9
testimonios JORGE LUIS BORGES

Oliverio simulaba libros que consistían sobre t o d o en páginas en


blanco, carátulas. Si le publicaran las obras completas, b u e n o , no llega-
rían a una página. ¿Si hay un posible paralelismo conmigo? ¡Pero n o ! ,
y o alguna página rescatable creo haber escrito. Oliverio era un infeliz,
Xul Solar en cambio era un hombre de genio. El se reía de Xul Solar y
después lo plagió tardíamente en un libro que se llama En la masmédu-
la. Una vez recuerdo que nos reunimos los miembros de la revista
Martín Fierro y dijimos ¿cuál es el más flojo?, algunos pensaban en un
escritor. Piñero, que m u r i ó , pero en general dijimos que el más f l o j o era
Oliverio G i r o n d o . El estaba muy interesado en la venta de los libros, fue
uno de los precursores de la p r o m o c i ó n , que se ignoraba entonces. Yo
publiqué m i primer l i b r o , Fervor de Buenos Aires, en el año 23, y no se
me ocurrió mandar un solo ejemplar a la librerías, o a los diarios, o a
otros escritores, y o los d i s t r i b u í entre mis amigos, pero él n o ; claro, él
vino de París y trajo ese concepto comercial de la literatura. Las cartas
de Oliverio G i r o n d o no se entendían, eran como Finnegan's Wake. Un
día me dijo que había conseguido un español macanudo que le corregía
los originales, porque cuando se los corregía Ricardo Güiraldes se los
llenaba de paréntesis, comas, cremas diéresis, etc. Y al pobre Oliverio,
caramba, eso no le agradaba.

(Entrevista realizada por integrantes de la Revista XUL en 1983.)

ARTURO CUADRADO

Oliverio Girondo ha sido para m í c o m o para todos los españoles uno


de los mejores poetas que tenemos. En España lo consideramos uno de
sus mejores poetas, es decir, que antes de ser conocido en Buenos Aires,
en Madrid la Revista de Occidente, que dirigía Ortega y Gasset, abre sus
puertas a la poesía y convoca a García Lorca, Rafael A l b e r t i , Luis Cer-
nuda, toda esa gran generación de la poesía entra de la mano de Ortega.
Luego entra Miguel Hernández y de p r o n t o ¿quién figura entre las pági-
nas de la Revista de Occidente? Pues G i r o n d o . Es el primer poeta ame-
ricano que logra entrar en la revista dirigida por Ortega y Gasset. Un día
bajábamos nosotros por la calle Esmeralda recordando el itinerario que
hacíamos con Federico García Lorca y Oliverio me dice " A r t u r o , tú
que diriges una antología sonora, ¿por qué no me grabas la v o z ? " . Pide
él grabar su voz. Mucha gente rehuye grabar la voz porque piensan que
puede significar la i n m o r t a l i d a d , y la muerte. " V a m o s a hacer una colec-
ción nueva, 'La palabra en el v i e n t o ' , para inaugurar una nueva serie de
voces con la t u y a " , le dije. Oliverio feliz de grabar. Al rato no más fui-
mos a los estudios de grabación, que estaban en la calle Tucumán, y
c o m p r o m e t i m o s un horario. El día que apareció él para grabar se sentó,
estuvo miranto todo ese m u n d o f i c t i c i o que es la grabación, de actores,
de actrices, de ayudantes, y era un espectáculo. Comenzó a grabar y a
los pocos segundos paró. El técnico o ingeniero dice " c o n t i n ú e la graba-
c i ó n " . " N o , no grabo más". Y nos f u i m o s . No estaba contento ese día
él mismo de su voz. Cosa verdaderamente extraordinaria: el hombre que
duda de su voz. Y en el Imparcial, tomando manzanilla y comiendo ca-
racoles, él me dice " A r t u r o , y o me temo que voy a morir p r o n t o . Pero
antes voy a dejar m i voz, voy a dejar esta grabación para que quede co-
m o ejemplo a los poetas jóvenes de cómo hay que trabajar". Y surge
una extraña pregunta: " y o quisiera conocer a la más importante poeta
joven de Buenos A i r e s " . " C o m o los poetas tenemos el don de hacer los
milagros, y o te voy a llevar en estos días a la casa de la poeta más joven

10
de B u e n o s A i r e s , la más e x t r a o r d i n a r i a d e t o d a s e l l a s " . Sale el d i s c o h e - d o s : i n f e r i o r i z a d o r e s de las ideas, o d e la v i s i ó n del m u n d o q u e p r e t e n -
c h o y d i c e " A r t u r o , q u i e r o e s c u c h a r l o en m i c a s a " . Y en u n a r e u n i ó n d e n r e p r e s e n t a r e n el p l a n o e s t é t i c o : s i e m p r e , en el f o n d o , c o n f o r m i s t a s
m u y í n t i m a , estaba O l g a O r o z c o , e s c u c h a m o s la g r a b a c i ó n . El está en si- y , r e a l m e n t e , irreales. E n O l i v e r i o G i r o n d o , u n v e r d a d e r o e s p í r i t u c r i o -
l e n c i o , está g o z á n d o s e a sí m i s m o y c u a n d o t e r m i n a la p r i m e r a cara d e l l o h a p r o v o c a d o , s i e m p r e , s u b t e r r á n e a m e n t e , a su p o e t a , y éste le h a
pasarse, se levanta y a p l a u d e . Se a p l a u d e a sí m i s m o . E s t a b a t a n c o n t e n - consagrado, y d e v u e l t o , los abismos más libres y sangrantes.
t o de q u e h a b í a salido p e r f e c t o el d i s c o , pues era u n a g r a b a c i ó n e x t r a o r -
d i n a r i a , que n o q u i s o escuchar la segunda p a r t e . D i j o " N o r a h , t r a e v i n o "
y pasamos t o d a la n o c h e e s c u c h á n d o l o h a b l a r ; en r e a l i d a d e s c u c h a r l o
era c o m o u n a f i e s t a . E n f i n , y o sé q u e se va a m o r i r y m e p r e p a r o a n t e
su m u e r t e a q u e c o n o z c a a la n u e v a p o e t a a r g e n t i n a . El bar M o d e r n o era
u n o de los grandes f o c o s i n t e l e c t u a l e s d e la A r g e n t i n a . A l l í í b a m o s t o -
dos. Y a l l í c o n o c í a u n a j o v e n c i t a q u e m e a n d u v o f a s t i d i a n d o d u r a n t e
u n t i e m p o , t e n d r í a t r e c e o c a t o r c e a ñ o s y m e d i o su d i r e c c i ó n . Y o le
OLGA OROZCO
aviso q u e O l i v e r i o G i r o n d o va a ir a su casa y q u e d a d e s l u m b r a d a . Y l o
llevé. C u a n d o í b a m o s a él se le o c u r r i ó pasar p o r la A v d a . d e M a y o y
c o m p r ó d o s b o t e l l a s de v i n o M a r q u é s d e R i s c a l , el v i n o q u e t o m a la n o -
bleza e s p a ñ o l a . A p a r e c i m o s en u n c o n v e n t i l l o d e la calle A s a m b l e a , en
Parque C h a c a b u c o . Y en el c o n v e n t i l l o , e n u n o d e esos p a t i o s d e c o n - (. . .) esos largos d i e z años d e l u c h a d e n o d a d a c o n t r a las t r a m p a s y
v e n t i l l o , se estaba h a c i e n d o u n a s a d i t o . Está u n a señora de 9 0 a ñ o s , la las falacias del l e n g u a j e , esos años en q u e O l i v e r i o G i r o n d o se desvela en
abuela, está la m a d r e , está u n h e r m a n o , está la p o e t a y está u n a v e c i n a . la q u i n t a d e G l e w o en su casa de la calle S u i p a c h a c o m b a t i e n d o hasta el
Y c u a n d o O l i v e r i o e n t r a —hay velas, esta casa, u n c o n v e n t i l l o , n o t i e n e a m a n e c e r c o n las imágenes inasibles y las f a n t a s m a g ó r i c a s p a l a b r a s . Diez
luz e l é c t r i c a — está la m e s a , está el f u e g u i t o del a s a d o r , y n o s s e n t a m o s . carpetas d e papeles q u e p u e d e n ser d i e z l i b r o s a r d e n y se c o n s u m e n en
O l i v e r i o se s i e n t a e n t r e la a b u e l a y la p o e t a . E l , h a b i t u a d o a las grandes la n a d a , s i m b o l i z a n d o , t a l v e z , u n a c t o de f e e n la idea del a n i q u i l a m i e n -
residencias a r g e n t i n a s , se e n c u e n t r a c o n q u e la g r a n p o e t a q u e v i e n e está t o y en la c o n v i c c i ó n de la i n u t i l i d a d t o t a l .
en u n c o n v e n t i l l o . Es el p u e b l o . Y c o m i e n z a a h a b l a r . Y h a b l a sobre
Y o l o c o n o z c o casi al f i n a l d e esa é p o c a , en 1 9 3 9 . L a p o c o más q u e
R i m b a u d . L a m e j o r c o n f e r e n c i a q u e se p u e d a e s c u c h a r s o b r e R i m b a u d
t í m i d a a d o l e s c e n t e q u e y o e r a , estaba s e n t a d a en u n a c o m i d a d e e s c r i t o -
la dice él a s í , a a n a l f a b e t o s . E n vez d e dar esta c o n f e r e n c i a en u n a c á t e -
res f r e n t e a ese c a b a l l e r o d e c o p i o s a b a r b a n e g r a , o j o s d e s o r b i t a d o s y
dra l o hace h a b l a n d o e n t r e d o s velas, c i n c o a n a l f a b e t o s y el M a r q u é s d e
c o n v e r s a c i ó n d e s l u m b r a n t e , q u e d e v o r a b a su p o l e n t a c o n p a j a r i t o s c o n
Riscal. Se t e r m i n a el M a r q u é s d e Riscal y v i e n e u n a d a m a j u a n a . Y viene
m o d a l e s a r i s t o c r á t i c o s , m a t i z a d o s p o r a l g u n o s gestos y algunas e x c l a m a -
ya el a m a n e c e r y él sigue h a b l a n d o . Pero se d e t i e n e y d i c e " ¿ p e r o y o a
c i o n e s d e t r o g l o d i t a . M e i m p r e s i o n a b a n su v i t a l i d a d d e s b o r d a n t e , su i n -
qué v e n g o . A r t u r o , a q u é m e traes a q u í . N o v e n í a m o s a ver a la p o e t a ? "
g e n i o i n a g o t a b l e , sus e x c l a m a c i o n e s e n e r g u m é n i c a s , su p o t e n t e y h e r -
" S í , ésta es la c h i c a " , " ¿ t ú , t a n j o v e n ? " . " S í " . " B u e n o , a ver, u n p o e m a
m o s a v o z d e J ú p i t e r t o n a n t e o d e j u s t o San P e d r o , p e r o , s o b r e t o d o , su
t u y o " . Y la c h i c a se l e v a n t a , r o m p e su blusa y enseña los d o s p e c h o s .
m i r a d a i m p l a c a b l e , t i e r n a , c o m p r e n s i v a y a c u s a d o r a a la v e z , en la q u e
Dos p e c h o s de u n a c h i c a d e t r e c e a ñ o s . O l i v e r i o ve las d o s t e t a s de la
se p o d í a n ver d e s f i l a r t o d o s los f u l g o r e s d e la a d m o n i c i ó n y d e la c o m -
c h i q u i l i n a y ¿qué hace? Se q u e d a m i r a n d o , e x t a s i a d o , esa cosa i n e s p e r a -
p a s i ó n h u m a n a s . M e s e n t í c u l p a b l e de t o d o s m i s d e f e c t o s y a b s u e l t a p o r
da, la g r a n p o e s í a del c u e r p o . Y d i c e " A r t u r o , v á m o n o s " . N o s l e v a n t a -
t o d a la m a g n i t u d de m i i n s i g n i f i c a n c i a , y n o p u d e e v i t a r u n a l á g r i m a de
m o s y n o s f u i m o s . O l i v e r i o , h o m b r e d e u n a s e n s u a l i d a d q u e se p r o y e c -
s o l i d a r i d a d p i a d o s a c o n esos h u m i l d e s p a j a r i t o s , c o n esos f r á g i l e s huese-
taba sobre las m u j e r e s y el v i n o , p o r ese gran m o m e n t o s u y o , llega a la
c i t o s q u e c r u j í a n , t a n l a m e n t a b l e s , e n t r e sus gozosas y o l í m p i c a s f a u c e s .
a d o r a c i ó n d e u n a v e n u s es el c u e r p o d e esa m u c h a c h a . A l o s p o c o s d í a s
A ú n está v i v o el a d e m á n de a u t o c o n d e n a c o n q u e r e c h a z ó de p r o n t o el
me l l a m a N o r a , m e d i c e q u e él va a m o r i r . T r e s veces m e l l a m ó . T a m -
p l a t o y m á s v i v a a ú n la e x p r e s i ó n de a n i q u i l a d o r a i n d u l g e n c i a c o n q u e
bién O l i v e r i o r e c l a m ó p o r m í . N o q u i s e ir a v e r l o , n o q u i s e ir a v e r l o . N o
e x c l a m ó : " N o p u e d o c o m e r c u a n d o u n a n i n f a l l o r a " . F u e el c o m i e n z o
pude a g u a n t a r . F u i a su e n t i e r r o . H a b í a u n a c o s t u m b r e q u e c u a n d o se
de u n a larga a m i s t a d q u e d u r ó hasta el f i n a l , a m i s t a d en la q u e s i e m p r e
salía de la R e c o l e t a se iba a u n Café a t o m a r u n vaso de v i n o . Y él m e
q u e d ó t e m b l a n d o u n a lágrima de p e r t u r b a d o r a i n h i b i c i ó n , amistad p r o -
dice " A r t u r o , c u a n d o y o m e m u e r a , t e vienes a q u í a t o m a r u n vaso d e
tectora y abierta que recibí c o m o un privilegio sorprendente, siempre
v i n o " . El d í a del e n t i e r r o , l o r e c u e r d o b i e n , c o n R a ú l G o n z á l e z T u ñ ó n
n u e v o , s i e m p r e c o n m o v e d o r , y q u e será u n o de los grandes y m e j o r e s
salimos del c e m e n t e r i o , después d e llevar el a t a ú d , n o c o n l á g r i m a s , p o r -
r e c u e r d o s q u e me lleve de este d u r o p l a n e t a .
que él era u n h o m b r e i n m o r t a l , y f u i m o s a c u m p l i r su v o l u n t a d , a t o m a r
Raúl y y o d o n d e él m e o r d e n ó u n vaso de v i n o . C o m e n c é a f r e c u e n t a r e n t o n c e s esa casa ú n i c a de la calle S u i p a c h a ,
en la c u a l , a l o l a r g o de m á s de v e i n t i o c h o a ñ o s , v i d e s f i l a r a la j u v e n t u d
más e f e r v e s c e n t e , a los a r t i s t a s e x t r a n j e r o s más e x t r a o r d i n a r i o s , a los
(Entrevista realizada por integrantes de la Revista XUL en 1983.) artistas a r g e n t i n o s más v a l i o s o s y más a u t é n t i c o s . A q u e l e s p a n t a p á j a r o s
que h a b í a a n u n c i a d o , t a n e s p e c t a c u l a r m e n t e , la salida del l i b r o del m i s -
m o n o m b r e , r e c i b í a al v i s i t a n t e en l o a l t o de los o c h o escalones d e la
e n t r a d a ; después se p e n e t r a b a c o m o para s i e m p r e e n esos á m b i t o s d o n -
d e r e i n a b a n t a n a g r a s , h u a c o s , Figaris y n e g r o s v e n e c i a n o s , e n t r e tallas y
m u e b l e s c o l o n i a l e s . A l g o e s c o n d i d o , p e r o p l a n e a n d o en l o a l t o , u n b l a n -
FRANCISCO MADARIAGA c o a l b a t r o s a b r í a sus alas b a u d e l e r i a n a s s o b r e el v u e l o d e t e n i d o de t a n -
tas t r a s n o c h a d a s ( . . .)
(. . .) su o b r a , desde sus l i b r o s a n t e r i o r e s , f u e r e c i b i d a c o n s i l e n c i o s ,
c o n r e t i c e n c i a s , c o n b a l b u c e o s i n e x p l i c a b l e s . Es q u e los p o e t a s q u e
crean nuevas leyes para el j u e g o , los q u e r o m p e n las c o n v e n c i o n e s lle-
Ha p e r j u d i c a d o s i e m p r e a l o s o f i c i a l i s m o s l i t e r a r i o s c o n su a p t i t u d d e v a n d o el riesgo m u c h o más l e j o s , h a n s i d o s i e m p r e m a l m i r a d o s . Y O l i -
absolutamente poeta natural, completamente m o d e r n o . No perteneció a v e r i o G i r o n d o ha s i d o e n t r e n o s o t r o s el arcángel n e g r o q u e i r r u m p e ,
la legión d e a t r o f i a d o s a r t i s t a s de m e z q u i n a s desgracias, insensibles al a v e r g o n z a d o , en el m o m e n t o de la m í s e r a r e p a r t i c i ó n de p r e m i o s ; el
gran t r a g o h u m a n o d e l o j u s t o , y carentes d e u n a a p t i t u d c o n t r a r i a de gran p á j a r o q u e a h u y e n t a c o n su a l t a s o m b r a la a s a m b l e a de los g o r r i o -
las m i s e r i a s , las h u m i l l a c i o n e s y el d e s p r e c i o , de t o d a í n d o l e , q u e ejer- nes; el v o l u n t a r i o q u e lleva la b o m b a o acerca la l l a m a a la carga d e d i n a -
cen las e x p l o t a c i o n e s m o d e r n a s , en t o d o s los ó r d e n e s . P e r o l t a m p o c o m i t a ; el q u e m a r c h i t a c o n el f u e g o sagrado los p o b r e s r a m i l l e t e s d e los
p e r t e n e c i ó a la o t r a l e g i ó n de d e c l a m a d o r e s , c o n p r e t e n s i o n e s de s o c i a - j u e g o s f l o r a l e s ; el q u e t i e n e la m a r c a s o b r e la f r e n t e ; el q u e parece el
les o de h u m a n i s t a s . Del h u m a n i s m o v u l g a r , l a m e n t a d o r , i n a p e t e n t e , d e e m b o z a d o p o r q u e es el e m i s a r i o d e o t r o m u n d o . De a h í la sospecha y el
los " n i v e l a d o r e s p o r la b a s e " . L o s p r i m e r o s : artistas a m e d i a s , d e s e n c a n - silencio.
tados " c o n t e m p l a d o r e s " , e n f e r m o s de atrasadas d o l e n c i a s m e n o r e s ,
arrastradas del siglo p a s a d o , p e r o m e n d i c a n t e s y sin defensas. L o s s e g u n - (Fragmentos de una Conferencia pronunciada en España por Olga
Orozco.)

11
1 - Es desde el t í t u l o que (PD) envía a una singular configu-
ROBERTO FERRO ración que organiza en los textos de cada poema una trama de
relaciones antagónicas. En ella, los materiales elegidos son

el discurso de lo transformados a partir de un conjunto de procedimientos que


ponen en acto un montaje (montaje en el que los puntos de
articulación se ligan en orden a un sistema de oposiciones
arbitrario dicotómicas donde se pueden rastrear los ecos de algunos
núcleos de significación que la tradición literaria de Occidente

en oliverio girondo
ha privilegiado a través de sucesivas elaboraciones); así como el
registro distintivo con que esta escritura los trastorna.

El enunciado Persuación de los días es la instalación discur-


siva de una escritura en la que confluyen el gesto ético y el
gesto cosmogónico; al día la unidad de tiempo elemental por la
que el hombre toma conciencia de su situación en el cosmos y
del discurrir del tiempo se atribuye la acción distintiva de la
persuación como ejercicio del convencimiento que la sucesión
temporal decanta con su fluir.

En Los Trabajos y los Días de Hesíodo se da el enfrenta-


miento de un mundo bello, ideal frente a las vicisitudes de la
existencia que deviene por los limitados cauces de una época
triste, sin arraigos; así recupera el mito de los dos caminos que
se repite en la ética órfico-pitagórica, que los traslada al infier-
no, en toda la filosofía idealista que se origina en la reflexión
platónica y en los Evangelios, generando una matriz de pro-
ducción de significaciones ineludibles en toda la estructura
ideológica de Occidente. Esta consideración no se hace como
perspectiva genética de la producción literaria, concepción que
generalmente postula el desarrollo de determinados núcleos de
significación a partir de autoridades de las cuales fluye el senti-
do y que en definitiva acuden al recurso de la influencia para la
descripción y el análisis. La mención se hace desde otro marco
teórico, hay determinados tópicos que tienen importantes an-
tecedentes en la tradición ideológica que domina el campo in-
telectual en el que se produce el texto de Girondo, y que son
de continua reelaboración y transformación a través de toda la
serie literaria. Se impone entonces una descripción del trata-
miento recibido al solo efecto de ponerlos de manifiesto como
materiales con los que trabaja la escritura. Es importante en-
tonces señalar un aspecto que es fundamento de toda la expo-
sición: el carácter material del proceso social de producción
de los hechos de significación y su dimensión ideológica.

En (PD) Oliverio Girondo opone dos ámbitos que su escri-


tura produce como diametralmente opuestos, uno el mundo
anterior a toda culpa, que es propuesto como un paisaje cam-
pestre en el que se retoma muchos tópicos de la poesía bucó-
lica:

Allí están / allí estaban / las trashumantes nubes, /la fácil desnudez del
arroyo / la voz de la madera, / los trigales ardientes / la amistad apacible
de las piedras (T).

Este tratamiento tiene antiguos antecedentes que pueden


llegar hasta el poeta alejandrino Teócrito de Siracusa en el
S. III a.C; "aman el campo como un paraíso semiolvidado; hu-
yen a él como a un refugio de la artificialidad de la vida urba-
7
na".

El hombre de la poesía pastorial se siente cosa distinta de la


naturaleza que lo rodea y busca tener acceso a ella como a una
edad de oro. El Beatus I l l e de Horacio es casi un texto canóni-
co de la poética bucólica de retiro y apartamiento en la que la

12
alienación ante el medio se resuelve con una apelación a una pis úrico (EM)
paz " l í r i c a " que el discurso construye en " o t r o lugar":
pis en cuarentena (T)

Feliz aquel que lejos de los pleitos / como la antigua raza de los morta-
les / cultiva a los campos paternos con bueyes propios / libre de toda b) se menciona el órgano interno
usura.
vejiga pletórica (HC)
Es esta afirmación de la opción que se plantea entre la vida esta senil orgía de egoísmo prostético (TV)
urbana corrupta siempre referenciada como actual y un mundo c) se menciona la acción
natural; —natural en el sentido de originario y como tal inalte-
rado desde un pasado inmemorial—, tomados como eje de una si se acercan a un árbol no es más que para mearlo (HC)
disyunción que la actitud ética opone para instalar como elec- los verdes redomones de bronce que no mean (T)
ción privilegiada el apartamiento y la censura como único ca-
mino de retorno al origen. d) se mencionan los recipientes

Son estos materiales que la escritura de (PD) registra para por cuantos mingitorios con trato de excelencia (T)
oponer al mundo marcado como trasgresor que aparece carac-
terizado por un corpus léxico con referencias organicistas re- pero nunca se mencionan los órganos sexuales siquiera con ca-
currentes, adjetivación saturada y uso frecuente de verbos que rácter referencial para describir la acción de orinar que les es
describen la corrupción y la disgregación de la materia viva; común; el sexo aparece en el texto marcado globalmente y des-
que en todos los casos no ocultan su pertenencia al paradigma de una perspectiva eminentemente ética que denuncia los códi-
de la sintomatología de las enfermedades infecciosas. gos sociales desde los que se produce la escritura de (PD)

Este registro remite al modelo de discurso originado en el la iniquidad sin sexo (EM)
organicismo y el darwinismo que desde una perspectiva bioló- que se olvida el sexo en todas partes (T)
gico-evolucionista fue trasladado a la problemática del orden los sexos que trafican disfrazados de arcángeles (E)
social. Proponiendo una matriz en la que se opone el cuerpo
sano a lo patológico, y que de alguna manera caracteriza todo solamente en una rica imagen de (T) se dice "erectos ombligos
trastorno del statu quo como una enfermedad, dando lugar a con pelusa" condensando la erección con un hueco falso del
la concepción de que la salud sólo es posible con un trata- cuerpo confirmando lo que se ha dicho acerca del silencio que
miento adecuado que debe siempre remitir a un estado ante- en (PD) se postula para la relación sexual dejando como equi-
rior. valente de actividad orgánica el sustento material de los cuer-
pos y su deterioro por la podredumbre.
Ese otro mundo es el mundo de lo que se desintegra, de lo
enfermo; no se oponen entonces un mundo material a uno ar- Otro procedimiento con el que la escritura marca la trans-
tificial. El polo trasgresor es asimismo un mundo natural pero gresión es a través de la metáfora de animales que forman un
en descomposición y esa descomposición está inscripta como sistema que funciona en relación directa a la existencia de con-
caída del paraíso anterior: venciones sociales que los textos asumen; así la vaca o el caba-
llo son mencionados directamente en tanto referentes del mun-
nos sedujo lo infecto (T) do incontaminado; en cambio la elección de especies cuya sig-
nificación es repulsiva respondiendo al lugar que le asignan esas
la seducción es la debilidad del que ha pecado y son los días convenciones es una huella de las condiciones de producción
con la persuación los que convencen de ese error como tras- de sentidos que la escritura de (PD) propone a la lectura:
gresión.
apetencias de pulpo (EM)
En los textos de (PD) se marca al polo transgresor con rei- yarará (T)
terados reenvíos de la situación social al ámbito biológico: mosca muerta (T)
los babosos escuerzos (T)
rata muerta (T)
gestos leprosos (EM)
por sus pupilas de ostra putrefacta (E)
escoria entumecida de enquistados complejos (T)
criban anhelos de serpiente (E)
en calcinante escoria (E)
disfrazados de hiena (LE)
el gangrenoso engaño (EM)
vermes de asco (EB)
conglomerados de sucia hemoglobina (EM)
visceras heladas de batracios humanos (E)
almas cariadas (EM)
las corrosivas vísceras (EM) Hay en los textos una voluntad por mostrar los pegajoso, lo
intoxica la vida (EM)
viscoso, la cosa revuelta como lo transgresor; directamente
que infectan los colchones (EM)
infecta el cansancio (EB)
opuesta a lo original; sin mezclas de lo incontaminado eterno
la idiotez purulenta (EM)
las esquirlas podridas que dejaron el crimen (EM) el pasional engrudo (T)
miasma corrupto (EM) amalgamados / como una pasta informe / viscosa /putrefacta / todo,
cancerosas miasmas (HC) todo / hacinado / revuelto / confundido / en un turbio amasijo / de in-
los detritus hedíhondos (EM) fección y de pústulas (E).

El acto de orinar se da en los textos de (PD) como una de Este gesto tiene relación con el espacio privilegiado que se
las recurrencias léxicas privilegiadas a) se menciona el producto otorga al hecho de comer y a todas las funciones biológicas

13
que ello conlleva, como una gran metáfora articulada del mun- los vocablos /las sombras sin remedio (T)
do degradado que sobrevive a través de la acción del sustento los vocablos sin pulpa /sin carozo /sin jugo (HC)
material. Produciendo la marca de la división convencional de los vibrantes eructos de onda corta (T)
las actividades humanas: ingerir los infundios que pregonan las lámparas / los hilos t a r t a m u d o s
(T)
de pasionales sombras con voces de ventrílocuo (HC) en las agrias arca-
se ha ido aglutinando con los jugos pestíferos (EM) das / que atormentan el éter / con todas las mentiras / que engendran
como mustias acelgas digeridas IT) las matrices de plomo derretido (HC)
con la carne exprimida los babosos escuerzos que tienen la palabra (T)
por los bancos de estuco y tripas de oro IT)
como si sólo ansiáramos nutrir con nuestra sangre (H) y se reitera con insistencia marcando a la producción poética
se sacien de adulterios (LE)
como vehículo de enmascaramiento y simulación
por sus rumiantes labios carcomidos (EB)

la proliferación del tratamiento de esta perspectiva léxica tiene los poetas del moco enternecido (T)
un giro que permite confirmar lo que se viene planteando; to- la poesía con la congoja acidulada (T)
las plumas sobornadas (HC)
do un poema. Dietética, describe una de las posibles formas de
ni aquellos que se asfixian /en estrofas de almíbar (LE)
catarsis o de remediar la culpa:
La angustia y el asco aparecen como los sentimientos que
hay que ingerir distancia (D) hay que agarrar la tierra /calentita o hela- expresan el padecimiento de aquellos que han sido seducidos;
da/y comerla (D);
—rechazo y remordimiento interior; toda la escritura postula
pero hay un cambio que trastorna el registro anterior pues lo la separación, el aislamiento, la segregación— ya que " l o que
que se debe comer de acuerdo a la imposición del texto no es esperamos" vendrá irremediablemente si "nos sabemos" escin-
material digerible o sea que lo que se marca como lo transgre- dir
sor es en realidad la acción natural y convencional de comer.
empujarnos al asco (EM)
con sus vermes de asco (EB)
Como índice de la importancia de la función digestiva como lacios coágulos de asco (IV)
núcleo metonímico de desplazamiento de significación y de la que deserten del asco (HC)
marca de lo estigmatizado, la escritura juega con la acción de como si no existiera más que el sudor y el asco (H)
salivar tanto como: la angustia de los días (EM)
angustia de pez recién pescado (EM)
a) sostén material del pensamiento
Los textos de los poemas de (PD) proponen tres actitudes
con el cráneo repleto de aserrín escupido (T) de catarsis y las privilegian a tal punto que a cada una le dedi-
ca un poema ( I V ) , ( A P L L ) y (D), en los que predomina el uso
b) como hecho vandálico y contagioso insistente del Modo Imperativo.

escupen las veredas (HC) 2 - Hasta aquí se ha hecho un inventario de los enunciados
escupen los tranvías (HC) recurrentes y de los procedimientos que son propios de los tex-
tos de los poemas de (PD), pero inevitablemente la idea de sig-
c) como metáfora para caracterizar hechos marcados como des- nificación de esos enunciados no puede ser descripta despoján-
agradables dola de los niveles de enunciación; pues es desde la enuncia-
ción, como presencia del sujeto de la escritura en el enunciado,
por cuanto escupitajo se esconde en el anónimo (HC) como la relación que se propone desde el discurso hacia los
y otras muelles poltronas no menos escupidas (EB)
destinatarios, como modalidad; que todos estos materiales son
puestos en acto.
d) para la descripción metafórica de seres despreciables
En (PD) el discurso registra un orden que se puede des-
por caducos gargajos de cuello almidonado (T)
cribir a partir de módulos distintos que están íntimamente li-
gados y que configuran los procedimientos distintivos de la
El texto de los poemas privilegia dos agentes que ejercen la enunciación.
trasgresión:
e) la actividad mercantil desenfrenada Los textos registran la oposición entre dos mundos alrede-
dor de dos ejes pronominales, por un lado cuando se enuncia
por tanto mercader y ruido muerto (T) en primera persona
por los bancos de estuco (T)
por los dedos cubiertos de insaciables ventosas (T) aquí estoy (A)
por jorobas llenas de intereses compuestos (EB) abriremos los brazos (LE)
que contempla el desastre a través del bolsillo (EB)
sólo piensan en cifras / en fórmulas / en pesos / en sacarle pro-
o cuando se lo hace a partir de la segunda persona especialmen-
vecho hasta a sus excrementos (HC)
los consorcios sin sexo que han parido la usura (HC)
te en el Modo Imperativo
las esponjosas manos embebidas de usura (E)
Vomita (IV)
y el otro es la utilización de la lengua con fines de manejo, de
engaño, de ocultamiento la referencia es al mundo incontaminado. Si la referencia es en

14
cambio su polo opuesto, es decir lo trasgresor, se utiliza la ter-
cera persona

es la baba (EB)
seguirán produciendo (LE)

Esta articulación especifica el lugar desde el que se enuncia


el texto. La primera persona se da prioritariamente en plural y
siguiendo a Benveniste, es claro que la unicidad y la subjetivi-
dad inherentes al yo contradicen la posibilidad de una plurali-
zación. Si no puede haber varios yo concebidos por el yo mis-
mo que dice es que el nosotros es, no ya una multiplicación de
objetos idénticos sino, una yunción entre yo y no yo. Esta
yunción forma una totalidad nueva y de un tipo particularísi-
mo. En (PD) la yunción está generada a partir del supuesto de
que todos los que forman el nosotros tienen clara la distinción
entre los dos conjuntos opuestos además del mecanismo que
los vincula, la caída. Además esa aglomeración está emitida ha-
cia la posibilidad de poder superar la situación de referencia.

En ese nosotros hay un predominio del yo que emerge co-


mo voz unívoca de la redención social y ese yo somete al ele-
mento no yo a partir de que su gesto es constitutivo de esa co-
munidad. Esto es extensivo en el uso que se hace en la escritu-
ra de la segunda persona particularmente en el Modo Imperati-
vo, donde ese yo dilatado del nosotros aparece como poseedor
de cierta relación jerárquica que le otorga el poder de discri-
minar y elegir cómo salvarse,

Azotadme (A)
Cúbrete (TV)
vomita (TV)
llora (TV)

que establece el juego de intercambio entre el yo y el vosotros,


que por su frecuencia y su lugar predominante permite afirmar
que en (PD) el referente de nosotros es un yo más un vosotros,
dejando establecido que esa es una unión escalonada en la que
el yo ejerce el privilegio de la modalidad.

Con relación a la utilización de la tercera persona como el


hecho de enunciar un miembro no marcado de la correlación
de personas, se produce la enunciación posible para aquellas
instancias del discurso que no remiten a ellas mismas, y es ade-
más un testimonio de desprecio para escindir a lo que no mere-
ce que la escritura registre, como una forma de ultraje para des-
estimarlo como persona. Este procedimiento particular del uso
de los índices de persona se organiza además con los índices
de ostención que son correlativos a ellos. Entonces, la escritura
se sitúa desde la enunciación en relación a la oposición y carac-
teriza la tensión y la distancia sobrecargado con significación
al "este" como correlativo de la tercera persona, y remitiéndo-
lo al objeto degradado por la perspectiva léxica del discurso

este clima de asfixia (EM)


este miasma corrupto (EM)
estos conglomerados (EM)

Igual tratamiento se da a los adverbios de lugar con la que


se otorga una discontinuidad en el espacio físico, a lo sano y a
lo infecto, son denunciados desde aquí, que es donde estamos
nosotros

Aquí estoy (H)


allí bajo la tierra (E)

15
La discontinuidad está establecida a partir de la relación es-
pacial, que es así marcada y permite establecer la puntualidad
desde donde se emite el discurso.

La utilización de los tiempos verbales refuerza el sistema


que se viene postulando. En primer lugar el Pretérito Indefini-
do alude como evidencia a la época de oro, y en forma puntual
a la caída. La oposición pasado presente es presentada desde
dos niveles: a) desde la continuidad, con el Pretérito Perfecto,
que marca lo que aún trastorna el presente,
b) por el Pretérito Indefinido que es el registro de un hecho ce-
rrado, definitivo, único e irrepetible: la caída.

nos sedujo lo infecto (T)


no lamí la rompiente (A)
no me postré ante el barro (A)

Esta dicotomía presente-pasado remite en el discurso a la


precisión casi de fábula del había una vez que se atribuye al
saber del yo que conoce los dos mundos presentados como ga-
jos separados: el antes y el ahora y cuya tarea es esencialmente
separarlos en un gesto racional y cartesiano, tan racional que
tras el diagnóstico propone las recetas de la cura. Esa autoridad
se da en el discurso con el uso del Imperativo y de la conjuga-
ción perifrástico "hay que" que indica perentoriamente una
necesidad objetiva de acción

Cúbrete el rostro / y llora (IV)


Perdonadlos (HC)
Lloremos ¡Sí! Lloremos (APLL)
Porque mirad (H)
Hay que ingerir (DI
Hay que rumiar (DI
Hay que compadecerlos (HC)

En el discurso de los poemas de (PD) se puede comprobar


la presencia de muchos enunciados performativos —como los
ha denominado J. L. Austin— (la ejecución de una frase es la
ejecución de una acción) que es donde más claramente se pue-
den rastrear las huellas de las convenciones sociales que regis-
tran el valor de algunas acciones en determinadas circunstan-
cias, y que dan a esos enunciados lo que Austin llama fuerza
ilocutoria, y que aquí están caracterizados por la presión que
ejerce el nosotros de la escritura para discriminar procederes.

En el nivel sintáctico se presentan dos procedimientos que


funcionan modalizando los enunciados de manera distintiva en
orden a la matriz que se va exponiendo. En el verso de (T)
"nos sedujo lo infecto" que es como se ha dicho el lugar ex-
plícito de la caída del objeto directo nos sería sujeto en la
transformación pasiva, y el sujeto lo infecto complemento a-
gente. Nosotros fuimos seducidos por lo infecto. El enunciado
original del texto en voz activa coloca al nosotros en una acti-
tud pasiva y es simétrico con el uso que se hace de los comple-
mentos instrumentales que son los agentes de la trasgresión y
cuya proliferación y continuidad en el discurso se multiplica.

por tanto mercader y ruido muerto (T)


por la preocupación y la dispepsia (T)
por sus rumiantes labios carcomidos (EB)

Otro recurso con que la enunciación distribuye el saber que


permite distinguir y calificar discriminando, es el uso de las re-
lativas adjetivas, que por su frecuencia ocupan un lugar predo-
minante y es una de las operaciones que más juega en la moda-

16
lización de los enunciados lo tanto producto del tratamiento discursivo dado. En los poe-
mas de (PD) se dan una serie de dispositivos que apuntan a la
este miasma corrupto /que insufla en nuestros poros (EM) interpelación con el objeto de constituir el sujeto que instru-
mentará el saber. Este saber se da marcado permanentemente
Este tipo de relativas adjetivas es el que cierra el dominio por una serie de recurrencias temáticas; entonces, la reelabora-
definido por el antecedente a ciertas formas de manifestación ción de los tópicos tradicionales del mundo bucólico, reinscrip-
y esa atribución es ejercida desde el saber que separa. tos y transformados por los registros de la escritura, son el dis-
curso de ese saber inconmovible que no puede ser trastornado
Además, hay dos versos clave en (T), por la riqueza de signi- pues es eterno. En cambio, la insistencia hasta la saturación de
ficación donde tras separar los dos conjuntos opuestos y des- un mundo caracterizado como trasgresor, responde a la deter-
cribir la caída en el minación de que el significado lingüístico que tiene un término
depende en primera instancia del modelo del que forma parte.
"nos sedujo", se d i c e , "y aquí estamos", La escritura recupera y transforma ese significado originario en
la construcción discursiva del modelo de mundo que propone.
hasta casi los tres cuartos del poema el referente de la trasgre- Toda la interferencia léxica que atraviesan los textos de (PD),
sión es ese nosotros; entonces se dice: tomada del paradigma evolucionista, juega a producir significa-
ción como reenvío. Bajo la apariencia de dar la palabra a otros
mi florecido esfínter /que los llevan al hambre (T),
discursos, no se hace otra cosa que poner en funcionamiento
sus propias categorías.
donde además de presentarse la discriminación por la relativa
adjetiva se sustituye el nosotros, estableciendo distancia y Ese saber, desde el que la escritura produce la discrimina-
transfiriendo a la tercera persona la trasgresión. Esto está arti- ción discursiva de la realidad en dos conjuntos enfrentados, a
culado con otro procedimiento discursivo: los que se estructura a partir de los procedimientos con los que
se transforma el juego de intertextos opuestos; es en definitiva
como tibios pescados corrompidos IT) el núcleo generador de un discurso arbitrario en última instan-
cia que apunta, a la constitución de un nosotros (con un yo
porque el nosotros de la enunciación se apoya constantemente dominante y aglutinador) como sujeto ejecutor de las pro-
en esa comparación de " c o m o " para establecer un juego de puestas que se articulan en los textos de los poemas de (PD).
equivalencias pero no de identidades y en ese verso en el que se
trastroca de la primera a la tercera persona, el referente se es-
cinde por el recurso descripto y se vuelve a repetir el esquema
sobre el que se articulan los poemas de (PD): una totalidad se-
parada en dos espacios opuestos uno de ellos cargado con la
marca de lo infecto; y esa operación se realiza a partir de un
saber que el discurso otorga al yo dominante del nosotros.

3 - La confluencia que fue señalada al principio de la expo-


sición entre el gesto ético y el gesto cosmogónico se puede re-
tomar con mayor fundamento. Todo discurso que postula una
actitud ética parte de la posición de un saber que se autovalida;
así esta escritura propone un mundo escindido y la acción a
seguir es presentada como absoluta. Ese saber en (PD) es irre-
mediable porque es generado a partir de la sucesión del tiem- NOTAS
po. Además, los textos presentan j u n t o , a las relaciones de sen-
* Para la presente exposición se ha trabajado con el siguiente corpus
tido, las relaciones de poder, porque el saber sólo es propiedad
de poemas de P e r s u a c i ó n d e los días ( P D ) ; E j e c u t o r i a del M i a s m a
de aquellos que fueron seducidos por lo infecto, aquellos que
( E M ) ; ¡ A z o t a d m e ! ( A ) ; T e s t i m o n i a l ( T ) ; Es la Baba ( E B ) ; I n v i t a c i ó n
deben llorar, vomitar, esperar para salvarse, pero nunca de los al V ó m i t o ( I V ) ; H a y q u e c o m p a d e c e r l o s ( H C ) ; E x p i a c i ó n ( E ) ; A Ple-
que forman parte del mundo en descomposición que es irrecu- n o L l a n t o ( A P L L ) ; Hazaña ( H ) ; D i e t é t i c a ( D ) ; L o q u e e s p e r a m o s
perable. ( L E ) ; textos tomados de la edición de las Obras Completas de Olive-
rio Girondo; Buenos Aires, Ed. Losada, 1968.
Al describir los modos de enunciación se ha elegido una
1 . Austin, J.L. - Cómo hacer cosas con palabras. E d . Paidós, Barcelona,
perspectiva que intenta ubicar el lugar desde el cual se organiza 1982.
la construcción discursiva, y el objetivo es no cristalizar las sig- 2 . Benveniste, Emile - Problemas de lingüística general. E d . S i g l o X X I ,
nificaciones sino establecer un punto de vista desde el que se Bs. A s . , 1 9 7 3 .
organiza el trabajo de lectura. El funcionamiento de la escritu- 3 . Lotman, Jurij M. y Uspenskij, Boris A. - Sobre el mecanismo semió-
ra no está pensado como enteramente lingüístico sino que pre- tico de la cultura. Ed. Cátedra, Madrid, 1979.
tende hacer referencia a los mecanismos a partir de los cuales 4 . Maingueneau, Dominique - Introducción a los métodos de análisis
la enunciación ubica a los destinatarios en la estructura de una del discurso. E d . H a c h e t t e , Bs. A s . , 1 9 8 0 .
5 . Recanati, Francois - La transparencia y la enunciación. E. H a c h e t t e
formación social determinada y concreta, que es la que sirve de
Bs. A s . , 1 9 8 1 .
contexto a la producción textual y es en orden a la que deben 6 . Todorov, Tzvetan - Introducción a la literatura fantástica. Ed. Tiem-
articularse las significaciones ideológicas. El destinatario no es p o C o n t e m p o r á n e o , Bs. A s . , 1 9 7 4 .
pensado como el receptor real del discurso, sino es la función 7 . Vaccaro, Alberto J. - Canto y contrapunto pastoril. Ed. Columba,
que surge por las marcas que se dan en el mismo texto y es por Bs. A s . , 1 9 7 4 .

17
ENRIQUE MOLINA Luego su avidez, como toda avidez, la del amor o de la ver-
dad, lo empujará hasta los extremos límites de su naturaleza.
Su propio impulso lo obliga a atravesar los muros, el ardiente

oliverio girondo en la decorado de cada lugar y cada encuentro. Su derrotero será en-
tonces hacia el fuego central, a ese vórtice donde se funde el
fulgor del mundo y el fulgor desamparado del hombre en su
médula del lenguaje abandono cósmico. Así llegará a la amargura final de qué nada
toco en todo, del ser enfrentado a la disolución, al súbito sen-
timiento de hallarse fuera de lugar en una realidad que de
pronto carece de sentido:

En busca fui de todo


y más y más y más
paria voraz y solo
y por demás demás

No podemos detenernos en el examen de cada uno de sus


libros como lo haremos de manera más extensa respecto a En la
masmédula. En 1922 sus Veinte poemas para ser leídos en el
tranvía iniciaron un acento nuevo en nuestra poesía. Calcoma-
nías apareció en Madrid en 1925. Espantapájaros "ese libro ad-
mirable del que no ha hablado un solo crítico de las grandes
publicaciones y al que la envidia ha evitado toda alusión" —co-
mo señalaba Gómez de la Serna a su aparición— es un libro im-
pecable en su tensión poética, poblado de situaciones insólitas,
que en cierto modo podrían ser paralelas, con un humor más
despiadado, a las que años después padecería el señor Plume de
Michaux. Después de Persuación de los días, un exasperado re-
chazo a una existencia degradada, y Campo nuestro, de un im-
previsto tono bucólico, se llega a una experiencia poética úni-
La primera impresión que se recibe al aproximarse a la obra ca en el campo del idioma: En la masmédula. La angustia exis-
de Girondo, es la de su fuerza vital. No una exuberancia barro- tencial se expresa en esos poemas no como el saldo o balance
ca, la voluptuosidad de las molduras, las evoluciones del orna- a la distancia de una experiencia sino como un verdadero "con-
mento, sino esa especie de frescura permanente, de apasionada tacto" con el misterio. En este libro la palabra —si pudiera de-
disponibilidad para recibir, sin ningún prejuicio estético, arre- cirse— proyecta, más allá de su sentido inmediato, una especie
batado de entusiasmo, el enigma y el hechizo que cada cosa de cuerpo astral de la misma que crea una aureola de innume-
suscita. Vitalidad de grandes pulmones, de gran apetito, de sen- rables significaciones. Todo ello pone al descubierto la ansiosa
tidos dispuestos a vibrar intensamente por el vuelo de una mos- búsqueda de un lenguaje capaz de testimoniar el acento más
ca o una montaña, por la presencia de un perro o la ola que lo íntimo con que su ser incide en el mundo. Desde sus primeros
seduce con su contoneo. No abre la puerta lentamente para libros sus procedimientos de explorador convierten la cortesía
atisbar con precaución lo que la realidad le ofrece en seres y en una vieja cicatriz. Así aparece Olivierio Girondo en el fondo
formas en un remolino sin f i n : la abre de golpe e irrumpe vio- de su obra, acariciando con una mano enguantada su piel de
lentamente, para lanzarse a la cacería del paisaje, con la aten- hombre de las cavernas.
ción multiplicada del "cazador perdido en los grandes bos-
ques", ante las visiones exuberantes en medio de las cuales ha
caído como un huésped inesperado. De inmediato sentimos En En la masmédula Girondo puebla su escritura con voca-
que su poder es la avidez, el ansioso, insaciable deseo de vivir blos propios, que sin embargo funcionan con naturalidad en un
con cada partícula de este planeta misterioso en perpetua fuga, conjunto verbal, apoyándose en los elementos fónicos del sig-
tan pródigo en placer y en espanto. Cada instante, cada color, no para acentuar la idea a que éste remite. Las palabras entran
cada gesto es una embriaguez a la que muy a menudo, sin em- en una especie de vértigo, en un estado de trance, diría, que
bargo, el humor no deja de cuestionar. En sus libros iniciales conmociona al lector por instalarlo en parajes poco habituales
hay una intensa carga de energía que por su propia exaltación del idioma.
distorsiona el orden utilitario con que la razón ordena las cosas
y la existencia. El viaje, el desplazamiento, la carrera en pos de No cede en su propósito, aún a riesgo de extraviarse: este-
cuanto hace resonar en su espíritu cada instante de su jornada, pandarodo sigo dice afirmando su decisión de ir lo más lejos
lo seducen y marcan sus primeras experiencias. No el viaje en posible. Girondo, en efecto, aparece como sofocado en el
busca del exotismo y la aventura romántica, sino por la exigen- círculo del lenguaje como si se sintiera finalmente oprimido
cia de ver, de acoger como una gracia cuanto sale a su paso, y entre sus límites, con la ansiedad de quien se ahoga en una
por el profundo sentimiento de que la vivencia, que no se alcanza atmósfera enrarecida. Embiste entonces contra el lenguaje,
sólo en el plano del intelecto sino por la conmoción total de trata de dilatarlo en todo sentido, llega a sus últimos tras-
todo el ser, será para él la incitación de toda poesía. Tal fue su fondos. Está cansado
canto de juventud, cuando aún cree en lo inmediato, fascinado
por lo concreto de una realidad sensual, desbocada, que lo ase-
dia en todas direcciones. de sus regastados páramos vocablos y reconjugaciones y recópulas
y de sus muertas reglas y necrópolis de reputrefactas palabras.

18
Su búsqueda se apoya ahora en la sensación auditiva para nal, son a veces meros sonidos, elementos catalizadores, causas
extender los significados, con el efecto de círculos cada vez ocultas que pueden desencadenar fuerzas. El conjuro no se
más vastos que produce una piedra al caer en el agua. Hay fragmenta, actúa como una totalidad. Si se alterara alguno de
momentos de su poesía en que se acentúa profundamente sus elementos o su orden, perdería su eficacia. Quizás las ora-
lo sensorial, en una corriente de grandes ritmos. Escucha las ciones establecidas de los diversos cultos conserven vestigios
subvoces que nacen del metafondo eufónico, traduciéndolas de aquél.
en una corriente verbal de grandes sístoles y diástoles, operan-
do como un alquimista en busca de ese punto en que todos los " E n Girondo hay una verdadera sensualidad de la palabra
elementos de la expresión se funden en un oro único. Al poe- como sonido —señala Aldo Pellegrini— pero más que eso toda-
ma hay que buscarlo vía, una búsqueda de la secreta homología entre sonido y sig-
nificación. Esta homología, en efecto, supone una verdadera
en la eropsiquis plena de huéspedes entonces meandros de espera relación mágica según el principio de las correspondencias, que
/ausencia resulta paralela a la antigua relación mágica entre forma visual
enlunadados muslos de estival epicentro y significado".
tumultos extradérmicos
escoriaciones fiebre de noche que burmua
La intensificación del aspecto sensual de la frase contribuye
y sola sola sola
al abrirse las venas.
en alto grado al efecto buscado. Las palabras se interfieren, se
imbrican, creando nuevas palabras que concentran en una sola
Para Girondo la poesía hay que alcanzarla en las zonas más múltiples alusiones, donde sonido y sentido se funden generan-
profundas del ser, fuera de todo esteticismo, super impura, en do una particular energía expresiva. Términos tales como mul-
todas las presencias y materiales de la tierra: ticriptas, interllaga, egogorgo, agrinsomnes, reverberalíbido,
crucipendiente, musaslianas, bisueño, lorosimio, lunihemisfe-
en los lunihemisferios de reflujos de coágulos de espuma de arena de los
rios, malacordes, pregárgolas, arpegiolibaraña, etc., han sido
/senos o tal vez en andenes con olor a zorrino. formadas por la lava original del habla, forman una especie de
sortilegios verbales donde la percepción intelectual y la sensual
No es fácil, sin duda, la primera aproximación a En la mas- forman un todo único.
médula. Una costa agria, erizada, agresiva, el drama de una des-
esperada apetencia vital enfrentada al sentimiento de la nada, Tal poesía, por otra parte, nada tiene que ver con la jitanjá-
en medio de lo inusual y lo insólito. Inusual e insólito que no fora, como pretende el crítico. Alfonso Reyes, como se sabe,
son, desde luego, fruto del capricho o del juego, sino nacidos bautizó así a los juegos eufónicos de Mariano Brull, que le ins-
de la trágica pasión de estar vivo, de una profunda necesidad piraron agudas reflexiones. Ante todo, la de que tales composi-
espiritual que condiciona y exige tal lenguaje. Poesía a la vez ciones " i m i t a n " el lenguaje. Juzga que hay jitanjáfora "cuando
de buceo y de ansiedad terrestre: el lenguaje se vacía de espíritu y obra caprichosamente por un
inesperado choque auditivo-, como un resorte descompuesto".
Y para acá y para allá Resulta imposible afirmar que el lenguaje de Girondo en En la
y desde aquí otra vez masmédula carezca de sentido, que no comunica nada. Ade-
y vuelta a ir de vuelta sin aliento más, sus palabras compuestas lo están absolutamente dentro
y del principio o término del precipicio íntimo de la mecánica del idioma, sólo que cristalizan de manera ins-
hasta el extremo o medio o resurrecto rostro de esto de aquello o de lo tantánea en vez de tardar siglos en hacerlo, como tragaluz, ple-
/opuesto nilunio, etc.
y rueda que te roe hasta el encuentro
y aquí tampoco está
y desde arriba abajo y desde abajo arriba ávido asqueado El tema del poema Mi lumia, por ejemplo, es el amor, el ero-
por vivir entre huesos tismo, la ternura y esos sentimientos se expresan en las asocia-
o del perpetuo estéril desencuentro. ciones fónicas que sugieren, de una manera "actuante", ese
idioma íntimo de los amantes, especie de fórmulas de inicia-
De alguna manera la sorpresa inicial del lector que aborda dos, donde lo mimoso evoca resonancias infantiles, como los
este libro ha de ser igual a la que experimentaría el lector de restos de un lenguaje más corporal y delirante que lógico: chu-
Las soledades al caer, desprevenido, en los relámpagos sintácti- chu, mi-mi, tu-tu, tutita, te-te, etc., especie de gorjeos y mur-
cos de Góngora. En En la masmédula lo que entra en conmo- mullos, esos gomormullos como los nombra Girondo. Comien-
ción es el lenguaje en su totalidad. Crea palabras, establece en- za así:
tre ellas relaciones nupciales, descubre sus poderes secretos, ha-
ce perder pie en lo racional, en las devociones de la costumbre. Milu
El lenguaje se convierte en conjuro, comprometiendo en el mi lubidulia
mismo movimiento el ser entero, en el plano de la sensación, mi golosidalove
de la hipnosis, del hechizo. mi lu tan luz tan tu que me enlucielabisma. . .etc.

Tal como si de este modo Girondo apelara a la arcaica rela- Ya el t í t u l o . Mi lumia, concentrando en una palabra los
ción entre la palabra y la magia. El conjuro, para la mente ecos de dos, sugiere de inmediato la idea de luz mía. Como se
primitiva, puede ser entre otras cosas una combinación verbal, sabe, dulia es el culto de los ángeles, el prefijo bi, duplicándolo
capaz de actuar físicamente sobre la persona o cosa contra la y uniéndose con luz, reúne todos esos conceptos en un solo vo-
cual se dirije. Al romper la continuidad de la vida cotidiana cablo: lubidulia. Pero no es la "explicación" de un poema lo
abre un paréntesis donde lo totémico interviene en plena liber- que intento, ya que todo poema es inexplicable fuera de sí
tad. En el conjuro las palabras obedecen a un orden extrarracio- mismo. El lenguaje de En la masmédula es un lenguaje en deli-

19
rio, y como todo delirio abre perspectivas insospechadas. Ac- de la Antología Esencial: ¿y ese crome? ¿y ese glise? Los poe-
túa de una manera a un tiempo compulsiva y mimética, en una mas de Trilce se organizan con trozos dispersos del habla colo-
permanente provocación. quial campesina, que aparecen y desaparecen de golpe, no po-
seen una unidad lógica sino emocional. En la masmédula hay
Desde siempre, a causa de su absoluta independencia y su siempre una profunda coherencia interior.
genio orgullosamente despreciativo de toda vanidad literaria, se
ha pretendido soslayar a Girondo, como si su obra hiciera de- Su espacio poético está cruzado por tres ejes principales: la
masiada sombra a la gloria oficial de otros poetas que pueden pasión enfrentada a la nada, el rechazo de una realidad degra-
aplaudirse sin ningún sobresalto. En una reciente antología, dada y la invocación al amor y la mujer como afirmación vital
con el excesivo t í t u l o de Antología esencial de poesía argenti- y ascesis, a través de la pasión carnal, a un plano superior del
na, su autor, a quien no se le puede atribuir ignorancia, califica espíritu. Ya en Espantapájaros decía: Si no saben volar pierden
a En la masmédula como el retorno " a un vanguardismo gro- el tiempo las que pretendan seducirme. Así como está cansado
tesco e incoherente" y la vincula a "las jitanjáforas de Brull y
los juegos idiomáticos de Lewis CarrolI". Y añade "es difícil de tanta estancia remetáfora de la náusea
creer que el sinsentido, el disparate silábico, o el fluir capricho- y de la revirgísima inocencia
so de sonidos pueda convertirse en un valor poético permanen- y de los instintitos perversitos
t e " . Desde luego que no, pero una poesía lograda a través de y de las ideonas reputonas
un idioma de múltiples resonancias, en la que el concepto no y de las ideitas reputitas
desaparece sino que irradia con mil significaciones, la ambicio-
sa aventura de alcanzar los últimos relámpagos de la concien- y de los reflujos y resacas de las resecas circunstancias
cia, con la revelación de una presencia singular, de un espíritu
desgarradoramente conmovido por el trágico interrogante de está cansado también
la condición humana, sí puede convertirse en valor poético de las vueltas y revueltas y las marañas y recámaras y remembranzas y
permanente. El esenciatólogo, como diría Girondo, atraviesa, /remembranas de pegajosísimos labios.
sin sospecharlo siquiera, por el resplandor de un volcán. ¿Se
puede reprochar a Girondo tal circunstancia? Otro detalle de Exalta la condición pánica del sexo, pero a la vez con la
la actitud que señalamos: en la mencionada recopilación no se conciencia de un sueño inalcanzable. En su imagen de la mujer
incluye un solo poema de En la masmédula. perdura el antiguo y misterioso dualismo. Es la evapulpo, la
dona mórbida ola un compuesto terrestre de libido edén infier-
" E l lenguaje poético —según Cohen— es un apartarse de un no, o bien algo lleno de delicadeza vibrátil, una libélula de mé-
modo voluntario y constante de la norma, que sería el habla de dula, o sólo el naufragio sin esperanza: las trenzas náyades de
todo el mundo. El poeta no habla como todo el mundo aun- Ofelia.
que se sirva del mismo instrumento". Y también señala que en
nuestra época, y esto la diferencia del clasicismo "la originali- Nada responde a su interrogación metafísica, reducido al
dad constituye por sí misma un valor estético". desamparo de un yo que es su única certeza. Yolleo, uno de los
poemas del libro, es una desgarrada invocación a un Dios inac-
cesible, Tatacombo, hermoso nombre que con el criollo tata
La misma búsqueda de una magia verbal creadora de corres-
funde la bóveda del cielo. Un trágico llamado cuya respuesta
pondencias, les parfums, les couleurs, et les sons se repondent
es el silencio. . . y hasta cuando? Girondo asume en su totali-
tiene claros antecedentes en Nerval, en Rimbaud, en Joyce,
dad la condición absurda del hombre fuera de la trascendencia.
etc. Jacques Mercatown, refiriéndose a Works in progress de
Pero en uno de sus poemas capitales El pentotal a qué, un ba-
Joyce, precisa: "la desintegración del lenguaje que conduce a
lance del sinsentido final de las circunstancias que motivan la
nuevas asociaciones de sílabas, a la caída de ciertas letras y
existencia hay, pese a todo, un destello de esperanza en medio
ciertas desinencias, a palabras recompuestas sobre otras pala-
de la noche absoluta, ese. . sin embargo que cierra el poema
bras, a combinaciones por analogía donde las palabras se trans-
pero deja abierto un resquicio hacia una plenitud soñada.
forman, se desenvuelven, se organizan y se descomponen a lo
largo del libro, es hecha de la misma manera que lo hacen en la
historia de la lengua. No es ya la palabra, es la sílaba, a veces En la masmédula es un libro excepcional, de la más alta
un fragmento de sílaba lo que llega a ser la célula orgánica del poesía, un libro único en el ámbito del idioma. De una unidad
lenguaje". Y añade más adelante: " A q u í las palabras forman que se mantiene sin decaer a un alto grado de tensión emocio-
una nueva materia, ninguna palabra queda intacta, ninguna nal, testimonia una profunda actitud subversiva ante los este-
palabra se hurta a la metamorfosis". reotipos de pensamiento que nos ofrece la costumbre y la co-
bardía intelectual, cuestiona la coherencia del mundo tal como
está dada por la razón. Severo Sarduy señala que hay una es-
En hispanoamérica, basta recordar a Altazor para ver como
pecial zona de la metafísica que sería el modo de pensar a tra-
Huidobro ya deja entrecruzarse amorosamente a las palabras.
En Vallejo, la desviación de la norma se produce, en Trilce, por vés de una crítica del lenguaje. En este sentido podemos hablar
la sintaxis: de un hondo contenido metafísico en la poesía de Girondo, no
con el carácter esencialista de la tradición filosófica de occi-
A ver, aquello que sea sin ser más.
dente, desde los griegos hasta nuestros días, sino a través de
A ver, no trascienda asi afuera, una crítica del lenguaje, con cuyas estructuras descodifica la
y piense en son de no ser escuchado, realidad. " Y el lenguaje enseña a pensar", agrega Sarduy. Na-
y crome y no sea visto, da es exterior al lenguaje y en definitiva todo queda englobado
y no glise en el gran colapso. en él. Girondo, en En la masmédula profundiza no en las apa-
riencias sino en la proyección del lenguaje como clave del mun-
Suponemos que tal lenguaje no dejará de perturbar al autor do.

20
JORGE SANTIAGO PEREDNIK "¿Es Campo Nuestro un tropezón en el trayecto poético gi-
rondino?" "¿Puede ser considerado —ya que ese trayecto es

"campo nuestro" y
discursivo— como una suerte de fallo en el continuo de sus pu-
blicaciones?" Los textos críticos que la obra poética de Giron-
do ha suscitado responden a estas preguntas, previas e implíci-

propiedades críticas tas, afirmativamente. Campo Nuestro aparece en ellos como un


lugar extraño, molesto. Un campo difícil de asir y ubicar den-
tro del territorio todo; un campo, por lo tanto, no tan nuestro.

En realidad ningún campo es enteramente nuestro. Si es


cierto que "pensar un campo es dominarlo" (Hegel), también
lo es que su dominio ilimitado es impensable. El concepto mis-
mo de campo implica el concepto de límite; es más, se le su-
bordina en tanto son los límites los que conforman el campo y
marcan su extensión. También el dominio precisa de límites
para ser posible; necesita de-finir su campo antes de enseño-
rearse sobre él. En relación al exterior el dominio puede rom-
per un límite para extenderse, sí, pero sólo hasta encontrar
otro que le ofrezca resistencia; asimismo puede ocurrir —ac-
ción inversa- que lo ajeno rompa los límites y reduzca el cam-
po de lo nuestro. El proceso confirma que el dominio como
institución nunca es pacífico, que implica un conflicto, una
puja territorial en la que todo campo nuestro acorrala y a la
vez está acorralado por lo ajeno, sitiado, y el sitio, se puede
puntualizar, es una táctica propia de la guerra. También den-
tro, en el interior de su campo, el pensamiento es un dominus
imperfecto: la posesión pasa a ser en definitiva imposible por-
que el objeto parece cambiar como entre las manos de un pres-
tidigitador: lo que el pensamiento considera nuestro deja de
serlo, se vuelve ajeno en un movimiento lento pero constante
al que no escapa tampoco lo inerte: metamorfosis: mantenién-
dose adentro lo conocido consigue eludir el dominio volvién-
dose lo extraño. Para enfrentar esta dificultad el pensamiento
ensaya sus trampas: cuanto resiste a ser atrapado, a ser nues-
tro, tiende a ser excluido, y esto se verifica en todos los cam-
pos. Así, la crítica literaria, en tanto poder que establece un
régimen (propio) de lecturas, procrea necesariamente sus mar-
ginados. El procedimiento es parecido: lo que no quiere inte-
grarse, el problema, debe ser sistemáticamente reducido; o se
lo incluye recuperándolo —que es una forma de excluirlo en
tanto es recortado y las partes molestas cuidadosamente man-
tenidas fuera—, o se lo excluye —que es también una forma de
incluirlo en tanto se le asigna coactivamente un lugar, el más
oblicuamente molesto: el afuera.

Sean tomados cuatro desarrollos críticos sobre la obra


poética conjunta de Oliverio, los de A l d o Pellegrini, Enrique
Molina, Beatriz de Nóbile y Gaspar Pío del Corro; en todos
ellos esta mecánica exclusoria se cumple puntualmente. Aldo
Pellegrini trata al poema respecto de dicho conjunto como un
texto marginal: " u n paréntesis, un reposo", en "cierto modo
al margen de los dos períodos que configuran la evolución de
la poesía de Oliverio G i r o n d o " . Adhiriendo a esta tesis, Enri-
que Molina considera a Campo Nuestro un alto en el camino.
Piensa a la de Girondo como una obra que "con una misma co-
herencia interna" "se despliega en una ininterrumpida ascen-
sión, en un proceso que culmina en un punto de incandescen-
cia máxima: su último l i b r o " . Respecto de ella Campo Nuestro
vendría a representar el contraste, el momento distinto: "si-
tuado entre sus dos libros donde la angustia y el furor se agudi-
zan, el poema contrasta. . . como si toda la tensión de Persua-
ción de los días se aflojara en el último instante de paz antes
de recrudecer en En la masmédula". Hay un dato en el texto

21
de Molina, una nota en la página 1 1 , que muestra su actitud ge- lar, anticipan ya el objetivo, el ejercicio de la reducción unita-
neral respecto al poema: "Citamos los libros de Oliverio Giron- ria sobre la multiplicidad y diversidad de escritos. Siguiendo
do con las siguientes siglas: . . . " Entre los citados falta Campo dicho objetivo, y basada en espejismos (ilusiones) y no en cuer-
Nuestro. ¿Olvido? N o , ocurre sólo que el tratamiento que le pos (textos), la construcción de estos discursos no puede sino
dedica, escaso y carente de referencias, no requiere de siglas, resultar en nuevos espejismos; espejismos porque, ignorancia o
como los otros libros de poemas; respecto de ellos. Campo malicia, al reivindicar para sí el carácter de críticos y eludir to-
Nuestro queda, también en virtud de este tratamiento, a un da crisis, la de sus pretextos y las propias, eluden lo específica-
lado. Tanto uno como otro crítico, economía de poetas, son mente crítico y literario, y prueban que su existencia tiene un
directos: ambos practican la exclusión. Tratan el texto breve- carácter fantasmal. (Si en algún momento Girondo decidió
mente, muy brevemente, y lo tratan como el libro "menos Gi- construir un Espantacríticos con el fin de asustar, de proteger
rondo", lo desplazan fuera de un supuesto corpus o camino sus textos de las depredaciones, no fue necesario; los propios
principal. Beatriz de Nóbile y Gaspar Pío del Corro, en cam- críticos construyeron un Espantapájaros contra sí y lo llama-
bio, esbozan un doble proceso: mientras por un lado, sin de- ron "la obra de G i r o n d o " ) . Así, más que causada en los poe-
masiados esfuerzos en el caso de la primera y sin éxito en el ca- mas, hay que considerar esta unidad como un efecto de lectura
so del segundo, buscan recuperarlo desde el punto de vista nacido de los trabajos críticos, de la obsesión unitaria que los
ideológico, por el o t r o , al mismo tiempo, buscan excluirlo des- anima; la misma que los lleva, ante las diferencias en los textos,
de el punto de vista poético. Para de Nóbile Campo Nuestro a intentar borrarlas: ignorarlas o demostrar que no son tales.
"sensibiliza en un aspecto" "una línea tendida desde los últi- En este sentido persiguen el mismo objetivo que la policía con
mos poemas de Persuasión de los d í a s . . . el sentimiento de co- los documentos personales que emite: identificar. Identificar
munión pacífica con el mundo. Pero esa línea, al mantenerse en estas dos acepciones que incluye el diccionario: "reconocer
en Campo Nuestro. . . hace batir en retirada otro muy impor- si una persona o cosa es la misma que se supone o busca" y
tante: la vis poética, el aliento de la imaginación artística". Y además "hacer que dos o más personas aparezcan y se conside-
agrega: "como realización estética tiene poco de rescatable". ren una misma". En ambos casos la empresa identificatoria
Del Corro, por su parte, considera al poema como la culmina- - i m p o n e r la mismidad desde el exterior y por voluntad de un
ción de un proceso —el axiológico— y de una etapa —el reen- otro— se muestra como una empresa represiva. Pero sobre esta
cuentro con la naturaleza— de Girondo (he aquí la recupera- cuestión también Oliverio desautorizó a los guardianes de lo
ción ideológica), pero a la vez, entre otras afirmaciones, lo va- uno con lo que se podría llamar su tesis del cocktail, expresa-
lora como una instancia estética de segundo orden dentro de la da con distintas fórmulas, antiunitariamente, en diversos tex-
"instancia decisiva" ("el tránsito de Persuasión de los días a En tos: " Y o no tengo una personalidad, y o soy un cocktail, un
la masmédula"), le atribuye una "claridad casi prosaica" (que conglomerado, una manifestación de personalidades" (Espan-
para la falaz oposición tradicional significa "una claridad casi tapájaros, 8 ) ; " u n y o / y mil un y o / y un yo/con mi y o en mi/yo
no poética") y afirma finalmente, también desde lo poético, m í n i m o " (Tantan y o ) ; "mis subyollitos" y "mis ya muertos y
"la experiencia contornal que este librito comporta" (comple- revivos yoes" (Yolleo).
tando con esta exclusión el doble proceso).
Esta tendencia en los discursos sobre un texto (en este caso
Las respuestas sobre Campo Nuestro esbozadas en los traba- Campo Nuestro) vuelve a aparecer desnuda apenas se realiza un
jos críticos se vuelven sobre el trabajo crítico mismo y lo inte- desplazamiento temporal, un salto atrás de una a otra etapa de
rrogan. ¿Por qué no confrontar textos como Calcomanías, Es- la crítica. En los textos que escriben desde el después —el mo-
pantapájaros, Persuasión de los días, Campo Nuestro y En la mento crítico que empieza cuando la producción del autor
masmédula y aceptar, aún admitiendo posibles puntos de se- cesa— es el poema distinto. Campo Nuestro, el que sufre un
mejanza, que se trata de escrituras marcadamente distintas y intento más o menos velado de exclusión y recuperación. En
sus diferencias implican verdaderos cortes; que la tarea inte- cambio en los que escriben sobre él cuando el libro recién es
gradora ("proceso ú n i c o " , "trayectoria", "coherencia poéti- publicado —el momento crítico llamado "de las bibliográfi-
ca", etc.) tiene por fundamento el nombre del autor y no la cas"— el choque entre una presencia y una ausencia, una reali-
realidad de los textos (que proponen poéticas distintas); que dad conocida, los textos previos, y una desconocida, los escri-
la unidad es una ficción, mentirosa en tanto oculta ser ficción, tos aún no escritos, hace vacilar a la tarea crítica en su elección
fabricada por la lectura? Ni las respuestas, ni tampoco, siquie- de la táctica manipulatoria adecuada. Subordinados a la lógica
ra, las preguntas, caben en los discursos críticos porque desba- del trayecto, una certeza —la del texto diferente a todos los
ratan la operación ideológica que ellos aceptan y reproducen anteriores—, un perjuicio —el de que la diferencia en el texto
en su seno: servir a lo uno (el A m o ) , temer lo que no le sirva último de un autor que sigue escribiendo es un momento da-
(lo múltiple), reprimirlo; en suma, una política (crítica) de dor de sentido, un hito que marca el cambio de rumbo—, y una
máximo empobrecimiento. Reconocer varios Girondos impli- incertidumbre —¿qué rumbo seguirán los textos por venir?
caría renunciar al servicio de lo uno y su empresa reduccionis- ¿volverán a la poética anterior o continuarán la del texto re-
ta; admitir escisiones y variaciones en el autor significaría de- cién aparecido?—, juegan impidiendo ignorar a Campo Nues-
nunciar que el nombre, que no cambia, provoca una ilusión tro, volviendo impracticable sobre él toda exclusión. Para la
respecto de la persona: que la persona tampoco cambia, en voluntad manipuladora, en el momento de "las bibliográfi-
este caso la ilusión de que el nombre de Oliverio Girondo de- cas" el espectro de las opciones tácticas frente al texto distin-
signa siempre al mismo, único e invariable escritor. Este efec- to ha quedado reducido a dos posibilidades: recuperarlo, iden-
to ilusorio —nombrar a todos los Girondos en singular, como tificarlo con el trayecto anterior, o trasladar este conflicto de
uno, el mismo— se refleja sobre los textos provocando ese otro lo diferente de un término de la comparación al o t r o ; el objeto
gran espejismo en busca del cual corren muchos discursos crí- de exclusión o recuperación, en este caso, deja de ser Campo
ticos: la unidad de una " o b r a " . Frases como "la o b r a " o "la Nuestro para recaer en el tramo previo, el que los críticos eti-
trayectoria", que significan lo plural y están escritas en singu- quetan como "vanguardista" (?), sus tres primeros libros de

22
poemas. La elección entre estas alternativas va a depender de
la posición poética de quien reflexiona.

He aquí otro elemento en este juego, secundario en el senti-


do que no funda la práctica manipulatoria, pero en cambio sí
contribuye preponderantemente a definir su modalidad: las
adhesiones estéticas del crítico. Acompañando las poéticas vi-
gentes hay en cada momento grupos, verdaderos partidos —a
juzgar por sus actitudes— que pretenden cada uno tomar el
poder contra los otros: convertir el campo poético en campo
nuestro, en propiedad partidaria. Proceso paronomásico en
virtud del cual la adhesión poética se transforma en adhesión
política y el instrumento crítico en instrumento escrito para
luchar por la distribución (apropiación y conservación) del
poder en el campo; proceso de conversiones por el cual se rea-
liza —y se muestra— el proyecto del Amo. El conocimiento de
dichos mecanismos va a permitir explicar, predecir inclusive,
las tácticas desplegadas por estos discursos.

Los tres textos críticos (llamados "bibliográficos") conoci-


dos sobre Campo Nuestro —el de Ulises Petit de Murat publica-
do en Crítica, el anónimo aparecido en La Nación y el de Cé-
sar Rosales incluido en Sur— hablan de cómo las diferentes
pertenencias poéticas se traducen en pertinentes diferencias
manipulatorias a la hora de los procedimientos. Así,-el firmado
por Petit de Murat, mostrando su simpatía por lo que llama
"generación" de la revista Martín Fierro, traza la recuperación
del poema desde un conjunto aún más amplio que la obra de
Girondo: su grupo de pertenencia originario, la ya mencionada
"generación". Lo localiza dentro de un espacio poético-políti-
co incompatible, el llamado "martinfierrismo" (lo cual es un
defecto), y, además, lo considera un texto representativo de
todo el movimiento (lo cual es un exceso). El título de la nota,
"Campo Nuestro, de Oliverio Girondo, otro libro de la genera-
ción de Martín Fierro", y su comienzo, "De nuevo la genera-
ción de Martín Fierro, dando prueba de su fuerza creadora,
nos da un gran libro", son elocuentes. Las notorias diferencias
entre las poéticas de Campo Nuestro y de la generación martin-
fierrista han sido borradas; el texto "distinto" que leído desde
las Obras Completas de Girondo violentaba la lógica del trayec-
to y provocaba su marginación, por obra y arte de la homolo-
gía aparece pacíficamente integrado no sólo en la obra de su
autor sino incluso en la de sus compañeros de ruta y como uno
de sus "grandes" exponentes. Esta represión de las diferencias
resulta tan llamativa que el texto crítico necesita justificarla; el
argumento es que esos hombres —Girondo, Güiraldes— cultiva-
dos en la cultura europea (lo culto), sorprenden dando una vi-
sión "cierta" de nuestro campo (lo oculto). Y que es justamen-
te la sorpresa, rasgo característico y permanente ("constante")
de las poéticas martinfierristas, la que vuelve a estos textos-sor-
presa, como Campo Nuestro, representativos. Escribe U. P. de
Murat: "Esa fue la sorpresa constante de la generación de Mar-
tín Fierro. Sus hombres cultos, hechos a las más altas discipli-
nas universales, con un tono europeo en cuanto lo europeo es
la legitimación de la espléndida herencia greco-latina, de pron-
to, como en el caso de Ricardo Güiraldes, nos dieron una ver-
sión cierta de estos lugares, de nuestro destino y origen". Ob-
sérvese el juego de exclusión-recuperación, cómo las diferen-
cias son anuladas ocultándolas bajo uno de sus efectos, la sor-
presa. Y cómo la sorpresa, al ser repetida, convertida en meca-
nismo constante, deja de sorprender, se anula a sí misma.

La función hace al órgano: también en la nota sin firma de

23
La Nación y en la firmada por César Rosales, la modalidad crí- afuera y a posteriori (la manipulación) es lo que constituye o
tica de estos textos se explica por su interés político funda- define a la crítica. Y están los efectos del Amo, que llevan a
mental: la lucha por el poder en el campo. Y se expresa me- comprobar cómo estas manipulaciones críticas registran el
diante lo que se podría considerar una estrategia primaria: va- mismo tenor que las manipulaciones sociales, cómo de ellas na-
lorizar el espacio propio, el neorromanticismo vigente en esos cen los marginados, las víctimas de la política de sumisión a lo
años 40, y —efectos destructivos de la ambición de p o d e r - uno, personas, textos, grupos de unas u otros que no se inte-
desvalorizar, excluir, a su antagónico imaginario, el anterior gran y por ello no son toleradas en este mundo (de lo unánime)
poderoso aparente del campo poético argentino, el movimien- y, si fuera necesario, se pretende hacer desaparecer. Pero se
to martinfierrista en el que se inscriben los primeros libros de puede escribir sobre un pre-texto sin forzarlo a repetir una ver-
Girondo. Así, la nota de La Nación califica éstos de "ágiles pi- dad ajena, es decir practicar una crítica no autoritaria, por
ruetas", "fuegos artificiales", "barroquismo extranjero"; la ejemplo, si se piensa que cada texto se presenta con su verdad,
de Rosales de "vanos extravíos retóricos", "meandros del de- el texto mismo, y se concibe a éste como una confluencia de
lirio ultraísta". El viraje que significa la aparición de Campo escritura y lectura, en este caso ni siquiera su verdad permane-
Nuestro (en ese momento el texto último), más el antecedente ce siendo una en la medida que el encuentro entre la escritura
recuperable de Persuasión de los días (el texto previo), anima y las lecturas (el texto) se renueva en cada oportunidad, es
estas bibliográficas a mantener la doble esperanza de que la siempre distinto. Hay una pesadilla "vandálica y contagiosa"
actitud renovadora de los tiempos de Martín Fierro sea sepul- que habría que disolver para permitir otros sueños: la de la
tada definitivamente y que la conversión al neorromanticismo figura siniestra de un dictador eligiendo textos, asignándoles
se realice. (Y el viraje del próximo libro de Oliverio, En la mas- lugares y funciones, fabricando un sistema literario mientras
médula, se encargará de establecer el significado de esa espe- desde sus confines las ausencias, presencias prohibidas, se re-
ranza, al tiempo que pondrá en cuestión el tema de un "tra- flejan como sombras fantasmales sobre él. Para resistir a este
y e c t o " y una supuesta "lógica" en su trazado.) La apuntada sistema (que como tal no puede dejar de ser un sistema de do-
coincidencia en los juicios y expectativas respecto al pasado y minación —de inclusiones y exclusiones—, una organización par-
al futuro de la " o b r a " de Girondo, sin embargo, debido a di- celaria y carcelaria), se puede empezar mostrando su lógica, su
ferencias en sus concepciones neorrománticas se rompe a la hora razón de orden. Se puede, por ejemplo, descentrarlo para in-
de valorar el presente, el grado de conversión que registra Cam- vertir su jerarquía haciendo, por un momento, aparecer como
po Nuestro. Mientras el texto de La Nación lee el poema como protagonista a un texto "marginal" (marginado) cualquiera,
la renuncia de Girondo a los artificios vanguardistas y la defini- como se hizo, en este caso, con Campo Nuestro. La intención es
tiva adscripción a su fe estética (y agrega: "Con este libro Oli- exponer algunos tics mediante los cuales la manipulación se
verio Girondo nos da lo mejor de sí mismo", "el autor. . . se realiza, dejar en evidencia la participación entusiasta de la ma-
muestra aquí espiritualmente maduro"), para el escrito de Ro- yoría de los discursos críticos en el régimen generalizado de la
sales, desde una estricta ortodoxia, Campo Nuestro no pasa el dominación.
examen: es una tentativa "hacia una experiencia poética no
plenamente madurada", con "ciertos recursos verbales carac-
terísticos" que "denuncian todavía vestigios, adherencias obs-
tinadas a una modalidad que tuvo resonancia en un amplio
sector de la escuela ultraísta local y particularmente en el pro-
pio Girondo". El dictamen dice: la conversión no ha sido total.
Sin embargo, voluntad de expandirse, búsqueda de adeptos
propia de quien aspira a tomar el poder e imponer su verdad,
el texto crítico de Rosales termina ofreciendo al autor de Cam-
po Nuestro su mejor voto, el de un futuro neorromántico en
plenitud: "que la ocasión, con la incoercible fuerza del destino,
llegue a tiempo para concederle la gracia de encontrarse defi-
nitivamente con su campo, con su nada esencial, que es su sus-
tancia y su latido. Un encuentro así bien podría originar un
suceso: una poesía honda, vertebral, bien enraizada en la tierra
y en el corazón". Es el deseo de lo uno: ojalá escribas como NOTAS
yo (quiera). Y es la fórmula de la ideología romántica: oca-
sión más destino más gracia igual suceso. • Estos p á r r a f o s c o n f o r m a n la p r i m e r a p a r t e d e u n e s c r i t o más extenso
sobre C a m p o N u e s t r o . Las citas c o r r e s p o n d e n a los siguientes libros
o artículos:
¿Poemas marginales? ¿Tramos marginales de una obra? * A l d o P e l l e g r i n i , Oliverio Girondo. ( E . C . A . , Bs. A s . , 1 9 6 4 ) .
Contra el disfraz de un supuesto marginamiento objetivo, que * E n r i q u e M o l i n a , P r ó l o g o a las Obras Completas de G i r o n d o . (Losa-
nacería de la escritura, corresponde hablar de una subjetividad d a , Bs. A s . , 1 9 6 8 ) .
encubridora: de lecturas y textos que marginan. O que recupe- * B e a t r i z de N ó b i l e , El acto experimental. ( L o s a d a , Bs. A s . , 1972).
ran, violentan la naturaleza de los campos textuales hasta con- * Gaspar P í o del C o r r o . Los límites del signo. ( G a r c í a C a m b e i r o , Bs.
vertirlos en nuestros. Y cuyas manipulaciones producen el efec- As., 1976)
to de un falso infinito: se repiten y repiten. El por qué la do- * Ulises P e t i t de M u r a t , "Campo Nuestro", de Oliverio Girondo,
otro libro de la Generación Martín Fierro. ( E n el D i a r i o Crítica, Bs.
minación en los discursos críticos parece inevitable, encuentra A s . , 13 de D i c i e m b r e de 1 9 4 6 ) .
su porqué en la postura que adoptan: como el A m o , presentan * César Rosales, Oliverio Girondo: Campo Nuestro. (En la Revista
una verdad que afirma decir cuál es la verdad de otro texto y, Sur, Bs. A s . , M a y o d e 1 9 4 7 ) .
explícita o implícitamente, que esta verdad es una sola. Ade- * A n ó n i m o , "Campo Nuestro". ( E n el D i a r i o La Nación, Bs, As.,
más pretenden que el forzar en otro texto una verdad desde 1 ° de D i c i e m b r e de 1 9 4 6 ) .

24
La sensualidad de la poesía de Girondo ha sido reiterada-
NESTOR PERLONGHER mente aludida por los comentaristas. Aldo Pellegrini nota que
"en Girondo hay una verdadera sensualidad de la palabra como

el sexo de las chicas


1
s o n i d o " . Enrique Molina, tras reconocer "su contenido de
voracidad sensual", va más lejos cuando escribe:

poesía fosfato destinada a la formación de un sentimiento intraorgánico


llena de cráteres genitales de plexos y constelaciones núcleos delicados
2
y terribles. . .

Sensualidad, hum, sensualidad. Dice Girondo:


Yo dudo que aún en esta ciudad de sensualismo, existan falos más lla-
mativos y de una erección más precipitada, que la de los badajos del
'campanille' de San Marcos. . . (VP, 66)

Un documento de dudoso origen —una carta anónima ha-


llada por Jorge Schwartz en el archivo de Girondo— da cuenta
que esa sensualidad no precisa ser necesariamente percibida en
el nivel del sonido, ni cogida por los garfios —sin duda bellos—
de la metáfora. Ella también puede ser pescada desde lo que
popularmente concebiríase como sexual, u obsceno, y que sue-
le expresarse a través de formas, digamos, menores: la literatu-
ra de las paredes de los baños públicos, por ejemplo. En una
palabra, desde lo más chancho. Dicho anónimo es de un tenor
3
tan bajo que no ha conocido hasta ahora las prerrogativas de
la publicación —su destino, como el de los grafitti porno, es
circular oscuramente. Pero acaso, por una especie de velado
pudor ("el arte eleva", dice Fogwill), negar la reverberancia,
en nuestros putos oídos, de lo obsceno? Por detrás de esa sen-
sualidad, a ella imbricado, hay un "sexualismo":

entre las creaciones que inventa el sexualismo (E, 198)

¿Cómo aparecen la alusiones sexuales en la poesía de Gi-


rondo? ¿A qué aluden?

Comencemos con las Chicas de Flores.


4
"Chicas de Flores, que —dice Molina — son también chicas
de flores, cuyas nalgas remontan de una mitología de fami-
lias". Recordemos que ellas

. . . aprietan las piernas, de miedo de que el sexo se les caiga en la vere-


da. . .

y que

Al atardecer, todas ellas cuelgan sus pechos sin madurar del ramaje de
hierro de los balcones. . .

y que

. . . de noche, a remolque de sus m a m á s (. . .) van a pasearse por la pla-


za, para que los hombres les eyaculen palabras al oído, y sus pezones
fosforescentes, se enciendan y apaguen como luciérnagas. . .

Luego, sabemos que:

Las chicas de Flores, viven en la angustia de que las nalgas se les pudran,
como manzanas que se han dejado pasar, y el deseo de los hombres las
sofoca tanto, que a veces quisieran desembarazarse de él como de un
corsé, ya que no tienen el coraje de cortarse el cuerpo a pedacitos y
arrojárselo, a todos los que les pasan la vereda" (VP, 66)

Hay, por un lado, un sexo reprimido, por el otro, un sexo


despedazado. La imagen del deseo apareciendo detrás de la cas-

25
ta apariencia de normalidad —del deseo trastornando el paisaje,
trastabillando lo social— es habitual en Girondo. En " R í o de
Janeiro":

Hay viejos árboles pederastas, florecidos en rosas té; y viejos árboles que
se tragan a los chicos que juegan al arco en los paseos

Y:
El sol ablanda el asfalto y las nalgas de las mujeres (. . . ) , sufre un crepús-
culo en los botones de ópalo que los hombres usan hasta para abrochar-
se la bragueta (VP, 61)

En "Paisaje Bretón":
un pedazo de mar

con un olor a sexo que desmaya (VP, 53)

Los pechos de las mujeres saltan también de deseo en "Corso":


mientras las chicas
se sacan los senos de las batas
para arrojárselos a las comparsas (VP, 74)
En "Casino":
Unas tetas que saltarán de un momento a otro del escote, y lo arrollarán
todo, como dos enormes bolas de billar

y, ahí mismo:
Hay efebos barbilampiños que usan una bragueta en el trasero. .. (VP,
75)

La sexualidad se revela frente a los mismos estandartes de la


prohibición de "Sevillano" (que bien podría llamarse "Sevilla-
na")
Y mientras, frente al altar mayor, a las mujeres se les licúa el sexo con-
templando un crucifijo que sangra por sus sesenta y seis costillas. . . (VP,
87)

En "Verona":
¡Se celebra el adulterio de María con la Paloma Santa!

Y está:
. . . La Virgen, sentada en una fuente, como sobre un "bidé"

entre
. . . capiteles donde unos monos se entretienen desde hace nueve siglos
en hacer el amor. (VP, 88)

El mismo sexo que las chicas de Flores lanzan a las veredas,


es servido en "Café-Concierto"
La camarera me trae, en una bandeja lunar, sus senos semidesnudos (VP,
55)

La fragmentación de los cuerpos se explicita en "Croquis en la


Arena"

Brazos.
Piernas amputadas.
Cabezas que se reintegran
. . . los ojos de las chicas que se inyectan novelas y horizontes

26
Rocas con pechos algosos de marinero y corazones pintados de esgrimis- El despedazamiento de la sexualidad se opera en varios sen-
ta (VP, 56) tidos: por un lado —como vimos en " E x v o t o " — los cuerpos se
despedazan. Por el otro, la sexualidad misma aparece despeda-
La mirada libidinal enchastra también a las familias, en " A p u n -
zada en todos los rincones del cuerpo social. Pero, además el
te Callejero":
asiento mismo del deseo "personológico" —el yo— se fragmen-
En la terraza del café hay una familia gris. Pasan unos senos bizcos bus-
ta:
cando una sonrisa sobre las mesas. Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado,
una manifestación de personalidades. . .
Recapitulando: hay una libidinización de lo social. Lo apa- (. . .)
rentemente regido por normas civilizadas, "asexuadas", encu- ¿Qué clase de contacto pueden tener conmigo, me pregunto, todas esas
bre una intensa circulación pulsional, tal que: personalidades inconfesables, que harían ruborizar a un carnicero? ¿Ha-
bré de permitir que se me identifique, por ejemplo, con este pederasta
marchito que no tuvo ni el coraje de realizarse. . .? (E, 171)
De repente: el vigilante de la esquina detiene de un golpe de batuta to-
dos los estremecimientos de la ciudad, para que se oiga en un solo susu-
Y se lamenta:
rro, el susurro de todos los senos al rozarse.
¡Pensar que durante toda su existencia la mayoría de los hombres no
Dicha develación de lo sexual no respecta los símbolos reli- han sido ni siquiera mujer! (E., 188)
giosos; parece encarnizarse, más bien, con ellos: en la España
de Calcomanías, el universo masculino y misógino del Club de Y el gran poema sexual de Girondo
Hombres de " L a Casa de las Sierpes":
Se miran, se presienten, se desean
Cada doscientos cuarenta y siete hombres,
trescientos doce curas está casi íntegramente escrito en " s e " . Lo que puede dar para suponer
y doscientos noventa y tres soldados, un "ellos", sí; pero pensémoslo también en ritmo de " s e " impersonal:
pasa una mujer. (CC, 98)

La homosexualidad pringa el poder: se perforan, se injertan, se acribillan


(. . .)
... los hombres recuéstanse en los muros se remachan, se injertan, se atornillan (E, 179)
donde penden alfanjes de zarzuela
y el Kaiser abraza en las litografías al Sultán (CC, 106) No hay objeto amoroso individualizado; hay " t i p o s " de mu-
jeres: mujeres vampiro, mujeres con un sexo prensil, mujeres
Pero el Sexo es Pecado: eléctricas. El deseo se roza —bataillianamente— con la muerte:
Seguido de cuatrocientas prostitutas arrepentidas del pecado menos ori-
Hasta que el día menos pensado, la mujer que nos electriza intensifica
ginal, el Cristo del Gran Poder camina sobre un oleaje de cabezas, que lo
tanto sus descargas sexuales, que termina por electrocutarnos en un as-
alza hasta el nivel de los balcones, en cuyos barrotes las mujeres aferran
pasmo, lleno de interrupciones y cortocircuitos (E., 198)
las ganas de tirarse a lamerle los pies. (CC, 134)

Y la consumación está tabuada: y:

. . . los cachetazos con que las niñas • . . su sexo —lleno de espinas y tentáculos— se incrustaba en mi sexo,
precipitándome en una serie de espasmos exasperantes. (E, 184)
persuaden a los machos
de que no hay nada que hacer
sino dejarlas en su casa,
Ser todos los sexos:
y sepultarse en la abstinencia
Poseer una virgen es muy distinto a experimentar las sensaciones de la
de las camas heladas. (CC, 112)
virgen mientras la estamos poseyendo (E., 187)
Entonces la Religión, lugar de emisión de la ley, es sin embargo
Este pansexo será, hacia el final de la obra (En la Masmédula),
erotizada:
un " p a n y o " :
. . . los nazarenos. . . llegan, acompañados de un amigo, a presentarle la
virgen, como si fuera su querida. (CC, 121) posyo del mico ancestro semirefluido en vilo ya lívido de libido
yo tantan yo
y, ahí mismo: panyo
(. . .)
pulpo yo en mudo nudo de saca y pon gozón en don más don tras don
. . . Las mujeres ensayan su mirada "Smith Wesson"; pues, como las vír-
yo vamp
genes, sólo salen de casa esta semana, y si no cazan nada, seguirán sién-
dolo. yo maramante (EM, 450)

Tantas dificultades inducen a otros métodos: Ya a esta altura, la desestructuración de la escritura opera
también una redistribución —no menos intensa-
. . . los presidiarios esperan. . . que las vírgenes pasen por la cárcel antes
de irse a dormir, para sollozar una "saeta" de arrepentimiento. de la enllagada lídido posesa (EM, 4041

que se perpetran bajo los rituales más inesperados: que sofistica hasta lo indecible la fluxión pasional:
Delatemos un onanismo más: el de izar la bandera cada cinco minutos en lo erecto por excesos lesos del erofrote etcétera
(CC, 140)

27
o en bisueño exhausto del "dame toma date hasta el mismo testuz de tu verbo, embiste el modo mismo de articulación de las palabras,
tan gana" (EM, 405)
de producción de sentido. Sería tal vez audaz sugerir que En
la Masmédula es un lugar de fuga —libidinizada— de sentido,
Aparecen nuevos objetos, conjúganse nuevos verbos.
donde la pulsión carga los significantes y los desmelena. Nos
ascuacanes ninfómanos hemos conformado, pues, con señalar los lugares donde esa
(. . .) semantización de la sexualidad " e r o f r o t a " , "venusafrodea".
que malciernen inhímines posueños de podrelengua amante (EM, 407) Y ver qué es lo que ella dice " d e " la sexualidad, cómo la dice.
con su eromiel (EM, 443) Hasta que, al final de En la Masmédula, sobreviene el "Can-
sancio"
cátame su evapulpo (EM, 446)

gozondo (EM, 455) . . . de la revirgísima inocencia


y de los instintos perversitos
venusafrodea y de las ideitas reputitas
eropsiquisedas (EM, 421) y de las ideonas reputonas (EM, 459)

El "Maspleonasmo" de la "Masmédula" se inicia con: Cansancio al que nos plegamos para cerrar esta puta nota.

Masturbio
más sacra carne carmen de hipermelosos púberes vibrátiles de
sexotumba góndola
en las fauces del cauce fuera de fértil madre del diosemen

(Piénsese en "sexotumba" y "diosemen": sexo-muerte-religión;


suena a Bataille, verdad?)
Y luego:

más jaguares deseo


(. . .)
ya que hasta el unto enllaga las mamas secas másculas
y el mismo pis vertido es un perverso feto si se cogita en fuga

acabando en:

. . . sorbentes ventosas de bostezos (EM, 423)

Tal la sexualidad que rezuma en "Trazumos":


su corola los muslos los tejidos los vasos el deseo los zumos que fermen-
ta la espera (EM, 426)
1. C i t a d o p o r E n r i q u e M o l i n a en " H a c i a el F u e g o C e n t r a l o la Poesía
que el poeta, en "Vocación de Dado" duda si de O l i v e r i o G i r o n d o " , P r ó l o g o de Obras Completas d e O l i v e r i o Gi-
. . . revertir mi arena en clepsidras sexuales r o n d o , Losada, Buenos Aires, 1968.
y sincopar la cópula Las citas de O l i v e r i o G i r o n d o p e r t e n e c e n a esa e d i c i ó n —la inicial in-
(. . .) dica el l i b r o — V P : Veinte Poemas para ser leídos en un tranvía; CC:
prostitutivamente (EM, 419) Calcomanías; E: Espantapájaros; E M : En la Masmédula; seguido del
n ú m e r o de p á g i n a .
Diríase que la explosión de la escritura hace explotar tam- 2. E n r i q u e M o l i n a , P r ó l o g o a la o b r a c i t a d a .
bién la semántica de la sexualidad, que se dispersa y acopla en 3. La c a r t a se e n c u e n t r a en el a r c h i v o del Sr. W a s h i n g t o n Pereyra (Bs.
A s . ) . Está f e c h a d a el 2 de d i c i e m b r e de 1 9 2 5 ; el m e m b r e t e c o n el
todas direcciones, en un generalizado "erofrote". En este ero-
n o m b r e del r e m i t e n t e , está a r a n c a d o . F i r m a : " U n p o r o n g o , vulgo
frote frótanse las palabras. Al sincopar la cópula, la escritura p r í a p o " . R e p r o d u c i m o s a l g u n o s p á r r a f o s , r e s p e t a n d o la o r t o g r a f í a :
toma ella misma el ritmo sincopado de la cópula: " . . . imagínese señor G i r o n d i o , S a n t o O l i v e r i o , las d i a b l u r a s que no
h u b i e r a v o h e c h o c o n el sexso de u n a b e l l a n i ñ a d e f l o r e s en el bol-
una oruga lúdica desnuda sólo nutrida de feotes s i l l o ; p e r o a h o r a v i e n e a m i m e m o r i a , q u e c i e r t a vez, c a m i n a n d o por
un chupochupo súcubo molusco u n a calle de F l o r e s , vi j u n t o al c o r d ó n de la v e r e d a , u n a cosa sangui-
que gota a gota agota boca a boca n o l e n t a , de f o r m a sugestiva, a la que di m a y o r i m p o r t a n c i a ; a h o r a se
la mucho mucho gozo (EM, 457) me o c u r r e q u e era u n sexso c a í d o a q u i z á q u e S a n t a n i ñ a de Flores
(. . .)
Antes de acabar, no nos hurtamos a la tentación de indicar S i e m p r e le o í decir a p a p á , q u e n o le g u s t a b a n las casas c o n balco-
algunas sugerencias. El "sexualismo" de Girondo parece pro- nes, y a h o r a m e e c p l i c o el p o r q u é ; s e g u r a m e n t e para m i s h e r m a n i t a s
ceder de una desterritorialización eminentemente paisajística n o c u e l g u e n los c e ñ o s en é l ; y tú O l i v e r i o , a t i que te es d a d o verlo
—al estilo tal vez de Blaise Cendrars—, pero donde los cortes t o d o , j a m á s viste u n j o v e n s u e l o c h u p a r c o m o u n t e r n e r o m a m ó n , el
del deseo están marcados —los lugares donde el deseo rasga la c e n o c o l g a d o desde u n b a l c ó n , que t i e r n a m e n t e le o f r e c í a alguna
presiosa n i ñ a " .
mascarada social. Esta libidinización se vuelve luego contra el
Y c o n c l u y e : " Y a q u e m e j o d i s t e en v e i n t e g u i t a , gasto o t r o s c i n c o en
propio y o —la identidad— y disuelve al objeto: "mujeres que e s t a m p i l l a , y te h a g o s e n t i r el pijaso de m i a d m i r a c i ó n c o m o u n " e -
vuelan". Finalmente, lo que era disipación perversa, con algo g r e t e " en t u o j e t e . "
de regodeo (sobre todo en Veinte Poemas) se vuelve contra el 4. Enrique Molina, obra citada.

28
mo o surrealismo tienen sus primeros poemas. Veamos, enton-
ALFREDO RUBIONE ces, otros asuntos.

la literatura bifronte El viaje de Girondo como el de Güiraldes o el de Victoria


Ocampo, para referirnos a tres coparticipantes de similares pro-
yectos culturales, es de signo inverso al de los escritores más
jóvenes. Estos van como turistas, aquéllos viven allá y hacen
turismo en y desde Europa. La vuelta al país es para diseminar
nuevas estéticas, para crear espacios de lectura para sus propias
producciones y para reproducir y religar la cultura argentina a
la europea. Esta labor, no es otra que la que llevaron a cabo los
Con la publicación de Espantapájaros, a poco de comenzada hombres del ochenta y más atrás, los del treinta y siete. Por
la década del treinta, Girondo decidió radicarse definitivamen- eso el escritor-mecenas, renovada versión apolítica del político
te en Argentina. El lanzamiento del libro, un espantapájaros roquista (no eran otra cosa que sus hijos) construye desde la
transportado por las calles de Buenos Aires, fue,-quién puede década del veinte, zonas de intercambio que sucesivamente se
negarlo, una buena idea publicitaria, pero también uno de los complementarán: Proa, Martín Fierro, Sur. Recuérdese la he-
últimos gestos públicos (quizás el culminante) del más extremo gemonía de Ricardo Güiraldes en la primera, y Girondo y O-
de los vanguardistas de los años veinte. Con ese volumen, para- campo en las siguientes. El tránsito de la publicación inicial
dójicamente, se detenía y quedaba solitariamente clavado en hasta la legendaria revista Sur, habla de una cada vez mayor
estas llanuras quien hasta entonces había vivido como trashu- expansión, estabilidad y oficialización. Obviamente los escrito-
mante, alternando lapsos entre su país y Europa. Sin duda el res jóvenes se adecuarán a ese proyecto cultural hegemónico,
poeta amaba los viajes. Siempre en movimiento, siempre en que no era propio. Señalamos esto, pues, aventuramos que
tránsito, la suya, fue, en rigor, más una moral del gozante que Veinte poemas para ser leídos en el tranvía (1922) y Calcoma-
la de alguien impulsado a la acción. Su trayectoria, hasta ese nías (1925) son textos bifrontes. A pesar de su carácter revul-
momento, era parecida a la de algunos argentinos de principios sivo, escandaloso o trepidante, pertenecen aún al sistema litera-
de siglo, hijos de familias patricias afortunadas que, o bien eran rio de la generación del ochenta. Es posible leer en ellos al pa-
enviados a estudiar a Europa o meramente paseaban su ocio radigmático libro de viajes, típico del siglo X I X . Género en ex-
por el mundo. A diferencia del iniciático viaje a París que tan- tinción, aún es reconocible en los primeros de Girondo, pero
tos colegas menores que él, compañeros martinfierristas, ha- también en la nueva forma que adopta en los Testimonios de
brían de llevar a cabo, para comenzar auspiciosamente la tarea Victoria Ocampo (1924) y en Xaimaca (1923) de R. Güiraldes.
intelectual, Girondo no debía confirmarse en el viejo mundo, Desde esta perspectiva, la movilidad, tematizada hasta en los
sino por el contrario, en su patria. Pero, como europeo. Para títulos de esos "poemarios de viaje" no es explicable tan sólo
Girondo, como para otros pertenecientes a la clase dirigente, como la mera adecuación a la doctrina futurista (con sus impe-
la argentinidad iba de suyo, es decir, no necesitaban demos- rativos a la veneración de los vertiginoso y moderno) sino que
trarla pues les pertenecía por esencia. Sólo quienes eran recién puede comprenderse como requerimiento del propio sistema
venidos, los inmigrantes, hacían ostentación, pues precisamen- literario argentino. El ochenta se puede leer también en la in-
te, no lo eran. Girondo desde ese lugar, justificaba su tarea de certidumbre que padece Girondo en Veinte poemas, respecto
escritor europeizado. Este atributo no cuestionaba su condi- de sus destinatarios. El entre nos se expande en las dedicatorias
ción de argentino. Esto le permitía ser el más radicalizado de de las Calcomanías. Del mismo modo, en ese discurso poético
los escritores argentinos europeizados o el más indemne, junto digresivo y elíptico. Asimismo, el fragmentarismo o reticula-
a otros como él, inmunes a todo tipo de enjuiciamiento sobre ción de objetos o personas no es únicamente imputable al cu-
sus tareas por una cultura argentina. Con Espantapájaros, tiene bismo que regiría la visión poética, sino resultado de los efec-
éxito, pero la escritura que instaura, adocena la vanguardia tos que sobre la década del veinte aún ejercía el ochenta. He-
no sólo espanta, sino que aventa (hasta que llegue la oleada su- mos dicho que los primeros textos son bifrontes. Ya enumera-
rrealista) a los que quisieron posarse en sus textos. mos lo que mira hacia atrás; digamos brevemente lo que mira
hacia adelante. Retenemos el manifiesto personal de Veinte
poemas (cortar amarras con la lógica, exaltar lo cotidiano,
Con Espantapájaros, sospechamos, comienza una nueva se- reivindicar la mirada pueril, reinventar el amor, adoptar un
cuencia, sobre la que confluyen sus trabajos anteriores, pero tono blasfemo, amar lo contradictorio) y el Manifiesto de la
que no se petrifican en él. Podemos aventurar, que en este tex- revista Martín Fierro, programa generacional. Homologable
to comienza cabalmente Oliverio su tarea de poeta renovador. a otros de la vanguardia europea, posee, no obstante, un tono
Pero, nos interesa aquí señalar algunas posibles vías de acerca- imprecatorio y una confianza en nuestra prosodia, encomia-
miento a los libros anteriores al de 1932. En particular Calco- ble. También señalamos la problemática referida al calco, a la
manías de 1925. Dejaremos de lado la problemática de si las reproducción, a la captación del instante, siempre puestas en
metáforas de los primeros libros de Girondo proceden del Lu- duda. Evidentemente Girondo, en la década del veinte, subsu-
nario sentimental de Leopoldo Lugones o del Cencerro de Cris- mía sus textos a la pintura (sus poemas son apuntes, bocetos,
tal de Ricardo Güiraldes. Creemos que esto ya ha sido despeja- croquis) sin embargo pareciera que la visión no es confiable.
do. En esta línea, señalaremos, brevemente, que no ha sido Dicho de otra manera: el poeta escribe para pintar una realidad
destacado lo suficiente por su gravitación e importancia entre a la que deforma; pero sus propios dibujos ilustran y normali-
los hombres del veintidós. Nos referimos a Ramón Gómez de zan "realmente" su escritura. Esta desconfianza en la mirada,
la Serna. Este no sólo respaldó a Oliverio sino que fue su ídolo deja paso a una mayor confianza en la palabra. Por esto, a pe-
celeste. Maestro de irreverentes, su hallazgo, la greguería, ines- sar del sesgo irreverente que ofrecen sus primeros poemas, el
perada y graciosa, puede leerse en más de un verso de nuestro trabajo con la palabra, comienza con Espantapájaros. Con ella
poeta y entre los pliegues de algún Membrete. Obviaremos la transformó los hábitos perceptivos y de escritura de la poesía.
disputa acerca de cuánto de creacionismo, futurismo, ultraís-

29
1. Un Golem a contrapelo
JORGE SCHWARTZ
1
A cincuenta años de su concepción, el Espantapájaros g¡-

¿a quién espanta el rondiano parece haber perdido en parte su poder de espantar.


Construído por Girondo, el enorme muñeco representa una es-
pecie de Golem invertido. Así como el Golem, el Espantapája-

espantapájaros? ros —desprovisto éste de cualquier connotación religiosa—, se


constituye también en artificio lingüístico, en el que lo místico
2
es desplazado por lo poético . Girondo concibe el Espantapá-
jaros como una invención del lenguaje: representa su poesía
con la imagen del engendro, y lo traduce en forma de caligra-
ma. Monstruosos ambos, el muñeco del rabino de Praga imita
y sirve al amo, es su propia extención; el de Girondo, en cam-
bio, es justamente una interpretación invertida del Golem, en
tanto simboliza todo aquello que Girondo combatió en vida:
el academicismo. Así, en vez de ser una proyección de la iden-
tidad del amo, encarna su alteridad, su diferencia. Es el acadé-
mico que lucha contra la vanguardia, un grotesco disfraz de la
tradición, que nace, irónicamente, bajo el signo de la muerte:
su cuna es una carroza fúnebre.

Dos testimonios relatan su historia. El primero, de Aldo Pe-


3
llegrini, refiere la osadía empresarial del poeta Girondo:

E s p a n t a p á j a r o s aparece en 1932 y con él Girondo realizó una curiosa


experiencia publicitaria. A raíz de una apuesta surgida en una discusión
con algunos amigos sobre la importancia de la publidad en la literatura,
se comprometió a vender la edición íntegra de 5.000 ejemplares del
nuevo libro mediante una campaña publicitaria. Alquiló a una funeraria,
la carroza portadora de coronas, tirada por seis caballos y llevando co-
cheros y lacayo con librea. La carroza transportaba, en lugar de las ha-
bituales coronas de flores, un enorme espantapájaros con chistera, mo-
nóculo y pipa (este enorme muñeco todavía se encuentra en el hall de
entrada de la actual casa de Girondo en la calle Suipacha, recibiendo a
los desprevenidos visitantes). Al mismo tiempo alquiló un local en la ca-
lle Florida atendido por hermosas y llamativas muchachas para la venta
del libro. La experiencia publicitaria resultó un éxito y el libro se agotó
en cosa de un mes.

Sin duda, Walter Benjamín se deleitaría con los resultados


del Espanta-aura forjado por Girondo. Idea reforzada por el se-
gundo testimonio, de Norah Lange, quien narra cómo ella mis-
4
ma salvó el monstruo del sacrificio ritual de la hoguera:

Con él se paseó Oliverio quince días por Buenos Aires para vender el li-
bro. Oliverio pensaba que un libro es como un objeto que se vende a
fuerza de propaganda. Fue a su regreso de Europa en 1932 cuando edi-
tó E s p a n t a p á j a r o s . El muñeco iba en una carroza coronaria —de esas
que llevan las flores y van detrás del coche fúnebre— tirada por seis ca-
ballos, con un auriga y lacayos, vestidos según la moda Directorio, apos-
tados a cada lado. El muñeco hecho en papel maché es igual al que pin-
tó Bonomi para la tapa del libro. Es el "académico" que íbamos a que-
mar en el patio de la SADE el día que celebramos las bodas de plata de
la revista M a r t í n F i e r r o . Lo hizo Oliverio y la cabeza la diseñó Butler.
Yo no quise que lo quemaran y lo traje a casa. El día de la fiesta el "a-
cadémico " llegó del brazo de dos muchachas preciosas

Entre la fuerza inaugural de Veinte poemas para ser leídos


en el tranvía (1922), y la extraordinaria realización de En la
masmédula (1954), el Espantapájaros quedó relegado, como
hijo del medio sobre el que pesara el estigma de la fealdad. De
hecho, este libro no mereció mucha atención entre los estudio-
sos de la obra girondiana, en comparación con el espacio y el
interés dedicado a sus otros textos. Así, Marta Scrimaglio, au-
tora de los primeros ensayos sobre la poesía de Girondo afirma
que "Espantapájaros —libro que comienza a señalar la entrada
de Girondo en un clima más o menos surrealista—, despojado

30
de todo intento plasmador, no merece estudio más deteni- ble viaje hacia la profundidad y hacia la culminación del espíritu.
5
do". Aunque ciertos textos críticos, como los de Enrique (art. cit., pgs. 22-23)
6 7
Molina y los de Beatriz de Nóbile hayan tratado de rescatar Es interesante observar el trayecto del " y o " en la poética gi-
el monstruo del olvido, hoy se lo recuerda más por su valor rondiana. En sus libros iniciales, el sujeto reificado oblitera
meramente anecdótico que por su fuerza poética. cualquier posibilidad de expresión personalizada de un " y o " ,
conformándose con la descripción del mundo. Poco después,
Podemos reconocer, más allá de esquematismos cronológi- en Espantapájaros, y muy de acuerdo con el espíritu surrealista
cos, cómo el Espantapájaros se sitúa entre dos extremos de la en boga, la función emotiva del lenguaje, centrada en el emi-
producción poética de Girondo. Los dos textos iniciales (Vein- sor, emerge con fuerza. Una verdadera explosión de emociones.
te poemas y Calcomanías) representan un mirar hacia afuera, Finalmente, el " y o " de En la masmédula tiende a desaparecer:
un abrir de ojos de recién nacido, que en su ansia de capturar el protagonista principal es ahora el lenguaje. La obra se con-
el mundo, procura aprehenderlo en una visión cosmopolita, de vierte en aquello que Mallarmé denomina de "obra pura": " L '
construcción simultaneísta. Y como si la palabra no le bastase, oeuvre pure implique la disparition élocutoire du poète, qui
8
Girondo corrobora la descripción verbal con dibujos de su pro- cede l'iniciative aux m o t s " .
pia mano, rápidos croquis del viajante, del turista aprendiz. El
universo del poeta propicia una euforia de los objetos, en una
descripción cosificada que privilegia el referente externo. Vein- 2. Anatomía del Espantapájaros
te poemas está lejos de una actitud intimista o psicológica. Al
contrario, el y o lírico se funde con los objetos que lo rodean.

El otro extremo está representado por En la masmédula, el Yo no sé nada


viaje poético más importante emprendido por Girondo: peri- Tú no sabes nada
plo por el mundo del significante, hacia la esencia medular de Ud. no sabe nada
las palabras. Una inmersión en el universo del lenguaje, que El n o sabe nada
rompe con todas las estructuras de superficie, y transgrede las Ellos n o saben nada
normas de la sintaxis. Hay un oírse a sí mismo (de ahí la graba- Ellas no saben nada
ción de En la masmédula, único registro sonoro que Girondo Uds. n o saben nada
nos ha legado), desencadenando la conciencia, ruptura y rees- Nosotros n o sabemos nada
tructuración de su propia palabra.
La desorientación de mi generación tiene su e x p l i c a c i ó n en la
Hay entonces en Girondo un desplazamiento continuo de dirección de nuestra e d u c a c i ó n , cuya idealización de la a c c i ó n ,
referentes, que se inicia por la geografía, para terminar en la era — ¡sin discusión!— una m i s t i f i c a c i ó n , en c o n t r a d i c c i ó n con
palabra. Desde la función predominantemente referencial, ha- nuestra propensión a la m e d i t a c i ó n , a la
c o n t e m p l a c i ó n y a la m a s t u r b a c i ó n .
cia la función metalingüística en su más alta densidad. De la
(Gutural, lo más guturalmente
exaltación de los objetos, hacia la palabra como objeto. En me-
que se pueda). Creo que creo
dio de estos dos focos de tensión surge en Espantapájaros la
en lo que creo que no creo.
"voz" del poeta, representada por un YO. Es como si de repen- Y creo que no creo en
te la escritura de Girondo despertase para un estado de con- lo que creo que creo.
ciencia del ser, en que el muñeco se limitara a personificar un
travesti de la condición humana revelada por el texto. " C a n t a r de las ranas"

El pasaje del exterior hacia el interior, de afuera para aden-


tro, queda confirmado por el desplazamiento de la tercera per-
sona (el paisaje visual de los primeros libros) para la primera
persona (la esencialidad del ser) del Espantapájaros. No es arbi-
trario que la primera palabra del libro sea " Y o " , pronombre
que predominará en la mayor parte de las 24 viñetas numera-
das que componen el libro. Descontando el caligrama y el frag-
mento " 1 2 " , que se distinguen del resto de los textos, com-
puestos bajo forma de prosa-poética, encontramos 15 viñetas
en primera persona del singular (yo), 3 viñetas en la primera
del plural (nosotros), y las 6 viñetas restantes en tercera.

Enrique Molina revela con sagacidad este movimiento hacia El caligrama —originalmente bicolor— sugiere otros elemen-
adentro, un giro(ndo) interiorizante: tos, además del movimiento ascendiente y descendiente apun-
tado por Molina. En primer lugar, es la única experiencia cali-
Espantapájaros marca otra faz de la poesía de Girondo, hasta ese mo- gramática de Girondo, a diferencia de Huidobro, o de José
mento absorta en el fulgor de las apariencias, retozando entre los deco- Juan Tablada, quienes la ejercitaron con mayor frecuencia. En
rados de la realidad inmediata. Su desplazamiento era horizontal. Aquí
ella, Girondo ya pone en evidencia la preocupación formal y
en cambio comienza a ordenarse en el sentido de la verticalidad, se sitúa
entre la tierra y el sueño. En el caligrama que precede el texto, callado
tipográfica que caracterizó siempre su trabajo. Inclusive, el co-
homenaje a Apollinaire —Rímbaud y Apollinaire son los mayores "an- lofón de la edición original, iconiza los contornos del muñeco.
cêtres" que Girondo invocaba—, ese rumbo está inequívocamente se- La imagen geométrica del espantapájaros representa también
ñalado: "Y subo las escaleras arriba, y bajo las escaleras abajo". Do- un paso inicial hacia la abstracción de formas—una especie de

31
figurativismo precoz, que irá a desembocar finalmente en el La desorientación de mi generación tiene su e x p l i c a c i ó n en la
abstraccionismo lingüístico de En la masmédula. d i r e c c i ó n de nuestra e d u c a c i ó n , cuya idealización de la acción,
era — ¡sin discusión!— una m i s t i f i c a c i ó n , en c o n t r a d i c c i ó n con
Al caligrama que abre el libro le cabe revelar algunas claves nuestra propensión a la m e d i t a c i ó n , a la
semánticas de la obra. Su fealdad manifiesta (en el dibujo de la c o n t e m p l a c i ó n y a la m a s t u r b a c i ó n .
portada, de José Bonomi, aparece un espantapájaros rodeado
de cuervos), sugiere ya el pasaje desde un cubismo inicial, hacia
formas tributarias del expresionismo y del surrealismo. La in-
vención del Tótem denota la concepción de una identidad es-
pectral, vástaga del horror provocado por una mirada intros-
La oposición no podría ser más clara: de una acción dogmá-
pectiva.
tica y pragmática (que remitiría a la fuerza exteriorizante de
sus primeros dos libros), hacia la interioridad subjetiva de un
" y o " que medita, contempla y se masturba. Hay una búsqueda
de la transgresión social, ya iniciada en la transgresión prono-
Yo no sé nada
minal. La "propensión a la meditación, a la contemplación y a
T ú no sabes nada la masturbación" puede tener un valor metafórico, en cuanto
U d . no sabe nada fuerza alienante e introspectiva. Pero si por un lado la "mas-
El n o sabe nada turbación" puede ser interpretada como un gesto de erotismo
Ellos no saben nada auto-reflexivo —fruto de la conciencia de la soledad—, por otro,
Ellas no saben nada sugiere una solución poética para la crisis existencialista. En es-
Uds. n o saben nada te caso, la "masturbación" remite al acto poético en sí, una es-
Nosotros n o sabemos nada pecie de "masturbación" fónica, un volcarse sobre la propia
palabra. Las catorce desinencias " - c i ó n " traen al primer plano
el juego poético en sí, a través de la exagerada redundancia y
del juego de palabras. Rotas las normas impuestas por las reglas
sociales ("nuestra educación"), el poeta cae en zonas sin res-
La cabeza del espantapájaros nos revela un pensamiento tes- puesta. Solución: la poesía. La viñeta 4 reitera este aspecto en
tarudo, empecinado en negar el conocimiento, en afirmar la las primeras líneas del texto:
negación —nihilismo que se repite en las ocho reiteraciones del
" n o saber nada". Esta apología de la negación reaparecerá en Abandoné las carambolas por el calambur, los madrigales por los mam-
fragmentos como: boretás, los entreveros por los entretelones, los invertidos por los inver-
tebrados. Dejé la sociabilidad a causa de los sociólogos, de los solistas,
de los sodomitas, de los solitarios. . .
Las márgenes de los libros no son capaces de encauzar mi aburrimiento
y mi dolor. Hasta las ideas más optimistas toman un coche fúnebre para
Vislumbramos aquí las primeras tensiones entre lo exterior
pasearse por mi cerebro.
(viñeta 6) y lo interior, entre la función referencial y la función poética.
El descubrimiento de sí mismo equivale al descubrimiento del
Regístranse aquí las marcas de un existencialismo precoz, lenguaje como fuerza expresiva —como quedará finalmente
9
en que el tedium vitae se mezcla con sensaciones de dolor y demostrado en En la masmédula. Es como si el sin-sentido de
muerte. El espantapájaros enmascara un pensamiento de pro- la existencia resonara en el juego paronomástico de los signifi-
fundo negativismo. La redundante " n a d a " se apoya en el ro- cantes que, contaminados por efectos aliterativos, abrieran
tundo " n o " de todas las flexiones pronominales. Llama la campos semánticos imprevisibles e insospechados. Tras la ra-
atención que las tres primeras viñetas del libro empiecen por cionalidad de la explicación, y con un cómico aparte entre pa-
locuciones como " N o se me importa un p i t o " , "Jamás" y réntesis —una especie de stage direction—, el espantapájaros
" N u n c a " . La existencia como imposibilidad, aparece en frag- emite desde su tórax un discurso basado en la oposición "creo-
mentos como: no creo":

Mi vida resulta así una preñez de posibilidades que no se realizan nunca,


una explosión de fuerzas contradictorias que se entrechocan y se destru-
yen mutuamente. (Gutural, lo más guturalmente
(Viñeta 5) que se pueda). Creo que creo
en lo que creo que n o creo.
Girondo trata de organizar el caos interior, la nada, a través Y creo que n o creo en
de algunos artificios. Primero: la simetría cuadrada de la cabe- lo que creo que creo.
za, denotando un falso equilibrio, que en el fondo remite a la
frágil estructura vacía del espantapájaros. Segundo: la enume- " C a n t a r de las ranas"
ración pronominal, como principio organizativo de su discurso,
aparece transgredida en la ordenación arbitraria de los pronom-
bres (Yo, T ú , Ud., El, Ellos, Ellas, Uds., Nosotros). Queda así Entre la fe y el nihilismo, surge el absurdo en el cómico pa-
establecida una relación de identidad entre el caos existencial saje del creer para el croar, como lo sugiere claramente el títu-
(contenido) y el trastocamiento de la sintaxis (desorden for- lo entre comillas "Cantar de las ranas". La mezcla serio-cómico
mal). (discurso filosófico / discurso humorístico) es uno de los meca-
nismos de carnavalización del Espantapájaros. El absurdo se ra-
Con sus brazos abiertos, el espantapájaros procura darnos dicaliza al llegar a las piernas del muñeco. De la sonoridad de
una explicación racional de su contradictoria existencia: su pecho llegamos ahora al movimiento de sus piernas:

32
Esa verticalidad en la que Enrique Molina detecta un "do-
ble viaje hacia la profundidad y hacia la culminación del espí-
ritu", podría ser leída también como una ausencia de respues-
tas que se expresa a través del absurdo, de las contradicciones,
del humor irónico. La solución a la caída está nuevamente su-
gerida por el descubrimiento de la palabra. El drama existen-
cialista (creer / no creer) se diluye frente al efecto sonoro de
los significantes aglutinados. La referencia filosófica pierde pa-
ra la realidad poética. "La caída no tiene término", afirma Gi-
rondo en la viñeta 11. Esta verticalidad queda de hecho con-
firmada en la lectura horizontal del último "verso del caligra-
ma, los "pies" del espantapájaros, que repiten simétricamen-
1 0
te:

ba!.. . jo!. .. !. . . I. . . ba!. .. jo!. ..

3. Eros & T a n a t o s

Si el hombre es lenguaje en cuanto pensamiento, la versión


caligramática del espantapájaros nos brinda la posibilidad con-
creta de una lectura del hombre transformado ahora en lengua-
je, sin la mediación física. En este sentido, el poema " 1 2 "
constituye el texto más curioso e intenso de todo el libro, ya
que la experiencia del amor y de la muerte aparecen también
transfiguradas:

Se miran, se presienten, se desean,


se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehúyen, se evaden y se entregan.

33
Es en el sistema de redundancias donde radica la fuerza del
poema. En primer lugar, la concentración exclusiva de verbos,
aglutinados en grupos de 3, con un total de 72 verbos, convier-
ten la descripción en pura acción. De estos verbos, 66 están en
la forma reflexiva, a través del uso reiterado del pronombre
reflexivo SE, que inicia cada uno de los versos del poema, me-
nos el penúltimo. Esta misma sílaba SE aparece enmascarada
11 veces dentro de otras palabras (adormeCEn, retuERcen,
aSEsinan, etc.) y en la forma invertida ES, 22 veces: rESpiran,
acuEStan, aprESan, etc. Tenemos así un total de 99 repeticio-
nes del grupo silábico SE/ES. Proceso análogo sucede con la
sílaba RE: aparece 19 veces integrada en los verbos (REspiran,
RE integran, REsucitan, etc.) y 7 veces en la forma invertida
ER (despiERtan, enERvan, injERtan, etc.). Más redundancias
sonoras se formalizan en las desinencias de las palabras: 54
verbos terminan en - A N , y 18 en -EN. ¿Además de los eviden-
tes efectos rítmico-sonoros, cuál es la importancia de este
sistema de repeticiones? Si por un lado la redundancia (efecto
en el que reside uno de los principios por excelencia de la poe-
sía) apunta a las claves semánticas del poema, por el otro, el
exceso de repeticiones lleva a la disolución del significado, en
un proceso de desgaste semántico. Por ejemplo, el Canto V de
Altazor, de Vicente Huidobro (publicado en 1931, o sea, un
año antes del Espantapájaros) hace de la repetición una forma
iconizada del movimiento sugerido por el molino ("Molino de
viento. . .", etc., ¡ 192 anáforas!) hasta llegar a la desagregación
material de la palabra en el Canto V I I . Aunque en nuestro poe-
ma no se produzca esta ruptura material —fenómeno que sólo
va a suceder En la masmédula—, la excesiva repetición, iniciada
en los brazos abiertos del espantapájaros ("-ción"), opera una
remisión hacia el acto erótico como escritura. Así, la repeti-
ción genera la asemia; pero —también— un evidente proceso
acumulativo tiende a intensificar el clima erótico. El uso del re-
flexivo SE hace recaer la acción del uno sobre el otro ("se mi-
ran, se presienten, se desean"), y justamente la inversión ES
iconiza el carácter recíproco de la relación sugerido por el pro-
nombre. El acto repetitivo se semantiza en el prefijo RE, y si-
guiendo el mismo argumento anterior, en la forma invertida
ER. Un juego especular de enfrentamientos e inversiones:
SE/ES, RE/ER.

¿Por qué verbos como "despiertan", "fallecen", "desfalle-


cen", 'reviven", "resucitan", son excepcionales, en la medida
en que prescinden del pronombre-matriz del poema: se? Jus-
tamente, el nacimiento, muerte y renacimiento (considerando
el despertar como una forma de nacer o renacer), prescinden
del " o t r o " . No hay interacción posible en el acto de nacer y
morir. En las palabras de Octavio Paz, "nacer y morir son ex-
periencias de soledad", trascendidas por el acto erótico, que
genera nuevamente el acto recíproco, el "se", y reinstala al
hombre en el ciclo del mito.
Ante el absurdo de la existencia, el poeta procura una defini-
ción de la experiencia erótica a través de la diferencia: sea por Pero avancemos un poco más. El carácter transgresor del
la negación, la agresión, la muerte. Localizado estratégicamen- erotismo en este poema, reside en la alianza del sexo con la
te en la mitad del libro (si consideramos al caligrama como el muerte. Hay un aproximarse, un penetrarse y un morir, para
primer poema, entonces hay un total de 25 textos), esta poesía después reiniciar toda la secuencia orgiástica. La repetición
se distingue también por su estructura en verso, en discordan- en este caso, enmarca y corrobora el carácter ritualístico, cí-
1 1
cia con la prosa poética del resto de las viñetas Otro de los clico y repetitivo del acto erótico. La muerte no tiene aquí un
elementos disonantes de este poema con relación al resto, es el sentido de "acto final", ya que hay un continuo resucitar, un
desplazamiento del " y o " para un "ellos" implícito, nunca volver a y un salir de la muerte. La aproximación, impulsiona-
nombrado. La experiencia erótica parece más fácil de ser " v i - da por el deseo del primer verso, "Se miran, se presienten, se
vida" por un espantapájaros voyeur que por un espantapája- desean", avanza en el segundo, con el enfrentamiento de los
ros protagonista, que se consolara con la solitaria práctica mas- cuerpos desnudos, expuestos: "se acarician, se besan, se desnu-
turbatoria. dan". Si por un lado la desnudez inicia la lectura de la vida,

34
por la pulsión sexual, significa también una entrelinea de la perar el dualismo, el erotismo como lucha contra la soledad, se
muerte. Afirma en este sentido Georges Bataille, que "el po- reflejan en la tentativa de unificación, de transformar los dos
nerse desnudos, considerado en las civilizaciones en las que tie- en uno. El binarismo inicial del encuentro de los dos cuerpos
ne un sentido pleno, es, si no un simulacro, al menos una equi- choca —y se complementa— con la estructura triádica del poe-
12
valencia sin gravedad del acto de matar". ma " 1 2 " , hecho de 24 versos, 72 verbos (números pares, pero
múltiplos del 3 ) , y 3 verbos por verso, que sustentan la situa-
La muerte, ya no como uno de los temas principales del Es- ción de contracción permanente del poema: búsqueda-rechazo-
pantapájaros, sino en tanto el tema por excelencia del libro, re- encuentro.
queriría un capítulo aparte. Los cuervos que aparecen en el di-
bujo de José Bonomi, recuperan el mismo símbolo agorero u- Los dos últimos versos recuperan ritualísticamente todos
sado por Poe en su conocido poema. La metáfora de la muerte los movimientos anteriores:
se instala así desde el inicio en la tapa del libro. También el sui-
cidio, la negación, el absurdo, el nihilismo, la fragmentación, resucitan, se buscan, se refriegan,
los estados eufóricos, el erotismo con sus particularidades sado- se rehuyen, se evaden y se entregan.
masoquistas y el orgasmo, son formas tematizadas-de la muerte
que recorren el libro. La última viñeta, " 2 4 " , la más extensa de Hay un renacer de la muerte, para la nueva búsqueda, en-
todas, es un texto clave sobre la muerte como conciencia. Co- cuentro, evasión o rechazo, y una ambigua entrega final. En es-
mo Bataille, Girondo revela cómo el misticismo y la lujuria se tos dos últimos versos encontramos dos desvíos con relación al
emparentan con la muerte: sistema montado en todos los versos anteriores: el verso que se
inicia con "resucitan" no es reflexivo, rompiendo con la siste-
La urgencia de liberarse de esta obsesión por lo mortuorio, hizo que ca- mática del " s e " vertical de los otros 23 versos: el RE en vez del
da cual se refugiara —según su idiosincrasia— ya sea en el misticismo o SE anuncia la inversión del código, y un ú l t i m o round hacia el
en la lujuria. Las iglesias, los burdeles, las posadas, las sacristías se llena- orgasmo, hacia la muerte. Es en este momento que el RE de la
ron de gente. Se rezaba y se fornicaba en los tranvías, en los paseos pú- repetición adquiere, por substitución, el mismo valor del SE.
blicos, en medio de la calle. . . Es un (se)suscitan, convertido en (re)sucitan, en que el deseo
hace renacer el deseo.
También en la viñeta " 1 1 " es una versión carnavalesca de la
muerte, en el más puro sentido bakhtiniano. El muerto que se La segunda y última ruptura es la conjunción " y " : copulati-
arrepiente irónicamente de su propio estado, al advertir que no va sintácticamente, ya que sirve de enlace a términos antagóni-
hay nada más infernal que lo cotidiano: "Si hubiera sospecha- cos, y apunta para el final del poema. El ú l t i m o verbo " y se
do lo que se oye después de muerto, no me suicido". El frag- entregan" es particularmente ambiguo y contradictorio. Por
mento es una especie de narrativa swedenborgiana, que triviali- ser el verbo final, podría tener un valor de síntesis. En este sen-
za el acto de la muerte, mezclando lo sublime a lo profano: tido, si el " s e " es recíproco, hay entonces una entrega amoro-
sa, un acoplamiento final. A h í , la conjunción copulativa " y "
Apenas se desvanece la musiquita que nos echó a perder los últimos mo-
parecería indicar la pertinencia de esta lectura: conjunción fi-
mentos y cerramos los ojos para dormir la eternidad, empiezan las dis-
cusiones y las escenas de familia.
nal / último gesto. Pero, también, ese " y se entregan" podrían
significar una rendición final de los amantes. La lectura del en-
cuentro amoroso como lucha, como embestida violenta, en-
En el poema " 1 2 " formas más agresivas, sado-masoquistas,
contraría también soporte en la recurrencia anterior de un vo-
"perversas" del acto sexual, aparecen en verbos como "se des-
cabulario bélico.
garran, se muerden, se asesinan", "se estrangulan", "se acribi-
1 3
llan". Si la petite-morte funciona como expresión metafóri-
ca del orgasmo, en el poema " 1 2 " todo aquello que denota la Nuestro análisis muestra un Girondo vinculado a la retórica
muerte está vinculado al erotismo. Bataille se inspira en Sade de los poetas malditos: el éxtasis como forma del horror, lo be-
llo como modalidad de lo feo, la voluptuosidad como expre-
para elaborar su relación entre sexo y muerte, amor y muerte.
sión del mal, como el asesinato del amor: Baudelaire, Rimbaud,
El escritor francés abre su obra clásica con la siguiente afirma-
Jarry, Lautréamont, Sade. Más aún, puede leerse el Espantapá-
ción: "Puede decirse del erotismo que es la aprobación de la
jaros como un paso hacia la disolución final de En la masmédu-
vida hasta en la muerte" (pg. 24), y se remite a Sade para con- la. En la tapa, la ruptura de la palabra en dos:
siderar "el asesinato como la cumbre de la excitación erótica"
(pg. 32). En última instancia, afirma Bataille que "el sentido
último del erotismo es la muerte" (pg. 201). La penetración ESPANTA
aparece en nuestro poema a través de metáforas bélicas y mi- PAJAROS
nerales: "se perforan, se incrustan, se acribillan"; también
metáforas mecánicas como "se remachan", "se atornillan"
recrean el frenesí erótico. Aun cuando exista la dialéctica bi- es una manera de sugerir esa prevalencia del significante. No en
naria de la reciprocidad, un ritual antropofágico de mutua de- vano, la transformación de la imagen en caligrama corresponde
voración lleva a la combustión de los cuerpos: "se derriten, se al descubrimiento del hombre como texto, como sintaxis, co-
sueldan, se calcinan". mo palabra. Girondo nos ofrece entonces la posibilidad de lec-
tura —no como una interpretación de símbolos, sino como un
Nuestro poema oscila entre lo par y lo impar. Por un lado, cuerpo escrito, un tatuaje escritural, una escritura sobre el
el juego erótico, aunque se refiera implícitamente a "ellos", se cuerpo, como diría Sarduy. Sólo que en el caligrama de Giron-
supone que sea desempeñado por dos seres. Hay un movimien- do, así como en el poema " 1 2 " , el cuerpo es palabra. Dos dé-
to de aproximación y rechazo, búsqueda y encuentro, encuen- cadas más tarde habría de producirse una inversión: la palabra
tro y desencuentro acción y distensión. Los esfuerzos por su- será cuerpo, objeto.

35
NOTAS AZOTEA a Juan Marinello

1. U s a m o s para este e s t u d i o la e d i c i ó n o r i g i n a l d e Espantapájaros (Al


alcance de todos). Buenos Aires: E d i t o r i a l Proa, I m p r e n t a de Fran-
cisco A . C o l o m b o , 1 9 3 2 , sin pág.
2. La c r e a c i ó n del Golem resulta de u n a experiencia p a r t i c u l a r m e n t e
s u b l i m e del m í s t i c o , q u e se s u m e r g i ó en los m i s t e r i o s de las c o m b i -
n a c i o n e s a l f a b é t i c a s e n el " L i b r o de la C r e a c i ó n " , a f i r m a G e r s h o m
S h o l e m en A Mística Judaica, Sao P a u l o : P e r s p e c t i v a , 1 9 7 2 , p g . 1 0 0 .
3. P e l l e g r i n i , A l d o . Oliverio Girondo. Buenos Aires: Ediciones Cultura-
les A r g e n t i n a s , 1 9 6 4 , p g . 1 5 . Un sudor de b u l l i c i o
4. N ó b i l e , B e a t r i z d e . Palabras con Norah Lange (Reportaje y antolo- m e c o r r e p o r el c u e r p o
gía). Buenos Aires: Carlos Pérez Editor, 1968, pg. 19.
5. S c r i m a g l i o , M a r t a . Oliverio Girondo. Santa Fe: Ediciones Culturales para t o m a r m e m i vaso de s i l e n c i o
Argentinas, 1964, pg. 29. en la a z o t e a
Pero el vaso se m e
6. M o l i n a , E n r i q u e . " H a c i a el f u e g o c e n t r a l o la p o e s í a d e O l i v e r i o G i -
r o n d o " . P r ó l o g o a las Obras Completas de Oliverio G i r o n d o . Buenos
c
A i r e s : L o s a d a , 1 9 6 8 , pgs. 9 - 4 0 . T a m b i é n es d e su a u t o r í a : " L a Casa
a
y el E s p a n t a p á j a r o s " , p u b l i c a d o en el Clarín del 2 7 de n o v i e m b r e de
e
1 9 7 5 , p g . 3 . Este t e x t o a p a r e c e r á r e p r o d u c i d o í n t e g r a m e n t e en el
de las m a n o s
Homenaje a Girondo. B u e n o s A i r e s : C o r r e g i d o r , d e m i a u t o r í a (en
prensa).
p o r q u e me d o y u n s u s t o f o r m i d a b l e
7. N ó b i l e , B e a t r i z d e . El acto experimental. Buenos A i r e s : Losada, c o n el e s c á n d a l o i n a u d i t o
1 9 7 2 . T a m b i é n Gaspar P í o d e l C o r r o , en Los límites del signo, Bue- q u e i n e s p e r a d a m e n t e f o r m a el v i e n t o en la calle
n o s A i r e s : F e r n a n d o G a r c í a C a m b e i r o , 1 9 7 6 , d e d i c a p a r t e d e su es-
t u d i o al Espantapájaros. Después m e t r a n q u i l i z o
8. M a l l a r m é , S t é p h a n e . " C r i s e de v e r s " , e n Divagations (orig. 1 8 9 7 ) , C o m o el v i e n t o n o t i e n e i n f l u e n c i a p o l í t i c a
París: B i b l . de la P l é i a d e , 1 9 5 1 , pgs. 3 6 0 - 3 6 8 . l o m e t e r á en la cárcel
U n g r a n n ú m e r o de c r í t i c o s se h a n d e t e n i d o e n el análisis del " y o " a l g ú n A g e n t e de la P o l i c í a
e n la p o e s í a m o d e r n a , y l l e g a n a c o n c l u s i o n e s s e m e j a n t e s , p e r o u n a
de las f o r m u l a c i o n e s más f e l i c e s p e r t e n e c e a ú n a M a l l a r m é .
H u g o F r i e d r i c h , en su Estructura de la lírica moderna, d e f i n e el m i s - Y a c a l m a d a m i sed m e t i e n d o b o c a a r r i b a
m o p r o c e s o c o m o el " y o p e r s o n a l del p o e t a , el c u a l n o p a r t i c i p a d e y s o r p r e n d o a los
su p o e m a c o m o i n d i v i d u o p r i v a d o , s i n o c o m o i n t e l i g e n c i a q u e crea
p o e s í a , c o m o o p e r a d o r de la l e n g u a " ( B a r c e l o n a : Seix B a r r a l , 1 9 7 4 , r a s c á n d o l e el v i e n t r e a la n o c h e
p g . 2 3 ) . T a m b i é n M i c h a e l H a m b u r g e r , e n The Truth of Poetry, reto- c o n sus u ñ a s y a los g a t o s
m a la l í n e a d e p e n s a m i e n t o d e F r i e d r i c h , e s p e c i a l m e n t e en el p r i m e r
c a p í t u l o d e su l i b r o ( N e w Y o r k : H a r c o u r t Brace J o v a n o v i c h , 1 9 6 9 ) .
MANUEL NAVARRO
E n el a r t í c u l o " L y r i c a n d M o d e r n i t y " , Paul de M a n , t a m b i é n basado
e n F r i e d r i c h y e n la p o e s í a d e Y e a t s , d e s c r i b e la d e s a p a r i c i ó n del t r a -
d i c i o n a l " y o p o é t i c o " en la p o e s í a m o d e r n a . A f i r m a q u e " l a p é r d i d a V e m o s en este t e x t o el e f e c t o c a l i g r a m á t i c o a s c e n d i e n t e d e la escale-
de la f u n c i ó n d e r e p r e s e n t a c i ó n en la p o e s í a c a m i n a p a r a l e l a m e n t e a ra q u e , a d e m á s de r e p r o d u c i r s e m á n t i c a m e n t e el t e x t o d e G i r o n d o ,
la p é r d i d a d e u n a n o c i ó n del y o (the loss of a sense of selfhood). La i c o n i z a el m o v i m i e n t o a s c e n d i e n t e .
p é r d i d a de la r e a l i d a d r e p r e s e n t a c i o n a l y la p é r d i d a del y o m a r c h a n T a m b i é n a ñ o s más t a r d e , H u i d o b r o , en u n o de los c a n t o s de Alazor,
j u n t o s . . . E n ú l t i m a i n s t a n c i a , la f u n c i ó n de la r e p r e s e n t a c i ó n q u e d a r e t o m a el t e m a d e la c a í d a , c o n la f o r m a i c o n i z a d a del v e r t o " c a e " .
t o t a l m e n t e i n v a d i d a p o r e f e c t o s de s o n i d o , s i n r e f e r e n c i a a c u a l q u i e r 1 1 . El Espantapájaros está, desde el p u n t o de v i s t a de su e s t r u c t u r a c i ó n
s i g n i f i c a d o " . V e m o s c ó m o estos c o n c e p t o s i n s c r i b e n las diversas e t a - de prosa p o é t i c a , t o t a l m e n t e v i n c u l a d o a la t r a d i c i ó n v a n g u a r d i s t a de
pas d e la p o e s í a d e G i r o n d o en el c o n t e x t o de la m o d e r n i d a d (en los Petits poèmes en prose de B a u d e l a i r e , y Les I l l u m i n a t i o n s de
Blindness and Insight, N e w Y o r k : O x f o r d U n i v e r s i t y Press, 1 9 7 1 , R i m b a u d . C u a n d o E n r i q u e M o l i n a a l u d e a R i m b a u d c o m o u n o de
pg. 172). los " a n c ê t r e s " d e G i r o n d o , c a b e r e c o r d a r q u e a los d o s p o e t a s argen-
D u r a n t e la r e d a c c i ó n d e este t r a b a j o llega a nuestras m a n o s el e s t u - t i n o s se d e b e la e x c e l e n t e y p o c o d i v u l g a d a t r a d u c c i ó n de Una tem-
d i o d e W a l t e r D. M i g n o l o , " L a f i g u r a del p o e t a e n la l í r i c a de v a n - porada en el infierno (Buenos Aires, Cía. Fabril E d i t o r a , 1 9 5 9 ) .
g u a r d i a " , en el q u e e s t u d i a , p r e c i s a m e n t e , el pasaje de u n y o f e n o - 1 2 . B a t a i l l e , G e o r g e s . El erotismo ( T r a d . T o n i V i c e n s ) . Barcelona: Tus-
m e n o l ó g í c o a u n y o l i n g ü í s t i c o en la p o e s í a h i s p a n o a m e r i c a n a : G i - q u e t s , 1 9 7 9 ( e d . o r i g . 1 9 5 7 ) . Las c i t a s s i g u i e n t e s p e r t e n e c e n a esta
r o n d o , Paz, H u i d o b r o . (Revista Iberoamericana, N ° 118-119, enero- edición
j u n i o 1 9 8 2 , pgs. 1 3 1 - 1 4 8 ) .
1 3 . En su e s t u d i o c r í t i c o s o b r e B a t a i l l e , q u e lleva p o r s u b - t í t u l o " L a pe-
9. E n sus n o t a s d e d i c a d a s al Espantapájaros, Gaspar P í o del C o r r o o b - q u e ñ a m u e r t e " , Severo S a r d u y hace u n a n o t a al p i e q u e m e p e r m i t o
serva este rasgo e v o l u t i v o : " L a s r e p e t i c i o n e s silábicas de G i r o n d o , t r a n s c r i b i r : " N o c o n o z c o e q u i v a l e n c i a s de esta e x p r e s i ó n en otras
e s p e c i a l m e n t e las del t i p o a l i t e r a t i v o , v a n p r e p a r a n d o p r o g r e s i v a m e n - lenguas, y , al m e n o s en e s p a ñ o l , n o m e p a r e c e n p r o b a b l e s . En t o d a
t e u n rasgo e s t i l í s t i c o q u e c o b r a r á su m á s n e t o p e r f i l en el ú l t i m o l i - la r i q u e z a m e t a f ó r i c a q u e posee el español para d e s i g n a r el a c t o se-
b r o d e l p o e t a (En la masmédula), en op. cit, p g . 5 8 , n o t a 4 . x u a l y sus m o m e n t o s , n a d a evoca la idea de u n a " m u e r t e - c i t a " . Por
1 0 . Deseo l l a m a r la a t e n c i ó n s o b r e el p o e m a " A z o t e a " , del p o e t a de s u p u e s t o , n u e s t r a m i t o l o g í a e r ó t i c a está llena de e x p r e s i o n e s c o m o
v a n g u a r d i a c u b a n o M a n u e l N a v a r r o L u n a , a n t e r i o r al p o e m a de G i - " m o r i r de p l a c e r " , e t c . Pero n a d a , m e p a r e c e , r e l a c i o n a e y a c u l a c i ó n
r o n d o , y p u b l i c a d o en la c o n o c i d a Revista de Avance n. 7 , La H a b a - y m u e r t e " , e n Escrito sobre un cuerpo, Buenos Aires: Sudamerica-
n a , a 1 5 d e j u n i o de 1 9 2 7 ( p . 1 6 6 ) : na, 1 9 6 9 , pg. 15.

36
Si, como se ha dicho la sociedad, entendida como conjunto
LUIS THONIS de todos los conjuntos, cuyo trazo de unión y necesaria aporía
es el estado —el numeral mayor que se numera a sí mismo—

dos teoremas en instituye desde su indeterminación genética la instancia de lo


simbólico —de lo que puede ser simbolizado según tal o cual
economía— parece difícil sostener haciendo de la génesis una

oliverio girondo mera epigénesis que los lenguajes, los idiolectos, las lenguas
que hablan en una sola lengua y que llamamos "literaturas"
sean pálidos reflejos, aminorados representantes de aquel " c r i -
m o n " primero de antaño —ego erat in arcadia—, o de otra ma-
nera que éste podría ser pensado con exterioridad a los segu-
mentos textuales —un segmento, en principio, no tiene co-
mienzo ni fin— que hablan, numeran, marcan, fundan la gran-
des unidades de discurso, los bloques coagulados, constipados
del sentido, saturado en sus términos, dado y constituido de
una vez y para siempre en la periodicidad de su compulsión re-
petitiva: aquí sería necesario diferenciar los problemas inme-
diatos, jurídicos y económicos, las caras del Jano donde la po-
lítica de la miseria se anuda a una ideología que le es análoga
en cuanto ética de la " p r o t e c c i ó n " del rebaño y notar lo injus-
tificado de la literatura —o del ensayo, trama de escritos— res-
pecto al despotismo de la utilidad, lo que hace, en la crítica
consuetudinaria que las literaturas —las que interesan— sean
Signo de otra cosa a salvo de ellas, es decir, que se trataría en
todo caso no tanto de devolverle la literalidad de la letra sino
de derivarlas a otro juego en donde ni la letra alegórica de la
hermenéutica ni la letra fetiche de un orden pueden orientar
las ejecuciones, las perfomances —para decirlo lingüísticamen-
te— de algunos escritos. Que el "contrato colectivo" haya de
pensarse, genera verbi, o bien desde el tema bíblico del primer
asesinato o bien desde el hyteron proteron donde, dada una
genealogía y una circularidad un asesinato sucede para borrar
otro o bien, desde el pacto de los hermanos ante el Uno, la
cuestión no se plantea solamente en cuanto a la analogía del
Uno con la tierra despótica, el lugar sin marca adonde están
"todas las mujeres" —pese a que el poder saque tajada de tal
síntoma recurrente—, sino en las zonas de exclusión, mapas de
escritura que hacían decir a Kafka —pretexto para Felice— "en
el fondo soy c h i n o " —o a Girondo " y o cobayo"— y que basta
para que la enunciación se ramifique: "Con mi y o / y mil un
yo / y un y o / con mi y o en mi / yo mínimo / larva / llama /
lacra ávida. . ."— en una inconmensurabilidad de la ausencia de
objeto que remite, para nosotros, no tanto a una metafísica
sino a las zonas de exclusión, las lógicas que desaciertan las in-
terpretaciones "chatas" de la escritura . . . cuestión que está en
otro lugar que las etiquetas de "vanguardia", sofisticación, ex-
centricidad y todas aquellas apelaciones al castigo para quien
goza de aquello que no puede gozarse, las lenguas que trabajan
y circunnavegan una sola lengua. . . Sucede, por lo demás, que
en una época en donde todas las cuestiones por la fuerza de las
cosas devienen inmediatamente jurídicas en la ausencia, por lo
demás, de dicho orden —lo jurídico en occidente es un modo
específico de lo simbólico— la superposición de los dominios
no hace sino un círculo vicioso en donde las mismas preguntas
suceden a las mismas respuestas. Parece, ahora, necesario soste-
ner la —relativa e indeterminada a la vez— autonomía de los
dominios; entre ellos, la literatura como el lugar donde fluctúa,
un goce —inconmensurable— que socializa algo que la lectura
habitual no puede someter a sus normas de inteligibilidad
—ya que éstas solamente predican— y ante una crítica que pos-
tula el texto como reflejo o expresión trascendente de una pa-
labra ya dicha; la literatura, en ese aspecto no se agota en ser el
reflejo opaco del despotismo de la utilidad ya que no es, de
ningún modo, una superestructura, tal como lo piensan las es-

37
colaridades que explican a un texto por la circulación de la ben la "literatura argentina" desde una "teología del sentido-
mercadería —algo así como explicar el soneto colonial por el certeza. El teorema de la herencia, como tal, que fluctúa en el
vellón de oro— que refleja una infraestructura que estaría "a- escrito de los herederos "accésit" tiene la figura del Avaro
bajo", porque no hay parecido, salvo por fuerza, entre las len- —el deseo de invertir la analidad de un orden concentraciona-
guas y el mundo ni tampoco entre las enunciaciones de los tex- rio pero " b u e n o " —no ya según Molière sino según Claudel, de
tos y su reducción a consignas. Hoy, por otra parte habría que modo que su operación y ética, cualesquiera fuere su buena in-
sospechar que cualquier lectura que no haga eco en un "efecto tención de declaracionismo, es sostenible cuando comienza por
de escrituras" —entendido como una relación, a producir, en- aplastar al sujeto de la enunciación y confirmar el enunciado,
tre las escrituras y los saberes contemporáneos— solamente moral, ideológico o didáctico a unos segmentos finitos y esta-
puede trasmitir deportivamente repitiendo las huellas de lo ya blecidos, a los objetos plenos, cerrados del mercado, lo que no
dicho y ya hecho, reiterar los epítetos consabidos de las gran- deja de tener correspondencias con el amor —al poder— de la
des unidades del discurso que todavía se quiere a sí mismo sin "carne de la carne" de un mismo círculo vicioso bajo la Mira-
fallos aunque no pocos espejos se hayan roto. Consideradas a da Amable —"serás un doble, una copia de este círculo, o de lo
menudo ornamento, ilustración, representación, expresión de contrario. . ."—; matemáticamente, este topos puede vislum-
una interioridad o pretexto moralejas algunas escrituras plan- brarse si dado un número N la "relación" de N con el sucesor,
tean en sus teoremas de incompletud cierta "relación", nunca N + 1, convierte a la propiedad de N en hereditaria siempre
dada con el Uno = Todo para decirnos que ése no es el único que N al convenir a m convenga también con m + 1 en otra
mapa —más bien es la negación de los mapas en una sola repre- convergencia, lo que extiende las series en clases binarias y co-
sentación que aplasta a todas— en donde es posible escribir y rrelaciones biunívocas.
pensar; en Girondo, por lo tanto, notamos esa desrelación —lí-
neas generatrices aún no generadas— con el " o t r o " , concebido De manera que los segmentos cerrados sobre sí mismos, he-
como espacio de n dimensiones, en donde surge un sujeto que reditarios —biunívocos o binarios— y sus cadenas suelen sola-
no es el de la ciencia —que lo suprime para constituirse como mente traducirse entre sí y en cada punto ideal hacer espejo de
tal— ni el de la sociedad —tal su escándalo silencioso— y que un buen orden, regular la lectura y su placer, hacer deseable de
sin embargo, cruzándose y dialectizándose en una y otra redis- cierta manera el poder con exclusión de frontera para una dife-
tribuye los conjuntos, al situarse, como Girondo, en una exte- rencia que no se oriente según la buena vía del Alguien que nos
rioridad a los grandes bloques, sean los del siglo X I X que —ge- hará dichosos, como si de dos sucesiones pudiera desprenderse
néticamente— se piensa como la disyuntiva entre Civilización y una misma sucesión, lo cual omite esa desrelación que se signi-
Barbarie o los del siglo X X —como civilización— traición, lo fica en el cero, ya que éste no es sucesor de ningún número,
cual coloca a Girondo no en el epíteto, fácil de decir, de la clase vacía por excelencia y " o t r o " respecto al campo de lo
vanguardia, sino en otras lógicas, verbigracia, aquella que es un Uno, todo lo cual es necesario para asegurar las traducciones,
exterior de la lógica de las clases y de los predicados, los luga- las linealidades, la "naturalidad" de las grandes unidades de un
res, literariamente verosímiles, en donde cada sujeto viene ya discurso que se desea sin fallos y que desde el vamos no abraza
con su predicado, donde cada función corresponde a su argu- sino el sueño de un solo orden al que habrá de llegarse con
mento en una saturación que conforma el círculo v i c i o s o de tiempo y esfuerzo, de ahí que Girondo escriba en torno al " u -
una sola traditio (una sola "lengua");el dilema no versa sobre no plenicorrupto", que privilegia el cálculo antes que el "cal-
un sí o no a la tradición o si somos herederos de todas sino en c o " . Comoquiera que fuere no pocas cuestiones —quaestios—
hacer pasar las cadenas de la tradición, repensarlas, desde algo de este tipo han poco a poco ido confiriéndole valor al surgi-
que poco tiene que ver con el progreso sino con progresiones: miento de no pocos dilemas acerca de la "literatura argentina"
el "homenaje" al antepasado consiste en llevar a otro curso los —lo enmarcado como tal exentas de pensamiento y de escritu-
segmentos para generar lo heterogéneo —las progresiones remi- ra— o, en otra vertiente, el "lenguaje", con una reduplicativa
ten a relaciones pluriunívocas desde Frege—, tender la línea de multiplicación de quaestios, abúlicas por ya resueltas en cada
fuga de otro diálogo respecto a los teoremas ya resueltos en las texto particular; entre otras, la de "existencia", por ejemplo,
seguridades unívocas. Hasta hoy los teoremas de la herencia si existe el metalenguaje o no, si existe el inconsciente o no, si
—que hacen eco en un fantasma de los orígenes— se han resuel- Fulano existe o no, si Mengano es parafraseable por Mengano
to sólo y solamente a través de los grandes bloques— con la re- o no, si de no existir la existencia hay que borrar los carbun-
sultante de que se refuerza el círculo vicioso de las mismas clos, las sirenas, los ángeles, las golondrinas, si hay que arran-
transmisiones—, con exclusión de todo aquello que pudiera de- carlas de las páginas de los libros porque no existen o resolver-
mostrar, como el teorema de la indecibilidad, que todo sistema las mediante la función proposicional, recurso único del logi-
contiene un elemento del cual el sistema no puede dar cuenta cismo aplicado al lenguaje y que suele resolverse mediante la
lo que opera en el lugar ético —aunque la ética ahí no sea de la apelación a la proposicionalidad. No es difícil presumir de que
protección, un modo de colmar la angustia de los sujetos— de algo pueda no existir y tener sin embargo significado, si el sen-
traducción entre una lógica del primer orden, en donde cada tido, ahí, no es solamente la indicación de la presencia de obje-
elemento puede ser refutado a los órdenes en donde la traduc- to y no se remite necesariamente al orden de la significación
ción es menos que el pasaje simple de una orilla a otra que la denotación —una sola denotación puede tener varios signifi-
apertura de unas fronteras y unos órdenes. . teóricamente no cados—; existentes o no tales objetos no agotan ni explican las
es difícil demostrar, que el "sistema literario" no se sostiene ni literaturas en las cuales alguien designa o refiere; ahí referir
en matemáticas —teoría de los conjuntos y de los rangos en —si referir no es, como mostró Strawson, afirmar— surge el
donde los subconjuntos importan tanto más que el conjunto problema de los contextos, de manera que un carbunclo de
central— ni en la translingüística —en donde las anomalías son San Agustín no es un carbunclo de Lezama Lima, una sirena
tan importantes como las normas, lo cual abre unos movimien- de Homero no es una sirena de Borges, una sirena de Borges no
tos y unos cálculos, unas entradas que ya se disciernen en algu- es una sirena de Nalé Roxlo, una golonlira de Huidobro no
nas escrituras que desaciertan los bloques discursivos que escri- es. . . una golonlira de Huidobro; en todo caso, sea suficiente

38
por ahora confirmar con Frege que la designación no es la
mejor —aunque sí la más segura por fundarse en razones de
facto- vía para generar las "diferenciales" de un texto; hay
una "traducción" de lo otro, lo ajeno a lo propio que la desig-
nación —a diferencia de las lecturas "creadoras" que la blo-
quea de antemano ante las modalidades de un escrito; ahí, más
que en otros edificios y construcciones verbales la referencia
no conviene ni concierta con la afirmación, la asertividad y la
predicación.

Si, por otra parte, la literatura sólo sería pensable desde las
lógicas trabajadas por el neopositivismo la "trama de las ora-
ciones" no bastaría a causa que una obra no es solamente una
suma de oraciones, y, una literatura —Girondo es una literatu-
ra- multiplicaría, por los demás, los entes; verbigracia, no pa-
rece ser lo mismo expresar que "Girondo es el autor de En la
Masmédula" que decir Girondo es "Oliverio Girondo", nom-
brarlo como "un integrante del grupo Martín Fierro" o "un re-
presentante de la vanguardia literaria" —poeta = tonto / buró-
crata = Algo—, descripción, esta última que connotará la ex-
centricidad, la experimentación o lo nuevo.

De resultar pensable en dependencia de la ciencia o la lógica


sembradas por la filosofía analítica o el neopositivismo habría,
en cada caso que situarse en una trama de oraciones que no
tendrían conexión entre sí o donde la "literatura" volvería a
surgir en los intersticios de esa trama; acaso, además, surgiría el
interrogante de si esa trama de oraciones representa el pensa-
miento de nuestros padres —al decir de un Q u i n e - o es, como
pensamos una trama inédita, un tipo de oraciones sin calco a
las cuales casi nunca han tenido en cuenta las variantes con
textuales del positivismo entre otras cosas porque remiten a un
sujeto que no se calca al ego trascentral el cual es sin duda un
presupuesto de las teorías del lenguaje; también, por que sí la
literatura —una literatura— se excluye a su modo, por sus pro-
pios segmentos del mito de una traductibílidad generalizada,
sucede que buena parte de los análisis de los analíticos se con-
forman en moldes del habla medio —vistos desde Girondo— y
aun si éstos han abandonado la dupla verdad - falsedad tienen
como objeto enunciados no literarios; en éstos, la enunciacíón-
natual, se le dice— opera en relaciones transitivas que van de
medio a fin y con la presuposición de un sujeto intencional
donde, a menudo, suele hallarse el calco de las intenciones y
los actos: las cadenas, las vías, ahí son transitivas; hay "victo-
ria" o "fracaso"; nunca puede, por ejemplo, haber n fallos res-
pecto a victoria ausente —para hablar de un poema— y el aná-
lisis apunta a lo enunciado y no a los circuitos enunciativos
que llegan a repartir, mediante retroacciones, los lugares del
habla, del hablante, pluralizando sus lugares y distribuciones.

Llegamos así a las objeciones —que nos parecen justifica-


das— chomskianas a las teorías "filosóficas" como la semántica
y la filosofía analítica que se derivan de una sola lengua conti-
nuando un análisis —aunque Chomsky no lo exprese a causa de
su recaída "cartesiana" "—que en occidente procede desde las
categorías de Aristóteles en el cual el análisis de una lengua se
hace en las condiciones que plantea la lengua del filósofo y de
manera que los embrollos filosóficos —el sentido, el significa-
do, la proposición, etc.— se resuelven, y aun se disuelven en la
generación de oraciones— en la "creación" que el mentalismo
atribuye a todos los hablantes— según "nuevos" segmentos; si,
además, resulta difícil delimitar la noción de segmento y más
fácil la noción de "oración" en la literatura esta contradicción

39
llega a lo máximo —un solo segmento como en "Hasta Morir-
la", el poema de Girondo, es una sola oración, que segmenta
sus series en un solo continuo —heterogéneo— y, también, por-
que no es una mentalidad cartesiana, universal y judicativa la
que subyace en ella: la "irrealidad", los efectos de ilusión no
pueden referirse a una solución del tipo " y o miento" como la
paradoja del Mentiroso —la cual se resuelve por el paso de un
tipo lógico a otro, diferenciado sus sujetos—, y porque la escri-
tura —una literatura como la de Girondo— no concierta con
los aspectos perfectivos, ya cumplidos, de frases que juegan su
economía restrictiva en relaciones de medio a f i n ; su indecibili-
dad, no se transfiere sin resistencia a la traducción de la teoría
de los tipos en ese aspecto, Girondo no es "el escritor que ex-
presó el teorema de Goedel", que lo representó mejor: aquí so-
lamente resolveremos algunos rasgos que conforman el teore-
ma de la herencia, un modo de leer, dejando abierto el otro, su
cauce indeterminado que se escribe. Dejando de lado ahora
cuanto pudiésemos sospechar de la secular discusión acerca de
los géneros —casi siempre marcados por prejuicios— la escritura
de Girondo hace a una colisión de los segmentos locales, en
donde hay una exclusión de esos "falsos problemas" que se
resuelven en cada uno de los poemas; ahí, la poesía no es sola-
mente el reverso más o menos tonto de lo serio o lo sagrado en
persona —las dos formas canónicas del discurso monológico—
lo cual es transgresivo solo si remitimos la idea de límite a la
distribución de los órdenes en donde cesa el interdicto en
cuanto a series que no pueden mezclarse, en cuanto a la idea
que todas las frases respondan a la forma lógica del sujeto pre-
dicado —las golonliras o los carbunclos, aunque sean, uno
una palabra valija y otro un animal fantástico parecen respon-
der a otras clases partiendo de la lógica sujeto predicado —o
que un sujeto sea solamente la suma de todos sus predicados—
o que toda lógica sea la de la predicación, formas habituales a
una crítica; en Girondo, dadas, por ejemplo, una serie transiti-
va y otra intransitiva, la escritura encontrará las líneas genera-
trices que operan más allá de la forma sintáctico - semántica.
En todo caso es seguro que el escribir de Girondo excede las
condiciones más o menos naturalizadas del encargo "simbóli-
c o " , aquella que constituye a la obra a ser el "representante",
el ser para la sociedad y que opone, míticamente el individuo
—notado como "uno— y la sociedad —escrita como "una— sos-
layando el campo inconmensurable del sujeto y su goce que no
tienen que ver con la psicología vulgar y sus correlatos estereo-
tipados; descentra los lugares de unos siempre hipotéticos re-
ceptores para producir el lugar —plural— del lector, resiste a las
apropiaciones y el modo de segmentar por parte de la industria
cultural tomándole incluso sus procedimientos y deformándo-
los no ética sino estéticamente en un espacio en donde lo esté-
tico no puede separarse de esos segmentos en constante muta-
ción; resulta difícil codificarlo en una literatura "popular" ya
que su sujeto no es colectivo ni meramente individual —aunque
el lugar, los lugares de Girondo, son desde la ética uno de los
últimos resguardos del individuo ante la gregariedad de las téc-
nicas de masa; no importan, por lo tanto, en cuanto a esas ver-
tientes menos los enunciados "altos" o "bajos" que la lógica
de la apropiación y la recuperación en la que se incluyen u o-
miten ciertas literaturas; a saber, todo aquello que no entra en
las "camisas de fuerza"; sucede, por otra parte, que el Poder
no "existe" como una abstracción universal y solo es legible en
la segmentación —cada vez más vuelve sobre sí, sobre el uno en
persona y su aplastamiento de los cuerpos— por la cual el esta-
do nunca como ahora llegó a entrampar a los cuerpos en una
suerte de paranoia colectiva que hace eco, sin duda en el "ori-

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gen" del "sujeto" reproduce la lógica " f ú n e b r e " del sujeto y su ción hipotética ante algo que no se sabe bien qué es —la "re
colección, del sujeto y su humus. Si el lenguaje de todo un or- infecta", no cumplida que también se plasma en Interlunio—
den " n a t u r a l " tiende a obturar el lapso que abriría la angustia pero a la que se otorga alguna potencia al punto tal que el sa-
- l a angustia es condición del retorno de lo reprimido— Giron- ludo inicial deviene al final del poema en ruego cuando la po-
do pasa por una travesía de la angustia en donde ésta no se in- tencia encuentra la designación —"está aquí / en la nuca / en la
vierte en angustia individual ni social sino en segmentos que espalda / en tus o j o s " — que responde a ese cauce entre lo sub-
rompen las identificaciones, los objetos de amor que se propo- juntivo y lo f u t u r o : " A h ! Lechuza, Lechuza ¡Si tuviese tu que-
ne como condición subyacente al amor a los poderes en pugna na! ¿Será el viento, la sombra?", por lo cual el poema traza el
-los otros " a m a r g o " — ; la escritura de Girondo, bifurca, diver- límite ante el saludo y el ruego —que como el epíteto y el sa-
sifica, a veces y vuelve a adjuntar lo que llamaremos sus "pun- ludo son apartes del sistema de la lengua— no es simplemente
tos ideales" —me refiero, oblicuamente a una geometría como un complemento del saludo sino un pedido que intenta conju-
la de Klein— que ya no responden a una geometría ortopédica rar la risa de la lechuza —tema de Zeus bajo todos los disfra-
y multiplica los mapas de salida, los planos, como salida y ex- ces— un " ¡Por favor! No te rías / No te rías, Lechuza", donde,
cursus de una sola línea de tierra, un solo mapa de representa- —admirablemente— ruego y saludo aparecen en otro uso al del
ción, y una sola transmisión de huellas y mandamientos. Y lenguaje ordinario, refieren a un objeto que no es real ni ima-
huelga ahora decir que algunos textos en la literatura argentina ginario sino una marca en el texto, un vocativo que emerge en
no parten del pasado, de un pasado simple o un aoristo mítico la instancia desplazada de los performativos que la conforman
sino más bien de un blanco que figura en su trama, conforman- y de manera que los dos ruegos van a atenuar a esa figura plau-
do bloques —"ilegibles", en cierto modo para quien lee desde siblemente feroz - l a res i n f e c t a - , que todavía ahí no es " v o z " ,
tal argumento tempóreo— para que algunos relatos pasen y de dictado mandato, acaso tan solo el viento o la sombra y al cual
modo que en la lengua y en el escrito vaya a bifurcarse aquello alguien habla sin sostén referencial, sin denotación y los aspec-
que sólo encuentra en Muerte su término y revelación; supo- tos puedan cruzarse en el trabajo interno del ritmo de modo
nen, como tales, una salida de los grandes mitos de referencia, tal que todo el poema es intraducibie a un solo orden entre el
una toma y una salida que no son pensables como complemen- poema y cualquier otro reductio: el poeta ahí no dice, por
tareidad ni desde la lex jurídica, verbigracia, en un texto como cierto, nada nuevo, si se trata de reducirlo al significado —a u-
Los Suicidas de A n t o n i o Di Benedetto que puede leerse desde n o — o a una alegoría del temor: ese otro lugar es necesario des-
esa perspectiva o —en otra frontera— Interlunio de Girondo ya cubrirlo en la lectura, en el cruce y juego de los aspectos —el
que en ambos es necesario abandonar todo cuantificador uni- primer uso del aspecto puede simular la denotación, jugarla—
versal para el "suicidio" — y , curiosamente para el " a r t e " ya en "me agrada ver la presencia de tus ojos callados", agrado
que ahí se dará en cierto modo la función suicida que juega, que anuncia la objeción, la proposición adversativa — " p e r o hay
quiérase o no, en todo escrito— para traducir el "suicidio" de algo esta noche" donde lo "desazonado, hueco, latente, inex-
modo que la circulación del texto o carta suicida ya no provie- presado" pueden referir tanto a la noche cuanto a la lechuza-
ne, como en la tragedia — A n t í g o n a — de un texto, una ley — n o tal el equívoco, comprobable en la sintaxis, lugar en donde se
una carta— no escrita que sin embargo se retraduce a un man- escenifica la verosimilitud — a modo de vanas adjetivaciones de
dato contrario a las leyes de la ciudad sino en circulaciones un rostro contradictorio: la poética de Girondo ahí a diferen-
atópicas en las cuales la ciudad — c o m o mapa erróneo— está fi- cia de otras poéticas— Alberto Girri, toda vez que predominan
gurada en líneas de fuga ya que todo sucede en entredicho, en- las cláusulas que hacen a la imaginación moral donde se trata
tre dos cuerpos, sea entre un hombre y una mujer (Los suici- de "aprender lo que ya sabíamos", y en la cual, en f i n , lo inex-
das), sea entre dos hombres —¿dos 'estetas' en Interlunio?— en presado es lo inexpresado, hace otro uso —en Girondo— de la
el primero el hombre es un no hombre que nace por muerte, sa- referencia en donde la poiesis se conjuga desde una impersona-
crificio de la mujer y que cree en el dictado del Hombre (filó- lidad excentrada o se opera en la risa de series incompatibles co-
sofos) y en el otro hay una ausencia total de ésta, es decir, pre- mo en la Masmédula: poética — " y o no tengo sangre de estatua,
sencia mortífera de la Madre que abraza todas las líneas de no pretendo sufrir la humillación de los gorriones"— que desa-
tierra, "vacamadre" con dictado mortífero que emerge en un cierta todo un modo de leer al operar en la lengua como cruce
lugar que no pertenece a Europa —lugar de límites precisos en de "lenguas". La escritura de Girondo se sitúa en otro lugar al
el texto— ni en Buenos Aires, lugar de límites imprecisos en que opone, de manera simple, lo individual a lo social porque,
ciertos lugares, ciertos "parajes", que terminan "bruscamente por un lado no hay, como en el poema anterior, alguien, un yo
sin preámbulos"— y que en el texto es necesario seguir "con el que hable, en un tratamiento excentrado de lo impersonal que
mismo detenimiento con que se siguen las rutas de un plano". opera sobre la lengua ni un otro — u n doble como el que se
Este tratamiento del objeto —en donde la escritura produce al construye en Interlunio— real, viviente, a quien referir y sin
objeto pero no en cuanto presencia global, siempre lugar del embargo las palabras emergen en un tópico muy connotado en
malentendido, del paso de las voces— lo hallamos en la apari- la historia literaria —la noche y la lechuza, diríamos, como
ción de una lechuza en la noche en "Buenas Noches, lechuza", símbolos no son tratados ni como símbolos ni como signos—,
poema en donde el ritmo es el determinante de las pausas y los como si la noche o su revelación fueran ironizados en el en-
acentos, los matices denotativos y atributivos que obran de cuentro con el animal — l o que luego, en la Masmédula habrá
manera que lo referencial —la denotación de un solo objeto, la de cambiarse en la propia enunciación que deviene animal me-
designación, la forma más chata del lenguaje—jueguen en favor dusante— y, por otra parte, hay una distancia con lo social
de las referencias internas, rimas internas del texto —diáforas, considerado como mapa único en donde hay que escuchar
de la lechuza— y de modo que el ritmo hace un cambio en el —apertura de un oír, otra escucha, otras orejas— o representar;
aspecto de los tiempos que allí juegan —en el jefe perfectivo, lo social aparece, locus irónico, en las corrosivas solidaridades
de tiempos cumplidos, el imperfectivo— de tal modo que se del "Perdónalos", imperativo irreal que se extiende por todo el
produzca un cambio, rápido y violento, hacia el infectum mar- poema que enumera gestos y en el cual el destinatario del im-
cado a la vez por exclamaciones en donde surgen la contradic- perativo irreal — ¡perdónalos!, que no se agota en un imperati-
toria subjuntividad que marca el deseo tanto como la futuri- vo apodíctico ni categórico— de "Hay que compadecerlos";

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poema que tiene por destinatario de la equívoca orden a nadie hablar - e x t r a ñ a y tardía payada- lo argentino y lo europeo
o a todos, ese lugar será siempre equívoco en Girondo, alguien, sin que ambas connotaciones puedan reducirse en el texto,
en f i n , que es producido por el poema que —pide que se cum- irreconocibles en el juego de las voces narrativas que desacier-
pla un imperativo poético, lo que es paradojal para los que " n o tan, a la vez, las simetrías de lo familiar y lo siniestro, lo pro-
saben lo que han hecho / lo que hacen / porqué matan", para pio y lo ajeno —el "europeo" es más nacionalista que el deter-
las "plumas sobornadas", para la curiosa mezcla de la estupi- minista local— al gramatical izar al otro a través de una serie de
dez donde—ahí si —Girondo se encuentra con el Girri de Idio- recursos oblicuos e indirectos —el " l o veo" varias veces repeti-
tas en Familia— " n i soles extremos / ni erosión de instintos / do es complementario de las varias descripciones del otro, con-
difusas / sensibilidades en bocas / nunca del todo cerradas / formando por piezas postizas, especialmente esa dentadura,
nunca del todo abiertas"— que marcan el lugar del poema —y como si se tratara de un maniquí— de manera que la comunica-
un llamado a otra circulación de la palabra que el lector tiene, ción deviene casi imposible —"antes de contestarle debía reali-
en parte, que recrear en primer término en sí mismo. . . esa es- zar un esfuerzo equivalente al de traducir un manuscrito ci-
critura, en sus fuerzas en pugna obra por ruptura y traspaso de f r a d o " , una partícula que se extravía— aquélla que contiene las
las identificaciones— naturalizadas respecto a Alguien que tam- palabras de la trama y a las que hallamos cuando es tarde para
poco tiene identidad, tal la paradoja, ni texto ni ley y donde, abrir los labios —lo que genera las retroacciones, esa "magia"
en f i n , solamente cuenta su recitado— pero en su curso, toman- del libro que hace caso omiso de la ley de la causalidad o la del
do los análogos y los parecidos —por el humor, la ironía, o la tercio excluso en el volumen de sus mapas; aquí, "antes" de
deformación, estética y no moral ya que carece de objeto o de esa salida del extranjero— las traducciones entre lo que se da a
finalidad— como salida continua de las biunivocidades y las si- ver y a oir supone la instancia de los mapas, en una boca que
metrías, haciendo eco a lo que es posible llamar puntos genera- irrumpe en todo su grotesco —la vacamadre en el campo—, el
trices, si se trata del mutuo engrendamiento de sus niveles lugar del malentendido en Girondo, ya que no pertenece ni a
—las aliteraciones de la poesía se recargan en la invención foné- las capitales de Europa ni a Buenos Aires, cuyas líneas de sali-
tica, la guturalización generalizada de la Masmédula— o puntos da son imprecisas para alguien que ostenta un entusiasmo hi-
ideales como lugares de cruce de los actores; pienso, ahora, en perbólico por el país —Europa como tierra sembrada de cadá-
cuanto al argumento "ad oculos" contra los puntos ideales veres ilustres, en oposición a los, hasta ahí pocos, cadáveres de
—que poco tienen que ver, aclaremos, con la filosofía idealis- este suelo— y que puede contrastarse en el motivo —reinven-
ta— en ese dispositivo de cuaternas de Interlunio —poco que ción de un topos— del " c a m p o " en Girondo, por ejemplo, con
ver con el tan utilizado procedimiento de las cajas chinas, más el enunciado de Espantapájaros (1932) - : "Es bastante intran-
próximo, como surge en las Calcomanías a un tratamiento de quilizador —sin duda alguna— comprobar que no existe ni una
miniaturas japonesas— en las cuales, a través de los cuales, co- hectárea sobre la superficie de la tierra que no encubra cuatro
mo lo hace el geómetra es posible trazar, obtener, un número n docenas de cadáveres. . .". Persuasión de los días —"íbamos
de puntos a la manera de la geometría proyectiva, donde la in- entre cardos / por la huella / la vaca me seguía / No quise dete-
troducción de un punto ideal —así llamado por no tener co- nerme / darme vuelta / La tarde, resignada / se moría"—, zona
rrespondencia con la "realidad"— es a la vez el punto en donde de encuentro menos antitética que las irrupciones de los Noc-
todas las paralelas se cortan haciendo las veces de una línea i- turnos —la lechuza, un caballo y un coche— y en donde la vaca
deal —no biunívoca, pues, a la línea de tierra, a la representa- muere —resignada— al no poder seguir la huella —es el ritmo
ción como homólogo o parecido— y en las que solamente basta del poema el que " m a t a " al objeto o lo lleva a su desaparición—
ese punto para adjuntar puntos, líneas, planos, en las que se o en ese otro lugar, "tersa palma distendida" de Campo Nues-
despliega el mapa, de manera que las curvaturas o las geodési- tro en donde se anulan los ritmos de vesper o de la noche para
cas lo hacen pasar a otras dimensiones que exceden las dimen- que se configure una llaneza —una llaneza que en Girondo tie-
siones diádicas, verbigracia, un Interlunio, la repartición en el ne que ver con la pintura y no con el realismo ingenuo— en el
texto de las clases " t i e r r a " , campo, arte, ciudad hacen que ca- cual la vaca deja de ser objeto de fascinación o de horror que
da punto ideal - lugares aquí de encuentro entre lo propio y lo según Rudolph Otto responden a la experiencia —contradicto-
ajeno— se genere mediante repeticiones de segmentos locales y ria— de la otredad, para ser, como vaca una figura, una metoni-
entrecruzados pero también sin conexión, de modo que un mia que de pronto hace surgir todo el campo como una vaca
complejo "obsesivo" es también un complexus económico y, si —"no eres más que una vaca— dije un día —con un millón de
se quiere, estético sin agotarse en ninguno de ellos ya que si ubres maternales"— hasta que irá recordando y construyendo
bien puede conjugarse con diversas realidades se caracteriza en un espacio en donde no hay otro, ni doble, donde no hay nada
trazar su propio mapa de lectura que se coloca en otros órde- que "indique el r u m b o " y cuya inmensidad no es ajena a la
nes a los que acusan la clausura del Signo y que, por lo demás, connotación religiosa del t í t u l o —sustitución de las oratio— y
en Interlunio no puede solamente generarse mediante el realis- la postración final en el silencio, la "gratia gratis data" que e-
mo ingenuo y sus argumentos "ad oculos", porque hay una merge, tantas veces, cuando reencuentra los signos —sapos,
distancia, unos relieves entre las versiones, los calcos del " v e r " maizales, horneros— donde otra vez, como Interlunio, aparece
y el " o i r " ; conforma puntos, los cuales no representan sino los el encuentro entre los muertos — ¡qué tierra sin aliento!— bal-
continuos que transgreden las posiciones téticas - a h í donde la buceabas —solo produce muertos—, los grandes muertos y los
conciencia, como un punto se superpone a otro punto en una muertos humildes ahora ya no entre Europa y América sino en
unidad de mirada— y que en miniatura —en esa irónica antici- el campo " s a n t o " : lo santo del campo despojado, supone las
pación de Macedonio que decía que el hombre que ame lo señas, las marcas, el desenvolvimiento y cumplimiento de un
" c h i c o " será "hombre m u e r t o " - hace a las líneas de entrada castigo que es necesario descifrar. En Interlunio esa inmensi-
y salida en el Interlunio - e n t r e dos lunas, que divergen del tó- dad resulta imposible de abrazar —ser abrazado por ella, como
pico lugoniano de la pampa como un b i l l a r - y donde, según la en Campo Nuestro, y abrazarla— ya que no hay conversión en-
economía de Girondo, lo estético y lo bello encuentran su tre lo activo y pasivo en ese choque de idiomas extraños a la
"castigo" ya que vienen en alianza con un texto suicida, como lengua del narrador —es lo que dice el extranjero o el mani-
si allí se tendiera a su vez el diálogo con un doble donde van a quí o lo que fuera, son las voces, el dictado de la vacamadre, o

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los ruidos crecientes que imponen suplicio— y en donde lo apa-
rentemente punitivo —el narrador se entera, finalmente, que el
otro ha muerto luego de partir hacia París, en una información
poco creíble— "Recientemente, alguien me enteró de que el es-
pionaje ruso lo hizo fusilar después de encomenarle una misión
en China", casi inverosímil para quien resulta más creíble
-dentro de la verosimilitud del texto— el mechón de pelo o la
dentadura postiza del otro y de modo que todo el saber del
texto del otro se atribuye a la vaca —"Su madre, la vaca, lo co-
nocía bien"—. Lo anterior no es nada nuevo porque aún en
formas menos complejas que la poesía o la pintura —qué decir
de música— el "parecido" nunca obliga a una correspondencia
puntual entre el representante y lo representado —entre dos
conjuntos de signos ya dados—, al punto que en el mapa más
banal o una foto no hay tampoco correspondencia si se parte
del presupuesto de que las proposiciones reflejan los "hechos",
o, de otra manera, que la "verdad" entre las proposiciones, de-
jando de lado los hechos, es pensable y formulable en términos
de adecuación: los llamados pictures que había postulado Witt-
gestein ya interrogaban acerca de qué relación podía haber en-
tre las proposiciones y los hechos y las proposiciones entre sí;
en la crítica literaria habitual, casi siempre, se extraen unas
cuantas proposiciones del t e x t o ) que refieren a un dominio éti-,
co, político, moral, etc.— de donde nace la ilusión de la "reali-
dad" o su complemento, la " f i c c i ó n " negándose entonces la
entrada a la literatura que mucho más que otro sistema —por-
que no es enteramente, por lo demás, un solo sistema— carece
de similitudes estructurales con lo representado, lo que no
quiere decir que no represente —el problema es si hay que bus-
carle un sujeto a lógicas que no caben en la predicación, o, co-
mo Michel Foucault preguntaba, sintomáticamente, sobre Ma-
ttise: Calcomanías, sí ¿pero de qué?—; por lo tanto, es posible
inferir que el tan cacareado tema de lo representativo y lo no
representativo tiene que resolverse —a diferencia de la ciencia
que opera con generalidades al menos desde su constitución
aristotélica— se trata de casos u objetos particulares —por eso
no puede haber ciencia de la literatura— que hay que resolver
en cada texto y en cada segmento. En Interlunio en un nivel
semántico hay implícita una lectura de las lenguas que hay en
la lengua ya que las "voces", los dictámenes, son correlativos al
rechazo del " r u i d o " que el otro no puede oir en la pieza de
arriba, ruidos que trepan por el hueco de la escalera —"De vez
en cuando un portazo, un grito que subía por el hueco de la es-
calera; pero esos ruidos eran discontinuos, me dejaban descan-
sar. Entre uno y otro existían grandes agujeros de silencio y fe-
licidad"—, o al cruce entre el silencio y otras voces, esa otra
lengua a la que se irá desplazando, la guturalización generaliza-
da que se anuncia en Espantapájaros —"gutural, lo más gutural-
mente que se pueda, escribe "al alcance de todos"—; es decir,
en esa suerte de martirio que sufre el personaje de Interlunio
deviene posibilidad poética en otros textos cuando el escritor'
acomete lo " o t r o " no ya como algo sagrado u objeto de fasci-
nación o de horror sino como momento verbal —el "puro no"—
cuyo momento más fuerte es la eyección, la expulsión que ha-
ce danzar las guturales y las vibrantes —"Invitación al vómito"—
donde no se trata de expresar lo emocional de un sujeto, una
persona sino de operar —a diferencia de lo que suele ocurrir y
según su idea rústica del castellano que es a Girondo como fue
para Heine el latín, lenguaje de la "soldadesca"—; así, también,
retrospectivamente es posible leer a Interlunio no solamente
como un texto surcado por voces y ruidos sino también como
el contraste de dos estéticas, en las que el otro representa, en el
texto, a una audición del lenguaje, tanto, que queda a merced
de los ruidos y todo aquello que procede de lo informe; en ese

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aspecto, resulta ajena al "impacto gutural" que ritma esa otra
lengua que va construyendo el autor a través de un trabajo de
la negación que ya no se opone a nada y que atraviesa inéditas
sufijaciones y prefijaciones de las palabras; hay, por lo demás,
un contraste entre la vaca parlante —acongojada ante el hipoté-
tico hijo, hijo de su lengua— y la "abuela" —girondiana— la
que —míticamente— funciona en los Espantapájaros como e-
nunciadora de una estética erotizada, que responde a microa-
contecimientos objeto de silencio para la crítica que se susten-
ta en los grandes temas, y —hoy— de las Grandes Palabras. La
abuela de los Espantapájaros, por el humor, el contraste de
sentidos —un tema cultural aparece para ser devuelto a una ina-
nidad de sentido a través de acumulaciones de objetos heteró-
clitos organizados como "familias disueltas"— invita a una
mutación del superyó cultural —ahí donde lo simbólico coin-
cide con lo social y aparece como mandato a cumplir en fun-
ción de Algo— y a entrar en unas líneas que llamaré de segmen-
tación. . . —invita, pues, a desfoliar la lengua mediante transmi-
graciones y metamorfosis, el paso intensivo y polívoco de un
cuerpo a otro—, " y o me lo paso transmigrando de un cuerpo a
otro, yo no me canso nunca de transmigrar". . . cualquier tan-
gente, cualquier geodésica bastan como punto de partida, corte
con el locus gregario, apertura de lo otro como diferencia no
sublimada en oposición de las viejas garantías, concentraciona-
rias, de lo Mismo, punto imago en donde ya no hay punto ni
imagen según la metamorfosis, lo cual, por cierto, no hemos de
confundir con quienes ven la "vida" en la literatura —confusión
que ha causado estragos— sino en los mapas verbales en donde
se desprenden esos devenires aberrojos, tubérculos, cobayos
hasta un desprendimiento del superyó, que ni siquiera existe
en la Masmédula —nunca, pocas veces se ha ido tan lejos de la
represión de la conciencia en la literatura argentina— o despla-
zar, en cada frase, al superyó monológico que quisiera —al
anudarse a la homología entre lo social y lo simbólico— hablar,
él, en una sola frontera.

En ese aspecto, diríamos, que Girondo piensa que los críti-


cos y los filósofos ya que en él es el lenguaje que piensa en ca-
da una de sus flexiones y rotacismos de su transmigración de
cuerpos, en lo fónico y lo semántico. Según lo anterior habría
que notar que su escritura no puede ser sino percibida como
"delirio" por una ratio dominante trabajada por los contextos
presupuestos; Girondo, a diferencia de Borges —es comprensi-
ble que Borges no lo mencione, ¿qué podría decir de él?— no
sugiere siquiera un pensamiento fundado en la "parodia". Bor-
ges es un poco más, o quizá menos que eso —ya que sus textos
tienen el lugar— de una estructura de origen cuyos potenciales
revierten —la relación entre el hipotético original y la secunda-
riedad de la copia. . . poco se entenderá de Girondo, de otra
manera, si no se tiene en cuenta sus reflexiones atentas a la
pintura contemporánea, a los "fauves" y a los cubistas, cuyas
perspectivas deformadas —no estoy hablando de La Deforma-
ción— y a lo que no serán ajenos los desencuadres de los Es-
pantapájaros y las calcomanías que yuxtapone elementos por
completo divergentes— de ahí el efecto de "ilegibilidad" para
la óptica "natural" de la mirada, es decir, para un código—en
un tratamiento donde solamente a veces lo deformado es gro-
tesco, según la ironía del que contempla la escena ya que otras
la mirada es arrancada de sí por el surgimiento de una huella y
otras usufructúa la analogía —el contexto presupuesto, la con-
vención— del "parecido" para trazar sus líneas ideales, en
ruptura con la mimesis, una mimesis que sería equivalencia,
unidad entre lo que representa y lo representado. . . las meta-
morfosis que reivindican la figura de la hipotiposis rompen

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con la " m a n í a " , por el trazo, la manía consolidada del calco ... Foucault que sustenta a Magritte de un lado y a Klee del otro
son testimonio de una "enfermedad" —o de la salud, no impor- como dos claves en donde surge la pintura moderna —las que,
t a - de un sujeto atento a las desproporciones entre las cosas, o, por otra parte, han sido tomadas en sentido contrario o mera-
mejor, entre los signos —Cada doscientos cuarenta y siete hom- mente ideológico, restituyendo el espacio de representación
bres / trescientos doce curas doscientos noventa y tres solda- del que éste postula salir tal como puede leérselo— o esa doble
dos / pasa una mujer—, escribe en "Calle de las Sierpes", no- apoyatura de Girondo en Lothe y en Chagall —ambos, uno por
tando solamente con ese tratamiento del número— haciendo su innovación y otro por su retorno, mítico sin duda a la na-
un uso insólito de la enumeración, que casi siempre sugiere un turaleza para él parecen figurar esa llaneza, le permiten encon-
propósito didáctico acaso mucho más que con una mención trarla como sucede en Campo N u e s t r o - lo cierto, en primer
explicativa de la atmósfera de esa calle; en cada caso, su escri término, es que los mapas se descalcan unos a otros, proliferan,
bir libera, dispone, planos no perceptibles en los conjuntos urden pleonasmos de colores que traspasan los claroscuros de
completos —allí donde un sujeto pertenece a una colección y modo que entramos a paisajes donde " n o se sabe si es sueño o
solamente a una sola colección— y los altera —aquí la numera- si es solo recuerdo. ¡Es tan real el paisaje que parece f i n g i d o ! "
ción que ni siquiera basta para hacer o conjuntos de esos hom- en el que vuelve a escenificar la oposición —canónica— entre
bres que pasan, el contraste con una "particular máxima" "hay realidad y ficción, o, como puede leerse en otros textos, esa
al menos una mujer", "inexistencia" —como en la serie de los falsa disyunción a causa que predomina el sueño —el trabajo y
enteros— que es la clave quizá de tantísimo desfile— de modo los desplazamientos del sueño— sobre la " m e m o r i a " , no conce-
que excede la lógica de las clases— allí donde cada sujeto co- bida aquí como memoria ideológica, personal o histórica sino
rresponde a un predicado— por enumeraciones humorísticas como lugar de los signos memorativos —reproducción; hay,
que carecen de funcionalidad, más bien desconstruyen las fun- pues, en él un quebrantamiento de la concepción " c r a t í l i c a "
ciones, las percepciones, los modos de ver y de oir con los cua- del lenguaje que postula una concordancia " n a t u r a l " entre pa-
les, una determinada cultura, convencida de su razón de existir; labras y cosas, lo que se expresa con mayor cuantía en la li-
el humor de Girondo, como el de Macedonio Fernández, es mosna de verbo que se coagula la clausura simbólica. Si Witt-
"no consentido", y tanto que solo puede entristecer al orden, genstein ha podido escribir que " l o que toda imagen, de cual-
ya que su punto de partida entrecruza lo que nunca antes ha- quier forma que sea, debe tener en común con la realidad a fin
bía estado conectado y según una mezcla de series divergentes de que pueda representarla —correcta o falsamente— es la for-
heteróclitas en cuanto a los sentidos que vibran hasta esos seg- ma lógica, esto es, la forma de la "realidad", es necesario no-
mentos, parecidos que hacen pensar en los cabrilleos —discre- tar— en cuanto a la homología de las proposiciones que son
tos- de partículas cuánticas en esa " r i s a " que nace y germina idénticas a "hechos" —imágenes calcadas de los mismos— con
en la Masmédula: la lluvia de " n o e s " que es ajena ya tanto a la Susan Langer (Phylosophy of a New Key) que una proposición
negación simple como, a la negación complementaria de la gra- "es una imagen de una estructura, a saber, de un estado de co-
mática habitual y que se genera en rasgos pertinentes de cada sas", de la cual la forma lógica de la sintaxis poética - p o r lla-
segmento. Si Michel Foucault —al interrogarse sobre otras cal- marla así necesariamente difiere, con una exterioridad al modo
comanías— ha podido describir, al referirse a los parecidos y en que los lenguajes ordinarios construyen sus edificios; los
los modelos, diferenciando y oponiendo la pintura de Klee a la "estados de cosas", indisociables de las frases refieren —cuando
de Magritte —"Klee tejía, para poder disponer sus signos plás- la referencia deja de ser un enunciado declarativo, negación
cos, un nuevo espacio. Magritte deja reinar el viejo espacio de simple, denotación o afirmación, signo indicativo— a los esta-
la representación, pero solo en la superficie, pues ya no es más dos de unos cuerpos que abren vías de segmentación —dialec-
que una piedra lisa que porta figuras y palabras: debajo, no tizando el lenguaje ordinario, las palabras de la tribu— como la
hay nada", esta responde a que el último disocia la similitud extraterritorialidad que fulgura en los cruceros y transbordos por
- l a similitud estructural— de la semejanza que aparecían reu- las ciudades europeas, captadas en versiones insólitas —una mi-
nidas cuando la representación unía la semejanza y la afirma- rada ajena al turismo del ver y sacralizar, en las cuales los sími-
ción: "Me parece que Magritte ha disociado la similitud de la les también proliferan perdidos y "pedestres"— o porque no
semejanza y puesto en acción aquélla contra ésta. La semejan- hay una ciudad original, un Modelo de polis, acaso, ésta sea
za tiene un patrón: elemento original que ordena y jerarquiza Buenos Aires haciendo las veces de "aleph cero" "girondiano",
a partir de sí todas las copias cada vez más débiles que se pue- lugar insólito de las transmutaciones para lo europeo y lo hasta
den hacer de él. Parecerse, asemejarse, supone una diferencia entonces determinado como nativo.
primera que prescribe y clasifica. Lo similar se desarrolla en se-
ries que no poseen ni principio ni f i n , que uno puede recorrer
en un sentido o en otro, que no obedecen ninguna jerarquía, Las conexiones que plantea Girondo son multívocas e irre-
sino que se propagan de pequeñas diferencias en pequeñas dife- ductibles para una asociación contractual de una lectura funda-
rencias", Oliverio en sus hipotiposis descalcadas emerge sin da en el Signo, la unidad, imaginaria también, de la representa-
necesidad de ruptura con las figuras —la figura amoris— de la ción y la verosimilitud —el hecho que vengan juntos uno y otro
perspectiva renacentista, entrando y diferenciándose de él, a en la unidad de la referencia y la afirmación—; en el plano de la
nivel pictórico por su gusto de Lothe —el cual ha tratado de designación y la nominación, sus calcomanías y poemas esceni-
eludir tanto el Renacimiento cuanto lo que llamaba "el purga- fican signos que los lógicos han llamado "naturales" y en los
torio barroco", en alusión a la ideología católica— donde las cuales, en Girondo, responden no a una semejanza sino a lo
pequeñas diferencias, los microacontecimientos poéticos, des- que llamaremos, en otra lógica, los puntos imago —la imago
puntan, de pronto, en renovadas hipérboles en una deriva de que traspasa la forma lógica, la semejanza, para no representar-
ciudades en las cuales "las palmeras emergen de los techos / se- se sino a sí misma, desprendida de la instancia mimética— que
mejan arañas fabulosas / colgadas al cielo raso de la noche" en se puede bifurcar en los segmentos —oraciones, textos, relatos,
donde ese desprendimiento de lo similar tiene en él, en sus pri- partículas asignificantes— que siempre en él desplazan a la for-
meras obras, un gusto a celebración orgiástica que suspende la
ma lógica —sintáctica— que calca y reproduce los parecidos:
frase. Dejando de lado la controvertida exposición de Michel
hay una ruptura con el orden que los religa a los signos o a las
proposiciones de facto —en donde, naturalizadas, designación

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y hecho se confunden— y su reconocimiento: el cubismo de fluir el pulso al rojo cosmogozo / y sus vaciados rostros" / y
Girondo permite recordar con Gombrich - A r t and Illusion— el sin cauces / hasta morder la tierra / lo ignoto combo al ver del
tratamiento sinedóquico de la representación que hiciera el cu- ser lo esoso los impactos del pasmo de más cuerda" —sus ritmos
bismo —la curva de un violín o las bocas de las botellas de los encantalorios de varias y casi indiscernibles cesuras, donde la
cuadros de Picasso— los cuales denotan signos icónicos desde la "grama" —instrumento de agrimensura de los antiguos— deja
similitud y de tal forma que el símil "natural" permite la rever- paso a unas voces desfondadas que —podría decirse— hacen
sibilidad, el hacer las cosas tan reales que parecen fingidas; así, eco a ese lugar —irreductible a una topología de un Orden
por ejemplo, desde una figura —la figura Thiery por ejemplo—; —del sujeto— aunque sólo sea legible en sus postnotaciones —a-
por un lado, hay una irónica apelación, casi retórica, un llama- partamiento de contextos presupuestos y apertura de segmen-
do cratílico a la "representación" a la cual se toma "fingida- tos—, en un excursus de cuasirimas internas que germinan a rit-
mente" sin que haya de leerse ni como realidad ni como fic- mo de tambor, prefijaciones y sufijaciones atópicas, apelación
ción, de modo exterior a los contextos —para luego trastocarla al intensivo, la paranomasia y el apóstrofe, sobredeterminados
en una sucesión de "calcos" que no representan sino su propio por ese ritmo —como si lo vocálico no pudiera fricativizar ya lo
proceso de configuración, las operaciones de un "bicroleur" consonántico— que crea otras orejas. . . si Darío según Girondo
que en pintura tiene como objeto el uso yuxtapuesto de los co- entrega el castellano a las Musas, en una restauración de la
lores y que en Girondo, en su escritura privilegiada lo diafórico "música" mediante un viraje oxítono y la puesta al día, con
—la abrupta irrupción de lo desemejante, un perro, entre los pa- distinta suerte, de las viejas métricas —"Hasta Darío no existía
recidos—, los cambios bruscos de la litote en hipérbole; así, un un idioma tan rudo y maloliente como el español," escribe—
calco se descalca y se designa en una súbita terminación, un hay que notar que esta elaboración de esa lengua —sin "gene-
disruptivo apódosis: " Y o dudo que en esta ciudad de falso ral"— es artística un "acontecimiento puro, sin parangón ni re-
sensualismo, existan falos más llamativos, y de una erección ferencia, no sólo en las letras argentinas sino en la dimensión
más precipitada, que la de los badajos de la "campanilla de San del idioma", como señalara Enrique Molina —su prólogo de
Marcos. 1968— donde a la vez "paradójicamente retumba el eco rotun-
do y clásico del idioma", en un libro irrepetible: transmisión
En la Masmédula ya no hay "fantasmas" --ni litote ni hi- de unas excepciones morfológicas y otra fonética. Sin comien-
pérbole— si por ellos se entiende imágenes unívocas y cerradas zo ni fin, esos segmentos no hacen de la recta el camino más
en sí mismas en la identidad de la persona, sino una danza, "re- corto entre dos puntos sino que en continuo bifurcado genera
belión de vocablos" que desjerarquiza —todavía molesta esta sus líneas generatrices —disolviendo las posiciones téticas de la
obra— la construcción y manumisión de la imago como "buena "conciencia"— el principio de identidad y sus correlatos— el
forma" y su captatio identificatoria que se extingue en una superyó que anida, compulsivamente tales significantes a tales
danza de ritmos inéditos hasta entonces en el castellano, ondas significados, la naturaleza / cultura, la conciencia como doble
e impulsus de un "cosmogozo", que no puede resolverse por del inconsciente-, lo que más allá de la etiqueta de "irraciona-
las funciones proposicionales —ese cosmogozo remite a la in- lismo" produce una "disolución de la realidad" —entendida co-
conmensurabilidad, de un escrito que se genera por retroaccio- mo conjunto intercambiable de signos, correlativa a un sujeto
nes—, una multiplicidad atonal de relanzada baritonesis, la cual para el significado— para que, desfondando la lengua, hable un
multiplica las cesuras y explota al máximo —en segmentos con- goce que la "realidad" necesita reprimir para construir sus bi-
formados por miniaturas— las cualidades del acento en el caste- narismos —conciencia / inconsciente / realidad / ficción / na-
llano, en un proceso que va "Hasta morirla" en busca de una turaleza, cultura, individuo / sociedad, etc.—, apoyándose en
inencontrable médula donde hallamos —diría Caroll— las ani- subclases y conjuntos vacíos; una "subánima" escribe el "uno
maculae tras descenso: "cada vena del sueño del eco de la san- total cero plenicorrupto apenas con sentido" en un nuevo en-
gre / las somnilocuas noches del alto croar celeste que / nos cuentro entre animus y ánima como si una "inexistencia" fun-
animabisma el soliloquio vértigo / cuando adhiere sin costas al dara la rotación de los segmentos.

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CESAR AIRA
v e r d a d que s i m u l a b a p e d i r G i r o n d o c o n la p r e g u n t a estaba o p a c a d a des-
de a n t e s , p o r t o d a su puesta en escena, t a n larga y c o m p l i c a d a q u e p o r
m o m e n t o s parece e x c e d e r p o r t o d o s lados al l i b r o . La a n é c d o t a y el l i -

había una vez...


b r o están u n i d o s por u n o de sus o r o p e l e s e s c e n o g r á f i c o s : la a n g u s t i a .
I m p l í c i t a en el l i b r o , e x p l í c i t a en la cabeza e n s a n g r e n t a d a q u e sale a
m i r a r a los ojos a los i n v i t a d o s . La a n g u s t i a es, según los a u t o r e s , o b i e n

(fragmento)
la i m p o s i b i l i d a d de D i o s de p r e g u n t a r s e p o r sí m i s m o , o b i e n el S i g n i f i -
c a d o que se ha q u e d a d o sin S i g n i f i c a n t e : es lo m i s m o , y de t o d o s m o -
d o s carece de la m e n o r i m p o r t a n c i a . Las palabras se d e s p l a z a r o n , h u y e -
r o n , y n o q u e d a más q u e el s e n t i d o . Se s u p o n e q u e eso es la a n g u s t i a , y
a veces u n o d e b e r í a angustiarse p o r e l l a , o s i m u l a r l o . La Masmédula es
la a n g u s t i a , a q u í las palabras h u y e r o n de las palabras y los s i g n i f i c a d o s
h a n q u e d a d o d e s n u d o s , m i r a n d o a los o j o s a n u e s t r o s s i g n i f i c a d o s , p o r
La h i s t o r i a en c u e s t i ó n es la s i g u i e n t e : O l i v e r i o y su esposa, m u y a f i - l o t a n t o i n n o m b r a b l e s . La a n g u s t i a se f o r m u l a d i c i e n d o si eso era b u e n o
cionados a las fiestas, d i e r o n u n a para q u e él se d e s p i d i e r a de sus a m i - y v a l í a la p e n a . ¿O n o era b u e n o n i v a l í a la p e n a ? La a n g u s t i a en f o r m a
gos, ya m u y e n f e r m o . A la m a d r u g a d a , c u a n d o los i n v i t a d o s se m a r c h a - de d u d a , el b o t ó n en f o r m a de o j a l ; h a b l a n d o , b a l b u c e a n d o c u a n d o n o
ban, G i r o n d o los d e t e n í a en la p u e r t a y les p r e g u n t a b a , c o n f i d e n c i a l - d e b í a ; a p o s t a b a la v i d a c o n t r a ese l i b r o .
mente y c o n el m a y o r i n t e r é s : ¿Qué tal es La Masmédula? Se s u p o n e
que quería la v e r d a d , la v e r d a d ú l t i m a y d e f i n i t i v a . C u a n d o t o d a s las pa- ¿Pero p o r qué hacer u n a a p u e s t a , en lugar de n o hacerla? ¿Para t e -
labras m o r í a n . . . A l m i s m o t i e m p o , d e b í a de saber b i e n que p o n í a a los
ner a n g u s t i a ? ¡Qué v a ! T o d o s los s e n t i m i e n t o s m e t a f í s i c o s son hojaras-
interrogados en la p o s i c i ó n más i n c ó m o d a . La escena revela a u n n a r r a -
c a , los b i l l e t e s c o n los q u e se paga la l i t e r a t u r a , y y a sabemos l o q u e vale
dor h á b i l , m u c h o más que el de I n t e r l u n i o , p o r q u e en los c u e n t o s (y es-
la p l a t a - a u n q u e G i r o n d o , es c i e r t o , d i s f r u t ó de la belle e p o q u e del d i -
te i n t e r c a m b i o era su p r o p i o c u e n t o a n t i c i p a d o ) lo que i m p o r t a es p o -
n e r o . La d u d a , la a n g u s t i a , la a g o n í a , son e l e m e n t o s r a d i c a l m e n t e ajenos
nerse en la b u e n a p o s i c i ó n sádica; p o r lo p r o n t o , crear u n a m u l t i p l i c i -
a la l i t e r a t u r a , q u e es u n a a c t i c i d a d h e d ó n i c a de o r i g e n e p i c ú r e o y a n t i -
dad: los i n v i t a d o s de G i r o n d o son c o m o las esposas de H a r ú n - a l - R a s h i d
p r o d u c t i v o . La a n g u s t i a t i e n e lugar p o r u n a s u p e r p r o d u c c i ó n de s e n t i d o
o las conquistas de D o n J u a n , l o ú n i c o que se les exige es que pasen de a
(el s e n t i d o d e s b o r d a las p a l a b r a s , el agua alusiva p u d r e t o d o ) , la a n g u s t i a
uno. Por s u p u e s t o , f a l t a b a u n o : el que h u b i e r a p o d i d o decir la v e r d a d
imposible. G i r o n d o se las a r r e g l ó c o n los " c a d a u n o " q u e fue a p a r t a n d o , se s u s t e n t a en la p r o d u c c i ó n c o m o u n a s o m b r a en u n c u e r p o . La l i t e r a -
en lo más s o m b r í o del f i n a l de u n a fiesta s i n i e s t r a y o b v i a m e n t e a l c o h o - t u r a , m o d o de v i d a c o n t r a r i o a la p r o d u c c i ó n , se m u e v e en o t r a ó r b i t a .
lizada. Se h a b r í a n e c e s i t a d o m u c h o o d i o para d e c i r l e q u e el l i b r o era
" m a l o " , y en el país de los b u e n o s m o d a l e s , d o n d e las a n é c d o t a s se N o . La a n g u s t i a a q u í es p u r o papel p i n t a d o . De la a n g u s t i a d e d u c i -
ocultan c e l o s a m e n t e de los o í d o s del p ú b l i c o , la p o s i b i l i d a d es r e m o t a . m o s la a p u e s t a , y la f u n c i ó n de la a p u e s t a es crear el m i e d o , q u e es lo
Aunque e x i s t í a , para el q u e seguía o p r e c e d í a a o t r o i n t e r r o g a d o . Y ú n i c o que i m p o r t a y vuelve a t o d o lo demás c i r c u n s t a n c i a t e a t r a l , mas-
habrían p o d i d o serlo? Si el a u t o r en p e r s o n a n o estaba s e g u r o , al f i n de c a r a d a . El m i e d o es i n m e n s o , es la c l a v e , el o r o q u e respalda t o d a s nues-
cuentas, ¿ q u i é n g a r a n t i z a b a que esos b a l b u c e o s , esos y o l l e o s y l u b i d u - tras p a n t o m i m a s , y b i e n p o d r í a decirse ( c o m o se ha d i c h o ) que es " l a
lias no f u e r a n el más g r a n d í s i m o d e s a t i n o de u n e b r i o , u n l a m e n t a b l e ú n i c a p a s i ó n " en la v i d a de los e s c r i t o r e s . G r a n d e s f i n g i d o r e s de t o d o lo
error de c á l c u l o p o r el que a h o r a d e b í a n d e c i r u n a m e n t i r i t a b l a n c a c o n d e m á s , p e r o n o del m i e d o , q u e es t o d o f i c c i ó n , del d e r e c h o y del revés,
la que r e c o m p e n s a r t a n t a b u e n a h o s p i t a l i d a d festiva? ¿ Y si, p o r el c o n - los artistas son s i e m p r e artistas del m i e d o , artistas a su s e r v i c i o , i n v e n t o -
trario, no era u n a m e n t i r a ? ¿Si ese c o n d e n a d o l i b r o r e s u l t a b a ser u n a res de m i e d o p o r los c a m i n o s más t o r t u o s o s . El arte t o m a c u e r p o gracias
obra maestra, i m p e r e c e d e r a ? ¡ C u á n t o más r i d i c u l a era e n t o n c e s su p o - al m i e d o , sin el cual es u n p a s a t i e m p o . (Casi s i e m p r e es u n p a s a t i e m p o . )
sición por n o saber si m e n t í a n o d e c í a n la v e r d a d ! N i s i q u i e r a la since- El m i e d o es la p i e d r a de t o q u e del arte g e n u i n o . Y t e m e , p r e c i s a m e n t e ,
ridad p o d í a salvarlos, la í n d o l e del j u e g o e x c e p t u a b a las i n t e n c i o n e s . p o r l o g e n u i n o de su ser. - C o n l o que a r r a s t r a al t e m e r o s o a un c a l l e j ó n
Quizás. . . no t e n í a t a n t a i m p o r t a n c i a , y l o ú n i c o que c o n t a b a era res- de r a z o n a m i e n t o s a n t i c u a d o s sobre el Ser y la V e r d a d , y el f e e d b a c k es
ponder a l g o , c u a l q u i e r c o s a , c o m o p a r a , p r e c i s a m e n t e , i n a u g u r a r una c o m p l e t o . . . u n o t i e n e la c e r t i d u m b r e de haberse v u e l t o i m b é c i l , la l i t e -
de esas series vanas, "sé que él sabe q u e y o sé. . . " u n a catálisis i n f i n i t a r a t u r a se disuelve c o m o h u m o en el a i r e . . . la c a t á s t r o f e se c o m p l e t a . . .
para postergar la m u e r t e . ¡nos a m p u t a n ! De i n m e d i a t o : s o m o s u n o s v i e j e c i t o s n e c i o s , y nos m o -
rimos.

Pues b i e n , la a n é c d o t a es n u e s t r o t r a b a j o , y a v e r e m o s p o r q u é . Para
empezar, no d e b e m o s p r e g u n t a r n o s p o r el m o t i v o de la d u d a que h a b r í a
sentido G i r o n d o a ú l t i m o m o m e n t o , s i n o p o r su f u n c i ó n en el sistema-
G i r o n d o . En e f e c t o , ¿ p o r q u é m o t i v o s u n e s c r i t o r p o d r í a d u d a r o n o de
ARTURO CARRERA
la i n m o r t a l i d a d de su o b r a ? N o hay más que m o t i v o s b a j a m e n t e n a r c i -
sísticos, en los que el n a r c i s i s m o n o se ha i n c o r p o r a d o al d i s p o s i t i v o l i -
terario. Y G i r o n d o , p o d e m o s p a r t i r de a h í , n o t e n í a m o t i v o s , n o d u d a b a
por gusto p s i c o l ó g i c o . Si h e m o s de p o n e r l e a la a n é c d o t a el t í t u l o de
oliveria potestad
"La duda f i n a l . . . " , t e n d r e m o s que hacer t a n t o de la " d u d a " c o m o del
epíteto e l e m e n t o s f l a g r a n t e s de u n a m á q u i n a . La f u n c i ó n de la d u d a fue
"hacer algo m á s " c o n la Masmédula, d a r l e u n t o q u e e x t r a , quizás sugerir
un proceso i n t e r m i n a b l e de apuestas sucesivas. Por v o l á t i l que p u d i e r a
parecer, sobre t o d o en u n país sin f i l o l o g í a , la a n é c d o t a p o d í a c o l a b o r a r
en la acción i n f i n i t a de la p o e s í a : hacer u n a c o s a ; hacer algo m á s ; hacer
algo más. . . De m o d o que a h í e s t a b a , el v i e j o H a m l e t a g o n i z a n t e y su Las dos s o m o s malas m a d r e s : las 2 c o m o u n a i l u s i ó n
duda. G i r o n d o h a b í a c u l t i v a d o desde s i e m p r e la i m a g e n del a r t i s t a n o c - que en los pagos de G ü i r a l d e s se c o n d e n a : u n e n a n o
turno —aunque más n o f u e r a p o r la t r i v i a l r a z ó n de q u e p r e f e r í a la n o - de c i r c o escribe c o n la a t r a c c i ó n del p i e i z q u i e r d o
che al d í a . De a h í a " a r r o j a r s e d e s p i a d a d a m e n t e de la s o c i e d a d " n o hay
y eso te r e p u g n a , p a p á : Eso cae del a s e r r í n a la ca-
más que un paso, u n paso i m a g i n a r i o . Basta c o n i n v e n t a r u n t r a b a j o q u e
b e c i t a que r o t a en el s o n a j e r o : N o r a se ríe y Olga
no aporte l u z . " E l h o m b r e es esta n o c h e , esta N a d a v a c í a q u e c o n t i e n e
s o n r i e n d o está: la c a r p a , la l o n a d o r a d a del c r á n e o
todo en su s i m p l i c i d a d i n d i v i s a . . . A q u í surgió b r u s c a m e n t e una cabeza
f o f o , el t u f o a r l e q u i n a d o del o r í n en q u e las l e n t e -
ensangrentada; a l l í o t r a a p a r i c i ó n b l a n c a ; y desaparecen n o m e n o s b r u s -
juelas s a l t a n : y ellas b e l l í s i m a s te c o n f o r m a n y a-
camente. Es la n o c h e q u e se p e r c i b e si se m i r a a u n h o m b r e a los o j o s ; se
p l a c a n c o n sus soleras de e s c o t a d o v e r a n o , c o n sus
sumergen e n t o n c e s sus m i r a d a s en u n a n o c h e q u e se vuelve h o r r i b l e : es
capelinas de t a f e t á n : m i r a , m i r a , O l i v e r i o , c ó m o es-
la noche del m u n d o la q u e se nos p r e s e n t a e n t o n c e s . " (Hegel) La luz de
c r i b e el e n a n i t o c o n el i z q u i e r d o pie

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m i c r o n e s q u e cegaban y los m a p a s c r i o f í l i c o s c o n sus
t e t i l l a s c a p i t o l i a s p a r a el c a l c o s e c r e t o . N o t i e n e m a -

n o s ese e n a n o , p a p á . . . P a p á . E n t i . T ú . V o s . Y o d e b í
Dama ridícula
n o a d e c u a r m e a t u s p o d o l o g í a s regias; n i t ú a las
M a s m é d u l a , sí a m i g o : en la e s c o l l e r a G r u s c h e n k a se
m í a s . Por el p e s o , la g r a v e d a d i n ú t i l , la ligereza d e es-
l a m e n t a b a así
tas o v í l i c a s s u p e r f i c i e s o s c u r a s . P o r el a m o r . P o r la l o -
c u r a . P o r el h i m e n . Por el t e a t r o . P o r la i n s o p o r t a b l e
El h i j o
f e l i c i d a d b i s e x u a l . El clavel c i n e r a r i o d e los g n ó s t i c o s .
c o n s u e l a al p a d r e .
L o s n i ñ o s r o b u s t o s q u e a r a ñ á b a m o s en t u salita d e
I n d i c a el r e c o r r i d o d e su silabeo f ú n e b r e ,
t é . T e e s p e r a b a . E s p e r a b a t u d o r m i d a llegada en el
serpentina cinérea:
a n d é n , j u n t o a las g a l l i n a s . J u n t o al c h i r r i d o m e t á l i c o
Aquí
d e las p i z a r r a s e n el p a l a c i o del f e r r o c a r r i l . Esos a p l a u -
Aquí
sos y esas j u s t a s c a m p a n a d a s del j e f e era y o . Esa i n -
E n este n i c h o l l o r a r á s .
t e r m i t e n c i a en la l e j a n í a . Esa señal de g r i l l o e s t e n t ó -
r e o era y o . Esa f i e s t a de é l i t r o s j u n t o al h u e v o p o d r i -
A q u í la l l u v i a t e r o b a r á
Ese c a m p o e n q u e las letras d o y la t i z a l e v e m e n t e a z u c a r a d a era y o .
P e n a n , p o r v o s , Papá

U n e s q u e l e t o de e n a n o . U n o s a r i o d e e n a n o s y e n a -
. . . p a d r e f a n t a s m a q u e c a n t a p o r e x c e s o s . Q u e sale nas q u e e s c r i b i e r o n c o n el p i e . N o la carne d e l o p e -
al a i r e p u r o a c o n s t a t a r del t i e m p o sus m e n s u r a s q u e ñ o sino escuchar n o m b r a r t e . Los n o m b r e s c o m o
e x q u i s i t a s . V i g i l a el l u g a r : " n u e s t r o " l u g a r . El s i - h u e s i t o s d e la m a n o a m u r a d a d e l l u s i a en la casa de
t i o n e b l i n o s o d e las t é c n i c a s e x t i n g u i d a s . Señala e x - los C a r a m a s o c h : el h u e c o q u e d e j ó la l e n g u a al r e t i -
c r e m e n t o : el c o n c e p t i s m o e x a l t a d o d e u n c ó d i c e i n - rarse p u d r i e n d o en su p r o p i o s e n t i d o . C o n l o s huesos
q u i s i d o r : cada v e r d a d e r a h i s t o r i a d e u n p a d r e q u e la p o s t u r a en v a c í o q u e a d o p t a r í a u n a m u j e r en su
d i r i g i ó b u l l i c i o s a m e n t e u n c u e r p o c o n t i n u o —feroz fosa c o t i d i a n a . Después de n a c e r . Después d e h a b e r
— u n a e n e r g í a y u n a v i o l e n c i a del d o l o r . Y u n v o l a d o c o n sus n i ñ o s en el l a b e r i n t o sin l í m i t e s de la
d o l o r — g r a c i o s a m e n t e h u m a n o , b o r r a d o de la j a c - h i s t e r i a p e t r i f i c a d a . Las f o r m a s huesas. Las enanas
t a n c i a c a c o f ó n i c a el j ú b i l o del c e n s o r h i d r á u l i c a s en las riberas g l o s o l á l i c a s . L a M a y o r . . .
y la M e n o r a t i s b a n d o en el c e n t e l l o g r a m a la l l u v i a
n o , la g a r ú a d e la h i s t e r i a . El t a m i z . La b r e v e , t a r -
t a m u d a l o c u r a de s i l e n c i o . L a m ú s i c a e n v a r a d a d e
m i s c a c o f o n í a s . Y el b u l l i c i o de l o q u e a m a c o m o ú -
n i c a v í a áurea en el c o l é d o c o del t i g r e : b i l i s para el
. . . e n a n o a p a r e c i d o en la e s p u m a c o n p i e r n a s d e A - q u e h u y e del p a d r e y del h i j o .
f r o d i t a : p e r o l o s d e d o s : el d o r a d o más d o r a d o del p i e A c o s t a de m i p r o p i o o r g u l l o m i deseo se d e s n u t r e y
q u e n o se b o r r a en el a g u a i n t r i g a n t e del a l b a del la m u e r t e va e n m i busca c o n las agallas h e n c h i d a s ,
t e s o r o : ¿ c ó m o s o s t e n í a el l á p i z l u c í f e r o y e s c r i b í a rojas
a c o m p a s a n d o e n v u e l o s t e r c o s el v o z a r r ó n d e u n a
m o s c a ? F a l t a b a ese f i l o del p i e en la c o m i s u r a d e u -
nos m e n o r e s , e n t i n t a d o s l a b i o s : y el s i l e n c i o s o p a -
raíso h i s t ó r i c o d e n o e x h i b i r s e al p i n t a r : p u l g ó n : N a d i e q u e h a b l a . N i s i q u i e r a el V i e j o O l i v e r i o en u -
r o y e n d o d e la espiga el s e n t i d o a n t e s d e l e e r : las na l e n g u a e x t r a n j e r a . N i s i q u i e r a g u a r d á n d o m e en o -
p a l a b r a s c u c h a r a a c u c h a r a c o n t r a la b o c a del p a d r e t r o m i l e n g u a p a t e r n a q u e n o pasará p o r m í .
d e s d e n t a d o : n o sin dientes,
p e r o era u n ángel e n a n o Son niños que miran
y e s t a l l a b a e n el t i f ó n Son niños suspendidos y divididos
del t i g r e
N i ñ o s a g u j a en el p a j a r de los n a c i m i e n t o s
o j i l l o s , o c e l o s , rayas
S o n aes y oes l e v e m e n t e d i s p u e s t a s a e n r e d a r nues-
tras z u m b a n t e s m i r a d a s : y a n e g a r , " i d e a s " , " j u g u e -
t e s " , " a r t e f a c t o s " del p a d r e :
la t r o m b a del e n a n o ¿ C u á n t o s p u d o h a b e r en
p a p á , d o s p o m p a s , y el g a t o s e c r e t o ? ¿ C u á n t o s mudos, c o n la a l a r m a atascada?
sostiene una en la c o l a ¿ C u á n t o s sin e s p l e n d e r en la o p a c i d a d indecisa de
y o t r a en la h ú m e d a n a r i z . . . . u n a r e p e t i c i ó n a b s t r u s a —sin n o m b r e ? ¿ C u á n t o s sin
d e c i d i r s e a ser: res, r e s i d u o , resaca, resina p a r a las g o -
teras i n f i n i t a s del p a n a l ?

A n h e l o esa p a y a s a d a f ú n e b r e en el p o r t a z o de u n sue- — ¿Cuál e r a , a n t e s del n a c i m i e n t o , la p r o b a b i l i d a d de


ñ o : n o saber e s c r i b i r y e s c r i b i r c o m o u n e n a n o . A l l í que m i padre huyera?
y o m e r e c o c i j a b a l o c a m e n t e c o n l o q u e vos q u e r í a s —Pero n o e x i s t í a el a m o r . E r a m o s las mesuras i m p e r -
q u e y o v i e r a y s i n t i e r a c o m o b u c e a n d o desde v o s , p a - f e c t a s , m e n o s m é d u l a s m e d u s a r i a s de e s c r i t u r a : . . .los
p á . E n m í estaban los t e l e s c o p i o s e r ó g e n o s y las l u - p e q u e ñ o s t o r p e s pies y . . . las m a n o s n o i n v e n t a d a s
pas r o m a n a s . T o d o s los m i c r o s c o p i o s griegos c o n sus todavía. . .

48
EMETERIO CERRO C o m o decía
egofluído
era el é t e r vago que en L e i p z i g g r a n d i o s o su f u g a al c o n t r a p u n t o d i o

la melodía en Bach su v i d a e c o c i d a q u e i n c r e í b l e e n u n a l m a p u r i t a n a del


e n d i a b l a d o desliz l e t r a e r g o n a d a q u e b u l l e n d o escapa de v o z e n v o z

don oliverio
en el p l e s p a c i o
L o s s o n i d o s p i e r d e n su lugar su p r e e m i n e n c i a e n i d o
c u a n d o la f u g a p r o t e s t a n t e aspira al s o n i d o d i v i n o ira
sin n e x o a n e x o al é x o d o m a n s i l l a n d o la santa t o n a l i d a d Bach i n c u r s i o
n ó al nubífago
s u e ñ o de A p o l i n a r i o
p a r i a l a p s u s de e x i l i o a l e a t o r i e d a d del s o n i d o c o n t i n u o d e a b i s m o a l l í
d o n d e irán los sabios
e n el n o e s p a c i o
H e m o s h a b l a d o de O l i v e r i o G i r o n d o .
Berlioz verrugosa o r q u e s t a e m a n c i p a b a su a r m o n í a e s c a r l a t a . L a melo
día excedida p a s i ó n b e l c a n t i s t a , v o l u p t u o s a e i n f i e l a b r a z ó las huestes
realistas a c i d u l a n d o ese d e l i r i o i n f a t u o d o n d e u n a m u s a p a s t ó m ú s i c a . c o m o decía
La a r m o n í a a b r a z a d a p o r el r a c i o n a l i s m o h i z o de F r a n c i a u n a isla, u n W a g n e r d r a m a la m ú s i c a m a r a v i l l o s a m e n t e su m a r c i a l m a r m a l q u i s t a d e
estero preciosista q u e el m a g r o Sena d e r r o c h ó a los m a r e s . E n el Rá e r r a n t e m a r e a los héroes m a r s u p i a l e s del N i b e l u n g o . . . e n el d r a m a m u
meau g l o r i o s o p i m p o l l a r o n los t o n o s y sus e x u l t a n t e s t r a s a l p i n o s des sical el a r t e s u p r e m o a l c a n z a l o i n d e c i b l e la f r e n é t i c a i m p o s i b i l i d a d d e
tonos. Hecha la m e l o d í a asada en d u l c e a r m o n í a su t o d o f u e r i t m o de d e c i r . . . y a los a n t i g u o s h a b í a a d o r a d o el c a n t o de las palabras mas la
gran algarabía. p a l e t a w a g n e r i a n a sus t í m b r i c o s hallazgos " e x p r e s a r á n " la i n e x i s t e n c i a
Berlioz espática p a l e t a d e s t r o z a el c a n c a n , c l á s i c o . C e r b e r o desde la d e u n a r i m a p o r l o t a n t o de t o d a v o z . . . el d r a m a d e m o s t r a r á q u e la
Viena m o r d a z hasta la V e r s a l l e s e s p e c u l a r . B e r l i o z espástica p a l e t a des vieja a n t í t e s i s p a l a b r a m ú s i c a es e m p o r i o del a v e j e n t a d o r e a l i s m o . . . n o
troza el m o n o l í t i c o m e l o d i s m o de la frase i m p e r i a l , g a l a n t e d e i d i o t i s d i g a m o s m á s q u e la p a l a b r a es m ú s i c a s e r m ó n para a n c i a n o s d i g a m o s
mo. Berlioz espástica p a l e t a d e s c u b r e el t i m b r e , el g r i t o sustancial de las q u e n o h a y p a l a b r a s ó l o la b a t a l l a d o r a p a s i ó n d e T r i s t á n d o n d e el signi
melodías, el r e i n a d o m e m o r i a l del s i n s e n t i d o . B e r l i o z d e s c u b r e el d r a m a f i c a n t e , m a l a p a l a b r a ; c o n j u r o al p s i c o a n á l i s i s , e y a c u l a , q u i é n ? . . . n o
embebido del i n f o r t u n i o d e la p a l a b r a . d i g a m o s q u e el " g r a n o d e la v o z " b a r t e s i a n i s m o s a l a m b i c a n n u e s t r o " e s
Hemos h a b l a d o d e O l i v e r i o G i r o n d o . p r i t " . . . digamos que no hay a c c i ó n , que n o hay m e l o d í a posible, que
h a y u n i r r e v e r e n t e o c i o , d e i d a d de o l í m p i c o s d o n d e en u n a l a r g a d o so
como decía n i d o u n largo r e t o r n a r u n i r r e m e d i a b l e r e p e t i r F r o i d e s u n i m p o s i b l e m o
Cleopatra se casó c o n d o s h e r m a n o s . P u n t o . . . " C a m p a n a s , R e p i q u e t e o n o l o g a r u n t i e m p o del p u r o d e l i n q u i r . . . q u é ? d r a m a m u s i c a l es d e c i r t o
de campanas. . . " C l e o p a t r a c o m o V e n u s s e d u j o . P u n t o . P a r i e r o n t o d a s p a t u m b a s : te t a t o y t o p o t u m b o y t e a r p o y l i b o y l i b o t u h a l o , p e r d ó
juntas a H e r o d e s el G r a n d e . P u n t o . Este P u n t o . El g r a n d e . Y c o m o de n a n o s del v e r s o n o n o s hagas caer en la g r a m á t i c a l í b r a n o s del Poeta
cía la frase se h i z o p a l a f r e n e r a de grandes p e n s a d o r e s . Y c o m o d e c í a la H e m o s h a b l a d o d e Oliverio G i r o n d o
frase enseñó a p r e n d i ó m o s t r ó m o r d i ó el u n i v e r s o . C o m a , la frase se h i z o
coma para agregar, e x p l i c a r , m e r o d e a r , se h i z o a u t ó n o m a de G r a n d e s c o m o decía
repetidores, c o m a , P u n t o c o m a y p u n t o d i j o en el a t r i o . . . " l a iglesia se Beckett en toco tres c o l o r e s se d e s c o m p o n e la i n e x i s
refriega para q u e n o se le d e r r i t a n l o s o j o s y los b r a z o s . . . " L a Frase se tencia, nada, toco poros antes y t o d o . Q u e la t r i l o g í a es d i v i n a ,
hizo c o m o y p u n t o m o r t a j e r a d e r e a l i d a d e s . A cada p a l a b r a esta p a l a b r a , p r o b l e m a de amarras c i e g o s , e n p o c o s t i e m p o s v i b r a la len
coma, u n s u d o r la c o r t e j a . L a frase se h i z o c o m a a p u n t o u n a p a l a b r a de gua mas ler calas toco d o m u g e la v a c a .
vota de n a t u r a l i d a d . Y a e s t á . Y a está. L a V e r d a d . A s í p i a f a r o n i m p r e s i o
nados los s i m b o l i s t a s b i e n t a i m a d o s n u n c a t i r a r o n los d a d o s . L a frase se . . . " A c o r d e de l u n a sin p i y a m a s . . . " p o r D e b u s s y .
hizo luego s i g n i f i c a d o p r o c l a m a d e s a b i o s . L a frase d i j o p o r esta, c o m a , . . . " P r o s t i t u i r los c r e p ú s c u l o s . . . " g l o r i a de L u g o n e s .
por esta, c o m o , p o r e s t a , c o m e d . P u n t o a p u n t o la frase s a n g r ó n o v e l a , . . . " E l c e p o t e d i o " del b u e n A l m a f u e r t e .
coma, c u e n t o , c o m o , p o r e s t a , p o e t a . L a frase c o m o C l e o p a t r a o v a c i o n ó . . . " c o m o Perdiz a la c r e m a . . . " se a h o g a A l f o n s i n a .
la Poeta. . . " H a s t a D a r í o n o e x i s t í a u n i d i o m a t a n r u d o y m a l o l i e n t e J i b o s o g i r ó n o r o n d o a púas h o n d a la P a m p a e n D o n O l i v e r i o .
como el e s p a ñ o l . . . " La p o e t a es p a s i ó n . La p o e t a es t r a v e s u r a d e . . . "
fantasmas e n z a p a t i l l a s . . . " Pitágoras y P l a t ó n e m i g r a n d o su Isis e n g l u t í
en la n o c i ó n . C l a r o , c o m a , la frase agregó su c l a r o . E n t o n c e s f u e b u b o
de buenas a c c i o n e s . Osiris de suave m o r d i s c o . P u n t o j u n t o a s e g ú n , la
frase p a r i ó a s e g ú n , c o m a , y e n t o n c e s es p u r a d i v i n i d a d del E n t e n d i m i e n A.E.G.
to procaz, la e s t i r p e de A l í . A s í la p o e t a h i j a m e n o r de la Frase. L a p o e
ta baba c u a n d o la Frase p u s t u l a R a z ó n . H e m o s h a b l a d o de l o q u e n o es
Oliverio G i r o n d o .
carta a
como decía
" . . . A b a n d o n é las c a r a m b o l a s p o r el c a l a m b u r . . . " M a r í a Calas vestal y
Medea n u p c i a f l e m á t i c a e n j a e t ó al m u n d o la b u c é f a l a s í l a b a a m a n t e de
oliverio girondo
lo I m p o s i b l e su c a n t o su gestual p a l a b r a su m á g i c a p r o n u n c i a c i ó n aven
ta con i r r e v e r e n c i a la r i d i c u l e z i m p o n d e r a b l e de u n a h i s t o r i a a b a l e a n d o París, a g o s t o de 1 9 4 8
palabras a b a r i t o n a d a s i n f l e c c i o n e s d o n d e el c o l o r b r i n d a al s e n t i d o su es
túpida risa las prosas certeras del más d e c a n t a d o o l i g o f r e n i s m o L u c í a s Señor G i r o n d o :
Violetas N o r m a s c o m o d e c i r G u e r m a n t e s B o v a r y s Y o u c e n a r s c o m o de
cir frases Calas las v o m i t a c o n i r r e v e r e n t e d i c c i ó n las r e g u r g i t a hacia el M i e n t r a s esperaba en el d e s p a c h o d e F r a n c i s M i o m a n d r e q u e éste m e
destino Real de a q u e l m o n a g u e n s e sin ser p r í n c i p e f u e A p o l i n a r i o Calas a t e n d i e r a , m e puse a o j e a r u n l i b r o . " C a m p o n u e s t r o " . V i p o r p r i m e r a
de haber t e n i d o e n sus m a n o s n u e s t r o s a n t o M a t r e r o c o m o d e c i r los Fa vez su l e t r a g r a n d e y a n g u l o s a . S u e x p r e s i ó n a j u s t a d a , a u d a z m e n t e m e t a -
cundos A m a l i o s M u j i c a s M i g r é s P u i g i r r i s O r o z c o s p i z de las M é d u l a s h o f ó r i c a : " P a r a F r a n c i s M i o m a n d r e —al p o e t a y al a m i g o — este t r o t e p o r
menaje Calas h u b i e r a d e s d i c h o la s u b l i m e r i d i c u l e z del p r o l a p s o c a n t a n n u e s t r a l l a n u r a casi m a r í t i m a , c o n los b r a z o s a b i e r t o s . O l i v e r i o G i r o n d o .
te. . . " l o s m a d r i g a l e s p o r los m a m b o r e t á s . . . " P a r í s , 2 9 - 7 - 4 7 . " Casi m a r í t i m a . C o n los b r a z o s a b i e r t o s . A l g u n a vez y o
Hemos h a b l a d o de O l i v e r i o G i r o n d o . soñé q u e u s t e d m e esperara a s í : c o n los b r a z o s a b i e r t o s .

49
Nos conocimos en Sevilla, en la primavera de 1919. V i n o invitado me. . . Nunca fui tan joven como en aquella tarde, jamás tan sevillana
por Eugenio Montes y Rivas Panedas. Querían que usted participara en c o m o en aquel día: por negarle a usted el espectáculo de mi r u b o r , me
una aventura nacida el año anterior. La aventura era la poesía, el espa- convertí en mantilla y peineta. Me recobré al t i e m p o que Juanito Bel-
cio de esa aventura se llamaba " G r e c i a " , ambiciosa revista donde la j u - m o n t e iniciaba el paseíllo. A q u í hay un paréntesis en nuestra relación,
ventud andaluza pretendía cambiar el m u n d o . . . La Primera Guerra es- lo siento. Seguí la faena excitada, olvidándome de usted. Vibraban al
taba demasiado cerca y las consecuencias más palpables eran un deseo unísono el tendido de sol y el tendido de sombra. Y en el ú l t i m o instan-
de cambio en todos los órdenes y la lección —mal aprendida— de evitar t e , en ese instante sublime en el que el vigor y la vulnerabilidad de un
otra guerra. El primero se c u m p l i ó , digamos en parte. De lo o t r o , ya ve tero de casta se encuentran frente a frente en una mancha de sangre,
usted. . . busqué sus ojos para compartir ese segundo apasionado y me encontré
con su. . . sarcasmo. Ni una miaja de arrebato. Usted miraba escéptica-
Pero y o quiero hablarle de su j u v e n t u d y de la m í a . De su llegada t u - mente porque no podía creer que eso " t a n real no fuera f i n g i d o " .
ve noticia a través de la hermana de Rafael Cansinos Assens. Nos hici-
mos amigas a causa de la revista. Mi hermano también colaboraba en Casi no escribía usted en aquella época. No llegó a publicar nada en
ella. Un día nos pidieron que fuéramos a los Almacenes " A l g a r í n " a ' G r e c i a " y mi hermano, y algunos contertulios más, comentaban que
ofrecerles un anuncio publicitario para poder sufragar en parte los gas- sabía usted sustraerse con elegancia del i n f l u j o del " U l t r a " sevillano. Es-
tos. Y allí f u i m o s . Estaba en la calle Lineros, 1 . Don Manuel, el propie- taba más en la línea que venía del o t r o lado de los Pirineos.
t a r i o , se negó en r o t u n d o al p r i n c i p i o . " N o le pidáis peras al o l m o . NI a
m í t a m p o c o . " , fue la respuesta. Pero si usted llegó a conocer el carácter Partió usted de Sevilla una tibia mañana de invierno. Para m í comen-
andaluz, bien puede imaginar en qué t e r m i n ó esta escena: un chato de zó una espera que m u r i ó muchos años después en el patio de una vieja
buen Jerez, y ciento catorce recomendaciones sobre los detalles del a- casa del barrio de Santa Cruz. Tuvimos un desencuentro. 1924. Regresó
n u n c i o , redactado en la vecina tasca. Quedó así: "Almacenes Algarín usted a mi ciudad, pero y o estaba en el norte —San Sebastián— con mi
Hermanos. Lineros, 1 . Cuellos, puños, camisas, corbatas, ligas, tirantes. familia. Entonces, no sólo por esto, sino por muchas otras cosas que no
Impermeables ingleses." Perdone usted que me extienda t a n t o en esto, interesan ahora, descubrí que la felicidad para m í estaba en el sur. ¿Re-
pero fue m i único aporte a la revista. . . cuerda aquella serie de artículos de Cansinos sobre el " S u r " ? "Para de-
fenderse de la aridez, y o e x p r i m o la esponja empapada en dulzuras de
Usted llegó antes de su llegada. Quiero decir, y o lo esperaba. Un po- mi corazón del sur."
co porque era mozuela, h o m b r e , y en mi casa había un balcón con ge-
ranios. O t r o poco por curiosidad sociológica. Los pocos argentinos que Ahora que tengo en mis manos su l i b r o , gracias a la gentileza de
entonces llegaban a Europa, venían con idéntico equipaje: un acento Francis, me pregunto si su " s u r " es igual al m í o . Si galopando por esa
arrobador, mucha prestancia varonil y un creimiento de sí que se con- "llanura casi m a r í t i m a " alguna vez evocó usted los rincones sevillanos
vertía en tema obligado de toda reunión social. que nos fueron comunes. Si alguna vez me evocó a m í .

¿Recuerda usted a su paisano José Revello de Torre? Publicó un No le entretengo más. Gracias por estos recuerdos. H u m o de los re-
artículo llamado " E l Cerro N e v a d o " , que era como llamaban a una cuerdos. Hogueras de los años mozos. Siento que voy envejeciendo: em-
montaña que tenía o t r o nombre de a l l í , de su tierra. Debajo de la f i r m a , piezo a paladear el sabor de la ceniza.
se declaraba " a r g e n t i n o " . Fue en el número del 20 de septiembre de
1919. Me acuerdo porque es el día de mi santo y mi hermano lo comen- (Fuente y transcripción de Zulema González)
t ó a la hora de comer. Sonriéndose, claro está. Y había algunos más. . .
Déjeme hacer memoria. Sí, o t r o que se llamaba Jacques Edwards, o
algo así. Ahora que lo pienso me parece que era chileno. Pero es lo mis-
m o ¿no? Este más que de creído tenía fama de dandy. No era para me-
nos: había publicado una novela, en París, en 1913. Se llamaba " L a cu-
na de Esmeraldo".

O t r o de sus paisanos publicó una poesía, larga poesía, titulada " H i m -


no al m a r " . ¿La recuerda?. . . " E n la ceniza de una tarde terciaria vibré
por vez primera en t u seno. . . " S e la dedicó a Adriano del Valle, redac-
tor-jefe de la revista. Curiosamente, este mozo era algo apocadillo. Se
llamaba Jorge Luis Borges.

Pero el más guapo de todos era usted. La primera vez que nos vimos
fue el 2 de mayo de 1919. Nos encontramos en la redacción de " G r e -
c i a " , calle del A m p a r o , 2 0 . De allí partimos al Salón de Actos del A t e -
neo Sevillano. Era la fiesta del " U l t r a " , primera velada organizada sobre
las nuevas tendencias poéticas. Nos miramos una vez mientras Pedro
Luis de Gálvez leía unas cuartillas. Dos veces mientras Pedro Gargias
recitaba poemas de Guillaume A p o l l i n a i r e , Cansinos Assens, Adriano
del Valle. Cuatro veces al tiempo que Miguel Martínez Romero leía la
'Canción del a u t o m ó v i l " de Marinetti y otras poesías. . . Cuando Pedro
Gargias cerró el acto con palabras dirigidas a Cansinos (al que si mal no
recuerdo llamaban el Condestable del " U l t r a " ) , y o ya no podía levantar
la mirada del suelo, mejor dicho de mis zapatos. Eran blancos y un po-
q u i t í n incómodos. Para utilizar términos de versificación, le diré que
nos quedamos entre estrofa y estrofa, en el espacio blanco de un poe-
ma, en el silencio. Dolorosamente para siempre, en el silencio.

Pocos días después empezó la Feria. Camino de la casa de Xavier


Bóveda, usted contempló un espectáculo inusual: la ciudad estaba de-
sierta. Porque esa tarde en Sevilla, Belmonte toreaba en la Maestranza.
Le vi llegar a la plaza para la segunda corrida, en compañía de Xavier y
creo que de Gerardo Diego. Usted se q u i t ó el sombrero para saludar-

50
UNA EDITORIAL ARGENTINA
AL SERVICIO DE
LA CULTURA IBEROAMERICANA.

LA ULTIMA BRASA, de Isabel Clucellas.


Apasionante novela histórica ambientada
en el Buenos Aires del siglo pasado.
NUEVAS TECNICAS DE ACTUACION
DRAMATICA, de Juan Rossi Vaquié.
(Para actores y directores de puesta en
escena). Los antecedentes profesionales
Literatura y situación nacional: Di Paola - Gus- del autor avalan esta importante obra
mán - Lafforgue - Sarlo - Sasturain / Reportaje a didáctica.
Juan José Saer / Asis y los buenos servicios por
Roberto Fogwill / Informe para una Academia LA CALLE DE MUNDO, de Amalia Sán-
(Argentina de Letras) por Jorge Perednik / Lec- chez Sívori. Buenos Aires se hace prota-
tura de Susana Chevasco por Martini Real / Los
gonista de esta novela a través de perso-
najes auténticos.
nuevos / Bibliográficas: Saer, Gandolfo, Martínez.
LA REPUBLICA MUNICIPAL, de Enrique
PROXIMO NUMERO - OTOÑO 1984 Gabriel Orquín. La sociedad que será
germen de un nuevo mundo deberá par-
tir del módulo esencial e imprescindible
que es la comuna.
FILOSOFIA, SUBJETIVIDAD Y EXIS-
TENCIA, de Eduardo Jorge Vidiella y
otros. El autor diripió a los integrantes
de una unidad académica de la Universi-
dad de Buenos Aires.
APROXIMACION A LA NOVELISTICA
DE SABATO, de Lidia Balkenende. Este
estudio sintetiza un punto de vista no
muy frecuentado por los exégetas de la
N° 2 - Marzo 1984 obra de Sábato.
Los géneros menores TIEMPO DE INDIAS, TIEMPO DE BUE-
NOS AIRES, de Alberto M. Salas. Anto-
logía de la obra de un autor que, con
Reflexiones sobre una trayectoria marginal. Los
igual maestría, maneja los temas históri-
géneros menores. cos y la parte creativa.
Una causa perdida. Las causerie de Mansilla.
El epistolario de Macedonio Fernández. ESTRUCTURA DEL MIEDO. NARRATI-
La autobiografía de Victoria Ocampo. VAS FOLKLORICAS GUARANITICAS,
Trabajos de: Alfredo V. E. Rubione, Alan Pauls,
de Martha Blache. Significación de las
narraciones folklóricas en la sociedad pa-
Adriana Rodríguez Pérsico, Nora Domínguez,
raguaya actual.
Mónica Tamborenea, Renata Rocco-Cuzzi.
Reportajes a: David Viñas, Elvio Gandolfo, Jose- Viamonte 1755 -1055 Buenos Aires
fina Ludmer. Tel. 44-6605/6694/6788
Ficción: En el punto inmóvil de Alan Pauls.
Reseñas.

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